Los personajes no me pertenecen son creación del gran Akira Toriyama. La trama e historia si son idea original mía.

"Ay mi bien, no te olvides del mar que en las noches me ha visto llorar, tantos recuerdos de ti. Ay mi bien, no te olvides del día que separó a tu vida de la pobre vida que me tocó vivir. Hay amores que se vuelven resistentes a los daños como el vino que mejora con los años así crece lo que siento yo por ti.

Hay amores que parece que se acaban y florecen y en las noches del otoño reverdecen, tal como el amor que siento yo por ti… — Hay amores, Shakira"

Planeta Vegita

Salió de la habitación a paso sigiloso, antes de cerrar la puerta volteó a verla. Era un ángel de cabellos azules lo que descansaba en la cama. Tan frágil, tan inocente. Ajena a todo, una visión blanca y azul.

Muy dentro de él lo sabía, ella era más que una simple humana, era una heshia que lo tenía hechizado. Era la mujer que la luna de las leyendas saiyajines otorgaba como bendición o maldición a los reyes. Era todo lo que siempre quiso y querría, ya no le cabía dudas.

Verla yacer dormida sin nada más que las sábanas de seda tocando su piel lo encendieron. Estuvo a punto de volver a esa cama, adorarla con su manos y su boca, pintar de nueva cuenta el lienzo de su piel con sus besos. Abrazarla y seguirle haciendo el amor hasta robarle completamente la cordura.

Pero tenía un imperio por gobernar, una traición por descubrir y ya se había ausentado de sus deberes más tiempo del que debiera.

Así que se armó con toda la fuerza de voluntad que tenía y avanzó sobre el pasillo, ni siquiera tomó algo de la cocina de la nave para desayunar, quería apurarse para volver lo antes posible.

Sonrió para sí mismo. Le había costado que ella aceptara, casi se había echado para atrás el día anterior.

"... Salió del baño con ella en brazos. La ojiazul se hallaba ruborizada. Habían logrado bañarse después de dos asaltos en el jacuzzi.

Él pensaba volver a besarla pero ella lo detuvo.

— ¡Basta! Tenemos que hablar.— vio esos ojos color del cielo terrestre mirarlo molestos.

El saiyan suspiró — Creí que habíamos dejado claro todo antes mujer...

Ella lo interrumpió, acomodándose una toalla sobre su cuerpo — Esto no cambia nada Vegeta... A futuro lo mejor sería irme... Sabes que ella siempre está estará entre nosotros, es la mujer que TÚ escogiste como tú esposa, no fui yo a quien elegiste, fue ella y esa es la realidad— Recordar eso siempre le dolía, la voz se le rompió un poco al final. Como pudo de sobre puso a su congoja y siguió —.Además de que según lo que tu mismo hermano me dijo su vínculo es irrompible.

Sereno volteó a verla, lucía hermosa. Su azul cabellera despeinada caía rebelde sobre sus hombros, sin poder evitarlo acarició delicadamente el perfil afilado de su mentón, mientras un adorable sonrojo coloreaba aquellas hermosas mejillas.

—Hablaré con Nappa para aclarar algunos puntos del vínculo... Mujer yo...— Los penetrantes ojos color Ónix la miraron intensamente. — Voy a corregir mi error, ella y yo jamás fuimos pareja, nunca pude.

Acunó la delicada cara de la fémina entre sus manos. — Siempre has sido tú... Arreglaré esto y si un día decides que mi promesa no es suficiente te llevaré a la tierra... Confía en mí...

Comenzó suavemente a delinear los carnosos labios femeninos con la yema de sus dedos, su respiración se aceleró y la de la ojiazul también estaba sumamente alterada.

— Si decides que quieres ir a la tierra yo mismo te llevaré, solo dame esta oportunidad...

Atrapó entre sus labios los de esa diosa azul. Su sabor era tan adictivo y había estado tan carente de este largo tiempo que le costaba mantenerse separado.

La escuchó suspirar resignada — Esta bien Vegeta seguiremos con el plan..."

Una genuina sonrisa se extendía por todo su rostro al recordarlo, sabía que ella honraría su palabra.

Siguió caminando por el largo pasillo, volteó admirando todo el lugar.

«Debo reconocerlo esta vez se esmeraron, ni un solo cuerpo, ni sangre, como si nada hubiera pasado, esos inútiles están aprendiendo por fin a seguir órdenes»

Alegre sonreía para sí mismo. Había estado molesto con el pobre desempeño que tuvieron durante el ataque, los podría a entrenar en forma más activa.

Siguió avanzando. Una vez que hablara con Nappa, pretendía hacerlo con Kale. Era hora de por fin acabara con esa farsa.

Al llegar a la habitación que habían arreglado como su oficina personal escuchó las voces amortiguadas, se escuchaban lejanas y suaves.

Abrió la puerta y se halló a Radditz y a Nappa esperándolo.

— ¡Vegeta! Que sorpresa...— Nappa decía mientras el peliflama alzaba una ceja.

—Te dije que hablaríamos...— Fue toda su contestación para el otro saiyan. En otro momento se hubiera irritado pero estaba bastante feliz, así que decidió no amonestar al otro saiyan por su insolencia.

Fue Radditz quién decidió contestar — Es solo que Nappa estaba seguro de que no te veríamos en varios días más... Hicimos una apuesta y él dijo que llegarías en tres días más... Yo dije que sería mañana así que ambos perdimos.

Vegeta sonrió— ¿Y qué habían apostado?— Nappa trató de hacerle señas para que el pelinegro se callara pero en ese aspecto Radditz solía ser tan ingenuo como su hermano Kakaroto.

El pelilargo alzó los hombros ingenuamente, antes de contestar — Quién perdiera sería el esclavo del otro una semana y haría sus deberes en su lugar.

El príncipe saiyajin se hallaba muy feliz, y las tonterías de esos dos le hacían gracia, lentamente extendió una sonrisa ladina en su rostro. La mirada de maldad, de quien está a punto de hacer una travesura vaticinó a Nappa que no le gustaría el rumbo que tomaría esa conversación.

— Bueno insectos, ambos perdieron, quien ganó fui yo, así que durante una semana harán lo que yo les diga...

La risa malvada del peliflama hizo que Radditz abriera mucho los ojos al darse cuenta que Vegeta lo había embaucado. Nappa solo le dió una mirada envenenada, pero no dijo nada.

Sabía que no había nada por hacer ya. A decir verdad aunque le extrañó ver a Vegeta tan pronto, al verlo que venía de tan buen humor además de tener la esencia de Bulma fuertemente impregnada en él, no tuvo dudas, de que por fin se habían reconciliado.

Vegeta estaba contento, por fin aclararía sus dudas volteó a ver a Radditz — Ve por Chard y llévalo a entrenar. Necesito hablar con Nappa y después iremos a buscarlos, quiero ver el avance que el crío a tenido.

Sabía que tenía una promesa que cumplir, y como en todo, la única forma que conocía para acercarse con su hijo eran los entrenamientos.

No es que Vegeta no quisiera pasar tiempo con su hijo fuera del entrenamiento, pero se le dificultaba expresar de otra forma su preocupación por él.

Radditz hizo una reverencia y salió del lugar.

Una vez solos, el silencio se instaló de nueva cuenta entre ellos dos. Sin embargo, no era un silencio incómodo, era más bien uno agradable, lleno de camaradería.

Nappa estaba curioso y quería preguntar muchas cosas, pero sabía que ese no era el momento para preguntas, algo le decía que era el tiempo para que Vegeta escarbara en sus memorias y él le diera toda la información que el príncipe necesitaba.

