DISCLAIMER: Todos los personajes de la saga de Harry Potter son propiedad
de los dueños del copyright y fueron creados por J.K. Rowling. Los
personajes que no aparezcan en las novelas ya publicadas o cualquier
similitud que éstos puedan tener con las futuras incorporaciones a la saga
es pura casualidad.
N/A: Esta historia, aunque coincidan los personajes no tiene nada que ver con la que escribí anteriormente. Es, más bien, una adaptación de la anterior con SUSTANCIALES cambios en el argumento. Este súbito cambio se debe a unas ideas que he estado madurando estos últimos meses, pero puedo asegurar que los lectores habituales quedarán más que satisfechos con la nueva versión. Para cualquier duda, dejad un review o escribidme a: acaldela@hotmail.com (tengo msn Messenger)
HARRY POTTER Y LA LUZ DE LA ETERNIDAD
CAPÍTULO IV: He vuelto
Harry se encontraba en un bosque al norte de Inglaterra dirigiéndose hacia Hogwarts cuando escuchó ruidos de una batalla cerca de donde se encontraba. Se acercó con cautela hacia el lugar de donde provenían los ruidos y llegó a un claro del bosque y lo que vio le enfureció: varios elfos habían caído en una emboscada de los mortífagos, estaban ocho elfos, la mitad de los cuales estaban malheridos y les rodeaban unos diez mortífagos. Harry tocó su anillo y su aspecto cambió, era más alto y su pelo era más largo, la cicatriz había desaparecido y, por último, sus ojos eran de un color dorado intenso, era la apariencia que había elegido para sí el Señor del Fénix cuando no quería que le reconociesen. Los mortífagos estaban a punto de darles el golpe de gracia a los elfos cuando se escuchó una terrible explosión y Harry penetró en el claro mientras todos le miraban exclamando:
-¡Basta ya! Malditos mortífagos, dejad las varitas en el suelo o lo pagaréis.- inmediatamente, los mortífagos apuntaron sus varitas hacia nuestro protagonista y murmuraron diferentes hechizos, pero Harry alzó la mano y los hechizos rebotaron contra los que los habían lanzado y solamente dos de ellos consiguieron esquivarlos. Uno de los dos mortífagos supervivientes fue aturdido por un elfo y el otro se encontró con que Harry le había quitado la varita con una mano y con la otra le tenía cogido del cuello y lo alzaba dos palmos del suelo.
-Te lo advertí Nott, deja la varita en el suelo, pero tuvisteis que jugar conmigo, afortunadamente ninguno de los elfos parece haber muerto, sino, abrías pagado con tu vida el hecho de desafiar a Valadad Ver Saryan.- la voz de Harry era fría e irradiaba poder. De pronto, un destello rojo rodeó la mano con la que tenía preso a Nott aturdiéndolo y lo envió contra un árbol cercano. Después se dirigió a los elfos en su propia lengua:
¿Estáis bien, buena gente?- Los elfos lo miraron extrañados, a ese hombre no lo conocían de nada, y solo cuatro personas en el mundo mágico sabían hablar su lengua y ninguna de ellas podía enseñarla, estas personas eran los tres embajadores humanos y Albus Dumbledore.
Estamos bien gracias a ti Valadad, gracias al cielo que apareciste a tiempo, pero no te conocemos, ¿quién eres?, ¿por qué hablas nuestra lengua?- Pero todas sus preguntas quedaron contestadas cuando el fénix de Harry se posó en su hombro.
Me parece que esto responde a ambas preguntas, majestad- dijo acariciando al fénix con la mano
¿Cómo sabes.?
Sé muchas cosas, pero ahora se requiere mi presencia en otro lugar, debo pediros que custodiéis a estos prisioneros, pues Azkaban no es segura mientras la guarden los dementores
¿La prisión de los magos no es segura?
No mientras la guarden los dementores
Permite, por lo menos, que te invitemos a venir con nosotros a descansar un rato en nuestro puesto de guardia, no queda lejos
Esta vez debo decir que no, volveremos a vernos, si tenéis algún problema con Voldemort hacédmelo saber.
No te preocupes, te mantendremos informado, gracias de nuevo por la ayuda, adiós
Hasta nuestro próximo encuentro- y, diciendo esto, Harry se internó en el bosque, montó a Diablo y se marchó, sabía muy bien dónde debía estar.
----------
Era ya media tarde cuando Snape acudió a la reunión, estaban todos los mortífagos menos los diez que habían sido enviados a apresar al rey supremo de los elfos, entonces, Voldemort habló:
-Parece ser que hemos perdido a algunos de nuestros miembros, pero hay otros para sustituirles, me pregunto qué les habrá pasado, bueno, da igual, ya hablaré con el rey en persona dentro de no mucho tiempo.
