Cambios, por Kit-chan

Capítulo 3: El día siguiente

Notas: Qué ganas de comer Oreos...


/¿Qué demonios me pasó ahí dentro? Si yo no soy... ¿o sí? /

Definitivamente, ese había sido el día más extraño de la vida de Rukawa. Primero, el comportamiento de su archienemigo y después el suyo propio. /Además, no creo que haya quedado claro lo que quise decir/. Y no estaba equivocado al pensar eso, uno no demuestra que no es gay besando a otro hombre. /Pero.../


El día siguiente comenzó un poco más normal. Hanamichi había recuperado su alegría característica y llegaba a la escuela cantando su "Ore wa Tensai". A su lado caminaba Yohei, contento de ver a su amigo más animado que los otros días.

"Oye Hanamichi" Le dijo al pelirrojo, "Te ves muy feliz hoy, ¿qué te ha sucedido?"

Repentinamente, los recuerdos lo invadieron y en su mente aparecieron las imágenes de la noche anterior. Todavía se encontraba muy perturbado por lo sucedido, pero ya había aprendido la lección: no dejaría que nadie se diera cuenta de sus cambios de ánimo. A ver si le ocurría lo mismo que la otra vez.

"¡Nada, nada, Yohei!" dijo agitando su manos.

"A mi no me engañas, pero bueno, ya me contarás más tarde. Nos vemos adentro, yo tengo que dejar unos libros en biblioteca." Dijo Yohei mientras se alejaba corriendo. Hanamichi suspiró del alivio de haber escapado al interrogatorio. A veces Yohei podía ser muy perspicaz e insistente.

En la puerta de la escuela se encontraban Ryota y Mitsui. Al ver a Sakuragi, el más bajo lo llamó.

"¡Ah, hola Ryota y Mitsui! ¿Qué están haciendo?"

"Le estaba dando unos consejos a Ryota sobre como conquistar corazones." Dijo sonriente Mitsui.

"Sí, cómo no. Como si yo no supiera nada sobre el asunto." dijo Ryota haciéndose el ofendido.

"¿Y tú que corazón has conquistado, Mitsui? Si eres tan bueno..." Terció Sakuragi.

"Bueno, estee.... en eso estoy. Ya lo verán. Más tarde les haré una gran demostración."

"Déjame a mi, Ryota. Deja que este talentoso basquetbolista y seductor, Hanamichi Sakuragi, te demuestre como se conquista a...a..." Pero lentamente las palabras del pelirrojo comenzaron a desvanecerse cuando una figura de su misma estatura pasó junto a él. Y no sólo pasó, sino que se detuvo, giró su cabeza y dirigió una fría y azul mirada a Hanamichi.

"Eres un torpe." Hanamichi sólo se quedó quieto, paralizado, con los ojos bien abiertos. Mientras Rukawa se alejaba, bajó la vista hacia el suelo, furiosamente sonrojado. Ryota y Mitsui lo miraron. Y lo miraron. Y lo miraron otra vez, más sorprendidos. Luego se miraron y explotaron en carcajadas. Ya furioso, Hanamichi comenzó a gritarles:

"¡DE QUÉ SE RÍEN IDIOTAS!"


Más allá del escándalo, entrando a la escuela, Rukawa podía escuchar los gritos del pelirrojo.

/Eres un torpe. Ni siquiera sabes disimular/


"Bueno, ya, no te enojes. Es solo que eres taaan obvio, Hanamichi."

"¿A qué te refieres, Ryota?"

"A que no eres un gran seductor, sino un gran seducido."

"¡¿De qué hablas?!"

"Vamos, no te hagas. Si quieres, nosotros te podemos ayudar" Dijo Mitsui con una de sus mejores sonrisas y miró a Ryota. Éste asintió.

"No sé a qué te refieres, pero si estás pensando lo que yo creo que estás pensando-" las palabras furiosas de Hanamichi fueron interrumpidas por el timbre de la escuela.

"Bueno, Hanamichi, nos vemos en el entrenamiento" gritó Ryota alejándose.

"No te preocupes por nada, tú déjanos todo a nosotros..." dijo Mitsui y le dio una palmadita en la espalda.

/Maldita sea/


"Oye..."

Mitsui se dio vuelta y vio como el jugador estrella de Shohoku se acercaba a él.

"¿Qué quieres, Rukawa?"

"Tengo que pedirte un favor."

/¿Rukawa? ¿Un favor?/

Mitsui no pudo ocultar su sorpresa, y enseguida dijo:"¿Qué es?"

"Aquí no." Respondió Rukawa haciendo un gesto para que saliera.

Era recreo y por lo tanto toda la escuela estaba en el pasillo. Luego de pasar por la multitud de gente, Rukawa se detuvo.

"¿Y bien?" Volvió a preguntar el chico más bajo.

"Es sobre Sakuragi..." dijo Rukawa tranquilamente, pero en un tono más bajo que el de costumbre. Y aunque Mitsui lo había oído muy bien, no lo podía creer.