TOMOYO, PADME RELENA, ACARAMELADA y ÁGATA NECROPRINCESS gracias por dejar reviews, me gusta que os guste ;-) espero que dentro de poco le guste a mas gente, pero es por vosotr@s que agrego el segundo capítulo.
CAPITULO 2:
PRIMER FLECHAZO.
Sirius despertó. Se sentó en el sofá y vio asombrado que su mano sostenía la de Hermione que estaba sentada a su lado. Al parecer ella había dormido allí. La miró, tenia una cara tan dulce, además, el pelo de ese color le quedaba muy bien y se parecía mucho a... a... ¿Lily? No podía creerlo, de no ser por que Hermione tenía los ojos azules, sería un fiel retrato a Lily cuando tenía esa edad. Las mismas formas, la misma suavidad de la piel, pensó mientras le acariciaba la mano. Se acercó a ella y la olió el pelo, olía tan dulce. Soltó su mano suavemente y la cogió en brazos para llevarla a su habitación, la dejó en su cama y la arropó con mucho cariño. La besó, un tierno beso en sus labios, casi tan sólo los rozó, pero ese roce provocó un estremecimiento en el cuerpo de aquel hombre. Volvió a bajar al salón, pues aún era temprano y se volvió a tumbar en el sofá, con las manos por detrás de la cabeza y los ojos abiertos, pensando. Hermione le recordaba a Lily, si, pero él nunca se había enamorado de ella, sobretodo por James, ella era su chica, y aunque Lily y él habían estado juntos un par de semanas cuando estudiaban en Hogwarts nunca habían conectado tanto como James y Lily. Pero, más que a Lily, a lo que le recordaba Hermione era a sus años de soltería (bueno, aún seguía soltero) en Hogwarts, aquellos planes que hacía para conquistar a las chicas, aquellas bromas absurdas para llamar su atención, normalmente su aspecto las atraía, pero si luego caían rendidas era por su forma de ser, o al menos eso era lo que él pensaba. No tuvo ninguna relación lo suficientemente seria en Hogwarts como para después casarse... como habían hecho Lily y James. Luego todo comenzó a complicarse, se hizo auror, Voldemort comenzaba a ganar muchos seguidores y él, como auror, debía pararle los pies, claro que tuvo tiempo para cosas bonitas como la boda de James y Lily y el nacimiento y bautizo de Harry. Luego ocurrió lo de Peter y se lo llevaron a Azkaban. Allí tampoco había podido recordar nada bueno, ni experimentar la alegría, ni el amor. Y, ahora que era libre, tampoco podía por que Voldemort había vuelto de nuevo, todos le buscaban por un asesinato que no cometió y huía de la justicia. Pero, ahora, de repente se encontraba con la dulzura de aquella niña, que le recordaba sus tiempos de joven, y una extraña llama corría por su interior. No podía explicarse lo que era, solo sabía que sentía algo muy extraño.
De nuevo se sentó en el sofá, no podía estar quieto en un sitio durante demasiado tiempo, su instinto de fugado se lo decía, pero allí estaba seguro, y sino se convertiría en perro y nadie se daría cuenta de nada. Quizás podría ser, durante un tiempo, el típico perro que toda familia muggle tenía. De repente algo extraño se le subió a las rodillas. Después de un susto, lo miró y se dio cuenta de que solamente era el gato de Hermione, Crookshanks. A lo mejor los padres de Hermione ponían alguna pega a que se quedara contaba con Crookshanks para demostrar que perro y gato podían vivir tranquilamente juntos.
Oyó un ruido que provenía de la habitación de Hermione, al perecer ella se había despertado. Se levantó y se dirigió ala cocina, iba a prepararle a Hermione un desayuno para chuparse los dedos, con magia, claro. Cogió la varita de Hermione que estaba encima de una de las estanterías de la cocina, junto a un poco de dinero mágico.
Unos movimientos, algunas palabras y para cuando Hermione llego a la cocina la mesa estaba llena de tortitas, tostadas, beicon y demás cosas, todas muy ricas. Ella, aún adormilada, le miró, luego miró la mesa y de nuevo le miró a él, sonrió.
- Gracias Sirius, no tenías que haberte molestado- dijo Hermione.
- No es ninguna molestia preparar el desayuno a tan hermosa joven que me ha dado su hospitalidad- respondió él con media sonrisa en la cara y un ligero guiño de ojo mientras separaba una silla de la mesa para que Hermione se sentara allí.
