Grisáceo

Capítulo 3: Rastros de Sangre

– Ah... Aaah... ¡Aaah...!

Runa se terminó de masturbar cuando llegó al orgasmo pensando en que era Takako la que la acariciaba con sus hábiles manos. Se quedó un ratito más ahí recostada sobre su cama gozando de los retazos del orgasmo. Pero luego no se permitió más distracciones pues tras ducharse y alistarse salió de su departamento hacia el que alguna vez fue el departamento propio de su Takako... Había investigado sobre el apartamento 303 yendo en persona y actualmente nadie lo ocupaba así que decidió alquilarlo por un mes para buscar a su amada en... ese otro mundo... El edificio de apartamento era bastante lujoso así que Runa tuvo que hacer uso de bastantes de sus ahorros para alquilarlo. Poco después de cumplir los 21 sus padres ya casi no le pasaban dinero y la obligaron a trabajar puesto que Runa nunca quiso seguir con estudios universitarios o terciarios pero no por ser vaga precisamente sino porque seguía aún latente la muerte repentina de Takako en su memoria. Desde entonces ella que si bien antes no dilapidaba tampoco ahorraba fue más previsora ahorrando un poco cada mes en trabajos a medio tiempo que conseguía hasta que dio bastante después con la librería de Makoto y Koharu. Una vez pagado el mes y ya con las llaves Runa ingresó bastante nerviosa al 303... Y la habitación había cambiado poco en todo el tiempo que pasó... Eso sólo hizo que Runa estuviera más ansiosa... Pero se armó de valor para dirigirse al baño donde se veía ella reflejada en el espejo del tocador pero todo lo demás en esa parte de la habitación estaba distorsionado tal y como lo esperaba nuestra protagonista. Pero antes de tocar con la palma de la mano la superficie del espejo se aseguró de que llevaba todo consigo: dos linternas pequeñas (una de mano y otra de bolsillo), dos cuchillos (uno de filo liso mediano y otro serrado más pequeño) y llevaba puesta ropa bastante protectora como la campera que impidió que la hiriera el perro sin pelo hace un tiempo. Runa tomó aire, levantó mano temblorosamente y finalmente la apoyó sobre el espejo pues había llegado la hora de buscar pistas sobre su amada... o directamente de encontrarla a ella misma... si es que en verdad estaba como atrapada en ese otro mundo... A Runa no se le ocurría un mejor sitio para empezar a buscarla. Vio pura estática de televisor a su alrededor y poco después ya estaba "del otro lado del espejo". El baño del antiguo departamento tenía un aspecto tan abandonado como el del hospital. Pero la rubia no se quedó mucho tiempo contemplándolo sino que fue a la parte central del apartamento para seguir buscando alguna pista de en qué parte de este otro mundo tenebroso podría llegar a estar Takako... si es que en efecto se había salvado de milagro como huyendo del mundo normal para evitar por más tiempo la prisión... Todo esto último se le ocurrió de pronto a Runa... pero tenía su algo de sentido... Lo que entonces no tenía tanto sentido era que si en verdad ocurrió este supuesto... ¿cómo era que Takako se tardó tanto tiempo en tratar de comunicarse con ella...? Quizás debía preguntarle directamente a ella en sí... si seguía viva... El hall tenía menos muebles que en la versión normal del apartamento y todos estaban cubiertos con sábanas blancas pero sucias y parcialmente ensangrentadas... Runa no se dejó impresionar o no mucho pues a estas alturas ya esperaba ver algo así. En el hall no parecía haber nada de interés así que fue al dormitorio pero allí tampoco había nada que le llamara la atención (salvo que la cama estaba como los escasos muebles del hall). Sólo quedaba revisar la cocina y allí fue: lo único que destacaba era que había una especie de pistola sobre la alacena... Runa nunca había tenido un arma de fuego en las manos pero tras un ratito decidió llevársela por si las dudas... Es decir, no sabía qué más podría encontrarse aparte de perros descarnados en este otro mundo oscuro y oxidado. Runa trató de mover las persianas que daban al balcón pero estaban firmemente trabadas... así que desistió... Finalmente sólo le quedaba revisar la puerta principal del apartamento y allí, pegada con cinta scoch había una breve nota: "Ven al lugar en el que empezó nuestra tragedia...". Runa se preguntó cuál lugar podría llegar a ser ese... Pero pronto cambió a considerar que si Takako era en efecto la que iba dejando estos mensajes pues por qué no directamente presentarse ante ella... Quizás había algo que Runa no entendía de toda la situación... Podría ser que Takako estuviera realmente atrapada de alguna forma y le dejara misteriosamente estos mensajes... A estas alturas ya no sabía bien qué creer... Pero enseguida volvió a pensar en el mensaje de la nota... ¿Se referiría a la plazoleta principal del parque en la que imprudentemente se dieron un beso en los labios y fueron vistas así...? Pero ciertamente si no hubiera sido en ese momento podría haber sido en cualquier otro de su relación porque se amaban intensamente... por más que muchos otros no lo quisieran entender... Runa entonces, dejando de lado sus lamentaciones, abrió la puerta principal sin mucho problema pese al óxido de la misma saliendo al pasillo (pues aquel parque se ubicada justo al pie de este mismo edificio de apartamentos). La oscuridad era casi total en esa parte del edificio y Runa activó de nuevo la linterna que llevaba en el bolsillo de pecho de su campera. Cuando dejó atrás el apartamento y ya cerca de las escaleras (en principio no quería emplear el ascensor) oyó un ruido como de estática de parásitos frente a las escaleras. Runa apuntó la linterna de mano hacia punto donde parecía que se oía más fuerte ese ruido descubriendo una radio común... La agarró y trató de apagarla pero al apretar el botón ésta seguía emitiendo ese ruido molesto como de parásitos cada vez más fuerte... Pero entonces Runa giró la cabeza hacia un costado al oír un sonido distinto y desconocido. Apuntó rápidamente la linterna hacia las escaleras que bajaban y vio con horror que alguien (o mejor dicho algo) subía por las mismas... O mejor dicho que levitaba hacia arriba por las escaleras: se trataba un cuerpo humano de mujer puesto de cabeza boca abajo y desnudo dentro de una jaula metálica, sin piel, repleto de quemaduras y lastimaduras que se acercaba a cada vez más a Runa sufriendo contorsiones. Las contorsiones eran el único ruido que parecía emitir aquella monstruo... Runa abrió grande los párpados, retrocedió hasta que su espalda chocó contra la pared quedándose muda del miedo. Pero como aquella extraña criatura se le seguía acercando lentamente Runa quiso correr hacia el apartamento de Takako para encerrarse en el mismo pero las piernas no le respondían sino que sólo le temblaban. Runa entonces sacó la pistola, le trató de apuntar lo mejor posible a aquel adefesio aunque le temblaban las manos... pero por fortuna la pistola estaba cargada: le disparó toda la munición errando algunos tiros pero aquello fue suficiente como para que aquel enfermizo monstruo dejara de levitar cayendo al pisto metálico... pero seguía contorsionándose ahí tirada en el piso... así que Runa pese al miedo que tenía se le acercó con toda la cautela de la que le era posible y le clavó el cuchillo de cocina en el cuello... y entonces la monstruo dejó de moverse y la radio de emitir aquel ruido de parásitos.

