Punto de Quiebre
=FINAL DE TEMPORADA =
–P-Pero, mi Señor... –musitó la joven de cabellera pelirroja con un ápice de inseguridad.
Natsu, en cambio, frunció el ceño y sujetó a la joven de la muñeca derecha, la obligó a levantarse con rudeza y la arrojó hacia un escritorio que yacía a unos metros de ellos; Erza permaneció recostada sobre el escritorio, tratando de reponerse por el fuerte golpe que se había dado en el abdomen, segundos después sintió las manos del Señor Dragneel sobre su entrepierna, para luego escuchar cómo sus medias se rompían. Natsu las había desgarrado.
–Te dije... –Llevó sus manos a las redondas nalgas de Erza y las apretó on fuerza–, que no... –colocó su erecto miembro frente a la húmeda entrada de Erza, que desesperadamente pedía ser atendida–, ¡HABLARAS SIN MI PERMISO!!
Y con un fuerte empujón de sus caderas, Natsu penetró a Erza; la pelirroja dejó salir un grito prolongado, que poco a poco se convirtió en un gemido entrecortado. Natsu se deleitó con la reacción de la sometida chica frente a él, y eso disparó sus más bajos instintos, así que comenzó con el violento movimiento de caderas.
No había piedad, ni restricción, mucho menos empatía, lo único que le interesaba a Natsu era cogerse a la joven pelirroja con todo lo que tenía; incluso, de tan fuertes que eran sus penetraciones, el escritorio se arrastraba hacia el frente poco a poco, hasta que tocó la pared, ahí ya no había ninguna clase de disminución del movimiento, ahora...lo único que le quedaba a Erza era tragarse su dignidad y aceptar el haberse convertido en una simple "Muñeca Sexual" para el Señor Dragneel.
–¡Vamos, Gatita! –le pedía Natsu al mismo tiempo que la sujetaba de sus anchas caderas para tener un mejor agarre al momento de penetrarla–, ¡Quiero escucharte gemir mi nombre!
Erza mantenía pegada la frente en la fría madera del escritorio para evitar que el Señor Dragneel viera su rostro, lo que en realidad era inútil porque con sólo escucharla gemir y chillar como una pequeña cerdita le era más que suficiente para disparar su líbido al máximo.
–¡Hazlo! –le ordenó al darle una fuerte nalgada en la mejilla derecha–, ¡O no tendré piedad de ti!
En ese momento, Erza se sentía mucho menos que una simple mujerzuela que buscaba por las noches uno de sus clientes frecuentes, no por el hecho de tenerla dominada en su totalidad, no, más bien porque en su mente surgió una pregunta en en verdad se estaba cuestionando:
"¿Eso es premio o castigo?"
Sin tener aún una respuesta concreta, el Señor Dragneel dibujó una maliciosa sonrisa en su rostro, pues ahora ya tenía más que claro lo que quería en realidad la chica frente a él; sacó su aún erecto e hinchado miembro de las entrañas de Erza, se agachó para tomar el cinturón de su pantalón para luego rodear el cuello de Erza con él y apretarlo con fuerza, provocando en ella arcadas y gemidos ahogados; luego tomó con la mano derecha su miembro y lo guió hasta el ano de Erza. Inmediatamente la pelirroja lo sintió en aquel lugar y negó desesperadamente con la cabeza.
–¡Por favor, mi Señor! –suplicó casi al borde de las lágrimas–, ¡Lo que sea menos eso...! ¡Ah!
Natsu la calló con una fuerte nalgada en el mismo lugar de antes, haciendo que la piel de Erza rivalizara con el color de su cabello. Se agachó hasta llegar al oído derecho de la chica para susurrarle unas palabras.
–Aquí no se trata de lo que quieres o no, Dulzura –luego mordisqueó el lóbulo de su oreja de Erza–. Te hice una pregunta, y no me respondiste, así que te mereces un castigo; además, aún estás hablando SIN MI PERMISO.
Erza sintió un escalofrío en su espalda, por toda su columna hasta llegar a su cabeza. Sabía que ahora estaba jodida...tanto literal, como metafóricamente hablando.
–Pero... –agregó Natsu aún susurrándole en el oído mientras acariciaba la nalga que había golpeado anteriormente, como tratando de consolarla–, como me has entretenido por un largo tiempo, te voy a dar una última oportunidad. ¿La aceptas? Habla.
–¿...y qué tendría qué hacer? –quiso saber la chica, con un ligero tono de esperanza en su voz.
–Muy fácil: Sólo pídeme que te coja por el culo como la sucia cerdita que eres, y seré más gentil contigo. Habla.
–Pero...aún así me tomará por..."Ahí", ¿Verdad?
