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Advertencias del capítulo: (Lenguaje soez)

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HILO ROJO

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CHAPTER 27

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MEETING THE PARENTS


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—Ohh vamos Eren, déjala sola un momento — chilló Historia con un gemido.

—Deja de fastidiar enana — se quejó el moreno, mientras tomaba el rostro de la chica que tenía entre sus brazos, y le plantaba un beso que trajo un coro de voces.

—Por Dios Santo… si hubiera sabido que te ibas a robar a Mikasa en cuanto empezaran a salir, jamás habría estado de tu lado — la chica le sacó la lengua.

Eren la ignoró, mientras hundía el rostro en el cabello de su chica. Mikasa se rió entre dientes y permitió que la abrazara. Se encontraba de espaldas a él, apoyada contra su pecho, y parecía bastante cómoda en aquella posición, tanto como a Eren le gustaba tenerla así.

Luego de las clases, todo su grupo de amigos había decidido darse un tiempo de calma al asistir a un karaoke, aunque habría deseado permanecer un tiempo con su pareja.

Habían transcurrido un poco más de seis meses desde que decidieron formalizar su relación.

Estaba enamorado de Mikasa desde que tenia memoria.

Fue desde el primer instante y en cuanto la había conocido, durante su cuarto año de primaria, cuando la chica ingresó a su salón a mitad del año.

Siempre fue muy callada y retraída. Parecía un pequeño pájaro enjaulado, y aún a la tierna edad de diez años, Eren había comprendido que se sentía profundamente sola.

No supo que le llevó a acercarse a ella, a hablarle o a intentar ganar su amistad. Los demás chicos del salón no parecían tener interés en la silenciosa niña y él también había intentado ignorarla o fingir que no estaba ahí, algo mas surgió y tomó lugar dentro de su corazón y pronto, se dio cuenta que, había algo que le impulsaba en su dirección, algo mas fuerte que él, algo mas fuerte que ambos.

Al inicio, la niña ni siquiera se dio por aludida, pero Eren fue persistente y con el tiempo, finalmente obtuvo una primera mirada, luego una palabra y finalmente, una sonrisa.

Ella era tan callada y tranquila, poseía una luz triste en los ojos y una sonrisa tan pequeña que apenas era notable.

A su lado, él era la voz de mando, el que sobresalía, el más bullicio y por lo tanto, el más efusivo.

Eran tan diferentes.

Sus personalidad eran completamente opuestas, pero talvez era justamente eso lo que hacía que ellos se complementarán tan bien.

Cuando conoció su historia, decidió que la ayudaría a salir de la tristeza que había envuelto su vida con la muerte de sus padres.

Su propia madre la tomó como una parte más de la familia, su hermano como una pequeña hermanita y su padre aprendió a amarla también con bastante rapidez.

Ellos se volvieron los mejores amigos y el tiempo le mostró que su primera intuición era correcta, porque cuando estaba a su lado, todo se sentía mucho mejor.

La secundaria no tuvo mayor repercusión en sus vidas más que educativa. Los años empezaron a transcurrir, mientras ambos descubrían mas de si mismos. Tuvieron sus altos y bajos, pero el lazo seguía ahí, tan intacto como el primer día y pudieron disfrutar cada etapa de crecimiento juntos hasta la preparatoria, donde empezó a comprender sus verdaderos sentimientos por Mikasa.

Ella se había convertido en una mujer ante sus ojos y cada vez que la observaba, parecía aún más hermosa que antes. Un cúmulo de emociones surgió cada día y poco a poco se dio cuenta que era mas que amistad. Se volvió posesivo. Deseó ser el único dueño de sus sonrisas y que su mirada le siguiera sin apartarse jamás.

La amaba, más de lo que nunca podría ser capaz de expresar con palabras, sin embargo, temió dar un paso en falso en su amistad y eso mismo, le obligó a esconder cada uno de sus sentimientos hasta que, tres años después, durante la universidad, fue en una noche de estudio que Mikasa le besó.

Intentaba explicarle el tema, pese a la manera en que sus orbes se desviaba a través del suave cabello azabache o como sus pestañas le distraía agitándose adorablemente sobre sus ojos. Él sentía que la presión en su pecho podría ahogarlo y cada segundo se volvía una agonía a su lado.

Porque cada día era más difícil reprimir sus sentimientos y obligarse a ignorar el deseo que tenía, de pedirle una oportunidad de demostrarle que él podía amarla más que cualquier persona en el mundo.

Porque era así.

Porque temía perderla cada día pensando en que talvez podría encontrar a un hombre que despertara su interés, pero al mismo tiempo deteniéndose, mientras se decía que era mejor tenerla de esa manera aunque en el proceso pudiera terminar con el corazón roto.

Mientras cavilaba en sus pensamientos, aquella noche de estudios, Mikasa levantó la mirada y le observó fijamente, con sus hermosos ojos oscuros

Entonces y sin previo aviso , ella se inclinó y le besó.

El mundo entero pareció estallar en cristales de múltiples colores y mandó al diablo la razón, mientras la abrazaba con fuerza contra su pecho y derramaba todos sus sentimientos en cada beso y cada caricia.

Ninguno supo que decir luego de ese encuentro y Eren decidió darle su tiempo para asimilarlo.

Sabía que de esperar más podría perderla, pero ¿Acaso existía otra manera?

Sin embargo, otro encuentro apasionado puso a prueba su cordura, y hacer el amor con Mikasa resultó el maldito cielo en la tierra.

No sabía que les había llevado a aquella situación, pero luego pensó en que talvez esa era la manera correcta de llegar a su corazón.

Su relación continuó de esa forma los siguientes meses y se dijo que podía sostenerlo. Mikasa nunca hizo ningún comentario de sus sentimientos, a pesar de todos los momentos en los que se aseguraba de evidenciar los suyos, mientras hablaban.

No obstante, seis meses después, supo que no podía seguir de esa manera, teniéndola tan cerca y aun así, sintiendo ese abismo entre ambos. Fue la razón por la que, durante su cumpleaños, le regaló un ramo de tulipanes.

Habían acordado para su desdicha, que su relación seria platónica y física, y esperaba que Mikasa comprendiera con aquel gesto, que esperaba mucho más de ambos. La carta que puso en el centro de los ramos, fue la máxima expresión de sus sentimientos y cuando al final del día, ella llegó al lugar acordado, creyó que era correspondido, hasta que la chica confesó no saber nada de una carta.

Eren temía que aquel paso terminará con su relación por completo. Confesar sus sentimientos tan directamente nunca había sido su intención, pero tras tanto tiempo dándole vueltas al mismo asunto, decidió que podría superar un corazón roto, si existía la mínima posibilidad de ser correspondido.

—"Eres un tonto" — había sollozando ella, luego de leer una carta.

Sin embargo, después se inclinó y le dio un beso que marcó por completo el inicio de su relación.

Mientras se estacionaba a unas cuadras de la casa de Mikasa, tuvo la certeza de que ya no deseaba seguir escondiendo sus sentimientos. Había sido así durante su adolescencia hasta la universidad. Había ignorado lo que le decía el corazón, en lugar de enfrentarlo y pedirle a Mikasa que fuera su chica. Ellos habían perdido tantos años por su cobardía y estaba harto de ello.

—Quiero pedirle permiso a tu tío de andar contigo — le soltó con seriedad, en cuanto el carro se detuvo.

La chica se quitaba el cinturón, pero se paralizó en el acto en cuanto él habló y levantó la mirada en su dirección.

Eren tomó una inhalación profunda y volteó, observando su expresión de sorpresa.

—¿Cómo? — susurró con un gemido ahogado.

—No quiero que sigamos escondiéndonos. Quiero salir contigo en cualquier momento, sin que tengas que mentir. Llevarte hasta a la puerta de tu casa y no tener que dejarte a dos cuadras… y también… quiero que él lo sepa, que sepa que soy muy serio sobre ti y que te amo.

