CAPITULO 14. JUNTOS
Unos minutos más tarde Kagura había llegado al punto de encuentro. Escondida detrás de un auto veía como el grupo de maleantes se adentraba en el edificio llevando consigo a Hijikata, herido, esposado y con su rostro cubierto. Yoshida, el hombre que en ese momento estaba encargado del intercambio entró al edificio junto a 2 de sus hombres además del vicecomandante, mientras el resto aguardaba en la entrada. Kagura y su compañero rodearon la estructura en ruinas; ya que no contaban con un plan muy elaborado trataba de maquinar alguna estrategia rápida. Solo debía asegurarse que el intercambio se llevara a cabo con éxito, para luego encargarse de esos hombres. Eran pocos así que esperaba que no fuera tan difícil, además los policías del Shinsengumi eran muy fuertes por lo que la posibilidad de que salieran victoriosos parecía alta.
El auto del Shinsengumi finalmente arribó al punto de encuentro y sus tripulantes se bajaron. Uno de los hombres que vigilaban la entrada entró a avisarle al resto y a su regreso los recién llegados fueron guiados al interior para su reunión. Al percatarse de ello, Kagura entró al arruinado edificio. Lo que el grupo de Kondo había pasado por alto fue que su enemigo no buscaba solamente la liberación de Kankuro, sino además buscaba redención, por su líder y demás compañeros caídos. De no haber existido la posibilidad de intercambiar a Hijikata por uno de los suyos, indudablemente lo hubieran matado con el único fin de conseguir venganza.
-Al fin llegaron, salgamos de esto. - Mencionó Yoshida.
-Bien. Kankuro ve. -Ordenó Kondo.
-Ve con los tuyos Vicecomandante. -Habló nuevamente Yoshida dándole un empujón al pelinegro.
-Señor... Es bueno verlo. - Dijo uno dirigiéndose a Kankuro mientras este solo asentía como saludo.
-Nos veremos pronto señor Comandante. Nunca pensé que sería tan fácil negociar con Kondo Isao. Supongo que ese hombre es muy importante en su organización, lamentablemente es una lástima no haberlo matado con mis propias manos. - Yoshida rió con malicia. -Tambien hubiera sido gratificante haber acabado con esa Yato de cabello naranja, ella y ese hombre nos quitaron a muchos de los nuestros en aquella ocasión, aunque se que ambos no se fueron ilesos. -Señaló a Toshiro.
-No creo que puedas hacer algo contra ella, además tampoco volverás a tomarnos a sorpresa ni a ella ni a mi, maldito. - Respondió Hijikata enojado ante la mención de la Yato.
El grupo del Shinsengumi caminaba a paso firme y ahora más notablemente tensos ante el próximo enfrentamiento que sabían ocurriría. Al acercarse al auto soltaron rápidamente las manos de Hijikata.
-Toshi debes estar alerta. Yamazaki habla con los policías que están a 2 cuadras de aquí. Que busquen si hay otros vigilando y se encarguen de ellos. No podemos permitir que tengan más refuerzos. Que se adelanten. -Ordenó el Comandante.
-Hai Kondo- san.
-¿Están locos?. ¿Tienen algún plan ya?. Esto se ve muy improvisado. - Inquirió Hijikata en voz baja.
-Solo debemos esperar la señal. Toma, empuña tu katana. No los dejaremos ir de aquí. - Habló Sougo.
-¿Señal?. ¿De quién?. - Preguntó mientras ajustaba la katana envainada a su cinturón.
El grupo de Yoshida y Kankuro, se acercaba a sus autos con caras complacidas ante la aparente victoria, más sin embargo la felicidad les duraría poco. Uno de ellos ya se encontraba cerca del auto cuando unos disparos se oyeron y algún tipo de proyectil hizo explotar el vehículo en pedazos ante la mirada atónita de los terroristas.
-Ya estoy aquí, idiotas. Creí que tambien querían verme. Ustedes no son los únicos que quieren venganza. - Habló Kagura mientras se acercaba con el policía que la trajo.
Cerca de allí, Sougo miró al vicecomandante con una media sonrisa pícara. - Esa es la señal Hijibaka. Vamos. -Todos salieron corriendo hacia el sitio del estruendo.
-Pero... ¿Qué demonios hace Kagura allí? - Señaló Hijikata confundido.
