Título: Celoso ... ¿Yo?

Autor: chibineko

Capítulo X: En medio de bailes y lágrimas

Advertencia: Este capítulo contiene escenas yaoi (osea relación chico-chico); solo lo digo por si hay a quienes les moleste algo de esto; y aunque son escenas suaves, pues ya están advertidos.

Luego de que Aoshi despertara de su desmayo, pudo observar el preocupado rostro de Misao, justo delante de sí; y un fuerte deseo de pedirle casi de manera suplicante que desmintiera lo que Okina le había dicho se apoderó de él; pero inmediatamente después notó el rostro de Yuri, igualmente preocupado, y bastante cercano a Misao, y todo deseo de decir algo a persona alguna se esfumó, y su corazón se llenó de congoja; únicamente deseaba estar solo, pero no se atrevió a decirle esto a nadie; así que optó por quedarse quieto en su futón, respondiendo con monosílabos las preguntas que se le hiciesen, y sin lograr pegar los ojos ni un momento por el resto de la noche; dejando que los demás otorgaran su actitud a la fatiga y sin ninguna gana de desmentir estos pensamientos del resto de los Oniwabanshuu.

Al llegar la mañana Aoshi se levantó, resistiéndose a su gran deseo de quedarse en su futón, en parte porque no quería que nadie sospechase lo que estaba sintiendo; y en parte porque no quería ver el rostro de Misao triste y preocupado por su salud; ya tenía bastante con estar sufriendo él, como para además hacer sufrir a Misao por su culpa otra vez; pues estaba consciente de que Misao había llorado mucho por su culpa cuando se fue con sus hombres del Aoiya hacía ya tanto; así como cuando lo de Shishio, e incluso podía incluir un par de ocasiones más; no, ya era suficiente.

Casi una hora antes de media mañana; Kamatari y Steven volvieron al Aoiya de muy buen humor, a pesar de haber llevado casi todo el cargamento de regreso; aunque el rostro de Kamatari se oscureció un poco cuando le preguntaron el paradero del joven Soujiro, y Kamatari tuvo que decir con mucha tristeza que Soujiro había partido la noche anterior nuevamente, y que el momento en que lo vieron partir la noche anterior con Hiko-san era probablemente la última vez que lo verían de nuevo, o por lo menos en mucho tiempo más.

MISAO: Pero, ¿está bien seguro, Kamatari-san?; vaya, es una tristeza, hubiese querido decirle por lo menos que estaba invitado a la fiesta de cumpleaños de Yumiko-san que se celebrará en dos días; tal vez entonces se hubiese quedado.

KAMATARI(cambiando su humor por uno más alegre): ¿Una fiesta?, ¿en serio?. Uy!, eso suena muy emocionante. Seria bonito poder ir a esa fiesta.

MISAO: ¡Pero Kamatari-san, que cosas dice!; si usted y Steven-san también están invitados a la fiesta.

KAMATARI: Pero que lindo detalle, gracias. Espero que no te enojes mucho si declinamos la invitación, creo que no podremos ir.

MISAO: ¿Qué?. ¿Pero por que?

KAMATARI(apoyándose en el pecho de Steven mientras que este lo abraza por atrás): Es que Steven-san y yo partiremos esta misma tarde; ya es hora de que volvamos a casa.

TODOS(menos Aoshi, para variar): ¿Queeeeee?.

STEVEN: Así es, ya no podemos quedarnos más, pues de lo contrario no llegaremos para el inicio de clases; y es que después del barco que zarpa del puerto mañana por la mañana; el siguiente no parte hasta dentro de una semana. Es una pena, pero ya nos tenemos que ir, sorry.

