1- Túnel de amor

No podía decírselo, por mucho que quisiera. Con sólo mirarlo, sabía que no diría ni haría nada que pudiese ofenderme, pero se merecía algo más que la verdad: también merecía una explicación.

Además, por más que quisiese darle a saber la verdad, las palabras no me salían.

- ¿Por qué no vienes mañana a mi casa y hablamos? – propuse.

- ¿Tanto tienes que contar? – dijo, sonriendo.

¿Pero por qué no podía dejar de sonreír? Demasiado bueno para ser verdad.

Desde pequeña, me habían enseñado que los hombres así no existían, que era sólo una farsa, una careta que llevaban para enamorar a la primera chica que se les cruzase... Pero yo sabía que Ron no era así. No podía haber estado llevando esa máscara durante siete años.

- Sí, - respondí – Mucho – añadí, sonriéndole también - ¿Me llevas al Departamento?

Aquel día trascurrió sin más. Me acompañó al Departamento, al que llegamos después de encontrarnos con medio Departamento de Juegos y Deportes Mágicos por el camino. Se lo pasaban bien. El mío, lógicamente, era más serio, pero la mera idea de tener a Ron cerca, hacía que fuese el mejor. Me dejó en la puerta del Departamento de Defensa, y luego desapareció.

La entrevista trascurrió tranquilamente, sin sobresaltos (excepto cuando uno de los espejos que había en el despacho se volvió loco)

Regresé a casa por medio de otro traslador. El jefe del Departamento me había aconsejado aprobar el examen para aparecerme. Ciertamente sería mucho más fácil. Pero no pensaba en eso. Mi mente estaba ocupada pensando en Ron.

Había quedado con él para la mañana siguiente... Entré en casa pensando en él; dejé el móvil sobre la mesita de la entrada y me desplomé sobre el sofá.

"Haz algo con tu pelo". Las palabras de Ron llegaron a mi mente como un soplo de aire, que me hizo dar un salto del sofá, subir las escaleras a toda prisa, y detenerme, de nuevo, frente al espejo que cubría gran parte de la pared de mi habitación. Sólo podía tocarme el pelo...

ni si quiera les hice caso a mis amigas cuando me pidieron que no me lo cortase. Tampoco a mi madre. Ni a mi padre. Pero Ron era distinto.

Me di la vuelta lentamente, abrí uno de los cajones de mi mesita de noche, y saqué mi varita... La tenía escondida, por si... Bueno, para que ningún amigo muggle la encontrase. Varita en mano, volví a dirigirme al espejo. Apuntando a mi pelo, dije:

- Crescevi!

Nada. Mi pelo no se movió. Seguía estando igual de corto.

- Accresco!

Tampoco dio resultado. Miré mi reflejo con cara de frustración, pero aún sabía unos cuantos hechizos más...

- Coma!

- Protendo!

- Protendo Coma!

Pero ninguno de ellos funcionó. Utilicé todos y cada uno de los encantamientos que conocía, capaces de hacer que el cabello creciese, pero no hubo manera. Mi pelo seguía estando igual de corto.

Al cabo de una hora buscando y probando hechizos, desistí desesperada.

No sé por qué quería hacer crecer el pelo de aquella manera. Tal vez, seguramente, por Ron. Quería hacer algo por él, aunque aquello era realmente estúpido. Pero sentía que debía hacerlo. Aunque, al parecer, ningún hechizo surtió efecto.

Ya era casi la hora de cenar. Bajé de mi habitación, y me detuve en la escalera. Miré alrededor: no había nadie. Por primera vez, mi casa estaba en silencio, sola. Por primera vez en los últimos dos años, no había nadie allí que me hiciese reír, o que me hiciera sentir acompañada, que tenía alguien a mi lado.

Suspiré y me senté allí, en uno de los escalones, recostada sobre la pared. Me imaginé la reacción de Ron al saberlo. ¿Se enfadaría? No, no podía imaginarme aquella carita tan dulce enfadada... aunque, no sería la primera vez... Sonreí inconscientemente al recordar todos sus ataques de celos, los cuales sólo hacían que lo quisiera más.

Recordé lo que mi madre me dijo, cuando le confesé que estaba enamorada de Ron. Me dijo algo así como que me encontraba en un "túnel de amor" sin salida... y era bien verdad...

El sonido de mi teléfono móvil me hizo volver a la realidad.

- ¿Quién es? – pregunté – Oh, hola mamá... Sí, la entrevista ha ido bien... claro que tengo el trabajo... Sí – añadí, riendo – Me encontré con él... Sí, fue él quién me consiguió el trabajo... Va a venir a casa... no, mañana...

Mientras hablaba con ella, preparaba lo que iba a tomar en la cena aquella noche. Nada complicado, una simple pizza bastaría. Con algo de dificultad, pues mi madre no dejaba de hablar, y yo no podía soltar el teléfono, en caso de que preguntase algo, ya me entendéis...

- No mamá... mañana, va a venir mañana... Está guapísimo – dije, mientras una sonrisa se dibujaba en mi rostro – No, que no vengan hoy... Mañana. Sí, eso, que vengan mañana – añadí, pensativa – No, no estoy loca, mamá... Mañana temprano, antes de que él venga. Llámame antes de venir, ¿vale? Hasta mañana, mamá.

Supongo que mi madre pensó que tenía una loca por hija. Pero yo ya había tomado una decisión. Mañana iba a ser el gran día... Si iba a decir la verdad, el motivo por el cual me fui, todos debían estar delante.

Después de la cena, me tumbé en el sofá que adornaba el salón, y me puse a ver la televisión, intentando apartar a Ron de mi mente. Aunque aquello era inevitable.

