Disclaimer: Naruto no es mío; le pertenece al alto, bronceado y guapo, Masashi Kishimoto.
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Un capítulo extra, aquí no hay príncipes nuevos, pero sí datos de vital importancia; esto no es una excusa barata para que sí lean el cap *guiño, guiño*
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CAPITULO 6.5.
Inalcanzable
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Las noches de tormenta asustaban a Himawari cuando era niña. Ella solía ir a la habitación de su hermano para dormir con él; y cuando Boruto también estaba asustado, los dos iban a la habitación de sus padres.
Cuando llegó Kawaki, y se fue ganando la confianza de la familia, Himawari dejó de frecuentar a Boruto, que pateaba mucho y era muy quejón, e iba a la habitación de Kawaki que la recibía sin protestar.
Pero eso fue hace muchos años.
Por eso el rubio azabache no entendía… ¡¿QUÉ HACE ELLA EN SU CAMA?!
— Oye, vete a tu habitación —le picó con un lápiz el hombro de la chica. Es que ni siquiera se atrevía a tocarla.
— Tormenta… —murmuró la chica, y se cubrió más con la frazada, para que deje de molestarla.
Efectivamente, había una fuerte tormenta en Konoha.
Y efectivamente, Kawaki estaba dispuesto a protegerla de todo y todos.
Pero, ¿Quién la protegería de sí mismo?
Estaba en su cama, vestía su pijama de unicornio cubierta de pies a cabeza, imagina la ropa menos provocadora del mundo y eso es lo que llevaba ella; sin embargo ¿Por qué le parecía tan jodidamente sexy?
Reflexionó por un momento, no pensaba dormir en esa cama, era peligroso para él, para ella. Pero si sólo se limitaba a verla un poquito, nada inmoral… solo ver su rostro de cerca…
Kawaki se aseguró que la chica estuviera dormida, luego subió a la cama a gatas, se acercó a la pelinegra que sólo tenía descubierto el rostro, lo pudo ver de cerca y aún en la oscuridad, brillaba. El semblante de Hima era simplemente luz. Había descubierto un nuevo placer, ver a su princesa dormir, era lo más hermoso del mundo.
No supo cuánto tiempo se quedó contemplando, ni tampoco supo cuándo fue que empezó a acercarse más a sus labios, ni cuándo sus intenciones de "mirar" habían pasado a las de "actuar".
En ese instante, olvidó por completo su respeto al hokage, la lealtad a los Uzumakis, su posición social, ni el consentimiendo de la dama lo iba a detener. Sería egoísta, sólo esta vez, solo esta única vez… le robaría un beso.
A nada de unir sus labios, un trueno hizo que la menor abriera los ojos de golpe por el susto, para encontrarse a Kawaki demasiado cerca de ella.
Ambos estaban sonrojados como tomates listos para la cosecha, como manzanas caramelizadas, como rosales en primavera, como… bueno, completamente rojos.
— ¿Q-qué haces? —se odió por tartamudear, pero es que esos segundos le parecieron eternos y kawaki seguía mirándola fijamente.
Silencio.
— Kawaki —repitió.
— Quítate, me gusta dormir de ese lado —aunque tardó en responder, sirvió para salvar el momento pues Hima no dijo nada más y se echó del otro lado.
Estúpido trueno, estúpidos miedos de Hima y estúpida excusa la de él. Su plan inicial de verla un rato y luego irse a dormir a la sala había quedado frustrado por su propia codicia, y ahora estaba atrapado entre Himawari y la pared.
Le daría la espalda, podía aguantar sin dormir, una noche no era nada para él.
— Kawaki ¿estás dormido?
Rayos, no podría con una charla nocturna, donde la gente abre su corazón. Debía tener mucho cuidado o él mismo se delataría.
— Kawaki, sé que estás despierto —la azabache volteó mirando la espalda del chico— roncas cuando duermes, así que es obvio que ahora sólo me estás ignorando.
— O estoy intentando dormir —debatió internamente en responder o no, pero con lo insistente que era la azabache, lo mejor era responder de una vez y acabar con esto rápido.
— Sólo será un momento, ¡Hey, voltea! siento que estoy hablando con una pared —dio pequeños piquetes en la espalda del chico, lo que hizo que se estremeciera al contacto.
Tuvo que voltear, mejor verla y sin contacto, que chica tan insistente, ¿no era consciente del efecto que causaba en él?
Una vez que Kawaki le prestó atención, Himawari preguntó:
— ¿Por qué no puedes quedarte a la fiesta?
— No puedo y punto, no insistas.
Pero ella continuó.
— Quiero que estén las personas importantes para mí.
Un pequeño atisbo de esperanza nació en Kawaki No dijo hermano. Pero rápidamente borró toda ilusión, había tantas razones por las que no podían estar juntos. Estaba bien con sólo ser una "persona importante"
— Pues ahí estarán todos los demás, ¿No? —debía desviar el tema o pronto saldrían gritaría sus sentimientos.