Un perro negro estaba observando la reunión con atención- menuda idea la de Dumbledore, mira que hacerme venir aquí de niñera de Snape.- pensó Sirius, pero entonces pisó una rama que crujió, el pequeño ruido pareció estruendoso, pero por pequeño que fuese, Voldemort lo escuchó y exclamó:
-¡Espías! ¡Encontradles y destruidles!- y desapareció entre una nube de humo.
Snape reapareció en el lugar convenido y allá lo esperaba Sirius, ojalá pudiesen aparecerse en el mismo Hogwarts. Ambos entraron en una oscura caverna, pero Snape tropezó y, cayendo, se rompió una pierna; en el mismo momento, Sirius recobró su forma humana y le dijo a su enemigo ancestral:
-Voy a por ayuda- y, recobrando su forma animaga, se dirigió a toda prisa hacia Hogwarts. Al cabo de un reto, reaparecieron Dumbledore, McGonagall, Sirius, Sprout y Flitwich, pero todo era una enorme trampa, pues en cuanto aparecieron, veinte mortífagos convergieron sobre ellos y les atacaron. A duras penas consiguieron repeler el primer ataque, pero Sprout estaba malherida, el siguiente en caer fue Dumbledore, pues los mortífagos fueron a por él, cuando todos estaban en mayor o menor medida heridos, un negro corcel montado por un jinete vestido de negro irrumpieron en el centro de la batalla y una voz- que todo el mundo supuso que provenía del jinete exclamó:
-¡Alto!, todo aquel que no se rinda ahora sufrirá las consecuencias- los mortífagos se lanzaron sobre el recién llegado, pero antes de que ninguno pudiese hacer nada, tres de ellos yacían aparentemente muertos con dardos clavados en su cuello, el resto, empezó a lanzar hechizos sobre el jinete, pero todos se evaporaron a un metro de distancia del "desconocido". Entonces, Harry (n/a: quién va a ser sino, pero en su forma de Mago de Batalla) exclamó algo en un extraño idioma mientras sostenía su varita en alto y cinco mortífagos cayeron inconscientes, el resto se desapareció con el miedo reflejado en sus ojos. Harry se fue acercando a los heridos y, en el momento que los tocaba, una luz dorada los rodeaba a ambos y el herido dejaba escapar un grito de dolor antes de encontrarse sano. Los profesores se fueron levantando poco a poco y Dumbledore fue quien habló:
-Muchas gracias.eh.
-Valadad Ver Saryan
-Valadad, yo soy Alb.
-Le conozco perfectamente, y a los otros también- la voz era fría como el hielo, pero de una cosa se podía estar seguro, irradiaba poder (n/a: me repito más que el ajo)
Está bien, me gustaría que nos acompañase a Hogwarts para mostrarle nuestro agradecimiento.- el extraño asintió sin decir nada y les siguió hasta el castillo que no se encontraba excesivamente lejos, una vez entraron, el misterioso salvador se quitó la capucha y la bufanda y una cascada de pelo negro cayó a sus espaldas, Pero, antes de que nadie pudiese decir nada, giró sobre sus talones y le dijo algo a su caballo en una lengua extraña, pero el animal pareció comprender porque se dirigió tranquilamente al lago. Sin mediar palabra, todos se dirigieron hacia el despacho de Dumbledore, el extraño se quitó la capa y los guantes y se sentó cómodamente mientras llegaban los otros profesores. Sirius se había convertido en perro de nuevo, pero incluso en su forma animaga, no pudo ocultar su sorpresa cuando Valadad fue saludando a todos los profesores por su nombre. Entonces fue Dumbledore quien habló:
-Bueno, hay que reconocer que sin tu ayuda habríamos muerto, me gustaría que permanecieses aquí para que nos conociésemos mejor, por lo menos para que nosotros te conociésemos, pues está claro que tú nos conoces bien.
-Estaré encantado de permanecer en el castillo, de hecho, es el lugar donde debo estar. Sé que lo que voy a decir ahora no les sentará bien a algunos de ustedes, pero tengo que hablar con el director a solas y debo hablar ahora- Y, diciendo esto, también retuvo a Sirius con la mano. Con más o menos signos de enfado o incomodidad, todos se fueron marchando ante la intransigencia del visitante a dejarles permanecer. Cuando todos se hubieron marchado y tras asegurarse que nadie les espiaba, el visitante dijo de pronto:
-Ustedes me conocen, muy bien, de hecho. Sr. Black, puede usted volver a la normalidad, sé que es usted inocente. Como iba diciendo, ustedes me conocen muy bien, por lo menos, me conocieron. Puedo asegurarles que es mi intención permanecer en el castillo, y, antes de que lo pregunten, efectivamente, si me lo hubiesen intentado impedir no lo habrían conseguido- Las dos personas que escuchaban a Valadad estaban sorprendidas y, tal vez, algo asustadas.- ¡Diablos!, Sirius, profesor, ¡deberíais veros la cara!- y, diciendo esto, volvió a su apariencia habitual, la reacción de los dos adultos fue fulminante: Sirius se lanzó al cuello de su ahijado y Dumbledore abrió los ojos como platos- Ahora ya pueden hacer que el resto de profesores entren de nuevo, se están impacientando un poco.
