Hermione ya le había preguntado a Krum, con todo tipo de detalles, sobre la finta de Wronsky para cuando Ron le sacó la lengua. Tenía que admitir que no estaba nada concentrada y que le costaba trabajo mantener la atención en algo que no fuera la voz y los ojos de Ron. No paraba de bromear con Harry, pronosticándole toda clase de muertes insoportables, y su bonita risa era casi contagiosa. No sabía escribir una carta tan importante con Ron tan cerca, pero no podía irse arriba hasta que Neville hubiera acabado el castigo y no quería esperar hasta demasiado tarde para poderla escribir. Siempre tendría el día siguiente, y todos los sucesivos, pero estaba determinada a acabarla tan pronto como fuera posible; esa misma noche, si podía ser.
Pero no encontraba cómo empezar para llegar a lo que quería decirle. ¿Cómo explicarle que quería a otro sin decírselo abiertamente e hiriéndole lo mínimo posible?
Hasta ese momento, todo lo que había conseguido decir de ella misma era que estaba bien. "Me estoy preparando mucho para los exámenes finales", había explicado. "Quiero hacerlo muy bien, y tengo miedo de que se me eche el tiempo encima."
¿Podría redirigir la carta desde ahí? Parecía algo desesperado sacar el típico 'no me concentro porque hay alguien en mi vida' a relucir. Ella quería ser mucho más sincera.
"Viktor, no me andaré por las ramas", escribió, finalmente. "Sé que sabes lo que siento por ti, igual que yo sé lo que tú sientes por mí. Lo hablamos más de una vez, ¿recuerdas? Y tuvimos que convenir que no es lo mismo. Por mucho que me duela tener que decírtelo (aunque soy consciente que te lastimaré más a ti, y no sabes cómo me odio por ello), no puedo seguir con esto. Sé que sólo somos amigos, que eso es todo lo que me pediste siempre, pero no puedo. Me siento como si jugara a dos bandas, y no está bien: ni tengo paz ni te dejo tenerla a ti. Era increíble que alguien como tú, gran estrella del Quidditch, se fijara en mí, sólo una estudiante de cuarto de Hogwarts. Sé que es más increíble que ahora yo te rechace, pero espero que entiendas que tengo que hacerlo: no seré feliz si no lo tomo ahora esta decisión. Quiero ser sincera contigo, y darte esperanzas de que alguna vez..."
- 'Mione - la llamó Harry, sobresaltándola. - ¿Qué haces?
- Escribo una carta - explicó, sonrojándose, tímida de que se pudieran interesar en lo que escribía, de lo que ellos no sabían nada.
Harry le sonrió y continuó con su informe.
- ¿Cómo vas? - oyó que le susurraba Ron.
- Muy bien - aseguró, en el mismo tono. - Ya casi acabo.
"pueda olvidar cómo me siento ahora, y ser más que tu amiga, es injusto. Hay otro; no puedo decirte más, y, a pesar de que él no siente nada por mí, siento que os traiciono a los dos si mantengo más tiempo esta situación. Por eso, y aunque sé que será difícil, creo que tenemos que interrumpir el contacto. Tú tienes una vida allí en Bulgaria; yo tengo la mía aquí. Sería bonito seguir en contacto, sólo como amigos, escribiéndonos como hasta ahora, pero me temo que, hasta que mi vida no se aclare, no podré hacerlo sin sentirme terriblemente culpable. Créeme que siento mucho haberte hecho daño, y sólo espero que me comprendas. Ya sentía algo por él antes de conocerte a ti, y no he conseguido olvidarlo todavía. Perdóname."
Satisfecha del resultado, aunque sintiendo sinceramente lo que decía la carta, Hermione firmó, alzó la vista y miró a Ron, que la observaba de reojo. Sin apartar la vista de él, enrolló el pergamino y lo ató con una cinta.
- ¿Ya? - inspiró él.
- Ya - repitió la chica, asintiendo. - Voy a mandársela.
Vio cómo Ron asentía, con la vista baja, y se levantó del sofá. Echó una mirada rápida a lo que hacía Neville, le indicó un par de errores y le pidió a Harry que le prestara a Hedwig.
- Claro - le respondió él, mirando alternativamente a Ron y a ella. - Está arriba, en la habitación.
- ¿Subo yo? - se aseguró ella.