— Sé que tienes dudas Vegeta, así que hablemos. No sé mucho de la unión solo lo que me contaron de ella, porque jamás la experimenté pero intentaré despejar tus dudas... — Nappa se acercó a la ventana de la oficina que se hallaba en el segundo piso de la base.

El lugar, la oficina de Vegeta estaba cuidadosamente arreglada. Colores sobrios y oscuros la decoraban. Aparte del escritorio, tenía una pequeña pero bien cuidada sala, con una mesa circular alrededor.

Ahí era donde Nappa se hallaba sentado, el calvo saiyan miraba hacia el exterior, por medio de un amplio ventanal. Apreciando la

belleza rojiza del planeta.

La voz de Vegeta lo regresó al presente. — ¿Cómo rompo el vínculo?

La naturaleza de la pregunta sorprendió al saiyan. Se había esperado un sin fin de preguntas, pero jamás espero esa en específico.

Volteó a ver con curiosidad al príncipe y trató de escoger cuidadosamente sus palabras. — Un vez creado el vínculo la única forma de romperlo sería a través de la muerte del cónyuge, siempre que el proceso no se haya creado en ambos. De haberse completado sería imposible...—

El príncipe saiyajin se sentó mientras miraba hacia la vista panorámica que tenía. El gran ventanal dejaba ver ese escenario rojizo. Las planicies se extendían a lo lejos, todo rojo, todo carmesí.

Sin sorprenderse por lo que Nappa dijo preguntó — ¿Esa sería la única forma?

Cualquiera que lo viera, preguntar de esa forma tan indiferente, sentiría un enorme estremecimiento recorrerlo. Su falta de emoción al indagar, provocaría escalofríos hasta al ser más estoico.

Nappa hizo caso omiso a sus propias preguntas y se enfocó a contestar — No hay forma alguna conocida Vegeta. Además si tomas a alguien más no podrías marcarla lo sabes, no funcionaría, jamás podrías tener el nivel de conexión que tendrían una pareja con vínculo. Sería peligroso para la nueva pareja que tengas, mortal inclusive y le ocasionarías un gran dolor a tu pareja vínculada...

Nappa quería entender a Vegeta, todo el tiempo se había cuestionado como le había hecho para ignorar el vínculo, no era algo que usualmente sucediese.

Fue Vegeta quien se le adelantó, cruzó los brazos mientras cerraba los ojos y cuestionaba — Háblame del vínculo, que lo hace tan especial e irrompible...

Nappa dio un sonoro resoplido. —Te diré lo que sé, pero yo jamás lo viví de primera mano, solo fui testigo de lo que sucedió con tu padre el rey...

La risa gutural de Vegeta retumbó por toda la oficina, no era un risa feliz, sino una cínica. Ladeó la cabeza mientras abría lentamente los ojos. — Si quisiera escuchar estupideces te lo hubiera pedido directamente. ¿Qué hay por contar de ellos? ¿Que mi madre en un golpe de suerte derrotó a la saiyajin que era la favorita? ¿Que debido a que cumplía el

estandard de belleza mi padre no la mató?

Resopló molesto. Nappa hizo caso omiso a su actitud.

—Tu padre, el rey Vegeta III creció rodeado de las exigencias que su estirpe y alcurnia exigían. Desde muy joven fue entrenado por los mejores guerreros de Elite. Tu abuelo, Vegeta II tenía un gran renombre y poderío, el pueblo lo idolatraba debido a sus hazañas militares y a que había logrado por medio de estas mejorar mucho la vida de todos los saiyajines.

El único tropiezo que nublaba un poco su magnífico legado era la extraña saiyajin que había desposado como su reina. Al menos así lo veían la mayoría de sus ministros, aunque nadie nunca se lo dijo de frente, solo existían los rumores.—

Nappa volteó a ver al príncipe saiyajin, temiendo una represalia por cómo se estaba expresando de sus abuelos, pero al no haber ninguna reacción de su parte ante lo que él decía, decidió continuar con su historia.

— Tu abuela, la reina Ralia era una magnífica mujer.— Fue interrumpido por el peliflama — Lo sé, era muy joven aún cuando falleció pero la recuerdo vagamente.

Nappa asintió, a decir verdad él era también muy joven en aquella época. El era mucho más joven que Vegeta III y Paragus.

—Vegeta, sé que odias a tu padre, y que crees que nada de lo que relate acerca de él valdrá la pena. Sólo escúchame hasta en final antes de sacar tus conclusiones...

El príncipe miró al otro saiyajin y asintió con la cabeza mientras miraba de nueva cuenta hacia el ventanal, apreciando el relieve carente de cadenas montañosas que ese planeta ofrecía, Tan diferente y tan parecido a la vez a su antiguo hogar...

Nappa continuó —Cuando tu abuela enfermó, tu padre estaba en entrenamiento para tomar su lugar como futuro como rey. Tu abuelo, comenzó a dejarle demasiado pronto responsabilidades que no debía tener. Tu padre estaba muy estresado, era joven, comenzó a los 17 años su mandato interino. Comandaba a los ejércitos y debía ayudar a tu abuelo en las decisiones. Comenzó a sentir la presión del peso que el gobierno compartido con su padre le acarreaba.

Tu abuelo viendo que tu abuela, la reina Ralia, lejos de presentar mejoría comenzó a consumirse, ordenó a tu padre prepararse pues un año después a más tardar consumaría su boda con la saiyajin más fuerte y vencedora del combate entre las candidatas, y así poder coronarse como príncipe regente. Y poder así descargar aún más responsabilidades en él.

El príncipe saiyajin volvió a interrumpir al saiyan—¿Cómo es que sabes todo eso si en aquel tiempo tú era un crío? No pudiste presenciarlo.— Dudoso el príncipe, miraba escéptico al otro saiyan.

Nappa suspiró — No recuerdas mucho por que eras un crío y porque tu educación no fue como debía, dentro del reino. Pero normalmente se asignaba al equipo que estaría siempre apoyando al rey desde que eran críos, y no siempre se conformaba por infantes de la misma edad.

Tu padre y Paragus eran de la misma edad, nacieron casi en los mismos meses. Bardock por su parte era 3 años mayor a él. Y yo fui 10 años más joven que tu padre, sin embargo debido a la posición como concejal que mi propio padre tenía y a mi nivel de pelea, quisieron que me integrara rápido al círculo que ayudaría a gobernar al próximo rey en formación...—

Vegeta miró de nueva cuenta al otro saiyan, se levantó y se sirvió una copa de una bebida alcohólica similar al whisky, pero con un sabor más placentero. Muy popular en ese lado de la galaxia.

Nunca fue alguien dado a beber, pero sacar los esqueletos del clóset, siempre le era difícil y hablar de sus padres no era precisamente su tema favorito así que por eso se permitía lo que en otras circunstancias no haría.

—Lo que no me queda claro, entonces es, porque Paragus y tú nunca fueron cercanos...— lo miraba curioso el peliflama, mientras le ofrecía uno vaso con aquella bebida exótica.

Nappa se levantó y extendió su mano aceptando la copa que Vegeta le ofrecía. Aún era muy temprano para beber, pero entendía la necesidad de pasar un poco de esa bebida quemante por su garganta. Para él también era necesaria. Hablar del pasado, recordar la grandeza que algún día su pueblo vivió y que les fue arrebatada quedando todo reducido a cenizas, nunca era grato.

— Es que nunca lo fuimos, tal vez convivimos más cuando fuimos jóvenes, pero jamás fuimos amigos. Tu padre no siempre nos reunía a todos, de hecho era raro. El único que estaba más tiempo con él era Bardock. Tal vez por ser mayor, tal vez porque tenía más que experiencia y podía orientarlo mejor. Por lo que haya sido, solía confiar mucho en su juicio. — Encogió los hombros indiferente antes de seguir.

