disclaimer. Digimon no es mío, tampoco sus personajes. Lo único que es mío es la idea de esta historia.

notas. Muchas muchas MUCHAS gracias a los que dejaron reviews ^_^ les agradezco que se dignen a dejar su opinión, por favor sigan así!! Este capítulo resultó difícil de adaptar de la versión original, puesto que decidí escribir la historia con nuevas emociones y los personajes tienen actitudes distintas, así que se podría decir que esto ya no es exactamente una traducción de "Link to the Soul" , ha evolucionado para convertirse en un fanfic que aunque se trata de lo mismo, el mensaje es completamente diferente... aparte de que aquí si hay shounen-ai (me rehuso a llamarle yaoi). Para todo esto me he esforzado mucho, así que yo creo que me merezco que me manden su opinión... por favor...

En realidad espero que lo disfruten mucho y que les guste.

Nota para Nii chan (si es que llega a leer este fanfic): Espero que superes el hecho de que ya escribo shounen-ai, y muy probablemente continuaré así... si no te gusta mejor no lo leas, pero tienes que admitir que esta versión es mucho, mucho mejor. =)

++ conexión al alma ++

de Anairb Black

+ Acto Segundo: Conflicto+

ken

Cada vez que despierto en la mañana, siento que el día se acerca.

Es un momento que me toca el corazón y me dice que a pesar de todo, la esperanza jamás muere. Que algún día las cosas serán diferentes... que aquella persona en la que encuentro refugio cuando no estoy dentro de la realidad, estará aquí, a mi lado, en mi lecho.

Es algo que siempre he querido, aunque no lo acepte.

Aún así despierto en mi alcoba y todo parece igual a como era antes. Estoy enredado en las cobijas de la cama, con sudor en la frente, abrazando una almohada como si fuera un ser querido. No hay nadie en la habitación, ya que está impecable, como siempre la he conservado. Me detengo a observar y todo es lo mismo: la cama de las sábanas blancas, las paredes blancas, una pequeña mesa en el lado izquierdo de la cama, y las ventanas con cortinas blancas, siempre oscilando hacia enfrente, dejando que el viento húmedo y frío de este pueblo me inunde los pulmones.

Siento algo diferente hoy, como si el día no fuera como ayer, ni ante ayer, ni hace una semana. Como si hoy fuera un día extraño, diferente... como si quisiera saber y darme cuenta de la realidad, hoy.

Me paro del lecho lentamente y por instinto me pongo algo decente para salir afuera, pero mi mente divaga en algo lejano, como muchas otras veces. Siento que mis sentidos me han estado fallando... cada vez que despierto, siento una grave agitación, como si hubiera estado cayendo hacia la nada y despertara para ver que no es cierto. Quiero hacer de lo imposible posible, pero me faltan tantas energías... tantas motivaciones.

Soy una persona triste, callada, sin esperanza.

Creo que estoy muriendo. Muero por la falta de esperanza. Siento que moriré de tristeza, y algún día, jamás despertaré.

Pero eso no importaría, claro. Un joven menos en los dormitorios no sería gran novedad; la gente se asesina y se suicida hoy en día, porque ya a nadie le importa; somos poca población en una isla pequeña y sólo se queda la gente fuerte, la gente que trabaja para mantener nuestros edificios.

El mundo es así ahora. Quiero creer que lo que escucho del mundo en el pasado es cierto.

Mientras salgo del cuarto, y camino por los pasillos, saludando monótonamente a la misma gente como siempre, me invade una infinita tristeza de que mi mundo sea así. De que hayamos llegado a este estado desde "el fin del mundo", como lo llaman algunos, o la inundación que acabó con todo lo que teníamos (o tenían, mis ancestros). Las cosas han cambiado, y se han vuelto estrictas y aburridas, con el único propósito de sobrevivir aunque nos falte amor... amor es una palabra muy poco usada ahora.