-Ella es quien nos dio la 'señal'. Ahora solo hay que acabar con esos tipos. El plan es arrestarlos pero si nos defendemos y mueren tampoco hay problema. ¿Verdad Kondo-san?.
-Hai, Hai... Eh digo, solo vayan por ellos y arrestenlos, traten de hacer solo eso pequeño sádico. Hijikata sé que estás herido, así que solo pelea si es estrictamente necesario.
-La Yato... ¿Eh?. El Shinsengumi traicionó nuestro acuerdo, el trato era el intercambio y vienes a atacarnos... Ahora lo pagaran. Esto lo arreglaremos de una vez por todas. -Amenazó Yoshida.
-Te equivocas, yo no soy del Shinsengumi. Ellos no te han traicionado. Ahora soy una simple civil y empleada de la Yorozuya que acabará con ustedes. - Respondió Kagura en tono altanero.
-Pagarás por la muerte de nuestro líder. Encarguense de ella. - Ordenó Kankuro.
Yoshida se abalanzó intempestivamente tratando de cortar a Kagura con su katana, más fue interceptado por su parasol. El enojo que la chica sentía por ellos crecía cada vez más, no soportaba la idea de ver a Hijikata herido o muerto por ellos. Sentía que debía detenerlos de una vez por todas, o de lo contrario jamás volverían a estar en paz.
¿Llegaron refuerzos?. - Se dijo a si misma al ver a 3 hombres bajar de otro auto y unirse al resto.
Del grupo de los 8 hombres, 1 se encontraba herido y yacía tirado en el pavimento, ambos bandos ya se encontraban peleando. Mientras Kagura se enfrentaba a Yoshida, Kondo luchaba con Kankuro, Hijikata, Sougo, Nobume, Shimaru y Yamazaki se concentraban en el resto.
En el campo de batalla improvisado a las afueras de Edo solo se escuchaba gritos, explosiones y el sonido de choque de katanas. La mayoría de los contrincantes ya habían caído dejando a Kankuro, Yoshida y un par de sus hombres aún en la lucha.
En un momento Kagura pudo llevar la ventaja al disparar hacia la mano de su contrincante haciéndole soltar el arma de su agarre, y luego de esto la Yato le propinó un puño en la sien, dejándolo inconsciente de inmediato.
Kankuro ahora era enfrentado por Kondo y su vicecomandante, mientras se esforzaba por bloquear ferozmente cada ataque siendo acorralado. Viendo que su derrota era inminente se concentró en al menos exterminar a uno de los 2 hombres del Shinsengumi. Sabiendo que Hijikata se encontraba debilitado aun, desde el día de su enfrentamiento en el puerto, enfocó sus energías restantes en él. De repente intentó correr tratando de empujar a Kondo en el camino y ganar tiempo para cortar a Hijikata, hiriendole en el brazo izquierdo, aun cuando intento esquivarlo. Mientras esto ocurría Kondo embistió y apuñaló finalmente a Kankuro por la espalda.
Del bando enemigo pocos fueron los sobrevivientes, uno de ellos Yoshida. El encuentro llegó a su fin unos minutos después, los heridos y fallecidos fueron atendidos y trasladados. Más tarde los policías tuvieron que lidiar con mucho papeleo e informes sobre lo ocurrido mientras Hijikata era atendido en el hospital y Kagura lo acompañaba.
-Oi, Kagura... No era necesario que fueras a ese lugar. Si hubiera pasado lo de la última vez o algo peor... - El pelinegro se quedó callado imaginando tal escenario, mientras acariciaba la mejilla de la chica.
-Tranquilo Toshiro. No pasó nada, todo salió bien. Estos son solo rasguños, ya habrán desaparecido mañana. Además, ¿Crees que después de enterarme de lo que te pasó me quedaría tranquila? Tu habrías hecho lo mismo.
- Una y mil veces lo haría. Es solo que me sorprendió mucho al verte allí. Fue una locura... Gracias por ir en mi ayuda.
-No hay nada que agradecer. Supongo que es el tipo de locuras que se hacen por amor. Jajaja
-Supongo. - Sonrió Hijikata. - Entonces me amas, ¿eh?
-Claro tonto, ¿Acaso aún lo dudas?.