— Además Paragus realmente se irritaba al verme ahí, para él solo era un crío molesto. Así que procuraba no hablar cuando él se hallaba presente. Prefería no meterme con él pues en esa época tu padre y él eran realmente muy cercanos...

Nappa detuvo sus memorias y miró a su vaso. El líquido ámbarino, parecía invitarlo a beber, le dio otro trago grande, mientras sentía aquel brebaje descender por su garganta. — Si tú hubieras conocido al Paragus de aquella época, era muy diferente al actual; aquella camaradería que ellos tenían era algo que jamás logré con tu padre. Él, Bardock y Paragus eran un trío invencible e inseparable.

Un suspiro inconsciente salió de su boca, la remembranza del pasado lo ponía nostálgico. — No era el único celoso de esa amistad, la mayoría de todos los demás que éramos parte del equipo del futuro rey, y que comenzamos a convivir con él desde pequeños, los hijos de los actuales gobernadores, que sucederían a sus propios padres, todos nosotros envidiábamos a Paragus y a Bardock, aspirábamos a ser como ellos.— Nappa volteó a ver al príncipe que miraba perdido hacia la ventana.

Se percató que su mirada no estaba realmente en el paisaje que podían apreciar, sus ojos se hallaban perdidos, sabía que estaba viendo, imaginando involucrándose realmente en las memorias que él contaba. Que estaba rememorando la figura de su progenitor.

— En algún momento atrás en el tiempo, Paragus y tu padre fueron un equipo invencible Vegeta. Ese saiyajin creía tanto en él que estoy seguro hubiera dado su vida por tu papá. Lo admiraba tanto y le era tan fiel, que aceptó años más tarde el exilio que tu padre le impuso.

Vegeta volteó a verlo, una de sus cejas se levantó,

— ¿Mi padre lo exilió?— Nappa asintió. — no estoy seguro que fue lo que llevó a eso pero te explicaré todo lo que sé.

Como te decía, si bien Paragus y yo coincidimos muchas veces, nunca fuimos cercanos.

Tu padre me empezó a incluir con los demás a pesar de que yo era el más joven, a los ojos del resto yo solo era un mocoso inservible que los obstaculizaba. — Nappa avanzó hasta quedar frente al gran ventanal, mirando hacia el paisaje, dándole la espalda a Vegeta.

Aún sumido en sus memorias continuó — En aquella época fue cuando conocí por primera vez, a la causante de que la amistad entre dos mejores amigos se resquebrajara. Sé que lo que te contaré será difícil de escuchar pero antes de que me golpees cuando te enfurezcas, solo quiero pedirte que me dejes terminar de contar la historia hasta en final...

El peliflama lo miró curioso y entrecerró los ojos, Nappa no era ningún estúpido, y si le estaba haciendo esa advertencia se debía entonces a que lo que sea que le fuera a decir lo enojaría. Asintió con la cabeza y siguió con los ojos cerrados en espera de que el calvo saiyan continuara su relato.

Al verlo darle el beneplácito para que continuara, Nappa se armó de valor y prosiguió — Como te decía, fue cuando la conocí. Por aquel entonces no me imaginaba todo lo que ocurriría después. En aquel tiempo no hallé ninguna diferencia entre ella y otras tantas saiyajines de primera clase. Una más que estaba firmándose dentro del ejército. De buena cuna pero no tanto como para ser considerada como potencial pareja de tu padre.

En aquella época tu padre no le dio ni una mirada. Tal vez al ser yo aún tan joven, un crío llorón como se refería a mi el imbécil de Paragus, no observé con mayor detalle a las adolescentes saiyans que comenzaban acercarse al príncipe y a los otros saiyans de élite.

Puedo decirte que tu padre no volteaba a ver a ninguna de aquellas saiyajines por más hermosas que fueran. Pero hubo alguien que tenía mucho tiempo interesado en una en particular: Paragus.

Si bien esta saiyan cumplía con el completo estándar de belleza saiyajin, y no había en ella nada inusual en apariencia, su carácter y su nombre eran lejos de ser algo común.

Ginger era el nombre de aquella saiyajin, aquella que en ese momento no consiguió ni media vista del futuro rey...—

Fue interrumpido por un agitado peliflama. — Mi madre...—

Sus ojos se achicaron en claro gesto de irritación al entrecerrarlos. Su voz al hablar se escuchó afilada, cuál espada.

El calvo saiyan simplemente asintió. — En ese tiempo era solo una saiyajin de élite más. Tu padre no se interesó en ella—

El saiyan miró como su príncipe cerraba los puños enfurecido ante la mención de su madre, lo vio temblar, y contenerse de golpearlo. Así que prosiguió su relato.

—Paragus y tu madre eran cercanos, crecieron siendo amigos. Cuando la alianza con Freezer comenzó éste pidió a tu abuelo que saiyans de élite convivieran con él en su nave.

En aquellos tiempos el maldito lagarto aún no mostraba su forma tan tiránica de ser. Y tu abuelo

consintió que algunos saiyajines de primera clase fueran a vivir y ser entrenados un tiempo en aquella horrible base donde esa maldita lagartija vivía.

Desde aquellos tiempos ese maniaco ya había pedido a tu abuelo que tu padre asistiera a entrenamientos a su base. Pero debido a la progresiva enfermedad de tu abuela la reina Ralia, él se negó. Necesitaba a su hijo para regentar junto con él.

No estoy muy seguro cual fue el acuerdo, ya que solo conozco los rumores y no me consta nada, se dice que Paragus no quería ir, y que aceptó con la condición de que a futuro la mano de Ginger fuera garantizada a él. —

Vegeta no pudo resistirse más e interrumpió parte del relato.

—¿Me estás diciendo que al inicio mi madre estaba comprometida con Paragus?— escéptico cuestionaba, tratando de no perder la compostura.

Nappa negó con la cabeza — Paragus hizo un acuerdo con tu abuelo, pero la opinión de tu madre jamás fue consultada.

El príncipe se sumió en sus pensamientos unos instantes antes de pedirle al otro saiyan continuar con su relato.

— A cambio de que no fuera considerada entre las saiyans a competir para ocupar el lugar de reina, aceptó ser él, quien acudiera junto con otros 3 saiyans a la base de aquella asquerosa lagartija—

Vegeta estaba asombrado, — ¿Así que ese imbécil pasó tiempo con Freezer? Entonces conoce la clase de retorcidos y creativos castigos que ese malnacido solía crear para divertirse.

Furioso decía mientras sus manos se apretaban contra la mesa.

Nappa meneó su cabeza en forma afirmativa. — No conozco muchos detalles de lo qué pasó en su tiempo con Freezer, pero antes de que se lo llevara a su base algunos meses atrás se le solía ver siempre acompañado de tu madre— La voz de Nappa rezumaba incomodidad por tener que revelar aquella parte de la historia.

Tu padre conocía las intenciones de Paragus, en todo momento apoyó su decisión o eso es lo que nosotros alcanzábamos a divisar. Nunca mostró interés en ella.—

Nappa suspiró, recordar el pasado lo ponía melancólico. — Aún recuerdo el momento que fuimos a despedir a Paragus, antes de irse, él y otros "afortunados". Tu padre estaba nervioso y preocupado por su amigo. Lo miró y bromeó con él.

"— Mira nada más, ¿Acaso quieres llorar porque ya no me verás? — Vegeta III lanzó una sonrisa torcida y presuntuosa a su amigo.

