Título: Celoso ... ¿Yo?

Autor: chibineko

Capítulo IX: En el fragor de la batalla

Advertencia: Este capítulo contiene escenas yaoi (osea relación chico-chico); solo lo digo por si hay a quienes les moleste algo de esto; y aunque son escenas suaves, pues ya están advertidos.

Faltaba poco menos de 30 minutos para la hora acordada, y el grupo de 6 ya estaba listo y en sus posiciones; cada quien vestía el traje de combate típico que siempre había usado; incluso Kamatari, quien llevaba con él no solo su querido y viejo traje, sino también su querida arma, su hoz gigante, la cual había sido guardada en el consulado japonés en los Estados Unidos, y había sido enviada en el mismo barco en el que había viajado Kamatari de vuelta a Japón, solo para aquella misión. Por su parte, Steven estaba vistiendo un traje oriental que le habían prestado en el Aoiya, puesto que según Saito, no debía lucir nada tan 'vistoso' como ese traje occidental que había estado llevando el día que lo conoció, al igual que otros similares que había usado después, al igual que Kamatari; con lo que al parecer el agente de ojos ámbar no contó, fue con el hecho de que Kamatari se quedara babeando por su novio al momento de verlo vestido de manera tan 'sexy', tal y como había dicho justo al momento de pegársele al brazo, y desde entonces no habían podido despegarlos; por lo menos todos esperaban que recobraran la cordura cuando la pelea diera inicio, en fin; cabe mencionar que también le habían prestado en el Aoiya una espada larga, típica japonesa (una nihontou); aunque más de uno dudaba que un occidental como ese supiera como usarla, con excepción de Kamatari, claro está, y para sorpresa de todos, de Seta Soujiro.

El tiempo corría lentamente y en silencio; hasta que Saito se dio la vuelta (porque había estado dándole la espalda a todos mientras veía hacia delante en la oscuridad), y dijo...

SAITO: Bueno, como todos saben, aunque no sea una misión suicida como las que han sido enfrentadas tantas veces por la mayoría de los hombres de este equipo, nunca se sabe; así que si alguien tiene algo que decir, que lo diga ya y punto.

Todos se quedaron en silencio, y luego de una mirada categórica de parte del jefe de la misión a todos, este se volteó nuevamente y siguió mirando hacia la oscuridad.

Luego de algunos minutos, la voz de Soujiro se dejó oír tan jovial como siempre.

SOUJIRO: Bueno, creo que lo que el señor Saito dice es cierto; así que les deseo buena suerte a todos. - y tras estas palabras dejó escapar en sus labios una de las mejores sonrisas que había ofrecido a cualquiera en su vida.

El siguiente en decir algo fue el apuesto líder de los Oniwabanshuu...

AOSHI: Hmmmm,........................ si algo me llegase a ocurrir; Saito-san, quiero que le diga a Misao..... que se cuide, y .........................

Una vez más el líder Oniwabanshuu se quedó sin palabras, aunque para la mayoría de los presentes, era increíble que hubiese hablado tanto; pero los pensamientos de todos fueron interrumpidos por un lacónico "Ajá" por parte del lobo de ojos ámbar que seguía mirando con gran escrutinio la oscuridad que se extendía delante de sí, a la vez que miraba el reloj de bolsillo que ahora tenía en una de sus manos.

Otra vez el silencio reinó entre los que se encontraban allí en ese momento, cuando justo detrás de ellos, en el lugar donde se encontraban Kamatari y Steven, un sonoro besito se dejó oír en los oídos de los demás; seguido de las palabras "Lucky kiss", pronunciadas por Steven; y luego un "Ai shiteru" por parte de Kamatari, y un "I love you to" de parte de Steven; no era necesario que nadie voltease o supiera inglés para imaginar que era lo último que el rubio le había dicho a su joven amante.

Una vez más el silencio reino entre ellos; y así continuó hasta la hora acordada, la cual fue señalada por un disparo de escopeta al aire, sucedido por los gritos de guerra de ambos bandos, al mezclarse en la batalla que estaba dando inicio en esos momentos.