-Un poco. Tendrás que demostrarlo con un beso.
-Eso no tienes que pedirlo. - Sonrió Kagura mientras se acercaba al pelinegro uniendo sus labios a los suyos dulcemente.
-¿Te convencí?
-Solo un poco... - Dijo Hijikata con una sonrisa. - Yo también te amo Kagura. No quiero perderte, nunca.
-Yo tampoco quiero eso.- Le respondió Kagura sonrojada mientras acariciaba su rostro.
-Por cierto, hay alguien a quien debes conocer. Quizás te alegre saber que gané nuestra apuesta.
-¿Eh?. Con que es niña. Lástima, perdí. - dijo fingiendo su decepción.
-Si. Se llama Sakura. Anego y la bebé mañana saldrán del hospital. Una vez que te den el alta también iremos a verlas.
También... Estaba pensando que te fueras a mi casa, para cuidarte mientras te recuperas.
-¿¡Q-qué!?. ¿Estás segura?. Si tu papá se entera de algo así no creo que se lo tome muy bien.
-Eso no me importa, ya te lo he dicho. Además tengo 20 años ya. No le veo problema. Solo dime, si o no.
-Bueno... No lo sé. Supongo que no tengo problema... Además solo será mientras me recupero.
-Claro, claro. Bien, te voy a dejar un rato. Iré a ver a mi nueva sobrina unos minutos. Luego iré a casa a buscar algunas cosas y regresaré al atardecer.
-Hai. Cuídate. Oye ¿Puedes conseguirme unos...
-Ah no, ni creas que vas a fumar. Aquí no. Quiero que te mejores pronto. Deberías pensar en disminuir la cantidad de nicotina, poco a poco hasta que lo dejes. - Kagura le dio un beso de despedida, y caminó deteniéndose en la puerta.
-No te lo digo por molestarte, es solo... Que quiero que me dures muchos años más. Y mejor que estés saludable para eso.
Hijikata le sonrió y asintió en respuesta. - Lo pensaré. - Dijo mientras veía a la Yato salir finalmente de la habitación.
Un par de días ya habían pasado y Otae, Kondo y la pequeña Sakura estaban ya de vuelta en casa, disfrutando el inicio de su nueva vida en familia. Hasta ahora habían sido visitados por los más allegados, deseosos de ver a la pequeña, Kagura se dividía durante el día entre el hospital y un par de horas para ver a su sobrina; ella encantada la atendía mientras los nuevos padres tomaban un descanso, y Gintoki y Shinpachi se encargaban de la Yorozuya sin ella por unos días. Afortunadamente la ayuda no había faltado, aunque Kondo se encargó de atender a su esposa e hijas la mayor parte del tiempo.
-Ne, Kagura... ¿No crees que es la niña más hermosa de todas?.
-Claro que lo es Gori. Salió a su madre.
-Aún me parece increíble... Hace unos años atrás soñaba con todo esto, y lo veía tan inalcanzable. Y ahora que lo tengo todo... Superó todas mis expectativas.
-Ninguno de nosotros llegó a pensar que Anego finalmente se fijaría en ti... Jajaja, pero lo hiciste. Sé que has sido bueno con ella, y eso me tranquiliza. Sé que son felices y se lo merecen.
-Gracias, China... Oye, ¿Y cómo van las cosas con Hijikata? Sé que a veces puede llegar a ser un gran terco, pero se nota que le importas mucho. El de verdad te quiere.
-¿Tu crees Gorila?
-Ja, pues claro. Cualquiera puede verlo. Espero que ustedes puedan encontrar la felicidad juntos. Creo que ambos son una buena influencia para el otro, se complementan bien a mi parecer.
-Gracias Gorila... Oí, espera ten cuidado, no seas muy rústico, animal del monte. - Se quejó Kagura mientras Kondo hacia eructar a la bebé.
-Tranquila no soy rústico, yo soy cuidadoso. Además ya lo he hecho varias veces.
-Eso espero. Oye... Es hora de retirarme. Debo regresar al hospital con Toshiro, ya son casi las 5:00pm. Despídeme de Otae.
-Claro... Ah si ¿Es cierto que mañana le dan el alta?.
-Si y déjame decirte que no trabajará hasta que esté completamente recuperado. De hecho, yo cuidaré de él durante ese tiempo.