–Claro –admitió Natsu como si se tratara de lo más natural del mundo–, me conoces muy bien: No puedo dejar algo que ya empecé a la mitad. Pero, como ya te dije, seré gentil.
Era muy difícil creerle al Señor Dragneel luego de semejante cogida que le dio mucho antes, y también porque aún tenía su cinturón presionando su cuello; pero en el fondo, Erza quería creerle, pues el Señor Dragneel ha cuidado muy bien de ella, y antes de ese día, él le hacía el amor como ningún hombre se lo había hecho, incluso llegó a sentirse atraída por él; pero ahora las cosas cambiaron, aunque en realidad todo fue culpa suya por desobedecer sus ordenes, especialmente la más importante de todas: El no hablar sin su permiso.
Ahora Erza ya no quería más de aquello, ella quería que el Señor Dragneel la poseyera como siempre lo hacía, llevarla al más grande extasis y placer que jamás ha sentido; quería sentirse amada, quería recibir el amor de Natsu, ella quería SER USADA POR ÉL.
–Habla
Ahí estaba su orden, y sólo le quedaba responderle con sinceridad.
–Lo...lo haré.
–Entonces di las palabras mágicas, Gatita. Habla.
Erza se armó de valor, y con un intenso rubor en sus mejillas levantó la cabeza y miró al Señor Dragneel a los ojos.
–Qui...quiero que me... –Erza inhaló una última vez, y dijo las palabras–. Quiero que me coja como la sucia cerdita que soy. Se lo suplíco, mi Amo y Señor.
Y con una sonrisa triunfante, acompañada de una risita entre dientes, Natsu disfrutó de su victoria ante la hembra sodomisada que se había convertido Erza en ese momento. Fue tan satisfactorio como se lo imaginó Natsu.
–Muy bien, muy bien –una vez más, Natsu acarició la mejilla derecha que había sufrido ya dos bofetadas por su parte. Erza se estremeció ante tal gesto hacia su trasero–. Me has complacido como debe de ser, mi linda gatita. Ahora puedes hablar.
–¿Eso quiere decir que va a ser gentil conmigo? –El tono en el que Erza pronunció esa pregunta, la hizo sonar como una niña pequeña que le estaba pidiendo a su padre que le comprara un dulce, y eso disparó más la lujuria de Natsu–. ¿Verdad?
–No.
–¿Qué?
Natsu tomó impulso moviendo su cadera hacia atrás, y con un rápido movimiento penetró a Erza con gran fuerza en el ano; era más que obvio la clase de reacción que tendría la joven pelirroja en el momento que sintió cómo el miembro de su Señor la partía en dos: Amplió los ojos como platos, sacó la lengua como una simple perra en celo, y ahogó un grito para no llamar la atención de los demás. Acto seguido, Natsu comenzó a cogersela sin piedad.
Moviendo frenéticamente sus caderas de adelante hacia atrás, golpeando el trasero de Erza al mismo tiempo que con la otra mano tiraba el cinturón para contarle la respiración a la pelirroja y hacerla entrar en un lugar más oscuro y perverso; cuando él dijo que no tendría piedad alguna, en realidad estaba hablando en serio.
Por otro lado, Erza mantenía su expresión de sorpresa combinada con el placer y lujuria que sentía en ese momento: Sus ojos se voltearon hacia atrás, dejándolos completamente blancos, su lengua colgaba de su boca con un hilo de saliva descendiendo por la punta, su cuerpo sufría de espasmos continuos acompañados de pequeños orgasmos que la hacía perder todo sentido de la razón que le quedaba, y su entrepierna goteaba aquél dulce líquido de amor como si de una llave con fuga se tratara.
–¡Quiero escucharte chillar como la sucia cerdita que eres, Erza! –exclamó Natsu al apretar el seno izquierdo de Erza con brusquedad –. ¡Ahora!
Erza obedeció aquella orden como si se tratara de lo más natural, y comenzó a dejar salir gemidos y chillidos muy parecidos a dicho animal; la poca cordura que tenía se había esfumado, y en su lugar simplemente quedó una colegiala adicta al sexo y al masoquismo. Ya nada podía sacarla de eso, y aunque lo intentara...no podría salir.
–¡Me vengo! —anunció Natsu al levantar el cinturón que ahorcaba a Erza sobre su cabeza, obligando a la pelirroja a levantarse aún recargada sobre el escritorio–. ¡Recíbelo todo!
Y con una fuerte explosión de extasis y placer, Natsu dejó salir su semen en las entrañas de Erza, soltando literalmente todo en su interior.
Erza, víctima de la lujuria, gritó con todas sus fuerzas sin importarle que alguien la escuchara, eso ya no le importaba; sólo se encontraba ella y el intenso orgasmos que estaba sintiendo en ese momento.