Ella un poco ruborizada por tanta atención, sobretodo por que la atención provenía de Sirius, se sentó en la silla que él le había acomodado y le animó a sentarse enfrente de ella. Cuando Hermione le pidió que le pasara una de las tostadas, él se la dio y al hacerlo le rozó la mano. Ya era la segundo vez en muy corto tiempo que lo hacía. Él, como desviando la atención a otro punto dijo:
- Te vi esta mañana dormida en el sofá, a mi lado... ¿por qué?
- Bueno... - Hermione vaciló a la hora de contarle a Sirius lo que había pasado, no quería que él supiera que ella le había dado un beso y que por eso él le había dado la mano- oí... oí ruidos en el salón... al parecer tenías una pesadilla, con los padres de Harry.
Esto último lo dijo rápidamente como si no quisiera que él se diera cuenta de lo que había dicho, pero aún así él le había entendido todo lo que había dicho. Sirius bajó la mirada y la clavó en el mantel de flores azules y rosas que cubría la mesa donde estaban tomando el desayuno.
- Recuerdo esa... pesadilla.- contestó escuetamente, recordaba a la perfección la pesadilla, solo que al final, en vez ocurrir lo de siempre, recordar su estadía en Azkaban viendo como James y Lily le echaban la culpa de todo lo que había pasado, había visto a Lily diciéndole que le perdonaba, que no había sido culpa suya, entonces la pesadilla se había convertido en un sueño y él no había vuelto a soñar más veces en toda la noche con aquello, lo que le resultó muy extraño ya que todas las noches él tenía esos sueños y nunca hasta ahora habían terminado de esa manera.
- ¿Me llevaste a mi cama... no?- preguntó Hermione, intentando sacarle de sus malos pensamientos.
- Sí, pensé que no habrías dormido bien sentada a mi lado.
Hermione se sonrojó mientras pensaba que había sido una de sus mejores noches, rememoró aquellos lentos minutos que ella había pasado acariciándole el pelo y la cara mientras tenía extravagantes ideas sobre como sería darle un beso en los labios, como sería sentir sus brazos alrededor de su cintura, como sería sentir sus labios rozando con su piel y como sería sentir el calor de su cuerpo en la misma cama, nunca había tenido esas ideas con ninguna persona hasta el momento claro que eso no podía decírselo a él, así que simplemente respondió:
- No ha sido ninguna molestia, a veces me quedo ahí dormida leyendo, en serio no me ha molestado lo más mínimo- a la vez que decía esto le miró a los ojos y le sonrió, tenía la extraña sensación de que aquél hombre había sufrido tanto que necesitaba sentirse seguro por una vez en su vida, y que ella con esas sonrisas podía darle algo de seguridad.
- Bueno, creo que ya es hora de recoger, ¿no?- cambió de tema Sirius.
- Sí, creo que sí.
Recogieron la mesa entre los dos de manera muggle. Después, recogieron las sábanas del sofá en las que había dormido Sirius y Hermione se las llevó para guardarlas en el armanario correspondiente dejando a Sirius en el salón. Hermione después de guardar las sábanas de Sirius hizo su cama. Acabó de hacer la cama y cuando se disponía a poner encima los muñecos se quedó quieta pensando-¿Y si Sirius entraba en su habitación y veía la cama llena de muñecos? Seguramente pensaría que era una cría... y no quería eso- Cogió todos los muñecos y los metió en un baúl que estaba a los pies de su cama, no era el baúl de Hoqwarts, ése lo tenía desde pequeñita, cuando terminó de guardar los que estaban apilados en el rincón se dio cuenta de que faltaba uno... –¿Dónde estaría su osito Teddy?- Recordaba habérselo dado a su madre el día anterior a su viaje y ella lo había dejado en el baño... ¡¡¡Lo tenía que coger antes de que Sirius lo viera!!! Corrió hacia el baño, entró y vio el osito encima del cubo de la ropa sucia, lo cogió y justo cuando iba a salir se dio cuenta de que no era la única persona que estaba en el baño.
- ¿Hermione, eres tú?- Preguntó un hombre desde la ducha
- ¡Oh! Sí, soy yo. Lo siento Sirius, perdona, no sabía que te ibas a duchar, que te estás duchando, eh...- No sabía que hacer, estaba en el baño con el hombre más guapo del mundo desnudo en la ducha... ¡desnudo!.
- No importa Hermione, pero, por favor.... ¿podrías salir del baño? Es que yo quiero salir de la ducha.. y...- replicó Sirius que estaba sonrojado hasta las orejas, era algo muy extraño lo que le ocurría, su corazón y su cuerpo le gritaban, abrázala, bésala... pero su mente decía, dila que se marche es sólo una niña...
- Si claro, perdón.- respondió Hermione mientras se marchaba a todo correr con el osito en brazos hasta su habitación, en la que se encerró.
