Parte III

Hacia un rato que Winry ya había apagado la lámpara que se encontraba en su mesa de noche, y aunque había cerrado los ojos inmediatamente, se le había hecho imposible siquiera que el cansancio del día la hiciera presa del sueño, y todo debido a que sus pensamientos se habían mantenido escandalosamente activos desde la cena.

Para nada imaginó el rumbo que tomó la conversación con Pinako abarcara un tema mucho más serio que el simple incidente del baño, ya que apenas y habían tocado ese tópico. La actitud fría y seria de Ed seguía grabada en su mente y calaba en su corazón de una forma tan intensa que su pecho se oprimía solo de recordarlo.

-Se arrepintió de pedirme matrimonio – Pensó Winry sintiendo como un par de solitarias lágrimas empezaban a bajar por sus mejillas y apretó fuertemente una almohada contra su pecho.

Ella se limpió las lágrimas con la manga del sweater blanco que estaba usando de pijama, y recordó con ironía que se trataba precisamente una prenda que antes pertenecía a Ed. La misma con la que él había regresado de Central hace más de 3 años.

Recordó con gracia la historia detrás de ese sweater, ya que ella siempre solía quitárselo a Ed para cubrirse del frío por las noches cuando se quedaban hasta tarde hablando en el porche; la excusa de Winry era que siempre olvidaba regresárselo, hasta que un día cuando él consiguió recuperarlo se dio cuenta de que le quedaba pequeño, por lo que no tuvo otra opción que regalárselo a ella.

Aunque ya haya pasado un tiempo desde que se había adueñado del sweater y este haya pasado por varias lavadas, seguía conservando el aroma característico de Ed, por lo que era como tener una parte de él, y esto había sido un gran consuelo en aquellos meses que él estuvo lejos y que tenían que limitarse a llamadas y cartas. Y daba la casualidad, era el mismo sweater que ella había decidido llevar cuando fue a despedirlo antes de su partida al Oeste, precisamente aquel día en que le prometieron la mitad de su vida al otro.

Winry repasaba en su cabeza lo que había sido su relación con Ed en el periodo desde que volvió de la batalla de Central hasta que se fue al Oeste. Habían sido 2 años que incluían una confesión bastante vergonzosa por parte de ambos, primeros besos bastante torpes que mejoraron con el tiempo, abrazos largos y tomadas de mano en privado que reconfortaban a ambos, peleas con reconciliaciones más amenas y conversaciones infinitas en el porche de la casa o sus habitaciones a altas horas de la noche.

Les costó dejar la timidez de lado, y aunque ella lo haya llevado mejor que él, entendió que su novio no era de los que se sintiera cómodo demostrando su afecto en público, por lo que nunca lo presionó y razón por la cual aquella propuesta en la estación de trenes le había sorprendido tanto… Especialmente porque nunca se imaginó que Ed pensara en el futuro de ambos de esa forma, y fue hasta ese momento en que se dio cuenta de lo mucho que él había crecido, y que esto le gustaba más de lo que podía admitir en voz alta.

El sonido de la puerta abriéndose cuidadosamente la hizo sobresaltarse y salir de sus pensamientos inmediatamente, por lo que se sentó en su cama y encendió la lámpara en su mesa de noche para encontrarse con Ed solo vistiendo un pantalón de pijamas, entrando a su habitación tan sigilosamente como nunca antes lo había visto… Aparentemente las palabras de la abuela habían hecho eco en él.

- ¿Qué haces aquí? – Preguntó ella limpiando rápidamente los restos de lágrimas en su rostro.

Ed se acercó a la cama y para cuando se sentó frente a su novia, se dio cuenta de que sus ojos se veían levemente hinchados, de inmediato frunció el entrecejo – ¿Por qué estabas llorando?

-No lo hacía – Respondió rápidamente la rubia desviando la mirada – Solo me dio alergia.

Ed no se convenció para nada de aquella excusa, por lo que sin decir nada acercó sus manos hacia el rostro de Winry, pasó el cabello rubio por detrás de las orejas y luego de disipar el rastro de lágrimas de sus mejillas acercó sus labios a los de ella y la besó suavemente.

Winry sintió como aquel característico cosquilleo se hacía presente en la boca de su estómago y su corazón empezaba a palpitar con fuerza. Era un beso sin prisas y le hizo olvidar por un momento todos esos pensamientos negativos que estaba experimentando, ya que por alguna razón la presencia de Ed la hizo sentir bien, como si todo estuviese en orden… ¿Por qué estaba tan angustiada?

Winry terminó por recostarse en la cama y Ed la siguió posicionándose a un lado, por lo que para cuando decidieron cortar el beso la mano del chico quedó sobre la cadera de ella, viajando de arriba hacia abajo desde su cintura hasta sus muslos descubiertos; aquello era un gesto reconfortante para ambos.