Tal y como lo habían planeado; Kamatari y Steven liderarían a uno de los dos batallones de policías (porque había sido imposible persuadirlos de separarse, aún en esos momentos); mientras que Cho y Soujiro liderarían el otro batallón; y en tanto, Saito y Aoshi entrarían hacia el interior de la estructura principal, donde tenían ordenes de capturar al jefe del grupo rebelde vivo; y en general, ocasionar el menor número de bajas en ambos bandos.

La batalla que dio inicio fue bastante violenta desde el principio; por más que la fuerza policiaca se esforzara en dejar vivos a sus enemigos, estos no tenían las mismas intenciones; por lo que más de uno de los uniformados tuvo que verse obligado a blandir sus espadas de manera mortal sobre sus oponentes, al igual que muchos otros caían bajo las espadas del grupo rebelde. Pasaron cerca de 15 minutos antes de que Saito y Aoshi pudiesen entrar al sitio que se habían fijado como meta; pero en ese tiempo más de uno se sorprendió por la destreza mostrada por el, obviamente, extranjero al momento de alzar la espada, y enfrentarse junto a ella a sus oponentes; cualquiera diría que el espíritu de algún antiguo guerrero samurai se había instalado en el interior de aquél joven, y que ahora arremetía libre contra sus agresores, y rebosante de alegría ante el hecho de poder volver a luchar. Aunque también a más de uno se le pudo observar una gotita saliendo de sus cabezas al momento de ver al joven rubio abandonar al oponente de turno para ir a perseguir en deformet a cualquiera que se hubiese atrevido a sacar un 'Ay' de los labios de su pareja, mientras lo amenazaba con la espada alzada a manera de mazo sobre su cabeza, y la presencia de pequeñas llamitas de fuego en sus ojos; mientras que el defendido, también en deformet acunaba la cabeza sobre sus pequeñas manitas mientras que con corazones en lugar de ojos, y un ambiente lleno de flores y corazones a su alrededor, decía en voz melosa frases como: "¿No es tieeeeeeeeerno?", o "¿No es liiiiiiindo?", o por último lanzara un pequeño gritito de emoción en medio de suspiros; en realidad, toda una escena para ver. También había que ver que mientras no estaba siendo defendido cual doncella medieval en peligro; Kamatari daba una fiera pelea al enemigo en compañía de su hoz gigante; dejando pocas oportunidades de escapar de su golpe a quien se le cruzara enfrente; aunque siempre cuidando de que el golpe fuera dado por la parte que no cortaba, por así decirlo; pues al igual que los demás tenía la orden de matar a la menor cantidad de rebeldes posibles.

En el otro batallón; el joven Seta Soujiro demostraba porque había sido llamado 'La espada celestial', ya que con movimientos demasiado rápidos para que cualquiera de sus adversarios pudiese notarlos, el lado sin filo de su espada (recuerden la orden de no matar) daba certeros golpes en los pechos, espaldas y extremidades de sus enemigos, por lo cual si por milagro no quedaban inconscientes; por lo menos la mayoría de los conscientes quedaban bastante adoloridos y con muy pocos ánimos de seguir peleando, y se quedaban tendidos en el suelo, esperando que la pelea terminase o bien que el dolor se les pasase. También Sawagejou Cho demostraba una gran destreza en el manejo de 'todas' sus espadas, combinando el manejo de estas de tal manera que sus enemigos no sabían con cual espada ni por que lado el rubio coleccionista de espadas iba a atacar; por ejemplo, hubo un momento en el cual Cho se encontraba luchando contra dos de los soldados del grupo rebelde, cuando otros tres se le acercaron por atrás con intensiones de atacar a traición; entonces Cho rápidamente se deshizo de sus dos oponentes de turno, con los cuales había estado luchando con el uso de sus dos espadas largas gemelas; para cambiar de manera eficiente al uso de su espada flexible, y así dar demostración de la efectividad de su técnica Orochi Style; aunque sabía de sobra que a su jefe no iba a gustarle tanto que este maltratando de esa manera a los enemigos, pero poco era lo que podía hacerse en el momento, donde lo más importante era pelear para salvar la vida; no era momento de andarse con cursilerías.