Metió el osito en el baúl y se echo en la cama con la cara más roja que la de su amigo Ron cuando se azoraba. Se tapó la cara con las manos, sus mejillas ardían, una sonrisa tonta se había instalado en su cara al ver aquella silueta por detrás de las cortinas de la ducha, -Tenía unas espaldas tan... y un culito tan... pero... ¿Cómo podía estar pensando eso de Sirius? Él era un adulto y ella tan sólo una adolescente... ¿Qué la estaba pasando? ¿Acaso sentía algo más que cariño hacia él? No podía ser otra cosa... no podía ser AMOR...-
Mientras en el baño Sirius pensaba cosas muy parecidas, o por lo menos no muy diferentes a las que pensaba Hermione.
-¿Qué acababa de ocurrir? ¿Por qué había estado tan confuso a la hora de decirla que se marchara de allí? Eso era lo que él suponía que debía hacer, y es lo que hubiera hecho cualquier adulto.2- pensaba Sirius mientras salía de la ducha y ataba una toalla alrededor de su cintura –Hermione le estaba confundiendo, supongo que será por que hacía mucho tiempo que no tenía sentimientos de cariño hacia una persona...- de repente Harry le vino a la mente- bueno, no hacia personas con las que no se sintiese unido familiarmente, o hacia personas del sexo contrario- Salió del baño dirigiéndose hacia la habitación de Hermione-Seguramente ella quería ducharse y no sabía que yo estaba allí dentro, voy a decirle que ya se puede meter, que yo ya he salido-. Llamó a la puerta de la habitación que estaba entornada y dijo:
- Hermione, si quieres te puedes duchar, yo ya he salido.
- Gracias Sirius, ya voy.
Hermione pensó que sería bueno pegarse una ducha de agua fría y así poder aclarar sus pensamientos... o sus sentimientos, o sus lo-que-fueran.
Cogió su ropa (que le costó elegir bastante más tiempo del normal) y se fue al baño, no vio a Sirius de camino, pero mejor no verle, de momento no podía mirarle a los ojos sin pensar en lo que acababa de ver en la ducha.
Sirius estaba en el salón, pensando en Hermione, y en Lily. – Quizás tengo estas extrañas confusiones de sentimientos por que ahora Hermione se parece mucho a Lily y como a mi me gustó ella en Hogwarts por eso me pasa... sí, es por eso... además yo he crecido y ya soy un adulto, no puedo estar jugando ahora con estas niñerías del AMOR sobretodo ahora que estoy aquí por que ella está en peligro, tengo que hacer lo que sea para que no la ocurra nada, por que es mi deber y eso es por lo que he venido aquí-.
Hermione iba a salir de la ducha y buscó con su mano la toalla...-¿Dónde está la toalla- apartó las cortinas para mirar alrededor... no estaba en el baño... Salió fuera de la ducha cubriendo una pequeña parte de su cuerpo con una mano, volvió a buscar... no había toallas. Lo peor es que estaban en el armario de al lado del baño, pero FUERA de él, y Sirius también estaba fura. Abrió la puerta una rendija suficientemente grande como para poner la boca en ella para llamar a Sirius.
- ¡Sirius!... ¿Estás por aquí?- preguntó con la voz algo turbada ya que estaba desnuda y aunque él no pudiera verla, le daba vergüenza.
- Si Hermione, ¿Qué quieres? ¿Te pasa algo?
- No, no me pasa nada... bueno sí... es que no hay toallas aquí y eh... ¿Me podrías pasar la que has usado?
- Pues, yo te la daría, pero antes tendrías que dejar que entrara para vestirme.- contestó acercándose un poco a la rendija.
- ¡Oh! – Hermione vio de refilón que la única toalla que había en el baño la había cogido él y que la llevaba puesta alrededor de la cintura, no podía pedírsela...- bueno, pues, hay un armario ahí a mano derecha ¿lo ves?.
- Sí, aquí...
- Bueno, ¿Podrías pasarme una de esas toallas por favor?
- Sí, claro- Sirius cogió una toalla como la que él llevaba y se la pasó a Hermione por la rendija de la puerta, él no quería mirar, no quería verla desnuda pero su mirada no obedeció la orden de apartarse de la rendija entonces vio como uno de los preciosos ojos de Hermione se posaba en los suyos, se miraron a los ojos, no supo nunca decir di fueron unas milésimas de segundo o si fueros minutos enteros, pero la verdad es que cuando ella apartó la mirada y tiró de la toalla hacia adentro su mirada captó por unas milésimas de segundo el contorno de las caderas de Hermione.
