Capítulo 8

Perdóname

En donde Xellos y Filia encuentran su pasado.

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Notas

He tenido un poco de problema con la conexión, como siempre, los benditos servidores, es por eso que este capítulo ha salido un poco más tarde que lo usual. Gomen nasai.

Todos los personajes de Slayers pertenecen a su creador, de ninguna forma me estoy adjudicando propiedad alguna sobre ellos. Ufff, ustedes se lo saben, yo me lo sé, pero pudiera haber quien se lo tomara a mal si no lo dijera.

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Filia y Xellos se encontraban en una pequeña sala de espera. En el hospital habían tardado un poco en atender a Lina como era debido por los constantes gritos e insultos que Lina le propinaba al personal médico. Sólo esperaban a que el médico le diera algunas indicaciones de rutina. Finalmente la peliroja salió en una silla de ruedas empujada por Gourry, quien había llegado hasta el hospital al enterarse del pequeño accidente.

Al ver que Filia se encontraba bien se puso de mejor humor. Tenía un vendaje en la muñeca, para darle soporte y más tarde le mostró a Filia las vendas bajo la camisa. Debía guardar reposo al menos por dos semanas antes de comprometerse en cualquier actividad que exigiera demasiado movimiento.

Firmado el papeleo necesario para que Lina pudiera salir del hospital, Lina y Gourry se despidieron de sus amigos.

"Filia, necesito llegar a la casa fraterna, anoche, como ya sabes, no pude llegar y ya es hora de regresar allá. ¿Te importaría acompañarme? " Filia lo pensó unos segundo y aceptó la invitación. Quizás así esta vez podría realmente ver la mansión.

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Xellos la llevó por los pasillos por un lugar que ella ya conocía. Era exactamente la misma habitación donde se había quedado a dormir la noche de la fiesta.

"¿Esta es tu habitación, la misma donde pasé la noche?" Xellos se llevó una mano a la nuca y le sonrió.

"Debía asegurarme que no te sucediera nada Filia, sino Lina me hubiera cortado la cabeza. Sólo yo tengo las llaves a esta habitación." le contestó Xellos encogiéndose de hombros levemente.

Entraron en la habitación y Filia comenzó a observar lo que aquel día había pasado desapercibido por su mente nublada. La decoración del cuarto, totalmente masculina, en tonos oscuros y púrpuras con leves toques dorados. Los efectos personales de Xellos sobre el gavetero. Él había tomado algunas ropas y se había adentrado por el pasillito hasta donde ella sabía que se encontraba el baño.

Se sentó en el borde de la cama y al escuchar el chapoteo del agua no pudo menos que ruborizarse, sabía perfectamente que no había nada que le impidiera asomarse por el pasillo y espiar libremente a Xellos mientras se duchaba. Trató de pensar en otras cosas, se levantó y comenzó a curiosear entre las cosas que Xellos tenía sobre el gavetero.

Justo en el centro de todo vio una caja de regular tamaño que le llamó mucho la atención. Era una caja de satín negro, adornada con extrañas figuras bordadas en un brillante color rojo, como sangre. Filia quitó cuidadosamente el seguro de la caja y con cautela levantó la tapa. Un paño de seda negro cubría el interior. Filia echó a un lado las puntas del paño y quedó maravillada. Una enorme piedra, redonda y muy lisa, del color de la sangre fresca.

"Es hermosa." susurró. Filia sintió como una presencia que se asomaba a su alma, como si la piedra la estuviera mirando desde el interior. Le pareció que brillaba, como si del interior de la misma se vertiera una tenue luz. Filia acercó uno de sus dedos y acarició la superficie de la piedra.

Sentía, esa era la palabra. Sentía como si aquella piedra la hubiera reconocido, como si le hubiera dado la bienvenida. Repentinamente unos brazos le rodearon la cintura elevándola por los aires.

"¡¡Kisama!!, Xellos, casi me sacas el corazón." gritó Filia aturdida cuando Xellos dejó de darle vueltas.

