Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer.

Capítulo 22

Edward

Nunca vas más lento que cuando tienes prisa.

El tráfico estaba insoportablemente lento, lo que era normal en hora pico en la ciudad. Debí haber usado el metro como tantas veces lo usaba, sin embargo se me había hecho fácil conducir con la idea de regresar pronto a casa.

— ¡Maldita sea! —golpeé el volante mientras miraba los vehículos detenidos por completo.

— Edward, necesitas calmarte —dijo Bree acompañándome en el asiento copiloto—. Nunca te había visto tan alterado, no tú, que eres una persona tan rígida que parece que nada lo daña.

La miré de reojo.

En mala hora acepté que se subiera al auto y me acompañara.

»Edward, te gustaría explicarme, ¿cómo llegó Bombón a tu vida? Porque es obvio que no es tu hija.

— Es hija de Carlisle.

— Ah, entiendo, lo que no comprendo es porque está con ustedes.

— Mi hermano y su esposa murieron en un accidente de tráfico y la niña se quedó con nosotros. Bella y yo decidimos adoptarla.

— No sabía que Carlisle… cuanto lo siento, Edward.

— Sí, ha sido difícil —encogí mis hombros sin dejar de conducir cuando los coches avanzaron.

— Quiere decir que si hubiéramos seguido juntos posiblemente ahora estaríamos casados, ¿no crees? Nosotros seríamos los padres de la niña.

— No creo —respondí secamente. ¿A qué venía su ejemplo?

— Pero si tú y Bella solo están casados por la niña, entre ustedes no hay nada.

— Es mi esposa —articulé—, en toda la extensión de la palabra. Estoy enamorado de Bella.

Por la periferia de mi ojo derecho pude ver que ella inclinaba su rostro mirando su regazo con mucho desánimo.

— Sé que nunca te dije lo monótono que se habían vuelto nuestras vidas juntos —habló después de un largo silencio—. Nuestras horas laborales cada día nos iban consumiendo hasta el grado de alejarnos, todo se volvió rutina y tuve miedo seguir.

— Pensé que era porque te habías enamorado de otro —respondí sin emoción.

— Edward, no puedes negar que nuestra relación se estaba hundiendo.

— Lo hubiéramos hablado y tratado de arreglar.

— Estabas tan enfrascado en el trabajo que no me ponías atención, me olvidaste, Edward.

— ¿A qué viene esto, Bree?

— Es injusto que te hayas casado.

— ¿No estás hablando en serio?

— Te olvidaste de mí, de nosotros.

Reí. Lo hice por la manera en que ella me reclamaba, me había dejado por otro y ahora era ella quien reclamaba que la olvidé y que fui el culpable de que nuestra relación fracasara.

Estacioné frente al edificio, apagué el motor y salí a toda prisa. Olvidándome de ella, necesitaba saber que Bella y Lili estaban bien. Estaba por cruzar las grandes puertas del edificio cuando escuché sus tacones resonar y volteé,

— Lo siento, Bree. Prefiero entrar solo, no es prudente que me acompañes hasta el lugar que comparto con mi esposa.

Bree sacudió la cabeza.

— Quiero ayudar.

— No hay razón. Adentro están Bella y Lili, por favor, déjame resolver esto —di media vuelta y corrí hacia adentro.

Bree no tenía cabida en mi vida.


Bella

Empecé a respirar más hondo para así lograr calmar mis nervios. En mi cabeza había una avalancha de dudas que corrían por segundos, no sabía si llorar o simplemente gritar y obligar a Leah que dijera lo que sabía.

Había tantos posibles escenarios; bien podía tratarse de un acoso hacia mi hermana o un sucio plan para quitarles a Bombón. Cualquiera de las dos conjeturas eran para dañar a Esme, ¿la razón? No la sabíamos.

Pero podía darme una idea que Leah era solo la carnada. Así como lo había sido de nosotros. Me sentí un poco mal con solo pensar en que al final de cuentas también habíamos abusado de su vulnerabilidad para obtener un beneficio.

— Debo irme —susurró llevando las manos a su cabello, dejándome ver la pequeña herida que se había hecho en la frente al golpearse contra la pared.

La seguí. Ella seguía descontrolada y no hacía más que caminar sin sentido fijo, de pronto se detuvo, mirándome como si me desconociera.

»A esa mujer la he visto aquí —señaló con su índice— recuerdo haberla visto salir de este lugar. Es una pelirroja, sí, es una pelirroja la amante de Sam.

Victoria. Ella hablaba de las fotos con Sam.

— No sé de qué hablas —me hice la desentendida—, pero puedes quedarte aquí, no tienes porqué irte.