-Vaya que se aman. ¿No será difícil para ti ir todos los días al cuartel y a la Yorozuya?
-Claro que sería difícil. Por eso vivirá en mi casa mientras lo cuido.
- ¿Qué?... Bueno. Supongo que está bien, siempre y cuando tu padre no se entere. No quiero que Hijikata muera después de todo lo que pasó.
-Aghh. Tranquilo baka. Eso no pasará. Además así podré intentar que deje de fumar, aunque sea que disminuya su consumo.
-Jajaja buena suerte con eso. Es como si le pidieras que deje su amada mayonesa.
-Solo con un vicio es suficiente. Prefiero la mayonesa al cigarrillo.
-Pues, si logras hacerlo tendrás mis respetos. Quizás como su novia, y ahora viviendo juntos puedas emplear algunas "tácticas" para persuadirlo. -Bromeó Kondo mientras alzaba sus cejas con algo de insinuación.
-¿Ahh? De qué hablas Gorila pervertido... Mejor me voy. Hablamos luego.
-jajaja está bien. Pero es la verdad, piénsalo. Obtendrías resultados más fácilmente y más rápido.
-¡Cállate!.
...
En la solitaria habitación de hospital donde se encontraba, Hijikata esperaba por Kagura; la impaciencia que sentía los últimos días por salir de ahí ya lo estaba hartando, aunque no se quejaba porque la chica Yato lo acompañaba casi todo el día. A pesar de que aún estaba nervioso por la idea de compartir casa con ella, no podía negarse que lo ansiaba. Luego de la experiencia cercana a la muerte que experimentó, Hijikata se había propuesto pasar el mayor tiempo con ella y disfrutarlo al máximo.
Aun tenía pendiente el asunto de la apuesta con su novia, por lo que estaba preparando la manera correcta de hacerlo, maquinaba en su mente aunque aun no estaba seguro del cómo. Mientras tramaba su plan en su cabeza, recordó la última conversación que había sostenido con Umibouzu antes de irse de la Tierra, por lo que ahora se encontraba escribiéndole una carta. Debía aprovechar la ausencia de Kagura, ya que estaría regresando en una hora aproximadamente con él.
-Espero que a ese viejo no le dé un infarto cuando la lea. - Se decía el vicecomandante a sí mismo mientras cerraba el sobre.
-Yamazaki, ¿Dónde estás?. -Preguntó por su teléfono al policía.
-Aún en el hospital señor, ya estoy saliendo. Tetsunosuke vendrá en un rato a suplirme. ¿Necesita algo?.
-Eh, sí. Necesito enviar una carta. ¿Puedes hacerlo por mí?
-Claro. Ya voy para su habitación.
-Bien.
Unos minutos después Yamazaki recibió el encargo de su jefe, sabía que la oficina de correos aun estaría abierta por media hora más así que se apresuró a llegar al lugar. Kagura por fin llegó al atardecer nuevamente al hospital, teniendo como tarea preparar todo para la salida del pelinegro al día siguiente. Además de eso, tambien debía ocuparse luego de trasladar algunas de las cosas de Hijikata hasta el que sería su nuevo hogar por los próximos días o eso ella creía. Lo que aun desconocía es que dentro de poco tendría que tomar una decisión muy importante para su vida y la del vicecomandante, y que además su padre estaría involucrado de cierta forma. Ya entrada la noche, finalmente fueron a dormir.
-Buenos días, sr gruñón. Ya es hora de levantarse.
-Buenos días. Si, no veo la hora de salir de aquí.
-Sí, yo tampoco. Necesitamos descansar mejor; sobre todo tú.
El pelinegro solo asintió mientras se movía para estirarse y hacer sonar su cuello.
-El doctor dijo ayer que vendría a las 9 am. Falta una hora, así que hay que empezar a prepararnos. Luego iré por algo para desayunar.
-Hai... Kagura. - Llamó Hijikata
-¿Sí?.
-Gracias por todo, por estar conmigo todos estos días y ayudarme. Espero recuperarme rápido o me vas a malacostumbrar.
Kagura reía en respuesta. - No te preocupes. Por mí no hay problema. Es natural para mi hacerlo. Sé que tu tambien lo harías por mí.
