Cambios

Capítulo 13: Cambios de sentimientos

Una media hora más tarde, Hanamichi entraba en el habitación con una bandeja que contenía dos humeantes tazas de café con leche y varias tostadas (algunas bastante quemadas) con manteca y mermelada. Con cuidado la puso sobre la mesita de luz junto a la cama.

"Oye...", dijo Rukawa "quítate esa ropa."

El chico que estaba parado junto a la cama se sonrojó y comenzó a insultar a Rukawa: "¡Eres un pervertido! ¡Te aprovechas de que soy buena persona!"

"Eres un idiota." Le dijo Rukawa. Su voz había vuelto a ser la misma. "Quiero decir que te pongas algo de ropa seca."

Hanamichi suspiró aliviado y decidió que lo mejor sería hacerle caso ya que por haber pasado toda la noche mojado el resfriado que tenía en ese momento era muy poca cosa. Rukawa le indicó que tomara algo de ropa del mueble oscuro ya sí el pelirrojo se sintió mucho mejor.

Cuando regresó del baño, Rukawa tenía la taza en la mano, señal de que había probado su desayuno.

"Dejaste hervir el café..." dijo de mala gana. "Las tostadas están quemadas..."

"Bueno, si no te gusta, puedes..."

"Me encanta."

Hanamichi se sonrojó y estornudó una vez más.

"Rukawa..." dijo sentándose en el sillón junto a la cama. Por primera vez pudo ver la habitación tranquilamente. Estaba demasiado ordenada para ser de un adolescente, y antes había podido ver que sus cajones estaban totalmente organizados. Pero a pesar de todo eso, el lugar expresaba tristeza; el color azul se hundía frío en las pupilas del pelirrojo, a quien todo le parecía que debía ser brillante y colorido. Si no, carecía de sentido. Hanamichi volvió a enfocarse en la conversación, no podía posponerla por más tiempo. "La verdad es que yo he venido para aclara las cosas..."

El muchacho de tez pálida sintió un escalofrío correr por su espalda. Esto iba a ser muy duro.

"...pero lo único que conseguí es confundirme aún más." Hanamichi se detuvo. No sabía por qué estaba diciendo esas cosas y tampoco sabía que debía decir a continuación.

"¿A qué te refieres?" Preguntó Rukawa.

"Vamos, tú sabes de qué estoy hablando. Mitsui me lo dijo todo..."

Rukawa no se inmutó, no quería facilitarle tanto las cosas al otro. "¿Qué fue lo que te dijo?"

"Ay, no voy a repetirlo." Suspiró fastidiado.

Rukawa no dijo nada y Hanamichi tampoco. Los dos se quedaron callados y desayunaron en silencio. Si la comida estaba horrible, ninguno lo notó, solamente tragaban echando de vez en cuando alguna mirada furtiva al otro. Cuando terminaron, Hanamichi miró el reloj y dijo: "Creo que es hora de que me vaya..."

El otro asintió, sabía que no podía retenerlo todo el día, pero había sido feliz en ese tiempo que pasaron.

Mientras Hanamichi se llevaba la bandeja a la cocina, Rukawa se levantó y lo siguió en silencio sin que se diera cuenta.

"No quiero que estés confundido..." le dijo suavemente, asustando al otro "... me gustaría poder hacer algo para que te decidas de una vez."

Hanamichi estaba de espaldas a él y podía sentirlo muy cerca. Él tampoco quería estar confundido. Quería saber si esos cambios de sentimientos que estaba teniendo eran verdaderos. Finalmente tomó valor y lo enfrentó.

"Cierra los ojos." Dijo seriamente en voz baja. Rukawa obedeció pues si eso contribuía a que Sakuragi perdiera sus miedos aceptaría cualquier cosa.

/Valorvalorvalorvalorvalor/ Hanamichi dio un paso hacia delante y acercó su rostro. Observó por un instante las bellas facciones del otro muchacho, la calma en expresión y las tonalidades de su piel. Luego se concentró en sus labios y sintió que más que una necesidad para probarse a sí mismo algo que aún no sabía que era, besar a Rukawa se había convertido en un deseo. Así, él también cerró los ojos y finalmente se entregó a un beso como jamás lo había hecho y se aferró a su cuerpo con ansiedad. Su elección ya había sido tomada y sus dudas despejadas.

-continuará...-