Arigatô a todos los que me han dejado reviews (4 personas ¬¬), por algo se empieza, neh?
Espero que algun día llegue a los 10 reviews!!!! ^o^U
No tengo mucho que contar hoy, así que paso al capítulo 2 (bueno, el 1 después de la intro...)
Recordemos que:
Nombre Personaje RK Nombre Personaje FFX

Kenshin Himura Tidus

Kaoru Kamiya Yuna

Misao Makimachi Rikku

Megumi Takani (?) Lulu

Sanosuke Sagara Wakka

Hiko Seijuro Auron

Enishi Yukishiro Seymur
Aoshi Shinomori

... y muchos más!!!


Capítulo 2: Azul, verde y violeta se encuentran.


Cuando abrí los ojos me encontré tumbado al lado de Hiko.
Sinceramente, no era el mejor despertar que había tenido: me dolía la espalda y me encontraba
un poco mareado.

-Al fin despiertas, baka deshi...sigueme, tengo que presentarte a alguien...pero antes...

Hiko descolgó la espada que había cargado en la espalda durante muchos años, desde que tenía
conciencia.
Se trataba de una espada de aspecto pesado, muy larga, la empuñadura recordaba a la cabeza de
un pájaro.

-Creo que te va a hacer falta esto.

Y tendió la mano para que la cogiera.
Dudé unos instantes. Siempre me había preguntado para qué la llevaba mi padre encima si,
al fin y al cabo, no la utilizaba nunca. Al coger la espada, paseé un dedo por el frío metal, ligero y
perfectamente pulido. Mi cara pálida y agitada por los eventos que -sabía- iban a tener lugar se
reflectía en ella. Admiré la perfecta forma de la empuñadura, mítica y complicada pero a la vez útil,
que encajaba a la perfección en mi mano.
Volví a mirar a Hiko. Mi mirada interrogante. ¿Me la daba? ¿Para qué la necesitaba?
Tanto misterio me estaba poniendo nervioso, pero a la vez sentía un sentimiento de curiosidad y de
deseo de aventura que nunca antes había experimentado.

-No me mires así, Kenshin. Todo tendrá respuesta a su debido tiempo. Esta espada te pertenece, era
mía, pero yo no la utilizaré ya más. Estamos en Spira, uno de los mundos que "coexisten" con el que
tú conoces. Está situada a dos mil quinientos años luz de Zanarkand, y cada 20 años se abre un portal
para que pasen los elegidos. Yo nací aquí, y puedo pasar cuando quiera. Cuando me casé con tu madre,
ella sabía que tarde o temprano tendrías que venir, y no le agradó la idea, por eso nos dejó. Pero, hijo,
debes saber que tú eres probablemente el único ser de los dos planetas que tienes la opción de elegir
en cuál quedarte. Ahora no es el momento de decidirte, aún es pronto. Primero, tienes que conocer a tus
nuevos compañeros.

-Pero...

Hiko me interrumpió antes de que dijera nada.

-Has de recordar todo lo que te he enseñado sobre el arte de la espada, pues ha llegado el momento de
ponerlo en práctica. Solo calla y sigueme.

Asentí. Normalmente me hubiera negado a obedecer a mi padre, pero estaba demasiado nervioso como
para pensar en otra cosa. Y claro, estaba en otro mundo, así que donde podía ir?
Por alguna extraña razón -y me enfadé conmigo mismo al confirmarlo- no estaba nada sorprendido por los
sorprendentes cambios que había dado mi vida en solo unos minutos. Algo en mi interior me decía que
ya lo sabía que iba a ocurrir algo así tarde o temprano, como si supiera que mi vida no se iba a limitar a
ser un jugador de Blitzball.

Paseamos por unas grandes calles, parecidas a las de Zanarkand, llenas de gente a mi parecer normal,
que hacían sus compras normales o que charlaban normalmente con más gente normal.
De algún modo, me decepcionaba el hecho de tanta normalidad. ¡Demonios! Representaba que estaba en
otro mundo, algo anormal tendría que haber.

Entonces les vi. Un grupo de gente extrañísima que caminaban hacia nosotros. Esos sujetos sí que eran
curiosos.

Hiko se paró y me miró indicandome claramente que yo debía imitarle.