—¿Eren? — la voz de Mikasa temblaba —. No creo que…

—¿Acaso? – él le dirigió una mirada preocupada —. Tu no quieres formalizar ¿es eso?

—Claro que si — ella buscó a su mano rápidamente y le aferró con los dedos —. No seas bobo, sabes que te amo — susurró en voz baja, sonrojada.

Eren también sintió como el calor de un rubor abochornado, le cubría las mejillas, y asintió, también tomando con fuerza su mano.

—¿Entonces? — indagó extrañado.

Mikasa bajó el rostro un segundo y suspiró, antes de observarlo a los ojos.

—Sabes como es mi tío Levi.

—Si, bueno… aún así…

—Es muy malhumorado y celoso… y desde aquella vez, bueno… creo tiene algo pendiente contigo y no ha logrado superarlo.

Eren sintió un escalofrío al recordarlo. En realidad, su relación con Levi nunca había sido del todo afable.

El hombre lo detestaba, talvez no se lo había dicho directamente, pero Eren lo sentía cada vez que le observaba. Había sido así desde la primera vez que puso un pie en la casa Ackerman, cuando solo tenía diez años.

Levi había estado al lado de ambos a cada momento, mientras jugaban en el salón de estar, y también dos años después, en secundaria, cuando compartían trabajos en pareja o grupales. Eren intentaba ignorarlo y había desistido de lograr agradarle, por lo que decidió pedirle a Mikasa que mejor se reunieron en su casa. Su familia la recibía con mucho cariño y Mikasa incluso se había quedado algunos días, cuando los trabajos se alargaban hasta la madrugada.

Claro que avisaba a su tío que no llegaría y aunque nunca le decía su respuesta, Eren sabía que el mayor seguramente había estado despotricando contra él.

Sin embargo, el verdadero impase había surgido durante la preparatoria, cuando dado unas visitas en su hogar, habían tenido que reunirse en casa de Mikasa. El trabajo era tan difícil, como largo, y solo tenían ese día para terminarlo, por lo que había decidido quedarse ahí, cuando Mikasa le ofreció hacerlo.

Claro que Levi no había estado de acuerdo y no dudo en decírselo a la cara, era así de directo. Sin embargo, Mikasa se enfrento a él, molesta, y luego de una discusión, donde Eren intentó interrumpir y ambos Ackerman le mandaron a callar, Mikasa logró que se quedara, pero dado que sólo contaban con dos habitaciones, Levi le aclaró que lo haría dentro de su dormitorio, ya que no permitiría que durmiera con su sobrina.

Eren no recordaba un momento más incómodo, tenso y escalofriante que ese, cuando el silencio de la noche les rodeó, y apenas una lámpara de luz ligera iluminaba la habitación.

Llevaba varios minutos rodando en el tatami que Mikasa había extendido en el piso, a un lado de la cama del mayor y no lograba conciliar el sueño.

—Se que te gusta — se había tensado, al escuchar la voz seria de Levi.

Su corazón latía tan rápido que amenazaba con escapar de su pecho y levantó la mirada, observando con terror que el hombre había asomado la cabeza a través del colchón y le miraba.

—¡Puta mierda! — menudo susto es que se había llevado.

—No seas malcriado mocoso y no le enseñes esas cosas a mi sobrina ¿entendido?

—Si, señor — se apresuró a asentir.

—Se que has estado enamorado de ella todo este tiempo — Eren sintió como rápidamente todo el rostro se le enrojecía —. Pero para que lo sepas, Mikasa es una niña buena y no quiero que se distraiga de los estudios porque algún idiota le este calentando el oído.

¿Qué demonios estaba diciendo? Apenas había descubierto unos meses atrás, sus sentimientos por Mikasa, aunque sospechaba que llevaba años enamorado de ella, pero ¿Cómo mierdas lo sabía ese hombre?

—Yo no…

—Tu no te vas a acercar a ella en un sentido romántico, te permito pasar ya demasiado tiempo a su lado, pero si te atreves a desobedecerme, voy a encargarme de que no vuelvas a verla.

Eso le hizo fruncir el ceño.

—Mikasa no lo permitirá.

—¿Como dijiste? — los orbes oscuros refulgieron de rabia y Eren sintió que se le estremecía la piel.

—No puede hacer que me aleje de ella — apretó los dedos en la sábana con la que se acobijaba hasta el cuello.

—Claro que puedo, soy su tutor, idiota.

—¿Y eso que? ¡Somos amigos! — Eren apretó los puños contra la tela, con fuerza. Sabía que ese sujeto podía destrozarlo, pero jamás permitiría que alejara a Mikasa de él.

—Te voy a quebrar el cuello mocoso.

—¿Inténtelo si quiere? ¡Pero no me voy a alejar de Mikasa! ¡Ella será mi novia algún día!

—¡¿Cómo dijiste?!

¡Mierda! Eren tembló, seguro de que nunca se había visto bajo una mirada que reflejará tal odio. Claro que no podía retractarse en ese momento, algún día cumpliría su palabra y Mikasa lo valía ¿cierto?

—¿Lo que escucho? — salió como una pregunta, en lugar de una afirmación, pero Eren se apresuró a erguirse, hasta sentarse y apoyar la espalda en la pared, Levi también se irguió, sentándose en la cama —. No puede meterse en mi relación con Mikasa.

—¡Claro que puedo!

—No, ella no lo permitirá. Estoy seguro que también me quiere — claro que no lo estaba, pero lo esperaba ¿Talvez?

—Si crees que…

—¡Si lo creo!

El sonido de unos pasos hizo que ambos se tensaran. Observaron la sombra que se colocaba frente a la puerta, a través de la luz que iluminaba el pasillo.

—Tío... ¿Esta todo bien? Creo que… escuche que están peleando.

Eren intentó decir algo, pero entonces, una mano agarró su cabeza y lo obligó a enterrar el rostro en las sabanas sobre el colchón.

—No te preocupes dulzura… estoy viendo un documental y… el idiota ya se durmió.

—¿Estas seguro tío? — ella se escuchaba dudosa.

—Claro que si… vuelve a descansar mejor, mañana tienes un día atareado.

—Esta bien… buenas noches.

—Buenas noches.

Eren escuchó el sonido de los pasos alejarse, mientras intentaba controlar su respiración, pero no era muy sencillo mantener el ritmo con el rostro enterrado de esa manera.

Cuando escuchó como la puerta del lado se cerraba, Levi le soltó, lo que le hizo erguirse en un jadeo.

—¿Pero que…?

Una mano se colocó sobre su boca, deteniendo sus palabras.

—Guarda silencio mocoso y escucha bien… cuidado con contarle algo a Mikasa sobre nuestra conversación.

El tipo tenía una mirada lunática, mientras le lanzaba aquella advertencia. Eren no tuvo dudas de que podría matarlo en ese momento ¡Y ni siquiera se le había confesado a Mikasa!

—¿Entendiste? — entrecerró los ojos —. Asiente si entendiste.

Eren lo hizo rápidamente, muchas veces.

—"Y más te vale que mantengas tu pene dentro de tus pantalones cuando estés cerca de mi sobrina, sino yo mismo voy a cortártelo"

¡Santa mierda! ¡Levi lo iba a matar!

Eren apoyó una mano sobre su miembro mientras tragaba saliva. Habían transcurrido cuatro años desde aquel suceso y su relación con Levi no había mejorado de ninguna manera.

¿Cómo reaccionaria al saber que era el novio de Mikasa? ¿Le cortaría el miembro como había prometido?

—¿Estas seguro amor? — escucho la dulce voz de su novia.

Eren levantó la mirada y tragó el nudo que atravesaba su garganta. Mientras miraba el rostro hermoso de su chica, se dijo que no podía seguir posponiendo aquello y en realidad, Levi debía comprender que Mikasa era una adulta ya, y que ellos se amaban.

