DISCLAIMER: Todos los personajes de la saga de Harry Potter son propiedad
de los dueños del copyright y fueron creados por J.K. Rowling. Los
personajes que no aparezcan en las novelas ya publicadas o cualquier
similitud que éstos puedan tener con las futuras incorporaciones a la saga
es pura casualidad.
N/A: Esta historia, aunque coincidan los personajes no tiene nada que ver con la que escribí anteriormente. Es, más bien, una adaptación de la anterior con SUSTANCIALES cambios en el argumento. Este súbito cambio se debe a unas ideas que he estado madurando estos últimos meses, pero puedo asegurar que los lectores habituales quedarán más que satisfechos con la nueva versión. Para cualquier duda, dejad un review o escribidme a: acaldela@hotmail.com (tengo msn Messenger)
HARRY POTTER Y LA LUZ DE LA ETERNIDAD
CAPÍTULO VIII: A que no sabes qué me pasó anoche
Harry abrió los ojos asustado, ¿qué estaba haciendo en casa de los Dursleys?, se suponía que llevaba ya un tiempo en Hogwarts. Nuestro protagonista se levantó temblando de los pies a la cabeza y sin saber qué pensar sobre su situación; al fin, reunió el valor suficiente como para acercarse al calendario que reposaba en su mesa y mirarlo, pero, en lugar de ayudar, esto todavía le confundió más, porque el calendario, para desesperación de Harry, marcaba 15 de Julio. Todo había sido un sueño, un maldito sueño, y se puso a sollozar con la cabeza entre las manos y arropado por la oscuridad de la noche. Pero entonces, el frío tacto del metal entró en contacto con la piel de su rostro y Harry, levantando la cabeza, miró sus manos y dio un respingo de sorpresa: ¿seguro que había sido un sueño?, porque, si lo era, ¿qué hacía el extraño anillo forjado en metal blanquecino y con la gema del fénix en su dedo?
Al cabo de unos minutos, Harry decidió que les contaría a sus amigos y conocidos lo que le había pasado, pero no sabía cómo, ya que Hedwig estaba encerrada y sus cosas en la alacena bajo llave, como le gustaría tener los poderes de su. . . ¿sueño? y que moviendo una mano en el aire todo entrase por la puerta, pero eso era imposible. Nuestro amigo hizo un movimiento distraído con la mano y sonrió tristemente, era demasiado bonito para ser verdad, entonces, todo pasó de repente: se abrió la jaula de Hedwig junto con la puerta de su cuarto y sus cosas se precipitaron contra él sepultándolo con un estruendo gigantesco al parecer de Harry. Cuando Harry se asomó y vio el estropicio de papeles y libros por toda su habitación, pensó que se podía dar por muerto. En ese instante, oyó los pasos de su tío por el pasillo y como se acercaba a su puerta lenta pero inexorablemente. Harry deseó con todas sus fuerzas que todo estuviese ordenado y escondido y cerró los ojos con fuerza esperando el inevitable grito de su tío, pero éste no se produjo y, cuando se atrevió a mirar, se encontró con que él estaba tumbado en su cama y sus cosas del colegio perfectamente apiladas fuera del alcance de la vista de su tío. "Guau", pensó Harry, tal vez no quedó todo en un sueño después de todo, será mejor que consulte con la almohada lo que le diré a la gente, no quiero que esto se sepa, no me conviene.