Los dormitorios son un buen lugar para vivir, supongo; hay jóvenes que, igual que yo, fueron abandonados por sus madres desde muy pequeños, y fueron recogidos e internados en este edificio. Los niños que son abandonados en la calle son traídos aquí para que crezcan y aprendan a trabajar, y se hagan autosuficientes. Así es la vida de los jóvenes y de los niños hoy en día. La mayoría de las mujeres son educadas para trabajar en estos dormitorios, donde viven todos los jóvenes, ya sea en la limpieza o en la cocina. Los adultos trabajan por su cuenta, los jóvenes nos instruimos a nuestra manera.

Los días siempre han sido húmedos y fríos, y el cielo siempre ha estado blanco, blanco y nublado, sin un trozo de azul celeste o un sol que nos dé calor. El olor salado del agua marina inunda nuestra isla, la única que ha sobrevivido.

La gente muere muy seguido, porque apenas nos podemos ayudar.

Pero en mis sueños veo otra vida, una vida donde el color y la felicidad existían. Una vida que, aunque corrupta, tenía emociones. Nosotros ni siquiera tenemos emociones. Pero esta vida, esta vida solamente existe en mi mente, y las ideas provienen de relatos, y los relatos de almas perdidas...

Existe un lugar donde puedes visitar a la gente muerta.

Me dirijo a donde siempre, que es un viejo edificio abandonado, en la punta de una loma que está a orillas de la costa. Si miras abajo puedes ver la playa, la arena blanca y las olas que se estrellan en un ritmo pausado, pacífico. Este edificio ha sido mi segundo hogar. Los días aquí son mucho más emotivos y productivos cuando visito a las almas que se encuentran atrapadas en este lugar.

Me siento cansado, muy cansado... pero con una inquietud dentro de mí. Una gran inquietud. Y me gusta venir aquí y escuchar relatos, venir como si no existiera nada más en el mundo, como si la vida que alguna vez existía pudiera encontrarla aquí. Y la encuentro, a través de las almas.

Los espíritus son los seres más amables que he conocido, aún más que las verdaderas personas. Vivieron hace muchos, muchísimos años... en aquellos días antes de la inundación. Yo soy el único que los visita, ya que la gente tiene miedo de subir hasta acá, o simplemente no le importa o está muy ocupada en el trabajo. Yo no. He dejado muchas veces el trabajo a un lado para venir aquí, a gozar de lo que ya no existe más, de lo que sólo vive de un vago recuerdo. Vengo aquí para olvidarme de que soy una persona como las demás, que trabaja sin un verdadero propósito.

Siempre me cuentan historias del mundo en el pasado. Su manera de contar las cosas es magnífica. Una planta, una fruta, un cielo azul, un sol, y hasta un dios creador... cosas que la gente no se imaginaría jamás en estos tiempos. Historias de romance que son maravillosas aunque sean contadas miles de veces. ¿Cuántas veces no me he perdido en esas historias? Son algunas de mis favoritas. Melodías que te llevan a otra parte, con el simple echo de recordarlas en tu mente. Arte, belleza, pasión. Criaturas como los caballos que se usaban para viajar. La gente de hoy diría, ¿quién demonios usaría un animal salvaje para trasladarse? Pero a mí me fascina.

Es todo lo que se ha extinguido.

Como decía, la gente muerta es, increíble pero cierto, la más amable de todas. La sociedad de hoy podría clasificarse así: por un lado, la gente fantasiosa y lunática, que vive en su mundo mejor sin hacer un cambio por él. También está la gente fría y calculadora cuya vida siempre es el trabajo, su propósito es subsistir en el mundo aunque no tengan razón aparente. Y también está la gente que simplemente se ha rendido, que no le importa nada, que estudian sin un propósito, sólo por seguir viviendo. Esta es la gente que puede convertirse en suicida o en asesina, como puedan satisfacer su dolor y su depresión. Se podría decir que yo soy de este tipo. Simplemente no encuentro un propósito para mantener este mundo echado a perder. Pero hay algo que me mantiene vivo, y eso es lo que me inquieta hoy.

Hoy no es un día normal... me encuentro queriendo, anhelando algo. Hay una persona a la que anhelo. Es un él. Él es muy diferente a mí. La vida brilla en sus ojos, su sonrisa me ilumina. Me sostiene en sus brazos siempre, me murmura al oído cosas incoherentes. Pero soy feliz cuando estoy con él. Es el único momento en el que verdaderamente soy feliz.

