Personajes: Astoria y Luna


— ¿Estás seguro?

— También es tu casa, Astoria —respondió Draco con calma tras El Profeta.

— Ya, pero...

— Hay mucho jardín. Si quieres un espacio que sea tuyo lo entiendo.

— Es el jardín de tu madre.

Draco dobló el periódico, lo dejó sobre la mesa y se levantó para sentarse junto a su ex esposa.

— Era el jardín de mi madre —recalcó—. Ella ya no está y yo quiero que estés feliz aquí.

Astoria parpadeó un par de veces y luego cogió su mano.

— Solo es que... con Scorpius en la escuela es más real que tú y yo ya no estamos juntos. La casa se me cae un poco encima, Draco —le confesó por fin.

Él sonrió, pesaroso. La entendía perfectamente, el divorcio era reciente, aunque ya hacía años que vivían cada uno en una parte de la casa, que eran un matrimonio solo de cara a la galería. Se habían separado amistosamente, por su hijo, y seguían en la misma casa, la mansión era tan grande que si no se propusieran hacer una comida al día juntos podrían pasar días sin verse.

— Entonces es el momento de pensar en ti. ¿Quieres arreglar el jardín? Me parece bien, contrata a alguien.

Astoria apretó los labios y miró hacia la ventana. No era lo que estaba necesitando, pero al menos la distraería.

==o0o==

Sentada en la terraza, bajo una sombrilla, con un refresco y una revista que no estaba leyendo, Astoria observaba a la figura menuda que paseaba por el jardín. Tocada con una gran pamela decorada con flores y vestida con ropas anchas de aspecto cómodo, la diseñadora de jardines deambulaba con una carpeta en una mano y la varita en la otra.

La recordaba de la escuela, vagamente. Eran del mismo año, pero Ravenclaw y Slytherin apenas habían coincidido en clase. Su hermana, que tenía una vida social más activa que la suya, le había mostrado fotografías preciosas de jardines elaborados por ella y hablado maravillas del trabajo que había hecho con algunas de sus amigas.

Luna le sonrió cuando se giró hacia la casa y caminó despacio hacia ella. Al llegar a la terraza, le ofreció con un gesto un refresco.

— Sí, por favor —respondió, un poco acalorada, mientras tomaba asiento con gracia y se quitaba el sombrero.

Astoria sirvió en un vaso alto con hielos un poco del zumo de grosellas que ella misma estaba bebiendo. Luna lo cogió y dio un par de pequeños sorbos antes de colocar la carpeta sobre la mesa.

— Solo son bocetos —le explicó mientras colocaba cuatro hojas de papel grueso en blanco sobre la mesa.

Su anfitriona las miró sin entender , hasta que Luna pasó la varita primero por su sien y luego por encima de las hojas y comenzaron a aparecer trazos y color. Astoria observó asombrada como se creaban cuatro acuarelas que representaban cuatro opciones para la zona del jardín que le había indicado.

— Esto es... muy hermoso, Luna.

La rubia le sonrió más abiertamente. Comenzó a señalarle con el índice distintos detalles de los diseños y hablarle de flores. Cuanto más la escuchaba, más evidente era el entusiasmo de Luna por su trabajo y más contagioso.

— ¿Cuándo podrías comenzar?

— Hay cosas que conviene hacer en primavera. Pero —reculó un poco al ver la cara de desilusión de Astoria—, el diseño básico podría comenzarlo ahora, son plantas sin flor y el clima está agradable.

— Eso sería estupendo —respondió su anfitriona un poco más animada—. ¿Tenemos pues que elegir ya? Me gustan los cuatro, ¿podría consultarlo con Draco?

— Por supuesto —contestó Luna con su innata amabilidad—. Me encantará saludarle en otro momento y podemos hablar los tres cuando esté el terreno preparado.

— No sabía que os conocíais —Levantó las cejas Astoria con sorpresa.

— Estuve aquí durante la guerra —repuso Luna mirando hacia la casa.

— ¿En la mansión? Oh. —Astoria se tapó la boca con la mano, un poco impresionada— No lo sabía, Draco no habla de esos años. Lo siento muchísimo, esto tiene que ser incómodo para ti.

Luna sonrió de una manera que hizo a Astoria sentirse cálida y sin pesar en unos segundos.

— Fueron días difíciles. Pero creo que fue peor para tu marido, y él volvió aquí. Y lo ha convertido en vuestro hogar.

Astoria estuvo a punto de contestar que no, que ellos realmente nunca habían estado juntos, pero se mantuvo en silencio, observando la casa. A su manera, habían sido una familia, una basada en el respeto y el cariño, y sobre todo unidos por el amor a Scorpius. Quizá sí era su hogar y por eso le había parecido antinatural marcharse después del divorcio.

— Le pediré que se una a nosotras el próximo día que nos veamos —respondió finalmente con amabilidad, era imposible actuar de otra manera en presencia de Luna Lovegood.