Paragus volteó a verlo y bufó — Hasta que te dignas a aparecer— La risa del príncipe heredero resonó fuerte y armoniosa.

Bardock se rió — Parece que necesita un beso tuyo Vegeta, si no llorara por irse— todos se rieron con las bromas de Bardock, mientras Paragus meneaba en forma negativa la cabeza y los miraba divertido.

Una suave voz los interrumpió — ¿Así que él es mi competencia Paragus? — Todos voltearon a ver a la exquisita criatura al lado del saiyan.

Nappa veía divertido y expectante cómo el resto de ellos. Paragus aprovechó para presentarla formalmente — Príncipe te presento a mi futura compañera, Ginger— Orgulloso comentaba Paragus mientras la saiyajin volteaba a verlo y reverenciaba.

— Asi que tu eres de quién siempre habla Paragus, un gusto— fue todo lo que escuetamente comentó el futuro monarca. Volteó a ver a uno de sus dos mejores amigos.

— ¿Cuanto tiempo estarás fuera? — cuestionó mientras alzaba una ceja, pendiente de lo que diría Paragus.

— Estaré fuera un año Vegeta— La voz apesadumbrada de Paragus le decía al príncipe las pocas ganas que tenía de ir. El ambiente se puso bastante melancólico, y con el fin de que se volviera aligerar todo, el próximo rey comentó en tono de broma — Pffff tan poco tiempo será y ya te estás quejando, pareces un soldado de tercera.

Todos rieron, relajándose así el ambiente.

Las naves ya estaban por partir y los nuevos reclutas debían abordar, pero justo antes de marchar Paragus dijo algo que sería su propia sentencia:

— Vegeta, sé que es mucho pedir y que no te lo había dicho antes pero en mi ausencia...— Se acercó más a Ginger rodeando con un brazo los hombros de la saiyan y colocando el otro sobre el hombro del futuro Monarca.

—¿Puedes por favor ver por ella? Se encuentra dentro de las mejores guerreras de Élite. Tal vez necesitara ayuda para entrenar más y tú puedes ver que eso se haga... Por favor.

Vegeta alzó nuevamente su ceja no sabiendo que decir, por respeto a su amigo no había ni volteado a verla con mucho detalle, y se sentía incómodo, pero Paragus insistió.

— Vamos Vegeta es todo lo que te pido...— el príncipe solo resopló y asintió con la cabeza.

La llamada para abordar se escuchó, ya no habían marcha atrás.

— Gracias príncipe— Reverenció a su futuro rey para después darse un fuerte apretón de manos.

— Te dejo encargado de mi bien más preciado — Decía mientras le acariciaba amable la mejilla, eso intrigaba e incomodaba al futuro rey, quien jamás había visto que Paragus tuviera ese tipo de comportamientos con nadie.

— Cuídala mucho a mi nombre...— le pidió mientras solo la veía a ella.

Vegeta decidió confirmarle para que su amigo se fuera tranquilo. — Descuida Paragus, cuidare de ella como si fueras tú mismo.—

Paragus le sonrió agradecido y subió a la nave ..."

La risa de Nappa se escuchó cortando los recuerdos — Y tu padre cumplió con lo que le dijo a Paragus, ¿Sabes?

La mirada de confusión del peliflama le indicaba que tendría que ser más explícito.

— Ese día le prometió hacerse cargo, de velar de Ginger como si fuera Paragus mismo y tu padre no mintió, tan a pecho se tomó su trabajo que usurpó las responsabilidades de su amigo en todos los sentidos, hasta como su futura pareja.

El príncipe saiyajin miró sorprendido a Nappa. Un rictus amargo, de molestia se reflejó en su apuesto rostro. — No te atrevas a insinuar cosas de mi madre...— un gruñido salió de su garganta mostrando su clara molestia ante lo dicho.

Nappa de inmediato se percató de la hostilidad del otro saiyan y alzó las manos en señal de sumisión —Nunca insinué nada Vegeta, déjame terminar de contar lo que sé—

El peliflama cerró las manos fuertemente en puños, cruzó los brazos después y cerró los ojos, indicándole que siguiera con la cabeza.

—En aquel tiempo la relación entre tu padre y tu abuelo iba siendo cada vez más áspera, tu padre necesitaba guía. Tu abuela había caído enferma un año antes y no lograban hacer que se recuperara, solo estabilizarla.

Tu abuelo que hasta ese momento había sido un magnífico rey, de pronto pasó a ser alguien indiferente a las necesidades del reino. Todo lo que pudo hacer fue dejar cada vez más decisiones sobre su joven hijo.

Tu padre fue un magnífico rey...— una sincera sonrisa salió de la boca del saiyan, pero sus ensoñaciones fueron interrumpidas por el peliflama, quién con un dejo irónico en su voz espetó:

— Una pena que esa magnificencia de la que hablas no se haya transferido a su paternidad.— siseó bastante irritado el saiyan.

Nappa lo miró con un dejo de tristeza y movió negativamente la cabeza, — Escucha toda la historia y después podrás sacar tus conclusiones.

El príncipe bufó molesto, pero le permitió continuar.

— Cómo te decía, la situación comenzó a ser cada vez más difícil para tu padre, se hallaba solo. Paragus fue enviado al ejército de Freezer y Bardock le ayudaba como enlace para varios asuntos diplomáticos así que continuamente se hallaba fuera de Vegita.

Si bien tenía el apoyo de todos los gobernadores, tu padre pronto descubrió que muchos de ellos solo buscaban un punto débil en él para intentar quitarle la corona.

El comportamiento errático de su padre, el rey no ayudó a mejorar la impresión. Y todos culpaban de sus acciones a tu abuela, la reina.

La acusaban de ser una heshia, de hechizar al rey, quien antes de ella había sido el guerrero más temible.

Claro que dichas acusaciones eran hechas en susurros a espaldas del mismo rey, se hacían desde las sombras.

Por tanto al ser hijo de tu abuela comenzaron a buscarle fallas, buscaban demostrar que no era apto para el puesto.

Muy pronto tu padre aprendió a odiar su cabellera de un color distinto al negro, inusual. Y aprendió a ser muy reservado y duro.

De no haberse mostrado como un ser implacable lo hubieran destrozado.

Fue en ese periodo que sin planearlo se dio el acercamiento entre tu padre y tu madre. En un principio fue por honrar la promesa de Paragus. Pronto se dio cuenta lo a gusto que se hallaba en compañía de ella.

Tu madre tampoco hizo las cosas por ser tu padre el príncipe heredero. Simplemente comenzaron a pasar más y mas tiempo juntos, y lo que en un inicio era para tu padre un genuino interés por saber más de la guerrera por la que su amigo sentía admiración pronto pasó a ser el pretexto para asistir a visitarla.

Juntos tenían una química envidiable, si tu los hubieras visto juntos no lo dudarías. Ella siempre estuvo ahí para ayudarlo, aprendió a. Entender. Sus silencios, sus miradas, fue todo lo que él necesitaba de una compañera. Tu padre pronto se percató que quería tener a su lado, como su reina a Ginger. Pero había un gran obstáculo y no, no era Paragus. —

Nappa miraba a los ojos a Vegeta, esperaba que le

permitiera acabar de contar sus memorias antes de ser golpeado.

—Aún era príncipe heredero, tenía la presión encima de todos los gobernadores que dudaban de él por ser hijo de la reina Ralia, la única saiyajin considerada una heshia, el resto de mujeres consideras como una heshia siempre fueron delicadas y hermosas criaturas pertenecientes a otras razas.

