Capítulo 3
Modelado en Barro 102
Donde Filia comienza a descubrir las formas más sencillas del tema que le gusta.
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Notas
Todos los personajes de Slayers pertenecen a su creador, de ninguna forma me estoy adjudicando propiedad alguna sobre ellos. Sólo les estoy torciendo un poco la forma de ser, ups, jejeje, de donde salió eso?
*******
Filia amasó levemente el cuadrado de barro blanco entre sus manos, mojando la punta de los dedos en un pequeño envase de cristal lleno de agua para hacer la pasta más maleable. Ya la clase había pasado por algunos ejercicios de práctica leves y ahora comenzaba el trabajo fuerte.
Levantó la vista unos segundos para asegurarse de que Xellos no la estaba mirando y continuó amasando el barro. *Vaya, no pasan ni diez minutos de la clase y ya tengo problemas con mi creatividad.* Pero no podía perder el tiempo ese día, quería obtener un trabajo de calidad y se vería tonto cambiarse de lado en el salón, aún cuando habían suficientes espacios disponibles del otro lado.
Se fijó en la muchacha del centro de los modelos, estaba en su línea de visión igual que Xellos, pero por más que le daba pensamiento a la idea, no le agradaba tanto moldear la réplica de una mujer. Pensaba que era demasiado sencillo pues al ser ella mujer no se fijaría en detalles que le eran conocidos por demás.
*No me voy a dejar amedrentar por una simple mirada.* Pensó con determinación. *Además, el que debería estar incómodo es él y no yo. Ahora tengo la excusa perfecta para mirarlo como me plazca y sin gota de remordimiento.* Sonrió para sí misma.
Levantó la vista nuevamente y comenzó a desglosar la imagen de Xellos a su forma más primitiva. *Esto es fácil*. Y sin quererlo comenzó a tararear una cancioncilla de su propia imaginación mientras moldeaba alegremente el barro entre sus dedos.
Xellos lograba escuchar parte de las notas que se escapaban de la boca de la joven. Aún no sabía quién era aquella jovencita rubia tan respingada, pero si estaba en la clase avanzada tenía que tener talento. No eran muchos los que lograban ingresar al grupo avanzado de artes de la Universidad Seiryuun. Entornó la mirada para que no se diera cuenta que la estaba observando.
En unos instantes vio aparecer entre las manos de la joven una figura muy parecida a la pose en la cual se encontraba. Luego comenzó a trabajar más despacio, dedicándole tiempo a unos pocos detalles en general. Posición más exacta de brazos y piernas, corrección de las proporciones. El tiempo transcurría rápidamente y antes que se diera cuenta el profesor pasó al frente de la clase y llamó a un receso para los modelos.
Xellos se estiró un poco en la silla en la cual se encontraba y se levantó para alcanzar una batola púrpura que guardaba entre sus cosas tras los bastidores y ponérsela. Luego comenzó a caminar un poco dentro del salón. Pasó primeramente por el lado derecho del salón, curioseando entre los estudiantes y fijándose en los trabajos de cada uno.
Filia por su parte simplemente había cubierto su trabajo con un plástico y se había limpiado las manos con una toalla vieja, sentándose en el taburete que formaba parte de su mesa de trabajo y masajeando suvamente los músculos de sus hombros. Cuando Xellos se detuvo frente a su mesa, Filia levantó un poco la vista pero no hizo ademán de moverse.
"Hola..." comenzó Xellos, "puedo ver tu trabajo?"
Filia dudó un momento pero luego se levantó y comenzó a quitar el plástico del barro. "Claro."
"¿Cómo te llamas?", volvió a preguntarle Xellos sin levantar la vista de donde Filia tenía el trabajo.
"Me llamo Filia...", terminó de desenvolver el barro y Xellos notó la diferencia entre el trabajo de Filia y el de los demás estudiantes.
"Vaya, vaya, es un buen trabajo." le sonrió sinceramente.
"Aún no está terminado, es sólo el comienzo, no puedes decir si es un buen trabajo o no." Le contestó más bruscamente de lo que hubiera querido. Xellos ladeó un poco la cabeza con curiosidad y luego le sonrió cerrando por completo los ojos.
"Pero he visto los demás trabajos y puedo opinar, o no?" Le contestó con una sonrisa.
"Claro..." Había algo que le molestaba a Filia de ese chico. No sabía si era la sonrisa, o la arrogancia que transpiraba, o el hecho de que se había detenido a hablar con ella cuando no lo había hecho con ninguno de los otros estudiantes.
"Me llamo Xellos... y me gusta tu arte. Al menos lo que he visto hasta ahora." Y diciendo esto recorrió con la mirada el cuerpo de Filia que sin quererlo tembló un poco. Filia respiró profundamente y levantó un poco la barbilla.
"Ya veremos si te sigue agradando cuando esté terminado." Le contestó algo tensa.
El joven Xellos asintió en silencio, pero pudo apreciar cierto brillo en los ojos azules de Filia. *Acaso es un reto lo que estoy viendo en esos ojos?, un reto a qué Filia?, es ese acaso tu letrero de NO PASAR?* Los ojos de Xellos se iluminaron levemente y una sonrisita pícara le subió a la boca. Sin decir más se dirigió a donde se encontraban los otros modelos.
Filia se sentía un poco incómoda. *pero qué tonta eres, ¿cómo se te ocurre tratarlo de esa forma?, ¿qué va a pensar de ti?. Aunque... ¿desde cuándo te interesa lo que cualquiera piense de ti? Qué nervios tengo.*
Se tomó ambas manos y las notó un poco frías y sudorosas. *No puedo comenzar a tomarme las manos, es un síntoma inequívoco de nerviosismo, tampoco puedo tocarme el cabello... no puedo morderme el labio, ni tocarme las orejas... ni petrificarme AHHHHHHHH, qué me pasa?*
"Definitivamente necesito distraerme esta noche..." susurró por lo bajo. No había vuelto a fijar su mirada al frente del salón donde sabía estaba Xellos. Pero el profesor llamó nuevamente a los modelos a posición y dio la orden de comenzar.