—Si — odió que la voz le temblará —. Quiero hacer esto.

—Esta bien — la chica suspiró —. Voy a hablar con él — Mikasa se acercó y le rodeó su rostro con ambas manos antes de besarlo.

Y eso lo valía, completamente.

Solo esperaba lograr sobrevivir luego de aquella charla.


Mikasa levantó la mirada de su plato, observando de reojo a su tío.

El hombre se encontraba sentado en la cabecera de la mesa de seis personas, comiendo con tranquilidad.

Llevaba un traje a la medida y el cabello perfectamente peinado hacia atrás. No se parecía al chiquillo que recordaba a la tierna edad de diez años, pero ambos habían cambiado mucho lógicamente.

Luego de la muerte de sus padres, Levi había ejercido como su tutor haciéndose cargo de ella cuando apenas estaba en la universidad. Sabía que no había sido sencillo. El seguro de sus padres sólo les había alcanzado para pagar la casa, pero no los gastos generales, por lo que el chico decidió venderla y comprar algo un poco más pequeño para ellos dos. El resto del dinero había sido ingresado en una cuenta de ahorro y aunque tenia suficiente para vivir los primeros años tranquilos, Levi había decidido buscar un trabajo de medio tiempo y repartir sus clases para tener algo de tiempo para ella. Mikasa lo amaba y no solo por el sacrificio que había hecho para cuidarla. Aunque extrañaba a sus padres cada día desde su fallecimiento, Levi la había amado tanto, que ella no había sentido la ausencia del cariño y el cuidado que habría recibido de sus progenitores.

En la actualidad, Levi era uno de los mejores abogados que jamás había conocido y esperaba que en un futuro, se convirtiera en socio de su firma. No lo dudaba, dado lo inteligente, persistente y astuto que era.

Estaba tan contenta por él, pero siempre sintió que la felicidad de Levi no había sido completa hasta que finalmente reconoció que estaba enamorado de Hange.

Mikasa volteó y observó a la mujer que estaba frente a ella, al otro costado de su tío.

Era una mujer alta y delgada, talvez no fuera una belleza como tal, pero a ella le parecía muy atractiva y su personalidad, tan dulce, directa y comprensiva, la hacía aún mas bonita ante sus ojos.

La conocía desde que tenía memoria, había sido la mejor amiga de su tío y juntos, eran inseparables, o lo fueron durante un tiempo, hasta que ella se fue a estudiar un post grado a Corea tres años. Aun así, siempre tuvieron comunicación, sin embargo, Levi no supo el momento en que la chica volvió a Tokio, hasta que se llevó una enorme sorpresa, cuando se dio cuenta que la abogada contrincante en su caso mas reciente, no fue otra que Hange, quien se presentó ante él con una sonrisa encantadora.

No sabía muy bien qué había sucedido luego, pero hacía alrededor de seis años, la chica había llegado a la casa y se quedó a dormir. Poco después, la buscó a ella y le preguntó si estaba bien que anduviera con su tío. Mikasa estaba encantada, tenía buenos recuerdos de la mujer y desde entonces se crearon otros mas.

Adoraba a Hange.

Casi vivía en su casa, sino fuera porque poseía un apartamento propio al que volvía de vez en cuando, pese a las continúas protestas de su tío. Levi se veía mucho más feliz desde que ella había vuelto a sus vidas y eso le hacía amarla aún más, porque quería que él experimentará la misma alegría que ella sentía.

Claro que su presencia era necesaria también en ese momento. Habían transcurrido ya cuatro días desde que Eren le había pedido que concertara una cita o encontrara la manera de que su tío le diera algo de tiempo para poder exponerle su relación y decidió que ese sería el día en el que haría. Ese día se lo diría. No podía seguirlo posponiendo más.

—Tío, hay algo que quiero decirte — empezó suavemente.

—¿De qué se trata? — él no inmutó, mientras cortaba un trozo de carne.

—Bueno… veras… — Mikasa sintió como un nudo empezaba a formarse en su garganta.

Escuchó como Levi ponía el tenedor y cuchillo a un lado del plato, y supo que había obtenido su completa atención. Mikasa tomó una profunda inhalación y volteó, para mirar la expresión imperturbable del hombre.

—¿Sucedió algo en la universidad? — indagó él suavemente.

—No, todo está bien — asintió con rapidez.

—Muy bien… ¿Entonces de que se trata?

—¿Debes…? — dudó — ¿Hacer algo este fin de semana?

El pelinegro frunció el ceño y luego pareció considerarlo un segundo, antes de voltear hacia su novia.

—No, nada — ella negó con una sonrisa. Levi asintió y devolvió la mirada a Mikasa.

—Nada al parecer ¿Necesitas algo? O… ¿Quieres hacer una salida?

—No, una cena — ¿Podría su corazón latir más rápido?

—¿Una cena? — lucía confundido — ¿Estamos celebrando algo en especial?

—No, bueno si… pero no.

—¿No o si?

Sabía que no podía seguirlo retrasando. Era mejor soltarlo de golpe.

Mikasa apoyó las manos sobre sus rodillas, bajo la mesa, y las apretó en puños, antes de dirigirle una mirada decidida.

—Quiero que tengamos una cena con mi novio.

—¿Tu qué? — Levi parpadeó, como si acabara de decirle un procedimiento matemático imposible de resolver.

—¡¿Tienes novio?! — Hange lanzó un gritillo emocionado.

—Si — Mikasa sonrió suavemente.

—Ohh ¿Hace cuanto andan? ¿Es guapo?... vaya, ya decía yo que una chica tan linda como tú, no iba a estar soltera por mucho tiempo… estoy tan feliz que…

—Un momento ¿Cuál novio? — Levi la tomó de la mano, lo que obligó a Mikasa a devolver la mirada en su dirección.

—Mi novio — se puso nerviosa.

—Si, tu novio, ya lo dijiste — parecía ansioso e incluso hizo un movimiento con la mano como si necesitará en serio que soltara todo mas rápido —. ¿Y quién te dio permiso jovencita de tener un novio?

Mikasa soltó un jadeo, sorprendida, mientras Hange se echaba a reír.

—¿Pero de que hablas Levi? Mírala, es una adulta.

—Tu cállate mujer… Mikasa…

—Tengo veintiún años tío, no tengo que pedirte permiso para tener novio.

—¡Con un demonio que si! ¡¿Quién es ese desgraciado?!

—Bueno…

—Lo conozco — entrecerró la mirada, observándola —. Es ese maldito ¿cierto?... — chasqueo la lengua —. Debí suponerlo.

—¿Quién…? — Hange pareció confundida, pero Mikasa la interrumpió con brusquedad.

—¡No le digas así!

—Sabía que ese idiota solo estaba buscando enamorarte — Levi la soltó y cruzó los brazos. Sus dedos tamborileaban, ansiosamente, sobre su piel.

—¡Tío!

—¿Quién es? — Hange miró de uno a otro.

—No debí confiar en él nunca, desde el inicio no me dio buena espina.

—Eren es un buen chico.

—¡Ahh, Eren! — Hange comprendió con rapidez.

—Desde el momento en el que puso un pie en la casa, supe que intentaba corromperte.

—¡Solo teníamos diez años! ¡¿De que demonios estás hablando?!

—Levi — intentó interceder Hange.

—¡Mírate! Tu nunca dices malas palabras, seguramente es influencia suya ¿no?

—Eso es absurdo, además… Eren jamás intento nada conmigo ¡Éramos niños!

—Yo estaba ahí todo el tiempo, pude notar la manera en la que te miraba.

—Claro que estabas ahí todo el tiempo ¡No nos dejabas tomar un respiro!

—Y sabia que no debía confiarme ¡Todos los Jaeger son igual!