Pero nunca lo he visto. A pesar de que lo busco, de que he recorrido el pueblo y la playa enteros, no lo encuentro. Entonces vengo aquí. Tal vez sea alguien que ya esté muerto... aunque me causa dolor pensarlo. Me causa angustia el saber que puede estar muerto, que sólo es una fantasía, que nunca podré tocarlo de verdad.

Siempre vengo aquí con esa motivación, con la esperanza de que en los relatos que me cuentan, él esté ahí, en alguno, y así pueda averiguar la razón por la que me busca a mí, solamente a mí.

Es la única esperanza que existe en mi vida. Mi necesidad, mi religión.

He venido aquí todos los días de mi vida, y los espíritus son mis amigos. Sin embargo, hay cuatro chicas quienes siempre se acercan a preguntarme como estoy, o como está el mundo. Ellas son mis amigas más cercanas. Las cuatro son muy bellas, a pesar de que su forma física sea sólo un cuerpo grisáceo, brillante y ligero que flota por el aire. A través de la pared - porque existe una pared de cristal, dividiendo los espíritus de la gente con vida - lo único que puedo ver son sus largos cabellos, sus rostros iluminados y sus vestidos blancos que se desvanecen junto con sus tobillos.

Siempre mencionan que yo tenía una vida pasada, con todas esas cosas que ahora me maravillan y son simplemente imposibles. Me sorprendo cuando estos cuatro espíritus, quienes dicen haber sido mis amigas en la vida pasada, me dicen montones de cosas sobre mí mismo que yo ni siquiera recuerdo. Una de ellas dice que yo era el sueño de todas las chicas, que todos me adoraban por mi belleza e inteligencia (¿ese era yo? Las cosas definitivamente cambian). Hay otra que dice que yo era amable y la gentileza era mi virtud, que era una buena persona que jamás lo aceptaría. La mayor de ellas, quien parece ser más sabia, dice que yo era un buen amigo, pero no todos ellos me lograron aceptar, debido a las cosas de mi pasado. Nadie ha hablado de mi pasado, por cierto. No sé lo que significa.

Pero la última que me ha faltado mencionar, es la más alegre y... emocional de las cuatro. En la vida real no es posible que exista una persona como ella. Le fascina hablar conmigo, sacarme mi lado comunicativo que jamás uso en mi vida real. Es mi mejor amiga, a quien le cuento los sueños recurrentes que tengo. Siempre me cuenta de lo que me gustaba en la vida, del olor del café que me encantaba, según dice, tomar en las tardes. "¿Café? ¿Y qué es eso?" pregunté la primera vez que lo mencionó, y ella se puso a describir el café con unas palabras tan exactas que literalmente podía saborearlo.

Ellas cuatro son las que más me han contado de mi vida pasada. Son amigas a la vez de otros seis espíritus; algunos de esos seis se han acercado a mí a contarme cosas también, a instruirme en lo que solían ser los antiguos estudios. Dos de ellos son muy sabios. Pero hay algunos que no se me acercan demasiado, como lo es un niño pequeño, que me mira con una mirada profunda y llena de resentimiento. Es como si no hubiera podido resolver algo en el pasado. Me llena de tristeza el sólo verlo. Y aunque he preguntado a todos la razón de mi muerte, la razón del por qué ellos se encuentran en el lado espiritual del cristal y yo no, ellos simplemente lo niegan con la cabeza, susurran que las cosas han pasado de un modo que ellos no pueden explicar.

Creo que están incompletos, como si les faltara algo. Como si faltara uno de ellos.

Me pregunto si quien falta es la persona que estoy buscando. Aquella persona a la que no puedo describir ni llamar por un nombre, que sólo la puedo sentir, y en un mundo que ni siquiera es real.

Sin él, ellos están incompletos, y creo que yo también. Porque he llorado sin razón alguna y me siento exhausto, golpeado, agredido por algo que no existe. Atado a ese alguien sin la más remota explicación.

