Una Noche
La caída
Por: Sakura_corazón
Nadie en realidad sabe lo que paso. Ya que los protagonistas
murieron, desaparecieron o eran solamente un bebe de un año. Ese día el
mundo mágico festejo como hacía mucho no lo recodaba. Habían
lagrimas de felicidad por todos lados ó eso es lo que creían.
Mientras unos lloraban de felicidad, pocos lo hacían por rabia e
ira. Ese día su gran señor había caído.
Lord Voldemort murió y a manos de un infante de la edad de un año.
Sus seguidores no lo creían. El gran Lord, el temible señor
que no le tenia misericordia a nadie. Él, con una gran
ambición de conquista y dominio como lo soñó e intento alguna vez Napoleón, El
grande. Él mismo, que tenia el ideal de Adolfo Hitler, eliminar a la
escoria sin magia y regir como un rey. Él, que lo había unido
bajo su mando, prometiéndole grandeza y gloria. Hoy no estaba
con ellos.
Ahora a ellos le tocaba mantener y cuidar el reinado de terror que había
causado al mundo. Debían hacerlo para cuando lo trajeran del
mundo de los muertos. Los cinco amados seguidores, los del
poder necesitaban reunirse para idear una idea y mantener la situación a flote.
El sonido de pasos aumenta por le pasillo. Al final del cual
estaba la recamara principal. La puerta se abre dando paso a
un hombre de cabellos rubios y ojos de acero liquido. El
rostro siempre tranquilo, como de un ángel reflejaba en ese momento
irritabilidad y rabia. Con movimiento automático se iba
quitando la camisa blanca. Tenia que hacerlo, la sangre que
tenia la camisa delataría que había matada a alguien hacia unas horas.
Atrás de él, una mujer lo acompañaba. De cara bonita y delicada como las
muñecas de porcelana. De piel nívea, rasgos finos. Su melena rubia
ceniza, sedosa y suave iba al compás de su caminar. Al tiempo
que él se quitaba la camisa, ella se dirigía al armario de caoba sudamericana
que había en la amplia habitación. Algo nerviosa abrió el
armario y saco una camisa de fina confección, de satín negro.
Se acerco al hombre delante de ella y con cuidado vio sí tenia alguna
herida. Nada. Un suspiro de alivio brota de
sus labios pálidos. Él estaba callado, se podía apreciar que
estaba pensando. Pensando en que hacer. Había
estado cerca del lugar cuando sucedió el hecho.
Sabes como paso? –pregunto lentamente la mujer. Él tomaba la
camisa y se la colocaba encima.
No, no lo sé – contesto, ella le abotonaba cuidadosamente la
camisa. Trataba pensar fríamente. Tenia mucho porque
pensar y en especial por su hijo y el otro que estaba en camino.
Se formara una casería, lo sabes. –le dijo suavemente, como tratando de no
darle importancia al hecho que ellos eran de la elite de los death ether.
Qué él era uno, por no decir la mano derecha de Voldemort.
No piense en eso por ahora – le pidió al tiempo que se termino de peinar sus
finos cabellos rubio.
No me extrañaría que nos estén buscando –al decir esto, las llamas de la
acogedora chimenea, que se encontraba enfrente del lecho matrimonial. Se
avivaron y tornaron verde claro.
El hombre toma una espada de fino acabado que guarda en el armario de
caoba. Parecería muy frágil ó de juguete. La realidad
es otra, de liviano titanio temblado es la hoja. Perfecta para
destruir todo lo que toque. La empuñadura de plata en forma
de una serpiente enroscada, le daba un toque especial. La
mujer toma su vara. De unos veintidós centímetro, el núcleo esta formado
por cabellos de unicornio y escamas de dragón, de un raro sauce negro,
flexible. Excelente para duelo y transformaciones. Lista en su mano
para lo que sucediera. Los dos se encontraban en posiciones
de combate esperando cualquiera cosa salir de la chimenea. Sus
respiraciones sincronizadas, los músculos tensos.
Una voz se escucho por la habitación. Primero lejos, casi inaudible.
Después cada vez mas clara. Parecía una discusión entre dos
personas. Una cara conocida apareció en las llamas.
Estaba un hombre de facciones fuertes. Los cabellos negro ébano siempre
bien peinados y cuidados estaba todo sucios y revuelto. Su
rostro estaba más pálido de su normal color cenizo. Sus ojos
chocolate oscuro se veían más oscuro, casi negro de lo que en verdad
son. Parecían sin vida. Lo normal para
ellos era ocultar los sentimientos ó las emociones, no la vida.
Lucius estas ahí –pregunto ásperamente. El que no lo conocía diría que
esta normal, pero él como su amigo, sabia que su alma estaba intranquila y
preocupada. La pareja al ver quien era, respira más tranquila
y dejo sus posiciones. Más relajados se acercaron a la
chimenea.
Sí, aquí estoy. Narcisa me acompaña –respondió tranquilo él aludido
- Qué ha pasado? Sabes algo. Te encuentras bien –lo inicio a
bombardear con preguntas, las cuales no siguieron brotando de sus labios porque
él que lo llama lo interrumpió.
Han atrapado a White, Carmain, Mead y a Meigs. Fue una
redada. Los demás están alterados y preocupado. Mas
ahora que le han dado plena potestad de matar a cualquiera que tenga la
marca. Esto será una masacre. Los contactos
en el ministerio han informado que eso es una locura; están formando los grupos
de asalto para capturarnos. Leangaster, Rosier y Zambini
estamos reunidos en la casa mía. Necesitamos tomar decisiones. – fue
interrumpido
Calma, calma, Severus! –tomo una pausa, el hombre que estaba detrás del
fuego lo miraba esperando alguna respuesta o indicación- nos vemos aquí en dos
horas. Solamente, Zambini, Lestrangue y tu. – Snape, lo miraba inquisidoramente
tratando de leer los pensamientos. Nada logro.- pásame a
Rosier. –Él con sus ojos de cuervo, sonrió algo macabro y asintió. A los
momentos, quien se apreciaba era Rosier.
Su corto cabello negro opaco, mas bajo que Severus. De contextura delgada,
pero eso no le quitaba su fuerza. Su piel siempre rosada, se encontraba
pálida. Sus ojos azules brillantes se encontraban algo opacos, sin
brillo. Una sonrisa diabólica adorna sus labios algo carnosos.