—¿Levi? — le llamó la otra mujer — ¿Lo dices por Zeke?... creí que ya lo habías superado…

—Es su hermano… claro, de tal palo, tal astilla.

—¡No hables así de Zeke y mucho menos de Eren!... solo porque haya ganado aquel caso…

—¡Es un maldito tramposo! — estalló Levi.

—Cariño…

—Eso es lo de menos ¡Eren vendrá a cenar el domingo! Y más te vale que lo trates bien.

—¡Que ni se le ocurra aparecerse!

—¡Tío!

—Mikasa, cálmate.

—Le dije que no intentará un movimiento, debí haberlo…

—¡Tío Levi!

—¡Deberías terminar con ese bueno para nada!

—Si no te gusta, entonces no lo voy a traer ¡Pero ni creas que voy a terminar con él solo por tu capricho!

—¡Más le vale que venga aquí y dé la cara!

—¡¡Pero dices que no quieres que lo traiga!!

—Ahh, claro que quiero verlo… así le enseñaré que debió haber guardado sus manos para si mismo.

Mikasa plantó las palmas en la mesa y se levantó de golpe, sin importarle que la silla cayera al piso.

—Fui yo quien lo besó e inició todo.

—Seguramente te sedujo — Levi también se puso de pie.

—No fue así, yo también quería.

—No quiero escucharte — Levi se tapó los oídos —. ¡Eres una niña!

—¡¡No soy una niña!!

—Chicos — Hange empezó a levantarse al ver que los ánimos se caldeaban con rapidez.

—¡Voy a matar a ese idiota!

—¡Ni se te ocurra ponerle una mano encima!

—¡Claro que lo hare!

—Entonces, me voy a ir de la casa.

—¡Ni se te ocurra hacerlo!

—¡Claro que lo haré!

—¡YA BASTA! — explotó Hange. Ambos voltearon y la observaron con sorpresa —. Siéntense ambos — ellos dudaron — ¡Ahora!

Y los dos lo hicieron, mientras miraban a la mujer, que se había erguido con las manos en la cadera y el ceño fruncido. Sus anteojos brillaban bajo la luz de la lámpara, Mikasa jamás la había visto molesta, por lo que aquello era una sorpresa.

—Muy bien… — la castaña suspiró y luego entrelazó las manos, asintiendo —. El domingo tendremos una cena — susurró con dulzura.

Mikasa se apresuró a asentir, amaba a Hange, porque siempre estaba de su lado.

—Muchas gracias — quería llorar, pero se abstuvo.

—Estoy ansiosa por conocer a tu novio y no debes preocuparte por nada… porque me voy a encargar personalmente de la cena.

—No, no, no es necesario… yo puedo hacerla — se apresuró a decir —. No quiero molestarte.

—No es molestia.

—Cualquier cosa esta bien si viene ese idiota — Levi se cruzó de brazos y bufó. Hange le dirigió una mirada furiosa y se plantó frente a él.

—Creo que tu y yo deberíamos hablar un momento a solas, cariño.

—Ahora no, no empieces mujer.

—¡Ahora!... vamos ¡Levántate! — lo empujó del hombro hasta que lo hizo ponerse de pie.

Mikasa observó como iban discutiendo, mientras se alejaban. Sabía que la mujer tenía mucho carácter, pero no esperó que fuera capaz de enfrentarse a su tío como una igual, Levi podía ser muy intimidante.

Eso sin duda hizo que admirara a Hange mucho más.

—¡Que te esperes, cuatro ojos!

—¡Camina mas rápido, enano!

La morena los siguió con la mirada todo el camino hacia la cocina, luego cerraron la puerta y le pareció escuchar murmullos, y quien sabe que cosa más.

Cuando todo se quedó en silencio, Mikasa se preguntó por un segundo si debía intentar intervenir, pero decidió esperar un momento más. Sin embargo, el tiempo seguía transcurriendo y no hubo ningún sonido, estaba por levantarse cuando la puerta volvió a abrirse.

Su tío salió arreglándose el cabello y el cuello de la camisa, mientras Hange caminaba tras él con una sonrisa satisfecha.

Mikasa los observó un segundo y bajó la mirada. Era evidente que algo había sucedido en la cocina dado el estado del cabello de Levi y la falta de labial en la mujer ¡Vaya que eran muy pasionales!

—Muy bien, dile a Eren que venga el domingo. Estoy ansiosa por volver a verlo ¡Debe estar enorme!


—¿Crees que me veo bien? — el Jaeger se observó frente al espejo, arreglándose la camisa de botones.

Mikasa lo observó desde la cama. Cuando esa tarde, Eren le llamó y le dijo que iría por ella a su casa, creyó que algo había sucedido o que talvez no podría ir a la cena de esa noche, al menos hasta que habían llegado a la casa del chico sin decir una sola palabra.

Se había sentido confundida, pero no fue hasta que observó la habitación de Eren, que sus pensamiento se aclararon.

Su ropa era un completo desorden sobre la cama y el chico la hizo sentarse antes de empezar a probarse varios cambios de atuendo.

Era casi dulce lo ansioso que se encontraba por aquella cena, pero descartó sin lugar a dudas los trajes formales, los uniformes o cualquier cosa que fuera demasiado elegante.

—Te ves bien — llevaba una camisa de botones verde y un pantalón de mezclilla negro.

—¿Estas segura?… ¿No piensas que es muy casual?

—Es una cena casual con la familia.

—Pero tu tío… — él volteó, mientras se acomodaba los botones. Mikasa suspiró.

—¿Es eso lo que te preocupa? ¡Ni que fuera el emperador! No tienes que temerle amor.

—Dijo que iba a cortarme las bolas si intentaba meterme entre tus pantalones — levantó la mirada y alzó una ceja —. Y sabemos que hice algo más que eso.

¡Odiaba cuando le dirigía esa mirada sensual! Mikasa sintió un escalofrío y se lamió los labios, de pronto resecos.

—Todo irá bien, él sabe que siempre he estado enamorada de ti.

—Sabía que yo también estaba enamorado de ti y aún así, me dijo que cuidadito te seducía.

—Sabes que es un poco celoso — Mikasa se acercó a él y plantó las manos en su pecho.

—¿Un poco?

—Es porque me cuida mucho.

—Me gusta que sea así, pero no cuando intenta cuidarte de ti — terminó de ponerse la camisa y colocó las manos en sus curvilíneas caderas —. Yo te cuido más que nadie.

—Pero tu me cuidas de otras maneras — una sonrisa se deslizó en los labios femeninos.

—Debería de llevarte a casa, pero… ¿Que te parece un rapidito?

Mikasa sonrió y le tomó del cuello de la camisa, halándolo hacia la cama.

—¡Creí que nunca lo pedirías!


Mikasa se tensó al escuchar el sonido del timbre y miró fijamente a su tío, quien de brazos cruzados, se encontraba con la mirada fija en el televisor.

Por lo que sabía, odiaba todo lo que tuviera que ver con deportes, dado que nunca había visto una afición de su parte, pero era justo un programa deportivo el que estaba viendo.

—Tío… — intentó decir algo, pero él no contestó, aunque no ignoró la manera en la que su ceño se había fruncido.

Mikasa suspiró y se puso de pie.

—¿Ya esta aquí? — Hange apareció desde la puerta de la cocina con una sonrisa. Lucía magnífica con un pantalón de cintura alta y una camisa de botones por dentro. Si no fuera porque ella había sido testigo de su esfuerzo con la comida, bien podría haber creído que jamás había puesto un pie dentro ¡Ni siquiera tenía el cabello alborotado!

—Si, es él… creo.

—Pero ve a abrir, vamos — la empujó al escuchar otro timbrazo.