Todos se sintieron muy tristes por esta última noticia, pero sabían muy bien que no podían hacer nada al respecto; así que las chicas ayudaron a la pareja a hacer sus equipajes, los cuales en realidad eran bastante pequeños, por no decir que cada uno llevaba solo lo justo; cuando de pronto Kamatari se acordó de que aún no había comprado presentes para sus dos mejores amigos, Matt-san y Kate-san; ni para sus 'cuñados' y 'suegros'; por lo que con un gritito se fue corriendo del lado de Steven, junto al que había estado al momento de acordarse de esto, dejándolo con un rostro de consternación increíble; y así se fue corriendo donde Misao a exponerle su problema, por lo que ella en un dos por tres organizó junto a Okon, Omatsu y Yuri(quien estaba en uno de sus días libres) una salida de recorrido por el mercado, donde además de ayudar a Kamatari a elegir sus obsequios, también aprovecharían para comprar los regalos que le darían a Yumiko en su celebración; por lo que el resto de la tarde se la pasaron de manera muy animada entre las tres chicas, Kamatari y Yuri, quien era el más afanoso en elegir el regalo adecuado para la dueña de la fiesta. Mientras tanto, en el Aoiya, ya que Steven no tenía mucho que hacer sin su pequeño dulcesito de fresa; decidió que pasarse el tiempo hablando con Aoshi sería una buena manera de pasar la tarde, por lo que se dirigió a su sala de meditación y la escena que allí encontró casi lo dejó en shock.

En vez de estar en su típica posición de loto, Aoshi estaba sentado, recostado contra la pared y con las piernas abrazadas contra su propio pecho; mientras que su mirada se hallaba perdida en algún punto contra el suelo, como si de alguna manera pudiese ver a través de él hasta los mismos abismos del infierno; que era el lugar en el cual sentía que su alma era torturada en esos momentos, he de agregar.

Steven se acercó lentamente hacia el y se arrodilló para estar con el rostro a la misma altura de la de él cuando llegó a su lado; pero Aoshi al parecer no lo notó, por lo menos hasta que sintió la mano de Steven en uno de sus hombros y de pronto levantó las vista hacia él; y Steven pudo notar sus ojos rojos, y en ellos la amenaza de varias lágrimas de salir hacia el exterior, pero aún no habían cumplido aquél objetivo y los ojos del joven líder brillaban de una manera infinitamente triste ante la vista del hombre que se encontraba ahora en frente suyo.

STEVEN: Mr. Aoshi..... ¿Qué le sucede?; necesita hablar con alguien creo yo, si usted lo desea, podría escucharlo.

Aoshi miró a Steven sin hacerle mucho caso a sus palabras, pero al final simplemente dijo..... "La he perdido", cosa que por cierto Steven no entendió muy bien, pero era fácil deducir de que el motivo de su pena se trataba de una chica. Por su lado Aoshi si sentía en realidad la necesidad de hablar con alguien con respecto a el problema que lo atormentaba, pero la única persona que cruzaba por su mente era Hiko-san, y la verdad era que no tenía muchos de cruzar el bosque para ir en su búsqueda, y tampoco lo hubiesen dejado ir en las condiciones en las que se encontraba, si tan solo para dirigirse de su habitación a su cuarto de meditación Misao había lanzado un grito al cielo, y tuvo que dejarse llevar por Kuro y Shiro hasta allí.... en fin, Steven no parecía ser tan mala opción en ese momento, y de todas maneras ya se iba no solo del Aoiya, sino de Japón en poco tiempo; ¿qué mal podría hacerle abrirse un poco hacia otra persona en un momento de necesidad?; así que entre palabras entrecortadas, pues estaba resistiendo al máximo las ganas de llorar; y después de casi hora y media, Aoshi terminó de desahogarse por completo, mientras que Steven lo había escuchado con toda la atención del mundo. Una vez que Aoshi terminó de hablar, esperó que simplemente Steven se parase y se fuese de allí, ya bastante agradecido estaba de que le hubiese escuchado todos sus estúpidos problemas, y no esperaba que hiciera nada más por él. Pero Steven al parecer no pensaba lo mismo, y no se movió de allí como pensaba Aoshi que haría; sino que se acomodó un poco mejor, acomodó su cabeza entre las palmas de sus manos mientras que sus codos descansaban en sus rodillas, ya que estaba con las piernas cruzadas; y luego de un momento de pensar bien las cosas se decidió a hablarle a Aoshi con una seriedad que hasta ese momento Aoshi no había observado en aquél singular personaje hasta ese momento.

