Cuando Lily se levantó de la mesa para ir a lavarse los dientes, Draco quiso hacer exactamente lo mismo, pero Potter lo detuvo.
─ Quiero disculparme por lo de la otra noche.
Draco arrugó en entrecejo y le miró intrigado.
─ Cuando estábamos en el jardín.
Pasaron unos segundos antes de que comprendiera a qué se refería.
─ ¡Oh, eso! No tienes que disculparte. ─Nuevamente intentó levantarse, pero Harry continuó hablando.
─ Si, tengo que hacerlo. Actué muy raro, sé que lo hice. Pero no fue por algo que dijiste o hiciste, soy sólo yo y esos momentos en que inevitablemente recuerdo a Ginny. Nosotros plantamos un rosal de rosa carmesí oscura en su tumba.
Esta vez la necesidad de Draco de salir huyendo se esfumó y únicamente quedó un profundo vacío. La rosa carmesí oscura se usaba en muchas ocasiones como símbolo de tristeza y luto. Así que entendía el repentino cambio de humor aquella noche. Por otro lado, también sabía lo que significaba perder a alguien que amas y ser consciente de que jamás volverás a verle, conformarte únicamente con los recuerdos que se desatan cada vez que ves, lees, hueles o escuchas algo que te recuerda a esa persona. Ya no era tan difícil para él, podía hablar de su madre y su padre sin sentir que un nudo se formaba en su garganta, pero lo adjudicaba a que ya había pasado un tiempo desde que los perdió y aunque todavía dolía, también podía sentir alegría, eso gracias a la asistencia de su terapeuta. Algo que claramente no podía hacer Potter. Un año en duelo sin enfrentar realmente la perdida no iban a hacer nada para ayudarlo. Necesitaba hacer algo más.
─ Has pensado visitar a… ─dudó, la última vez que le propuso algo a Potter únicamente recibió gritos como respuesta y aunque la situación no se asemejaba en nada, la mirada fija del pelinegro lo ponía nervioso.
─ ¿A quién?
─ A un terapeuta, así como Lily.
Draco casi resopló al ver como Harry negaba con la cabeza.
─ Sé que Hermione considera que es importante que Lily asista con un terapeuta, pero eso no significa que yo crea en esas cosas, tampoco es como si lo necesitara. No estoy loco, solo extraño a Ginny.
El rubio quiso rodar los ojos, pero se contuvo.
─ De acuerdo, solo era una sugerencia. No tienes que hacerlo si no quieres. ─Se levantó, ahora sí dispuesto a irse, aun si Potter intentara volver a detenerlo.
─ No quise ofenderte.
─ ¡Y no lo hiciste! Buenas noches.
Caminó con los puños apretados, preguntándose por qué actuaba como un niño inmaduro cuando era claro que Potter no tenía la culpa de ser como era. Obviamente alguien le había hecho mucho daño, no se trataba únicamente de la muerte de la esposa, era algo más, lo cual no era de su incumbencia, pero quería, deseaba, ayudar a Potter. Ser su amigo. Y tal vez más. Negó con la cabeza, sus pensamientos se estaban desviando a aguas oscuras, a un lugar donde no deberían ir.
─ Contrólate, Draco ─se dijo.
─ ¿Estás bien? ─preguntó Lily.
No se había dado cuenta en qué momento llegó a la habitación de Lily.
Sonrió y asintió.
─ Si, sólo vine a ver si ya estás preparada.
La pelirroja asintió con orgullo.
─ Muy bien, voy a lavarme y vuelvo en un rato. Mientras tanto elige qué cuento quieres que te lea esta noche.
La niña se apresuró a buscar su libro mientras Draco se dirigía a su habitación.
o
─ ¡Quiero un teléfono! ¡Quiero un teléfono! ─Repetía la niña mientras saltada y corría alrededor de su padre.
─ Ya te dije que no, no voy a comprarte un teléfono. ─Harry suspiró al final.
─ ¡Quiero un teléfono! ¡Quiero un teléfono! ─Fue como si Potter no hubiera hablado un segundo antes.