Mikasa asintió y se apresuró a acercarse a la puerta. En cuanto abrió, miró a Eren del otro lado, con una sonrisa dulce en los labios. Sintió como su pecho se agitada y también sonrió.

—Hola.

—Hola — susurró él suavemente.

—¡Mikasa! — llamó Hange, y hasta entonces notó que le había estado observando como una idiota enamorada.

—Pero pasa… — se hizo a un lado, con un enorme sonrojo en las mejillas.

—Con permiso — Eren lo hizo y miró el pasillo, antes de inclinarse y darle un rápido beso en los labios —. Te traje algo — sacó un ramo de flores de la espalda.

Mikasa sintió como todo su rostro ardía, mientras las observaba. Aunque el detalle podía parecer pensado para impresionar, lo cierto era que Eren tenia gestos todo el tiempo con ella, desde flores hasta dulces, notas pequeñas y cualquier tontería, en cualquier día en particular.

Tomó el ramo y hundió el rostro en las flores. No tenia idea de que tipo de flores eran, pero tendría que investigarlo.

—Ohh, que lindo detalle — Hange estaba ahí, observándolos con atención. Mikasa sintió que se sonrojaba y se encogió de hombros.

—Él es Eren Jaeger, mi novio — se lamió los labios, nerviosa, y luego, volteó hacia el chico —. Eren… ella es Hange, Hange Zoë, es la novia de mi tío ¿la recuerdas?

—Te había visto antes, cuando eras muy pequeño… pero vaya que has crecido. Es un verdadero gusto volver a verte. Quería conocerte hace mucho, he escuchado cosas maravillosas de ti, Mikasa te ama mucho— extendió una mano, que Eren no dudo en tomar.

—Es un placer, también he escuchado sobre usted.

—Espero que cosas buenas — sonrió, mirando a Mikasa de reojo.

—Claro que si, por supuesto — Eren asintió con rapidez —. Yo traje algo de beber… no sabía que podía gustarles, así que…

—Ohh, vemos — Hange tomó la botella en manos y se acomodó los lentes sobre su nariz antes de leer —. Pero mira nada más, tienes buen gusto ¡Me encanta! La cena casi está lista, pueden sentarse por mientras.

—¿Necesitas ayuda? — le preguntó Mikasa al instante.

—Talvez cuando sirva, pero por el momento, no.

—Claro

Ambos miraron como la mujer se alejaba y luego, Mikasa se acercó a Eren, quien no dudo en rodearla.

—Le caes bien.

—Ella me cae bien a mi — sonrió —. Solo espero que con tu tío sea igual.

—No tienes nada de que preocuparte, le hice prometer que se iba a comportar.

—Eso espero.

Mikasa le arregló el cuello de la camisa, luego se inclinó y le plantó un beso rápido, antes de tomarle de la mano.

—Bueno, es peor dilatarlo. Ven, vamos.

Ambos suspiraron, antes de ingresar al salón principal.

Unos meses luego de ingresar a su segundo año de universidad, Levi le había comunicado a Mikasa, que vendería la casa en la que vivían y compraría otra mucho más espaciosa, habiendo conseguido un buen trabajo. El hombre decidió que era tiempo para que pudieran soltarse un poco y dado que la universidad de Mikasa corría únicamente a través de la cuenta de ahorro que había aperturado cuando joven, no tenia nada de que preocuparse.

Mikasa intentó invitar a Eren a su nueva casa en varias ocasiones, pero el chico siempre tenia una buena excusa para rechazarla. No fue hasta hace unos meses, que le confesó que se debía de su tío, aunque no le había explicado aun la razón, pero Mikasa sospechaba que algo había sucedido.

Guió a Eren a través del pasillo hasta la sala de estar. Levi seguía en la misma posición, en el sillón individual, Mikasa suspiró, apretó sus dedos entrelazados con los de Eren e hizo que avanzaran unos pasos mas hasta detenerse en medio del salón.

—¿Tío?... Eren ya llego.

—Mmm… — él seguía con la mirada fija en el televisor.

Mikasa sintió como un rubor le abarrotaba las mejillas de vergüenza.

—Tío... por favor, podrías dejar eso… Mi novio esta aquí.

—Ya volví — Hange ingresó justo en ese momento y se acercó al hombre para sentarse en sus piernas. A Levi no le quedo más remedio que descruzarlas si no deseaba tener algún calambre a futuro, y rodeó la cintura femenina con un brazo — Ya saludaste a Eren querido.

—Estoy viendo la… — un golpe interrumpió sus palabras y Eren miró horrorizado que se había atrevido a darle una palmada en la cabeza.

—Levi Ackerman, te lo advierto…

—Mmm — él gruñó entre dientes y dirigió una mirada de reojo hacia la joven pareja —. Hola mocoso.

—Hola señor Ackerman, un gusto — Eren se inclinó con rapidez.

—Te dijo señor — Hange empezó a reírse —. Si sigues con ese ceño fruncido se te hará una arruga aquí y te pegara de apodo — deslizó una mano por su entrecejo.

—Cállate, cuatro ojos.

—Chicos, pero vamos… tomen asiento y no le hagan caso a este idiota — les indicó con confianza, luego se inclinó y hundió el rostro en su cuello.

Mikasa supo que la mujer estaba diciéndole algo entre dientes. Esperaba que su tío finalmente cediera y empezará a cooperar un poco para que pudieran tener una cena tranquila. No sabía que había originado su enemistad hacia Eren, pero debía entender que aunque hacían eso para formalizar su relación y llevar las cosas en paz, ella no permitiría que se entrometiera entre ambos, estaba lo suficientemente mayor como para cuidarse y decidir su pareja.

Guió a Eren al sofá y se sentó a su lado. Dado que la pareja mayor aun se encontraba hablando, aprovechó para apoyar la cabeza en el hombro del chico con un suspiro.

—Lo siento mucho — susurró apenada.

—No fue tan malo — Eren sonrió suavemente, lo que la hizo sentir aun peor.

—No se que le sucede, pero voy a hablar seriamente con él, no puede tratarte de esta manera.

—No hay necesidad, en realidad fue muy comedido — Eren soltó su agarre y apoyó el brazo en su espalda, rodeándola.

—No tienes que ser amable.

—No lo estoy siendo… pero se que se preocupa por ti — depositó un beso en su frente —. No seas tan dura con el.

—¿Cómo lo es contigo?... Se que me quiere, pero sigo sin entender porque te ataca de esta forma.

—Talvez solo esta celoso, como cualquier padre.

Eso logro que el pecho de Mikasa se apretara. Era cierto, aunque Levi era solo doce años mayor que ella, era lo más cercano a un padre que tenía y había hecho un buen trabajo cuidándola aun cuando no era su deber. Suspiró suavemente y asintió.

—Tienes razón.

Transcurrieron algunos minutos escuchando tan solo el sonido de un partido de futbol, hasta que Hange se puso de pie, tras escucharse un pitido proveniente de la cocina.

—Muy bien, esta listo. Mikasa, ven… acompáñame a servir la mesa.

—Si — ella dudo, mientras se ponía de pie. No sabía si era buena idea dejarlos solos.

—Ve — Eren se limitó a sonreír.

—Vamos cariño, apúrate — Hange la espero, en la salida del salón.

Mikasa asintió y le dirigió una mirada a su novio antes de seguir a la castaña, también observó a su tío, quien la siguió con los ojos todo el recorrido fuera de la habitación.

—Todo estará bien… no tienes nada de que preocuparte — le susurró Hange.

Mikasa asintió, esperaba que fuera así.


Eren entrelazó las manos, mientras suspiraba. Estaba mas nervioso de lo que podía demostrar, pero había intentado mantenerse sereno y reconfortar a Mikasa, aun así, no podía ignorar nada más el nudo en su estómago. Levantó la mirada y observó el perfil duro del hombre mayor ¿Por qué demonios tenía que ser tan intimidante?