Necesitaba tiempo para que Edward llegara.

Leah se acercó peligrosamente y me sujetó con fuerza por los hombros. En sus ojos reflejaba el enojo, furia y desilusión; era obvio que sus emociones estaban a flor de piel.

— Eran amantes.

— Esa mujer que dices no es mi hermana. Esme era de complexión menuda y de cabello castaño, igual al mío. ¡Obsérvame! —Necesitaba que reaccionara y que volviera a la realidad, pero entonces estrechó sus ojos, recorriendome.

— ¿Sam se te ha acercado? —preguntó con un movimiento brusco de mis hombros—. ¡Dime!

— ¡Sam estaba interesado en mi hermana! —le grité—. ¿Por qué lo permitiste?

— Porque yo perdí un bebé y no quería perderlo a él —susurró dejándome helada.

En ese instante sentí compasión por ella. Tal vez no era una mala mujer cómo supuse, solo parecía vivir un duelo agónico que la marcó y la hizo manipulable.

— ¿Cómo murió tu bebé? —pregunté curiosa.

Sus lágrimas cayeron y su mirada se mantuvo pérdida, lejos del presente. Sus dedos se aflojaron hasta dejarme libre, fue que ella caminó de nuevo hacia el ventanal y se sentó ahí, abrazando sus piernas.

Quería odiarla, echarla de casa y que se fuera. Desquitar mi coraje con ella por haber sido unos completos locos contra mi hermana, quería estrujar su cuerpo y hacerla pagar. Luego mi serenidad parecía llegar a mí y comprendía que Leah era una víctima de las propias circunstancias.

— Fue un aborto espontáneo —musitó— era mi primer embarazo y mi último. Tenía apenas ocho semanas de gestación… —sonrió débilmente— no podré tener hijos porque tengo un problema en la matriz —confesó— pero Sam me dijo que no importaba, que buscariamos a una mujer que pudiera cargar a nuestro bebé y la eligió a ella.

Suspiré hondamente y me senté en el piso, junto a ella. Leah parecía haber entrado en una especie de paz en su interior, incluso su voz era suave.

»Él me dijo que se lo propuso y no aceptó. Entonces… —dudó en hablar, incluso guardó silencio por más de cinco minutos— quiso obligarla. La amenazó con hacer de su vida un infierno.

Mis lágrimas cayeron.

Podía imaginar todo lo vivido por Esme y provocaba una dolorosa impotencia que dolía.

— Por favor —le dije suplicante— puedes darme las conversaciones donde Sam planeó todo, lo necesito.

Eran las únicas pruebas que tenía contra él, pruebas donde planeaban un secuestro y merecía estar tras las rejas, porque si de algún modo no se lograba comprobar lo de Esme, él de igual forma no merecía estar libre.

— No —ella negó con la cabeza— no puedo.

Puse una mano sobre la de ella y le dio un ligero apretón.

— Lili es hija de Carlisle —lo volví a dejar claro— y ustedes planearon un secuestro, es un delito. Sabes bien que pueden ir a la cárcel.

Leah se incorporó. La calma había desaparecido de su rostro, sus ojos profundos ojos oscuros estaban de nuevo llenos de ira.

— No hice nada —me increpó—. Sam me aseguró que es el padre, ellos se conocieron… después ella tenia una barriga, todo encaja.

Era imposible. Leah continuaba cegada pro ese hombre y nada de lo que dijera la haría cambiar de opinión.

— Solo dame tu celular —extendí la mano— déjame leer los mensajes.

— No soy estúpida —soltó una risa irónica— me quieres engañar.

Sujeté su brazo. No me importó ejercer fuerza y que ella se quejara.

— Eres tan culpable como lo es él —espeté— ustedes acosaron a mi hermana, la hostigaron hasta causar su muerte.

Sus ojos se abrieron ampliamente, mostraba miedo.

— Bella…

Volteamos hacia la puerta donde Edward estaba detenido. Su semblante estaba pálido, no había color en su rostro, se acercó y me envolvió en sus brazos.

»¿Dónde está Lili? —preguntó él—. ¿Están bien?

— Nosotras estamos bien —asentí, tranquilizando su humor—. Lili está en la habitación.

— ¿Qué haces aquí, Leah? —El tono de Edward no fue nada sutil.

Leah reculó algunos pasos y caminó deprisa hacia la puerta que había quedado abierta. Corrí hacia ella, quería alcanzarla y no permitir que se marchara, sin embargo ella salió sin detenerse al escuchar mis gritos porque se quedara.

Exhalé al volver mi vista con Edward. Mis hombros se hundieron en una muestra de derrota.