STEVEN: Escúcheme Mr. Aoshi; usted a avanzado mucho en su pelea, y si declina ahora en realidad habrá perdido todo por lo que ha luchado; porque hasta donde yo lo veo, usted todavía tiene una gran posibilidad de obtener el amor de esa jovencita. Escúcheme porque yo se de lo que estoy hablándole, yo mismo tuve que luchar mucho para conseguir el amor de Kamatari, y lo mío no fue algo tan simple ni dulce como lo que usted siente, porque créame que cuando le digo que su caso no es tan grave es por que no lo es; si me hubiese rendido cada vez que Kamatari me gritaba que me largase de su lado, y me decía que ya no me quería ver más, o me gritaba en mi cara todas mis faltas para con él; yo no estaría en este lugar viéndolo a la cara como lo estoy haciendo ahora. No importa de que manera, uno debe de luchar por lo que siente, y más si ese sentimiento es amor; y hasta que la última palabra este dicha; nada está decidido. No puede dejarse llevar por lo que una tercera persona dijo o dejó de decir; hasta que no salga de los labios de ella misma que no quiere su amor, o que es al otro joven a quien ama; luche con todas sus fuerzas, no se rinda ante esto si es como usted mismo me demostró ayer, un guerrero; pues no sería digno de usted.

Aoshi miró un poco sorprendido a Steven, pues no creyó jamás que ese hombre pudiera decirle cosas a las cuales le encontraría tanto sentido en un momento como ese; y tras una toma prolongada de aire, Aoshi agradeció a Steven por todo y trató de pararse, pero no le era fácil después de todas las heridas recibidas durante el combate; así que con una sonrisa, Steven ayudó a Aoshi a incorporarse lentamente, y luego los dos salieron en silencio hacia el exterior de la sala de meditación (la cual por cierto esta en un templo cercano al Aoiya); y muy lentamente, ambos se dirigieron hacia la casa en silencio, pero en el corazón de Aoshi una pequeña esperanza renacía gracias a las palabras dichas por Steven momentos atrás.

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Los obsequios que había comprado Kamatari ya estaban envueltos y bien guardados en una maletita extra que compró en el mercado, y ya todo estaba listo para la partida de la singular pareja que se había hospedado por un período tan corto de tiempo en el Aoiya.

Justo unos momentos antes de que la pareja partiera del lugar en busca de transporte para poder llegar al puerto justo para la salida del barco; una carreta llegó a las puertas del Aoiya, y de esta se pudo ver bajar a Cho justo en el momento que terminara de parquearse a la entrada del lugar.

CHO: Bueno, veo que llegué justo a tiempo. El jefe me dijo que les proporcionara una carroza y que me despidiera de ustedes en su nombre.

Kamatari y Steven se miraron el uno al otro, y luego a Cho.

STEVEN: Acaso Mr. Saito se encuentra enfermo.

CHO: No. Simplemente no vino porque se tomo su semana de vacaciones apenas terminó el informe del caso, y no creo que nadie logre moverlo de su casa durante la próxima semana ni aunque le mundo se esté acabando. Es la primera vez que veo que se tome un tiempo para él antes que para el trabajo. Es increíble.

Luego de unos momentos más de despedidas de todos para con la pareja, estos tomaron el transporte que los llevaría hacia su último destino en aquel país durante esa visita en particular; no sin antes un último adiós por parte del coleccionista de espadas para con la pareja.

CHO: Hey!; ya pues no te olvides de por lo menos escribir una vez Kamatari, mira que sabes donde trabajo.

KAMATARI: De acuerdo Cho, en realidad me encanta la idea de tener a alguien a quien escribirle por estos lugares.

Ante la última frase dicha por Kamatari, Misao se adelanta y expresa que en ese caso ella también estará esperando por lo menos una carta suya, pues le encantaría saber algo de su amigo en el futuro; a lo que Kamatari encantado acepta gustoso el tener tantas personas a quien escribir en su país natal. Luego de esto una vez más el coleccionista de espadas vuelve a hablar, pero esta vez y de manera sorprendente se dirige hacia el joven occidental que se encuentra al lado de Kamatari.

CHO: Bueno, Steven-san; no lo conozco mucho pero ya me di cuenta que quiere mucho a Kamatari; pero pobre de usted si me entero que llega a hacer llorar al rarito este; mire que teniendo en cuenta que ambos estuvimos juntos en el Juppon Gatana, podría decirse que somos familia, así que ya sabe que él tiene alguien que lo defienda.