— No será lo mismo… y después, nada será igual.
— ¿De qué hablas?
— Pues… cuando tenga que irme, no podré hacer misiones como hasta ahora y veré menos a mis amigos
— ¿De qué estás hablando? ¿A dónde te vas?
— ¿No te lo dijo Boruto?
Negó con la cabeza.
— Cuando cumpla quince, iré a vivir a la mansión Hyuga.
Himawari le explicó que los miembros del consejo la querían como líder del clan Hyuga. Su familia también habló con ella sobre ese interés, aunque no de forma exigente como el consejo, sólo querían saber si estaba interesada. Ella aceptó, porque sabía que aún habían algunos roces entre las ex-ramas y otros conflictos que debía solucionar, quería ayudar y protegerlos, así como lo hacía su papá.
Himawari aceptó con la condición de empezar desde abajo, aunque conocía la mansión porque entrenaba allí constantemente; no conocía mucho de la logística administrativa, así que ayudaría a su abuelo por todo el siguiente año hasta que estuviera lista para asumir el rol de líder. Por eso se mudaría después de cumplir de 15 y si todo se esforzaba mucho, el próximo año sería la líder.
Contárselo ella misma le permitiría ver una reacción sincera, pero Kawaki estaba tan serio como siempre ¿Qué esperaba ella? ¿Quería que Kawaki le pidiera que se quedara? O por lo menos que reaccionara... Aunque su respuesta no cambiaría su decisión, quería saber que aún le importaba, como él a ella.
— ¿No vas a decir nada? —preguntó Hima.
Maldito Boruto, ¿Por qué me entero de esto hasta ahora?. Ahora entendía la importancia de la fiesta, Himawari ya no tendría el mismo tiempo que antes, al igual que el Séptimo tendría muchas ocupaciones, organizar sus tiempos de ocio será difícil de aquí en adelante, y la única oportunidad que tenía para reunir a todos sus amigos era en la fiesta de XV años.
No te vayas, huye conmigo. Fue lo primero que pensó, pero sabía que era imposible, no tenía nada que ofrecerle y sabía que ella jamás aceptaría, era igual de terca que todos los Uzumakis; y que él mismo no podría traicionar la confianza que le tenían. Retomó sus sentidos, y al menos esto, haría bien.
— Me alegro por ti, que hayas encontrado la manera de ayudar a muchas más personas.
— Gracias, Kawaki; sabía que me entenderías. Esperaba, ¿algo más?
Silencio.
— Es lindo, ¿Sabes?
— ¿Quién? —preguntó celoso, creyendo que Hima se estaba sincerando sobre algún pretendiente.
— Es lindo que podamos charlar como antes —sonrió. Y esa sonrisa le dió mil años de vida a él.
— Si… ya recordé que hablas demasiado y nunca me dejabas dormir —recordó con nostalgia, no era queja, de hecho, podía escucharla por horas.
— Tú me seguías la corriente, para distraerme de las tormentas. Si se dio cuenta de ello, me pregunto si... ¿Se da cuenta de lo que me pasa ahora?
— Eras una niña muy insistente
— No lo suficiente. Gracias de nuevo, me tranquiliza mucho que estés conmigo.
Himawari cerró los ojos y se dispuso a dormir. Se sentía protegida, pero este sentimiento no duraría mucho, pronto Kawaki se iría y ella no sabía cómo hacer para que se quedara. Sus conversaciones, aunque significativas, eran breves; y no se acercaban para nada a la relación que tenían años atrás. En definitiva, Kawaki se estaba alejando de ella, lo sentía cada vez más distante, inalcanzable.
Por su parte, Kawaki tuvo que darle la espalda nuevamente para no verse tentado a abrir los ojos y verla dormir tan cerca. Pero aún del otro lado, solo pensaba en ella y lo noble que era. Para Himawari no era un sacrificio, sino todo un honor que cumpliría con la fuerza y carisma que la caracterizaba, pero con la nueva vida que emprendería era más improbable que pudiera estar con ella, y no es que tuviera una oportunidad antes que esto, pero al menos podía acercarse a ella con cualquier excusa si es que le ganaba el corazón; o incluso podía protegerla. Ahora tendría a todo el clan pendiente de ella, y escalaba a una posición aún más alta, tendría que sacar una cita para verla ¿Con qué pretexto? Él no era nadie. La sentía cada vez más distante.
Su princesa es inalcanzable.
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Continuará.
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Próximo capítulo: El príncipe rival quiere ganar el corazón de la princesa
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Sí, es Eho el siguiente príncipe. Es un ship muy bonito 3 que ansio desarrollar, espero hacerlo bien, pero sobre todo quiero que el próximo capitulo sea netamente humorístico, ya que Eho es perfecto para endulzar la historia (?)
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Gracias por leer
¡Holybendiciones!