Al día siguiente, Harry se levantó pensando: "mira que sueño cosas raras" pero el poco color que existía en su cara desapareció cuando vio todas sus cosas del colegio pulcramente apiladas en un rincón y luego se dijo "de esta no salgo vivo, me van a echar a patadas del mundo mágico, el ministerio no lo va a pasar por alto" y no le extrañó cuando vio una carta en su regazo "ya llegó el apercibimiento" pero cual fue la sorpresa de Harry cuando se percató de que la carta no provenía del ministerio, sino que, como única marca externa, tenía un sello lacrado que la cerraba; dicho sello, era de un color verde brillante con una especie de flor de color blanco grabada en el centro. Con manos temblorosas, Harry rompió el sello y notó cómo los ojos se le abrían como platos a medida que la leía. La carta decía lo siguiente:
Estimado Señor,
Espero ansiosamente el momento en el que seremos presentados formalmente, ya que espero que, aunque sea vagamente, os acordéis de mí. Me he dado cuenta de que vuestras habilidades ya empiezan a despertarse y me gustaría haceros una sugerencia si me lo permitís: El Anillo que lleváis en el dedo, no os lo quitéis por nada del mundo, ya que, mientras lo llevéis puesto, cierto tipo de magia que vos y yo conocemos se hace indetectable para los magos ordinarios. También os ruego que no le expliquéis nada de lo sucedido a nadie mediante cualquier tipo de carta; si lo creéis necesario, hacedlo en persona. Me imagino que os estaréis preguntando si el significado de vuestro anillo tiene algo que ver con. . . digamos sus recuerdos, la respuesta es que sí. Si me permitís aconsejaros en algo, yo os recomendaría que practicaseis todo cuanto podáis siempre dentro de ciertos límites, ya que vos sabéis mejor que nadie las consecuencias de la utilización de vuestro poder sin el debido grado de control. Se despide ahora su más humilde servidor ansiando nuestro feliz encuentro,
Elladan Ver Finarfin
Harry estaba realmente impactado por lo que le revelaba la carta: su sueño había sido una especie de advertencia así como una guía de cómo usar sus habilidades. Decidió hacer una prueba: miró fijamente unos pergaminos, un bote de tinta y una pluma que reposaban encima de su mesa y se asombró cuando éstos llegaron suavemente a su mano extendida. "me voy a divertir mucho este verano" se dijo Harry, y con éste pensamiento en la cabeza, se dirigió a su ventana y la abrió de par en par para que el fresco aire de la mañana bañase su rostro, hacía una hermosa mañana de verano y el sol lucía hermoso y alto en el cielo, Harry cerró los ojos y permitió que sus rayos bañasen su cara sintiendo cómo el ánimo se le levantaba, pero una inusitada cantidad de movimiento al otro lado de la calle le hizo fijarse en el número tres de Privet Drive: se estaban instalando unos nuevos vecinos y nuestro amigo se percató de que de la casa salía una muchacha que tenía, más o menos, su edad. La chica en cuestión se acercó al número cuatro cuando se dio cuenta de que Harry la observaba, era de mediana estatura y su piel era blanca como la luz de la luna; su pelo, largo hasta la cintura, era de color castaño rojizo y sus ojos eran de un azul frío como el hielo. La nueva vecina de Harry -supuso que era su nueva vecina- le miró directamente a los ojos y sonrió, pero de repente, la sonrisa se borró de su rostro para ser sustituida por la mayor expresión de asombro que Harry había visto en su vida y, tras llevarse una mano a la boca, dio media vuelta y salió corriendo hacia su casa. En ese momento, Harry decidió bajar a desayunar, pero esta vez algo cambiaría, se iba a divertir; colocó encima de su cama, una camisa, unos pantalones y unos zapatos de los que le iban grandes y se concentró a la vez que los miraba: quería intentar algo, y lo consiguió tras tres intentos infructuosos. Canturreando una alegre canción, Harry fue al baño y se dio una larga ducha; al salir, se miró al espejo y dio un respingo, ya que, pese a que él estaba convencido que había sido todo un sueño, parecía que su masa muscular había aumentado considerablemente al mismo tiempo que parecía más alto. Ya de regreso a su cuarto se vistió: pantalones negros, botas altas del mismo color y una chaquetilla igual de oscura con un cuello alto rígido con adornos en oro y plata: unos adornos que recordaba de su sueño: dos filas de intrincadas runas que rodeaban tres pequeñas figuras doradas que estaban grabadas en oro a ambos lados del cuello que tenía una pequeña obertura en el centro: tres fénix dorados con las alas extendidas. Cuando bajó a desayunar no se molestó ni siquiera en peinarse, si su pelo era rebelde, no era él quien lo iba a domar. Cuando sus tíos escucharon el ruido de las escaleras al soportar el peso de Harry, le dieron su "saludo" matutino:
-¡Niño!, prepara el desayuno- dijo su tío; Harry hizo caso omiso y se sentó tranquilamente en la mesa, cuando se fijaron en sus vestiduras, sus familiares se escandalizaron
-¡Cómo te atreves a ir vestido así en nuestra presencia!, sube a cambiarte antes de que te vea alguien, no esperarás que vayamos a ver a los nuevos vecinos estando tú vestido así.
