Hola!!
Lo primero pedir perdón por lo de los ojos de Ginny, ya no me acordaba.
Y ya está el séptimo capítulo, así que disfrútenlo.
CAPÍTULO 7: UN VIEJO AMIGO
Ron no paraba de dar vueltas en su cama, no era capaz de conciliar el sueño.
Iba a enfrentarse a Harry, y no le hacía ninguna gracia. Si perdía sería totalmente humillante. El mundo mágico nunca lo olvidaría, Ronald Weasley vencido por Harry Potter. Ese sería el titular de periódicos y revistas del todo el mundo.
Pero eso no le importaba realmente. Había algo peor. Su propia novia y hermana eran grandes amigas de Harry. Ron tenía miedo de que le abandonaran por perder. Aunque sabía que no pasaría, tenía miedo.
Así que Ron se había propuesto ganar como única alternativa. Harry podía atrapar la snitch cuando quisiera, que para entonces él ya habría marcado muchos tantos más que el equipo contrario.
Y a pesar de tenerlo tan claro, seguía sin poder dormirse.
Encendió la luz de la mesilla. Esa noche Hermione no había ido a dormir con él, así que estaba solo.
Cogió de un cajón una edición pasada del Profeta, de hacía unos seis años, de cuando vencieron a Voldemort. El vencerle había sido un acontecimiento mundial, y el periódico mago había dedicado innumerables ediciones.
Entre las fotos que venían Ron se fijó en una en especial. En la foto aparecían Harry, Hermione y él mismo sonriendo. Estaban manchados y heridos por la lucha que acababan de librar, pero sonreían abiertamente, los tres juntos, como los amigos que habían sido tanto tiempo.
Ron arrugó el periódico y se dijo a si mismo que eso ya no volvería, que los tres no volverían a sonreír así juntos.
No quería ponerse sentimental teniendo en cuenta que el partido iba a disputarse en tan sólo dos días y quería ganar a toda costa. O al menos eso creía. Aunque no lo reconociera, mandaría el quidditch a la mierda por volver a tener a Harry como amigo.
Guardó el periódico en el cajón de nuevo y sacó un libro de técnica de quidditch, que había leído como mil veces, y empezó a repasarlo para idear alguna táctica.
Mientras, esa misma madrugada, otro chico en algún lugar de Inglaterra no podía dormir. Su cama era muy cómoda, más que cualquiera que hubiera probado. Siempre se había dicho que las camas de los profesores de Hogwarts eran las mejores de toda Inglaterra.
Draco Malfoy se alzó en la cama y se sentó en ella. Hoy había tenido que quitar puntos a unos niños de segundo de Griffindor y Slitherin por discutir en su clase. Hablaban del partido Chudley Cannons-Falmouth Falcons, y no se ponían de acuerdo con quién ganaría.
Esa situación le había traído recuerdos, recuerdos de cuando él discutía con Hermione, Harry y Ron y Snape les regañaba.
Siempre había sabido que el profesor de pociones le favorecía, pero nunca lo habría reconocido. Ahora él era como Snape, y nunca favorecía a nadie por pertenecer a una casa o a otra.
Una de las cosas de las que más se avergonzaba en su vida era haber sido como fue durante tantos años, haber sido como su padre. No se dio cuenta de lo que era la amistad de verdad hasta que empezó a llevarse bien con Harry, Ron y Hermione después de la muerte de Voldemort. Y ahora ellos estaban realmente mal.
La primera vez que discutieron pensó que duraría poco, pero luego se dio cuenta de que era en serio. Había intentado reconciliarles, pero no había resultado. Y un día de repente vuelven a ser amigos, aunque sea por un rato. Y vuelven a pelearse.
Cuando Hermione le había escrito contándole todo eso casi se había ahogado con el desayuno. Resultaba absurdo. Y ahora se daba cuenta de que si ese partido se disputaba no habría solución.
Pero eso no iba a pasar. Malfoy se sentó en la silla de su escritorio, escribió una carta al director del colegio para explicarle que iba a ausentarse un par de días, ya que tenía que ir a Londres a arreglar un asunto personal.
Después de esto hizo una maleta pequeña y salió rumbo a Londres. No estaba seguro de conseguir nada, pero si no lo intentaba no iba a sentirse bien nuca más.
Lo sé, es muy corto respecto a los otros, pero es que este capítulo iba a ir junto al final, pero luego decidí que fueran capítulos separados. Pero al menos lo subí pronto. Y a no ser que pase nada o se me ocurra algo nuevo, el capítulo siguiente será el último, que será bastante más largo que este. Bueno, me despido. Hasta el próximo.