– ¿Qué era esta... criatura...? ¿Era un monstruo... como aquellos perros...? ¿Qué es lo que pasa en este otro mundo...?

Tras pensarlo un poco más Runa decidió llevarse consigo la radio porque parecía emitir ruido cuando había algún monstruo cerca... o esto supuso Runa... Runa se volvió a armar de valor para bajar las escaleras, llegó al segundo piso sin problemas y bajó hasta el primero también sin contratiempos. Recordaba que la puerta doble principal del edificio estaba al final del gran pasillo y hacia allá de dirigió cuando la radió volvió a emitir ruido de parásitos...

– No, no, mierda... No...

Runa vio por medio de la luz de la linterna que esta vez había dos de esas monstruas enjauladas y levitantes como protegiendo la salida del edificio de apartamentos. Runa trató de escabullirse por una esquina bien pegada a la pared pero al intentarlo una de esas criaturas sacó un tentáculo completamente liso de donde parecía tener la boca y el tentáculo (que terminaba en una punta afilada) casi se le clavaba en la cabeza a Runa. Nuestra protagonista largó un gritito y retrocedió varios pasos notando que ya ambas monstruas amenazaban con su tentáculo aunque acercándose siempre con algo de lentitud hacia ella misma. Runa retrocedía a medida que se le iban acercando. No podía usar la pistola puesto que había desperdiciado bastantes balas contra la primera "enjaulada" y acercárseles para atacarlas con uno de sus cuchillos le parecía demasiado peligroso... Siendo así Runa abrió y cerró la puerta que tenía más próxima que daba a la sala de recepción. Allí se refugió pero bien sabía que no podía estar escondiéndose por siempre. Así que no le quedó de otra más que inspeccionar este cuarto que como todo el resto del edificio estaba a oscuras y hecho de metal oxidado... Buscó algo que le resultara útil y para su fortuna halló tres cartuchos de balas de pistola. Le llevó algo de tiempo cargar la pistola y asegurarse de que lo había hecho bien. Respiró hondo, salió de la recepción para enfrentarse a las monstruas enjauladas y notó que estaban casi en el mismo punto que antes de su fuga. La radio ya desde que abrió la puerta de la recepción emitía los parásitos y estos eran cada vez más fuertes a medida que Runa se acercaba a la puerta doble "custodiada" por el par de adefesios. La luz de la linterna de Runa advirtió a las criaturas de su presencia y las contorsiones de ambas enjauladas se volvieron más violentas. Runa se concentró lo que pudo en dispararles a la cabeza y al pecho a la monstrua que tenía más cerca pero algunas balas dieron contra los barrotes de las jaulas que contenían a esas criaturas. Runa se frustró retrocediendo un poco... pero por fortuna con dos tiros más la primera monstruo cayó al piso aunque Runa no la remató como a la anterior y aprovechando que la otra adefesio estaba un poco lejos la rubia corrió hacia la puerta principal del edificio saliendo así hacia la vereda. Bajó las pocas escaleras pertenecientes aún al edificio y no dejó de correr hasta llegar al parque. Allí también todo era de metal oxidado salvo los árboles aunque estos estaban todos raquíticos y sin una sola hoja ni flor en sus ramas... Y cómo no, todo seguía bastante oscuro... salvo un punto: un poste de luz estaba activado e iluminaba un par de bancos del parque... Runa se acercó ese haz de luz ya caminando aunque algo agotada por tanto exigirse cuando no estaba para nada entrenada... Y entonces notó que ahí había una mujer humana de aspecto perfectamente normal... ¿Podría ser...? ¿Acaso era en verdad...?