-No pienso cambiarme de ropa- dijo Harry con una sonrisa en la cara
-¡¡¡Cómo te atreves a hablarme en ese tono, después de todo lo que te hemos dado podrías mostrar un poco de agradecimiento!!!- pero su tío se calló cuando Petunia le dijo algo al oído en voz muy baja pero que, sin saber cómo, Harry oyó "déjalo, ya sabes que éste verano le tenemos que dejar tranquilo" y se extrañó, pero al momento comprendió que alguien les debía haber explicado lo que había ocurrido al final del curso anterior en Hogwarts. Sin más dilación, su tía se puso a hacer el desayuno, que consistió en dos tostadas medio quemadas para Harry y tostadas, huevos, beicon y cualquier cosa que os podáis imaginar para los Dursleys, Harry empezó a comer con parsimonia, y cuando se disponía a coger su segunda tostada, Dudley se la arrebató y le extendió un poco de mermelada por encima mientras miraba a Harry con triunfo, pero cuando se la iba a llevar a la boca, la tostada se le resbaló a su primo de las manos y fue flotando hasta la mano extendida de Harry mientras éste añadía con una sonrisa macabra y una voz gélida:
-Gracias por prepararme la tostada, Dudley
-¡Ja! Tienes prohibido dar muestras de tu anormalidad, acabas de conseguir que te expulsen de tu maldita escuela
-Lo dudo, tío Vernon, no soy tan estúpido, este es un tipo se magia indetectable y puedo hacer cuanto quiera de ella.
-¡qué te tengo dicho de decir la palabra que empieza con M bajo este techo!, ¡vete ahora mism. . .!- pero tío Vernon se calló de pronto al observar cómo dos tostadas más se introducían en la tostadora y, una vez preparadas, flotaban hasta el plato de su sobrino.
-¿Decías, tío Vernon?, no te prestaba atención
Nadie dijo nada más durante el desayuno, y Harry apenas podía contener la risa. Cuando llegó a su habitación, estalló en unas carcajadas incontrolables y, tras recuperarse, cogió pluma y pergamino y escribió una carta a Dumbledore, ya que creía que el anciano director de Hogwarts debía saber la verdad:
Querido profesor Dumbledore,
Últimamente me han pasado un par de cosas un poco extrañas que creo que debo explicarle en persona, así que me gustaría poder hablar con usted. Lo que me ha pasado no tiene nada que ver con Voldemort, pero una persona que creo que es de confianza me ha recomendado que se lo explique en persona a quien yo crea conveniente que deba saberlo y estoy completamente a favor de esta recomendación. No es algo que me corra prisa, así que no se preocupe innecesariamente.