Ante semejantes palabras, más de uno se sorprendió sobre manera, pero por su parte Kamatari se emocionó hasta las lágrimas, terminando así por dar un último gran abrazo a Cho, quien hizo como si quisiera quitarse a Kamatari de encima, pero luego él también respondió al abrazo, y tras un último deseo de que se cuidasen mucho y un último adiós por parte de todos, la pareja se metió a la carroza y luego de que el chofer de esta indicara a los corceles que era hora de partir; Cho se retiró discretamente por un lado y se fue con rumbo a la comandancia de policía.

Por su parte la pareja que estaba en la carroza comenzó a recordar todo lo pasado en los últimos días.

KAMATARI: Vaya que pasaron muchas cosas en tan poco tiempo; aún no puedo creer que al irme por segunda vez del país me lleve conmigo tantos recuerdos hermosos de personas que me quieren y a quienes quiero, y sobre todo - y entonces miró a Steven de manera profunda- junto a ti.

Ante tales palabras Steven abrazó a su pareja con emoción; y luego de unos momentos dijo.

STEVEN: En serio crees que me veo más sexy vestido con un gi.

KAMATARI(muy pícaramente): Hai, lástima que no nos alcanzara el dinero para comprarte uno.

STEVEN: Pues, recuerdas el gi que use para la batalla; sucede que estaba en tan malas condiciones que ofrecí pagar por él a tus amigos; pero ellos dijeron que no era necesario y ...... encima de todo..... me lo re-la-ga-ron. ¿Crees que podremos darle buen uso cuando lleguemos a casa.

Steven miró de manera pícara a Kamatari mientras decía esto, y luego frotó su mentón sobre la cabeza de su prometido y le dio un besito; pero entonces pudo notar que algo de tristeza se pintaba en el rostro de Kamatari.

STEVEN: What's the matter, honey?

Kamatari miró a Steven y no pudo dejar de decir.

KAMATARI: Es que.... quisiera poder haber visto por lo menos una vez más a Soujiro-chan; en realidad lo voy a extrañar mucho, y lo peor es que no se si volveré a saber alguna vez de él otra vez.

Entonces el ruido de algo golpeando una de las puertas de la carroza se dejó oír; y movido por la curiosidad, Kamatari abrió la puerta donde se oyó el ruido y casi al extremo de esta vio un puñal clavado con un papelito atado a la empuñadura; y luego al volver la vista sobre el camino que habían pasado pudo ver la figura sonriente de Soujiro despidiéndose con una mano, para luego desaparecer entre la maleza del bosque que estaba alrededor. Al volver a su asiento leyó el pequeño mensaje que le había mandado su amigo en voz alta para que Steven también se enterara de lo que decía, y esto fue lo que leyó:

"Espero que tengas un muy buen viaje de retorno a América. Con suerte nos volvemos a ver alguna vez cuando vuelvas por aquí. Solo por si acaso te dejo al reverso la dirección de una casa por la que paso cada 3 a 4 meses, por lo que si quieres podemos mantenernos así en contacto.

Dale mis saludos a Steven-san, y dile que fue un placer conocerlo."

Seta Soujiro

Emocionado por lo que acababa de sucerderle, Kamatari se dejó envolver entre los brazos de Steven, mientras que en su mente se tejía ya un cronograma perfecto para darse tiempo de ir a echar las cartas al correo de la ciudad donde estaba estudiando, los días domingo, y pensaba que clase de cosas podía escribir llegado el momento. Con estos felices pensamientos en la mente de su ocupante, la carroza se fue alejando cada vez más hasta perderse en el horizonte.

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Al día siguiente la actividad en el Aoiya era tan vivaz como siempre; la comitiva de ese día ya había vuelto de hacer las compras en el mercado y la comida que se serviría en el menú ya estaba siendo preparada. El lugar ya había sido limpiado, los cachorros ya habían sido alimentados, y Aoshi había partido, a pesar del sin número de protestas, hacia la casa de Hiko-san para continuar con aquél misterioso entrenamiento. Solo faltaba un día para la fiesta de cumpleaños de Yumiko-san.

SEIJURO: Bueno, bueno; por lo menos eres un alumno aplicado. No muchos hubieran asistido en las lamentables condiciones en las que te encuentras; pero teniendo en cuenta lo que me has contado no te culpo. Estas en un punto crítico de la lucha, que bueno que no te hayas desanimado ante el panorama que se presenta ahora frente a ti. Estas mostrando una gran fuerza en todo este asunto.