Por lo que tu padre aprendió a ser firme y rechazar todo lo diferente, aprendió a odiar a las heshias, pues eso decían que era tu abuela, la única saiyajin en serlo y se esmeró en que todos supieran que eso era mentira, que era el mejor. Que todo él rezumaba pureza saiyajin que era amante de las costumbres que honraban todos los saiyans.

Y ese era ahora el problema de que tú madre le gustara tanto...—

Vegeta comenzó a caminar en círculos por la habitación, confundido.

— Pero mi madre era un saiyajin típica, con toda la fisionomía de nuestra raza, nada fuera de lugar ¿Porqué el que mi padre respetara las costumbres era un problema?

Nappa se percató que se le había acabado la bebida embriagante, pero lo que venía en su relato era más difícil de narrar. Así que, yendo de nuevo al escritorio de Vegeta, se sirvió más de aquella magnífica bebida color ambarina.

Los vasos en donde de servían estaban finamente decorados con el emblema saiyajin.

Antes de voltear a ver a Vegeta para proseguir, hizo un análisis profundo del lugar. A pesar de lo escueto y sencillo de la ornamentación, se notaba claramente que era el lugar donde el príncipe saiyajin moraba a la hora de tomar sus decisiones, recordó la sala del trono del planeta Vegita. Tan fastuosa e imponente, con los tronos de los reyes.

Nada de eso existía ahí, en lugar de una sala de trono hizo algo parecido a un despacho, donde se sentaba y analizaba sus estrategias.

Dentro de la habitación, del despacho que si bien estaba decorado casi todo en madera, así como cuero.

Tenía una gran mesa de caoba y una silla revestida de cuero, sobria pero sencilla y elegante.

Una sala de estar que miraba a un gran ventanal en una de las paredes. Dicho ventanal les daba una vista increíble al planeta rojo donde se hallaban.

Había dos puertas más. Una que derivaba en una sencilla y pequeña habitación, donde había una cama, e incluso un baño privado.

Y la otra era la sala de reuniones privada. En donde podría discutir asuntos con todos los saiyajines de así requerirlo.

Napa resignado suspiró y continuó con su relato — El que tu padre se sintiera interesado en tu madre era un gran problema porque a diferencia de cualquier otro saiyajin que podrían elegirse mutuamente por las razones que fueran, el rey no elegía a su reina.

Todo en la familia real debe ser de acuerdo a la fuerza y al nivel de ki, para hacer cada vez más y más fuerte la línea de sangre del sucesor.

En aquel tiempo, y debido al hecho de que tu abuelo delegaba cada vez más y más tareas a tu padre, todos comenzaron a inquietarse, entendiendo que un cambio de rey se aproximaba.

Así que cuando tu padre comenzó a darse cuenta de que deseaba tener a Ginger como su futura reina, la alentó a entrenar con más ahínco con el resto de las guerreras de primera clase.

Todas las guerreras que se consideraban potenciales a ser reinas recibían entrenamiento especial, ella por su nivel de poder, comenzó a asistir junto con el resto de las candidatas. Pero a nadie le interesó eso realmente, al fin de cuenta la favorita a ganar ese puesto el día que se realizara la competencia era otra saiyajin: Cayenne, la madre de Kale.

A pesar de la pérdida de interés de tu abuelo en los

asuntos de estado, tu padre siempre creyó que aún contaban con tiempo.

Sin embargo cuando tu abuela empeoró el rey tomó una decisión que puso en un verdadero dilema a tu padre:

Abdicó a sus responsabilidades, obligando a tu padre a convertirse en rey demasiado pronto.

El parlamento y gobernadores protestaron y armando tremendo revuelo. Comenzaron a dejar de decirlo en susurros y a sus espaldas, se volvieron más descarados y comenzaron a acusar abiertamente a tu abuela, la reina, de ser una Heshia. De ocasionar que un guerrero de la valía de tu abuelo, un rey, se desviará de su destino.

Tu padre intentó hacer entrar en razón a tu abuelo, lo que no logró. Mientras trataba de contener aquellas voces que decían que no era apto por ser hijo de una Heshia, que incluso su cabello era de una tonalidad diferente.

Con todo lo que sucedió, tu padre comprendió que debía tomar pronto una reina reafirmando las tradiciones saiyajin, sabía lo que eso significaba:

No importaba que era lo que él quería, su reina debía ser la saiyajin más fuerte, la que ganara la contienda.

Y sabía que si de alguna forma no intervenía, Ginger no ganaría...—

Vegeta abrió los ojos impactado con la revelación hecha por Nappa. Sintió como un agudo dolor comenzó a taladrarle el cerebro.

Si bien eran asuntos que habían sucedido tanto tiempo atrás, las implicaciones de esas decisiones seguían teniendo eco en sus memorias y podría ayudarle a entender mejor quién era él.

Respiró profundamente, tratando de calmarse antes de hablar — ¿Me estás diciendo que de alguna forma, mi padre, él nuevo rey influyó en la decisión de quien sería la reina? ¿Que mi madre no ganó? ¿Que hicieron trampa?

Nappa que conocía a Vegeta sabía que si no aclaraba las erróneas suposiciones de Vegeta, terminaría recibiendo una paliza.

— No de la forma que crees Vegeta, tú madre ganó legalmente esa batalla. Pero tu padre al enterarse de la proximidad del torneo y habiendo entrenado muchas veces con Cayenne, conocía la forma de pelear de esta.

Con el pretexto de ayudarme a mi que era el

más joven de su equipo en mejorar mis habilidades, me usaban como coartada y de esa forma tu padre entrenó personalmente a tu mamá, haciéndola más rápida y letal y sobre todo, enseñándole los puntos críticos en la defensa de Cayenne.

Tu madre ganó por si sola aquella épica batalla, pero también es cierto que sin esa ayuda de tu padre habría sido una labor sumamente difícil por no decir casi imposible lograrlo por si misma...—

Nappa hizo una pausa para continuar.

Paragus regresó solo unos días antes del torneo, debido a que tu padre fue coronado rey. Sin embargo al volver se encontró con la noticia que la mujer que el había considerado para él mismo, miraba a su mejor amigo, de la forma en que quería solo lo mirara a él, como una pareja potencial.

Tu madre le explicó a Paragus que quería participar, él se mantuvo en un principio tranquilo pues conocía a tu madre y a Cayenne y la que tenía mayor nivel de ki era la madre de Kale, jamás debió subestimar a Ginger...

Ambas guerreras avanzaron sin piedad contra sus rivales, cuando por fin se miraron frente a frente, la arrogancia de Cayenne fue lo que la llevó a su perdición.

En el momento en que tu madre logró derrotarla un silencio abrumador se sintió por todo el lugar, pero no había nada que hacer, Ginger ganó limpiamente la batalla.

La batalla de tu padre contra tú madre fue despiadada... la única más cruenta que esa, se llevó demasiados años después: La tuya contra Kale.—

El príncipe estaba meditabundo — bueno tal vez en algún punto le interesó mi madre, pero

nada duradero Nappa, el vínculo jamás se consumó por ambas partes, solo por el lado de ella.

— Te equivocas...— lo interrumpió. Y por primera vez Nappa le diría una verdad que solo sabían algunas personas, una verdad que fue celosamente guardada y de todas esas personas que alguna vez lo supieron solo él quedaba vivo.

Vegeta lo miró con confusión pero antes de poder refutar el otro saiyan continuó — Tus padres completaron su vínculo...

Los ojos del peliflama se abrieron grandemente por la sorpresa, sintió la bilis crecer en él, y el coraje lo inundó y de pronto su Ki se elevó.