Cuando Natsu terminó de correrse dentro de ella, la dejó caer sobre el escritorio para tratar de recuperar el aliento, y mientras lo hacía, disfrutó de la vista que tenía delante de él.
–Sigues siendo tan buena como la primera vez que te usé, Erza –Natsu se agachó, sujetó a Erza del cabello y la obligó a levantarse–. Eres la mejor de mis chicas.
Erza dejó salir murmullos inaudibles para Natsu en respuesta, y eso le pareció muy gracioso al pelirrosado.
Natsu retiró su miembro aún erecto del interior de Erza, y una vez más acarició su trasero.
–Sigamos divirtiendonos, después de todo... –colocó su miembro en la entrada vaginal de Erza y la penetró con fuerza–, la noche aún es joven.
EPÍLOGO.
En una calurosa tarde de Martes, una mujer pelirroja miraba las noticias en la sala de su casa, sentada sobre un suave y bien cuidado sillón.
–¡Erza! –gritó la mujer sin despegar la mirada del televisor–. ¡Ven rápido!
La joven Erza Scarlet salió rápidamente de su habitación, bajó las escaleras como alma que lleva el diablo y corrió hasta la sala, donde se encontraba su madre.
–¿Mamá, estás bien? –preguntó hecha un mar de nervios, pues por la forma en la que sí madre había gritado, creyó que le ocurrió un accidente o se sentía mal–. ¿Porqué gritaste tan fuerte?
–Mira –dijo la mujer pelirroja al mismo tiempo que señalaba su televisor, indicándole a su hija que se concentrara en el aparato frente a ella.
Erza volteó hacia el televisor, y al leer la primicia en la pantalla, su corazón dio un vuelco.
"Maestro de la prestigiosa escuela de Fiore arrestado por abusar de sus alumnas"
Eso era lo que decía; y las palabras de la conductora le helaron la sangre.
–"Hace unos minutos, agentes del cuerpo policíaco de la ciudad realizaron un operativo para arrestrar al Ex-Maestro de la escuela de Fiore, Natsu Dragneel, por ser acusado de abusar repetidamente de sus jóvenes alumnas. Gracias a una denuncia anónima, acompañada de pruebas contundentes sobre el infractor, la policía pudo proceder como es debido y atrapó al mencionado"
Erza tomó asiento junto a su madre, e instintivamente se tomaron de las manos, incapaces de creer que semejante cosa estaba pasando.
La conductora seguía relatando lo sucedido.
–"Las pruebas señalan que más de quince chicas, entre ellas dos cinco menores de edad, fueron víctimas del perpetrador en los diez años que llevaba el sujeto ejerciendo como Maestro del plantel, y se espera que todas las afectadas declaren en su contra".
–No puedo creerlo –musitó la madre de Erza sin despegar los ojos del televisor–. Y pensar que lo invitamos a tus dieciocho años. Qué horror.
Erza no dijo nada, sólo se limitó a negar con la cabeza.
–Hija... –la llamó su madre, y por primera vez la miró a los ojos–, tú tenías clases de regularización con él, ¿Cierto?
–Sí, ma –confirmó Erza al seguir mirando a su madre.
–¿Él llegó a...?
–No –la interrumpió Erza antes de que su madre terminara la pregunta–. Claro que no, mamá. Gracias a Dios no.
–Ay, hija. Pará serte sincera no sabría qué hacer si algo de eso te llegará a pasar –admitió su madre con gran pesar en sus ojos–. Sabes que puedes decirme lo que sea, ¿Verdad?
–Claro, mamá. No lo dudes. Si me pasa algo, te lo diré todo.
–Está bien, hija –la madre de Erza se sentía aliviada al escuchar a su hija decir esas palabras–. Ahora ve y cambiate, que tú papá nos está esperando.
–Ok, mamá. Ya regreso.
Erza subió rápido las escaleras y se metió a su habitación, en cuanto cerró la puerta sus rodillas la traicionaron y se dejó caer sobre el suelo, apoyó sus manos en el suelo tratando de recuperar la compostura...pero le era casi imposible. Con un esfuerzo sobrehumano gateo hasta su cama y se sentó sobre el suave colchón, volteó a su derecha, y tomó el diminuto objeto que yacía a su lado: Una prueba de embarazo, que había salido positiva. En ese momento su celular vibró y la pantalla se iluminó, revelando así un mensaje de texto...
"Prepárate para esta noche, iré por ti a las nueve"
A lo que Erza respondió...
"Sí, mi señor"
FINALE.
Bueno, Chicos. Esto a sido todo para esta historia.
Si quieren que la continúe con una segunda temporada, déjenme un comentario, y si el suficiente número de gente la pide, se hará. Hasta entonces, este es el final.
Nos leemos luego. Raizerbak se larga. Paz