El mago resopló frustrado.
─ En estos momentos desearía no tener corazón y así no lo pensaría dos veces antes de lanzarte un silencius.
─ Seguiré diciendo que quiero un teléfono hasta que me compres uno. ─La niña habló ignorando completamente las palabras de su padre, quien volvió a resoplar.
─ ¿Y para qué lo quieres?
─ Para hablar con mis amigos. ─Lily se encogió de hombros, había dejado de saltar a su alrededor y solo se limitó a permanecer frente al mago.
─ Lily, tú no tienes amigos.
Y entonces, la pelirroja se puso colorada de tanta furia, parecía una cereza.
─ ¡SI TENGO AMIGOS! ¡Teddy, Ross, Vicky y Draco son mis amigos! ─gritó furiosa.
─ Yo… ─al ver la expresión ofendida de su hija se sintió culpable por decir algo tan insensible─. Lo lamento, no quise decir eso. Es sólo qué no entiendo para qué necesitas un teléfono si apenas eres una niña de siete años.
─ No lo entenderías porque eres viejo.
Draco casi escupe el jugo de naranja que estaba bebiendo.
─ ¡Lily!
─ ¡Basta! ¡Deténganse ambos! ¿Por qué no sólo le compras el teléfono? Si te preocupa lo que pueda ver o hacer sólo tienes que encargarte de supervisarla, no es tan complicado. ─No había querido intervenir, pero ya no podía seguir escuchando las insolencias de Lily y las tonterías de Potter, quien suspiró mirando su comida a medio terminar.
─ Está bien, tú ganas, te compraré ese teléfono, pero te advierto que habrá condiciones y a la primera falta lo guardaré en un lugar donde no podrás encontrarlo nunca.
Lily saltó feliz, sonreía encantada, luego rodeó la mesa y fue hacia Draco para abrazarlo.
Mientras tanto, Harry se limitó a observar a las dos personas presentes, agradeciendo con la mirada a Malfoy por intervenir. Seguramente, si no lo hubiera hecho habría terminado por decir más estupideces y habría herido mucho más a su hija. Tenía que hacer algo al respecto, algo con su persona, no podía continuar así. La confrontación con Ron y su relación con Lily le hicieron darse cuenta de que no estaba manejando las cosas tan bien como creía.
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Hermione entró apresurada a la chimenea, traía el teléfono celular en la mano izquierda apretado por un fuerte agarre.
Hace año y medio que Harry no le escribía, por lo que fue alarmante recibir un mensaje de su mejor amigo, así que dejó todo y tomó la chimenea para llegar a Grimmauld Place lo más pronto posible.
Al entrar no escuchó nada. Lo cual le pareció extraño, ya que desde que Malfoy vivía en la casa solía ser un lugar más ruidoso, principalmente por las actividades que realizaba junto a Lily.
Frunciendo el ceño se dirigió al segundo piso. Buscó en todas las habitaciones, pero no encontró a nadie, así que se dirigió al tercer piso.
Harry odiaba que pisaran ese nivel, pero ya que no había encontrado a otro ser vivo en los otros niveles se aventuró.
─ ¿Harry?
La puerta al final del pasillo rechinó.
Hermione dio un pequeño salto, asustada al ver la gran sombra imponente que salía de la biblioteca.
─ Harry…
─ ¡Hermione! ─exclamó y corrió a abrazar a su amiga─. No tenías que venir de inmediato.
La bruja correspondió al abrazo titubeante. Hace tanto tiempo que Harry no era tan efusivo que se sintió confundida.
Se separaron suavemente, Hermione miró la sonrisa suave de su amigo, frunció el ceño y comenzó a explicar.
─ La última vez que me enviaste un mensaje de texto fue hace casi dos años. Fue extraño recibir una notificación con tu nombre. Usualmente simplemente envías a Kreacher para decir lo que sea que tengas en mente.