Sin mediar palabra avanzó sobre Nappa clavando tremendo puñetazo a la boca del estómago del saiyan que éste escupió sangre. Lo había agarrado desprevenido.

—De todas las personas en este asqueroso universo, jamás pensé que serías tú el que me traicionaría Nappa...— Siseó enojado y en forma suave el príncipe saiyajin, aún con su puño apretando sobre el abdomen del otro saiyan, quién a pesar de la forma en que había sido golpeado trató de guardar la compostura.

—Nunca vuelvas a tratar de verme la cara, no tolero las mentiras— Se alejó de él, quién cayó pesadamente al suelo.

Vegeta comenzó a caminar, no pensaba perder un minuto más en presencia de ese farsante — por el tiempo que me serviste he decidió no matarme pero te quiero fuera de mi vista...— El príncipe no pudo terminar pues el calvo saiyan aún con lo herido que se hallaba, no se amedrentó.

— Te equivocas Vegeta, no te estoy mintiendo, prometiste dejarme terminar de explicarte y si después de contarte, decides que no me crees eres libre de destruirme.

La ira circulaba por las venas del príncipe, pero sabía que el otro saiyan tenía razón.

— Date prisa sabandija... no pienso perder más mi tiempo con tus estupideces, así que acaba de una vez— Siseó entre dientes.

— Como sabes, el vínculo es algo complejo, hay dos lugares donde primordialmente se pueden hacer las marcas en ambos saiyans: en el cuello y en la cara interna del brazo. Sin embargo a las hembras por tradición se les marcan en el cuello.

Nappa aún en el suelo se arrastró a la pared y se recargó para hacer más llevadero el golpe casi mortal que recibió.

— Tal vez como Bulma nos dice si sea cierto y solo somos una raza primitiva— Se rió al recordar como ella los acusó de ser unos bárbaros.

—Pero a todos los saiyans nos gusta que nuestra marca pueda verse en el cuello de la hembra. Si bien es cierto no debería ser necesario pues el olor de quien marcó se queda impregnado en el vinculado. Aún así nos gusta mostrar nuestro dominio sobre la hembra.

Sin embargo, no funciona igual para cuando el varón decide completar el vínculo. Ningún macho permitirá que la hembra lo haga en el cuello, si decide completar el vínculo ella lo marcará en la cara interna del brazo.

Un lugar que difícilmente se ve, de esta forma evitaban que los demás se dieran cuenta que tenían un vínculo así nadie podía determinar realmente el valor de esa hembra para el guerrero. Por supuesto que aunque el vínculo no se completará él sería leal pues en nuestra sociedad el valor de las hembras era alto, y pero somos una raza guerrera, y ningún saiyan de primera clase quería que el resto supiera que se habían comprometido con una sola mujer.

Al menos la clase guerrera y la realeza no lo permitía para que no quisieran tomarlos como su debilidad. Aunque los gobernadores definitivamente si lo hacían y las clases bajas también, eran afectos a manejar los vínculos completos.

Tu abuelo se vinculó y dejó a todos saber que lo hizo, cosa que todos censuraron. Tu padre desde antes había hablado con tu madre explicándole que si ella ganaba la batalla contra las demás saiyajines, que él le daría una seria, dura e inmisericorde paliza, además que frente a todos negaría un vínculo completo.

Y así lo hizo... negó su vínculo.

Sin embargo si lo permitió.—

Vegeta se rió, —Es imposible esa historia fantástica que cuentas, a ese bastardo no le importó mi madre. Su único logro fue darle un heredero a sus ojos, después de eso fue prescindible. Tanto así que se deshizo de Tarble en cuanto pudo. Solo importaba la

Fuerza y el poder, ¡Mientes!

Nappa aún con dolor contestó — No lo hago, tus padres fueron muy cuidadosos, además tu madre pertenecía a la guardia élite del rey así que siempre viajaban juntos a sus misiones, por tanto era lógico que siempre tuviera su olor encima porque mientras la reina viviera solo yacía con ella y como ella era parte del ejército élite que lo acompañaba no había forma de que dudaran pues nunca se mantenía lejos en misiones separadas como para que se cuestionase al rey porque el olor de la reina estaba siempre en él.

Toda su vida Vegeta consideró a su padre un bastardo sin corazón y difícilmente aceptaría lo contrario.

— Y ¿Qué me dices a su muerte? ¿Como pretendes justificar eso? Si en verdad estuvieron vinculados como escondía el aroma de ella en él aún estando muerta.

Nappa miró con tristeza a Vegeta, esperaba que el peliflama lo dejara terminar antes de golpearlo de nuevo.

— Tu madre sabía que Freezer la mataría, ambos lo sabían...

Sé que para ti es imposible de creer pero solo hubo una mujer a la que tu padre le mostró devoción y esa fue la reina, tu madre.

Sabían que Freezer intentaría quebrar a tu padre, por eso es que te llevó con él, sabían que quería destruir mentalmente al rey, le había solicitado que matara a Tarble al no tener un ki elevado, de esa forma el tirano buscaba demostrar la debilidad del rey, por eso es que mandaron a tu hermano en una cápsula para alejarlo y a cambio en represalia esa maldita lagartijas mató a tu madre.

La reina le hizo prometer a tu padre que aún cuando ese maldito lagarto la matara, él se portaría tan indiferente como le fuera posible, de eso dependía tu supervivencia Vegeta...— No pudo acabar pues Vegeta se exasperó.

—¡BASTA! Estoy cansado de tus mentiras, conocí a mi padre y era un bastardo que no le importaba nada más que el poder y la gloria. Mi madre no le importó y tampoco le importaba yo demasiado.

E incluso ella jamás fue más que una sombra en mi memoria, a ninguno de ellos realmente le interesaba algo más que el saber que tenían un descendiente fuerte.

Nappa respiraba con dificultad, realmente el golpe de Vegeta había sido con intención de daño a su cuerpo.

— Les importabas Vegeta y por eso actuaron y te criaron de esa forma, pues casi desde que naciste Freezer se encargó de dejarle saber que estaría encantando de tener un tiempo al nuevo príncipe como su pupilo. Así que tus padres se encargaron de crear a un saiyan fuerte y sin apegos y de crear la imagen de un rey despiadado para el que su reina y su hijo no eran más que herramientas para sus fines.

Tú madre te adoraba. A pesar de que eso no era propio de una reina, pero jamás te lo demostró porque era imprescindible lograr que fueras fuerte, sin ninguna debilidad.

Por eso tu padre fue tan exigente contigo. Por eso, cuando su reina fue asesinada, no hizo nada. Ginger así lo pidió y no solo eso. Lo hizo jurar que les haría saber a todos lo poco que le dolía su muerte, que no usaría el luto más que el mínimo necesario; lo obligó a crear el harem con el cual lo hizo prometerle que se recrearía una vez por semana como mínimo...—

De pronto a la mente de Vegeta se le vino un recuerdo tan vívido, que dejó de escuchar a Nappa.

"... Tenía poco que las exequias por su madre habían concluido, por ser la reina de quien se trataba todos portaban la banda negra de luto.

No había risas ni conversaciones en voz alta, todos se manejaban aún en susurros y cuando él pasaba cerca se callaban y bajaban la mirada dándole una reverencia respetuosa. Compartiendo así el luto de la familia real.

El pequeño príncipe sabía que poco a poco todo volverían a ser como era antes y que el palacio volvería a ser ese sitio ruidoso que siempre era.

Como si nada hubiera pasado, y que aunque ella ya no estaría ahí, la vida seguiría.