Aoshi no dijo nada al respecto de lo que Seijuro estaba diciendo; pero tampoco mencionó la conversación que había tenido con Steven, eso era algo que deseaba guardar para sí mismo. Mientras tanto, Seijuro a quien le daba lo mismo que Aoshi le respondiera o no, continuo impartiendo la 'clase' de ese día.

SEIJURO: Bien, tenemos un evento importante el día de mañana; una fiesta. Si hay algo que debo decir acerca del padre de Yumiko es que le gusta que su pequeña lo tenga todo; por lo que la fiesta de mañana será bastante suntuosa y habrá de todo, pero lo que más nos interesa a nosotros es que habrá una actividad en especial: "BAILE"; y ese es el tema al que nos referiremos el día de hoy; por lo que te haré una pregunta que supongo que ya puedes imaginar..... ¿Sabe bailar Shinomori-san?

Ante semejante pregunta Aoshi bajó la vista avergonzado; toda su vida había practicado para luchar, y era en realidad bastante hábil para muchos ejercicios físicos; pero jamás se había preocupado por aprender algo como bailar; y con un leve movimiento de cabeza Aoshi negó la pregunta que se le había formulado. Con un suspiro de resignación, Seijuro miró al cielo y luego continuo con su clase pues ya esperaba esta respuesta.

SEIJURO: Bien, bien; dividiremos la clase de hoy en dos parte: Bailes tradicionales japoneses, y ese baile occidental que tanto se practica últimamente, el vals.

Y acto seguido se levantó y le dijo a Aoshi que se levantara también.

SEIJURO: Comencemos por lo nuestro; primero los movimientos fundamentales, luego yo guío y por último usted guía. Lo mismo luego para aprender el vals. Creo que nos pasaremos aquí el resto del día. ¿Listo?

Con un leve rubor en sus mejillas Aoshi asintió a la pregunta de Hiko-san; y luego de esto la clase comenzó; y tal y como Seijuro lo predijo, Aoshi no volvió al Aoiya hasta bien entrada la noche; y tan cansado que lo único que se limitó a hacer fue ir de frente para su habitación, donde cayó de largo sobre su futón y se quedó profundamente dormido hasta el día siguiente.

Por su parte en el Aoiya, luego de haber realizado todas las actividades de ese día; el grupo completo se dedicó a buscar el atuendo correcto para la celebración del día siguiente; y luego de haberlo preparado todo, y en vista de que Aoshi no llegaba aún y no daba señales de volver muy temprano que digamos, entre Misao y Yuri fueron a su habitación, y rebuscando juntos entre la ropa del líder Oniwabanshuu escogieron un gi que les pareció el adecuado, y lo dejaron muy delicadamente sobre una manta y enrollado en el suelo, listo para ser usado al día siguiente.

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A la tarde del día siguiente, todos se estaban preparando para la fiesta a la que habían sido invitados; cada quien estaba elegantemente vestido, incluso Aoshi, quien con sorpresa había encontrado uno de sus trajes elegantes listo para ser usado ese día, pero no hizo mayores preguntas acerca de quien lo había dejado allí, pues esperaba y quería creer que había sido Misao, quien se preocupaba por el una vez más, como ya lo había hecho anteriormente tantas otras veces.

Habían contratado una carroza para que los llevase hasta la casa de Yumiko, y esta acababa de llegar justo unos instantes después de que todos estuvieron listos; así que todos subieron, y paradójicamente Misao quedó sentada exactamente entre Yuri y Aoshi, para completa incomodidad de este último; aunque algo en él estaba dándose cuenta que Yuri no era tan mala persona, aunque la mayor parte de él se negaba a dar un sí completo a este pensamiento.

Luego de casi 20 minutos de marcha lenta en la carroza, llegaron a las puertas de una casa casi tan grande como el Aoiya, y elegantemente decorada con lindas lamparas pintadas a mano de manera exquisita, pequeños colgantes de todas formas y colores, y un gran jardín en cuyo centro podía observarse un imponente árbol de sakura, rodeado de hermosas flores blancas, rojas y naranjas; y una pequeña y hermosa lagunita atravesada por un elegante puentecito decorado con aves de brillantes colores pintados en los barandales; mientras que en la lagunita se podía observar peces de todos tamaños y colores nadando, gracias a un par de lamparas dispuestas en lindos postecitos de madera a uno y otro extremo de la lagunita; en fin, un pequeño paraíso.