Intentó recordar que estaba ahí por decisión propia. Amaba a Mikasa y quería hacer las cosas bien. Quería tener la libertad de verla en cualquier momento, de que pudieran viajar sin problemas y encontrarse sin pensar que alguien pudiera verlos o llevarla hasta la puerta de su casa sin cavilar terroríficamente sobre que su tío pudiera salir alguna vez con escopeta en mano, porque lo creía capaz ¡Por supuesto que si!

Respiró profundamente, intentando controlar el rápido latido del corazón y decidió que debía actuar. No podía permanecer ahí simplemente esperando, era mas obvio que Levi no daría su brazo a torcer y necesitaba si bien, no su permiso para salir con Mikasa, que al menos supiera por su boca que lo hacia y que la cuidaría.

—Señor Ackerman, yo…

Se detuvo de golpe, observando la mano que se erguía en su dirección. El hombre había levantado una mano hacia él y el gesto era sin duda para hacerlo callar.

Eren tragó, cuando observó que se erguía hasta apoyarse mejor contra el respaldo del sofá y luego volteaba el rostro y le dirigía una mirada.

Si las miradas mataran, él seguramente ya habría caído sin vida al piso.

Sintió como cada parte de su cuerpo se tensaba mientras aquel hombre le observaba como no fuera mas que un papel en su camino al que pudiera aplastar. Zeke le había dicho en su momento, que Levi tenia un poder extraordinario para obligar a las personas a decir la verdad en un juicio. Ellos no se llevaban nada bien, de hecho, aunque su hermano no lo odiaba políticamente, si había cierta enemistad de su parte, al parecer por algún problema en un caso para el que ambos trabajaba y por el cual habían tenido que enfrentarse, aunque sospechaba que algo más había sucedido, porque desde que tenía memoria, Zeke había hecho chiste sobre su enamoramiento con Mikasa y lo difícil que sería que consiguiera la aprobación de Levi.

Estaba en lo cierto.

No creía conseguirla.

—Escucha mocoso y escucha muy bien, porque no voy a repetirlo — Eren asintió rápidamente —. No estoy de acuerdo con la relación, pero Mikasa amenazó con irse de la casa y es la única razón por la que estas aquí.

¡¿Que ella había hecho que?! Eren empezó a hiperventilar.

—No sabía…

—No quiero escucharte — le cortó con dureza —. Solo quiero advertirte que estoy en contra de esta mierda, mas sin embargo, tu y yo vamos a tener una conversación al final de la cena para hablar como hombres. Si quieres mi permiso de salir con mi sobrina, más te vale que tengas algo bueno que decir, para convencerme que la mereces — y tras decir aquello, simplemente se irguió, volvió a acomodarse en el sofá y continuó viendo el partido.

Eren también lo hizo, dejando caer el cuerpo desgarbadamente en los suaves y acolchados cojines, y soltando un suspiro agotado.

¡Maldita sea! Era peor de lo que había supuesto. Sería una suerte si sobrevivía a esa cena.


Eren agradeció con una sonrisa cuando Mikasa entregó su vaso con agua. La chica asintió y terminó de servir alrededor de la mesa antes de que pudiera volver a su lado.

La cena lucia fantástica. Al parecer Hange era una cocinera excepcional y todo tenia un aspecto apetitoso, por lo que no dudo en decírselo.

—Se ve muy delicioso Hange.

—Muchas gracias Eren… pero Mikasa también me ayudo, será una buena esposa.

—¡Hange! — chilló la chica escandalizada. Eren también se sonrojó, mientras Levi gruñía.

—Si, eso creo…

—Solo esperemos que sepa tan bien como luce — se rió la mujer, mientras se inclinaba y acomodaba la bandeja de ensalada que había estado revolviendo.

Tomó asiento a un lado de Levi, y Mikasa dejo el jarrón con agua y se sentó a un lado de Eren.

—Creo que deberías sentarte al lado de Hange — la voz de Levi cortó el buen ambiente.

Mikasa suspiró, mientras Hange le lanzaba una mirada furiosa al sujeto que parecía del todo imperturbable. Eren optó por mantenerse callado, sin saber que podía decir al respecto ¡Ese sujeto de verdad lo odiaba!

—Y yo creo que no — Mikasa negó, levantó una mirada hacia su tío y le observó fijamente.

El hombre mayor gruñó, volteó el rostro hacia la chica y la miró a los ojos también. Eren no sabía que hacer, por lo que observó a la pared del enfrente, mientras Hange simplemente suspiraba, negando con la cabeza.

—Levi, déjala en paz.

—Creo que estaría más cómoda ahí.

—Estoy cómoda aquí.

—No se si es correcto que estés sentada al lado de tu… eso.

—¡Eso es absurdo! — soltó un resoplido —. Estamos en pleno siglo veintiuno y es mi novio, no "eso" ¡Mi novio!

—Mikasa… — Eren volteó, al percibir que la chica empezaba a exaltarse. Por lo general, era él quien siempre resultaba el explosivo, mientras Mikasa rara vez levantaba la voz, aunque, cuando se enojaba, era de temer, por lo que debía estar muy molesta en ese momento.

—¡No me jodas!

—Levi, basta ya. Es suficiente…

—Te lo advierto tío, deja a Eren en paz de una vez.

—Cálmate cariño, no me molesta — el aludido le acarició el brazo.

—Pero ¡Mira como se comporta! — señaló al hombre.

—Levi, discúlpate ahora — le urgió Hange.

—No lo voy a hacer — sentenció estoicamente.

—No lo va a hacer — dijo Mikasa al mismo tiempo.

Eren también negó con la cabeza, sabiendo que no lo haría, pero luego se detuvo. No quería caldear aun mas las cosas.

—Claro que si — afirmó Hange con confianza.

—Son jóvenes calenturientos… ¿Crees que es correcto que estén sentados uno al lado del otro? — dirigió una mirada rápida a Eren —. Levanta las manos donde pueda verlas.

El chico no dudo un segundo en hacerlo.

—No estas hablando en serio ¿cierto? — Mikasa parpadeó, demasiado sorprendida por lo que había escuchado, como para procesarlo —. ¿En que año crees que vivimos tío?

—No me importa… no creo que deban sentarse juntos ¿Por qué eso es un problema?

Mikasa deseaba decirle en serio que ya no había nada que proteger. Eren y ella llevaban casi un año teniendo relaciones sexuales y si se hubiera confesado antes, llevarían tal vez mas tiempo. Aun así, se abstuvo, sabiendo que eso solo empeoraría las cosas.

—No me voy a mover de aquí — sentenció con firmeza.

—Mikasa Ackerman.

—No lo voy a hacer.

—Levi, ya basta. Estoy hablando en serio.

—No molestes mujer.

—Te juro por Dios, que voy a molestarme contigo de verdad, Levi. Tienes que dejar de comportarte como un niño.

—Solo estoy protegiendo a mi sobrina…

—No tienes que…

—Claro que si — el hombre interrumpió a la chica dirigiéndole una mirada entrecerrada —. Eres una niña.

—¡No soy una niña! ¡Tengo veintiún años!

—No es una niña, no seas absurdo Levi.

—Tengo que protegerla, no me importa la edad que tenga ¡Mikasa, te dije que te sientes a un lado de Hange!

Mikasa no pudo aguantarlo más, simplemente la superaba.

—Para tu información — se puso de pie de golpe y plantó las manos con firmeza en la mesa — ¡Eren y yo ya tuvimos sexo, muchas veces, demasiadas… no hay nada, nada que proteger! ¡¿Esta claro?!

Eren sintió como toda la sangre abandonaba su cuerpo. Deseó desaparecer ¿Qué demonios le sucedía a Mikasa para soltar esa bofetada sin haberle avisado? ¿Y cómo es que todo había salido tan mal? ¡Levi iba a matarlo! ¡Iba a matarlo!