Nunca fue una madre amorosa, ni jamás lo dejó acercarse en forma demasiado afectuosa a ella. Pero había momentos cuando estaban solos que lo felicitaba, y le decía cuan orgullosos estaban de él. Jamás le dijo que lo amaba, pero él sabía que así era.

Siguió avanzando por el pasillo que ahora se volvía desierto. En la siguiente bifurcación tomó la ruta de la izquierda, quería pasar desapercibido hasta llegar a los jardines y esa era la ruta menos transitada.

A pesar de mostrar indiferencia, el dolor por la pérdida de su madre seguía tan fresco como cuando ocurrió, y la rabia, esa no se iba. Y sin embargo se la tenía que tragar, y dejar que las cosas se olvidaran.

Empuñó sus manos fuertemente, avanzó y se metió dentro de unos arbustos entre unos árboles. Un escondite que había descubierto recientemente, por fuera de veían demasiados arbustos, densamente poblados, pero una vez adentro era distinto, había un gran hueco que le permitía recostarse sin que nadie lo descubriera, como una cueva hecha de árboles y arbustos.

Se estaba quedando dormido cuando de pronto lo escuchó, la voz de su padre lo sacó de su sueño.

— Entonces una vez que acabe el luto ¿Buscará nueva consorte majestad? Todas las saiyajines están a la expectativa — Una voz cuestionó curiosa al monarca.

El pequeño príncipe no podría precisarlo pero casi estaba seguro que era alguno de los gobernadores.

Escuchó a su padre contestar presuntuoso.

— ¿Y para que quiero otra mujer? Ginger me dio lo que necesitaba, un descendiente fuerte, no necesito tomar ninguna otra reina, lo que si necesito son hembras dispuestas — El coro de risas apoyó al rey.

— Ya estoy eligiendo a las mujeres para mi harem...

El pequeño príncipe no sabía en ese momento de que se trataba el famoso harem aunque se hacía una idea.

La cual no estaba tan alejada de la realidad..."

Regresó al presente con la voz de Nappa, — ¿Por qué mi propia madre lo haría tomar un harem?

En el fondo empezaba a deducir la respuesta, pero aún se negaba a creerlo.

— Al morir tú madre, el olor de ella sobre tu padre se hizo muy tenue pero prevaleció sobre él puesto que estaban vinculados y siempre existiría ahí como recordatorio de su unión completa.

Es por eso que para evitar que alguien que no debiera se llegara a percatar, el rey cubrió el tenue olor de la reina sobre él, con el olor de otras saiyans.

Tal vez nunca lo vas a creer, pero tener que acostarse por lo menos una vez a la semana con alguna de ella era lo más horrible para tu padre, todas esas mujeres estaban amenazadas de muerte y no podían revelar la verdad, aunque sus vidas dependieran de eso.

Las mujeres del harem jamás salían de sus aposentos y un sirviente sordo era el que les llevaba su comida, de esa forma se limitó que alguien pudiera saber la verdad.

De esta forma tu padre hizo alarde que no necesitaba una reina a su lado, esa fue la forma en que te protegió pues no podía tomar otra reina pues el vínculo que creo con tu madre al ser completo era irrompible aún cuando ella falleció y si Freezer se enteraba, te volverías la debilidad del rey, pues sabría que el rey no podría tener más hijos, lo que te podría en la mira.

Al no saberlo, dejabas de ser un objetivo letal para freezer pues de eliminarte, el rey le hizo entender con sus acciones que podría conseguirse otra mujer y tener otro hijo.

Fue una puesta arriesgada pero funcionó.—

Nappa veía la cara desencajada del príncipe saiyajin.

De pronto, su mundo... sus creencias comenzaban a desmoronarse una a una. Todo lo que había creído hasta ese momento todo era una mentira.

—Ja, ja, ja, ja— se reía en forma maniaca Vegeta.

— Es la mentira más vil que alguna vez hayas dicho insecto, que asco me das... ¿Ultimas palabras antes de morir?

El odio se podía ver brillar en las pupilas color ónix del príncipe.

— No es mentira príncipe, mátame si quieres pero esa es la verdad. Tu padre hizo a creer que era un desgraciando a todos, incluido tú: Su propio hijo.

Prefirió hacerlo si con eso te salvaba de que Freezer te matara. Él sabía que algún día te tendría que rendir cuentas, y casi estoy seguro que ansiaba el momento en que te vengaras de como te trato todos esos años y le dieras una muerte digna.

Jamás lo mostró a los demás, pero tu padre solo era leal a una sola mujer: Tu madre...

El día que tú madre murió, después de que arreglaran su cuerpo y estando completamente solo con excepción de Bardock y mía, fue la única vez que vi a tu padre derramar lágrimas.

Nunca jamás vi a tu padre arrepentirse de nada, y sin embargo aún tengo grabado en la mente el suave susurro ronco de lo que él le dijo al oído a tu madre, aún cuando ella ya no podía escucharlo:

"Hasta la otra vida mi reina, llegaré a ti..."

No sabes lo difícil que fue para tu padre tragarse su orgullo y todo el dolor que sentía y hacer creer a todo mundo que la muerte de su reina no importó.

Quería revelarse a ese tirano, pero aún no era tiempo, no quería que quisiera vengarse contigo.

Aún cuando frente a los demás el rey fingió ser como siempre Bardock y yo lo vimos consumirse lentamente en su dolor aun cuando nunca más volvió a mostrar debilidad.

Sé que no me crees pero para tu padre solo hubo una sola mujer en su vida, y aunque me mates debes saberlo era su más grande orgullo, y a su forma protegió a tu hermano...—

Por un instante Vegeta se vio tentado a matar a Nappa, estaba furioso y no quería creer nada de lo que él decía. Pero la imagen de Bulma y que recién había logrado que ella le diera una oportunidad lo detuvo de tomar una decisión precipitada.

—¿Que pasó con Paragus cuando se enteró de lo de mis padres?

Nappa que había esperado otra golpiza, se sorprendió con el cambio de pregunta.

— A tu padre no pudo reclamarle nada, fue Ginger quien entró al combate por su propia voluntad. Aún así sé que fue a intentar convencer a tu abuelo de que la eliminaran de la competencia. Lo sé porque en ese tiempo por error escuché la conversación, en ese tiempo yo era muy joven y escurridizo así que me escondí cuando escuché la voz del anterior rey y de Paragus discutir acaloradamente:

"... — Me prometió que si iba con Freezer la tendría —

Enojado se enfrentó al ex monarca.

Vegeta II estaba cansado, solo le interesaba volver junto a su amada reina, quien languidecía en la habitación real.

— Y así fue, estuviste en un compromiso con ella, te di mi palabra y cumplí, si ella decidió no esperarte y participar para buscar un compromiso con el futuro rey, no es algo que pueda controlar.

A pesar de todo, el anterior monarca aún conservaba mucho de aquel fuerte brío de su juventud, aún imponía, así que Paragus debió tener mucho temple para encararlo así.

— ¡Cumpla su promesa!— Ese gritó y el azote de Paragus a la pared fue lo último que toleró el anterior monarca, de inmediato lo agarró del cuello levantándolo en vilo.

— Me has fastidiado Paragus, he sido paciente por tu padre que sirvió leal a mí, búscate a otra o espera a que ella pierda.

Paragus aún con la falta de aire pues el rey lo seguía sosteniendo del cuello dijo con voz estrangulada — Ella no perderá... La conozco y conozco a tu hijo, debió encargarse de prepararla... Le dije cuánto me importaba y aún así me la arrebató.

De pronto fue lanzado al suelo por Vegeta II. — Acostúmbrate, primero son las necesidades de un rey y si mi hijo quiere tener a esa mujer, será su derecho obtenerla.