— No debimos dejar que se fuera —expresé— era nuestra oportunidad y se ha ido.

Edward fue a la habitación donde estaba Lili y la sostuvo en sus brazos para volver conmigo. La niña no mostraba signos de miedo sino que jugaba con su muñecas completamente enajenada del ambiente tenso.

— ¿Por qué la dejaste entrar? —reclamó—. Fue una imprudencia de tu parte, ¿acaso no piensas en el peligro que corren con ella aquí?

Rodé los ojos.

— Leah está tan mal de los nervios, no dudo que sea capaz de echar de cabeza a Sam y contar todo lo que sabe de él —le expliqué—. Te contaré lo que me dijo.

Me senté en el reposabrazos del sofá y conté a detalle lo que había averiguado. Si bien no era mucho, era lo suficiente para saber que Esme no engañó a Carlisle. Y aunque seguían existiendo más dudas sobre ellos, era un hecho que Sam había estado detrás de todo, y era necesario saber si también del accidente que los llevó a la muerte.

Esa noche también llamamos a la señora Cope y le contamos sobre lo revelado por Leah. Ella nos recordó que el accidente según los reportes de policía había sido por pasarse una luz roja, dejando descartado que ellos estuvieran involucrados.

La duda estaba sembrada en mi memoria. Podían haber sido perseguidos y fue el modo que decidieron volarse las señales de tránsito, ellos iban a exceso de velocidad, cuarenta millas más de lo permitido.

Estuvimos pensando varios días, las madrugadas se volvieron nuestras cómplices y nos dedicamos a hablar del tema mientras compartíamos besos apasionados y caricias. Leah desapareció del edificio, asi sin más. Aunque todo cambió una tarde de martes que veníamos llegando al apartamento después de una clase de ballet.

Me asusté al ver a los policías estar detenidos en el pasillo del edificio, caminé con Bombón y apreté su pequeña mano.

— No pueden pasar —dijo uno de los policías—. Está prohibido el paso.

— ¿Por qué? Nosotras solo queremos llegar a casa.

El hombre uniformado miró a Bombón y luego a mí. Comprendí que era algo fuerte para ser escuchado por una niña, la cargué en mis brazos y ella de inmediato escondió su rostro en mi hombro.

— Hemos recibido una llamada de que aquí vive un hombre peligroso —me explicó—, así que no pueden pasar.

¿Peligroso? Mi mente rogaba porque fuera Leah quién habló.

— Peligroso. ¿De qué forma? —indague.

El hombre llevó una mano a mi hombro guiándome hacia afuera.

— Lo siento, señorita. Por el momento no podemos decir más.

Arrugué el entrecejo. No tenía opción, debía buscar a Edward en el consultorio.

Salimos fuera del edificio; el viento golpeó nuestro rostro y la llovizna ligera nos empezó a cubrir, bajé las gradas que nos separaban del piso cuando lo vi, venía caminando junto con un policía.

Apenas me vio y me sonrió.

— ¿Qué está pasando, Edward? —quise saber.

Él se acercó, encargándose de tener a Bombón en sus brazos, me abracé a su torso.

— Bueno, estaba cansado de este sucio juego —me dijo—, lo denuncié por acoso y también por intento de secuestro. Es tiempo de que caiga quien tenga que caer.

Elevé mi rostro y miré una hermosa sonrisa jugando en sus labios.

— ¿Dime que lo han atrapado? —pregunté.


Hola, buenas noches. Aquí les traigo el capítulo prometido, ojalá sea de su agrado y me hagan saber si quieren otro más. ¿Quieren otro capítulo?

*Recuerden que el adelanto del grupo Élite viene en el siguiente capítulo.

Infinitas gracias por sus reviews: Kasslpz, Jade HSos, Maryluna, Claryflynn98, Flor McCarty-Cullen, Diannita Robles, Torrespera172, NarMaVeg, francicullen, Kaja0507, Wenday14, dery 05, Pepita GY, Gigi, Cary, Daniela Masen, PaolaValencia, EriCastelo, LOQUIBELL, Dulce Carolina, Gabby352, Tata XOXO, Jade HSos, sandy56, aliceforever85, ALBANIDIA, jupy, Patty, ShirlyM Cullen, Noriitha, Perla Vianeidy Ramon, piligm, Elizabeth Marie Cullen, Edbell mansen, Valeria Sinai Cullen, marlene28 (bienvenida), Maribel 1925, Cassandra Cantu, Diana, robertsten-22(bienvenida), mrs puff, marisolpattinson, solecitopucheta, JOCPS, NaNYs SANZ, rociolujan, Lili Cullen-Swan, saraipineda44, Lizdayanna, Adriu

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