—Mikasa… vuelve a tu asiento — le indicó Hange con seriedad. Luego volteó hacia su novio y lo observó fijamente. El hombre parecía demasiado sorprendido, pero dudaba que porque no lo supiera, seguramente se debía a que no había esperado que su sobrina se lo confesara tan directamente.

—Mikasa — Eren soltó un gemido ahogado.

Hange no podía soportarlo mas y decidió tomar las riendas en todo aquel bochornoso asunto.

—Vamos a comenzar a cenar antes de que se enfríe. Algunas personas van a tener serios problemas conmigo si esta comida se arruina ¿Entendido?

Nadie contestó.

—A cenar ¡Ahora!

Y el resto de la comida pasó con un tenso silencio, pese a que Hange y Eren, intentaron llenarlo.


—No tienes que hacerlo, ha sido un completo idiota.

—Estuve de acuerdo cuando me dijo de esto.

—Pero has visto como ha estado actuando hasta ahora, Eren… por favor, es mejor que dejes que lo procese… y talvez… en un futuro…

—Es demasiado tiempo, no pienso seguir prolongándolo.

—Pero…

—No te preocupes — tomó el rostro femenino —. Nadie jamás podría hacer que me alejara de ti, solo tu tienes esa decisión Mikasa.

—Sabes que no quiero que nunca te alejes de mi.

—Entonces siempre voy a estar a tu lado.

El moreno se inclinó y depositó un beso corto en sus labios.

Mikasa observó como se alejaba y salía de la casa hacia el patio delantero, donde Levi le esperaba.

Se sintió tentada por un segundo a espiarlos, pero sabía que Eren se molestaría si la descubrían, Levi también seguramente, pero en ese momento estaba tan furiosa con él, que no le importaba

Suspiró y se acercó al salón de estar. Luego de la cena y el postre, todos se habían movido hacia ahí para ver una película, hasta que Levi se puso de pie y se encaminó a la cocina.

Lo ultimo que habían visto de él, fue su sombra, cuando cruzó el pasillo y salió de la casa diciéndole a Eren que lo siguiera.

—Ven — Hange abrió los brazos desde el sofá y Mikasa no dudó en acercarse a ella y dejarse abrazar.

—¿Por qué mi tío es tan idiota?

—Porque es hombre, son menos inteligentes que nosotras — su respuesta le sacó una risa.

—Siempre dices que lo primero que te enamoró de él fue su inteligencia — le recordó.

—Bueno, no quiero verme como una pervertida, pero ¿Has visto su culo?

—Ugg, Hange… no me des esa imagen mental, por favor, es como mi padre…

—Me alegra que lo pienses así — le acarició el cabello —. Porque aunque es un idiota y te trata como si fueras una niña, un poco demasiado — ambas rodaron los ojos —. Te puedo asegurar, que Levi te ama más que a nadie y solo intenta protegerte.

—Eren dijo lo mismo — apoyó el rostro en el brazo de la mujer.

—Parece un buen chico.

—Lo es… y lo amo mucho.

—Él también te ama y mucho… no cualquiera tendría los testículos tan bien puestos como para enfrentarse a tu tío… — se encogió de hombros, con una sonrisa prepotente en los labios —. Al menos por lo que he escuchado — Mikasa se rió por su último comentario. Definitivamente, Hange era la única en confrontar a su tío tan tranquilamente.

—Si, creo que si.

—No debes preocuparte por lo que suceda allá afuera — le acarició el cabello —. Levi podrá ser un auténtico imbécil, pero jamás haría nada que pudiera lastimarte y él sabe cuánto has amado a Eren todo este tiempo.

—¿Siempre lo supo?

—Claro que si.

Se quedaron un momento en silencio, mientras escuchaban el sonido de la película en el televisor.

—No quería arruinar tu cena… gracias por hacer esto por Eren y por mi.

—Fue un placer cariño… y pierde cuidado, fue Levi quien empezó todo, no dudes que se lo voy a cobrar.

—¿Qué vas a hacer?

—¿Una semana sin sexo se oye bien?

Amaba lo suelta que era Hange sobre eso. Había sido ella quien le ayudó durante su primera menstruación, con quien tuvo la charla sobre educación sexual y quien le enseñó todo lo que debía saber sobre su primera relación sentimental y carnal.

La mujer era lo más cercano que tenía a una figura materna y la amaba mucho.

—Espero que mi tío siempre te valore Hange, porque vales oro.

—No te preocupes cariño — le dio un beso en la frente —. Me aseguro de siempre recordárselo.

Mikasa se rió, mucho mas relajada.


Eren tragó saliva, mientras daba un paso fuera de la casa y cerraba la puerta.

Levantó la mirada y se dio cuenta que Levi se encontraba apoyado en el soporte frontal de la entrada, contra un marco de madera. Dudoso, no supo si debía hablarle o esperar a que le indicara que seguía.

—Acércate — el mayor extendió una mano, con una lata con cerveza en ella.

Eren asintió y se acercó, tomándola y abriéndola. Se apoyó en el mismo marco, pero en el lado contrario. Había al menos un metro de distancia entre ambos.

El ambiente era tan tenso, que decidió que un trago le vendría bien. La cerveza aún seguía fría, por lo que la abrió y se la empinó.

—Debí haber supuesto que eras tú quien se estaba cogiendo a mi sobrina — sus palabras le sorprendieron tanto, que Eren apenas pudo asimilarlo. El trago de cerveza se fue por mal lado y un chorro salió disparado de su nariz. El líquido ardió entre sus fosas nasales y Eren empezó a toser, casi ahogándose, mientras intentaba recuperar la respiración. Levi no hizo amago alguno para ayudarlo. El ataque de tos duró varios segundos y cuando finalmente pudo conseguir tomar un poco de aire, Eren se limpió la nariz y le miro, con los ojos dilatados.

—Yo no…

Levi hizo un movimiento de manos, mandándolo a callar y tomó un trago de su propio cerveza.

—No tienes que decir nada… sabía que iba a suceder. No era sólo la manera en la que la observabas… era la manera en la que ella te miraba a ti… como te mira aún.

Eren lo miró con sorpresa y luego, bajó el rostro y observó la lata entre sus manos.

—Yo quería decirle que…

—Olvídate de eso — le cortó duramente —. No quiero escuchar el discurso que ensayaste donde me prometes que siempre la vas a amar, que nunca le vas a fallar, que no la harás llorar o no se que más ridiculeces.

Sus palabras le obligaron a cerrar la boca de golpe, pues era exactamente lo que pretendía decir.

—Escucho esa mierda todos los malditos días. Las personas mienten todo el maldito tiempo ¿no lo sabes?... mienten mientras te miran a los ojos y juran por lo más sagrado, por Dios o por su propia familia, que te están diciendo la verdad.

Volteó y apoyó la espalda en el soporte, mirándolo de frente.

—No quiero escuchar una maldita mierda así. Se que no necesitas mi permiso para andar con Mikasa, que no haría ninguna diferencia si me opongo… pero viniste hasta aquí porque querías hacer las cosas bien ¿no?

—Si, señor.

—Muy bien ¿De qué se trata? ¿Cómo te imaginas dentro de diez años?

—Con Mikasa — Eren no lo dudo ni un segundo —. Me imagino que voy a… haberme graduado, talvez en mi propia casa y con un trabajo, algo estable… pero si no es así, no me importa, mientras ella esté ahí. Espero que sea así.

—¿La amas?

—Mas de lo que alguien jamás va a amarla nunca.

—¿Estas seguro?

—Completamente.

—¿Y cuando los problemas lleguen? ¿O cuando se vuelva monótono? ¿Y si tienen hijos?

—No se que va a suceder ni siquiera mañana ¿Por qué debería preocuparme?

—Esa es la respuesta de una persona sin visión.