Filia no tuvo más remedio que continuar observando a Xellos, esta vez un poco más detalladamente. Así pudo percatarse que la piel de Xellos era sumamente lisa y suave a la vista, sin marcas ni manchas. Sus músculos, o los que Filia podía ver, estaban perfectamente marcados y suavizados por la piel.
La pose que tenía realmente le hacía parecer desnudo, aunque ya Filia sabía que no lo estaba. El cabello, de un púrpura suave que Filia no había visto igual en toda la Universidad Seiryuun ni fuera de ella.
*Perfecto para una pintura* Fue lo único que se le ocurrió pensar. *Tal vez esa no sea una mala idea después de todo...*
Repentinamente Filia se encontró verificando nuevamente la imagen de Xellos, como si quisiera grabarse cada fragmento de luz, sombra y color que en esos momentos llenaban su imaginación.
La clase, a efectos de ese nuevo entusiasmo, se fue mucho más rápidamente de lo que Filia deseara. Apenas tocó la señal para el cambio de clases, Filia envolvió su trabajo en el plástico y recogió todos sus materiales. Se dirigió de inmediato al baño de damas para cambiarse y asearse un poco las manos. Al salir, siguió a toda prisa, la clase de escultura era la última de su día y estaba ansiosa por poner en práctica la idea que le había llegado a la mente.
Xellos tardó un poco en cambiarse a su atuendo habitual y para entonces no halló rastros de Filia por ninguna parte. *¿Estará huyendo la muy tontita?, ¿o se la habrá tragado la tierra?* Al ver que los trabajos de los estudiantes quedaban sobre los escritorios, Xellos se acercó a la mesa que antes ocupara Filia y desenvolvió cuidadosamente la figura.
*Realmente tiene arte esta chica...* Tan ensimismado estaba observando la figura que no se percató de la presencia del profesor a sus espaldas.
"Joven Xellos... lamento decirle que no puede tocar los trabajos de los estudiantes sin la autorización de estos." Xellos dio un leve salto.
"Disculpe profesor Otaru, no sabía..." Trató de disculparse.
"No se preocupe joven, yo lo envolveré." Contestó impasible el profesor.
"Podría explicarme para qué es el plástico?" Preguntó un poco curioso Xellos.
"Es para evitar que las partes pequeñas del trabajo se sequen o se cuartee el resto. Suele hacerse lo mismo con algunas pinturas al óleo, para así continuar la mezcla de colores sin necesidad de aplicar más pintura."
"Interesante profesor."
"Me extraña que un joven tan talentoso como usted no se haya interesado antes en el arte, ha probado alguna de sus habilidades?"
"No he tenido tiempo." Se disculpó. "Justo ahora no me queda mucho tiempo, tengo algunas prácticas ahora en la tarde, si me disculpa profesor, nos veremos mañana." Se despidió cortésmente.
"Hasta mañana joven."
Y Xellos salió a paso rápido hacia las áreas deportivas de la universidad de Seiryuun. *Mis habilidades artísticas profesor... no las puedo mostrar en público...* Pensó esto mientras cerraba los ojos con una sonrisa particularmente torcida.
******
Filia tarareaba alegremente al llegar a su apartamento en el Edificio Draconiano. Llevaba algunos paquetes entre las manos. Se fue directamente al baño para darse una buena ducha, realmente trabajar con el barro le resecaba la piel. Buscó uno de los jabones más humectantes que guardaba, puso un poco en una esponja y la acercó al rostro, *ummhhh... cerezas, mi aroma preferido.* Y comenzó a cantar más alto mientras se enjabonaba y se lavaba el cabello con un shampoo de fragancia similar.
Salió envuelta en una bata rosada y el pelo envuelto en una toalla perfectamente combinada. Mientras se secaba los dorados cabellos con la toalla, comenzó a desatar los paquetes que había subido a su habitación.
Entre los materiales que había comprado habían algunos pinceles de diferentes gruesos y varios tubos de pintura. Uno de los paquetes más grandes permaneció cerrado, por su gran tamaño y forma, parecía ser un lienzo y dado los materiales que había comprado, era lo más predecible.
Su apartamento constaba de dos cuartos, baño, una pequeña cocina con barra que servía de mesa para comer y una minúscula salita. Uno de los cuartos era mucho más grande que el segundo. A pesar de no ser un apartamento enorme, Filia lo mantenía siempre muy recogido y primorosamente arreglado, dando la impresión de una pequeña boutique, en tonos rosados y crema. En el aire se respiraba como un aroma a fresas y frutillas. Su pequeño paraíso, así le llamaba.
Filia tomó los materiales que acababa de sacar y los llevó al segundo cuarto, donde podían verse varias hileras de cuadros, recostados contra las paredes en el suelo, apenas dos caballetes y una mesita sobre la cual coexistían en perfecto desorden pinceles, pinturas, frascos de agua multicolor, esponjas, paños, paletitas de madera y más.
Sorprendentemente, Filia hizo un espacio y colocó cuidadosamente las nuevas pinturas y pinceles, luego salió en busca del paquete más grande y sacando un cuadro que reposaba sobre uno de los caballetes, lo desenvolvió y recostó sobre el susodicho mueble.
Se quedó absorta mirando el lienzo nuevo, tanta blancura le daba una sensación de mariposillas en el estómago. Se puso en posición frente al lienzo, como si realmente fuera a pintar y tomó uno de los pinceles de sobre la mesita. Con el pincel seco recorrió como si prácticara círculos sobre el lienzo, tal como si dibujara. Suspiró un poco y dejó el pincel... ahora imaginaba que tenía el carboncillo en la mano, dando trazos más seguros y más precisos. Cerraba sus ojos y sólo venía a su mente todas aquellas luces, sombras y colores que había grabado de su día en el salón de escultura.