─ Si, lo sé. ─Ahora se notaba avergonzado─. Lily quería tener un teléfono. Malfoy y ella me convencieron para comprarlo. Después quería hablar conmigo por medio de mensajes y… tuve que acceder. ─Terminó con un resoplido.
─ Bueno, me alegra que te convenciera. Hablando de Lily, ¿dónde está ella?
─ Salió con Malfoy. Creo que al parque.
Hermione le sonrió.
─ ¿Fue tan horrible como pensaste? ─preguntó refiriéndose al teléfono.
─ Borré muchos de mis contactos, gente que conocí por ella, quería… ─no terminó de decir lo que tenía en mente.
─ Está bien, no necesitas hablar con esas personas, eran amigos de ella, no tuyos.
Harry asintió.
─ ¿Y por qué me has pedido que venga?
─ Si, bueno quería que fueras la primera en saberlo. ─La castaña le miró con atención y asintió para indicarle que tenía su completa atención─. Voy a tomar terapia. Después de lo que pasó con Ron, me di cuenta de que estoy haciendo daño a las personas que me importan, no sólo a Lily, también a ustedes.
─ Aunque no es la única razón, ¿cierto?
─ Pasaron otras cosas, pero ahora mismo no puedo contarte.
Hermione se acercó para abrazarlo.
o
Harry miró inseguro alrededor de la habitación. Las paredes eran blancas y parecía un lugar tranquilo, sin embargo, él estaba muy inquieto, ante la incertidumbre que le provocaba estar allí.
─ ¿Harry?
Parpadeó y volteó a mirar a Padma.
─ Si, eso creo.
─ ¿Por qué dices eso?
Harry permaneció en silencio largo rato, luego simplemente se encogió de hombros.
─ No sé lo que estoy haciendo. Ayer estaba muy seguro de que estar aquí es lo correcto, que es lo mejor para mi hija, pero no sé, ahora que de verdad estoy aquí no… tal vez debería irme.
─ Está bien, Harry. No te presiones, no necesitas contarme nada que no quieras, tampoco tenemos que hablar de ti, podemos hablar de cualquier tema, lo que tú quieras.
─ Puedo hablarte de Lily ─dijo después de lo que pareció una eternidad.
─ Eso suena excelente ─respondió Padma con una sonrisa.
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Después de esa primera sesión, Harry comenzó a asistir una vez por semana a las sesiones con Padma. Le pesaba hacerlo, pero cada vez que pensaba en Lily se decidía a continuar.
─ La última vez mencionaste que nunca has considerado la posibilidad de someterte a una cirugía y tampoco quieres usar un glamour. ¿Puedo preguntar por la razón?
Harry permaneció en silencio. Padma esperó a que decidiera dar una respuesta, no importando si era negativa o positiva.
─ Este es mi castigo, mi rostro es el recuerdo de lo que soy, si pretendo ocultarlo sería como negar las atrocidades que he cometido.
─ Harry, recuerdo que mencionaste anteriormente que desde el accidente no has mirado tu reflejo. Todos los espejos de tu casa los mandaste a quitar.
El aludido asintió.
─ Significa que no sabes cómo se ven esas cicatrices.
Negó con la cabeza.
─ No necesito verlas para saberlo. Es suficiente con ver la incomodidad de Hermione y Ron, incluso tú desvías la mirada cuando te descubro mirándome.
─ Lamento que te sientas así, no es mi intención hacerte pensar de tal manera.
Harry cerró los ojos, estaba exhausto.
─ ¿Entiendes que tu reflejo no proyecta realmente quién eres? ─La bruja decidió retomar el tema.
─ Sé que soy un monstruo.
─ ¿Quién lo dice? ─Padma estaba muy atenta a las respuestas de Harry quien se quedó en silencio.
No habló más por lo que restó de la sesión y Padma permitió que así lo hiciera. Al final, cuando Harry llegó hasta la chimenea para cruzar la red flu habló.
─ Yo, yo lo digo.