Por último, tanto Saito como Aoshi hacían hasta lo imposible por abrirse paso entre los hombres que custodiaban la entrada al recinto principal, los cuales habían aumentado considerablemente en número al ver cuales eran las intenciones de los agresores; y mientras y a la vez trataban de salvar sus vidas y la de sus enemigos; la verdad era que estos últimos dos se estaban llevando la peor parte en el asunto, y ambos ya presentaban varias heridas superficiales, y una que otra de cierto cuidado; pero con algo de esfuerzo por fin lograron adentrarse en el recinto, y sin usar ninguna de sus técnicas especiales pues parte del plan era entrar sin llamar demasiado la atención como guerreros potenciales; para una vez dentro hacer despliegue de sus mejores técnicas para asegurar la captura de Kyroyaka Takeshi, jefe del grupo rebelde y principal objetivo de la misión.

Como acabo de decirlo, tanto Aoshi como Saito lograron entrar al recinto; y apenas entraron, con mucho esfuerzo y sabiendo que eso podría costarles la vida a ambos, se las arreglaron para cerrar la pequeña puerta de madera y asegurarla con la tranca de madera que se encontraba a un costado; pues si bien así ellos ya no tenían opción de salir, o de que alguno que otro guardia entrara para ayudar, tampoco los soldados rebeldes tenían opción de aumentar el número de soldados que se encontraban en el interior; y que afortunadamente para los dos combatientes, no era muy numeroso. Así, lo principal era dejar fuera de combate a cualquiera de los rebeldes que estuviese cerca y que tuviese oportunidad de volver a abrir la puerta, por lo que a medida que iban avanzando, procuraban tener mucho cuidado en que no se les escapase ninguno de los soldados del grupo rebelde, a los cuales no solo estaban tratando de dejar inconscientes en vez de muertos, sino en lo posible atados con lo primero que encontrasen a la mano, incluso con los mismos ropajes que utilizaban aquellos a quienes derrotaban; y como era de entenderse esto hacia que su marcha hacia el interior de la estructura fuese mucho más trabajosa de lo que normalmente hubiera sido en otras circunstancias.

Luego de casi 20 minutos de penosa marcha, los dos combatientes llegaron a un lugar bastante amplio; y donde los estaban esperando una docena de hombres, y he de decir además que eran los doce mejores guerrero del grupo de 'La Esperanza Naciente de la Era Meiji'; la lucha estaba a punto de llegar a su fin; como poniéndose de acuerdo con tan solo las miradas; Saito se adelantó a Aoshi e inicio la lucha para probar la habilidad de los enemigos; dándose cuenta de manera no muy agradable del potencial de sus oponentes de turno; a lo que cada quien, sin necesitar que el otro dijera nada, se dio cuenta que era hora de dejar salir a flote sus técnicas especiales. Debían ser rápidos y a la vez lo suficientemente hábiles para no matar a nadie en el proceso; por lo que Aoshi decidió comenzar dándole a Saito y a él al mismo tiempo una cierta ventaja sobre sus oponentes, por lo que de manera hábil comenzó su ataque haciendo que todos los enemigos se colocasen en un solo punto, y una vez que los tuvo donde quería dio inicio a su 'Danza de la espada', que es aquel ataque en el que se mueve tan rápido que pareciese que varias proyecciones de sí mismo rodeasen a sus enemigos, los cuales se atemorizan ante la situación, dando pie a cavilaciones que les pueden costar la vida al momento de que el joven Oniwabanshuu se decidiera a atacar; y esto fue lo que sintieron sus oponentes, lo cual fue aprovechado por Saito, quien utilizó rápidos movimientos dejando fuera de combate a casi la mitad de los atacantes; luego de este hábil ataque solo 7 hombres del grupo rebelde quedaban en pie; y de los 5 caídos bajo la espada del lobo de ojos ámbar, solo uno había muerto, y de manera rápida.

Los oponentes dudaron tan solo unos segundos al ver a sus compañeros caídos con tanta facilidad; y fue esto lo único que necesitaron Saito y Aoshi, que en un abrir y cerrar de ojos guardaron las espadas e iniciaron un combate cuerpo a cuerpo; en el cual Aoshi hizo gala de sus habilidades como maestro de las técnicas de Kempo, mientras que más de una nariz fue rota bajo el feroz golpe de los puños de Saito, unos cuantos minutos y los dos compañeros eran los únicos de pie en ese lugar; pero no había lugar para un descanso, y sin cruzar palabra entre ellos avanzaron de manera veloz hacia delante, en busca de su objetivo principal.