"Ya quisiera yo tener tu corazón en mis manos como tu llevas el mio." le dijo divertido sin soltarla aún.

Xellos aún se encontraba con los cabellos húmedos y sólo con una toalla amarrada a su cintura. Filia podía sentir literalmente cada forma del cuerpo de Xellos pegado al suyo.

"Xellos... ¿qué es aquella piedra que tienes en la caja sobre el gavetero?"

"¿Cuál piedra Fi-chan?" le dijo sonriendo.

"Aquella piedra..." le dijo señalando con la mano. Xellos siguió la dirección en que Filia apuntaba y sin más secreto le dijo. "Esa es mi mascota querida Filia. Espero que no te haya mordido."

"¿Muerde?" le preguntó incrédula Filia.

"Ummhh... no exactamente. Es una piedra muy rara, sólo yo puedo tocarla, cualquier otra persona simplemente recibe como un piquete en la mano." le explicó.

"Pues... yo la he tocado y no me ha sucedido nada." contestó Filia. Xellos arqueó una ceja, observó la piedra y sonrió nuevamente.

"Son bromas querida Filia, ¿cómo es posible que me creas ese cuento tan absurdo?" se echó a reir. Filia, viéndose burlada, hizo ademán de pegarle con el codo en las costillas.

"Filia, Filia, ¿por qué eres tan agresiva conmigo?" le dijo mientras le daba pequeños besos en el cuello.

Filia cerró los ojos y se recostó de su pecho. "Eso es porque eres un pequeño demonio."

Xellos hizo un ademán de fingido dolor. "Me hieres Fi-chan. ¿Cómo puedes decir esas cosas de mí después de lo bien que me he portado contigo?"

Filia podía sentir el perfume del cabello húmedo de Xellos, sus cálidos besos en su cuello. Llevó una de sus manos a la mejilla del chico y volteó la cabeza, girando su cuerpo lentamente hasta quedar frente a frente, con Xellos aún abrazándola. Acercó sus labios y le plantó un beso corto.

"Xellos... yo también te amo." le dijo ruborizándose levemente. Xellos inclinó la cabeza y le dio un segundo beso, robándole todo el aliento, probándo todo el dulzor de la boca de Filia. Cuando se separó de ella Filia tenía una mirada indescifrable. Sonreía sí, con aquella sonrisa malévola de ella y sus ojos azules brillaban como flamas azules.

"¿Filia?" le dijo un poco preocupado. A lo que Filia contestó simplemente empujándolo. No se había percatado que sus pies estaban muy cerca del borde de la cama y con aquel empujón Xellos cayó, con Filia sobre él. Una oleada de calor le recorrió el cuerpo mientras Filia lo besaba más aresivamente que otras veces, mordiéndole los labios y la lengua, provocándole deliciosos escalofríos.

Finalmente Filia le dió un descanso y fijó sus ojos en ella. Lucía hermosa, con el rostro levemente ruborizado y aquellos, ojos azules como el mar en plena tormenta, peligrosos.

"Me gusta cuando eres agresiva conmigo." le susurró a media voz. Filia le devolvió aquella sonrisa que le erizaba la piel. Ella se apoyó levemente sobre la cama hasta quedar sentada sobre sus piernas y sonriendo aún tomó el borde de su camiseta y la fue levantando suavemente mientras movía sus caderas.

Xellos llevó sus manos a las caderas de ella, dándole más balance mientras Filia acariciaba cada porción de su cuerpo que quedaba al descubierto. Xellos la miraba con una media sonrisa, disfrutando cada minuto que Filia le estaba regalando.

Finalmente se deshizo de la camisa, y con un rápido movimiento desabrochó el sostén de encaje rosado quedando desnuda de la cintura hacia arriba. Volvió a recostarse sobre Xellos, suavemente, sintiendo en su piel la piel desnuda y cálida que se ofrecía bajo ella.

Xellos apartó el cabello de Filia, acariciándo su espalda y deslizando una mano hasta el borde de sus pantalones, sin esfuerzo deslizó la mano bajo la ropa interior acariciando la suave piel. Filia soltó una leve risita y un suspiro placentero.