El resto de profesores se quedaron anonadados al ver a Harry y se podría decir que casi exigieron conocer la historia completa, pero Harry únicamente les contó lo necesario. Básicamente, les explicó que había retrocedido en el tiempo y aprendido algunas cosas de aquella época. En ese momento, Falcore se posó en su hombro y, para asombro de los presentes, Fawkes hizo una especie de reverencia al verlo. Acto seguido, Harry dijo que estaba agotado y que se iba a dormir. Cuando nuestro protagonista se hubo marchado, el silencio se adueñó de la sala de profesores; cuando todos empezaron a hacerle preguntas simultáneamente a Dumbledore, éste alzó una mano para silenciarlos y se dirigió a una estantería para coger un libro sobre fénix, empezó a ojearlo hasta llegar a la página que, aparentemente le interesaba y empezó a leer con avidez. Cuando acabó, todos le miraban expectantes, pero se limitó a decir:
-Harry nos ha contado únicamente lo que debíamos saber, pero nos ha ocultado algunas cosas muy interesantes. Ese fénix que le acompaña es de una clase que se creía mítica: la de los fénix reales. Según la leyenda, únicamente un Señor del Fénix puede llegar a ganarse su lealtad, y un Señor del Fénix es siempre, un Mago de Batalla. A partir de ahora, quiero que alguien esté siempre vigilando a Harry, pues, si es un Mago de Batalla tiene unos poderes que ni él mismo sospecha y, antes de que me lo preguntéis, es imposible que haya aprendido a controlarlos, pues, como mucho habrá estado unos meses en el pasado y se cree que se necesitaban años para llegar a ser un Mago de Batalla digno de tal nombre.
Harry estaba en su habitación, y estaba contento pues su estratagema había funcionado. Todos estaban convencidos que sus poderes no habían madurado y, por lo tanto, los había mantenido ocultos. El siguiente paso era conseguir preparar Hogwarts para la inminente batalla y, cuando el mal llegase, de donde quiera que llegase, él estaría preparado. Al día siguiente volvían el resto de estudiantes y Harry tenía planes muy concretos que quería llevar a cabo.
----------
El Profeta de esa mañana había sido uno de los más comprados de toda la historia: "Harry Potter reaparece tras un viaje en el tiempo". En el artículo únicamente aparecía lo que Harry había explicado a los profesores junto con una foto de Harry saludando. Casi todos entraron en Hogwarts y empezaron a buscar a Harry, y lo encontraron esperándoles en el Gran Comedor, la alegría de Ron, Hermione, Alvaro, Chema y Carla no tenía parangón. en un principio, pues entonces apareció Ginny y se lanzó al cuello de Harry empezando a llorar de alegría, cuando Harry le devolvió el abrazo, todos se quedaron anonadados, y casi se mueren de asombro cuando Harry le dijo algo a Ginny al oído y luego le dio un beso (n/a: en la mejilla, no penséis mal, pero tiempo al tiempo). La mesa de Griffyndor se pasó la comida hablando con Harry y costó bastante que todos callaran cuando Dumbledore se puso en pie y dijo:
-¡Al fin volvemos a estar todos!, Me alegra ver que el regreso de Harry nos ha hecho volver a la normalidad, pero ahora debéis descansar, pues mañana empiezan las clases, bienvenido de nuevo, Harry.- Todo el colegio menos los Slytherin irrumpieron en un estruendoso aplauso.
Cuando la gente empezó a irse, Dumbledore, con un gesto, le indicó a Harry que fuese a su despacho, Harry asintió y acompañó a Ron y a Hermione hasta la salida, pero entonces, fueron detenidos por una voz que arrastraba las palabras:
-El pobretón, la sangre sucia y el cabeza rajada ya vuelven a estar juntos, que bien.- Ron se empezó a poner rojo y contestó:
-¡Cállate, Malfoy!
