Bueno, antes k na: disclaimer(se scribe asi? Bueno no se; a lo k iba):
Remus NO ES MÍO! Pertenece a la fabulosa Rowling; yo sólo lo he usado de
fondo ya k la chica que piensa todo esto si ha salido d mi cabeza.
Y ahora lean, y después dejen REVIEW!!!! No les cuesta tanto y me harían
muy feliz; es el primer fic que escribo sobre Remus así que no creo k me
haya salido muy bien.
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El dolor de cada noche de Luna Llena
La veo. Está allí, sonriéndome. Allí arriba, burlándose de mi. Burlándose de mi y de él. Riéndose de nosotros. Por qué él? Esa pregunta aún me asalta por las noches; en especial en noches como esta, que es cuando más veo que sufre. Qué hizo? Me vuelvo a preguntar; sigo sin encontrar respuesta. No la hay. Porqué no hizo nada. Era muy pequeño. Nada. Muy pequeño para ser responsable de sus acciones. Nada... odio esa palabra; porqué es todo lo que yo puedo hacer por él para ayudarle: nada. Cada mes, cuando los enamorados pasean cogidos de la mano, cuando se besan y se hablan, se besan y se prometen amor eterno... le veo encerrarse en esa habitación; asegurándola para que no se abra, para que lo aísle totalmente. Lo odio. Porqué yo no puedo hacer ninguna de esas cosas con él; nunca podrá susurrarle bajo la luz de una luna llena, nunca podré decirle que le amo bajo esa preciosa, pero para nosotros, fastidiosa luz blanca. Él no puede. Y yo por él no puedo. Porqué le quiero. Porqué por eso no le abandonaré. No le abandonaré a su suerte. Cada noche de luna llena podría ser especial, especial como un sueño; especial como lo es para las otras parejas. Pero no. Somos distintos. Él es distinto. Y yo por él, soy distinta. Él es distinto. Y yo le sigo queriendo. En esas noches, cuando la luna me sonríe burlona, desearía estar con él, hacer que esa carga fuera más llevadera, pero no puedo; no puedo hacer que sea más llevadera para él, ni siquiera para mi. Desearía tenerlo cerca, tenerlo a mi lado... pero no podemos. Yo no puedo. Él no puede. Esas noches no puedo dormir. Al igual que él; sólo que por otras razones. No puedo dormir. No puedo. No por él. Oigo sus horribles gritos, sus desgarradores aullidos, su profunda respiración... se que ya ha empezado. Lloro en silencio porqué no puedo ayudarle; no puedo ayudarle a dejar de sufrir. Me huele. Me busca. Me siente. Me encuentra. Sabe donde estoy, pero no puede llegar a mi; esa puerta no se abrirá, no mientras sea él el que esté ahí; no mientras no seas tu quién la abra. Arañas. Arañas fuerte con tus potentes garras. Esas garras que no dudarían ni un momento en hundirse en mi cuerpo. En arrancarme la vida. Muerdes. Muerdes decidido, intentando destruir todo cuanto hay a tu alrededor. Esos dientes, esa mandíbula afilada y perfecta, esas fauces poderosas que no esperarían ni un solo segundo en hundirse en mi carne. En beber mi sangre. Administrándome el único mordisco que nos permitiría estar juntos para siempre. A veces lo pienso; dejarme morder por ti, la desesperación de querer estar ahí contigo me hace ser egoísta, sólo pensando en lo que yo deseo. La desesperación de querer estar ahí contigo un día me hará hacer una locura... pero no. Me contengo. Me controlo de abrir la puerta y dejar que me devores, que me hagas tuya y me conviertas. Debo ser fuerte. Por ti. Por mi. Por nosotros, por los dos. Porqué nos queremos. Se que si me administraras ese mordisco, sería peor para ti. No te lo perdonarías. La culpa te haría morir. Una culpa que tu no tendrías, pues yo hubiera abierto esa puerta voluntariamente, sabiendo lo que me encontraría al otro lado de la misma. Morirías por una culpa que no tendrías. Pues la culpa sería mía. Te quiero. Me quieres. Nos queremos. Somos felices a pesar de tu condición. Pero estoy segura de que un día cambiará, y podremos estar juntos, incluso en esos momentos de tanto dolor físico para ti. Pues tu, el amor de mi vida, eres un licántropo.