-No me mientas – Soltó Ed luego de un rato mirándola a los ojos – Te recuerdo que soy la persona que prometió solo hacerte llorar de felicidad.

Ella soltó una risa ante este recuerdo, ocultarle las lágrimas fue inútil, pero no quería decirle la verdadera razón por la que había estado sollozando solo unos minutos antes.

-Me afectó un poco que la abuela y tú se pelearan – Aunque no fuese exactamente por lo que estaba llorando, eso no era una mentira – Ni siquiera deberías estar aquí.

-Lo que dije fue en serio, Win – Contestó el ex alquimista.

-La abuela solo trata de ayudar.

-Y lo aprecio y respeto demasiado a tu abuela – Respondió él – Pero no es justo que nos digan como debe ser nuestra relación.

Winry bufó – ¿No esperarías que la abuela aceptara que durmiéramos juntos sin estar siquiera comprometidos?

-Lo estamos – Recalcó Ed tras una sonrisa, haciendo que el corazón de Winry se acelerara, era la primera vez que lo mencionaba desde que se lo propuso.

Winry lo miró sintiendo como su cuerpo se tensaba, esa sin duda era una respuesta que no esperaba, por lo que decidió darse la vuelta dándole la espalda, pero aun sintiendo sus manos en su cintura – Si, pero ella no lo sabe, y por cómo le hablaste dudo que siquiera lo sospeche.

Ed la miró un poco desconcertado sin creer que se había enojado – ¿Te importa tanto?

¿De verdad a Winry esto le importaba tanto? Solo había reparado en esto un par de veces a lo largo de esos meses, pero por alguna razón, en ese día en específico todo se sentía diferente, ya que era como si de un momento a otro él no fuese a estar ahí nunca más.

-No puedes culpar a la abuela por ponernos reglas en su casa – Refutó Winry sintiendo un nudo en el estómago – A sus ojos tú y yo solo somos novios.

-No respondiste mi pregunta – Dijo Ed tajante – ¿Te importa tanto que tu abuela no sepa que estamos comprometidos?

Winry suspiró pesadamente y se giró levemente para encontrarse con sus ojos – No lo hemos mencionado ni siquiera entre nosotros hasta ahora.

Estaba hecho. Lo había dicho.

Edward suspiró y se acercó a ella dándole un corto beso en la mejilla – No lo he olvidado, si es lo que te angustia.

Winry sentía como un ardor de acentuaba en su garganta, aparentemente el decirlo solo le había causado más ganas de llorar – Eres pésimo demostrándolo, Edward Elric.

-Así que esta era la razón por la que estabas llorando – Dijo él percatándose como la voz de ella se hacía un hilo – Tengo que decirle a Al que me golpee por haber permitido esto.

Luego de chasquear la lengua, Ed tomó a Winry por la cadera y la hizo girarse de nuevo para que lo mirara a los ojos, y antes de que pudiera protestar volvió a besarla, esta vez con mucha más fuerza que hace un rato, dejando que sus fuertes brazos cubrieran abrazaran su cuerpo. Ed fue correspondido por ella con la misma intensidad haciendo que su corazón se acelerara y sus mejillas se sonrojaran al sentir la lengua de la chica colarse en su boca.

¡Demonios! Él tenía muchas ganas de llevar aquello más allá, pero no iba a hacerlo hasta cerrar el tema, por más que su entrepierna haya empezado a reclamar atención solo con un par de besos de Winry. Ed decidió cortar el beso cuando a ambos les faltó el aire, y entre respiraciones cortadas miró a la chica intensamente a los ojos y le habló.

-Sigues teniendo la mitad de mi vida, creo que a este punto tienes mucho más de eso – Ed llevó su mano hasta el rostro de ella y paso por detrás de su oreja un mechón de cabello rubio – No necesitas un anillo o un papel que te lo recuerde.

Winry no pudo evitar sonreír de medio lado ante esto y sin más, se acercó para darle un corto beso en los labios. No iba a volver a apresurar las cosas ni tampoco a sobre pensarlo demasiado sin antes hablarlo con él, ya que aparentemente, si tenía las cosas muy presentes, incluso si no lo demostraba.

Ella se giró de nuevo dándole la espalda, pero esta vez para el momento en que la abrazó, ella empezó a jugar con sus manos, y para cuando se acomodó pudo sentir un bulto que pegaba con su trasero y aquello la hizo sonrojarse.

-Sabes que seguimos teniendo una conversación pendiente con la abuela ¿no? – Dijo ella rozándolo con su retaguardia y sabiendo lo que eso ocasionaría – No quiero que estemos en una constante pelea con ella, por lo que tendremos que aceptar algunas reglas.