"Ummhh... Filia... esta vez no te vas a salir con la tuya." dicho lo cual la volteó hasta quedar sobre ella, apoyándose en los brazos para no poner todo su peso en ella. Filia bajó ambas manos hasta la cadera de Xellos, desatando el nudo de la toalla. Tiró firmemente de la toalla con ambas manos acercándolo súbitamente. Luego pasó sus manos hasta su trasero y lo apretó contra sí obteniendo un largo respiro como recompensa.

"Tus manos me están volviendo loco desde que te conocí... quiero que ese toque mágico sea sólo para mí." le dijo con los ojos entrecerrados y al oido. Filia aprovechó para mordisquear el lóbulo de la oreja suavemente.

"Aún no has probado nada de mi toque mágico querido Xellos." le respondió Filia en un tono sensual.

"Muéstrame entonces..." y comenzó a besarla nuevamente.

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Al tiempo que la besaba bajaba sus manos al cierre del pantalón de Filia y lo quitaba, bajando la cremallera. Se hizo a un lado y comenzó a bajarle el pantalón, dejando a Filia sólo en ropa interior. Bajó su cabeza hasta el vientre de Filia y comenzó a besarla mientras acariciaba sus muslos, rozándo levemente la parte interior de ellos.

Filia bajó ambas manos a la cabeza de Xellos para sentirse un poco más segura. Xellos sonrió levemente mientras la besaba, era obvio que tenía miedo, aún con lo agresiva que se había mostrado hacía unos segundo, Filia tenía miedo, eso en cierta forma lo excitaba levemente. Levantó un poco la vista, Filia lo observaba muy atenta.

"Fi-chan... ¿estás asustada?" le sonrió. Filia lo observó confundida.

"¿Nani?" le dijo asombrada.

"Siento que estás asustada Fi-chan. Si eso es lo que te preocupa, quiero que sepas que no te haré daño... al menos no mucho." le sonrió pícaramente.

"¿Eso piensas?, ¿que te tengo miedo Xel-kun?" le dijo un poco irritada.

"Pues eso pienso mi querida Filia..." tomó las manos de Filia y las sujetó a ambos lados de su cabeza, dejándola en una posición vulnerable.

Filia se dejó manipular un rato, y luego hizo ademán de voltearse sobre Xellos. Al instante Xellos puso su peso del lado en que Filia quería levantarse, momento y movimiento que aprovechó Filia para halarlo del mismo lado que él empujaba, fuerza que la llevó sin mucho esfuerzo a quedar sobre él.

"Pero cómo...?" le dijo mirándola muy sorprendido.

Le sonrió complacida al ver la cara que Xellos mostraba al verse bajo el peso de Filia.

"Te estás portando mal Xel-kun." y pasó sus manos bajo sus piernas y como Xellos aún la sujetaba, prontamente se vio con sus propias manos bajo las piernas de Filia. Antes que Xellos pudiera protestar las manos de Filia se posaron sobre su pecho y comenzó lentamente a recorrer con la punta de sus dedos toda la expansión de su pecho.

Xellos comenzó a sentir que todo su cuerpo se relajaba. Su respiración se volvió más acompasada y las fuerzas para sacar las manos de abajo de las piernas de Filia lo abandonaron. Cerró los ojos y se dejó llevar por esa sensación de tranquilidad.

Bajo su mirada, Filia vio cómo Xellos iba respondiendo a su toque. Cuando estuvo segura de que ya estaba totalmente relajado, levantó levemente sus piernas, sacó los brazos de Xellos de donde los tenía prisioneros y los colocó suavemente sobre sus propios muslos. Deslizó sus dedos en círculos a todo lo largo de los brazos de Xellos, relajándolos de igual forma. Levantó un poco las caderas y se deslizó más abajo.

Xellos dejó escapar un leve gemido, mientras que Filia no dejaba de recorrer cada pedazo de su piel. Sonrió suavemente cuando Xellos abrió los ojos.

"Filia... ¿qué me haces?" le dijo con voz melosa y algo adormilado.