Dime Malfoy – impaciente le pregunto – se pone en marcha el plan del maestro.
Si, ve y busca a Wiess. Esta cuidando a la heredera. Sabes cual es
tu misión. -frío y serio le contesto- silencio total sobre el
asunto. Solo tú y yo lo sabemos. –continuo hablando- yo te
buscare, solo yo. Eso es todo –el hombre lo miraba fijamente analizando cada
palabra dichas- No lo defraudes.
Rosier asintió –No te preocupes, no fracasare- dicho esto se
retiro. Las llamas ante verdes regresaron a su rojo naranja
normal. Un silencio envolvió la habitación. Narcisa
lo miraba detenidamente con sus ojos azules, los cuales brillaban por la luz
del fuego. Con movimiento gatuno se acerco a su
esposo. Suavemente le tomo la mano. Le
deposito un tierno beso en el dorso. Después de esto lo
apretó contra su pecho para que sintiera los latidos de su corazón palpitante.
Él con su otra mano la atrajo mas a su cuerpo fuerte y tibio fundiéndose en un
solo abrazo. Los dos tenían miedo, miedo de perder todo lo
que amaban. Ella perderlo a él y él perderla a ella. Ya
los dos habían perdido a su guía y lo único que le quedaba era uno al otro.
Lucius que haremos –pregunto entrecortadamente, temiendo la respuesta de
él. Ella estaba seria. En su mente había en
ese momento mil pensamientos, pero el más recurrente era como salir impunes y
libres de los estúpidos del ministerio. Tenían que
hacerlo. Su hijo no crecería sin un padre y mucho menos sin
una madre.
Tu no te preocupes. De esto saldremos. –le dijo mientras
suavemente aspiraba la esencia de jazmín que ella siempre usaba.-
Es ha mí a quien llevarían, si encuentran a algún marica que se atreviera
hablar -dentro de ella crecía una furia, como podía decir
eso. Mientras a él se le destruía el alma al decir estas palabras, seguía
hablando.
Tu nunca participaste activamente en las misiones en donde habían muertos, así
que no te preocupes. Además no permitiré que te atrapen, mi flor. –le
dijo atrayéndola mas hacía sí- Quiero que te prepares para abandonar el país
esta noche. Té iras con Draco a la finca de verano. La
de Noruega. –ella no pudo contenerse mas, abruptamente se alejo del
cálido cuerpo que la aprisionaba. Con su delicada mano le
propino una bofetada en el níveo rostro de su esposo. Él la mira
desconcertado. Se llevo su mano al rostro adolorido, podía
verse donde había golpeado. Nunca lo habían golpeado así en
su vida.
¡¡¡Cómo te atreves a hacerme esto!!! –le dijo amargamente, al borde del llanto.
–escúchame bien Lucius Malfoy. Soy tu esposa y como tal permanecerá
a tu lado en todo momento. Eso lo dejamos claro el día de
nuestra boda – una lagrima se deslizaba por la piel roja de la ira que sentía
por lo dicho de su esposo. Trato de seguir hablando, pero no
pudo. Tenia un nudo en su garganta. Esto era algo
difícil de ocultar.- Estúpido, no entiendes.
Somos uno, aunque no lo creas. –oculto su rostro entre sus manos y un
suave llanto invadió la recamara.
Él la seguía mirando atentamente. Nunca espero esa reacción
de parte de ella. La siempre elegante, reservada y discreta.
Narcisa Lovedhigth. Esta frente a él mostrándose como era en
realidad. Alguien que sentía y lo amaba profundamente.
Ella se cubría su rostro con las manos, no quería que la viera
llorando. Él la miraba atentamente, nunca se espero esta
reacción. La calculadora, reservada y sobretodo sagas
esposa. En su corazón y alma se hizo un nudo.
No podía vivir si era lastimada en alguna forma. Uno de
sus mas preciados tesoros. Ante él estaba ella.
Pudo sentir su furia y rabia en la bofetada que recibió hacía unos
momentos.
El se deja caer en la suave cama matrimonial. Miraba hacia el
piso. Solo se escuchaba la respiración de ellos en la
habitación, no había más palabras.
Ella seguía sollozando ahora desde el piso frió. El hermoso
cabello caía como una cascada sobre su rostro, impidiendo que no se viera el
rostro bañado de lagrimas. No tenia fuerzas, su corazón no
soportaría alejarse de su amor. Él levanta la mirada y la
vio. Ahí en el piso, su cuerpo estaba echo un ovillo, frágil.
Con cuidado camino hacia ella. Se acuclillo frente a
ella. Sus manos suaves recogían el fino cabello que le
impedía ver su rostro.
Ella no prestaba atención a las suaves caricias que le daba su esposo.
Tenia miedo. Mucho miedo. De quedarse
sola como cuando era niña. Cuando su padre la abandona.
Lo mismo fue aquella vez.
Hija puede venir.
–un hombre estaba sentado en una butaca en medio de la sala.
Sus ojos castaños brillaban al compás del fuego de la
chimenea. La mirada estaba perdida, ida.
Haría algo que talvez la afectada nunca se lo perdonaría.
En su mano tenia una copa de brandy. Le dio un
sorbo. Una niña de siete años se acerca al
hombre. Afectuosamente le dio un abrazo.
¡¡Sí papá!! –dijo
alegremente. El hombre sonrió ante tal alegría y cariño que
irradiaba su retoño.
Iras de viaje, a Noruega. A la cabaña de tu abuela.
-la nena sonrió y dio un pequeño salto de alegría.
Vendrás conmigo, papi -los ojitos azules lo miraban
atentamente. Le sonrió y le dijo que no.
Ella simplemente lo abraza y se fue a jugar. Los días
pasaron y llego la hora para salir de viaje. La mama la
abrazo fuertemente y se despidió de su retoño querido. El
papá también se despidió afectuosamente. El viaje fue
lindo.
Quería contarle a su papá los pormenores del mismo.
Al regresar a su hogar, corrió por la escalera. Sabia que
lo encontraría en el ático. Ese era el refugio de ellos
dos. Al entrar no vio nada. El sillón
rojo vino no estaba al igual que el escritorio. Nada
estaba. Salió de ahí pensando que pasaba.