-Aceptaré limitar las duchas juntos a cuando estemos completamente seguros de que tenemos la casa para nosotros – Dijo Ed tratando de recordar toda la jodida tabla periódica e ignorar lo que sucedía en sus pantalones de pijama – No dormir juntos no es negociable.

-Tenemos que llegar a un acuerdo con eso.

-Podemos dormir juntos sin tener sexo, y creo que eso estaría bien para tu abuela – Contestó abrazándola – Cuando éramos niños solíamos quedarnos dormidos tú, Al y yo en la misma cama.

Winry soltó una risa – No creo que la abuela lo vea de esa forma.

-Sigue llamándonos "niños", por lo que podemos sacarle ventaja – Refutó el ex alquimista – De todas formas, ella nos sacó ventaja hoy con confesiones vergonzosas.

Y justo al tocar ese tema, una duda que Winry había guardado desde la cena se hizo escuchar – Ed, la abuela tenía un punto… ¿Cómo sabias sobre sexo y esas cosas si ella no te dio la charla como a mí?

-Recuerda que estuve viajando por mucho tiempo con Darius y Heinkel antes de venir a Resembull, y entre tantas conversaciones ellos prácticamente me enseñaron "las cosas que un padre debería enseñarle a su hijo", pero que por razones obvias mi padre no hizo – Admitió Ed sintiéndose un poco abochornado – Y, para mi desgracia, el imbécil de Mustang también tuvo su participación en esto.

Winry se giró levemente para mirarlo desconcertada – Pero el General Mustang no estuvo en tu viaje con Darius y Heinkel.

-No, de hecho, fue una conversación que tuvimos hace solo un par de meses cuando estuve por última vez en Central – Admitió un poco cohibido.

Aquello no dejaba muy clara a Winry, de hecho, le generaba más dudas – ¿Por qué habrías de hablar precisamente de eso con el General Mustang?

-Es que el bastardo es un metiche de primera – Respondió Ed evitando mirar a Winry – Le pedí un favor a la teniente Hawkeye y el imbécil obviamente estaba rondando por ahí y se adjuntó el derecho de darme una charla tan incómoda.

Winry terminó por sentarse en la cama y mirar a Ed, quien se encontraba completamente sonrojado y podía inclusive jurar que estaba temblando… ¿Por qué de repente lucia tan nervioso? Incluso le llegó a recordar cómo estaba actuando el día que se le propuso.

-No estoy entendiendo que tiene que ver tu conversación con Mustang, con el favor que le pediste a la teniente Hawkeye – Winry estaba entrando en un ligero estado de pánico – ¿Qué tienen que ver?

Ed se armó de valor para levantarse de la cama bajo la mirada confusa de su novia. Él se posicionó frente a la cama arrodillándose en su pierna y dejando el automail dándole apoyo y equilibrio a su cuerpo, y antes de que ella dijera algo, sacó de los bolsillos de sus pantalones de pijamas una caja aterciopelada, la cual abrió inmediatamente y sostuvo el anillo entre sus manos temblorosas.

-Aceptaste el intercambio equivalente, incluso lo llevaste mucho más allá – Dijo Ed sintiendo su voz temblar un poco y el corazón a punto de salirse de su pecho – ¿Lo aceptarías de nuevo? Yo quería hacerlo oficial.

Winry abrió los ojos de par en par, tenía muchos sentimientos encontrados, y su primera reacción fue abalanzarse sobre su ahora prometido y robarle un intenso beso en los labios. Ed le correspondió sintiéndose más tranquilo de que todo haya pasado, sin embargo, aquella tranquilidad le costó caro cuando lo siguiente que sintió fue como algo duro y pesado lo aporreaba en la cabeza.

Claro, porque si Winry no lo golpeaba en la cabeza con una jodida llave inglesa, entonces no sería la mujer de la que se enamoró.

- ¡Auch! – Se quejó un poco desorientado – ¿Qué demonios, Winry?

- ¡Eso fue por mentirme y por dejarme creer que te habías arrepentido! – Respondió la chica sintiéndose mucho más aliviada ¡y pensar que paso toda la noche angustiada!

- ¡La vieja casi arruina la sorpresa! ¡Tenía que taparlo con lo que sea por un par de horas! – Intentó excusarse.

-Le debes una disculpa a la abuela, por cierto – Dijo Winry más calmada mientras ayudaba a su novio a ponerse de pie y ambos se sentaban en la cama – Además, dijiste "no necesitas un anillo o un papel que te lo recuerde" … ¡y tenías el anillo en el bolsillo, Edward Elric!

-Deja de reprenderme, todo tenía una buena causa – Respondió Ed tomando la mano izquierda de Winry y dirigiendo el delicado anillo hacia su dedo anular – La teniente Hawkeye acertó en la medida.