-Y qué vas a hacer, pobretón, ¿atacarme?- y en eso aparecieron Crable y Goyle como dos guardaespaldas, pero entonces fue Harry el que habló, y lo hacía en un tono cortante que helaría la sangre:
-Draco, no te metas donde no te llaman o lo lamentarás
-¡Vaya!, mejor sería que volvieses a donde estabas escondido cabeza rajada antes de que te encuentre el Señor Tenebroso, pero mejor aceleramos las cosas, Crable, Goyle, dadle recuerdos de parte del Lord Oscuro- Entonces, los dos gorilas se lanzaron contra Harry, y lo que pasó después fue algo asombroso, pues en menos que canta un gallo, nuestro protagonista, con dos certeros golpes en las gargantas de los guardaespaldas, los había dejado inconscientes y, en ese mismo instante, sostenía a un asustado Malfoy a dos palmos del suelo con una sola mano alrededor de su cuello.
-Este es mi último aviso, Malfoy, si vuelves a molestarme, no me contendré- y lo lanzó contra un muro con fuerza suficiente como para dejarlo inconsciente. Entonces, un asustado Ron dijo:
-¡Impresionante!, tienes que enseñarme a hacer eso
-Mejor no, ahora debo ir al despacho de Dumbledore, nos vemos mañana.
Harry llegó hasta la gárgola que daba paso al despacho del director y dijo la contraseña, la gárgola le dejó paso franco y golpeó la puerta del despacho del director con los nudillos. Se oyó un "pase" y Harry entró en el despacho, Dumbledore se levantó y le dijo:
-Harry, siéntate, creo que debo explicarte algo, pero primero ¿sabes algo de tu fénix?
-¿De Lady Falcore? Por supuesto, sé que es un fénix real, y también sé lo que eso conlleva.
-Entonces sabes que eres.
-Un Mago de Batalla sí, y ahora le voy a explicar algo que no debe salir de aquí: yo soy un Mago de Batalla plenamente entrenado- En ese momento, Dumbledore se disponía a decir algo, pero Harry lo detuvo con un gesto de la mano- de hecho, soy un Gran Maestro de Magos de Batalla y, para redondearlo, Señor del Fénix y Guardián de los Caminos, pasé en el pasado más de dos años, casi tres de hecho. Pero lo que le debo pedir es que me permita ir con mis propias ropas ya que me siento incómodo usando las ropas de Hogwarts.
-Ningún problema en eso, pero, ¿puedes sentir algún Mago de Batalla en las cercanías?
-Hay alguno en Hogwarts, y también varios magos elementales- ante la cara de incomprensión de Dumbledore aclaró:- Un mago elemental es aquel que controla alguno de los elementos: tierra, agua, fuego o viento. El hecho de que soy un Mago de Batalla debe ser mantenido en secreto hasta que yo lo crea oportuno, nadie más debe saberlo.
-En eso estamos de acuerdo, pero tarde o temprano.
-Más temprano que tarde, me temo, ya que no es fácil no usar los poderes que poseo, por ejemplo, la magia que se enseña en Hogwarts me parece tremendamente básica para lo que se enseñaba antiguamente, muchas cosas se han olvidado y lo primero que quiero intentar, con su permiso, es crear un club de duelo
-Lo tienes, por supuesto, pero deberás hablar de ello con el profesor Snape pues lo impartiría él si acepta.- al oír esto, una mueca de disgusto cruzó el rostro de Harry y Dumbledore añadió:- Las cosas no son siempre lo que parecen, dale una oportunidad a Severus. Por lo demás, creo que lo único que quieres pedirme es libertad absoluta de acción, la tienes, pero ten cuidado, como alumno sigues estando sujeto a las normas del castillo mientras estés en clase, pero eres libre de actuar según creas conveniente fuera de ellas.
-Gracias profesor, nos veremos mañana-Y, diciendo esto, salió del despacho.
Harry caminaba de regreso a la torre de su casa cuando una conversación empezó a oírse. Harry se colocó de tal forma en una sombría esquina que podía escuchar sin ser visto, y lo que oyó fue algo que le sorprendió, cosa que es muy difícil de conseguir que le pase a un Mago de Batalla:
-Snape, no se lo que le pasa a Harry, le veo demasiado cambiado, y ese incidente con Malfoy.
-Black, el chico es igual que su padre, orgulloso e indisciplinado, eso no se puede remediar, pero esos ojos, me recuerdan demasiado a Lily
-Aún sigues enamorado de ella, ¿verdad?
-Sí, sigo sin entender porqué me dejó por ese pretencioso, pero cumpliré la promesa que le hice aunque sea lo último que haga y con ello me gane el odio de Harry, ese muchacho cree que le tengo manía persecutoria cuando lo único que quiero es que aprenda lo máximo posible para que sea poderoso, muy poderoso, lo hago por su propio bien, pero es como su padre, no aceptará la ayuda de nadie, en fin, no puedo faltar a la promesa que le hice a Lily, debo defender a Harry con mi vida si es preciso.
-Snape, a veces me cuesta mucho entenderte, pero esto hace que te conozca quizá un poco más y entienda algunas de tus acciones, lo hiciste porque ella te lo pidió-.no era una pregunta
-Sí, ella fue mi salvación.- Y siguieren caminando en silencio ante un asombrado Harry que se dirigió hacia su habitación y cayo en un sueño intranquilo.