Fue al cuarto de mama. Con cuidado abrió la puerta y entro
la habitación. La vio en la cama llorando. Se acerco
y con sus pequeñas manos le soba la cabeza.
Mami que paso, porque lloras –le pregunta dulcemente- sabes donde esta papá.
La dama la mira dulcemente, se ha sacado las lagrimas. Se
sienta en el medio y con cuidado se pone a la pequeña en el
regazo.
Narcisa, escucha bien lo que te diré. No lo tomes como un
relajo. Tu papá se fue y no regresara más.
Decidió irse y dejarnos aquí. –la pequeña solo parpadea al
escuchar esas palabras de la boca de su madre. La mujer la abraza
y volvió a llorar amargamente.
Ella a partir de es día decidió no dejar ver sus sentimientos de afectos
hacia las personas. No quería ser lastimada por nadie
nuevamente. Mas, cuando supo por que se fue de su
lado. Por otra mujer. Una Muggel
Desde ese día aprendió a odiarlas y maltratarlas.
Hasta que conoció a Lucius Malfoy, el cual con sus ideas de deshacerse
de los sin magia lo siguió. No sabe cuando los encantos de
Lucius la envolvieron y cayo perdidamente enamorada.
No me dejes, Lucius, por lo que más quiera, no me dejes. –le dijo entre
sollozos.- no quiero que me dejes. - él la abrazaba y ella
lloraba en sus brazos.
Lucius sabia del pasado oscuro de ella y calla en cuenta él porque de las
suplica. Había violado la promesa que ellos dos se habían
hecho el día de su boda. "Nunca dejarse uno al otro".
Amor, calma. –le susurro al oído tiernamente- no te dejare, lo prometo
nuevamente. Disculpa, pero me volvería loco si te lastiman.
Lo siento tanto. No te quería angustiar.
Lo siento.
Sus ojos azules claros, estaban tan cristalinos como un mar en plena tormenta,
oscuros. Los de él siempre brillantes como el acero pulido,
se veían opacos, tristes. No se dejaban de mirar.
Los dos veían el dolor del otro.
Él se acerca y le dio un beso en la frente. Ella sonrió un poco. Él
suavemente le besa cada uno de los párpados y limpio las lagrimas que le
quedaban en ellos.
Ven tenemos que prepararnos para esta larga noche. - Se levanto y la ayudo a
ella a levantar. Un llanto se escucho en una de las
habitaciones y seguido de esto un fuerte estruendo. Los dos
salieron a ver que es lo que pasaba.
Uno de los elfos estaba con el pequeño bebe tratando de calmarlo.
La ventana estaba abierta de par en par. La gélida
brisa entraba por ella. En el marco se podía apreciar una
persona de estatura alta y fornida.
Al entrar en el cuarto la pareja se alarmo por esto. Narcisa
le quito de las manos al elfo, su bebe. Lucius toma su vara
con decisión. De 20 centímetros, algo rígida; núcleo de
dragón. Buena para encantamiento y duelos. Le apuntaba
directamente al rostro. Quería borrarlo del mapa si
usaba lo que tenia pensado.
El hombre sonrió y desapareció en la oscuridad de la noche.
Lucius se acercó a la ventana y no pudo ver mas que una silueta
alejándose por los terrenos de la gran mansión.
Draco esta bien –le pregunto preocupado, mientras se acercaba a su esposa.
Narcisa lo estaba revisando para ver que le pasaba. Una sonrisa adorna su
rostro bonito.
Solo tiene el pañal mojado, esta bien. – Sonrío contento por la noticia
recibida. Su rostro cambia al de enfado e ira
total. El pobre elfo se estremecía completamente de pensar en
el castigo que recibiría por parte de su amo.
Narcisa sal con Draco y ve a nuestra habitación. –le dijo fríamente. Ella
salía tranquilamente con el pequeño en brazos, el cual seguía llorando a todo
pulmón. Lucios se volteo lentamente hacia el
elfo. El cual seguía temblando mucho más que ante, un frió
sudor cubría su cuerpo pequeño y feo.
¡¡¡ESTÚPIDO!!! –le grito lleno de ira. Al tiempo se acercaba rápidamente como
una cobra sobre su pequeña presa. Listo para el ataque
mortal. Con su mano izquierda le propino una fuerte bofetada
en la cara. El diminuto esclavo recibía sin compasión varios
golpes en su cara y cuerpo. El elfo seguía temblando, la
mirada estaba perdida en el piso esperando otros golpes de su amo.
Lucios apretó fuertemente su vara en la mano derecha. Tan
fuerte la tenia agarrada, que le cortaba la circulación de los finos
dedos. Su rostro siempre níveo, mostraba en su mejilla un
sonrojo intenso por la rabia que contenía. Por la posibilidad de perder a
su hijo, causada por la ineptitud del criado.
De la boca salió la peor palabra para un elfo –Crucio- este ataque a un humano
lo lastimaba seriamente, pero para un elfo era fatal.
Al estar tan concentrado al desatar su furia desmedida sobre la plebe frente a
él, no escucho los suaves pasos que se acercaban a la habitación.
Un par de golpes en la puerta le llamo la atención.
Lucius, ya llegaron –le informo Narcisa con su suave voz. Los
pasos se alejaron tal cual como llegaron. Lucius se acomoda
la camisa y se dispuso a recibir a los recién llegados.
Apenas él señor se fue del cuarto. Apareció otro elfo, igual
al que yacía en la esquina del cuarto. No fue nada agradable
lo que vio. Extendido sobre el fino y costoso piso de mármol
italiano, se encuentra el pequeño ser.
La sangre espesa caía gota a gota por la comisura de los labios, el cual, por
el motriz rictus había quedado en un grito silencioso. El
cuerpo arqueado hacia atrás; las manos unidas en modo de suplica.
Era un espectáculo deplorable.
El elfo, solo se resigno a llevarse el cuerpo, para darle una sepultura algo
digna. Después de ello regreso a limpiar sistemáticamente
todo. Lo dejo impecable. Ni una mancha en
el piso, pared. Orden total.
En otra habitación de la suntuosa mansión. Un pequeño duerme
tranquilo. Protegido por el amor de su padre y madre.
Sin saber el futuro que le espera después de esta noche triste.
Un piso abajo del pequeño durmiente, seis personas están reunidas.