Winry miró su mano y sintió un fuerte cosquilleo en su estómago ante la vista. A pesar de siempre haberse apasionado por los automail desde temprana edad, cosa que era muy opuesta a lo que solían interesarse las niñas a esa edad, no podía negar que en más de una ocasión soñó con el momento de ver su mano adornada con aquella joya, pero, sobre todo, soñó con la persona que sería la razón de ello.

-Es hermoso – Respondió ella acercándose para besarlo rápidamente – Aunque creo que Alphonse se va a enojar contigo cuando sepa que la teniente y Mustang supieron antes que él.

-Mi plan inicial era que solo la teniente lo supiera, pero Mustang es un maldito metiche – Dijo Ed recostando la espalda en la cama de la chica.

-Entonces, fue ahí en que Mustang decidió darte la "charla de hombres" – Se burló ella – Ahora toda tu historia tiene sentido, Ed.

-El imbécil me dijo que de seguro seguía siendo virgen y que no me dejaría llegar al altar sin saber ponerme un condón, ni tampoco sin saber nada sobre las chicas y el sexo – Admitió sintiendo sus mejillas arder – Fue vergonzoso, y creo que el idiota estaba disfrutando de verme incómodo.

Winry lo vio recostado y sin pensarlo mucho, decidió sentarse a horcadas sobre él, viendo como volvía a sonrojarse furiosamente.

-Entonces… – Empezó a decir la chica en un tono suave mientras pasaba sus manos sobre el pecho descubierto de él y se movía sobre su naciente erección – ¿Todo lo que sabes te lo enseñó Mustang?

-Para nada, y no vuelvas a mencionarlo en esta situación – Respondió Edward empezando a masajear los muslos descubiertos de Winry.

Ella se rio pícaramente, sin embargo, ninguno tuvo la intención de decir algo más, ya que Ed se sentó en la cama, aun con el cuerpo de la chica a horcadas sobre el suyo, rozándole la erección. Él llevó sus manos hacia la cremallera del sweater color blanco que en algún momento le perteneció, y bajándolo lentamente pudo darse cuenta de que la chica no traía nada más que sus bragas debajo de aquella pieza, cosa que solo lo endureció aún más.

La poca ropa que quedaba entre ambos desapareció de un momento a otro, así como también la liga que sostenía el cabello largo de Ed, dejándolo caer sobre sus hombros. No necesitaron mayor calentamiento, considerando todas las interrupciones que habían tenido a lo largo del día, por lo que las embestidas no se hicieron esperar demasiado, así como tampoco el orgasmo que ambos tuvieron que silenciar por su propio bien.

Ed abrazaba a Winry entre sus brazos mientras ambos intentaban recuperar el aliento y, de hecho, fue él el primero que habló – Bien, el anillo arregla la mitad de los problemas en que nos metimos hoy, y esta vez fuimos más silenciosos en que otras ocasiones… De seguro la vieja no escuchó nada.

Winry se rio mientras se sonrojaba – Yo no subestimaría a la abuela, ella lo sabía todo antes de que siquiera se lo dijéramos.

-Tienes razón – Respondió Ed suspirando pesadamente – Aparentemente los viejos saben cosas solo por ser viejos… ¡y nosotros tuvimos que enterarnos de eso de la forma más vergonzosa!

Y Winry se rio ante esto, sin embargo, Ed tenía razón y estaba segura de que, a partir de ese momento, ninguno volvería a poner en duda las sospechas y conclusiones de una anciana, y muchos menos si se trataba de la mismísima Pinako Rockbell.

FIN

N/A: ¡Hola a todos por aquí! Espero que estén bien. Con este capitulo le doy final a esta pequeña historia que surgió de la nada luego de haberme visto FMA y quedar encantada con los personajes.

Como pueden ver, Ed siempre tuvo un plan y por eso se puso tan tenso, no quería decir nada antes de tiempo, aunque esto puso dudosa a Winry, espero que les haya gustado como lleve la relación de estos dos, así como también las menciones a otros personajes como Mustang y Riza:)

Muchas gracias a todos los que se tomaron el tiempo de leer y comentar esta historia, fue la primera vez que incursione en el fandom de FMA y pues espero volver en algún momento con otra historia.

Yo me despido y espero que se cuiden mucho.

Un abrazo enorme.

ACLARATORIA: Esta historia es de mi autoría, no existen colaboraciones con nadie y en el caso de que las hubiese se le darían sus respectivos créditos. Esta historia solo es publicada a la fecha en las plataformas FanFiction y Wattpad; si está en alguna otra es porque no está autorizada por mi persona y se considera plagio. No se permite la copia y/o adaptación de esta historia.