Harry Potter le pertenece a JK Rowling.
Pareja: Rolf Scamander y Luna Lovegood.
Capítulo 26: Cultivar un Jardín
Desde que viajaron a América quedaron encantados con toda la vegetación del lugar. Su sonrisa se ensanchó al ver que su amada esposa Luna, había llevado flores al patio de su casa, quería hacer lo más parecido posible a la selva amazónica.
Claro quitando las plantas peligrosas del lugar, sabía que el nuevo jardín sería hermoso.
Rolf sabía que Luna amó el viaje a la selva, aunque su hogar era en Inglaterra, ella quería llevarse algo de aquel lugar, aunque no pudo hacerlo, no le permitieron llevarse ninguna planta, ya que el clima frío de Inglaterra mataría a las inocentes plantas.
Así que al volver, fueron al invernadero, compraron abono, palas y ropa para poder dedicarse por completo a su jardín.
Flores de colores adornaron sus días. Ver a Luna feliz con las mismas le hacía sonreír, ella simplemente dedicaba sus días a embellecer su patio.
Los gemelos disfrutaban jugar en las flores de colores mientras a la sombra de un árbol la rubia los observaba jugar. Podía recordar que cuando comenzó a salir con ella le sorprendió que una de las heroínas de guerra, la valiente Luna Lovegood se hubiera interesado en él, siendo el un magizoologista que apenas estaba siendo conocido en el mundo.
Ella era amiga de Harry Potter, el Salvador del Mundo mágico. Estuvo en la primera línea luchando para proteger al mundo mágico.
Aún así los dos se complementaban uno al otro, sobre todo porque el próximo verano llevarían a sus dos hijos a conocer a los bisabuelos, los magos tenían una vida longeva más allá de los muggles.
Se fue a la cocina, preparó limonada para todos ya que el sol comenzaba a bajar la intensidad del calor. Vio a Luna regando las plantas, mientras los gemelos Lorcan y Lysander dormían en una pequeña hamaca.
Le gustaba su vida hogareña, amaba la tranquilidad que le proporcionaba la pequeña selva amazónica que tenían en casa. No era la misma adrenalina que se sintió cuando creyó que se habían quedado perdidos en el lugar. Se quedó viendo embobado a su esposa Luna, hasta que la rubia notó que le observaban.
-¡Eso es limonada! Gracias querido, tenía mucha sed. Luna tomó el vaso con limonada y bebió de él.
-Si, sabía que te gustaría.
-Lorcan y Lysander se han quedado dormidos. Será mejor que los lleve a sus camas a descansar.
-Te ayudaré.
Pronto la pareja entró a su casa, dejando a sus pequeños niños durmiendo en sus habitaciones, Luna observó el techo de su hogar como si pudiera viajar en el tiempo, recordando la que alguna vez fue su anterior hogar, el techo una vez estuvo decorado con las pinturas que ella misma realizó de sus amigos: Harry, Hermione, Ron, Ginny y Neville. Aunque todo aquello quedó destruido cuando en la guerra mágica su casa fue incendiada cuando los mortífagos la secuestraron, pensó que si a Rolf le parecía muy buena idea le gustaría pintar los techos otra vez.
Pero esta vez quería dibujar algo muy diferente. En su imaginación podía ver lo que en esta ocasión haría se imaginaba a ella sosteniendo a sus hijos mientras Rolf estaba a su lado. Mientras el marco final estaba lleno de flores, las mismas eran tan hermosas como las del jardín.
Las que vio en América, algún día podría volver al continente del otro lado del mundo. Quizás para unas vacaciones familiares. Porque le gustó el viaje a ese lugar tan llamativo en América, incluso le llamó la atención la fauna y flora del lugar, incluso pudo clasificar muchas criaturas mágicas que quedaron registrados en sus libros.
Luna esperó que Rolf la acompañara al desván a sacar la pintura, los pinceles que aún estaban guardados en su baúl de la época de cuando estudiaba en Hogwarts. Cuando aún creía que los nargles y los Snorkack de cuernos arrugados eran reales.
A pesar de que muchas veces la llamaron Loca, Lunática, y chiflada ella siempre fue feliz con lo que tenía, fue la época más especial de su vida, y también la más difícil. Las plantas que decoraban su hogar le gustaban, eran llamativas y el nacimiento de las mismas le recordaban que sus hijos no pasarían esa época que fue tan triste. Sabía que ahora casi todos los que pertenecían a su generación podían ver a los Thestral, solo esperaba ver a su madre una última vez.
Su jardín no era su mayor logro, era más bien su carrera de magizoologista. Sus hijos, esposo y su padre eran sus seres queridos más apreciados para ella.
Rolf observó el jardín que había cuidado con su esposa, esperaba que el mismo siguiera siendo tan hermoso en un futuro no tan lejano.
Además sabía que Luna estaba planeado hacer algo. Ginny la mejor amiga de su esposa vendría de visita la próxima semana, le mostraría lo hermoso que había quedado todo.
El jardín de los Scamander salió en varias portadas siendo reconocido como uno de los más hermosos de la región.
Fueron tendencia durante mucho tiempo, incluso celebridades del mundo mágico tales como Harry Potter, Hermione Granger, Ron Weasley, Ginny Weasley, Neville Longbottom, y otros tantos llegaron a su hogar, se tomaron fotografías en el hermoso lugar. Ya sea solos o con sus familias aparecieron en la portada de los periódicos y revistas que leían los magos y brujas en cada nueva edición.
Los años pasaron sobre los dos, y el jardín floreció cada vez más, incluso llegó a estar lleno de color durante muchas estaciones, ambos cuidaron de ese lugar al cual varias generaciones de los Scamander disfrutaron estar.
Los niños y niñas desde su más tierna infancia corrieron, jugaron y cuidaron del lugar que sus ahora abuelos se habian empeñado en cuidar desde que pusieron la primera planta decorativa.
Siendo ellos los primeros en crearlo, sus hijos los primeros en jugar entre la vegetación, sus nietos fueron los próximos en deleitarse con el jardín de los abuelos.