La pareja hizo como habían planeado, una hora más tarde el doctor junto a una enfermera llegaron finalmente. Esa mañana para alegría de ambos salían del hospital y Kondo los esperaba en la entrada para llevarlos. Una vez en casa de Kagura, los 3 hablaron un rato y compartieron un café.
-Oi Gori, gracias por traer las cosas de Hijikata por mí.
-Tranquila, no hay problema .
-Ne Toshi, considera este tiempo de reposo como unas vacaciones, disfruta este tiempo sin trabajar. No hay afán, tu puesto estará esperándote a que regreses.
-Hai, Hai. Veré en que ocupo mi tiempo.
- Bueno, yo los dejo por ahora. Debo ir al cuartel. Pronto vendré con Otae y Sakura a visitarlos.
-Está bien, los espero. Son bienvenidos siempre. Hasta luego Gorila. - Dijo Kagura despidiendose.
Luego de despachar a su visita, Kagura se disponía a acomodar las pertenencias de Hijikata en la habitación principal, además quería que el empezara a sentirse cómodo, como en su casa.
-¿Kagura dónde me quedaré?
-Pues en esta habitación.
-P-pero, esta es la tuya... ¿Estás diciendo que dormiremos juntos?. - Ambos cruzaron miradas y se sonrojaron ante esa última pregunta, aunque Kagura trataba de no darle importancia.
-Pues claro Toshiro. Esta habitación es más cómoda que la otra. Además así puedo estar más pendiente de ti. No te preocupes, la cama es lo suficiente grande para los dos.
-Si lo sé. (Pero ese no es el problema. - Pensaba). ¿Estás segura de esto?.
-Que sí... cálmate. No hay problema.
-Bien. Oi... ¿Crees que pueda fumar un cigarrillo ahora?.
-Ehmm... Está bien. Has aguantado mucho y lo reconozco. Te los buscaré, creo que Kondo guardó unos por allí.
Unos minutos después ambos se encontraban en la sala, Hijikata se tomaba su tiempo disfrutando del tan anhelado tabaco que desde hace unos días no tenía la dicha de probar, mientras Kagura simplemente lo admiraba en silencio a sus espaldas. De pronto, la chica sintió el deseo de levantarse y caminar hacia él abrazándolo por su espalda.
-Kagura...
-Me siento muy aliviada ahora, tenerte así es muy reconfortante.
-Lamento haberte preocupado. Todo estará bien.
-Eso no fue tu culpa. Es solo que no quiero que nada ni nadie me separe de tí. -Dijo con el corazón latiendo mucho más rápido.
-Así será. - Le dijo con una sonrisa, Kagura asintió con su frente aun posada en su espalda.
...
Era un día raramente tranquilo para el hombre Yato que salía justamente de la oficina de correos en un planeta no muy lejano a la Tierra, mientras volvía nuevamente a la nave de su hijo. Habían hecho un viaje juntos relativamente corto los días anteriores por lo que aun no se despedían. Aunque le agradaba recibir noticias del planeta donde vivía su hija menor se extrañó al ver que la carta no venía de parte de Kagura sino de Hijikata. Al instante pensó que algo malo había ocurrido como para que se comunicara con él, trayendo a su mente lo que le dijo cuando se despidieron un tiempo atrás en el Shinsengumi.
-Ah, con que una carta de la Tierra. ¿Que dice Kagura?. - Preguntó Abuto mientras se sentaba al lado de Umibouzu.
-Aun no la leo, pero no es de Kagura.
-Bien, veamos que me cuenta mi futuro "yerno". - Pensó el hombre
Sr. Umibouzu
Primeramente le envío saludos cordiales a usted y a los suyos. Espero que todos se encuentren bien. Puedo decirle que su hija lo está, yo actualmente me estoy recuperando de un enfrentamiento que tuvimos hace un par de días, desgraciadamente fui secuestrado y si no fuera por su hija y los del Shinsengumi quizás no estaría contándolo. Estoy muy agradecido con ella, acudió en mi ayuda tan pronto se enteró.
Creo que su hija es una mujer increíble, y de un gran corazón. Eso no lo pongo en duda jamás. En fin, además de eso hay 2 cosas más importantes que quiero comunicarle, antes de que se entere por otro lado.
La primera es que al salir del hospital me mudaré con Kagura, solo por unos días. Ella quiere acompañarme mientras me recupero completamente, y la verdad no puedo negarme. Espero no le moleste, pero es la verdad.