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Los días se hicieron meses y conforme fue pasando el tiempo Harry encontró la confianza para hablarle a Padma sobre su infancia, la guerra, las pérdidas y de Ginny. Confesó sus miedos y ella lo guio para que poco a poco fuera sanando sus heridas. Por supuesto, era sólo el principio, pero por primera vez en mucho tiempo, Harry sintió tranquilidad en su corazón.
Padma también le sugirió que hiciera una lista de nombres, solo aquellas personas que tenían un significado importante en su vida. Que pensara en las cosas por las que se sentía en deuda o culpable con ellos y que buscara la manera de hablarlo, de enfrentarles.
Sin duda no iba a ser fácil, así que dejó al final de la lista a aquellas personas a las que más le aterraba enfrentar. Dejando en primer lugar a quienes sabía que podían perdonarlo con mayor facilidad. Dentro de aquellos primeros estaban Hermione, Ron, Neville, Luna, Seamus, compañeros del trabajo y Teddy. Y de hecho no fue sencillo hablar con varios de ellos, principalmente Teddy, quien sentía que había hecho algo mal y por eso su padrino ya no lo quería, lo cual fue duro de saber y fue aún más duro hacerle entender que era todo lo contrario.
Una vez tachada la primera parte de su lista, debía comenzar con la siguiente.
─ ¿Malfoy, tienes un momento? ─Draco se detuvo en las escaleras, iba de salida, era su día de descanso y tenía planeado visitar las tumbas de sus padres, así que inmediatamente después de desayunar con Lily y Potter se apresuró a volver a su habitación para arreglarse.
A Draco ya no le sorprendía ver a Potter usando pijama y bata para dormir a cualquier hora del día o su rostro somnoliento al cual claramente le hacía falta una buena rasurada y borrar esas horribles ojeras bajo los ojos. Lo que sí le sorprendió fue ver que parecía intranquilo, impaciente e indeciso ─hace mucho no lo veía así─, por eso es que le concedió un poco de su tiempo.
─ Sé que tienes muchas cosas que hacer, así que no te quitaré mucho tiempo.
Draco asintió.
─ Toma. ─Harry le entregó un estuche alargado. Draco lo sabía antes de abrirlo, pero aun así su corazón comenzó a latir apresurado y sintió que su respiración iba a detenerse.
─ Esta es…
─ Si, es tu varita.
Cuando al fin pudo verla, algo dentro de su cuerpo se calentó, algo que parecía estar apagado desde que la perdió aquel día en la mansión.
─ ¿Por qué? ─preguntó confundido.
─ Quiero pedirte una disculpa por todo lo que te hice durante el colegio.
Draco miró a Harry con el ceño fruncido, esperando la trampa en aquellas palabras, pero al ver que el moreno hablaba en serio decidió responder.
─ Bueno, yo no fui precisamente un ángel.
─ Lo sé, pero no importa, también hice cosas horribles, como el… sectupsempra.
Era verdad, por bastante tiempo le guardó mucho rencor por dejarle esas horribles marcas en el torso, también lo odió por rechazarlo y lo envidió por tener todas las cosas que él siempre quiso tener, pero se había deshecho de todo ese rencor hace tanto tiempo. Había perdonado y principalmente, se había perdonado a sí mismo por ser un niño estúpido, no podía cambiar el pasado, pero podía cambiar el futuro y eso valía más que cualquier otra cosa.
─ Potter, te perdoné por eso hace bastante tiempo, ni siquiera tenía sentido mucho del resentimiento que me provocabas. ─Se quedó en silencio por un momento─. Debería pedirte disculpas, también intenté asesinarte.
Harry negó con la cabeza.
─ Y no lo lograste. ─Soltó una sonrisa hueca─, además, yo también te perdoné por lo que me hiciste. Estamos a mano. ─ Y ofreció la mano, tal como lo hizo hace mucho tiempo Draco.
─ Por supuesto, a mano. ─Y estrechó la mano de Potter.
Después de ese día su relación mejoró mucho más, ahora Harry le hablaba siempre que se encontraban y a veces, mientras Lily dormía y Harry no tenía que trabajar conversaban de cualquier tema, como el quidditch o veían la televisión mientras alababan la acertada decisión de Hermione de implementar la tecnología muggle al mundo mágico.