"Eres anatómicamente exquisito Xellos." Filia no sentía ningún temor de reconocer a sí misma la belleza que percibían sus ojos. En lo que sí tenía problemas era en reconocer la belleza interior, eso era lo que le daba pánico, más que el simple hecho de admirar una forma.
El sonido repentino del teléfono la sacó de sus cavilaciones.
"¿Buenas tardes? Contestó sin emoción.
"FILIA!!!!!, espero que ya te estés preparando para la fiesta, recuerda que saldremos a las nueve."
A Filia los ojos se le agrandaron del susto al recordar la fiesta. "¡¡¡Diablos!!!"
"Eso me hace pensar que ya te habías olvidado" Dijo dulcemente una voz al otro lado...
"ESTA VEZ NO VOY A QUEDARME ESPERANDO FRENTE A TU PUERTA TONTA, TE QUEDA CLARO? BAKA!!!" Se escuchó un grito ensordecedor del otro lado del auricular.
Filia alejó la bocina de su oido para que la fuerza del grito no se lo reventara.
"Lina, estaré lista, te lo prometo, sólo me falta arreglarme un poco el cabello y listo, te lo aseguro." Respondió la rubia.
"Eso espero Filia, porque si no estás a tiempo, no sólo no te voy a esperar, sino que voy a pulverizar el Edificio Draconiano completo contigo adentro, ¿TE QUEDA CLARO?"
A Filia le había quedado más que claro.
"Seguro Lina, nos vemos a las nueve." Y colgó el auricular antes que su explosiva amiga le soltara otra reprimenda. "Uffff.... casi lo olvido, que mente la mia."
Se secó un poco más el cabello con la toalla y se sentó frente al espejo, se perfumó la rubia melena y la peinó hasta quedar totalmente satisfecha con el brillo. Luego tomó un frasquito de unguento metálico y con una mota humedecida en el mismo, se pasó un poco de aquel brillo por los hombros, el pecho y parte del cuello.
*Nadie podrá dudar que soy la chica dorada de la noche.* Se maquilló suavemente en tonos dorados y melocotones y finalmente adornó el extremo de sus ojos con pequeños brillos translúcidos.
Cuando hubo finalizado, tomó del guardarropa una camisilla y una microfalda. Se las puso por encima de la ropa interior y se miró en el espejo que tenía de cuerpo completo en su cuarto.
*Si los ancianos de mi clan me vieran en estos momentos seguramente les daba un infarto.* Sonrió complacida.
Filia había sido un poco tímida al entrar hacía unos años en Universidad Seiryuun. La Filia que ahora veía al espejo no había cambiado mucho en el interior pero sí en el exterior. Ahora no mostraba tanto recelo al momento de escoger su ropa, ni trataba de comportarse como la más perfecta damita, como se lo había requerido tantas veces su madre. Se sentía un poco menos ahogada y con cierta libertad en su apartamento.
Buscó unas sandalias a juego con la ropa que había escogido y se terminó de arreglar apresuradamente al notar que ya habían pasado casi cuatro horas en todo el proceso. Continuó retocándose y comió algo de sopa instantánea a la cual solía echarle vegetales frescos para mejorar el sabor.
Llevaba un rato sentada en la salita de su apartamento cuando escuchó la bocina del auto de Lina resonar chillonamente en la calle. Se acercó a la ventana de su cuarto apresurada y le grito. "Ahora bajo." Tomó su bolsó y cerró el apartamento.
La pelirroja de Lina tocaba histéricamente la bocina cuando Filia apareció. "Ya iba siendo hora de que bajaras de tu nido palomita, siquiera esta vez rompiste record."
"Wao Filia, estas super. ¡¡Kawai!!" comentó Amelia, quien iba con un vestidito a desnivel color azul zafiro y los cabellos revueltos.
"Gracias Amelia, tú también te ves muy bonita. Oye Lina, tú también estas super." La susodicha miró a Amelia y a Filia de reojo cuando finalmente estuvo cerrada la puerta. Lina iba con un traje levemente ajustado a la figura y suelto sobre los muslos, algo étereo y de color rojo fuego.
Les echó una sonrisa maligna a sus compañeras y ambas abrieron muy grandes los ojos y gritaron al unísono... "NOOOO!!!!!!!!!!!!" Y es que Lina pisaba a fondo el acelerador, quemando las llantas sobre el pavimento.
"EEEESOOOOOOOOOOOO!!!" gritaba mientras el auto alcanzaba la velocidad que le imprimía la condenada chiquilla.
"Recuerda que tenemos que detenernos en Los Shamanes, ¡¡¡¡¡¡Linaaaaaaaa!!!!!!! ¡¡¡¡¡baja la velocidad, o devolveré la cena!!!" le gritaba Filia muy asustada y con las uñas clavadas en el asiento trasero del auto.
"Es cierto Lina, nos estás mareando con la velocidad." secundaba Amelia quien se aferraba frenéticamente al cinturón de seguridad.
Pero Lina no escuchaba y en menos de cinco minutos estaba el auto frente a Los Shamanes. Lina tocó la bocina dos veces y Filia asomó la cabeza por el otro lado, "¡¡¡Zelllll!!!"
Un chico se aproximó lentamente al auto, "Vamos Zel, sube" Zel subió al auto y Filia comenzaba a presentarlo con Lina y Amelia, pero a mitad de presentación Lina le interrumpió.
"Filia, vamos a llegar tarde, dejemos las presentaciones para después." Y diciendo esto pisó nuevamente el acelerador sin darle tiempo a la rubia ni echarle un vistazo al chico que acababa de subir al auto.
