CAPITULO DECIMO SEGUNDO



La fiesta se celebraba en el cuarto de los chicos de 7º año. Hermione lo había agrandado y de alguna forma, había echo pequeñas habitaciones separadas en la que había una cama. En el medio, había una mesa con cerveza y comida para picar. La noche transcurrió normal. Salvo que todos/as estaban borrachos/as y las habitaciones que había echo su amiga estaban ocupadas. Solo quedaban pocas personas. Algunas de otras casas, que se habían unido. Ya eran sobre las tres y media de la mañana. Harry estaba todavía un poco sobrio, con lo que dijo a los que quedaban que les llevaría a sus respectivas torres con un encantamiento. Para que así, no les pillaran.

Cuando ya no quedaba nadie, Harry salio de la torre como pudo y fue hacia su dormitorio. No supo como llego, pero estaba delante de los cuarto de Snape llamando a la puerta. El dueño la abrió.

-Dios mío Harry. Creía que tendrías un poco más de decencia -dijo al ver a Harry tambaleándose. Salió fuera y obligo a Harry entrar dentro.

Luego le dio un vasito que contenía una poción anti resaca, y le llevo a su dormitorio. Le acostó en su cama, y se dispuso a salir para dormir en el sillón.

-¿Sev?

-¿si? -dijo dándose la vuelta.

-¿querrías dormir conmigo? Es que tengo frió.- le dijo medio somnoliento.

Snape se quedó con la boca abierta sin saber que decir.

-.por favor -rogo Harry.

Snape sonrió a la petición y se metió en la cama con Harry. Éste se volvió para quedar mirandole frente a frente, y le abrazo fuertemente. El profesor no dijo nada y le dejó acurrucarse contra él.

-¿Sabes una cosa, Sev? -preguntó Harry mirando a los ojos.

-.¿Qué?

-Me gustas mucho. Te amo. -Y dicho esto, le dio un pequeño pico y se quedo dormido.

Snape se quedo paralizado // ¿Qué? -pensó asustado//

.Los borrachos nunca mienten.

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Bueno, bueno. ya se van acercando.