Lo primero pedir perdón por lo de los ojos de Ginny, ya no me acordaba.
Y ya está el séptimo capítulo, así que disfrútenlo.
CAPÍTULO 7: UN VIEJO AMIGO
Ron no paraba de dar vueltas en su cama, no era capaz de conciliar el sueño.
Iba a enfrentarse a Harry, y no le hacía ninguna gracia. Si perdía sería totalmente humillante. El mundo mágico nunca lo olvidaría, Ronald Weasley vencido por Harry Potter. Ese sería el titular de periódicos y revistas del todo el mundo.
Pero eso no le importaba realmente. Había algo peor. Su propia novia y hermana eran grandes amigas de Harry. Ron tenía miedo de que le abandonaran por perder. Aunque sabía que no pasaría, tenía miedo.
Así que Ron se había propuesto ganar como única alternativa. Harry podía atrapar la snitch cuando quisiera, que para entonces él ya habría marcado muchos tantos más que el equipo contrario.
Y a pesar de tenerlo tan claro, seguía sin poder dormirse.
Encendió la luz de la mesilla. Esa noche Hermione no había ido a dormir con él, así que estaba solo.
Cogió de un cajón una edición pasada del Profeta, de hacía unos seis años, de cuando vencieron a Voldemort. El vencerle había sido un acontecimiento mundial, y el periódico mago había dedicado innumerables ediciones.
Entre las fotos que venían Ron se fijó en una en especial. En la foto aparecían Harry, Hermione y él mismo sonriendo. Estaban manchados y heridos por la lucha que acababan de librar, pero sonreían abiertamente, los tres juntos, como los amigos que habían sido tanto tiempo.
Ron arrugó el periódico y se dijo a si mismo que eso ya no volvería, que los tres no volverían a sonreír así juntos.
No quería ponerse sentimental teniendo en cuenta que el partido iba a disputarse en tan sólo dos días y quería ganar a toda costa. O al menos eso creía. Aunque no lo reconociera, mandaría el quidditch a la mierda por volver a tener a Harry como amigo.
Guardó el periódico en el cajón de nuevo y sacó un libro de técnica de quidditch, que había leído como mil veces, y empezó a repasarlo para idear alguna táctica.
Mientras, esa misma madrugada, otro chico en algún lugar de Inglaterra no podía dormir. Su cama era muy cómoda, más que cualquiera que hubiera probado. Siempre se había dicho que las camas de los profesores de Hogwarts eran las mejores de toda Inglaterra.
Draco Malfoy se alzó en la cama y se sentó en ella. Hoy había tenido que quitar puntos a unos niños de segundo de Griffindor y Slitherin por discutir en su clase. Hablaban del partido Chudley Cannons-Falmouth Falcons, y no se ponían de acuerdo con quién ganaría.
Esa situación le había traído recuerdos, recuerdos de cuando él discutía con Hermione, Harry y Ron y Snape les regañaba.
Siempre había sabido que el profesor de pociones le favorecía, pero nunca lo habría reconocido. Ahora él era como Snape, y nunca favorecía a nadie por pertenecer a una casa o a otra.
Una de las cosas de las que más se avergonzaba en su vida era haber sido como fue durante tantos años, haber sido como su padre. No se dio cuenta de lo que era la amistad de verdad hasta que empezó a llevarse bien con Harry, Ron y Hermione después de la muerte de Voldemort. Y ahora ellos estaban realmente mal.
La primera vez que discutieron pensó que duraría poco, pero luego se dio cuenta de que era en serio. Había intentado reconciliarles, pero no había resultado. Y un día de repente vuelven a ser amigos, aunque sea por un rato. Y vuelven a pelearse.
Cuando Hermione le había escrito contándole todo eso casi se había ahogado con el desayuno. Resultaba absurdo. Y ahora se daba cuenta de que si ese partido se disputaba no habría solución.
Pero eso no iba a pasar. Malfoy se sentó en la silla de su escritorio, escribió una carta al director del colegio para explicarle que iba a ausentarse un par de días, ya que tenía que ir a Londres a arreglar un asunto personal.
Después de esto hizo una maleta pequeña y salió rumbo a Londres. No estaba seguro de conseguir nada, pero si no lo intentaba no iba a sentirse bien nuca más.
Lo sé, es muy corto respecto a los otros, pero es que este capítulo iba a ir junto al final, pero luego decidí que fueran capítulos separados. Pero al menos lo subí pronto. Y a no ser que pase nada o se me ocurra algo nuevo, el capítulo siguiente será el último, que será bastante más largo que este. Bueno, me despido. Hasta el próximo.