Atentamente,
Harry Potter
Harry le dijo a Hedwig que le llevase la carta a Dumbledore y ésta salió por la ventana. Cuando se disponía a leer uno de sus libros de Hogwarts, sus tíos le avisaron de que bajara para ir a dar la bienvenida a sus vecinos. Cuando Harry iba a bajar se dio cuanta de que, encima de su cama, se encontraba el cinturón que llevaba en su "sueño", y decidió ponérselo. Cuando bajó y sus tíos vieron que no se había cambiado, le dedicaron unas miradas asesinas, pero no le dirigieron la palabra. Cruzaron la calle y llamaron al timbre de los nuevos vecinos encontrándose con que les abría la puerta una mujer de mediana edad completamente rubia y con unos rasgos que a Harry le resultaban vagamente familiares. Entonces habló su tía:
-Buenos días, somos sus vecinos, los Dursleys, venimos a darles la bienvenida al barrio
-Muchas "ggacias"- dijo la mujer con un marcado acento francés- Yo soy Michelle "Delacoug", pasen, mi "magido" no está, "pego" sí una de mis hijas ¡"Cagla"! tenemos visita, baja "pog" "favog".- La señora Delacour les invitó a sentarse en el salón y les preparó un té. Entonces, Petunia presentó al resto de la familia:
-Michelle, ¿le importa que la llame Michelle?, estos son mi marido, Vernon Dursley, mi hijo Dudley Dursley y. . . mi sobrino, Harry Potter.- Al oír el último nombre, la señora Delacour dio un respingo y miró detenidamente a Harry, pero no dijo nada más. Justo después de las presentaciones bajó Carla, y no era otra que la muchacha a la que había visto Harry esa mañana. Después de presentar a los invitados a su hija, todos se pusieron a hablar animadamente sobre el barrio; Harry miraba de manera inquisitiva a las dos nuevas vecinas pensando en una de las campeonas del Torneo de los Tres Magos: Fleur Delacour y pensando en si serían parientes, pero antes de que pudiera formular la pregunta, se oyó cerrarse la puerta de entrada y una melodiosa voz de chica exclamó:
-¡Mamá, ya llegué!
-"Fleug", tenemos invitados, déjame que te "pgesente" a. . .
-¡"Haggy"!, ¿como estás?, me "aleggo" de "volveg" a "vegte"- Harry se levantó y se fundió en un abrazo con su antigua rival en el Torneo de los Tres Magos
-Hola Fleur, encantado de volver a verte, ¿qué haces en Inglaterra?
-Te dije que "vendgía" a "inglategga" "paga" "mejogag" mi inglés y aquí estoy
-Bueno, ya no tiene ningún sentido "seguig" fingiendo- Dijo Michelle con un suspiro y se acercó a Harry diciéndole- Es un "vegdadego" "placeg" "conocegte", "Haggy", "ahoga" "podgé" "aggadecegte" que "salvagas" a "Gabgielle" el "cugso" pasado.- Entonces fue el turno de Carla.
-Todo un placer Harry, tenía muchas ganas de conocerte- al oír esto, Michelle miró fijamente a su hija, parecía irritada
-El placer es todo mío- respondió Harry- y al ver las caras de sus tíos, Harry aclaró- Conocí a Fleur el año pasado en el colegio durante un torneo internacional que se celebró- y no añadió nada más, pero era suficiente, sus tíos se fueron espantados y, tras despedirse, les siguió Harry; cuando ya estaba en mitad de la calle, la voz de Carla lo detuvo:
-"Haggy", "pegdona" "pog" "habeg" "geaccionado" antes de la "manega" en que lo hice, "pego", como "espego" que "compgendegás", no todos los días tiene una la posibilidad de "conoceg" al. . .- entonces, Harry se percató de que Carla bajaba su mirada y cambiaba a un tono en el que había. . . ¿furia?, ¿desprecio?- f-f-famoso Ha-Harry P-P-Potter- Nuestro protagonista no tuvo tiempo de añadir nada más pues, inesperadamente, Carla dio media vuelta y salió corriendo tapándose la cara ¿estaba llorando?, pensó Harry, pero no había podido verlo con suficiente claridad y se dio media vuelta para regresar a casa de sus tíos para encontrarse que. . .