Harry emitió un sonido afirmativo y la observó mientras ella se alejaba. La chica subió las escaleras hacia el dormitorio en completo silencio, sintiéndose culpable por su entrada clandestina al dormitorio de los chicos, prácticamente terreno vedado. Llegó al rellano que separaba su puerta de la de ellos y picó suavemente. Era innecesario, claro: todos estaban aún abajo, trabajando o charlando, pero se quiso asegurar. No sería agradable entrar en una habitación en la que se suponía que no podía entrar, salvo casos especiales, y encontrar a uno de sus compañeros cambiándose; ¡los dos se sentirían tan violentos! Aunque, con una media sonrisa, tuvo que admitir que sólo se sentiría incómoda porque Ron no estaba allí: si el pelirrojo estaba abajo, con toda certeza, no era a él a quien podía encontrar medio desnudo y, por tanto, ¿qué interés podía tener no picar?
Se estaba volviendo una chica mala, se riñó, en broma. Desvergonzada y directa al grano; aunque no llevaría nunca a cabo sus imaginaciones. Si bien a ella no la haría sentir mal, podía imaginar a Ron, sonrojado hasta el flequillo y horrorizado porque ella lo hubiera encontrado sin camiseta.
No recibió respuesta, y entró tranquilamente. Por el reflejo de la luna en la ventana, pudo ver que Hedwig estaba en su jaula, al lado de la cama de Harry, y no perdió tiempo en acercarse a ella y sacarla. La llevaría abajo y mandaría desde allí la carta: ya desde el principio había imaginado hacerlo así, y ni siquiera había subido el pergamino con ella. No era su habitación, y no prolongaría la estancia allí más de lo estrictamente necesario.
La puerta abriéndose detrás de ella hizo que se girase, para encontrar a un tímido Ron, que le traía, bien visible y separada de su cuerpo, la carta de Viktor.
- Te lo has dejado abajo - musitó el chico, con la mirada baja y los hombros hundidos. - Harry me ha dicho que te lo subiera...
- Pensaba enviarla desde la sala común - explicó Hermione, sorprendida de que se hubiera molestado en subírsela.
- Ya se lo he dicho a Harry - se quejó Ron, con el ceño fruncido, - pero como así acababas antes...
Hermione le dio las gracias y le hizo un gesto para que se acercara y le pasara el rollo de pergamino.
- ¿Cuánto tarda en llegarle? - murmuró Ron cuando llegó a su lado.
- No lo sé - suspiró ella. - No mucho, ya sabes cómo son las lechuzas. Pero no sé qué hora debe ser allí... Como las dos de la madrugada, imagino... No la verá hasta mañana.
- No - coincidió Ron. - ¿Es... importante?
Hermione lo miró, pero él apartó la mirada en seguida, con una expresión de enfado que la chica no pudo entender.
- No corre prisa - le aseguró. - ¿Por qué?
Ron sacudió la cabeza.
- Por nada. Anda, mándala y vamos abajo...
Hermione le dio el rollo a Hedwig, que movió las alas con excitación.
- A Viktor, Hedwig - le explicó, antes de abrirle la ventana y dejarla salir. - Espero que Harry no la necesite - pensó en voz, mientras la veían alejarse. - Tardará al menos un día en ir y venir y me sabrá mal si le hace falta y no la tiene por mi culpa.
- Pig estará pronto de vuelta - comentó Ron débilmente. - Y siempre tenemos las lechuzas de la escuela. Igualmente, no puede usarla para las cosas importantes, porque llama demasiado la atención.
- Sí - suspiró ella, mirando el reflejo plateado de las alas en la noche. - Es preciosa.
Ron guardó silencio un buen rato, sentado en el suelo de la habitación. Hermione estaba a su lado, de rodillas, observándolo en silencio. Él había dicho que se dieran prisa en enviarlo bajar, y ahora parecía que no se quería mover. Esperó pacientemente a que hablara.
- No sabía que os escribierais - murmuró finalmente.
- Sí - dijo ella, incómoda.
A pesar de la decisión que había tomado, aún se sentía culpable cuando pensaba en todo el tiempo que había estado alimentando las esperanzas de Krum, aun sin proponérselo, mientras sentía como si traicionara a Ron. No era tan descabellado: ya que él no se sentía celoso, como el año anterior, ella suplía la falta y se reprochaba todo lo que él hubiera debido censurarle.
- Es un buen chico - aseguró Ron, alzando la vista hasta encontrar la suya. - Y un genio sobre la escoba.
- Lo es - consintió Hermione. - Oye, Ron - aventuró, imaginando por dónde iban los tiros, - no hace falta que te disculpes más. Ya sé que no piensas todo lo que dijiste. No hace falta que...
- ¿Te quiere?