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GRACIAS por haber llegado hasta aquí. Podrían dejar 1 R/R diciendo k les ha parecido? Si, xfa, me harían muy feliz. THANKS!!!!!!!!!!!
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El dolor de cada noche de Luna Llena
La veo. Está allí, sonriéndome. Allí arriba, burlándose de mi. Burlándose de mi y de él. Riéndose de nosotros. Por qué él? Esa pregunta aún me asalta por las noches; en especial en noches como esta, que es cuando más veo que sufre. Qué hizo? Me vuelvo a preguntar; sigo sin encontrar respuesta. No la hay. Porqué no hizo nada. Era muy pequeño. Nada. Muy pequeño para ser responsable de sus acciones. Nada... odio esa palabra; porqué es todo lo que yo puedo hacer por él para ayudarle: nada. Cada mes, cuando los enamorados pasean cogidos de la mano, cuando se besan y se hablan, se besan y se prometen amor eterno... le veo encerrarse en esa habitación; asegurándola para que no se abra, para que lo aísle totalmente. Lo odio. Porqué yo no puedo hacer ninguna de esas cosas con él; nunca podrá susurrarle bajo la luz de una luna llena, nunca podré decirle que le amo bajo esa preciosa, pero para nosotros, fastidiosa luz blanca. Él no puede. Y yo por él no puedo. Porqué le quiero. Porqué por eso no le abandonaré. No le abandonaré a su suerte. Cada noche de luna llena podría ser especial, especial como un sueño; especial como lo es para las otras parejas. Pero no. Somos distintos. Él es distinto. Y yo por él, soy distinta. Él es distinto. Y yo le sigo queriendo. En esas noches, cuando la luna me sonríe burlona, desearía estar con él, hacer que esa carga fuera más llevadera, pero no puedo; no puedo hacer que sea más llevadera para él, ni siquiera para mi. Desearía tenerlo cerca, tenerlo a mi lado... pero no podemos. Yo no puedo. Él no puede. Esas noches no puedo dormir. Al igual que él; sólo que por otras razones. No puedo dormir. No puedo. No por él. Oigo sus horribles gritos, sus desgarradores aullidos, su profunda respiración... se que ya ha empezado. Lloro en silencio porqué no puedo ayudarle; no puedo ayudarle a dejar de sufrir. Me huele. Me busca. Me siente. Me encuentra. Sabe donde estoy, pero no puede llegar a mi; esa puerta no se abrirá, no mientras sea él el que esté ahí; no mientras no seas tu quién la abra. Arañas. Arañas fuerte con tus potentes garras. Esas garras que no dudarían ni un momento en hundirse en mi cuerpo. En arrancarme la vida. Muerdes. Muerdes decidido, intentando destruir todo cuanto hay a tu alrededor. Esos dientes, esa mandíbula afilada y perfecta, esas fauces poderosas que no esperarían ni un solo segundo en hundirse en mi carne. En beber mi sangre. Administrándome el único mordisco que nos permitiría estar juntos para siempre. A veces lo pienso; dejarme morder por ti, la desesperación de querer estar ahí contigo me hace ser egoísta, sólo pensando en lo que yo deseo. La desesperación de querer estar ahí contigo un día me hará hacer una locura... pero no. Me contengo. Me controlo de abrir la puerta y dejar que me devores, que me hagas tuya y me conviertas. Debo ser fuerte. Por ti. Por mi. Por nosotros, por los dos. Porqué nos queremos. Se que si me administraras ese mordisco, sería peor para ti. No te lo perdonarías. La culpa te haría morir. Una culpa que tu no tendrías, pues yo hubiera abierto esa puerta voluntariamente, sabiendo lo que me encontraría al otro lado de la misma. Morirías por una culpa que no tendrías. Pues la culpa sería mía. Te quiero. Me quieres. Nos queremos. Somos felices a pesar de tu condición. Pero estoy segura de que un día cambiará, y podremos estar juntos, incluso en esos momentos de tanto dolor físico para ti. Pues tu, el amor de mi vida, eres un licántropo.
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