************************************************* ************************************************* Hasta aquí el capítulo ocho. Me encanta que la gente preste atención a mi fic. Enhorabuena a tod@s aquell@s que hayan acertado donde se despertaba Harry
N/A: Esta historia, aunque coincidan los personajes no tiene nada que ver con la que escribí anteriormente. Es, más bien, una adaptación de la anterior con SUSTANCIALES cambios en el argumento. Este súbito cambio se debe a unas ideas que he estado madurando estos últimos meses, pero puedo asegurar que los lectores habituales quedarán más que satisfechos con la nueva versión. Para cualquier duda, dejad un review o escribidme a: acaldela@hotmail.com (tengo msn Messenger)
HARRY POTTER Y LA LUZ DE LA ETERNIDAD
CAPÍTULO VIII: A que no sabes qué me pasó anoche
Harry abrió los ojos asustado, ¿qué estaba haciendo en casa de los Dursleys?, se suponía que llevaba ya un tiempo en Hogwarts. Nuestro protagonista se levantó temblando de los pies a la cabeza y sin saber qué pensar sobre su situación; al fin, reunió el valor suficiente como para acercarse al calendario que reposaba en su mesa y mirarlo, pero, en lugar de ayudar, esto todavía le confundió más, porque el calendario, para desesperación de Harry, marcaba 15 de Julio. Todo había sido un sueño, un maldito sueño, y se puso a sollozar con la cabeza entre las manos y arropado por la oscuridad de la noche. Pero entonces, el frío tacto del metal entró en contacto con la piel de su rostro y Harry, levantando la cabeza, miró sus manos y dio un respingo de sorpresa: ¿seguro que había sido un sueño?, porque, si lo era, ¿qué hacía el extraño anillo forjado en metal blanquecino y con la gema del fénix en su dedo?
Al cabo de unos minutos, Harry decidió que les contaría a sus amigos y conocidos lo que le había pasado, pero no sabía cómo, ya que Hedwig estaba encerrada y sus cosas en la alacena bajo llave, como le gustaría tener los poderes de su. . . ¿sueño? y que moviendo una mano en el aire todo entrase por la puerta, pero eso era imposible. Nuestro amigo hizo un movimiento distraído con la mano y sonrió tristemente, era demasiado bonito para ser verdad, entonces, todo pasó de repente: se abrió la jaula de Hedwig junto con la puerta de su cuarto y sus cosas se precipitaron contra él sepultándolo con un estruendo gigantesco al parecer de Harry. Cuando Harry se asomó y vio el estropicio de papeles y libros por toda su habitación, pensó que se podía dar por muerto. En ese instante, oyó los pasos de su tío por el pasillo y como se acercaba a su puerta lenta pero inexorablemente. Harry deseó con todas sus fuerzas que todo estuviese ordenado y escondido y cerró los ojos con fuerza esperando el inevitable grito de su tío, pero éste no se produjo y, cuando se atrevió a mirar, se encontró con que él estaba tumbado en su cama y sus cosas del colegio perfectamente apiladas fuera del alcance de la vista de su tío. "Guau", pensó Harry, tal vez no quedó todo en un sueño después de todo, será mejor que consulte con la almohada lo que le diré a la gente, no quiero que esto se sepa, no me conviene.
