Disclaimer: Twilight pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de DaniDarlingxx, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.

Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from DaniDarlingxx, I'm just translating with the permission of the author.

Capítulo beteado por Yanina Barboza

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Ciento dos

ANGELA

Mi corazón se acelera en mi pecho cuando un espantoso estruendo en mi porche delantero me despierta. Debo haberme quedado dormida en el sofá: una mirada al reloj en el DVR me dice que es más de la una de la mañana.

Lo que significa que, muy probablemente, alguien está tratando de entrar en mi casa.

Siempre tengo mi arma cerca en casa exactamente por esta razón, especialmente cuando Ben trabaja de noche en la fábrica, por lo que el pesado acero en mi mano me da cierta confianza de que puedo manejar a quien sea ese bastardo.

Dios sabe que he manejado cosas peores antes.

Estoy a punto de abrir la puerta cuando suena otro golpe, y una voz profunda rompe el silencio del aire nocturno.

―Malditos gnomos ―masculla, arrastrando las palabras.

Conozco esa voz, y ahora que sé quién es, suspiro y abro la puerta.

Efectivamente, Edward está tirado en mi porche, con las rodillas dobladas y gimiendo.

―¿Qué diablos estás haciendo, Cullen? ―gruño, empujando la puerta mosquitera para abrirla.

―Ella esss… Y, ella… ella me va a matar. ―Se da la vuelta, apoyando las manos y las rodillas contra las tablillas de roble del porche.

―No va a tener la oportunidad; la detendré. ―Pongo mi arma de fuego en la mesa dentro de la puerta, me apresuro a ayudarlo a levantarse.

Está todo despeinado y sucio, huele a destilería con el pelo grasiento en todas direcciones y una barba de tres días que está al borde de hacerle parecer un vagabundo.

Acomodándolo en el sofá, voy a buscarle una botella de agua y un poco de Tylenol, luego regreso a la sala para ponérselos en la mano.

―Ten, tómate esto y dime qué pasó.

Cuando echa la cabeza hacia atrás para tragar las pastillas, se sobrecompensa y casi se cae, y tengo que atraparlo.

―Edward ―gimo, empujándolo hacia atrás para que se siente―. Dime lo que sucedió.

―Fui al bar… ya sabes, para disculparme. Para arreglar las cosas. Y ella estaba allí, hablando con Tanya... Creo que, después de todo, decidió continuar con el trabajo.

Sus palabras se entremezclan, así que tengo que pedirle que las repita unas cuantas veces, pero mi mente está corriendo con las posibilidades de lo que esto podría significar.

Sus diarios siguen diciéndome que es Jake a quien busca, y Edward merece saber que su vida no está en peligro.

―Edward... ―empiezo―, he estado vigilando a Bella. Creo que es un sicario. Sicaria, por así decirlo.

―¡Lo sabía!

―Pero tú no eres al que ella persigue. Está planeando matar a Jacob Black. Incluso ha estado haciendo compras cuestionables y abriendo nuevas cuentas. Quiero decir, compró una sierra para huesos. ¿Para qué necesitaría una chica soltera de la ciudad una sierra para huesos? Creo que lo hará y luego huirá del país.

Está en silencio durante mucho tiempo, sus ojos verdes se posan en mi techo. Y no presiono porque es mucho para asimilar.

―La amo, Ang. No me importa lo que sea; la amo.

Lo dice tan bajo que no lo escucharía si no estuviera lo suficientemente cerca.

―Si eso es lo que quiere hacer, huiré con ella. Es la otra parte de mí. No voy a vivir sin ella. ―Se encoge de hombros y observo cómo una lágrima cae por un lado de su ojo y baja por su mejilla.

Mi corazón se rompe por él. He pasado tantos años observándolo evitar esa emoción como la peste, y ahora que se permite sentirla, me está rompiendo el corazón.

―Vamos a llevarte a la cama. Hablaremos más de eso en la mañana —ofrezco suavemente, poniéndome de pie para que pueda extenderse en el sofá. Sus piernas son demasiado largas, así que las dobla sobre el reposabrazos y le quito los zapatos, riéndome cuando balbucea un "gracias".

―Eres un buen hombre, Edward. Resolveremos esto, ¿de acuerdo?

Pero cuando estoy lista para decirle buenas noches, él ya se ha quedado dormido.