Luego de un par de minutos más, llegaron a un corredor que en apariencia era bastante largo, además de ser el único camino a seguir según lo que se podía ver. Una vez más caminaron de manera rápida por este nuevo camino; aunque cada vez con mucha más cautela; las posibilidades de encontrar resistencia en el camino eran cada vez mayores, y eso era sustentado por la aparición de uno que otro rebelde, los cuales dejaban inconscientes coda vez más trabajosamente debido al cansancio del cual ya eran presos por los múltiples combates que habían enfrentado en la casi última hora.

Por fin ambos llegaron a lo que parecía ser la habitación principal; y al entrar encontraron a quien estaban buscando, Kyroyaka Takeshi, arrodillado en el suelo y a punto de hacerse seppuku (una especie de ritual parecido al harakiri); pero al ver a los dos intrusos, el aguerrido ex-oficial optó por luchar empujado por su espíritu guerrero; ante lo cual otros dos hombres que lo acompañaban salieron también en busca del inminente enfrentamiento contra Saito y Aoshi, quienes pasaron un muy mal momento gracias a ese trío.

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Había pasado casi una hora desde que Saito y Aoshi entrasen a la estructura principal del fuerte enemigo, y más de uno estaba preocupado por la suerte que hubiesen podido correr ese par allí adentro, pues casi inmediatamente la puerta que daba al interior se había cerrado y no había señales de lo que estuviese pasando en el interior. Pero la verdad es que afuera tampoco lo estaban pasando tan bien, teniendo en cuenta que para cada hombre del grupo partidario del gobierno, había habido un promedio de 5 hombres de parte de los rebeldes; y a pesar de todos los esfuerzos, muchos policías habían muerto, aún cuando también muchos rebeldes habían perdido la vida bajo las espadas y escopetas manejadas por los uniformados, y en especial bajo las espadas de los 4 hombres que en ese momento los lideraban, y un aún mayor número yacía inconsciente gracias a diestros golpes; si habían tenido oportunidad de dar una buena batalla; ahora las oportunidades de una victoria relativamente sencilla se desvanecían con cada segundo que pasaba; las fuerzas del ejército de policías y de aquellos cuatro guerreros iba menguando poco a poco, y el cansancio podía notarse de manera bastante visible en sus rostros; de verdad, si existían los milagros, ese era el momento oportuno para que se diese uno por allí.

Uno de los rebeldes había fijado su mira en el joven rubio que había mostrado ser tan hábil con la espada durante ese encuentro; si por lo menos uno de eso cuatro formidables guerreros moría entonces las posibilidades del grupo aumentarían considerablemente; lo único que tenía que hacer era acercarse lo suficiente mientras este estuviese distraído luchando con alguno de sus camaradas y darle muerte de manera rápida; no era una manera muy honorable de hacer las cosas, pero si era por el bien de la causa, estaba justificado. Solo un poco más y lo lograría; solo un poco más, .......... un poco más .........

Kamatari volteó presintiendo algo malo, y entonces vio a aquél joven acercarse a su adorado koibito con la espada en la mano y sus intenciones pintadas en el rostro; y sin pensarlo dos veces y con un certero golpe de su arma mató rápidamente a su oponente de turno y se dirigió velozmente hacia donde se desarrollaba aquella escena; pero por más que corriese con todas sus fuerzas, sabía que jamás llegaría a tiempo para impedir que aquella desgracia ocurriese, y mientras pensaba esto grito el nombre de su amado de manera desgarradora, presintiendo el fin de su propia vida si aquello llegase a ocurrir; y fue en ese preciso momento en el que otro grito se dejó escuchar mientras que el suelo entre su amante y el soldado rebelde se partía en dos, haciendo que cada quien cayese violentamente hacia uno y otro lado de los extremos del lugar.

"Hitenmitsuryugiryuu ¡Doryusen!" fue el grito que se escuchó llenar el ambiente, a la vez que una gran sombra apareció de la nada y dejó a más de 50 hombres del grupo rebelde reducidos en pocos momentos a la nada. Era el maestro Hiko Seijuro, quien se había aparecido como un milagro en aquellos momentos y había cambiado la balanza de aquel encuentro al lado favorable para el grupo del gobierno Meiji en tan solo unos instantes gracias al uso de su técnica del ataque del dragón de tierra.