==o0o==

Los últimos días del verano encontraron a Luna trabajando en el jardín de la mansión Malfoy. Astoria había comenzado observándola desde el ventanal de su sala de estar. Luego desde la terraza de su habitación y finalmente desde la misma terraza en la que habían hablado el primer día.

— Parece que el trabajo de Luna te interesa mucho.

Astoria levantó la mirada y se encontró a Draco mirándola, con una chaqueta entre las manos.

— Está refrescando para estar aquí sentada —le dijo, tendiéndosela.

Su ex mujer la tomó y se la puso. A continuación sirvió una taza de té y se la acercó.

— Es fascinante lo que hace —comentó mientras Draco se sentaba—. Parece que habla a la tierra.

— Seguramente lo haga, si alguien puede recurrir a esa magia antigua es ella.

— Me impresiona que esté trabajando aquí después de...

— ¿Haber sido huésped de nuestras mazmorras? A mí también. Pero por otra parte... ella es sorprendente.

Los ojos verdes de Astoria parpadearon varias veces por el tono de Draco, muy diferente a su frialdad habitual.

— Te gusta —afirmó, tomando un sorbo de té.

— ¿Luna? no como estás pensando. Es solo que ella —Desvió la mirada hacia donde Luna trabajaba en el jardín— es como un imán. ¿No lo has notado? Su energía te atrae. Desde que estás aquí, cada vez necesitas estar más cerca. ¿Por qué no bajas? Seguro que le viene bien un té o un poco de ayuda.

Lo pensó un poco, contemplando su propia taza de té. Era cierto, Luna emanaba una energía que le atraía, si se dejaba llevar estaría dando vueltas alrededor de ella como un satélite. Finalmente, apretó un poco los labios y sirvió otra taza. Se puso de pie, besó la mejilla de Draco, y bajó las escaleras con cuidado de no derramarlo.

— ¿Te apetece un té? —preguntó cuando llegó a su altura.

Luna se puso de pie, con una gran raya de tierra en la frente. Parecía un poco fatigada, pero aún así estiró la mano para tomar la taza con una sonrisa.

— Gracias.

— Pareces cansada.

— Esta tierra... ha visto muchas cosas, hay muchos rastros de energía mágica. Se rebela.

— ¿Cómo puedes sentirlo? —inquirió Astoria, intrigada.

La pequeña mano de Luna tomó la suya y colocó su palma contra la tierra suelta.

— Cierra los ojos. La tierra absorve la energía mágica de los que viven en ella. ¿Lo sientes?

Astoria obedeció. Al principio no notó nada así que trató de apartar la mano, pero Luna la retuvo.

— Dale unos segundos. Es un cosquilleo, la energía mágica que intenta contactar con la tuya. Una buena parte es de la madre de Draco, pero hay más. En esta parte del jardín los mortífagos se deshacían de los muertos, por eso permanecía yermo —le explicó en voz baja, como si no quisiera que la misma tierra la escuchara.

— Oh, Merlín. ¿Por qué no me lo dijiste? —inquirió, tratando de nuevo de apartar la mano.

— Es una oportunidad para liberar esa energía. Los muertos merecen descanso, Astoria.

En ese momento pudo sentirlo, un brote de energía cosquilleando en su mano y subiendo por su brazo.

— ¿Como lo haces? Para liberar la tierra —preguntó, sacudiéndose las manos una contra otra mientras se incorporaba.

— Pidiéndoles que se vayan —respondió Luna con su voz suave, con la mirada perdida en la tierra revuelta.

— ¿Puedo ayudarte?

Luna la miró de nuevo, mientras terminaba su taza de té.

— Eso sería maravilloso.

Y tomó su mano de nuevo. Astoria recibió un pequeño apretón y un torrente de la increíble energía mágica de Luna subiendo por su brazo; sintió como esa misma energía le rodeaba el corazón e iluminaba un camino nuevo para ella.


No todo es romance al uso. En este caso, Astoria necesita un propósito, una vocación acorde a su bondad y su capacidad mágica, y puede que acabe de encontrarla. Que sea junto a Luna... pues es probable, porque esas magias se están llamando, quizá para una amistad profunda, o algo platónico, o un romance, no lo sé, es posible que todo a la vez.

¿Y quién hace las mejores fotografías en el mundo mágico para que todo el mundo pueda ver el trabajo de su amiga? Ajá... a Luna le cunde mucho la vida, y quizá tenga un hobby que ya hemos visto en el primer capítulo. Mientras lo escribía pensé en que esto ocurriría antes y que, viendo a su madre feliz, Scorpius insistiría en ayudar a su padre también a salir adelante emocionalmente. De cualquier modo, traigo esa línea de vuelta porque a esto ya le queda poco y aún hemos de ver un poco más. ¿Os imagináis a Astoria ayudando a Luna con la web? Estoy segura de que le encantará ver a Draco salir de su cascarón por cierto fotógrafo. Los días 30 y 31 iremos por ahí, de momento mañana voy a traer a una trieja que el año pasado me rompió el corazón y necesito darles un final feliz. ¡Abrazos!