El silencio que ahí en la habitación es levemente interrumpido por el
crepitar del fuego en la chimenea. Por la ventana se puede
apreciar como se ha desatado la tormenta. Los rayos
azotan sin compasión el cielo nocturno, iluminado momentáneamente el
jardín. Esto le da una imagen bien distorsionada del paisaje
que esta afuera, parece ver sé fantasmas y sombras donde no lo ahí.
Los grandes árboles se mecen al compás dispuesto por el furioso
viento que arremete sin piedad.
Adentro, en la habitación donde los invitados esperan al dueño de la casa. Esta
decorada de manera exquisita. Arriba de la acogedora chimenea,
ahí un retrato de los dueños. Lucius esta de pie, posando una mano sobre
el hombro de su coqueta esposa, la cual esta sentada sobre una regia
silla. Ella en su regazo carga a su pequeño bebe
durmiente.
Frente a la chimenea había un exquisito sofá grande. La piel
que la cubría era de un hermoso color crema pálido, dos mesas de noche a los
laterales adornan esa parte de la acogedora sala. A la
izquierda del sofá dando a la puerta de entrada. Esta una
poltrona hecha del mismo material que el mueble anterior
mencionado. Frente a la poltrona había una mesa de estar y un
sillón de igual tono que los otros muebles. Las paredes
estaban pintadas de un suave verde laguna. En lo alto del
techo un sencillo candelabro adornaba ese espacio. Había un
estante con libro y pequeños adornos de cristal.
Un hombre vestido con un pantalón de cuero negro, ceñido al cuerpo y una camisa
verde oscuro, encima de esto lleva una liguera túnica del mismo color que la
camisa. Él contempla por la ventana el paisaje. Sus
cabellos grises impecablemente peinado, como siempre. Labios delgados
adornan, el rostro de facciones delicadas, la nariz chica y respingada;
aquellos ojos azul intenso, le dan un aspecto inofensivo a primera vista.
Así es Zambini. Erick Zambini.
Sentados en el sofá se encuentra los Lestrangue. Laura
Lestrangue Moonland. Una de las más peligrosa mujeres del
circulo interno de death eaters. Su piel tostada contrastaba,
con el negro intenso del traje de corte oriental, el cual se ajustaba a su
cuerpo. En su delgado cuello traía colgado un curioso
medallón en forma de espiral; en el medio tenia una espada acostada y
verticalmente un báculo. En uno de los extremos del báculo
tenia un catopletas y en el otro extremo una navaja. Este
medallón era su mayor arma. Cuando peleaba, solo con tocar o
desear el arma, esta adquiría el tamaño indicado para ella.
Su largo cabello castaño oscuro le llevaba recogido en un intrincado
peinado alto, que estaba sujeto por dos palitos chinos. Los
cuales tenia en la punta que sobre salía del cabello un adorno de tres
orquídeas. Su rostro mostraba calma, la mirada fija en las
flamas de la chimenea.
Al lado de ella, su esposo se encontraba. Roger
Lestrangue. Uno de los favoritos del Señor
Oscuro. Por ser su heraldo de la destrucción.
Él traía puesto una camisa y pantalón de corte oriental, en seda negra
con un bordado en las mangas, bastas y en el cuello. Al
igual que su esposa, del cuello le colgaba un medallón. Este
era una cruz druida, incrustado en forma de equis tenia dos
espadas. Estos medallones fueron el regalo de boda, de parte
de un amigo druida, al cual estimaban mucho. Los largos y
finos cabellos chocolate, los llevaba trenzado y la barba de tres días le daba
un toque sexy. Su rostro mostraba ira desmedida, quería matar
a alguien, su instinto se lo pedía. Lo que de verdad pedía su alma era
venganza. Venganza...
Sentado en la poltrona se encontraba Severus Snape. Mechones
de su cabello ébano caían sobre su rostro marfil, solo sus labios rosa pálido
indicaban vida. Una camisa verde oliva, a juego con el
pantalón holgado, una correa negra que tenia en la hebilla una serpiente
plateada. Las botas de piel de dragón completaban el conjunto.
Una delgada túnica abierta del mismo color que la ropa, traía
encima. Con los codos en la rodilla, meditaba sobre lo
ocurrido ese día. En parte estaba feliz, ya podría descansar
un poco. Ser un espía no era fácil que digamos.
Sí, un espía para Dumbledor.
Después de ser un cruel y letal death eaters, del circulo interno se cambio de
bando. Qué ironía!!!... Él que disfrutaba
con una sonrisa sádica, las caras de suplica cuando torturaba; él que le
gustaba torturar a los espías que caían ante su señor, el calor de sus gritos
agónicos..., otras veces silenciosos y llenos de angustia; el gotear de la
sangre en el piso, como el correr de un rió sinuoso; el crujir de los huesos,
como las hojas caídas en otoño al ser pisadas; y en especial le gustaba ver y
sentir el miedo en sus cuerpos. Ver reflejado ese miedo en
sus rostros, pero más en sus ojos. Siempre tenían lo mismo,
un brillo en sus almas que sufrirían en su mano. De verdad
que disfrutaba ver eso.
Es gracioso en que momento se horrorizo del abominable mundo en que
vivía. De verdad que no lo sabe. Tal vez
fue aquella mujer que torturo hacia tiempo. Ella que lo
perdono ante de morir lentamente bajos su poder. Todavía tiene viva su imagen
en la mente, serena y tranquila. Una sencilla sonrisa en su
rostro le destruyo su mundo perfecto. La llevaría de por vida
en su mente, aquella quien le mostró la realidad. Le mostró
el dolor que infringía sin compasión, el mundo que estaba creando a partir de
tragedia, pavor, sufrimiento, miedo sin fin y fatalidad.
No sabe como dio con Dumbledor, aquel profesor de mirada bondadosa y cálida que
le dio clases cuando estudio en Hogwarts. Con una sonrisa
amable le ayudo. Le ofreció la oportunidad de hacer
diferencia, de frenar ese legado que había ayudado a construir y
fortificar. La única forma que hallaron fue ser
"espía", de verdad que ironía. Lentamente se fue
desprendiendo de los cargos que tenia asignado. Nadie se
atrevía a cuestionar sus acciones. La vez que lo habían
hecho, el pobre diablo recibió sin compasión un fortísimo ataque de crucio,
hasta que casi lo mata, si no es por Lucius que lo detiene.