Luego de admirar aquello; el grupo fue guiado hacia el interior de la casa, donde fueron recibidos por la misma Yumiko y su padre, el cual era un hombre algo entrado en años, y con un rostro muy bondadoso que dejaba sentir una gran calidez a aquellos que lo conociesen. Por su parte Yumiko estaba elegantemente vestida con un hermoso kimono blanco, con flores rojas y azules bordadas con hilos de seda, y en el cabello podía verse un hermoso adorno de plata, que resaltaba de manera excepcional contra el cabello negro de la joven. Todos se quedaron sorprendidos ante la belleza de la joven, pero el que casi se queda mudo de asombro fue Yuri, quien por un momento pudo jurar que estaba observando a un ángel que había bajado del mismo cielo justo delante de sus ojos; y fue Misao, quien con un ligero golpecito que nadie notó logró sacarlo de su ensueño justo a tiempo para que respondiera al saludo que le hacían la joven y su padre.

Momentos después todos pasaron hacia el interior, hacia el salón principal y pudieron observar una gran cantidad de personas que habían asistido; todos igual elegantemente vestidos. Y fue allí, que en medio de toda esa gente pudieron observar un rostro conocido, el cual les fue difícil reconocer en un primer momento debido a que no llevaba su usual gran capa consigo. De manera alegre y con una copa de sake en la mano, Hiko Seijuro se acercó al grupo de recién llegados; vestía un gi marrón oscuro, con bordes mostaza en el cuello y las mangas; y más de una chica en el salón ya se encontraba babeando por ese apuesto maestro desde hacía buen rato.

SEIJURO: Bien, veo que por fin llegan; comenzaba a pensar que se habían perdido en el camino o algo parecido.

Luego del comentario, Okon y Omatsu tomaron sus lugares de siempre a uno y otro lado del apuesto maestro, mientras que este charlaba de manera casual con Okina y Aoshi; mientras tanto, Shiro y Kuro decidieron explorar los terrenos inexplorados, osea se fueron a conocer a todas las lindas amigas de Yumiko; y por último, Misao y Yuri se alejaron un poquito de todos y comenzaron a hablar en voz baja.

YURI: Demo, Misao-dono; yo no creo ser capaz de lograrlo. Ya vio todo esto, no soy nadie para ella; jamás lograré estar a su altura; no tengo nada que ofrecerle.- terminó diciendo tristemente y sin ninguna esperanza en el corazón.

MISAO: ¡Que vergüenza Yuri-san!; ¿como es posible que piense eso luego de todo lo que me dijo el otro día?, no va a echar por tierra todo lo que con tanto trabajo nos costó planear; y por último créame que no tiene nada que perder; vamos, recuerde que lo haremos tal y como lo practicamos, y así usted tendrá una oportunidad de hablar con Yumiko-san. ¡Así que no la desperdicie!

Luego de esto, Misao se alejó de Yuri y se fue a hablar con Yumiko; mientras que Yuri la observaba con una mezcla de terror y felicidad pintada en el rostro; y luego de un momento, Yuri pudo ver como Yumiko se dirigió hacia otro lugar, seguida por Misao, quien le hizo la señal pactada a Yuri, quien luego de tragarse todos sus temores, respiró hondo y se dirigió, bastante tambaleante, hacia donde se habían encaminado en un principio las dos jóvenes, mientras que en su mente el pensamiento *Vale todo*, era repetido de manera insistente una y otra vez.

Mientras tanto, luego de haber llegado a un punto en el corredor en el que no había nadie, Yumiko se detuvo y preguntó...

YUMIKO: Qué era eso tan importante de lo que quería que habláramos Misao-dono.

Misao algo nerviosa miró para atrás hasta que por fin vio la sombra de Yuri, y entonces diciendo que se había olvidado algo le pidió a Yumiko que la aguardara allí un ratito y se fue; y entonces para sorpresa de Yumiko, Yuri se le presentó delante y le dijo que tenía algo muy importante que decirle.

Cuando Misao volvió al salón, comenzaron a tocar un vals de esos que de los tanto había escuchado, y le pareció una música sumamente bella; y dirigiéndose hacia donde estaba Okina y los demás, iba soñando con que Aoshi la sacara a bailar.

