Cambios de sentimientos

Capitulo 4: De paseos y de encuentros

La ciudad brillaba intensamente aunque fuera de día. Las calles estaban abarrotadas de gente que entraba y salía de las tiendas con bolsas y paquetes. Todo el mundo sonreía y parecía disfrutar de su día libre. La primavera llegaría dentro de poco prometiendo temperaturas ideales acompañadas del dulce aroma de las flores cuando recién comienzan a abrir.

"Espero que esta sudadera le entre a mi hermano", dijo Haruko al tiempo que caminaba por la calle y miraba dentro de la bolsa en la que llevaba una sudadera de básquetbol del equipo favorito de su hermano. Dentro de poco sería el cumpleaños del capitán Akagi. "Fue la más grande que pude conseguir". Tan concentrada estaba en sus pensamientos que no pudo evitar chocar contra un cuerpo mucho más grande que el suyo (y que estaba mucho mejor :P).

"Disculpe", dijo sonrojada, y luego de levantar las cosas que se le habían caído al suelo, levantó la vista. Cuando vio a la persona con la que había chocado, casi se desmayó.

"R-rukawa, g-gomen nasai...". Pero no obtuvo respuesta alguna. Luego de unos segundos de incomodo silencio, ella finalmente habló: "¿Qué haces por aquí?".

"Um... nada". Haruko no lo podía creer. No solo le había contestado, sino que no la había insultado! (Es todo un avance).

Tan feliz estaba la chica que no podía evitar sonreir. Ni siquiera entendía porque el otro chico no la había dejado aún. "¿Sabes, Rukawa-kun? Estoy de compras por el cumplaños de mi hermano. Será dentro de dos días."

Sin respuesta.

"Ehhh... Todavía tengo que compra unas cosas más... ¿Me quieres acompañar?" Completamente sonrojada por su atrevimiento, Haruko estaba a punto de comenzar a balbucear estupideces cuando, por suerte, Rukawa le contestó (o mejor dicho, inclinó su cabeza en gesto de asentimiento).

Las rodillas de la chica se aflojaron y estuvo a punto de caer al suelo, pero su sistema nervioso le dijo que debía continuar con esta chance que tenía (y se prometió a sí misma chocolate si no se infartaba allí mismo).

Luego de varias cuadras repletas de frases incoherentes por parte de ella y puro silencio e indiferencia por parte de él, a Haruko ya no se le ocurrían tópicos para conversar. Nada de lo que dijera podría acercarla más a Rukawa. Y cuando estaba a punto de darse por vencida, dijo:

"¿Qué opinas de Sakuragi ahora que ha mejorado tanto?" En ese momento, la intuición femenina de Haruko le dijo que algo había cambiado. El ambiente ya no era el mismo y el muchacho que caminaba a su lado parecía haber despertado cierto interés por la conversación.

"Ese estúpido no puede hacer nada bien."

"¿Por qué Uds. Dos no pueden ser amigos como los demás? Serían una dupla estupenda. ¡Con Uds. Jugando juntos, el Shohoku sería invencible!". De nuevo Rukawa se habia quedado callado.

"¿Sabés? Hanamichi no es como parece. Aunque en el exterior parece muy duro y fuerte, por dentro es un chico muy tierno y sensible..." Haruko levantó la vista para ver si Rukawa le estaba prestando atención, y no pudo creer que fuera así!

"De veras lo es," prosiguió intentando convencer al chico que caminaba a su lado, "¡Si hasta colecciona hojas de árboles!"

Rukawa se detuvo repentinamente y la miró. "Es cierto, las tiene todas pegadas en un cuaderno donde anota los datos de las hojas y todo eso. Podría decirse que es un fanático de las hojas..."

Y aunque la chica siguió hablando, Ruawa ya no la escuchó más. Sin dar explicación, dio media vuelta y se despidió de Haruko, quien había quedado muy desconcertada.

/¿Con que hojas de árboles, eh? Ese idiota es un demente./

La tarde había caído sobre la ciudad, y la alta figura del muchacho desapareció por una callejuela que lo llevaría de regreso a su casa en los suburbios.


"¡¡WAAAAAAAA!! ¡Soy la chica mas feliz d todo el mundo!" Haruko abrazó con todas su fuerzas a Ayako, quien casi cede al peso de la chica evitando en el último momento el colapsar contra un árbol de la concurrida plaza.

"Oye Haruko," dijo Ryota frunciendo el ceño y tocándole la espalda con su dedo índice repetidas veces. La chica soltó a su amiga y comenzó a rebotar de algría por todos lados hasta que por fin se detuvo cansada.

"¿Qué te ha sucedido hoy que estás tan animada?" preguntó Ayako, sacudiéndose las hojas que habían caído sobre su cabeza.

"Lo más maravilloso del mundo," sonrio Haruko. "Rukawa me acompañó unos hace unos momentos, y no se portó descortés para nada!"

"¿Quién?" Interrumpió Ryota intrigado.

"Ru-" Haruko comenzó a hablar, pero en seguida se dio cuenta de con quien estaba hablando y se mordió los labios.

"¡N-nadie!" gritó de pronto.

"¡Yo escuché bie-en!" dijo, medio cantando. "¡Dijiste Rukawa!"

"N-no, y-yo n-no dije nada", las manos le sudaban y no podía esconder sus nervios. Ryota le lanzó una mirada de 'vamos... yo se lo que escuché', y finalmente la chica confesó.

"De acuerdo, Ryota, pero me tienes que jurar que no se lo dirás a nadie, ¿lo juras?"

"No te preocupes, no se lo diré a nadie" /¿Es estúpida? ¿No se da cuenta de que ya todos lo saben?/ pensó.

Y suspirando con alivio, volvió a hablar: "Ahora, me tienes que hacer un favor."

El chico la miró con mala cara, pero ella siguió hablando, "tienes que convencerlo de que vaya este sábado a la fiesta de cumpleaños de mi hermano, porfavorporfavorporfavorporfavor!!"

"Vamos, Ryota, hazlo por esta vez," interrumpió Ayako y se colocó junto a él.

"Bueno... si me lo pides así." Y se derritió allí mismo.

-continuará-