Esa amistad que nunca creyó posible poco a poco se fue forjando. Draco no lo admitiría en voz alta, pero eso lo hacía feliz. Podía conformarse con eso. Con sólo ser un amigo, muy a pesar de que Potter le gustara, porque no importaba que tuviera medio rostro deformado o que todo el tiempo vistiera sus horribles pijamas de snitch dorada y se viera claramente desalineado, le gustaba, Harry era ese chico gentil y amable que recordaba, y aunque en el pasado le había parecido irritante y desesperante, ahora le era irresistiblemente adorable.
o
Después de una tarde agradable en la que visitaron algunas tiendas del Callejón Diagon, Dennis le sugirió ir a comer un helado. Draco aceptó gustoso, pues hace bastante no probaba los helados de Florean Fortescue.
Ambos estaban sentados, disfrutando de sus respectivos postres cuando Dennis preguntó algo que lo dejó un poco emocionado.
─ ¿Qué harás en tu cumpleaños?
Draco probó un bocado de su helado antes de responder.
─ Usualmente me quedo en casa y veo una película.
─ ¡Oh, no! Eso suena demasiado aburrido. ─El castaño desaprobó totalmente su modo de celebración─. Conozco un lugar, podemos ir por la noche, te aseguro que te vas a divertir.
Draco dudó.
─ ¿No puedes?
─ ¿Qué tal el fin de semana? ─Ofreció al pensar que siendo un martes le sería difícil salir de la casa de Potter, no es que lo mantuvieran cautivo o algo por el estilo, era sólo que los martes eran los días en que desde hace algunas semanas atrás Potter se tomaba el tiempo para pasar el rato con él y aunque sonara estúpido y ridículo, no quería perderse de ese tiempo.
─ Si, está bien, será como tú prefieras.
Entonces básicamente celebró su cumpleaños con Dennis el tres de junio. Era sábado y al día siguiente Lily iría a la casa de los Weasley, así que tomó la decisión de quedarse hasta tarde.
─ ¿Y qué tal va todo?
Draco arqueó una ceja y miró a Dennis fijamente.
─ ¿Cómo te llevas con Harry? Recuerdo que en el colegio no se llevaban muy bien, así que me sorprende que estés trabajando para él.
Entonces el rubio se encogió de hombros.
─ Hemos mejorado. ─Esperaba que esa fuera una respuesta suficientemente satisfactoria.
─ Entonces… no se llevan del todo bien. ─No bastó, casi entornó los ojos, pero se aguantó.
─ La primera vez que salimos prometiste no preguntar sobre Potter.
─ Error. Prometí no preguntar sobre su apariencia. Ahora simplemente me interesa saber cómo se llevan, pero si te he ofendido de alguna manera…
El rubio negó con la cabeza.
─ No, no es eso. Es sólo que no hay mucho que decir, nos llevamos decentemente bien, ya no peleamos como antes, si eso es lo que preguntabas.
─ ¿Y su hija? ¿Cómo es tu relación con ella?
Antes de responder meditó su respuesta, Dennis le sonreía alegremente, por lo que decidió que no era muy aventurado ser honesto al menos con lo que respectaba a su relación con la pequeña pelirroja.
─ Nos llevamos bastante bien, ella me agrada y sé que yo le agrado.
─ Eso es interesante.
Dennis no preguntó más. En su lugar, tomó la mano del rubio y lo llevó a la pista de baile.
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Hoy fue el primer día en que Harry salió al exterior después de tantos años. O al menos el primer día que se trasladó a un lugar fuera de Grimmauld Place diferente al consultorio de Padma Patil. En los casos anteriores hizo que sus amigos e incluso Teddy fueran a su casa, pero en esta ocasión debía actuar valientemente, no se trataba de cualquier bruja, por tal motivo, él era quien debía salir de su zona de confort.