"Himitsu desu..." le contestó dulcemente.

Subió sus manos al cuello de Xellos y comenzó a recorrer con sus dedos unos puntos que ella conocía de memoria, tentando y seduciendo cada uno de ellos. La respiración de Xellos dejó de ser acompasada y tomó un ritmo más constante. Filia pasaba cada punto sin prisa y bajo sus manos se producía una leve energía que se concentraba en el pecho de Xellos y se extendía a todos los puntos que ella tocaba.

Pasó por su pecho, bajó a sus costillas y continuó por el centro de su vientre, sintiendo endurecerse todos los músculos. Bajó a sus caderas acariciándolas firmemente y pudo sentir que las manos de Xellos apretaban sus muslos suavemente.

Hizo algunos movimientos circulares con la punta de sus dedos y mientras lo hacía la energía iba aumentando en los puntos que antes tocara.

"Filia..." susurró entre dientes Xellos. Filia no le hizo caso y continuó los movimientos circulares.

"Filia... ¿qué haces?" le dijo nuevamente con los ojos muy apretados. Respiraba rápidamente y sentía unos deseos enormes de arquearse. Sentía como se tensaba bajo ella, respirando entrecortadamente y gimiendo. Fue acercándo lo círculos más hacia abajo mientras se inclinaba un poco hacia el frente, permitiendo que su peso presionara levemente sobre la parte más sensible de Xellos.

La respiración de Xellos se vio más entrecortada aún y Filia recorrió ligeramente su pecho de forma descendente hasta llegar nuevamente a su vientre con la energía recorriendo el camino que Filia le trazara y cuando colocó sus manos planas sobre la piel de Xellos, todo pareció explotar en su interior y la energía acumulada, cual rayo, recorrió todo el cuerpo de Xellos, haciéndolo arquearse fuertemente contra Filia. Se aferró salvajemente a sus muslos mientras ahogaba un fuerte gemido.

Cuando finalmente pudo abrir los ojos, jadeaba aún. Estuvo unos instantes tratando de comprender lo que había sucedido. Filia se movió suavemente y sintió un delicioso cosquilleo de placer y algo de humedad entre ambos. Apartó su mano del muslo de Filia y la llevó instintivamente al espacio donde su sexo se tocaba con el de Filia, al retirarla sintió sus dedos muy humedos.

"¿Cómo..., cómo... qué hiciste?" la miraba incrédulo. Filia se bajó de las caderas de Xellos y terminó de quitarse la ropa interior que ahora se encontraba totalmente mojada por Xellos. Al terminar se volvió a subir a sus caderas, dejando escapar un largo suspiro. Lo miró desde su altura y le sonrió.

"Quizás no seré experta en algunas cosas Xel-kun... pero tengo otras cualidades que no tienes ni la más mínima idea." le dijo muy pícara. Y volvió a pasar sus dedos por el pecho de Xellos quien al instánte pudo sentir que la energía volvía a su cuerpo, pero esta vez más intensa.

"Espero que al menos tengas algo de resistencia." Xellos abrió los ojos al sentir cómo regresaban las mismas sensaciones que Filia le provocara en un sólo instante y le regaló su sonrisa más sensual.

La tomó de las caderas levantándola suavemente mientras ella continuaba torturándolo con sus dedos. Cuando finalmente logró colocar las caderas de Filia a la altura que deseaba la miró unos instantes. A Filia sólo le tomó un momento adivinar lo que significaba, sonrió levemente y luego de hacer una breve afirmación cerró los ojos.

Xellos la tomó con fuerza de las caderas y la fue bajándo sobre sí mismo con firmeza. Filia se limitó a un doloroso gemido, mal ahogado. Respiraba con dificultad y no podía pensar con mucha claridad. Xellos la había dejado descansar cuando sus caderas quedaron asentadas sobre las suyas.

Filia aún no abría los ojos y Xellos fue acariciando su vientre, subiendo suavemente hasta acariciar sus senos y cubrirlos con sus manos. Luego comenzó a masajearlos y acariciarlos hasta que Filia sintió que el dolor se iba disipando. Xellos se levantó de la cama hasta quedar sentado con Filia a horcajadas suyas y reemplazó lo que hicieran sus manos con sus propios labios.

