Grisáceo

Capítulo 2: Detrás de los Espejos

Runa decidió sacar turno para una consulta psicológica en el hospital que estaba casi frente a la librería en la que trabajaba. La última vez que fue a consultas psicológicas fue poco después de que aprisionaran a Takako y sobre todo después de su suicidio tras las rejas. No recordaba ni el nombre ni el rostro de la profesional que la atendió pero en el fondo le agradecía lo poco o mucho que pudo hacer por ella por aquel entonces... La psicóloga que la atendió ahora era nada más y nada menos que una de sus antiguas compañeras de clases en la secundaria: Yuuna. Grata fue la sorpresa para ambas al reencontrarse con una amiga del colegio. Claro que Runa contuvo más la pequeña emoción que su antigua amiga. Pues bien, Runa le contó su problema y que todavía no lo superaba desde hace tantos años pero evitando hablar del episodio de los espejos. Cerca del final de la consulta del día Yuuna le sonrío con tristeza... y dejó que Runa se desahogara todo lo posible...

– Sé que debimos haber esperado un poco más antes de tener relaciones sexuales pero yo amaba tanto a Takako que además no me interesaba si ella era o no una de mis profesoras... y ahora pago las consecuencias de no haberlo pensado con más seriedad... Sé que dirá que al ser ya mayor de edad Takako debió pensar más que yo en esa situación pero... pero...

– Cálmate, Runa, no estoy aquí sólo para juzgarte sino sobre todo para comprenderte.

Yuuna le ofreció otra sonrisa triste y aunque Runa notó ese dejo igual se lo agradeció pues cuando se estaban despidiendo Runa se notaba un poco mejor tras haber hablado de sus problemas emocionales. Runa entonces tuvo ganas de ir al baño y allí fue. Cuando entró no había nadie más ahí pero cuando vio el espejo mediano y rectangular del baño de mujeres notó que la imagen reflejada del cuarto no era del todo igual a como ella lo veía con sus propios ojos tal y como le ocurrió en la librería y en su apartamento hace una semana. Runa, con curiosidad veía lo reflejado en el espejo y veía luego detrás de ella misma. Sí, la imagen reflejada era diferente a como era en verdad el baño... pero Runa entonces, en un extremo del espejo leyó algo escrito con lo que parecía ser un pintalabios que decía "Te estoy esperando..." y justo debajo había una "T". No, no podía ser, ¿verdad? Su mente le estaba volviendo a jugar una mala pasada... Se notaba que su sufrimiento era tal que al no superar aún la muerte de Takako veía lo que en realidad no estaba ahí... Runa extendió el brazo derecho para borrar de un manotazo lo escrito (si es que en verdad eso escrito estaba ahí) pero cuando rozó la superficie del espejo vio que todo a su alrededor era sólo una mera estática como la que a veces aparecían en los televisores antiguos... y luego... volvió a ver todo normal... O en verdad no porque el baño ahora era diferente en su distribución y en sus materiales... Las paredes, el techo y el piso eran de rejas oxidadas y había poca luz cuando antes el baño estaba bien iluminado. Runa buscó el interruptor a tientas casi a ciegas pero no lo halló por ninguna parte... ¿Qué le había pasado al baño...? ¿O le pasaba algo malo a ella misma...? Vio de nuevo el espejo y esta vez lo que veía en él eran las paredes y el piso del baño normales como cuando había entrado en primer lugar...

– ¿Qué estará pasando...?

Susurró Runa. Pero no podía quedarse todo el rato ahí en el baño así que decidió salir del mismo aunque le costó un poco abrir la puerta que estaba oxidada como ahora todo lo demás. El pasillo del área de psicología del hospital estaba en cierta forma en peor condición pues además de que estaba hecho también de rejas oxidadas con la escasa luz notó que había manchas de sangre por medio pasillo. Runa tuvo miedo... pero no le quedó de otra más que apurarse a tratar de salir del hospital por la puerta de salida del anexo de psicología del Hospital Alchemilla. En eso estaba cuando al llegar al final del pasillo a la sala de recepción trató de abrir la puerta que decía "Salida" pero no pudo abrirla ni intentando forzarla de lo oxidada que estaba...

– ¿Qué mierda...?

Runa entonces quiso volver sobre sus pasos porque recordaba que por el otro lado del pasillo había un mini almacén para los objetos de limpieza y otra salida que daba al patio trasero del hospital. Pero con lo poco que podía ver decidió inspeccionar primero la sala de recepción que además de haber allí carpetas y algunos libros de texto donde usualmente atendía la recepcionista agarró un bisturí... No sabía bien por qué apenas vio ese objeto contundente sobre la recepción quiso y en efecto se lo llevó pero por ahora no quería pensar en nada más que en su seguridad personal y más cuando todo el sitio se había vuelto tan extraño y tétrico de golpe. Pasó de largo la puerta del almacén y por fortuna logró abrir sin mayor problema la puerta que daba al patio trasero pero allí el paisaje en vez de presentar pasto y una arboleda sólo era más rejas oxidadas por piso y las paredes estaban igual... pero lo peor era que la oscuridad era casi tanta como en el interior del hospital... Con pasos no tan firmes sino hasta temblorosos Runa avanzó por donde creía recordar que estaba ubicado el portón que daba hacia la vereda y hacia la calle Wilson. En efecto llegó hasta la altura del portón pero la escena que vio dejó temblorosa a Runa: atados con alambres a las rejas oxidadas del gran portón había tres cadáveres humanos aparentemente femeninos completamente desnudas y desfiguradas... A Runa no le hacía ninguna gracia pero si quería salir del hospital como tal debía abrir el portón oxidado y ensangrentado... y eso mismo hizo pasado un rato cuando la primera y terrorífica situación ya no la afectaba tanto. Runa empezó a lagrimear por quienesquiera que fueran esas tres víctimas de váyase a saber qué psicópata asesino (si eso fue en verdad lo que les ocurrió a ese trío de mujeres). Pero ya estaba en medio de la calle cuando vio a dos perros medianos-grandes descarnados o sin piel que se le acercaban lentamente con las fauces entreabiertas...