Momentos antes; Seijuro había logrado liberarse del abrazo de las jóvenes ninjas por un momento y llevando a Aoshi hacia un rincón le había dicho...

SEIJURO: Vamos, no me maté durante todo un día enseñándote a bailar para que al final te quedaras parado como un poste en medio del lugar. Haz que tu maestro se sienta orgulloso de ti, vamos!.

Y entonces Aoshi buscó con la mirada a Misao, pero no la vio, y fue en ese momento en el que comenzaron a tocar esa música de vals y la vio entrar por un costado del salón y poner una cara de ensoñación al escuchar la música. Un momento después Misao se acercó al grupo y dijo que era una música muy bella, y que le encantaría bailarla por lo menos una vez, y ante el asombro de todos los Oniwabanshuu, y la satisfacción de Seijuro; Misao escuchó una de las frases que nunca olvidaría que habían salido de los labios de Aoshi.

AOSHI: ¿Quieres bailar Misao?

Como en medio de un sueño maravilloso, Misao aceptó sin pensarlo dos veces, pero entonces recordó que no tenía la más mínima idea de cómo se bailaba; y luego se preguntó donde había aprendido Aoshi-sama a bailar vals, cuando estaba segura de que ni en los bailes de las ferias lo había visto participar. Por su lado Aoshi le dijo que no importaba que no supiera bailar, que tan solo se dejara llevar, y tomándola de una mano la llevó a la pista de baile; y a pesar de todos los pisotones de parte de Misao, y del hecho de que él fuese mucho más alto que ella; ambos pasaron uno de los mejores momentos de su vida durante los breves minutos que duró la música; y Misao no pudo resistirse a la tentación de preguntarle a su Aoshi-sama donde había aprendido a bailar así.

AOSHI: Un buen guerrero debe estar preparado para todo.

Fue todo lo que Misao obtuvo por respuesta, pero no le dio gran importancia porque la verdad era que se sentía en el mismo cielo.

Una vez que hubo terminado la música, Aoshi pensó pedirle a Misao una siguiente pieza, pero entonces vio a Misao mirando hacia algún lugar, y al dirigir su vista hacia donde Misao estaba viendo pudo ver que se encontraba Yuri; y luego Misao se alejó de él diciendo que tenía algo importante que hacer, dejando a Aoshi con el corazón lleno de temor.

Una vez que Misao alcanzó a Yuri, esta le preguntó que tal le había ido y que donde se encontraba Yumiko-san; pero por toda respuesta un MUY sonrojado y eufórico Yuri le dijo que por favor lo acompañase a algún lugar pues necesitaba contarle algo con urgencia; y justo cuando se iban por otro lado vio ingresar al salón a una también muy sonrojada Yumiko.

Aoshi dudó varios minutos en seguir a aquella pareja, pero tenía que asegurarse de qué era lo que estaba sucediendo en realidad, y terminó por seguir de manera cautelosa el camino que había tomado ese par.

Por su parte, Misao y Yuri llegaron a un lugar solitario y allí Misao le preguntó emocionada a Yuri si se lo había dicho a Yumiko; a lo que Yuri dijo que sí, y que ella sentía lo mismo que él; pero justo cuando Misao estaba a punto de celebrar diciéndole que ahora venía la segunda parte del asunto y todo eso; Yuri la detuvo en su alocada carrera de palabras diciendo que aún había algo más.

MISAO: ¿Algo más?, no entiendo a que se refiere Yuri-san.

YURI: Es que me emocioné tanto, que sin querer le pedí que se casara conmigo.

MISAO: ¿QUÉ TU HICISTE QUEEEEEEEE?

YURI: Fue algo que me salió del corazón Misao-dono, no lo pude evitar.

MISAO: ¿YYYYY?

YURI: Pues..... que...... ella..... dijo...... que...... hmmm, sí.

MISAO(ultraemocionada): Yuri-san!!!!!. No puedo creerlo, definitivamente el habernos enamorado fue lo mejor que nos pudo pasar.- tras lo cual abrazó efusivamente a su amigo.