N/A: Esta historia, aunque coincidan los personajes no tiene nada que ver con la que escribí anteriormente. Es, más bien, una adaptación de la anterior con SUSTANCIALES cambios en el argumento. Este súbito cambio se debe a unas ideas que he estado madurando estos últimos meses, pero puedo asegurar que los lectores habituales quedarán más que satisfechos con la nueva versión. Para cualquier duda, dejad un review o escribidme a: acaldela@hotmail.com (tengo msn Messenger)
HARRY POTTER Y LA LUZ DE LA ETERNIDAD
CAPÍTULO IV: He vuelto
Harry se encontraba en un bosque al norte de Inglaterra dirigiéndose hacia Hogwarts cuando escuchó ruidos de una batalla cerca de donde se encontraba. Se acercó con cautela hacia el lugar de donde provenían los ruidos y llegó a un claro del bosque y lo que vio le enfureció: varios elfos habían caído en una emboscada de los mortífagos, estaban ocho elfos, la mitad de los cuales estaban malheridos y les rodeaban unos diez mortífagos. Harry tocó su anillo y su aspecto cambió, era más alto y su pelo era más largo, la cicatriz había desaparecido y, por último, sus ojos eran de un color dorado intenso, era la apariencia que había elegido para sí el Señor del Fénix cuando no quería que le reconociesen. Los mortífagos estaban a punto de darles el golpe de gracia a los elfos cuando se escuchó una terrible explosión y Harry penetró en el claro mientras todos le miraban exclamando:
-¡Basta ya! Malditos mortífagos, dejad las varitas en el suelo o lo pagaréis.- inmediatamente, los mortífagos apuntaron sus varitas hacia nuestro protagonista y murmuraron diferentes hechizos, pero Harry alzó la mano y los hechizos rebotaron contra los que los habían lanzado y solamente dos de ellos consiguieron esquivarlos. Uno de los dos mortífagos supervivientes fue aturdido por un elfo y el otro se encontró con que Harry le había quitado la varita con una mano y con la otra le tenía cogido del cuello y lo alzaba dos palmos del suelo.
-Te lo advertí Nott, deja la varita en el suelo, pero tuvisteis que jugar conmigo, afortunadamente ninguno de los elfos parece haber muerto, sino, abrías pagado con tu vida el hecho de desafiar a Valadad Ver Saryan.- la voz de Harry era fría e irradiaba poder. De pronto, un destello rojo rodeó la mano con la que tenía preso a Nott aturdiéndolo y lo envió contra un árbol cercano. Después se dirigió a los elfos en su propia lengua:
¿Estáis bien, buena gente?- Los elfos lo miraron extrañados, a ese hombre no lo conocían de nada, y solo cuatro personas en el mundo mágico sabían hablar su lengua y ninguna de ellas podía enseñarla, estas personas eran los tres embajadores humanos y Albus Dumbledore.
Estamos bien gracias a ti Valadad, gracias al cielo que apareciste a tiempo, pero no te conocemos, ¿quién eres?, ¿por qué hablas nuestra lengua?- Pero todas sus preguntas quedaron contestadas cuando el fénix de Harry se posó en su hombro.
Me parece que esto responde a ambas preguntas, majestad- dijo acariciando al fénix con la mano
¿Cómo sabes.?
Sé muchas cosas, pero ahora se requiere mi presencia en otro lugar, debo pediros que custodiéis a estos prisioneros, pues Azkaban no es segura mientras la guarden los dementores
¿La prisión de los magos no es segura?
No mientras la guarden los dementores
Permite, por lo menos, que te invitemos a venir con nosotros a descansar un rato en nuestro puesto de guardia, no queda lejos
Esta vez debo decir que no, volveremos a vernos, si tenéis algún problema con Voldemort hacédmelo saber.
No te preocupes, te mantendremos informado, gracias de nuevo por la ayuda, adiós
Hasta nuestro próximo encuentro- y, diciendo esto, Harry se internó en el bosque, montó a Diablo y se marchó, sabía muy bien dónde debía estar.
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Era ya media tarde cuando Snape acudió a la reunión, estaban todos los mortífagos menos los diez que habían sido enviados a apresar al rey supremo de los elfos, entonces, Voldemort habló:
-Parece ser que hemos perdido a algunos de nuestros miembros, pero hay otros para sustituirles, me pregunto qué les habrá pasado, bueno, da igual, ya hablaré con el rey en persona dentro de no mucho tiempo.