*******
En unos minutos se encontraban en las afueras de Seiryuun, y se detuvieron frente a una enorme mansión que hacía las veces de Casa Fraterna. Allí se reunían los chicos de la fraternidad más activa de Seiryuun, la fraternidad de los Mazoku.
Esa noche había una enorme fiesta para todos los que habían recibido la invitación de la fraternidad en cuestión. Filia no había recibido invitación alguna, pero entraría con Lina y habían acordado que su nuevo amigo Zel entraría con la invitación de Amelia.
Al detenerse frente a la mansión, Zelgadis había abierto muy grandes los ojos. "¿Qué sucede Zel?", preguntó curiosa Amelia.
"Pues... no... nada, no hay problema, vamos." tragó fuerte y bajó del auto. Las chicas se arreglaron un poco ya que la velocidad les había dejado los cabellos algo revolcados.
Las chicas estaban hermosas y Zelgadis no se quedaba atrás. Iba vestido impecablemente con pantalones de mezclilla beige a la moda y una camisa color aqua subido. Cortésmente le ofreció el brazo a Amelia, quien puso ojos con grandes corazones rosados mientras que Zel sudaba la gota gorda al ver la mirada. Filia y se adelantó para alcanzar a Lina que casi entraba a la mansión sin esperar a nadie.
Luego de mostrar las invitaciones y ser prácticamente marcadas con un sello fluorescente en la mano, entraron a la mansión. Filia se quedó boquiabierta, la mansión de la fraternidad realmente era algo fabuloso. Los pisos eran de mármol negro y las paredes estaban cubiertas de mármol púlido en su color natural, intercalado con terminaciones en cristal opaco. Tupidas cortinas de un púrpura oscuro estaban colocadas en lugares estratégicos para dividir las grandes estancias en salones más pequeños.
En el salón principal tocaba la banda, compuesta principalmente por miembros de la fraternidad y a ambos lados del lugar donde se encontraba la banda habían unas escaleras en mármol negro que se curvaban sublimes hasta llegar al balcón del segundo nivel. Esto formaba la nave principal de la mansión. El resto, se deducía, eran cuartos o salones más reservados por donde entraban y salían chicos y chicas riendo estruendosamente.
Filia sintió que Lina la empujaba para que continuara caminando. Mientras lo hacía se dedicó a contemplar a los chicos y chicas que caminaban o se detenían a descansar en los barandales del balcón superior. Siguió observando tratando de reconocer a alguno de sus compañeros de clases cuando un destello captó su atención y la dejó prácticamente sin aliento.
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Xellos observaba desde su puesto en el balcón a todos los chicos que entraban a la mansión. Habían algunos chicos a su alrededor, atentos a cualquier gesto que hiciera Xellos relacionado con cualquiera de los que entraban.
Xellos captó un leve bullicio en la entrada de la mansión y seguidamente pudo distinguir una fiera cabellera rojiza. *Lina..., finalmente llega algo de diversión a esta fiesta...* Pero casi como había pensado en ello, sus ojos distinguieron un brillo dorado frente a Lina. *Vaya, vaya, pero qué tenemos aquí?* Xellos sonrió e indicó con un gesto a los demás que siguieran atentos a los visitantes.
La siguió con la mirada, la vio extasiarse con la arquitectura de la mansión, y sonrió descaradamente cuando los ojos de ella se fijaron en su persona.
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Filia lo vio sonreir a lo lejos y se quedó petrificada. Lina se desesperó al no poder hacer que la rubia diera un sólo paso más.
"FILIA, TONTA, MUEVETE, ¿QUE TE PASA?" Filia no le contestó. Xellos, vestido con pantalón de lino negro y camisa púrpura en combinación con su cabello, venía bajando las escaleras y se dirigía entre la multitud hacia ellas.
Cuando se hubo abierto paso entre la multitud de chicos y chicas, se detuvo galantemente frente a Lina y Filia.
"Buenas noches mi querida Lina, hermosa como siempre." diciéndo esto tomaba la mano de Lina y la besaba.
"No seas tonto Xellos", dijo propinándole un fuerte golpe en medio del pecho. "Está un poco aburrida esta fiesta, ¿no te parece?" Le dijo con una sonrisa malévola.
"Tan observadora como siempre Lina-chan." dijo esto masajeándose un poco el pectoral maltratado. "Veo que has logrado convencer a tu amiga de acompañarte." Lina observó a Filia quien aún no se había repuesto de la impresión.
"Ahh... veo que se conocen, Filia, ¿por qué no me lo dijiste?"
"Yo.... no... apenas...." balbuceó un poco.
"No importa, Xellos, como aquí la chica dorada está un poco indecisa en qué hacer primero, te la dejo encargada, pero antes dime..." Le sonrió dulcemente. "¿Dónde está la COMIDA?"
Xellos dio un salto involuntario ante el grito de la pelirroja y señaló hacia uno de los laterales de la mansión. Allí había un buffet con todo los manjares que pudieron proveer los chefs de Seiryuun.
"¡¡¡COMIDA!!!" Y sin más demoras se lanzó al buffet. Filia y Xellos suspiraron aliviados de que la pelirroja no hubiera lastimado a nadie en el proceso, y sudaron frio cuando la vieron vaciar medio buffet en menos de un segundo. Pero finalmente se volvieron para mirarse ya sin más distracciones.
"Nos volvemos a encontrar querida Filia." y tomando la pálida mano de Filia la llevó a sus labios y le plantó un cálido beso.
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Continuará
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No puedo evitar no querer apresurarme, Gomen. Gracias por leer y dejar sus comentarios, son de gran ayuda. Gracias por el apoyo Karoru. Espero no tardar mucho en el próximo capítulo. Les gusta, sí? no?