Ella entonces aprovechó para acariciarle la espalda y la nuca, marcando nuevamente los puntos que conocía en esa parte. Xellos subió a su cuello y luego a su boca.

"Me tienes que explicar qué fue lo que hiciste Fi-chan." le dijo con sus labios aún pegados a los de ella. "Pero ahora es mi turno."

La recostó en la cama

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Ya era cerca de las cuatro de la tarde ese domingo, cuando Filia comenzó a despertar. Se sentía algo dolorida, pero estaba feliz. Su cabeza descansaba sobre el pecho de Xellos que aún seguía dormido. *Vaya, si pareces un ángel cuando estás dormido...* sonrió para sus adentros. Trazó delicadamente con uno de sus dedos el rostro de Xellos, quien al momento esbozó una pequeña sonrisa.

"Aishiteru, Xel-kun." pronunció lo más quedo posible, para no despertarlo. Cuidadosamente se levantó y tomó una de las sábanas púrpura que los envolvía. Miró alrededor del cuarto y fue recogiendo su ropa del piso y colectando con cuidado la que aún quedaba sobre la cama.

En el momento que pasaba por enfrente del gavetero de Xellos, volvió a sentir aquella presencia. Recordó la piedra en la cajita. Dejó la ropa sobre una de las mesas de noche y envuelta aún en las sábanas se acercó. La tapa había quedado abierta desde que Filia la descubriera antes. Se acercó y acarició nuevamente la superficie.

Con mucho cuidado sacó la piedra de su descanso y la tomó entre sus manos, y la acercó. Le pareció ver rostros moviéndose en el interior de la piedra. Una luz suave emanaba de ella y Filia estaba fascinada. Le parecía como si la piedra tuviera una voz dulce, melodiosa, prometiendo poder infinito.

Xellos despertó, extrañando el calor que hasta hacía un momento había disfrutado. Al levantar un poco la cabeza se percató que Filia estaba distraída frente a su gavetero. Se levantó sin cubrirse y caminó hasta donde se encontraba su amada Filia. La abrazó suavemente por la espalda y Filia le respondió reclinando su cabeza contra su pecho.

"Xellos, esta piedra es muy extraña." le dijo Filia.

Los ojos de Xellos se abrieron de inmediato y por instinto trató de quitar la piedra de las manos de Filia, empeorando las cosas, pues en el justo momento en que sus manos se posaron en la piedra junto a las de Filia, la piedra comenzó a iluminar la habitación con una luz rojiza enceguecedora.

La luz comenzó a iluminar ambos cuerpos. Xellos se aferró a Filia y cerró los ojos. Filia por su parte los tenía muy abiertos, perdidos en aquella luz rojiza. Ante sus ojos comenzaron a pasar todo tipo de escenas en todas las cuales Xellos y ella discutían interminablemente. Filia golpeando a Xellos con una enorme maza, Xellos insultándola gravemente y aquella sonrisa.

"Dime que no es cierto Xellos..." susurró Filia. Pero Xellos no podía escucharla, así como Filia había tenido sus imagenes del pasado, él estaba recibiendo las suyas, que eran mucho más largas y tormentosas que las de Filia.

Xellos seguía abrazado a Filia, pero no podía dejar de temblar. Cuando ya no pudo mantenerse en pie se dejó caer hasta el piso.

"¿Xellos?, ¡Xellos!" Filia lo llamaba con desespero al ver que no le respondía. Aún estaba envuelto en aquella luz rojiza a pesar de que ya no tocaba la piedra. Filia corrió hasta la cama y lo envolvió en una de las sábanas, abrazándolo cuando ya no tuvo fuerzas para estar de rodillas.