Un perro negro estaba observando la reunión con atención- menuda idea la de Dumbledore, mira que hacerme venir aquí de niñera de Snape.- pensó Sirius, pero entonces pisó una rama que crujió, el pequeño ruido pareció estruendoso, pero por pequeño que fuese, Voldemort lo escuchó y exclamó:
-¡Espías! ¡Encontradles y destruidles!- y desapareció entre una nube de humo.
Snape reapareció en el lugar convenido y allá lo esperaba Sirius, ojalá pudiesen aparecerse en el mismo Hogwarts. Ambos entraron en una oscura caverna, pero Snape tropezó y, cayendo, se rompió una pierna; en el mismo momento, Sirius recobró su forma humana y le dijo a su enemigo ancestral:
-Voy a por ayuda- y, recobrando su forma animaga, se dirigió a toda prisa hacia Hogwarts. Al cabo de un reto, reaparecieron Dumbledore, McGonagall, Sirius, Sprout y Flitwich, pero todo era una enorme trampa, pues en cuanto aparecieron, veinte mortífagos convergieron sobre ellos y les atacaron. A duras penas consiguieron repeler el primer ataque, pero Sprout estaba malherida, el siguiente en caer fue Dumbledore, pues los mortífagos fueron a por él, cuando todos estaban en mayor o menor medida heridos, un negro corcel montado por un jinete vestido de negro irrumpieron en el centro de la batalla y una voz- que todo el mundo supuso que provenía del jinete exclamó:
-¡Alto!, todo aquel que no se rinda ahora sufrirá las consecuencias- los mortífagos se lanzaron sobre el recién llegado, pero antes de que ninguno pudiese hacer nada, tres de ellos yacían aparentemente muertos con dardos clavados en su cuello, el resto, empezó a lanzar hechizos sobre el jinete, pero todos se evaporaron a un metro de distancia del "desconocido". Entonces, Harry (n/a: quién va a ser sino, pero en su forma de Mago de Batalla) exclamó algo en un extraño idioma mientras sostenía su varita en alto y cinco mortífagos cayeron inconscientes, el resto se desapareció con el miedo reflejado en sus ojos. Harry se fue acercando a los heridos y, en el momento que los tocaba, una luz dorada los rodeaba a ambos y el herido dejaba escapar un grito de dolor antes de encontrarse sano. Los profesores se fueron levantando poco a poco y Dumbledore fue quien habló:
-Muchas gracias.eh.
-Valadad Ver Saryan
-Valadad, yo soy Alb.
-Le conozco perfectamente, y a los otros también- la voz era fría como el hielo, pero de una cosa se podía estar seguro, irradiaba poder (n/a: me repito más que el ajo)
Está bien, me gustaría que nos acompañase a Hogwarts para mostrarle nuestro agradecimiento.- el extraño asintió sin decir nada y les siguió hasta el castillo que no se encontraba excesivamente lejos, una vez entraron, el misterioso salvador se quitó la capucha y la bufanda y una cascada de pelo negro cayó a sus espaldas, Pero, antes de que nadie pudiese decir nada, giró sobre sus talones y le dijo algo a su caballo en una lengua extraña, pero el animal pareció comprender porque se dirigió tranquilamente al lago. Sin mediar palabra, todos se dirigieron hacia el despacho de Dumbledore, el extraño se quitó la capa y los guantes y se sentó cómodamente mientras llegaban los otros profesores. Sirius se había convertido en perro de nuevo, pero incluso en su forma animaga, no pudo ocultar su sorpresa cuando Valadad fue saludando a todos los profesores por su nombre. Entonces fue Dumbledore quien habló:
-Bueno, hay que reconocer que sin tu ayuda habríamos muerto, me gustaría que permanecieses aquí para que nos conociésemos mejor, por lo menos para que nosotros te conociésemos, pues está claro que tú nos conoces bien.
-Estaré encantado de permanecer en el castillo, de hecho, es el lugar donde debo estar. Sé que lo que voy a decir ahora no les sentará bien a algunos de ustedes, pero tengo que hablar con el director a solas y debo hablar ahora- Y, diciendo esto, también retuvo a Sirius con la mano. Con más o menos signos de enfado o incomodidad, todos se fueron marchando ante la intransigencia del visitante a dejarles permanecer. Cuando todos se hubieron marchado y tras asegurarse que nadie les espiaba, el visitante dijo de pronto:
-Ustedes me conocen, muy bien, de hecho. Sr. Black, puede usted volver a la normalidad, sé que es usted inocente. Como iba diciendo, ustedes me conocen muy bien, por lo menos, me conocieron. Puedo asegurarles que es mi intención permanecer en el castillo, y, antes de que lo pregunten, efectivamente, si me lo hubiesen intentado impedir no lo habrían conseguido- Las dos personas que escuchaban a Valadad estaban sorprendidas y, tal vez, algo asustadas.- ¡Diablos!, Sirius, profesor, ¡deberíais veros la cara!- y, diciendo esto, volvió a su apariencia habitual, la reacción de los dos adultos fue fulminante: Sirius se lanzó al cuello de su ahijado y Dumbledore abrió los ojos como platos- Ahora ya pueden hacer que el resto de profesores entren de nuevo, se están impacientando un poco.