Hasta la próxima.
Modelado en Barro 102
Donde Filia comienza a descubrir las formas más sencillas del tema que le gusta.
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Notas
Todos los personajes de Slayers pertenecen a su creador, de ninguna forma me estoy adjudicando propiedad alguna sobre ellos. Sólo les estoy torciendo un poco la forma de ser, ups, jejeje, de donde salió eso?
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Filia amasó levemente el cuadrado de barro blanco entre sus manos, mojando la punta de los dedos en un pequeño envase de cristal lleno de agua para hacer la pasta más maleable. Ya la clase había pasado por algunos ejercicios de práctica leves y ahora comenzaba el trabajo fuerte.
Levantó la vista unos segundos para asegurarse de que Xellos no la estaba mirando y continuó amasando el barro. *Vaya, no pasan ni diez minutos de la clase y ya tengo problemas con mi creatividad.* Pero no podía perder el tiempo ese día, quería obtener un trabajo de calidad y se vería tonto cambiarse de lado en el salón, aún cuando habían suficientes espacios disponibles del otro lado.
Se fijó en la muchacha del centro de los modelos, estaba en su línea de visión igual que Xellos, pero por más que le daba pensamiento a la idea, no le agradaba tanto moldear la réplica de una mujer. Pensaba que era demasiado sencillo pues al ser ella mujer no se fijaría en detalles que le eran conocidos por demás.
*No me voy a dejar amedrentar por una simple mirada.* Pensó con determinación. *Además, el que debería estar incómodo es él y no yo. Ahora tengo la excusa perfecta para mirarlo como me plazca y sin gota de remordimiento.* Sonrió para sí misma.
Levantó la vista nuevamente y comenzó a desglosar la imagen de Xellos a su forma más primitiva. *Esto es fácil*. Y sin quererlo comenzó a tararear una cancioncilla de su propia imaginación mientras moldeaba alegremente el barro entre sus dedos.
Xellos lograba escuchar parte de las notas que se escapaban de la boca de la joven. Aún no sabía quién era aquella jovencita rubia tan respingada, pero si estaba en la clase avanzada tenía que tener talento. No eran muchos los que lograban ingresar al grupo avanzado de artes de la Universidad Seiryuun. Entornó la mirada para que no se diera cuenta que la estaba observando.
En unos instantes vio aparecer entre las manos de la joven una figura muy parecida a la pose en la cual se encontraba. Luego comenzó a trabajar más despacio, dedicándole tiempo a unos pocos detalles en general. Posición más exacta de brazos y piernas, corrección de las proporciones. El tiempo transcurría rápidamente y antes que se diera cuenta el profesor pasó al frente de la clase y llamó a un receso para los modelos.
Xellos se estiró un poco en la silla en la cual se encontraba y se levantó para alcanzar una batola púrpura que guardaba entre sus cosas tras los bastidores y ponérsela. Luego comenzó a caminar un poco dentro del salón. Pasó primeramente por el lado derecho del salón, curioseando entre los estudiantes y fijándose en los trabajos de cada uno.
Filia por su parte simplemente había cubierto su trabajo con un plástico y se había limpiado las manos con una toalla vieja, sentándose en el taburete que formaba parte de su mesa de trabajo y masajeando suvamente los músculos de sus hombros. Cuando Xellos se detuvo frente a su mesa, Filia levantó un poco la vista pero no hizo ademán de moverse.
"Hola..." comenzó Xellos, "puedo ver tu trabajo?"
Filia dudó un momento pero luego se levantó y comenzó a quitar el plástico del barro. "Claro."
"¿Cómo te llamas?", volvió a preguntarle Xellos sin levantar la vista de donde Filia tenía el trabajo.
"Me llamo Filia...", terminó de desenvolver el barro y Xellos notó la diferencia entre el trabajo de Filia y el de los demás estudiantes.
"Vaya, vaya, es un buen trabajo." le sonrió sinceramente.
"Aún no está terminado, es sólo el comienzo, no puedes decir si es un buen trabajo o no." Le contestó más bruscamente de lo que hubiera querido. Xellos ladeó un poco la cabeza con curiosidad y luego le sonrió cerrando por completo los ojos.
"Pero he visto los demás trabajos y puedo opinar, o no?" Le contestó con una sonrisa.
"Claro..." Había algo que le molestaba a Filia de ese chico. No sabía si era la sonrisa, o la arrogancia que transpiraba, o el hecho de que se había detenido a hablar con ella cuando no lo había hecho con ninguno de los otros estudiantes.
"Me llamo Xellos... y me gusta tu arte. Al menos lo que he visto hasta ahora." Y diciendo esto recorrió con la mirada el cuerpo de Filia que sin quererlo tembló un poco. Filia respiró profundamente y levantó un poco la barbilla.
"Ya veremos si te sigue agradando cuando esté terminado." Le contestó algo tensa.
El joven Xellos asintió en silencio, pero pudo apreciar cierto brillo en los ojos azules de Filia. *Acaso es un reto lo que estoy viendo en esos ojos?, un reto a qué Filia?, es ese acaso tu letrero de NO PASAR?* Los ojos de Xellos se iluminaron levemente y una sonrisita pícara le subió a la boca. Sin decir más se dirigió a donde se encontraban los otros modelos.
Filia se sentía un poco incómoda. *pero qué tonta eres, ¿cómo se te ocurre tratarlo de esa forma?, ¿qué va a pensar de ti?. Aunque... ¿desde cuándo te interesa lo que cualquiera piense de ti? Qué nervios tengo.*
Se tomó ambas manos y las notó un poco frías y sudorosas. *No puedo comenzar a tomarme las manos, es un síntoma inequívoco de nerviosismo, tampoco puedo tocarme el cabello... no puedo morderme el labio, ni tocarme las orejas... ni petrificarme AHHHHHHHH, qué me pasa?*
"Definitivamente necesito distraerme esta noche..." susurró por lo bajo. No había vuelto a fijar su mirada al frente del salón donde sabía estaba Xellos. Pero el profesor llamó nuevamente a los modelos a posición y dio la orden de comenzar.