Sin pensarlo dos veces, el 13° maestro del Hitenmitsuryugiryuu se unió a la lucha de parte de la escuadra que luchaba en nombre del gobierno; y fue así como en otros pocos 10 minutos más, aproximadamente, el combate se dio por terminado, con la indiscutible victoria otorgada al gobierno Meiji; todos los rebeldes habían sido derrotados; casi 100 muertos y todos los demás capturados. En las filas policiacas se contó un total de 32 perdidas; pero gracias a la oportuna aparición de Hiko Seijuro, el nombre de Steven Wildfire no se contaba entre los decesos, y un lloroso y muy maltratado Kamatari dejó tirada su arma al dar fin el combate, para ir a abrazar a su pareja con el corazón en las manos, más de uno se conmovió ante la emotiva escena; pero en ese momento todos se quedaron expectantes, pues la puerta de madera que daba al recinto principal resonó y comenzó a abrirse lentamente. Cho y Soujiro levantaron sus espadas, estando así preparados para lo peor; Steven abrazó fuertemente a Kamatari pues no quería que este siguiese en la lucha debido a que un gran corte completamente cubierto de sangre se dejaba ver en su brazo derecho, y estaba seguro de que le había sido un gran esfuerzo el hecho de mantenerse en la lucha durante los últimos momentos que esta duró; el aire se cubrió de una sensación de pesar que aumentaba a medida que la puerta se iba abriendo, hasta que por fin esta terminó de abrirse completamente y una voz salió del interior del recinto...

SAITO: Muy bien todos; ¿qué rayos están mirando?, vengan aquí y comiencen a levantar a los prisioneros que están aquí adentro. Dejen de holgazanear si quieren recibir sus sueldos a fin de mes.

Desde el interior del recinto podía verse a Saito caminando holgadamente hacia el exterior, con un cigarrillo en la boca, y la espada en la mano izquierda; en tanto que Aoshi se acercaba por detrás con el jefe del bando enemigo inconsciente y sobre sus hombros; mientras que ambos caminaban de manera visiblemente lenta, estaban agotados; y ambos presentaban múltiples cortes en las ropas, las cuales estaban cubiertas de sangre que aún emanaba de las heridas presentadas por ambos; cualquiera que no supiese algo de ellos se preguntaría de buena gana como era que ese par aún estaba de pie, se veían pero que un desastre ambulante.

Saito contempló el panorama con ojos desprovistos de toda emoción, cuando su mirada se clavó en el sujeto alto que estaba parado justo delante de él, y una ceja se le alzó de manera graciosa debajo del flequillo.

SAITO: Pero si es Kakunoshin Nitsu-san (es el nombre por el cual conocen a Hiko como maestro alfarero); ¿a que se debe el placer de su inesperada visita?.

SEIJURO: Fujita Gorou-san (nombre falso que utiliza Saito en la policía); así que usted es el responsable de todo este alboroto en medio del bosque, ne?; como no iba a venir si ni siquiera me dejan disfrutar de un buen trago de sake en paz.

Aoshi miró a Seijuro y sacó cuentas del lugar donde se encontraban en ese momento; y entonces llego a darse cuenta de que la casa de Hiko-san estaba....... ¡A más de hora y media de camino!; y no tardó mucho en hacérselo notar a su querido maestro; ante lo cual este último replico con algo de fastidio...

SEIJURO: Pues verás mi querido discípulo; cuando me dijiste que te ibas a tomar unos días del entrenamiento, decidí que yo también podía hacer lo mismo; y aunque mi casa no queda tan cerca de aquí, pues la de una buena amiga mía sí; y sucede que vine a pasar un buen momento junto a una buena compañía y un trago de sake; y supongo que no te tengo que explicar también que es lo que eso significa, neee?

El tono y actitud de Seijuro dejaron sin habla a Aoshi, quien tan solo respondió afirmativamente con un movimiento de cabeza y decidió no intervenir más en el asunto, pues llegó a la conclusión de que eso no solo era lo más acertado, sino que además ya no tenía fuerzas ni siquiera para contradecir a cualquiera que le dijera algo.