Lo he escuchado llamándome por mi nombre, en este mismo edificio. Siento que es siempre mi mente la que me traiciona, que me hace tener ilusiones... que ya es tanto mi deseo de no estar solo, de estar con él, que estoy perdiendo la razón. Todas estas cosas me confunden, me llenan de ideas. Porque a pesar de escuchar tantas cosas, tantas cosas bellas, aún hay muchas preguntas, preguntas que nadie responde.

Estoy perdiendo la cabeza... perdiéndola sin ni siquiera saber quien soy en realidad, quien fui, por qué estoy aquí.

Deseo tanto que él sea mío, y cuando lo encuentre, lo sabré todo.

Y hoy... hoy el sonido me llama, lento, como una caricia.

Sé que hoy es el día.

"¿Te has preguntado de dónde vienes, Ken?"

Me encuentro sentado en el piso agrietado del edificio, con la mirada perdida hacia el techo. Estoy descansando contra la superficie de la pared de cristal, sabiendo que mi amiga está en la misma posición que yo, del otro lado. Nunca le ha gustado mirar a través del cristal; dice que tiene miedo de que el mundo se derrumbe, que le causa dolor saber que la humanidad ha llegado a este estado.

Su pregunta es sólo un respiro, un susurro, que se sostiene en el aire muerto.

"Si, lo sabes. Todos los días".

"¿Y has encontrado la respuesta?"

"No. Nunca".

Ella guarda silencio. Siento cerca una presencia abrumadora, sintiendo mi corazón latir como nunca antes. No sé qué es lo que siento ahora, sólo que nunca lo he sentido antes.

"¿Y qué es lo que recuerdas?", pregunta, sacándome de mis pensamientos y de mi confusión. Ella sabe que estoy nervioso, extraño.

"Me recuerdo... en el suelo. Temblando, sin abrigo, en el frío. Viendo el cielo... gris, nublado, la tenue luz del día en mi rostro. No hay nadie a mí alrededor".

"¿Y cómo te sentías?"

"Solo. Triste. Con ganas de morir. Era una emoción abrumadora. Como si no tuviera a nadie. Y estaba congelándome".

"¿Qué es lo siguiente?"

"Una mujer fue a recogerme. Me tomó en sus brazos, pero no hallé seguridad, ni confianza, ni calor. Corrió como si estuviera huyendo de alguien, varias veces se tambaleaba... yo lloraba. Creo que yo era un niño pequeño".

"¿Es ella tu madre?"

De nuevo me encuentro pensando en lo que me sucede. Hay alguien en este edificio... alguien quien no se encontraba aquí antes. Que sólo en este día está aquí.

"No. Me abandonó... no recuerdo en dónde. Sólo sé que crecí, que me enviaron a los dormitorios, que ahí me dijeron que era un huérfano... que me habían abandonado como a muchos otros".

"¿Y eso es todo?"

"Así parece".

Ella se vuelve a callar, y se queda serena, sin decir nada más. Hoy no soy el mismo de siempre. Tal vez no he cambiado mucho en mi manera de ver las cosas, pero... siento una necesidad, un deseo que me está rompiendo a la mitad, y luego en mil pedazos. Como si alguien más estuviera aquí, y yo... yo... quiero saber la verdad. Quiero saber la verdad de todo esto, quiero saber de donde vine, a dónde voy, quien me llama en los sueños, quien me espera en la muerte, y quiero saber tantas cosas...

Más que nada, hoy, quiero saber cómo comienza todo esto. El por qué de la existencia de los espíritus, de mis supuestos "amigos" que están aquí, casi irreales y como espíritus... y por qué yo, yo entre todos ellos, estoy vivo. Porque sé muy bien, por todos los relatos de los sabios en la vida real, y las historias de los espíritus, que una persona no puede vivir dos veces. La vida de una persona sólo se vive una vez, y esa oportunidad se acaba una vez que mueres. La reencarnación no existe.