El resto de profesores se quedaron anonadados al ver a Harry y se podría decir que casi exigieron conocer la historia completa, pero Harry únicamente les contó lo necesario. Básicamente, les explicó que había retrocedido en el tiempo y aprendido algunas cosas de aquella época. En ese momento, Falcore se posó en su hombro y, para asombro de los presentes, Fawkes hizo una especie de reverencia al verlo. Acto seguido, Harry dijo que estaba agotado y que se iba a dormir. Cuando nuestro protagonista se hubo marchado, el silencio se adueñó de la sala de profesores; cuando todos empezaron a hacerle preguntas simultáneamente a Dumbledore, éste alzó una mano para silenciarlos y se dirigió a una estantería para coger un libro sobre fénix, empezó a ojearlo hasta llegar a la página que, aparentemente le interesaba y empezó a leer con avidez. Cuando acabó, todos le miraban expectantes, pero se limitó a decir:
-Harry nos ha contado únicamente lo que debíamos saber, pero nos ha ocultado algunas cosas muy interesantes. Ese fénix que le acompaña es de una clase que se creía mítica: la de los fénix reales. Según la leyenda, únicamente un Señor del Fénix puede llegar a ganarse su lealtad, y un Señor del Fénix es siempre, un Mago de Batalla. A partir de ahora, quiero que alguien esté siempre vigilando a Harry, pues, si es un Mago de Batalla tiene unos poderes que ni él mismo sospecha y, antes de que me lo preguntéis, es imposible que haya aprendido a controlarlos, pues, como mucho habrá estado unos meses en el pasado y se cree que se necesitaban años para llegar a ser un Mago de Batalla digno de tal nombre.
Harry estaba en su habitación, y estaba contento pues su estratagema había funcionado. Todos estaban convencidos que sus poderes no habían madurado y, por lo tanto, los había mantenido ocultos. El siguiente paso era conseguir preparar Hogwarts para la inminente batalla y, cuando el mal llegase, de donde quiera que llegase, él estaría preparado. Al día siguiente volvían el resto de estudiantes y Harry tenía planes muy concretos que quería llevar a cabo.
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El Profeta de esa mañana había sido uno de los más comprados de toda la historia: "Harry Potter reaparece tras un viaje en el tiempo". En el artículo únicamente aparecía lo que Harry había explicado a los profesores junto con una foto de Harry saludando. Casi todos entraron en Hogwarts y empezaron a buscar a Harry, y lo encontraron esperándoles en el Gran Comedor, la alegría de Ron, Hermione, Alvaro, Chema y Carla no tenía parangón. en un principio, pues entonces apareció Ginny y se lanzó al cuello de Harry empezando a llorar de alegría, cuando Harry le devolvió el abrazo, todos se quedaron anonadados, y casi se mueren de asombro cuando Harry le dijo algo a Ginny al oído y luego le dio un beso (n/a: en la mejilla, no penséis mal, pero tiempo al tiempo). La mesa de Griffyndor se pasó la comida hablando con Harry y costó bastante que todos callaran cuando Dumbledore se puso en pie y dijo:
-¡Al fin volvemos a estar todos!, Me alegra ver que el regreso de Harry nos ha hecho volver a la normalidad, pero ahora debéis descansar, pues mañana empiezan las clases, bienvenido de nuevo, Harry.- Todo el colegio menos los Slytherin irrumpieron en un estruendoso aplauso.
Cuando la gente empezó a irse, Dumbledore, con un gesto, le indicó a Harry que fuese a su despacho, Harry asintió y acompañó a Ron y a Hermione hasta la salida, pero entonces, fueron detenidos por una voz que arrastraba las palabras:
-El pobretón, la sangre sucia y el cabeza rajada ya vuelven a estar juntos, que bien.- Ron se empezó a poner rojo y contestó:
-¡Cállate, Malfoy!
-Y qué vas a hacer, pobretón, ¿atacarme?- y en eso aparecieron Crable y Goyle como dos guardaespaldas, pero entonces fue Harry el que habló, y lo hacía en un tono cortante que helaría la sangre:
-Draco, no te metas donde no te llaman o lo lamentarás
-¡Vaya!, mejor sería que volvieses a donde estabas escondido cabeza rajada antes de que te encuentre el Señor Tenebroso, pero mejor aceleramos las cosas, Crable, Goyle, dadle recuerdos de parte del Lord Oscuro- Entonces, los dos gorilas se lanzaron contra Harry, y lo que pasó después fue algo asombroso, pues en menos que canta un gallo, nuestro protagonista, con dos certeros golpes en las gargantas de los guardaespaldas, los había dejado inconscientes y, en ese mismo instante, sostenía a un asustado Malfoy a dos palmos del suelo con una sola mano alrededor de su cuello.