Al día siguiente, Harry se levantó pensando: "mira que sueño cosas raras" pero el poco color que existía en su cara desapareció cuando vio todas sus cosas del colegio pulcramente apiladas en un rincón y luego se dijo "de esta no salgo vivo, me van a echar a patadas del mundo mágico, el ministerio no lo va a pasar por alto" y no le extrañó cuando vio una carta en su regazo "ya llegó el apercibimiento" pero cual fue la sorpresa de Harry cuando se percató de que la carta no provenía del ministerio, sino que, como única marca externa, tenía un sello lacrado que la cerraba; dicho sello, era de un color verde brillante con una especie de flor de color blanco grabada en el centro. Con manos temblorosas, Harry rompió el sello y notó cómo los ojos se le abrían como platos a medida que la leía. La carta decía lo siguiente:
Estimado Señor,
Espero ansiosamente el momento en el que seremos presentados formalmente, ya que espero que, aunque sea vagamente, os acordéis de mí. Me he dado cuenta de que vuestras habilidades ya empiezan a despertarse y me gustaría haceros una sugerencia si me lo permitís: El Anillo que lleváis en el dedo, no os lo quitéis por nada del mundo, ya que, mientras lo llevéis puesto, cierto tipo de magia que vos y yo conocemos se hace indetectable para los magos ordinarios. También os ruego que no le expliquéis nada de lo sucedido a nadie mediante cualquier tipo de carta; si lo creéis necesario, hacedlo en persona. Me imagino que os estaréis preguntando si el significado de vuestro anillo tiene algo que ver con. . . digamos sus recuerdos, la respuesta es que sí. Si me permitís aconsejaros en algo, yo os recomendaría que practicaseis todo cuanto podáis siempre dentro de ciertos límites, ya que vos sabéis mejor que nadie las consecuencias de la utilización de vuestro poder sin el debido grado de control. Se despide ahora su más humilde servidor ansiando nuestro feliz encuentro,
Elladan Ver Finarfin
Harry estaba realmente impactado por lo que le revelaba la carta: su sueño había sido una especie de advertencia así como una guía de cómo usar sus habilidades. Decidió hacer una prueba: miró fijamente unos pergaminos, un bote de tinta y una pluma que reposaban encima de su mesa y se asombró cuando éstos llegaron suavemente a su mano extendida. "me voy a divertir mucho este verano" se dijo Harry, y con éste pensamiento en la cabeza, se dirigió a su ventana y la abrió de par en par para que el fresco aire de la mañana bañase su rostro, hacía una hermosa mañana de verano y el sol lucía hermoso y alto en el cielo, Harry cerró los ojos y permitió que sus rayos bañasen su cara sintiendo cómo el ánimo se le levantaba, pero una inusitada cantidad de movimiento al otro lado de la calle le hizo fijarse en el número tres de Privet Drive: se estaban instalando unos nuevos vecinos y nuestro amigo se percató de que de la casa salía una muchacha que tenía, más o menos, su edad. La chica en cuestión se acercó al número cuatro cuando se dio cuenta de que Harry la observaba, era de mediana estatura y su piel era blanca como la luz de la luna; su pelo, largo hasta la cintura, era de color castaño rojizo y sus ojos eran de un azul frío como el hielo. La nueva vecina de Harry -supuso que era su nueva vecina- le miró directamente a los ojos y sonrió, pero de repente, la sonrisa se borró de su rostro para ser sustituida por la mayor expresión de asombro que Harry había visto en su vida y, tras llevarse una mano a la boca, dio media vuelta y salió corriendo hacia su casa. En ese momento, Harry decidió bajar a desayunar, pero esta vez algo cambiaría, se iba a divertir; colocó encima de su cama, una camisa, unos pantalones y unos zapatos de los que le iban grandes y se concentró a la vez que los miraba: quería intentar algo, y lo consiguió tras tres intentos infructuosos. Canturreando una alegre canción, Harry fue al baño y se dio una larga ducha; al salir, se miró al espejo y dio un respingo, ya que, pese a que él estaba convencido que había sido todo un sueño, parecía que su masa muscular había aumentado considerablemente al mismo tiempo que parecía más alto. Ya de regreso a su cuarto se vistió: pantalones negros, botas altas del mismo color y una chaquetilla igual de oscura con un cuello alto rígido con adornos en oro y plata: unos adornos que recordaba de su sueño: dos filas de intrincadas runas que rodeaban tres pequeñas figuras doradas que estaban grabadas en oro a ambos lados del cuello que tenía una pequeña obertura en el centro: tres fénix dorados con las alas extendidas. Cuando bajó a desayunar no se molestó ni siquiera en peinarse, si su pelo era rebelde, no era él quien lo iba a domar. Cuando sus tíos escucharon el ruido de las escaleras al soportar el peso de Harry, le dieron su "saludo" matutino:
-¡Niño!, prepara el desayuno- dijo su tío; Harry hizo caso omiso y se sentó tranquilamente en la mesa, cuando se fijaron en sus vestiduras, sus familiares se escandalizaron
-¡Cómo te atreves a ir vestido así en nuestra presencia!, sube a cambiarte antes de que te vea alguien, no esperarás que vayamos a ver a los nuevos vecinos estando tú vestido así.