La segunda es que estuve pensando en mi relación actual con ella, y en lo que usted me dijo la última vez que nos vimos. Quiero aprovechar todo el tiempo que me quede junto a ella; es por eso que quiero pedir la mano de su hija en matrimonio, y contar con su presencia y bendición el día en que lo haga; sé que Kagura sería muy feliz. Además creo que es lo correcto.
Yo le estaré avisando la fecha que elija para eso, espero que sea pronto. Por ahora solo quería mantenerlo al tanto, para que no lo tome por sorpresa ni a usted ni a Kamui .
Sin más que agregar, me despido.
Hijikata Toshiro.
-Pero, ¿Qué?. No puedo creerlo.
-¿Qué ocurre?. - Preguntó Abuto mientras Kankou le pasaba la carta. Unos segundos despues de leerla se la devolvió.
-Vaya. Crecen tan rápido. ¿Usted está de acuerdo?
-Pues no me agrada mucho la idea de que vivan juntos, pero supongo que es normal ya que son pareja. Además el tiene intenciones de casarse con ella, supongo que era algo inevitable. - Dijo Kankou tratando de convencerse.
-Entonces supongo que el tipo le agrada, de lo contrario hace rato que estaría muerto. Aunque conociendo a su hija no es sorpresa que eligiera a un humano en vez de un Yato.
-Sí, era algo que temía. Pero no creo que sea un mal tipo después de todo. Ahora solo toca aguardar a que me avise la fecha en que le pedirá matrimonio y viajaremos hasta allá.
-Si, ¿Debemos llevarles regalos o algo así?.
-No lo sé supongo. Igual cada vez que la veo le llevo algunos.
-Abuto, tú cuentale a Kamui, no tengo ganas de seguir hablando de eso. - Dijo mientras se levantaba para ir a su habitación tratando de asimilar toda la información.
-Hai. No se preocupe por todo este asunto. Es algo normal.
Algunas semanas habían transcurrido desde que Hijikata comenzó a vivir en casa de Kagura, ahora cerca de la fecha de su cumpleaños el pelinegro ya gozaba de buena salud y había retomado su empleo. Una semana antes de su día, el pelinegro había tomado una decisión muy importante, había escogido la fecha en que al fin le propondría matrimonio a Kagura, por lo que decidió avisarle al fin a Umibouzu para que estuviera presente. El sabía que Kagura pensaba hacer una pequeña celebración en su honor en el Shinsengumi, por lo que pensó que sería una buena ocasión.
El tiempo que habían vivido juntos hasta ahora pasó sin ningún inconveniente, disfrutaba dormir y despertar junto a Kagura cada mañana. Verla salir de la ducha con su cabello húmedo, arreglarse, disfrutar una comida juntos, se habían convertido en la rutina mas agradable para Hijikata. Desde que llego a esa casa tuvo que luchar contra él mismo, y con el hecho de que Kagura decidiera que compartieran habitación y además su cama. Aunque sabía que tarde o temprano dejaría de ser inmune a sus encantos, quería hacerlo en el momento correcto, además estaba de por medio su recuperación.
Cada momento juntos desbordaba dulzura, amor, aprecio. Con cada caricia y beso que compartían se sentían cada vez mas unidos, y en algunas ocasiones una situacion así hacía subir los niveles de temperatura de ambos. Pensar en todo esto en las horas de trabajo no era algo conveniente para el vicecomandante, quien se sorprendía a si mismo recordando con anhelo cada momento vivido junto a Kagura, y ahora ante los próximos planes que tenía para ellos.
Mientras cada uno se encontraba en su respectivo trabajo, el segundo día de mayo llegó, y con él una peculiar familia de Yatos se alistaba para su salida a la Tierra. Los preparativos del cumpleaños de Hijikata ahora se resumían en comida y bebidas, y la mayoría de sus amigos y conocidos habían colaborado en todo. Aunque solo la familia de Kagura sabía sobre las intenciones de Hijikata, el vicecomandante tenía la intención de informarle a un par de hombres más. Por ello, ahora que Kagura estaba ocupada fuera de la Yorozuya, el futuro festejado se encontraba saliendo hacia la casa de Gintoki, preguntándose como recibirían la noticia.
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