Fue todo lo que dijo para después seguir caminando, dejando a un muy furioso Paragus en el suelo..."

Nappa regresó al presente y miró largo rato a Vegeta antes de continuar.

— Sé que Paragus se enfrentó a tu padre, pero Ginger ganó y jamás podría ir contra la tradición.

Algunos meses después se emparejó con otra saiyan, quien resultó embarazada casi a la par que tu madre.

Vegeta se sorprendió con ese dato. — Entonces ¿Paragus tiene un hijo de mi edad?

Nappa negó con la cabeza. Cuando le pregunté a tu padre me dijo que el hijo de Paragus murió en el nacimiento y junto con él la pareja de Paragus.

No lo vi después de ese trágico evento, tu padre me dijo que era porque lo había enviado a una misión secreta.

Cuando volví a verlo y vi que él protegió a Kale, entendí a lo que se refería tu padre. Previendo que necesitarías una reina le debió dar la misión de cuidar de esa saiyan que desde que nació fue catalogada como la mejor opción para ser tu reina...—

Cansado de toda la información aprendida Vegeta se sentó nuevamente y cerró los ojos. — ¿Como me ayuda el saber todo esto a romper el vínculo?

Su voz sonaba realmente cansada. Nappa lo vió, realmente le encantaría darle la solución a Vegeta, pero sabía que era imposible.

— No existe forma Vegeta. Aún así tenemos que estudiar el vínculo, lo que ocurre contigo no es algo usual... — El peliflama interrumpió a Nappa — No entiendo explícate.

— Vegeta, tú tenías un hijo con otra mujer cuando te uniste a Kale, ningún saiyajin haría eso. Si habías ya procreado tu instinto te debió exigir marcarla...

Y antes de que pudiera continuar Vegeta se le adelantó.

— Y lo hizo... me costó mucho evitar morderla, solo quería hacerla mía, sabía que me estaba volviendo territorial con la humana por eso la dejé y fui a verlos.

Nappa continuó — Pero esos instintos sobre Bulma debieron desaparecer parar al momento en que forjaste tu unión con Kale. Y eso no ha sucedido, es extraño...—

Miraba a Vegeta como buscando una explicación — Es una anomalía, dime Príncipe... ¿desde que concebiste a Chard has estado con Kale?

La pregunta era tan íntima que de inmediato vio el enojo en Vegeta.

— No quise ofenderte príncipe, y lo sabes. Solo quiero entender el porqué parece que el vínculo entre tú y Kale es tan laxo.

— Tsk, esto es ridículo — molesto rebatió Vegeta. — No tendría porque darte explicaciones, pero no. Lo intenté muchas veces pero no pude.

Nappa estaba muy serio, — Vegeta eso no es normal, el vínculo debería hacerte sentir atraído hacia ella, necesitamos saber más de las uniones... Y sé quién nos puede ayudar.

El peliflama no quería aceptarlo pero realmente necesitaba saber mas información, el haber perdido su planeta cuando era un crío lo tenía ahora en esta situación pues mucha información de vital importancia se había perdido.

Nappa continuó — Kyabe quiere hablar contigo, presiento que quiere unirse con Caulifla y eso es bueno para nosotros, habría otra pareja que podríamos monitorear y saber que está pasando con tu vínculo...

Aunque en el fondo creo que lo que pasa contigo es que tuviste un hijo con una Heshia...

El peliflama estaba harto de los cuentos del calvo saiyan. — Deja de creer estupideces que solo los clase baja creían Nappa...

— Las Heshias existen príncipe y el que tu unión no esté como debería es una prueba de ello...

Pero ahora fue Vegeta quien lo cortó — ¡Basta!

— ¿A que le temes Vegeta? Tu abuela lo era, y tu padre no siguió tampoco la tradición, no me extrañaría que por eso la unión sea tan diferente en ti, además Bulma es todo lo que dicen que una Heshia debe de ser.

Vegeta se levantó e iba a la salida, ignoró lo último que dijo Nappa — manda a llamar a Kyabe, nos servirá ver su unión, pero antes... tengo que hablar con Tarble.

«Buscaré la forma de romper esta unión...»

Salió del lugar ensimismado. — Debo hallar una manera de romperlo...— Estaba decidido, a buscar una solución.

— Encontraré la forma de eliminar este vínculo...—

No sabía bien cómo hacerlo pero ahora estaba más que decidido a hallar una manera de lograrlo, hablaría con Tarble, se sinceraría con su hermano menor.

Necesitaba de su apoyo, y algo le decía que su hermano podría ayudarlo a resolver el acertijo, no era ningún tonto y se percataba que entre el y Kale pareciera que no existía nada y eso aún con su limitada experiencia en uniones sabía que no era natural.

Avanzó Buscando a su hermano, era hora de tener una charla fraternal...

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Hola a todos!!!!! Ufffff desde cuando moría por hacer este cap!!!

Ok finalmente podemos entender la historia de tras de Paragus y Vegeta III

Y si bien no fue culpa de Ginger ya Vegeta IV enamorarse debemos aceptar que fue un golpe bajo, sobre todo porque Paragus se la había encargado... Eso duele...

Lo peor que nuestro Vegeta bebé no tiene la culpa del pasado... Pero podemos entender un poco (aunque eso no justifique sus acciones) el actuar de Paragus.

Así que si recapitulamos, por un lado tenemos a todo lo qué pasó con los padres de Vegeta y después cuando nace Broly y lo mandan exiliado, aún cuando Vegeta III lo hizo para salvar a Broly y ocultarlo de Freezer, seamos sinceras con lo sucedido entre Paragus y el padre de Vegeta y la reina, era claro que el papá de Broly no iba a estar en los mejores términos.

Este cap fue suuuuper largo y espero les haya gustado... No se si podré publicar en dos semanas tal vez sean 3 aunque haré mi mejor esfuerzo.

He estado viajando mucho por trabajo y eso ha complicado mi agenda y mi poco tiempo libre, aún así mil Gracias a los que continúan leyendo, vitando y comentando, realmente me animan a continuar. Realmente ya nos estamos acercando más y más al momento de la verdad... ¿Que creen que pase?

rápidamente contesto comentarios:

Toulouse22: Bueno ahora Bulma está en un dilema... se queda o no... posiblemente Vegeta la haga recapacitar ;)

XXlalalulu: Jajajaja noooo no está mal que lo imagines con voz de Apu casi que hago lo mismo jajajajaja y si Vegeta no sabemos como nos deja en la luna (mientras lo digo mi mirada está perdida en la lujuria jajaja)

Yenaiv Brief: Ahhhhhhh eso es algo que sería interesante y me encantaría verlo también... un encuentro de hermanos...

Bealtr: Jajajaja ya seee pobre Vegeta rogaba casi que por un besito pero si tienes razón en algo, las cosas en la tierra se están caldeando mucho... Y eso me preocupa mucho.

Invitado Si que si: Ahhh para aclarar no estoy en contra del rol de ama de casa de Milk, tienes razón todos los roles son importantes, pero en el caso de ella se lo dieron tan como resignado que no me gusta su poca participación en dragon ball casi que la hicieron a un lado y siendo la esposa de Goku me hubiera encantado ver más desarrollo pero claro eso no significa que el ser ama de casa no sea importante pero ella tiene tantas cualidades que aún como ama de casa podrían darnos más escenas de ella, Milk me gusta. Pero no es que su vida se patética lamento si se entendió eso, más bien me hubiera gustado que tuviera más protagonismo... es tan fuerte y tiene una gran personalidad que bien valdría la pena tener más escenas con ella.

Un abrazo y nos leemos pronto!!!!