Se lo propino con su particular sonrisa cínica que usaba cuando
disfrutaba torturar, no debía mostrar su debilidad ante su compañero de
lucha. Sí, no el destino que le esperaría sería
doloroso. Sentimiento como compasión y perdón, no era algo
que abundaba entre ellos. En especial en Voldemort.
Lord Voldemort. Su amo y maestro, quien lo había introducido
en los misterios de las artes oscuras y las pociones destructoras.
El gran maestro, al que no podían engañar. Que
gracioso, pensaba. Ya llevaba mas de cinco años pasando
información. Los ataques que se programaban y en especial a
las personas que él buscaba para asesinar. Ese era el tipo de información que
pasa a Dumbledor con cuidado y cautela. Ya mas de una ocasión
habían dudado de su lealtad. Hasta que por cosas de la vida,
le entrego a un pez gordo, para que su amo torturara y disfrutara con su
cuerpo. A Marsh Mulliré, la poderosa aurora.
El nunca quiso que pasara lo que paso, era él o ella, más factible era
que viviera. Siguiera espiando y pasándole información, a que
estuviera bajo 7 pies de tierra húmeda muerto. Así que se la
entrego sin pensarlo dos veces. Sobrevivir a cualquier
costo. Debía terminar su labor como espía hasta la caída o el
momento propicio para revelarse. Él seguía hundido en sus
pensamientos.
Frente a Severus, una mujer lo observaba detenidamente con sus brillantes
pupilas ámbar; de facciones perfiladas; el cabello castaño claro, corto, a la
moda cortado; de piel porcelana rosada. Una curiosa cicatriz
debajo del ojo derecho en forma de lagrima le adorna el rostro de adolescentes
tierna e inocente. Un traje de satín azul oscuro, de escote
pronunciado se ajustaba al voluptuoso cuerpo. Una túnica a
juego caía sutilmente por su cuerpo. Esa era la esposa de
Erick Zambini. Monica Zambinie Wellsh. El que la veía hay sentada, diría que no formaba
parte de ellos. Siempre tan callada, observando a todos y
todo lo que sucedía al rededor.
Calculadora, analizaba las caras de los ahí presentes. Primero
inicio con la dueña de la mansión. Narcisa, la cual en ese momento estaba
atizando los leños de la chimenea para avivarlos. La vio algo
intranquila, pudo ver en sus ojos miedo por su hijo y esposo.
Eso no era lo que buscaba en ese momento. Después
examino clínicamente a Laura, su amiga Laura. Calmada como un
mar sereno después de una tormenta. En cuanto a Roger, hay si
que había algo entretenido para ver, la ira y odio inundaba todo su ser hasta
llegar al alma, que la tenia destrozada por la muerte de su
maestro. El que más le llamo la atención fue Severus.
Él buen y fiel Severus. Le pareció ver algo inquietante
en sus ojos, mas bien en su alma, pero era algo referente a... se estaba
molestando. No podía leerlo claramente.
Siempre era así, desde que lo conoce. Nunca pudo leerlo
claramente, su mente siempre fue una confusión y escondrijos. Sentía que
ocultaba algo. Ya lo descubriría. Tarde o
temprano lo descubriría.
La puerta se abrió lentamente. Todos levantaron la vista y
hay estaba. Imponente y hermoso como es él.
Lucius saluda a todo el mundo
tranquilamente. Cadenciosamente camino al lado de su elegante
esposa. Erick se acerco al sillón donde estaba su esposa y
tomo asiento, su esposa se sentó en el brazo derecho del sillón,
cómodamente. Mientras que Lucius con un movimiento de su vara
hacía aparecer un cómodo sillón donde se sentó suavemente, en uno brazo
izquierdo del sillón se acomoda su esposa.
¿Cómo esta la situación? –pregunto con su voz ronca y algo áspera en ese
momento, mirándolos a todos.
No es lo que esperábamos, Lucius –contesto pausadamente Erick.
Su voz melodiosa tenia un toque de amargura. Hablaba
midiendo cada palabra que salía de sus labios- por lo que pude averiguar que
han atrapado a otros del grupo, pero ninguno del circulo interno.
Severus irguió la espalda y la recostó contra el espaldar de la
poltrona. Un suspiro suave salió de garganta.
Todos clavaron su mirada en su cuerpo. Inicio a hablar.
El ministerio esta organizando grupos de búsqueda por nosotros. Ya han salido,
iniciaran el recorrido por el estado de York, pasaran a Winsor y por último
Londres. –termino de decir tranquilamente, tenia esa mascara que tanto usaba,
como un buen actor realizaba su papel estelar- Así que por
mientras estaremos tranquilo. También averigüe que la red Flu
fue cerrada hasta nuevo aviso. –una pequeña risa salió de sus labios- piensan
que con eso nos contendrán. Ilusos.
Todos guardaron silencio, meditando cada palabra dicha hasta ahora.
Roger, continuo hablando
Debemos atacar, hay que vengar la muerte de nuestro amo -dijo con pasión, su
esposa le apretó la mano en señal de apoyo. – Debemos hacerlo ahora, que están
tan desordenados como dice Severus, seria un golpe glorioso.
No –hablo Lucius. Roger lo miro amenazadoramente- No es el momento. Hay
que hacer esto con calma. No debemos tomar a los del
ministerio a la liguera. Esos estúpidos, nos podrían
identificar y de azkaban no nos libraremos tan fácilmente.
¡¡¡¡¡NO DIGAS TONTERÍAS, NI PATRAÑAS, LUCIUS DEBEMOS ATACAR!!!! –le grito
exaltado Roger. Su piel pálida tenia un rojo intenso que adornaba sus
pómulos. Parecía un toro molesto, listo para arremeter contra
lo que tenia enfrente- TENEMOS QUE ATACAR AHORA, DEBEMOS HACERLO. -Lucius
calculadoramente lo mira- NO PERDAMOS LA OPORTUNIDAD!!!!