SEIJURO: Bueno, creo que de todas maneras mi velada ya terminó de algún modo u otro; así que aunque como ya dije mi casa no está tan cerca; me dirigiré hacia ella, y si alguno de ustedes - dijo dirigiéndose a los 6 fatigados guerreros- desea alojarse esta noche en ella, pues será bienvenido.

Ante tal propuesta de parte de Hiko; Steven dijo rápidamente que tanto él como su Kamy estaba bien y que preferirían pasar la noche en el campamento; para dirigirse más descansados al Aoiya al día siguiente. Saito murmuró algo de hacer rápidamente el reporte para luego pasar una semana completa en casa con su familia, justo al abrigo de su cálido futón y entre los brazos de su Tokio; y con un graaan plato de soba caliente cada día, dijo que necesitaba descansar la mente de todo lo que le había sucedido; y tras estas palabras apuró a Cho a que lo siguiese, pues esa mismo noche regresaban al pueblo a comenzar a hacer el reporte; cosa que Cho aceptó de muy mala gana, pero sin ninguna otra salida. En tanto Aoshi se despidió del grupo, alegando que vería a los demás en el Aoiya al día siguiente; pues necesitaba volver cuanto antes al Aoiya sea como fuese; y por más que hubo protestas en cuanto a su decisión, nadie pudo hacerle cambiar de opinión, marchándose así con los deseos de todos de que no se desmayase a medio camino, pues más de uno dudaba que pudiese hacer el viaje completo en las condiciones tan deplorables en las cuales se encontraba. Por último quedaba el joven Soujiro, quien si aceptó de buena gana la invitación del maestro de quedarse a dormir en su casa, pero antes pidió un tiempo para ir a recoger sus cosas al campamento ¿, tras lo cual se despidió brevemente de Kamatari y Steven, confiándoles únicamente a ellos el hecho de que se iría de nuevo a seguir su camino como un rurouni, pidiéndoles de favor que no le dijeran nada a nadie sobre cuales eran sus planes; y tras una emotiva despedida entre los tres guerreros, Soujiro partió junto al maestro Seijuro con una gran sonrisa en los labios mientras que hablaba amigablemente con este de quien sabe que temas.

KAMATARI: Me hubiese gustado poder hacerle una bonita fiesta de despedida, no sé; haber estado más tiempo con él. En definitiva voy a extrañar mucho a Soujiro-chan.

STEVEN: No te preocupes mi pastelito; te prometo que volveremos de nuevo a Japón algún día, en menos de tres años si es que logramos reunir lo suficiente con nuestro trabajo; y entonces podrás hacer una gran fiesta de reunión para todos los miembros de tu antiguo grupo.

KAMATARI(En deformet y con estrellitas en los ojos): ¿En serio?; ah!, Steven-koi; te quiero tanto; eres el hombre más maravilloso sobre toda la tierra, siempre estaré contigo y haré todo lo que tú me pidas porque te amo mucho.

STEVEN(poniendo su mejor carita de inocencia): ¿Tooooooooodooooo?

KAMATARI: Hai!. Ai shiteru Steven-koi.

STEVEN: Buuuuueeeeno; haber estamos en un campamento en medio del bosque nosotros dos solitos; y tenemos el resto de la noche. Que tal si me demuestras ahora que tanto me amas en verdad, my sexy little candy.

KAMATARI(poniendo una actitud casta y fingiendo vergüenza): Pero que cosas dices Steven-san; que vergüenza...

Pero la verdad es que Kamatari ya estaba desatando el nudo que sujetaba el abrigo de la vestimenta de su pareja, mientras que ambos se abrazaron en la oscuridad, y lo que paso esa noche; bueno eso ya es otra historia.

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Aoshi se sentía cansado; había caminado ya por varias horas y las fuerzas comenzaron a faltarle; pero el deseo de ver de nuevo a Misao era muy fuerte, lo suficiente como para mantenerlo caminando todavía un rato más, con eso bastaba.

De pronto unas luces se vieron a lo lejos; y comprendió que ya estaba cerca del pueblo, tan solo un esfuerzo más y habría llegado al Aoiya, y con eso al lado de Misao; él le había prometido volver en cuanto pudiera, y pensaba cumplir esa promesa aunque fuera lo último que hiciese en la vida.