– ¡Takako...!

Runa terminó de caminar rápido los pocos metros que la separaban de la otra mujer. Takako entonces la miró, se levantó del banco y la saludó con esa sonrisa que tanto Runa extrañaba ver:

– Hola Runa, lamento haberme tardado tanto en... contactarte... Pero no podía ser de otra forma. Gracias por buscarme.

Sin pensárselo mucho Runa "casi saltó" abrazando a Takako sollozando y lagrimeando.

– Takako, Takako, Takako... Por fin te vuelvo a ver...

Suspiró aliviada Runa sin dejar de abrazar a Takako.

– Sí, acá estamos otra vez juntas... Y ya nadie podrá impedir lo nuestro.

– ¡Cuéntamelo todo! ¿Cómo pudiste escapar hacia este mundo? ¿Y qué es este mundo tan extraño...? ¿Y qué son esos monstruos...?

– Ah, veo que sigues tan curiosa como lo recordaba. Pero yo no tengo todas las respuestas a tus preguntas.

Takako se apartó con suavidad de Runa y caminó alrededor de nuestra protagonista con mirada soñadora.

– ¿Takako?

– Disculpa, Runa, pero noto que te volviste toda una mujer.

– Ahora que lo mencionas... te ves prácticamente igual a como nos vimos por última vez... ¿Cómo es eso posible...?

Takako dejó de caminar alrededor de Runa y tardó un poco en responder como midiendo sus palabras:

– Por lo poco que sé en este otro mundo el espacio y el tiempo, como todo lo demás aquí, está distorsionado.

– ¿Qué más sabes de este mundo...? Pero más importante... ¿Podremos volver juntas al nuestro...?

– No creo que sea posible... No por ahora... porque para eso necesitaríamos un objeto denominado "Flauros".

– ¿Flauros? ¿Y eso qué es...?

Takako volvió a tener esa mirada soñadora.

– Es la llave para nuestra liberación. No hay casi ningún deseo que ese objeto no pueda conceder cumpliendo con ciertos requisitos...

Takako, mientras le iba diciendo esto le agarró las manos a Runa.

– Pero lamentablemente, según pude averiguar, el Flauros está en nuestro antiguo mundo: andá a una tienda de antigüedades de nuestra ciudad de Saint Michael y si tenemos buena suerte allí te lo venderán a un precio reducido.

Esta vez fue Takako la que abrazó a Runa y la rubia le devolvió el abrazo.

– Bésame...

Le pidió en un ronroneo Runa a Takako. Takako iba a hacer precisamente eso pero entonces se escuchó una sirena de bomberos a lo lejos cuyo ruido se hacía cada vez más fuerte.

– ¿Eh...?

Runa de pronto se sintió muy mareada notando que en cualquier instante iba a perder el equilibrio que es lo que finalmente le terminó pasando. Takako la agarró antes de que se cayera y la dejó sobre el piso de metal con cuidado mientras la sirena de bomberos seguía tronando.

– Descansa, amor mío... Que quizás pronto volveremos a vernos.

Apartamento de Runa…

Runa se despertó y se levantó de golpe sobre su cama en la versión normal de su apartamento.

– ¿Cómo es posible…? Takako…

Runa se llevó un puño al pecho.

– Takako… te voy a salvar.

Fin del Capítulo 3

Continuará en el Capítulo 4: El Corazón Desbocado