Cambios
Capítulo 12: Una fría habitación.
Cuando Hanamichi volvió a la habitación, se encontró con que Rukawa había girado en la cama y había dejado caer la compresa al suelo. Bueno, eso era señal de que se estaba sintiendo mejor.
Miró la hora en su reloj: las 3:15. Tenía mucho sueño, así que decidió que lo mejor sería traer un sillón de la sala y dejarlo junto a la cama, por si sucedía algo durante la noche.
En el trayecto hasta la sala, Hanamichi se sorprendió pensando en Rukawa. Se había preocupado de más por él, eso era claro. ¿Por qué estaba haciendo todo lo que hacía? Sin hacer ruido, depositó el sillón en el suelo y se sentó cómodamente. Ya no tenía más sueño, pero se sentía algo incómodo por toda la ropa mojada. /Ah, ya se secará/
Entrecerrando los ojos miró por última vez a Rukawa, como le caía el pelo desparramado sobre la compresa y le pareció hermoso. Hanamichi se durmió escuchando su respiración, tratando de imitar el tranquilo siseo del aire por entre sus labios.
Cuando despertó estaba cubierto con una manta gruesa. Se movió
con incomodidad y sintió que aún seguía mojado. El sol
asomaba por la ventana y no lo dejaba ver bien. Cuando se acostumbró,
desvió la mirada hacia la cama que se encontraba vacía y fue sorprendido
por el ruido del vidrio rompiéndose.
De un salto, corrió hacia la cocina donde se encontró con que Rukawa se había levantado y estaba apoyado en la mesada, tocándose la frente con la mano y respirando pesadamente.
"¿Qué te sucede?" dijo Hanamichi desde el umbral de la puerta. Rukawa no le respondió, solo se limitó a mirarlo. El pelirrojo se acercó y ayudó a volver a la cama, mientras lo retaba por haberse levantado.
"No tienes por qué hacer todo esto", dijo Rukawa con la cabeza volteada hacia la ventana. Algo en su tono de voz le hizo parecer a Hanamichi que estaba enojado.
"Ya lo sé", contestó entre dientes.
Un momento después, Rukawa volvió a hablar: "¿Por qué lo haces?"
Hanamichi se quedó pensando, no contestó inmediatamente. Él se había estado haciendo la misma pregunta toda la noche.
"Lo hago, porque soy buena persona, como ya te dije."
"No necesito la lástima de nadie." Dijo el muchacho de pelo oscuro fríamente y añadió: "y mucho menos de ti."
"Nunca pensé que fueras tan estúpido", dijo Sakuragi "además, eres un desagradecido. Pasé toda la noche cuidandote y lo único que haces esquejarte. Deberías cambiar tu manera de ser." Mientras decía todo esto, Hanamichi atravesó la habitación y tomó el abrigo que había dejado secándose junto a la puerta.
"¿A dónde vas?" preguntó Rukawa de mala gana, aunque había en su voz un tinte de inseguridad o quizás de miedo.
"Por supuesto que me voy de aquí, idiota." Respondió el pelirrojo, furioso y acompañó sus palabras con un breve estornudo. Hubo un pequeño silencio hasta que Rukawa volvió a hablar.
"No te dije que te fueras."
Hanamichi volteó a verlo. Se había sentado en la cama y lo miraba desafiante. Por primera vez, el pelirrojo pudo leer la expresión inmóvil de su rostro. Estaba pidiéndole que se quede, pero su orgullo no le permitía ponerlo en palabras. Bajando la vista, caminó unos pasos hacia la puerta hasta que la voz detrás de él lo detuvo.
"Sakuragi..."
Hanamichi se quedó quieto. Era la primera vez que Rukawa lo llamaba por el apellido, sin decirle idiota u otro insulto. Otra vez pudo distinguir un quiebre en la voz del muchacho sobre la cama y esto de alguna manera le hizo sentir un ser malvado e hiriente. No pudo decir nada.
"¿A dónde vas?"
Sonriendo, Hanamichi contestó: "A preparar el desayuno, ¿o pensabas qué te iba a dejar solo en ese estado? Necesitas los cuidados de un talentoso como yo, de otra manera podrías llegar a morir y los demás me echarían toda la culpa."
-continuará...-