Y fue exactamente para escuchar la última parte de esta frase que Aoshi llegó y vio a los dos jóvenes abrazados 'El habernos enamorado fue lo mejor que nos pudo haber pasado'. Ese momento fue el peor de la vida del joven guerrero; sintió como el corazón se le estrujaba, que la tierra temblaba bajo sus pies. Ahora sí, su mundo se había acabado; y ese sueño en el que se vio envuelto minutos antes mientras bailaba junto a la mujer a la que amaba, se había vuelto una horrible pesadilla. Sin poder soportarlo más, dio media vuelta con las pocas fuerzas que le quedaron tras el impacto de ese golpe y volvió sobre sus pasos hacia el salón donde se encontraba el resto de los invitados; y no se dio cuenta que poco después de que él llegó al salón, la pareja de jóvenes llegó detrás de él.

YURI: Misao-dono; ¿Qué le sucede a Aoshi-sama?, mire parece como muy pálido.

MISAO(comenzando a preocuparse): Cierto; vamos a preguntarle que es lo que le pasa.

Y fue así que los dos jóvenes se dirigieron hacia Aoshi; pero este, al verlos tan cerca se dio cuenta de que no podría enfrentarlos, y se dirigió hacia una de las salidas que daban a un corredor, esperando de alguna manera encontrar un lugar donde quedarse hasta que toda esa horrible noche llegara a su fin. La pareja notó este extraño comportamiento y se decidió más que nunca seguirlo; pero una voz los detuvo, mientras que alguien pedía a uno de los dos que se detuviese pues tenía algo que hablarle de manera urgente.

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Aoshi caminó lo más aprisa que pudo por aquél largo corredor, sin darse cuenta que una sombra iba tras él, pisándole los talones. Pronto encontró una habitación vacía, donde no había nada más que un par de banquitos, una mesita baja, y nada más.

Aoshi se metió en aquella habitación y comenzó a dar vueltas en ella, como si no supiera por donde ir, sin darse cuenta que aquella sombra lo estaba observando en todos y cada uno de sus movimientos. Por último se paró en medio de la habitación y apretó los puños, mientras sofocaba un grito desesperado que amenazaba salir de su garganta, al igual que un torrente de lágrimas en sus ojos.

AOSHI: Bien; ya lo decidí, me iré mañana mismo del Aoiya; si ella es más feliz con Yuri-san, pues yo no soy quien para impedir su felicidad.

Bueno, esto lo dijo lo más calmado que pudo y en voz baja; pero entonces su ira estalló y comenzó a gritar, aunque estaba tan lejos del salón principal, y allí había tanto ruido; que nadie, excepto la persona que lo había seguido, podía escucharlo.

AOSHI: ¡POR QUÉ!. ¡POR QUE SE TUVO QUE ENAMORAR DE YURI-SAN!. Justo ahora cuando daría mi vida entera porque ella siguiera queriéndome como más de uno me lo ha dicho hasta hace poco. Misao, mi querida Misao; nunca más volveré a ver tu hermoso rostro..... nunca más volveré a interferir en tu vida. Misao.......

Y tras terminar de sacar toda su frustración, caminó sin rumbo por la habitación, como buscando una salida hacia algún lugar donde lograra olvidar sus penas; y mientras tanto, dos gruesas lágrimas cayeron por sus mejillas.

Fin del décimo capítulo

Notas de autor:

Bueno, bueno; que puedo decir excepto que este es uno de los capítulos más cebolleros de este fic, por no decir el más cebollero.

La gente se fue, cada quien por su camino, más de uno a encontrado la felicidad; pero al parecer una gran decisión ha sido tomada por el líder de los Oniwabanshuu luego de estar oyendo cosas que no debía. ¿Ven como no es bueno meter los bigotes en donde no se debe?. Ay, Aoshi; Aoshi, Aoshi, Aoshi; que más puedo decir excepto ........ Ay, Aoshi.

Bueno; antes de pasar al vocabulario de este capítulo quiero decirles que no se pierdan el desenlace de este fic en el siguiente y último capítulo; veremos entonces que es lo que pasa con todo este enredo al fin de cuentas, y no se olviden de mandar sus sugerencias y comentarios a chibineko_7@hotmail.com.

Un bechito felino a todos

chibineko =^.^=

-Honey: Miel; aunque en este caso puede ser utilizado como un adjetivo cariñoso, algo como mielesito o dulcesito.

-Sorry: Lo siento, perdón.

-What's the Matter: ¿Cuál es el problema?

-Demo: Pero

-Hai: Si

-Sakura: Árbol de cerezo.

Siguiente capítulo XI: La declaración.