Filia no tuvo más remedio que continuar observando a Xellos, esta vez un poco más detalladamente. Así pudo percatarse que la piel de Xellos era sumamente lisa y suave a la vista, sin marcas ni manchas. Sus músculos, o los que Filia podía ver, estaban perfectamente marcados y suavizados por la piel.
La pose que tenía realmente le hacía parecer desnudo, aunque ya Filia sabía que no lo estaba. El cabello, de un púrpura suave que Filia no había visto igual en toda la Universidad Seiryuun ni fuera de ella.
*Perfecto para una pintura* Fue lo único que se le ocurrió pensar. *Tal vez esa no sea una mala idea después de todo...*
Repentinamente Filia se encontró verificando nuevamente la imagen de Xellos, como si quisiera grabarse cada fragmento de luz, sombra y color que en esos momentos llenaban su imaginación.
La clase, a efectos de ese nuevo entusiasmo, se fue mucho más rápidamente de lo que Filia deseara. Apenas tocó la señal para el cambio de clases, Filia envolvió su trabajo en el plástico y recogió todos sus materiales. Se dirigió de inmediato al baño de damas para cambiarse y asearse un poco las manos. Al salir, siguió a toda prisa, la clase de escultura era la última de su día y estaba ansiosa por poner en práctica la idea que le había llegado a la mente.
Xellos tardó un poco en cambiarse a su atuendo habitual y para entonces no halló rastros de Filia por ninguna parte. *¿Estará huyendo la muy tontita?, ¿o se la habrá tragado la tierra?* Al ver que los trabajos de los estudiantes quedaban sobre los escritorios, Xellos se acercó a la mesa que antes ocupara Filia y desenvolvió cuidadosamente la figura.
*Realmente tiene arte esta chica...* Tan ensimismado estaba observando la figura que no se percató de la presencia del profesor a sus espaldas.
"Joven Xellos... lamento decirle que no puede tocar los trabajos de los estudiantes sin la autorización de estos." Xellos dio un leve salto.
"Disculpe profesor Otaru, no sabía..." Trató de disculparse.
"No se preocupe joven, yo lo envolveré." Contestó impasible el profesor.
"Podría explicarme para qué es el plástico?" Preguntó un poco curioso Xellos.
"Es para evitar que las partes pequeñas del trabajo se sequen o se cuartee el resto. Suele hacerse lo mismo con algunas pinturas al óleo, para así continuar la mezcla de colores sin necesidad de aplicar más pintura."
"Interesante profesor."
"Me extraña que un joven tan talentoso como usted no se haya interesado antes en el arte, ha probado alguna de sus habilidades?"
"No he tenido tiempo." Se disculpó. "Justo ahora no me queda mucho tiempo, tengo algunas prácticas ahora en la tarde, si me disculpa profesor, nos veremos mañana." Se despidió cortésmente.
"Hasta mañana joven."
Y Xellos salió a paso rápido hacia las áreas deportivas de la universidad de Seiryuun. *Mis habilidades artísticas profesor... no las puedo mostrar en público...* Pensó esto mientras cerraba los ojos con una sonrisa particularmente torcida.
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Filia tarareaba alegremente al llegar a su apartamento en el Edificio Draconiano. Llevaba algunos paquetes entre las manos. Se fue directamente al baño para darse una buena ducha, realmente trabajar con el barro le resecaba la piel. Buscó uno de los jabones más humectantes que guardaba, puso un poco en una esponja y la acercó al rostro, *ummhhh... cerezas, mi aroma preferido.* Y comenzó a cantar más alto mientras se enjabonaba y se lavaba el cabello con un shampoo de fragancia similar.
Salió envuelta en una bata rosada y el pelo envuelto en una toalla perfectamente combinada. Mientras se secaba los dorados cabellos con la toalla, comenzó a desatar los paquetes que había subido a su habitación.
Entre los materiales que había comprado habían algunos pinceles de diferentes gruesos y varios tubos de pintura. Uno de los paquetes más grandes permaneció cerrado, por su gran tamaño y forma, parecía ser un lienzo y dado los materiales que había comprado, era lo más predecible.
Su apartamento constaba de dos cuartos, baño, una pequeña cocina con barra que servía de mesa para comer y una minúscula salita. Uno de los cuartos era mucho más grande que el segundo. A pesar de no ser un apartamento enorme, Filia lo mantenía siempre muy recogido y primorosamente arreglado, dando la impresión de una pequeña boutique, en tonos rosados y crema. En el aire se respiraba como un aroma a fresas y frutillas. Su pequeño paraíso, así le llamaba.
Filia tomó los materiales que acababa de sacar y los llevó al segundo cuarto, donde podían verse varias hileras de cuadros, recostados contra las paredes en el suelo, apenas dos caballetes y una mesita sobre la cual coexistían en perfecto desorden pinceles, pinturas, frascos de agua multicolor, esponjas, paños, paletitas de madera y más.
Sorprendentemente, Filia hizo un espacio y colocó cuidadosamente las nuevas pinturas y pinceles, luego salió en busca del paquete más grande y sacando un cuadro que reposaba sobre uno de los caballetes, lo desenvolvió y recostó sobre el susodicho mueble.
Se quedó absorta mirando el lienzo nuevo, tanta blancura le daba una sensación de mariposillas en el estómago. Se puso en posición frente al lienzo, como si realmente fuera a pintar y tomó uno de los pinceles de sobre la mesita. Con el pincel seco recorrió como si prácticara círculos sobre el lienzo, tal como si dibujara. Suspiró un poco y dejó el pincel... ahora imaginaba que tenía el carboncillo en la mano, dando trazos más seguros y más precisos. Cerraba sus ojos y sólo venía a su mente todas aquellas luces, sombras y colores que había grabado de su día en el salón de escultura.