Cálmate Roger, que Draco duerme arriba de nosotros –le dijo sin mostrar un solo
ápice de miedo, mas bien control. Después de este comentario, Lestrangue se
callo y sentó.- tienes que controlarte, el momento de la venganza llegara a su
debido momento. -continuo hablando tan fresco como una
lechuga- Nos replegaremos y reunirnos mas adelante. Tenemos que
planear una estrategia y ejecutarla. De eso te encargaras tu
Zambini.- el aludido asintió- En cuento a ti Roger, tu te
encargaras de reunir un grupo de tu confianza para dar un golpe en dos días.-él
asintió de mala gana- Mónica –la mencionada solo sonrío- te
encargaras de buscar al traidor de Gryffindor, quiero saber que fue lo que
sucedió. Laura sacara una cuenta bancaria a nombre de
Alexander Weiss, para pasado mañana. –todos lo miraron sorprendido por
esto. Weiss era él miembros más viejo del grupo
interno. Se decía él junto con Tom Ridley organizaron
"Bruderschaft des Serpent" (Hermandad de la Serpiente). Que
hoy día eran ellos. Los presente se empezaron a
inquietar. Abrir una cuenta, para que y cuales eran los
motivos de esto.- deposita la cantidad de 10,000 galeones por cada uno de
nuestros fieles contribuyentes, es por una noble causa –algo de sarcasmo se
apreciaba- Esperare que este todo listo para la hora de la cuatro, te parece –
le ordeno, aunque parecía mas bien una sugerencia. Ella solo asintió, era
confuso lo sucedido
Un silencio envuelve nuevamente la sala, Lestrangue iba a decir algo cuando Snape
se levanta de la cómoda poltrona y habla.
Entonces, así se realizara Malfoy –mirándolo tranquilamente, tan tranquilo y
sereno como puede estar una serpiente entre otras. Malfoy solo sonrío- se me
olvidaba Severus, la moción tuya para poder ser profesor en Hogwarts,
parece ser buena. Serás nuestro espía, cerca del vegete
podrás saber y vigilar sus pasos. Será interesante la
información que nos des. –los otro solo clavaron sus pupilas en el aludido,
esperando alguna reacción.- Así, será –asintió y se
despidió. Narcisa –ella solo bajo su cabeza en señal de
despido- Lestrangue, Zambini, damas- los otros asintieron y levantaron de
los asientos – Hablaremos pronto Lucius. Como una serpiente
lentamente se desplazo por la sala en dirección de la salida.
Narcisa lo acompaño hasta la puerta. Antes que se fuera, le
pregunto algo.
Severus, estas bien?- le interrogó mientras él aludido se colocaba una pesada
capa verde opaco.- Te sentí algo distante al hablar.
No, No lo estoy, Narcisa, -sus ojos se veían opacos y algo turbios, había
una pelea dentro de su alma- Estoy cansado, eso es todo. Cuida al pequeño Draco
y también a tu esposo. Hablaremos mañana. –dicho esto salió
por la puerta y se perdió en la oscuridad de la noche.
Ella inicio su caminar hacía la sala. Antes de llegar, pudo
escuchar una acalorada discusión. Distinguió las voces,
una era la de Lestrangue y la otra de su esposo. Por lo
visto Lestrangue tenia seria dudas sobre lo que planeaba hacer Lucius.
En la sala, el hombre estaba de pie caminando como un tigre. De un lado
al otro haciendo brusco movimiento con sus manos. Los gritos
se podían oír por toda la habitación.
DEBEMOS ATACARLOS YA, NO ESTAR COMO COBARDES ESCONDIÉNDONOS.
ESO ES LO QUE HUBIERA QUERIDO EL MAESTRO. -Lucius
seguía sentado tranquilamente, no se pensaba inmutar con él. No,
claro que no debe ser el líder. Tenia que dominarlo para que
los demás lo siguiera sin chistear.
Siempre se había hecho una pregunta, él porque su señor los había escogido a
ellos nueve, y porque no otros. Sería el hecho de que son los mejores,
los más ambiciosos, los que llenaban el alto requisito para él anheló de su
maestro y el de ellos fuera satisfecho. Los estrategas
siempre fueron los Zambini; calmados y calculadores. El de
las torturas fue Snape, junto con la esposa de Zambini; Los sádicos. Roiser de
reclutar a los nuevos. Los Lestrangue los ejecutores de las
ordenes, de temperamento soluble. Los Malfoy eran los de
espionaje y los favoritos de su Lord.
Lestrangue, limítate a seguir las indicaciones que te he dado,- dijo con una
voz profunda y helada, no aceptaba una contradictoria. A este
punto Lucius estaba sentado, mirándolo desafiantemente- nos veremos en dos días
a en la noche. -dicho esto se levanto Lucius, y despidió con
un suave beso en la mejilla, de las dos damas y un apretón de mano a
Erick, porque Roger estaba que echaba fuego por la boca, pero peor que un
dragón húngaro.- Narcisa les mostrara la salida apenas llegue.
Una vez dicho esto, se dirigió hacia la puerta. Al salir por
la puerta, pudo ver por el espejo que estaba colgado en el pasillo, a Roger con
la mano levantada en dirección de él, la cual traía la vara.
En la punta de ella un destello azul de luz surgía rápidamente
dirigiéndose hacia su persona, dándole de lleno en la espalda y lanzándolo
contra el espejo. Trozos de vidrio cayeron al piso, un grito
se escucho por la mansión.
Los presente no esperaron esto. Erick reacciono y le lanzo un
hechizo inmovilizador, porque iba a lanzar otro hechizo.
Lucius yacía en el piso. Un hilo de sangre salía de una
cortada en la frente. Otra mancha de sangre se formaba
rápidamente en la espalda.
Narcisa estaba al lado de su esposo tratando de reanimarlo.
Era inútil, Mónica aplicaba un hechizo para parar la perdida de sangre
que estaba teniendo. La respiración le era dificultosa, una
tos salió de sus pulmones cargada de flema y sangre espumosa. Una
revisión rápida le revela a Mónica que tenia rota por lo menos 5 costillas y
esto le había perforado uno o los dos pulmones. Podría morir.
Laura se lleva a otra habitación a Roger con ayuda de Erick.
Estaba fuera de sí, quería matar a Lucius por no atacar en ese
momento. Había cometido una estupidez y de las
grandes. Erick lo ato a una silla que se encontraba en la
habitación. Parecía un perro rabioso. La
ira la tenia bajo su poder.
Erick, puedes dejarme con él por favor –le pidió suavemente.
Segura, no quiero que te pase algo como a muestro amigo. –dijo con algo de
seco. Erick no le quitaba la vista de encima.