Preguntas tales como: ¿Qué estará haciendo? ¿Estará pensando en mí? ¿Estará con alguien?

¿Estará con alguien? Nunca me había parado a pensar en eso. Bueno, sí que lo había pensado, pero nunca me había afectado tanto como ahora. Aquel sentimiento que había permanecido adormecido durante los últimos tres años, comenzaba a crecer, como si un fuego se avivase en mi interior. Una mezcla de amor, celos y odio que siempre estuvo ahí.

Pero entonces, como caído del cielo, una lechuza dejó caer una carta en mis manos una carta de la única persona, aparte de mis padres, que sabía la verdad: Remus Lupin.

"Querida Hermione:

¿Debo llamarte Sra. Ministra? ¡Enhorabuena!

Me he encontrado con Ron hará unas dos horas, y me ha informado. Supongo que ahora tendrás menos tiempo... No te preocupes, sabes que siempre que no haya luna llena puedes contar conmigo ^^

Por cierto, tengo algo para ti. Ron me dijo que habéis quedado mañana... Creo que debes – y quieres – saber esto: Ron ha tenido unas cuantas relaciones en estos últimos tres años, pero ninguna duró más de dos meses, porque... ninguna podía igualarte. Eso es lo que me ha dicho.

Creo que no hace falta añadir nada más.

Sólo espero que sepas pagarme ^^

Cuídate y suerte.

R. Lupin"

Apreté la carta contra mi pecho, sonriendo, queriendo a Remus más de lo que ya lo quería. Para mí, él era mi Ángel de la Guarda. Era más que eso...

Me quedé dormida allí, en el sofá, aferrada a la carta, hasta que el teléfono volvió a sonar a las 9:30 de la mañana, haciendo que me despertase.

Casi sin abrir los ojos me levanté, caminando hacia la cocina para contestar la llamada. Era mi madre de nuevo.

- ¿Sí? – pregunté adormilada – Mamá... mmm... s-s-sí – dije al fin, incapaz de reprimir el bostezo – Dame media hora...

Colgué. No sabía por qué me sentía más pesada. No le presté mucha atención a aquello, hasta que entré en el baño, con la intención de lavarme el rostro y demás, y vi mi reflejo en el espejo. Puedo asegurar que me desperté en aquel mismo instante.

- Oh, Dios...

Fue lo único que pude decir. Ninguno de los hechizos tuvo efecto... hasta la noche, al parecer. Ahora, una mata de pelo que llegaba hasta mis tobillos, caía de mi cabeza.

Sentí el horrible deseo de echarme a llorar, pero la palabra "Ron" apareció en mi mente. Me levanté y, sujetando toda la cabellera, subí a mi habitación, en busca de la varita. La tomé en mis manos y me encerré en el baño de la planta de arriba. Tomando una gran bocanada de aire, que más tarde solté en forma de suspiro, volví a apuntar a mi pelo con la varita, sin ninguna esperanza de que aquel hechizo funcionase. Me lo había enseñado una amiga. Consistía en imaginar el corte de pelo que deseabas, decías el hechizo y punto. Tu pelo era tal y como tú querías. Pero, parecía que yo estaba negada para esa clase de hechizos.

Pensé en volver a dejármelo como la última vez que vi a Ron, pero no, lo tenía demasiado largo, habría sido muy sospechoso… Así que me imaginé mi pelo unos centímetros más largo de lo que lo tenía actualmente...

- Tondere capillium! – dije, apuntando a mi pelo con la varita.

Cerré los ojos, no quería volver a ver todo aquel pelo otra vez. Pero, para mi sorpresa, el hechizo había funcionado. Sonreí al ver mi pelo, tal y como yo lo había imaginado.

(N/A: seguir el link, esta vez funciona ^^-- http://image1ex.villagephotos.com/1375252.jpg )

Pero ahora, ¿Qué hacer con todo aquel pelo? No tenía tiempo que perder. Llegarían en cualquier momento. Todos.

Bajé y metí todo aquel cabello en la bolsa de la basura. Desayuné un vaso de leche y un bollo de chocolate lo más rápido que pude. Arreglé la casa mediante unos cuantos conjuros, y subí para vestirme. No tardaría más de cinco minutos. Me puse los pantalones de un chándal, mi favorito ^^, y una camisita de manga corta, puesto que hacía un día muy caluroso, y eso que no eran las diez aún. Me eché un poco de maquillaje después de asearme, me senté de nuevo en el sofá, esperando.

Sólo un minuto después, sonó el timbre. Me levanté como un resorte, y salí disparada hacia la puerta, intentando averiguar quién sería, si mi madre, Hannah y Kian, o Ron... Era éste último.

- ¡Ron! – dije, sonriendo.

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Hola de nuevo!!! ^^ ¿Qué os ha parecido? Espero que os haya gustado. Aun que en realidad, no se dice mucho... pero ya queda menos para la gran verdad... duh... *lol* Gracias por vuestros reviews!!! Me hacen sentir con fuerzas para continuar ^^ Y bueno, respecto a lo que todos decís... ya veremos ^^U *lol*

OHhh... no me digáis que mi Remus no es un sol!!! Es el mejor!!

Este capi va para mis niñas: las Ronnie's Lovers, que las quiero 10000000000!!!!!!!! E Isilme ^^ Que ya ves, ya te he crecido el pelo *lol*

tb va para todo aquel que le guste el fic ^^ y haya dejado review ^^

Así que please!!! R&R!!! PLEASE!!!!!

GiNgEr WeAsLeY -- Ronnie's Lover #3

:: Remember the Full Moon ::

Ohana