-No pienso cambiarme de ropa- dijo Harry con una sonrisa en la cara
-¡¡¡Cómo te atreves a hablarme en ese tono, después de todo lo que te hemos dado podrías mostrar un poco de agradecimiento!!!- pero su tío se calló cuando Petunia le dijo algo al oído en voz muy baja pero que, sin saber cómo, Harry oyó "déjalo, ya sabes que éste verano le tenemos que dejar tranquilo" y se extrañó, pero al momento comprendió que alguien les debía haber explicado lo que había ocurrido al final del curso anterior en Hogwarts. Sin más dilación, su tía se puso a hacer el desayuno, que consistió en dos tostadas medio quemadas para Harry y tostadas, huevos, beicon y cualquier cosa que os podáis imaginar para los Dursleys, Harry empezó a comer con parsimonia, y cuando se disponía a coger su segunda tostada, Dudley se la arrebató y le extendió un poco de mermelada por encima mientras miraba a Harry con triunfo, pero cuando se la iba a llevar a la boca, la tostada se le resbaló a su primo de las manos y fue flotando hasta la mano extendida de Harry mientras éste añadía con una sonrisa macabra y una voz gélida:
-Gracias por prepararme la tostada, Dudley
-¡Ja! Tienes prohibido dar muestras de tu anormalidad, acabas de conseguir que te expulsen de tu maldita escuela
-Lo dudo, tío Vernon, no soy tan estúpido, este es un tipo se magia indetectable y puedo hacer cuanto quiera de ella.
-¡qué te tengo dicho de decir la palabra que empieza con M bajo este techo!, ¡vete ahora mism. . .!- pero tío Vernon se calló de pronto al observar cómo dos tostadas más se introducían en la tostadora y, una vez preparadas, flotaban hasta el plato de su sobrino.
-¿Decías, tío Vernon?, no te prestaba atención
Nadie dijo nada más durante el desayuno, y Harry apenas podía contener la risa. Cuando llegó a su habitación, estalló en unas carcajadas incontrolables y, tras recuperarse, cogió pluma y pergamino y escribió una carta a Dumbledore, ya que creía que el anciano director de Hogwarts debía saber la verdad:
Querido profesor Dumbledore,
Últimamente me han pasado un par de cosas un poco extrañas que creo que debo explicarle en persona, así que me gustaría poder hablar con usted. Lo que me ha pasado no tiene nada que ver con Voldemort, pero una persona que creo que es de confianza me ha recomendado que se lo explique en persona a quien yo crea conveniente que deba saberlo y estoy completamente a favor de esta recomendación. No es algo que me corra prisa, así que no se preocupe innecesariamente.