"Eres anatómicamente exquisito Xellos." Filia no sentía ningún temor de reconocer a sí misma la belleza que percibían sus ojos. En lo que sí tenía problemas era en reconocer la belleza interior, eso era lo que le daba pánico, más que el simple hecho de admirar una forma.
El sonido repentino del teléfono la sacó de sus cavilaciones.
"¿Buenas tardes? Contestó sin emoción.
"FILIA!!!!!, espero que ya te estés preparando para la fiesta, recuerda que saldremos a las nueve."
A Filia los ojos se le agrandaron del susto al recordar la fiesta. "¡¡¡Diablos!!!"
"Eso me hace pensar que ya te habías olvidado" Dijo dulcemente una voz al otro lado...
"ESTA VEZ NO VOY A QUEDARME ESPERANDO FRENTE A TU PUERTA TONTA, TE QUEDA CLARO? BAKA!!!" Se escuchó un grito ensordecedor del otro lado del auricular.
Filia alejó la bocina de su oido para que la fuerza del grito no se lo reventara.
"Lina, estaré lista, te lo prometo, sólo me falta arreglarme un poco el cabello y listo, te lo aseguro." Respondió la rubia.
"Eso espero Filia, porque si no estás a tiempo, no sólo no te voy a esperar, sino que voy a pulverizar el Edificio Draconiano completo contigo adentro, ¿TE QUEDA CLARO?"
A Filia le había quedado más que claro.
"Seguro Lina, nos vemos a las nueve." Y colgó el auricular antes que su explosiva amiga le soltara otra reprimenda. "Uffff.... casi lo olvido, que mente la mia."
Se secó un poco más el cabello con la toalla y se sentó frente al espejo, se perfumó la rubia melena y la peinó hasta quedar totalmente satisfecha con el brillo. Luego tomó un frasquito de unguento metálico y con una mota humedecida en el mismo, se pasó un poco de aquel brillo por los hombros, el pecho y parte del cuello.
*Nadie podrá dudar que soy la chica dorada de la noche.* Se maquilló suavemente en tonos dorados y melocotones y finalmente adornó el extremo de sus ojos con pequeños brillos translúcidos.
Cuando hubo finalizado, tomó del guardarropa una camisilla y una microfalda. Se las puso por encima de la ropa interior y se miró en el espejo que tenía de cuerpo completo en su cuarto.
*Si los ancianos de mi clan me vieran en estos momentos seguramente les daba un infarto.* Sonrió complacida.
Filia había sido un poco tímida al entrar hacía unos años en Universidad Seiryuun. La Filia que ahora veía al espejo no había cambiado mucho en el interior pero sí en el exterior. Ahora no mostraba tanto recelo al momento de escoger su ropa, ni trataba de comportarse como la más perfecta damita, como se lo había requerido tantas veces su madre. Se sentía un poco menos ahogada y con cierta libertad en su apartamento.
Buscó unas sandalias a juego con la ropa que había escogido y se terminó de arreglar apresuradamente al notar que ya habían pasado casi cuatro horas en todo el proceso. Continuó retocándose y comió algo de sopa instantánea a la cual solía echarle vegetales frescos para mejorar el sabor.
Llevaba un rato sentada en la salita de su apartamento cuando escuchó la bocina del auto de Lina resonar chillonamente en la calle. Se acercó a la ventana de su cuarto apresurada y le grito. "Ahora bajo." Tomó su bolsó y cerró el apartamento.
La pelirroja de Lina tocaba histéricamente la bocina cuando Filia apareció. "Ya iba siendo hora de que bajaras de tu nido palomita, siquiera esta vez rompiste record."
"Wao Filia, estas super. ¡¡Kawai!!" comentó Amelia, quien iba con un vestidito a desnivel color azul zafiro y los cabellos revueltos.
"Gracias Amelia, tú también te ves muy bonita. Oye Lina, tú también estas super." La susodicha miró a Amelia y a Filia de reojo cuando finalmente estuvo cerrada la puerta. Lina iba con un traje levemente ajustado a la figura y suelto sobre los muslos, algo étereo y de color rojo fuego.
Les echó una sonrisa maligna a sus compañeras y ambas abrieron muy grandes los ojos y gritaron al unísono... "NOOOO!!!!!!!!!!!!" Y es que Lina pisaba a fondo el acelerador, quemando las llantas sobre el pavimento.
"EEEESOOOOOOOOOOOO!!!" gritaba mientras el auto alcanzaba la velocidad que le imprimía la condenada chiquilla.
"Recuerda que tenemos que detenernos en Los Shamanes, ¡¡¡¡¡¡Linaaaaaaaa!!!!!!! ¡¡¡¡¡baja la velocidad, o devolveré la cena!!!" le gritaba Filia muy asustada y con las uñas clavadas en el asiento trasero del auto.
"Es cierto Lina, nos estás mareando con la velocidad." secundaba Amelia quien se aferraba frenéticamente al cinturón de seguridad.
Pero Lina no escuchaba y en menos de cinco minutos estaba el auto frente a Los Shamanes. Lina tocó la bocina dos veces y Filia asomó la cabeza por el otro lado, "¡¡¡Zelllll!!!"
Un chico se aproximó lentamente al auto, "Vamos Zel, sube" Zel subió al auto y Filia comenzaba a presentarlo con Lina y Amelia, pero a mitad de presentación Lina le interrumpió.
"Filia, vamos a llegar tarde, dejemos las presentaciones para después." Y diciendo esto pisó nuevamente el acelerador sin darle tiempo a la rubia ni echarle un vistazo al chico que acababa de subir al auto.