No te preocupes, déjame hablar con él.-su timbre de voz bajo y suave, le
convenció que ella tendría el control. No por nada era su
esposa- Ve a ayudar a Mónica. El hechizo de
"glace" le debió quebrar por lo menos 3 costillas. –Él salió de la
habitación, rumbo al segundo piso donde dormían los dueños.
Laura inicio a caminar como un tigre enjaulado por la habitación.
Su cara placida y tranquila, tomo un matiz demoníaco.
Eres Imbecil? –le pregunto sin asco.- No te das cuenta de lo que sucede.
El hombre trataba de soltarse de las ataduras mágica que lo contenía, ignoraba
a la mujer que estaba caminando en la habitación.
No me escuchas, esta bien- con ganas grito- CRUCIO!!! –el
cuerpo inicio a convulsionarse, ella retiro el hechizo, él la miraba con los
ojos inyectado de sangre- te has calmado, amor ó tendré que repetirlo.-
mientras jugaba con la vara. El aludido bajo la cabeza lentamente.
La trenza esta desordenada por lo que mechones de su cabello caían sobre
su rostro.
Bien, así me gusta. Se hará lo que Lucius dijo, sin protestar.
–alzo la mirada- Sin protestar, iré a ver como esta él; Le pediré
disculpa a Narcisa y nos retiraremos hasta nuevo aviso. Y
espero que no té mate por revelarte.-él hombre gruñe, ella solo se retiro de la
habitación.
En la recamara principal se encontraba Mónica con Narcisa tratando de reanimar
a Lucius.
Listo, logre que la sangre parase. -Narcisa suspiro aliviada-
le he reparado las costillas y los pulmones, pero deberá reposar por lo menos
dos o tres días. -tomo algo de aire y continuo hablando, Narcisa la
miraba detenidamente, prestando atención a todas las palabras que salida de la
boca de ella- Erick se podrá encargar los planes en estos días, según lo
acordado por Lucius, te parece. –Narcisa asintió, y de paso le pregunto-
Sabes que paso con Roger, porque lo ataco.
Lucius fue bien tajante y claro con respeto a lo que realizaríamos mientras no
este nuestro Señor. -la aludida le contesto
Un pequeño golpetear se escucho en la puerta- Adelante- dijo
Narcisa. Delante de ellas se encontraba Laura. Narcisa le
indico que pasara.- Estaba molesta, pero no con ella, sino
con Roger.
Narcisa, disculpa todo lo ocurrido- le dijo con una voz en tono de suplica- de
verdad lamento lo ocurrido. Es por ello que he venido a disculparme
y retirarme, comprendo que nuestra presencia no es bien vista en este momento
por lo ocurrido. -termino de decir con la cabeza baja, no podía verle la cara-
Un silencio hubo en la habitación.
Tu no te preocupes, Lucius cuando despierte tomara alguna decisión por lo
sucedido esta noche. –Narcisa hablo- El problema no será
contigo. Roger tendrá que dar la cara y responder por sus
actos cometido.
Laura solo asintió. Lo que había sucedido era algo
grave. Atacar a otro compañero del grupo, era castigado con
la misma vida. No podían pelearse así como así.
Esperare algún mensaje de ustedes. -ella contesta - Lo que me encomendó Lucius
será resuelto a primera hora. Lo mismo que lo encargado
a Roger.
Eso espero, Laura. Puedes irte y por favor dile a Erick que
entre. –se despidió y salió de la habitación. Afuera estaba Erick esperando,
Laura le dijo- Puedes pasar, te están esperando.
Hablaremos mas tarde. –y se alejo por el pasillo.
Bajo las escaleras y entro a la habitación en donde había dejado a su
esposo. Lo desato y se fueron lentamente.
Roger miro a su esposa, ella siguió caminando con la cabeza en
alto. Roger la siguió por todo el pasillo hasta la salida de
la suntuosa mansión. Un carruaje lo esperaba afuera.
Erick por la ventana, vio alejarse lentamente el carruaje.
Solo esperaba que estuviera bien, ya que era su prima.
Sus pies tomaron rumbo para la recamara principal. Sin
tocar la puerta entro y los vio a todos.
En la cama se encontraba Lucius, cubierto hasta la cintura con una exquisita
sabana negra. La pálida piel contrastaba notablemente en la
negrura de la sabana. Pudo ver el torso subir y bajar suavemente,
iba con un compás rítmico. Lo tenia
vendado. Su rostro no mostraba ningún tipo de dolor, se veía
en paz. En su mente recorrió un
pensamiento. "Por Dios, todavía parece el ángel que era
de niño..." dio una paso, pudo apreciar mejor los tatuajes que tenia
en su cuerpo. En el antebrazo izquierdo "La Carabela con la
Serpiente". Su marca en común. En la unión
del hombro con el torso tenia otro, este era de familia. Era
un lobo, que en la boca llevaba una flor de liz.
Narcisa estaba sentada en al cama, al lado de su esposo. Le tenia
una mano agarrada. Erick se acerco a Narcisa y siguió contemplando a
Lucius "Ahora es un ángel del demonio"-pensó. Narcisa lo
miro y le sonríe suavemente, él contempla en sus ojos una inmensa preocupación
y algo de temor. Erick, mejor habla con tu esposa-le dice.
Con un caminar suave se acerca donde Laura. Ella esta guardando en su
maleta de medico unos vendajes e implementes que utilizo para curar.
Como esta-pregunta con su voz suave, solo para que ella lo escuchara.
Mejor, el hechizo que le lanzo Roger le dio en toda la espalda, le que congelo parcialmente
un pulmón y le quebró varias costillas y para rematar casi lo deja invalido.
Ya veo-se quedo analizando un momento lo dicho por su esposa, continuo
hablando-Sabes si Narcisa tomara alguna acción contra los dos o esperar a que él
despierte- Señalando a Lucius con un movimiento de la cabeza- Será
interesante lo que tenga que decir- Mónica lo interrumpió.
Erick le sugerí a Narcisa que tu quedaras a cargo mientras el se recupera, si
no te importa claro esta- Su cara se asombro .
Que te respondió?- Le pregunto algo intranquilo.
Que estaba bien!- En la cara de su esposo había una mezcla de
asombro y horror. Ella se asombra un poco, pero no lo demostró.
Ella supuso que el asombro era por el honor que se le iba a conceder y el
horror por la misma razón- Hice mal!? -le pregunta, acercándose mas a su
esposa.