Atentamente,
Harry Potter
Harry le dijo a Hedwig que le llevase la carta a Dumbledore y ésta salió por la ventana. Cuando se disponía a leer uno de sus libros de Hogwarts, sus tíos le avisaron de que bajara para ir a dar la bienvenida a sus vecinos. Cuando Harry iba a bajar se dio cuanta de que, encima de su cama, se encontraba el cinturón que llevaba en su "sueño", y decidió ponérselo. Cuando bajó y sus tíos vieron que no se había cambiado, le dedicaron unas miradas asesinas, pero no le dirigieron la palabra. Cruzaron la calle y llamaron al timbre de los nuevos vecinos encontrándose con que les abría la puerta una mujer de mediana edad completamente rubia y con unos rasgos que a Harry le resultaban vagamente familiares. Entonces habló su tía:
-Buenos días, somos sus vecinos, los Dursleys, venimos a darles la bienvenida al barrio
-Muchas "ggacias"- dijo la mujer con un marcado acento francés- Yo soy Michelle "Delacoug", pasen, mi "magido" no está, "pego" sí una de mis hijas ¡"Cagla"! tenemos visita, baja "pog" "favog".- La señora Delacour les invitó a sentarse en el salón y les preparó un té. Entonces, Petunia presentó al resto de la familia:
-Michelle, ¿le importa que la llame Michelle?, estos son mi marido, Vernon Dursley, mi hijo Dudley Dursley y. . . mi sobrino, Harry Potter.- Al oír el último nombre, la señora Delacour dio un respingo y miró detenidamente a Harry, pero no dijo nada más. Justo después de las presentaciones bajó Carla, y no era otra que la muchacha a la que había visto Harry esa mañana. Después de presentar a los invitados a su hija, todos se pusieron a hablar animadamente sobre el barrio; Harry miraba de manera inquisitiva a las dos nuevas vecinas pensando en una de las campeonas del Torneo de los Tres Magos: Fleur Delacour y pensando en si serían parientes, pero antes de que pudiera formular la pregunta, se oyó cerrarse la puerta de entrada y una melodiosa voz de chica exclamó:
-¡Mamá, ya llegué!
-"Fleug", tenemos invitados, déjame que te "pgesente" a. . .
-¡"Haggy"!, ¿como estás?, me "aleggo" de "volveg" a "vegte"- Harry se levantó y se fundió en un abrazo con su antigua rival en el Torneo de los Tres Magos
-Hola Fleur, encantado de volver a verte, ¿qué haces en Inglaterra?
-Te dije que "vendgía" a "inglategga" "paga" "mejogag" mi inglés y aquí estoy
-Bueno, ya no tiene ningún sentido "seguig" fingiendo- Dijo Michelle con un suspiro y se acercó a Harry diciéndole- Es un "vegdadego" "placeg" "conocegte", "Haggy", "ahoga" "podgé" "aggadecegte" que "salvagas" a "Gabgielle" el "cugso" pasado.- Entonces fue el turno de Carla.
-Todo un placer Harry, tenía muchas ganas de conocerte- al oír esto, Michelle miró fijamente a su hija, parecía irritada
-El placer es todo mío- respondió Harry- y al ver las caras de sus tíos, Harry aclaró- Conocí a Fleur el año pasado en el colegio durante un torneo internacional que se celebró- y no añadió nada más, pero era suficiente, sus tíos se fueron espantados y, tras despedirse, les siguió Harry; cuando ya estaba en mitad de la calle, la voz de Carla lo detuvo:
-"Haggy", "pegdona" "pog" "habeg" "geaccionado" antes de la "manega" en que lo hice, "pego", como "espego" que "compgendegás", no todos los días tiene una la posibilidad de "conoceg" al. . .- entonces, Harry se percató de que Carla bajaba su mirada y cambiaba a un tono en el que había. . . ¿furia?, ¿desprecio?- f-f-famoso Ha-Harry P-P-Potter- Nuestro protagonista no tuvo tiempo de añadir nada más pues, inesperadamente, Carla dio media vuelta y salió corriendo tapándose la cara ¿estaba llorando?, pensó Harry, pero no había podido verlo con suficiente claridad y se dio media vuelta para regresar a casa de sus tíos para encontrarse que. . .
************************************************* ************************************************* Hasta aquí el capítulo ocho. Me encanta que la gente preste atención a mi fic. Enhorabuena a tod@s aquell@s que hayan acertado donde se despertaba Harry