Xellos sentía que toda la cabeza le iba a reventar en cualquier momento. Las imagenes pasaban a gran velocidad, imagenes de cientos de años de maldad y obscuridad. Le parecía que toda aquella obscuridad lo absorbía lentamente, asfixiándolo. De repente comenzaron a pasar frente a él imágenes de Filia, sus ojos enfurecidos, su rostro encolerizado, un dragón dorado.

Escenas de ambos tomando el té tranquilamente, un pequeño de cabellos color acua. Más violencia, dolor, muerte y en el centro de toda esa obscuridad una pequeña luz, muy tenue. Trató de levantar la mano hacia aquel tenue punto. Un sólo punto de luz en toda aquella obscuridad.

Filia lo observó levantar la mano, tal pareciera que Xellos quería alcanzar o tocar algo. Su rostro se veia torturado y pálido. A Filia le pareció que en cualquier momento aquellos ojos que tan dulcemente la habían mirado momentos antes se abrirían para mostrar unas pupilas rasgadas.

"Filia..." la voz de Xellos la sacó de sus pensamientos abruptamente. Más que llamarla le parecía un gemido de desesperación. Filia había recuperado muchos de sus recuerdos y con ellos el odio que sentía por Xellos. Pero ella ya no era Filia Ul Copt, la dragón dorado. Ahora era simplemente Filia, estudiante de la Universidad Seiryuun. Filia quien amaba a Xellos...

Tomó la mano de Xellos y la llevó a su pecho. "Aquí estoy Xellos... todo esta bien." Comenzó a mecerlo suavemente mientras seguía diciéndole palabras dulces.

"Filia....", volvió a repetirle Xellos en tono angustiado, como si estuviera perdido.

"Shhh.... estoy aquí." Filia comenzaba a desesperarse. Xellos no reaccionaba, sólo temblaba.

"Vamos Xel-kun... abre los ojos, por favor." Filia comenzó a besarle los ojos tiernamente, luego la boca mientras le repetía una y otra vez que abriera los ojos.

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Xellos había extendido su mano hacia el punto de luz, para su sorpresa alguien había tomado su mano y él se aferró a ella con desespero. La obscuridad seguía amenazándolo. Tirando de su alma como si quisiera desgarrarla. Aquel toque en su mano se sentía cálido y confortante. A su alrededor sólo escuchaba gritos de dolor y pánico y un desagradable olor a sangre que le nauseaba el estómago.

Entre todos aquellos gritos y ruidos le pareció escuchar un leve susurro. Trató de acercarse más al débil punto de luz y mientras más se acercaba más lo iba envolviendo en su tenue brillo. Sintió que el toque de aquella mano lo guiaba a salir de la obscuridad en la que se encontraba sumergido.

Calor, se sentía seguro finalmente y al momento escuchó que le ordenaban abrir los ojos. La misma voz dulce y amable le ordenaba abrir los ojos. Obedeció, le costó trabajo abrir los ojos pero poco a poco lo hizo. Filia se encontraba allí, besando su rostro, llamándolo dulcemente.

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Filia sintió que Xellos se estremecía y que dejaba de temblar. Estaba atenta a todos sus movimientos, incluso el leve parpadear. No se dio cuenta que ella misma había dejado de respirar, realmente esperaba ver aquellos ojos convertidos en aquellos demoniacos que tanto la habían torturado en otros tiempos. Pero en lugar de esos se abrieron los ojos dulces del Xellos que ella conocía en esa vida.

Al verlo le llenó el rostro de besos, fuera por la angustia que había pasado o la felicidad que sentía de que no hubiera cambiado. Sintió que Xellos movió suavemente los labios y dejó escapar una sola palabra.

"Perdoname..."

"Shhhh... no digas nada." Filia no deseaba aceptar esa realidad que había pasado antes sus ojos. Ahora reconocía la piedra como la gema que solía llevar Xellos en su báculo. Lo mantuvo abrazado contra sí mientras sollozaba silenciosamente.

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¿Les parece que debe terminar aquí? ¿O debo resolver algunos cabos sueltos? Díganme qué debo hacer.

Gracias por los reviews. Meli y Fabi, jjajajaj, estais levemente tostadas, pero tratándose de Xellos es entendible.