— ¡Harry! —gimoteó Molly al verlo llegar de la mano de su nieta.
El hombre llevaba la capucha de su capa puesta por lo que no se le podía ver el rostro.
— ¡Hola, Molly! —dijo con un tono de voz nervioso. E inclinó más la cabeza hacia abajo, asegurando por completo que no se le pudiera ver ninguna fracción del rostro.
— ¡Oh, querido! ¡No sabes lo que te hemos extrañado! —exclamó la mujer antes de acercarse y proporcionarle un abrazo fuerte.
— Ron me ha dado una idea —dijo soltando a Lily para corresponder al abrazo.
Permanecieron así por largo rato, ambos llorando silenciosamente.
— Lo siento, no pude protegerla —susurró después de un tiempo y la señora Weasley se alejó para mirarlo y mientras negaba con la cabeza dijo:
— No, no digas eso. No es tu culpa. —Molly lloraba.
─ Quiero creer que no lo fue.
Molly rompió el abrazo para alejarse y tocar la cara de Harry con ambas manos. La capucha se deslizó hacia atrás revelando su rostro, si Molly se sorprendió, no lo demostró. En cambio, sonrió y dijo con firmeza:
─ Harry, no tienes que cargar con la responsabilidad de algo que no estaba en tus manos controlar. Desde que eras un niño dijeron que tenías una misión, un solo camino por seguir, te dejaron a cargo de nuestras vidas y eso es monstruoso. Un niño no debería tener que cargar con tanto, tú no tienes por qué cargar con tanto. Ya no formas parte de una profecía. Ahora eres el padre de una hermosa niña a quien tienes que cuidar y educar, tienes una familia que te extraña muchísimo y a quienes tienes que visitar cada vez que tengas ganas de verlos, esa, Harry, es tu única responsabilidad. No lo olvides.
Harry tomó las muñecas de la señora Weasley para alejar las manos de su rostro, después se quitó el guante frente a ella ─desde que ocurriera aquel fatídico día, nunca se había quitado el guante frente a nadie─, pero la persona frente a él no era cualquier persona.
Molly miró con interés, pero no dijo nada cuando vio aquella mano maldecida. Tampoco dijo nada cuando el mago levantó la mano y con ella tocó las lágrimas de quién quería y apreciaba como a su madre.
— Papá, ¿te duele?
Escuchó la voz de Lily y el momento se rompió. Estaba bien, no quería seguir llorando por el resto del día, Molly tampoco.
— No, ya no —respondió.
Lily sonrió, pensando en la mano desfigurada, pero en el fondo, Harry se refería a sus sentimientos. Ese fue el momento de inflexión, el momento en que se liberó. Siempre, toda la vida, recordaría a Ginny, ella siempre ocuparía un lugar importante en sus recuerdos, siempre sería la mujer que le dio la oportunidad de experimentar la paternidad, quién le había brindado la oportunidad de conocer a Lily, la más hermosa y magnífica bruja del mundo. Sin embargo, ya no sentiría más culpa por lo que había ocurrido aquel día, algunas acciones no se pueden cambiar, pero si se pueden enmendar y eso es lo que él haría, cuidaría a Lily y estaría al lado de la familia de Ginny, su familia, pero también sería feliz, porque eso es lo que Ginny querría.
Gracias por sus bonitos mensajes, eso es lo primero que quería expresar al terminar este capítulo. De verdad me hace muy feliz saber que les está gustando la historia.
Ahora unos detalles:
¿A alguien le parece que las cosas avanzaron un poco rápido aquí? Puede ser, pero se trata de un fic corto, así que no me quise extender demasiado con los detalles y espero que a pesar de todo hayan disfrutado la lectura.
Prometí que publicaría un adelanto a mitad de semana y aquí está.
Para quienes me preguntaban cuándo inicia el Drarry, al fin tengo el placer de responderles que en el próximo capítulo llegará esa interacción tan esperada, así que ojalá continúen aquí, siguiendo esta historia.
Gracias por su apoyo, nos leemos en el siguiente capítulo.