-Este es mi último aviso, Malfoy, si vuelves a molestarme, no me contendré- y lo lanzó contra un muro con fuerza suficiente como para dejarlo inconsciente. Entonces, un asustado Ron dijo:
-¡Impresionante!, tienes que enseñarme a hacer eso
-Mejor no, ahora debo ir al despacho de Dumbledore, nos vemos mañana.
Harry llegó hasta la gárgola que daba paso al despacho del director y dijo la contraseña, la gárgola le dejó paso franco y golpeó la puerta del despacho del director con los nudillos. Se oyó un "pase" y Harry entró en el despacho, Dumbledore se levantó y le dijo:
-Harry, siéntate, creo que debo explicarte algo, pero primero ¿sabes algo de tu fénix?
-¿De Lady Falcore? Por supuesto, sé que es un fénix real, y también sé lo que eso conlleva.
-Entonces sabes que eres.
-Un Mago de Batalla sí, y ahora le voy a explicar algo que no debe salir de aquí: yo soy un Mago de Batalla plenamente entrenado- En ese momento, Dumbledore se disponía a decir algo, pero Harry lo detuvo con un gesto de la mano- de hecho, soy un Gran Maestro de Magos de Batalla y, para redondearlo, Señor del Fénix y Guardián de los Caminos, pasé en el pasado más de dos años, casi tres de hecho. Pero lo que le debo pedir es que me permita ir con mis propias ropas ya que me siento incómodo usando las ropas de Hogwarts.
-Ningún problema en eso, pero, ¿puedes sentir algún Mago de Batalla en las cercanías?
-Hay alguno en Hogwarts, y también varios magos elementales- ante la cara de incomprensión de Dumbledore aclaró:- Un mago elemental es aquel que controla alguno de los elementos: tierra, agua, fuego o viento. El hecho de que soy un Mago de Batalla debe ser mantenido en secreto hasta que yo lo crea oportuno, nadie más debe saberlo.
-En eso estamos de acuerdo, pero tarde o temprano.
-Más temprano que tarde, me temo, ya que no es fácil no usar los poderes que poseo, por ejemplo, la magia que se enseña en Hogwarts me parece tremendamente básica para lo que se enseñaba antiguamente, muchas cosas se han olvidado y lo primero que quiero intentar, con su permiso, es crear un club de duelo
-Lo tienes, por supuesto, pero deberás hablar de ello con el profesor Snape pues lo impartiría él si acepta.- al oír esto, una mueca de disgusto cruzó el rostro de Harry y Dumbledore añadió:- Las cosas no son siempre lo que parecen, dale una oportunidad a Severus. Por lo demás, creo que lo único que quieres pedirme es libertad absoluta de acción, la tienes, pero ten cuidado, como alumno sigues estando sujeto a las normas del castillo mientras estés en clase, pero eres libre de actuar según creas conveniente fuera de ellas.
-Gracias profesor, nos veremos mañana-Y, diciendo esto, salió del despacho.
Harry caminaba de regreso a la torre de su casa cuando una conversación empezó a oírse. Harry se colocó de tal forma en una sombría esquina que podía escuchar sin ser visto, y lo que oyó fue algo que le sorprendió, cosa que es muy difícil de conseguir que le pase a un Mago de Batalla:
-Snape, no se lo que le pasa a Harry, le veo demasiado cambiado, y ese incidente con Malfoy.
-Black, el chico es igual que su padre, orgulloso e indisciplinado, eso no se puede remediar, pero esos ojos, me recuerdan demasiado a Lily
-Aún sigues enamorado de ella, ¿verdad?
-Sí, sigo sin entender porqué me dejó por ese pretencioso, pero cumpliré la promesa que le hice aunque sea lo último que haga y con ello me gane el odio de Harry, ese muchacho cree que le tengo manía persecutoria cuando lo único que quiero es que aprenda lo máximo posible para que sea poderoso, muy poderoso, lo hago por su propio bien, pero es como su padre, no aceptará la ayuda de nadie, en fin, no puedo faltar a la promesa que le hice a Lily, debo defender a Harry con mi vida si es preciso.
-Snape, a veces me cuesta mucho entenderte, pero esto hace que te conozca quizá un poco más y entienda algunas de tus acciones, lo hiciste porque ella te lo pidió-.no era una pregunta
-Sí, ella fue mi salvación.- Y siguieren caminando en silencio ante un asombrado Harry que se dirigió hacia su habitación y cayo en un sueño intranquilo.