– ¿Pero qué...?

Susurró asustada Runa que retrocedió cuando uno de los perros emprendió la carrera, pegó un salto y si la rubia no se hubiera cubierto con un brazo probablemente las fauces del perro le hubieran alcanzado el cuello... Por fortuna en aquella oportunidad Runa tenía puesta una campera gruesa así que cuando la mandíbula del can le hizo presión no sufrió tanto la mordedura. Runa agitó el brazo sacándose de encima al perro, este retrocedió, volvió a tomar carrera y le volvió a saltar apuntando de nuevo a la garganta de nuestra protagonista pero esta vez Runa actuó más rápido aún clavándole el bisturí por un costado del cuello al perro sin piel... que enseguida se desplomó en el piso de rejas oxidadas gimoteando con el arma blanca clavada en el horrible cuerpo. Entre tanto el otro perro giraba alrededor de la humana esperando una oportunidad para idónea para atacar. Pero Runa, aunque ya tenía un poco menos de miedo decidió darse a la fuga corriendo a todo lo que daba y entrando por fin en su librería cerrando la puerta de un portazo. Dentro de "Los Libros de Andy" era casi todo como afuera: oscuridad, rejas oxidadas, ensangrentadas y aquel silencio sepulcral y casi absoluto... Esto último Runa lo notaba recién ahora que ya no oía los gruñidos de los perros descarnados. Runa inspeccionó el sito que otrora conocía tan bien... y ante lo poco que alcanzaba a ver entre tanta oscuridad ingresó en el baño donde estaba el espejo reflejando el baño tal y como era en su "versión normal". Runa se preguntó entonces, considerando lo que le había pasado, que si podría llegar a volver a "su realidad" tocando la superficie del espejo... Se armó de valor y eso hizo: volvió a ver estática de televisor y al momento siguiente ya estaba como "del otro lado del espejo" en el baño de la librería que tanto conocía.

– ¿Cómo es posible...? ¿Esto significa que... soy capaz de teletransportarme entre... estos dos mundos... a voluntad...?

Runa susurraba para sí y estando en medio de estas consideraciones notó que Makoto entraba al baño y se sorprendió al ver a Runa en su lugar de trabajo cuando esta última le había pedido el día de hoy libre...

– ¿Runa...? No te vi entrar...

– Ah... Makoto...

Runa abrazó ligeramente a Makoto.

– Vaya, no era broma cuando Koharu me contó que te comportabas extraña en los últimos tiempos... Ah, perdón por pensar en voz alta...

– No importa, no me molesta.

Runa se apartó un poco de Makoto y tras inventarse una excusa para justificar su presencia en la librería se fue de la tienda directamente hacia su apartamento. Cuando llegó a su solitario hogar lo primero que hizo fue revisar sus dos espejos (el de su dormitorio y el de su baño) y para su desgracia ambos reflejaban distorsionadamente su mundo normal...

– Entonces... lo que me dijo Takako en sueños era cierto: los espejos en buenas condiciones son como portales entre "los diferentes mundos"...

Runa se quedó pensando pero cuando consideró que Takako quizás podría estar tal y como le había dicho en ese otro mundo de rejas oxidadas y sangre derramada se llevó la palma de una mano a los labios...

– ¿Acaso Takako se quedó atrapada del otro lado de los espejos...? ¿Entonces en verdad no se suicidó?

Lo que ocurrió hace veinte años en verdad Runa lo sabía por terceros pues desde que Takako fue denunciada y la policía se la llevó nunca la dejaron volver a verla... y Takako no pudo volver a llamarla o escribirle... Los Houraisen la castigaron a Runa por involucrarse amorosa y sexualmente con una profesora cuando ella misma era aún menor de edad (Runa por aquel entonces tenía 16 y a sus 17 se le informó del suicido de Takako en su celda allá en prisión). Esos años habían sido los más terribles para Runa... ¿Pero y si en verdad Takako no se había suicidado sino que en verdad se había refugiado en el mundo detrás de los espejos con la esperanza de volver a estar junto a ella misma? Eso explicaría por qué ahora podía ver ese otro mundo reflejado en los espejos y aquel sueño en el que su amada le contaba que debía buscarla… Pero aquel otro mundo era un sitio horripilante... ¿pero quién decía que este "mundo normal" no era muchas veces un Infierno...? La vida sin Takako no le había traído casi nada bueno o decente a Runa... Se aferró a ese deseo: ahora debía buscar a su amada en ese otro mundo... por más extraño y siniestro que aquel otro fuese...

– Takako... desperdicié mucho tiempo pero ahora te voy a buscar porque nuestros destinos y corazones son uno solo...

Fin del Capítulo 2

Continuará en el Capítulo 3: Rastros de Sangre