-Hasta que llegas! -se quejó una chica bajita, de pelo negro y largo recogido en un peinado lleno de trencitas,
vestía unos pantalones cortos verdes, unas botas altas y una camiseta sin mangas naranja. Llevaba dos o
tres cinturones y guantes, y unas gafas de aviador en el cuello. En una de las trenzas llevaba una pluma,
y por el color verde lleno de vida de sus ojos deduje que era muy animada.

-Misao, te presento a mi baka deshi, Kenshin.

La chica me miró de arriba a bajo mientras me tendía la mano que yo encajé rápidamente.

-Un placer conocerla Misao-dono.

Hiko hizo girar sus ojos, exasperado. Mi cordialidad le ponía nervioso.

-Igualmente, Himura-san.

Un chico alto se acercó. Llevaba una cinta azul en la frente, y llevaba un traje parecido al de Blitzball pero sin la
camiseta que yo usaba. Un su brazo llevaba lo que parecía ser una espécie de cesta. Supuse que era también
un jugador de algún tipo de deporte aquático, ya que todo era impermeable. Llevaba el pelo levantado, y sus
ojos demostraban que tenía un gran valor. Sonreí para mis adentros. Ibámos a ser grandes amigos.

-Sanosuke Sagara, pero puedes llamarme Sano. -me tendió la mano que yo encajé fuertemente.

Miré a la elegante mujer que había en un lado, esperando que se presentara. Su mirada era firme, y pese a que
debía tener la misma edad que yo -19 años- más o menos, demostraba que sobre sus espaldas había una gran
responsabilidad. Me pregunté que debía ser.
Llevaba un vestido largo negro, de cuello de barca con una piel gris rodeándolo. Era estrecho y corto, y a la parte
delantera llevaba una serie de cintas entrelazadas que continuaban el vestido hasta el suelo dejando dos aberturas
por las que se veían las piernas.
El pelo lo llevaba recogido en un moño, y algunas trenzas salían de él. Me miró y me tendío la mano.
(Mirar http://www.animewallpapers.com/wallpapers/finalx/full_46_800.asp para ver una foto del personaje que lleva
esta ropa)

-Megumi Takani, un placer, Ken-san.

Encajé su mano tal y como había hecho con los demás y le sonreí. Me pareció que esa chica era, al fin y al cabo,
de mi edad, y también necesitaba una sonrisa amigable de vez en cuando. Algo en su mirar me dijo que estaba
agradecida.

Por último miré al hombre alto que había al lado de Misao.

-Y usted es...

-Aoshi Shinomori -replicó friamente. Aunque le tendí la mano, el no la encajó. Supuse que debía ser muy reservado.

Llevaba un largo abrigo negro, unos pantalones y una camisa desabrochada (Fans de Aoshi: corazones *_*), del
cinturón le colgaban dos espadas.

-Ahora que se han acabado las presentaciones, baka deshi, te explicaremos lo que vas a tener que hacer.

Le miré y abrí la boca para replicar, pero me interrumpió.

-Lo vas a hacer quieras o no, porque ahora que tienes la espada es tu deber ayudarles.

Misao me miró y comenzó a explicarme:

-Desde hace unos meses, Enishi soltó una de sus criaturas acuáticas, junto con otras muchas voladoras. No sabemos
lo que busca, pero sí sabemos que sea lo que sea, o quien sea, tiene que estar en esta parte de Spira. Nuestra misión
es impedir a Enishi salirse con la suya y, si es posible, encontrar lo que busca antes que él.

Le pregunté que hacía yo en todo eso.

-Segun Hiko-san, eres un buen espadachín. En estos momentos toda ayuda es bien recibida, claro que si no quieres
ayudarnos nadie te puede impedir irte.

¿Irme? La pregunta era la misma ¿a donde?

-Claro que les voy a ayudar, Misao-dono, sessha hará lo que pueda, pero no creo que yo les vaya a servir de mucho.

Sano sonrió.

-Vaya que humilde...Bueno, eso ya lo veremos en otro momento...

Megumi hizo una señal a Aoshi, que asintió.

-Es hora de ir a buscar a la Princesa -dijo Megumi.

-Seguidnos todos -añadió Aoshi.

Misao immediatamente se puso a su lado, y en unos instantes ya estabamos todos camino...alguna parte.


:::::::Continuará:::::::







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