—O de una persona realista…— refutó—. No se que va a suceder, no puedo saber que sucederá con nosotros, pero puedo asegurarle que voy a hacer todo para que funcione.

Levi suspiró, dejó la lata vacía a sus pies y se cruzó de brazos, fijando la mirada en el cielo.

—Ella tenia nueve años cuando perdió a sus padres. Estaba tan pequeña y… triste. Yo perdí a mis padres casi a esa edad, pero tenia a mi hermano y él me cuidó — suspiró suavemente, sus hombros se agacharon un poco, pero no tardaron en volver a su posición usual, podía saber por su postura que era un hombre fuerte y de carácter, siempre se lo había parecido —. Cuando los padres de Mikasa murieron, yo estaba en la universidad, tenia apenas veintiún años y no sabía ni una mierda sobre cuidar a otra persona, menos a un niño… servicio social dijo que podía entregársela, que le conseguirían una familia estable, pero que debía renunciar por completo a su potestad… mi hermano y mi cuñada me habían dejado como su tutor directo sin que lo supiera.

Parecía estar recordando algo tan lejano y Eren se dio cuenta de la carga que había llevado todo ese tiempo. Era un poco triste, el mismo tenía veintiún año en ese momento y no sabría como reaccionar ante algo así. Eso le hizo admirarlo mucho más.

—¿Qué se supone que debía hacer? Ella era tan pequeña y entendí que me necesitaría todo el tiempo, yo no… sabía si podía dar la talla, pero luego… recordé como mi hermano me cuidó… y decidí que haría lo mismo por su hija, que Mikasa nunca estaría sola. No creí que fuera algo excepcional y nunca pensé en ello como un acto de bondad, ni que me hacia mejor persona, solo estaba siguiendo la voluntad de mi hermano, y luego… Mikasa enfermó una noche y no tenia a nadie a quien llamar, y no tenia dinero, ni medicamentos, ni nada… estaba asustado… y decidí que si ella pasaba la noche, le daría todo, aunque me costará cualquier cosa y que ella seria feliz, muy feliz, toda su vida, porque me iba a encargar de ello… — ladeó el rostro de un lado a otro y se encogió de hombros —. Y aquí estamos.

—Eres una buena persona.

—No necesito que lo creas — gruñó —. Y no te lo conté para que tuvieras un mejor concepto de mi o esa mierda. Amó a Mikasa, más que nadie, más que cualquiera — le aclaró viéndolo fijamente, Eren no se atrevió a objetar —. Ella es mas que mi sobrina o una hermana… la cuide como a mi hija y siempre va a ser así.

—Lo se…

—Pero tenias que aparecer, pedazo de mierda… y ella brillaba tanto cuando tú estabas ahí — bufó molesto.

Eren tragó saliva con dificultad. Levi gruñó y volteó, apoyando la espalda contra el soporte y mirándolo fijamente.

—Debes casarte con ella en cuanto se gradúen. Siempre verás por su felicidad y seguridad. La apoyaras en todo y jamás, óyeme bien… jamás, vas a engañarla.

—Si, señor

—Y guarda las manos para ti mismo en mi presencia. Ella sigue siendo una niña para mí.

—Si, señor.

—Y mas te vale maldito, que uses un puto condón siempre, porque te juro que si sale embarazada antes de que sea el momento o antes de que se gradué, voy a buscarte y te voy a cortar el pene ¿escuchaste?

—Perfectamente claro, señor.

—Y nunca la hagas llorar porque voy a torcerte el cuello.

—Si, señor.

—Ella puede tomar sus propias decisiones, es una mujer de carácter y maldita sea, sino es la mejor mujer que conocerás en toda su mísera vida — se acercó un par de pasos a él y Eren se tensó, pero no intentó moverse lejos.

—Lo se, señor.

—Trátala siempre como un tesoro, puede parecer fuerte todo el tiempo, pero también es sensible y tiene sentimientos frágiles — una mano se apoyó sobre la tela de camisa y Eren tuvo que apretar los puños, cuando Levi lo obligó a inclinarse hacia él.

—Lo haré, señor.

Se miraron a los ojos un momento. Eren podía sentir como el pulso se le aceleraba cada vez más, con la continuidad de los segundos ¿Acaso iba a golpearlo? No dudaba que no le faltarían las ganas de hacerlo.

Sin embargo, cuando pensó que la tensión podría explotarle en el rostro. El hombre mayor lo soltó y suspiró.

—Cuida a mi niña — susurró suavemente.

Eren miró como le daba la espalda y se acercaba a la puerta, ingresando a la casa.

Suspiró, aliviado y finalmente pudo respirar, tanto que casi sintió que su pecho dolía por la presión ejercida antes ¡Había sobrevivido! ¡Lo había conseguido! ¡Levi le había de estar con Mikasa!

Sabía que jamás podría llevarse del todo bien con Levi, talvez en un futuro, lograría ganarse su confianza y quizás luego, algo de su empatía. No importaba, aun así, porque ambos tenían algo demasiado valioso en común.

Suspiró y volvió a apoyarse en el soporte, mientras tomaba unas cuantas inhalaciones, esta vez, mucho más pausadas

¡Eso había sido tan estresante!

El ritmo alocado del latido de su corazón y la ligera capa de sudor frío en su frente lo confirmaban. Nunca se había sentido tan horriblemente nervioso en toda su vida.

—Eren — la dulce voz femenina le obligó a levantar el rostro.

Mikasa cerró la puerta y se acercó a él con una expresión de preocupación. Sus manos se apoyaron en su pecho y Eren no dudo en tomarla de la cintura, acercándola a su cuerpo.

Casi de inmediato, percibió como su interior era inundado por una sensación de tranquilidad, y el latido de su corazón mismo, inició otra carrera, atolondrado, eufórico y feliz.

Simplemente enamorado.

Un nudo se formó en su estómago, y mientras miraba los ojos gris oscuros, se dijo que estaba bien.

A su lado, el mundo entero se completaba.

—¿Qué sucedió? ¿Te encuentras bien? ¿Mi tío se porto muy mal contigo?

—No — él deslizó el pulgar por su ceño fruncido de la chica y luego por su nariz, hasta llegar a los regordetes labios sonrosados.

Mikasa era tan bonita, tan perfecta.

—¿No qué? — ladeó el rostro —. ¿Estas seguro?

—No tienes de que preocuparte — se apresuró a sonreír, para tranquilizarla —. Todo está bien ahora — y se inclinó, para apoderarse de sus labios en una caricia dulce y entregada.

Desde ese momento, en adelante, solo le quedaba cumplir sus promesas, aunque no tenia problema con ello.

Porque amar a Mikasa, era su destino.

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FIN DEL CAPÍTULO


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NOTAS DEL CAPÍTULO:

27.- Conociendo a los padres

Hola mis bellas ¡Aquí es el nuevo capitulo!

¿Qué les pareció? En lo personal, lo ame, porque me encanta pensar en este escenario. Ya saben, Levi como tío-padre celoso y una Mikasa rebelde, defendiendo su amor. Ayy, como lo amo.

Espero haber mantenido algo de la personalidad de Levi y Hange, o al menos, un poco de su esencia. Es la primera vez que escribo sobre ellos y ¡Me encanta esta pareja! ¿Alguna otra shipper?

Y vaya, como deseo hacer otra secuela, tenía una idea también de Mikasa siendo presentada a la familia Jaeger como novia ¿Se imaginan esa escena? ¿Cómo reaccionarán los padres? ¡Y amaría también ver a Zeke! Pero opte por este relato del lado Ackerman, aunque no voy a descartar la otra como bonus, creo que agregaré varios bonus a este reto jajajaja.

Espero que el capítulo les haya gustado. Nos leemos con el siguiente que es "Comprando juntos" ¡Y esta que arde!

Besos y abrazos.

26/10/2022

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