No, esta bien.- Solo que me tomas desprevenido- dijo secándose el sudor
en la frente con un fino pañuelo de seda.
Creo que seria buena idea en irnos- sugirió la mujer- Yo vendré mañana
para ver como sigue él. El hombre asintió y se acercaron a Narcisa, que seguía
al lado de su esposo.
Narcisa- la llamo Erick. Ella se voltea- Nos retiraremos por hoy.
Mónica vendrá mañana haber como sigue Lucius. Necesitas que haga
algo por ustedes.- se ofreció Erick.
No gracias, no es necesario. - un momentáneo silencio invadía la habitación,
Narcisa siguió hablando. - Creo que tu esposa te hizo saber la sugerencia
que me dio, - El trago y asintió con su párpado- Ella sigue hablando- le tomare
la palabra. Serás el encargado por mientras hasta que Lucius se recupere
por completo. - Él asiente de nuevo. Ella dirige la mirada hacia Mónica.
- que puede esperar del estado de salud al estar dormido él- le
interroga.
Talvez algo de fiebre. Si sucede, bájasela con esto. - Al tiempo que le decía
esto le entregaba una botella transparente que dentro tiene un liquido de color
violeta.- Esta es una poción para bajar la fiebre. Si no se le
baja llámame y vendré de una vez.
Erick ya tenia en sus manos el maletín de primeros auxilios de su esposa.
Mónica se despidió con un tierno beso en la mejilla de Narcisa. Erick
hizo lo mismo. Los dos salen de la habitación. Narcisa los contempla
irse.
Un leve quejido, que le llama la atención. Ella posa su mirada sobre su esposo,
ante ella estaba su ángel y demonio. Con sumo cuidado reacomodo un mechón de su
suave cabello, por detrás la oreja y le dio un tierno beso en sus labios. Con
cuidado se levanto de la cama y se dirigió a la ventana. La noche estaba
terminando.
El alba iniciaba su asenso sobre el cielo nocturno, el cual ya se había
despejado de la tormenta que hacia unas horas atrás había caído. El sol con sus
rayos, iba devolviendo la claridad al mundo que hacia un rato estaba sumido en
oscuridad. Los fantasmas y sobras que se veían en la noche eran
envueltos por la luz que les devolvía la armonía y paz nuevamente. Un
nuevo día se levantaba ante sus ojos. Un nuevo día aparecía. Un suspiro salió
de sus pálidos labios.
Narcisa, eres tu.- Una voz trémula la llama. Ella se voltea asombrada. En
la cama ve a Lucius intentando ponerse de pie. Ella se acerca
apresuradamente a él y se le tira a sus brazos dándole un cuidadoso abrazo.
Él le devuelve el abrazo. Aspira la suave fragancia de lirio que emana
del cuerpo de su esposa.
Deberías acostarte le dice suavemente. Todavía tienes que descansar algo mas,
tus costillas tienen que reparase un poco.- Él le muestra una de sus
sonrisas más cálidas.
No te preocupes Narcisa. Además hay cosas que hacer.- Le dice tratando ponerse
de pie. Ella suavemente le presiona un costado y el inmediatamente
desiste la idea.-
Eso es trampa.-le dice con la voz entrecortada. Ella sonríe.
Ya te dije que te quedaras en cama, ahora tomate esto.- dice al tiempo que le
da un frasco de color celeste. El frasco contiene un suero para dormir.
Ella lo recuesta en la cama nuevamente y se acomoda al lado de él.-
Duerme
amor que la situación esta controlada. Erick se encargara de atender los
problemas que surjan. Ahora mismo tienes que cuidarte tu. -Cuando le mira ya
esta dormido.
Lo que sucedió los días que siguieron fue algo confuso. Los Lestrangue
fueron capturados por los Aurores, después sé haber desobedecido una orden
directa de Malfoy. Ellos fueron atrapados un día después de la
muerte de Los Longbottom. Los Grandes Aurores. Los Zambini salieron
del país por un tiempo con sus dos hijas, eso si después de un juicio alegando
de que ellos eran Death Ether del cual salieron inocentes alegando que habían
sido controlado con la maldición IMPERIUS. Este Rosiers murió también en
cumplimiento de lo encomendado por su Señor ninguno de los involucrados esta
seguro si pudo terminar la misión. Los Malfoy's no fueron acusados tan
abiertamente por el ministerio por el cargo de traición, solo se vio
involucrado Lucius, el cual utiliza el mismo recurso que los Zambinis que había
sido controlado por Lord Voldemort y que no era consiente de sus actos.
Severus Snape logro entrar siempre a Hogwart y se convirtió en un
profesor de pociones y un año después de concibió en el líder de la casa
Slytherin.
Esta es la vida he historia de la familia Malfoy y sus allegados. Sus
penas y alegrías. Serán vista mas adelante.
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Hola Chic@s!!!!
He regresado nuevamente. Este es mi enfoque de lo que sucedió el día de
la caída de mi gran abuelito Voldy. jajajaja si hay alguna
sugerencia será bien agradecida... Naiko chica y tu también Erlyn muchas
gracias por darme animo para que la terminara. Eso si después de largas
horas de hablar por el msn. jejeje
Pronto subiré la siguiente parte de Los Herederos!!!!
Gwen: Chica, muchas gracias por leer la historia. Sobre la
otra historia no te preocupes, que no me he olvidado de ella.
Diel: Cuidado con Sirius, que no te oiga decirlo muy alto.
Muchas gracias por mandarle lo de la revista. Mil gracias.
Veré cuando me conecto para hablar. Hablar y hablar. Creo
que eso es lo mejor que hacemos nosotras dos junta.
Anna Voig: Lo del capitulo de Una Vida será pronto subido no te
preocupes. Muchas gracias por seguir siempre mis historias.. ;-)
Ulezma: Muchas gracias por el comentario sobre el padre. Espero
que te guste este capitulo.
Narcisa: Chica es un placer ponerlo así, no me parece que tiene
que ser un ogro. Creo que el ama a su esposa y a su hijo mucho.
Solo espero que te derritas con este.
Clavel: Mil gracias por tomar el tiempo y leerlo. De verdad aprecio
tu comentario.
Bueno eso es todo por ahora cuídense mucho y nos vemos en las cómicas