Casi media hora después y se encontraba frente a las puertas del Aoiya; se sentía cansado y jadeaba por el esfuerzo hecho, pero eso ya no importaba mucho; dio unos cuantos paso más y de pronto tropezó con un barril de madera que se encontraba cercano, dándose como resultado una caída bastante estrepitosa por parte del líder de los Oniwabanshuu; y ese ruido, pensaba él, de seguro que había levantado a más de uno en la casa, por no decir a todos allí; y estaba en lo cierto, pues rápidamente y antes de que siquiera pudiese pararse para verse aunque sea un poco más presentable ante los ojos de los demás la puerta fue abierta; y Yuri encontró a Aoshi tirado en el suelo y con pocas probabilidades de volver a levantarse; pero para sorpresa de Aoshi, Yuri lo levantó casi enseguida mientras le murmuraba al oído.

YURI: Tranquilo Aoshi-sama; no le diré a nadie que lo encontré en el suelo; pero por favor siéntese aquí- dijo señalando uno de los barandales en los que Misao acostumbraba sentarse comúnmente- y trate de descansar un poco antes de volverse a levantar otra vez.

Con mucho cuidado Yuri depositó a Aoshi en el lugar señalado, y justo a tiempo pues fue justo en ese momento en el que el resto se apareció y se sorprendió mucho al ver el estado en el que Aoshi se encontraba, pues este era en verdad deplorable. La primera en correr como loca al lado de Aoshi fue Misao; quien le preguntó si se sentía bien; y luego, y sin prestar atención a Aoshi cuando este le dijo que podía caminar por si solo (si claro, como no -_-¡), lo ayudó a llegar a llegar a la sala de recepción, que era el lugar más cercano de todos.

MISAO: Bien; Yuri-san, ve a la cocina y calienta un poco de agua para hacer un té; tú Okon-san, ve con Yuri-san y trae agua fría en un recipiente para poder lavar las heridas de Aoshi-sama. Omatsu-san, tú me acompañas al cuarto de abarrotes para sacar las vendas y las medicinas que necesitemos. Ustedes tres- dijo refiriéndose a los tres que quedaban, osea Okina, Shiro y Kuro- se quedarán aquí cuidando a Aoshi-sama por un momento; muy bien, todos en marcha.

Tras un breve asentimiento de parte de todos, Misao se dirigió al lugar que se había destinado, seguida de Omatsu y de los dos cachorros que ahora seguían a Misao a todas partes, y que momentos antes habían estado jugando alrededor; y fue en ese momento donde a Okina se le ocurrió darle las últimas noticia a Aoshi.

OKINA: Oh!, Aoshi, muchacho; tengo algo muy importante que contarte... el día de hoy vino la hermosa Yumiko-dono a invitarnos a todos a su fiesta de cumpleaños, espero que no se te ocurra faltar.

AOSHI: No te preocupes Okina- dijo en un tono bastante cansado- no faltaré.

OKINA: Que bueno, que bueno; porque además tenemos algo muy importante que celebrar, y creo que ese será un buen lugar para hacerlo.

AOSHI: ¿Algo importante dices...?

OKINA: Hai, hai; sucede que dentro de poco tendremos boda aquí en el Aoiya.

*Boda*, pensó Aoshi de pronto bastante intranquilo; mientras que comenzaba a perder el color en el rostro.

AOSHI: ¿A que te refieres con eso Okina?

OKINA: Oh!, no te imaginas siquiera; pues sucede que por fin nuestra querida Misao-chan y Yuri-san formalizaron su relación; estoy seguro que pronto darán el gran paso.

Suficiente; Aoshi de pronto sintió que su vida acababa en aquél preciso momento; deseo que la tierra se lo tragase o que un rayo le cayese; incluso llegó a pasar por su mente que el suicidio no era un tan mal fin después de todo; cuando Shiro dijo algo que lo salvó de cometer una locura.

SHIRO: Pero Okina; no estamos aún seguros de eso, pues para ser una declaración se vio muy sospechosa; tal vez estamos sacando conjeturas apresuradas.

OKINA: Tonterías!; esos dos están hechos el uno para el otro y eso se puede notar a leguas; ¿no estás de acuerdo conmigo Aoshi-san?