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En unos minutos se encontraban en las afueras de Seiryuun, y se detuvieron frente a una enorme mansión que hacía las veces de Casa Fraterna. Allí se reunían los chicos de la fraternidad más activa de Seiryuun, la fraternidad de los Mazoku.
Esa noche había una enorme fiesta para todos los que habían recibido la invitación de la fraternidad en cuestión. Filia no había recibido invitación alguna, pero entraría con Lina y habían acordado que su nuevo amigo Zel entraría con la invitación de Amelia.
Al detenerse frente a la mansión, Zelgadis había abierto muy grandes los ojos. "¿Qué sucede Zel?", preguntó curiosa Amelia.
"Pues... no... nada, no hay problema, vamos." tragó fuerte y bajó del auto. Las chicas se arreglaron un poco ya que la velocidad les había dejado los cabellos algo revolcados.
Las chicas estaban hermosas y Zelgadis no se quedaba atrás. Iba vestido impecablemente con pantalones de mezclilla beige a la moda y una camisa color aqua subido. Cortésmente le ofreció el brazo a Amelia, quien puso ojos con grandes corazones rosados mientras que Zel sudaba la gota gorda al ver la mirada. Filia y se adelantó para alcanzar a Lina que casi entraba a la mansión sin esperar a nadie.
Luego de mostrar las invitaciones y ser prácticamente marcadas con un sello fluorescente en la mano, entraron a la mansión. Filia se quedó boquiabierta, la mansión de la fraternidad realmente era algo fabuloso. Los pisos eran de mármol negro y las paredes estaban cubiertas de mármol púlido en su color natural, intercalado con terminaciones en cristal opaco. Tupidas cortinas de un púrpura oscuro estaban colocadas en lugares estratégicos para dividir las grandes estancias en salones más pequeños.
En el salón principal tocaba la banda, compuesta principalmente por miembros de la fraternidad y a ambos lados del lugar donde se encontraba la banda habían unas escaleras en mármol negro que se curvaban sublimes hasta llegar al balcón del segundo nivel. Esto formaba la nave principal de la mansión. El resto, se deducía, eran cuartos o salones más reservados por donde entraban y salían chicos y chicas riendo estruendosamente.
Filia sintió que Lina la empujaba para que continuara caminando. Mientras lo hacía se dedicó a contemplar a los chicos y chicas que caminaban o se detenían a descansar en los barandales del balcón superior. Siguió observando tratando de reconocer a alguno de sus compañeros de clases cuando un destello captó su atención y la dejó prácticamente sin aliento.
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Xellos observaba desde su puesto en el balcón a todos los chicos que entraban a la mansión. Habían algunos chicos a su alrededor, atentos a cualquier gesto que hiciera Xellos relacionado con cualquiera de los que entraban.
Xellos captó un leve bullicio en la entrada de la mansión y seguidamente pudo distinguir una fiera cabellera rojiza. *Lina..., finalmente llega algo de diversión a esta fiesta...* Pero casi como había pensado en ello, sus ojos distinguieron un brillo dorado frente a Lina. *Vaya, vaya, pero qué tenemos aquí?* Xellos sonrió e indicó con un gesto a los demás que siguieran atentos a los visitantes.
La siguió con la mirada, la vio extasiarse con la arquitectura de la mansión, y sonrió descaradamente cuando los ojos de ella se fijaron en su persona.
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Filia lo vio sonreir a lo lejos y se quedó petrificada. Lina se desesperó al no poder hacer que la rubia diera un sólo paso más.
"FILIA, TONTA, MUEVETE, ¿QUE TE PASA?" Filia no le contestó. Xellos, vestido con pantalón de lino negro y camisa púrpura en combinación con su cabello, venía bajando las escaleras y se dirigía entre la multitud hacia ellas.
Cuando se hubo abierto paso entre la multitud de chicos y chicas, se detuvo galantemente frente a Lina y Filia.
"Buenas noches mi querida Lina, hermosa como siempre." diciéndo esto tomaba la mano de Lina y la besaba.
"No seas tonto Xellos", dijo propinándole un fuerte golpe en medio del pecho. "Está un poco aburrida esta fiesta, ¿no te parece?" Le dijo con una sonrisa malévola.
"Tan observadora como siempre Lina-chan." dijo esto masajeándose un poco el pectoral maltratado. "Veo que has logrado convencer a tu amiga de acompañarte." Lina observó a Filia quien aún no se había repuesto de la impresión.
"Ahh... veo que se conocen, Filia, ¿por qué no me lo dijiste?"
"Yo.... no... apenas...." balbuceó un poco.
"No importa, Xellos, como aquí la chica dorada está un poco indecisa en qué hacer primero, te la dejo encargada, pero antes dime..." Le sonrió dulcemente. "¿Dónde está la COMIDA?"
Xellos dio un salto involuntario ante el grito de la pelirroja y señaló hacia uno de los laterales de la mansión. Allí había un buffet con todo los manjares que pudieron proveer los chefs de Seiryuun.
"¡¡¡COMIDA!!!" Y sin más demoras se lanzó al buffet. Filia y Xellos suspiraron aliviados de que la pelirroja no hubiera lastimado a nadie en el proceso, y sudaron frio cuando la vieron vaciar medio buffet en menos de un segundo. Pero finalmente se volvieron para mirarse ya sin más distracciones.
"Nos volvemos a encontrar querida Filia." y tomando la pálida mano de Filia la llevó a sus labios y le plantó un cálido beso.
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Continuará
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No puedo evitar no querer apresurarme, Gomen. Gracias por leer y dejar sus comentarios, son de gran ayuda. Gracias por el apoyo Karoru. Espero no tardar mucho en el próximo capítulo. Les gusta, sí? no?
Hasta la próxima.