Pero Aoshi ya no escuchaba más a Okina; las palabras de Okina y Shiro revoloteaban en sus cabeza de manera casi vertiginosa; tenía que averiguar cual era la verdad, y la verdad no podía ser la que Okina proponía; simplemente ... ¡¡¡NO PODIA SER!!!; y de pronto el piso debajo de él desapareció, así como todo el resto de cosas a su alrededor; y mientras que su mente se aferraba aún al pensamiento de que eso no podía ser verdad, una cada vez más creciente oscuridad comenzaba a envolverlo.

Okina ni siquiera pudo completar la frase que tenía en los labios, pues el cuerpo de Aoshi cayó de lleno encima suyo logrando este a las justas atraparlo antes de que cayese al suelo. Aoshi se había desmayado.

Fin del noveno capítulo

Notas de autor:

Un pequeño y revoltoso gatito corretea feliz por todos lados, hasta que se da cuenta de que un montón de ojos lo están viendo cada vez de manera más curiosa; entonces se detiene y grita emocionado:

-minimiau: SIIIIII!!!!!!!, VIVAAAAA!!!!; Ya llegaron, ya llegaron; seiya-nii, seiya-nii; ya llegaron.

Ante los gritos de su pequeño hermanito; un gatito de mala actitud, medio atigradito y con una bandana en la cabeza, sale al encuentro de los lectores y los mira a todos con el señito fruncido...

-seiyaneko(nota: seiya= guerrero): Konnichiwa minna; soy hermano de la misma camada que chibi; y ella no esta porque tuvo que irse a ver al matasanos ese del veterinario; así que las referencias de hoy las voy a dar yo.

Entonces otra voz se deja oír en el lugar...

-oujineko (nota: ouji= príncipe): ¿Y que te hace pensar que tu puedes dar un buen comentario de algo lo único que sabes hacer es tener guerras privadas con tu ovillo de lana?

Bueno, los comentarios de oujineko no son del todo agradables para seiyaneko, quien ya se le iba a tirar encima a este ante la aterrorizada mirada de minimiau, quien sabía muy bien que eso no era como cuando seiya-nii se le tiraba encima a él para darle un castigo de cosquillas a manera de suero de la verdad, o alguno de aquellos juegos. Pero en ese momento la voz de un tercer gatito se dejó escuchar...

-pironeko: Ya deja de armar alboroto ouji-kun; solo porque chibi-chan no te dejó a ti a cargo del asunto no tienes porque meter tu colita en esto.

-minimiau: piro-nii

Un gatito de pelaje rojizo se hizo presente, dando a entender que estaba de parte de su hermano seiyaneko allí presente.

-oujineko: Vaya, no tengo nada que hacer en un lugar como este; así que me voy.

Una vez que oujineko se retiro, pironeko se quedó por allí a observar mientras que seiyaneko se decidió a hacer la presentación.

-seiyaneko: Bueno; he de decir sobre todo que este capítulo me encantó; lleno de acción y emoción, me encantan los combates y por eso fui yo quien le dio una patita a chibi-chan para este capítulo en particular, y debo decir que fue todo un honor. Pero ahora pasaré a lo que mi hermana me encargó aquí de manera especial; vamos con el vocabulario de este capítulo, el cual no es muy largo debido a que hubo más acción que palabras.... ¡Justo como a mí me gusta!. Pasemos primero al inglés y luego al japonés:

-I love you to: Yo también te amo.

-Lucky kiss: Algo así como 'beso de la suerte'.

-Ai shiteru: Te amo.

-Hai: Si.

-Koi: Viene a ser loa palabra amor; pero aplicada a la persona, no al sentimiento; y en es caso de Steven-koi, viene a ser así como 'mi amor, Steven'.

-Koibito: Amante.

-Ne?: No?, cierto?, verdad?.

-Seppuku: Al igual que el harakiri, son rituales de suicidio, bastante practicados en Japón en épocas antiguas.

Bien; eso es todo por ahora; espero haber sido un buen anfitrión, y que les haya gustado el presente capítulo; tanto de parte mía como de mi hermana. Hasta la próxima.

seiyaneko =^.-=

Sugerencias o comentarios, escribir a chibineko_7@hotmail.com

Próximo capítulo X: En medio de bailes y lágrimas