No hay... quiero que no haya sin embargos. Pero creo que los hay. Siento como si estuviera sufriendo del mal de la doble personalidad. Una parte de mí es la racional, la que cree en lo que los mayores le instruyen, la que es realista y quiere sobrevivir y trabajar para ayudar a la humanidad a subsistir, aunque en realidad no exista un buen objetivo. Esta parte de mi no cree en los milagros. Sabe que los espíritus son sólo espíritus, son gente que vivió años atrás, que está aquí porque no terminaron bien sus vidas, porque quieren satisfacerse instruyendo a los demás, instruyéndonos a nosotros los vivos, aunque yo sea el único quien en realidad se acerca a escuchar. Esta parte de mí es superficial, vive tras un velo negro, haciendo lo que se hace en la vida, sin sentir nada por ello, ni amor, ni sufrimiento. Le da igual la vida o la muerte. Todo es igual.

Pero la otra parte de mí es diferente. Es la parte que quiere saber, la que me incita a saber por qué ocurrió, ocurre, lo que ocurrirá si el mundo -si la vida- continúa así. Y esta parte, muy profundamente, siente remordimiento, y hasta celos de los espíritus, siente fracaso y derrota, porque los espíritus le han abierto un hueco en la mente, un hueco que han ido llenando con ideas que no se sabe si serán falsas o verdaderas... que yo he tenido una vida pasada, que alguna vez estuve con ellos... y quisiera creerles, pero si yo les creo, entonces esto arruina todos mis parámetros de la realidad, me obliga a creer en lo que yo no quiero creer, en la reencarnación, en los sueños... en el verdadero amor. Esta parte de mí es la que sufre por la realidad que, contrario a mi otro yo, si conoce. Y no me gusta conocerla. Prefiero ser ignorante, superficial, sin sufrir... pero estos pensamientos están dentro de mí, y la realidad me duele, prolonga el dolor, sin ningún receso. Me hace aceptar que yo en realidad estoy solo, que soy un idealista soñador, que sólo en mis sueños, al lado de él, sí, un él, un él que me hace sentirme inquieto... que sólo con él me siento completo, realizado, infinitamente en paz.

No puedo creer eso. No quiero creerlo. No quiero creer que mi realidad es que soy un loco, un sádico, sufriendo por siempre y perdido... porque en el fondo de mí, no quiero aceptar que ésta sea la vida. Que la vida sea cruel y mala, que sólo estoy yo, que nadie más me quiere, y que me sostengo de una estúpida fantasía.

Esta es mi lucha interna conmigo mismo, una lucha que ha comenzado desde que comencé a escuchar los relatos de los espíritus, desde que ellos cortaron en trizas mi realidad y cambiaron mi manera de ver las cosas. Una lucha que jamás ha terminado...

Y hoy, quiero que termine.

Quiero que Miyako Inoue, si ése es su verdadero nombre, me conduzca a la verdad. Que me diga dónde puedo encontrarla. Quiero saber el por qué de mis sueños y el por qué de mis deseos que tanto me angustian. Porque sé que hoy, hoy las cosas van a cambiar. Y quiero saber por qué, quiero la verdad.

La verdad de todo.

daisuke

Necesito decirle.

Necesito decírselo. Ya esperé mucho tiempo; el daño ya está echo... sé que Miyako, siendo su amiga, le dirá que hoy es el día que todos los espíritus hemos estado esperando... el día de nuestra partida, un día en el que me voy de la Tierra, dejando algo atrás conmigo... mi alma, él.

Sé que cuando suba los escalones, hasta llegar a este último piso, una parte de la realidad saldrá a la luz. Porque, a pesar de que los años han transcurrido... la conexión aún existe. Es lo que me permite entrar a sus sueños, saber la angustia que está sintiendo... y es lo que le permitirá a él saber qué fue lo que sucedió, darse cuenta del peso de mi propio dolor, cuando me vea aquí, en el piso más alto del edificio, detrás de la pared de cristal que me separa de él... de nuevo.

Qué irónico. El cristal siempre nos separa. Tan frágil, transparente y delgado, pero sin embargo separándonos.

Cuando me vea aquí, en esta vida tan desdichada, creo que lo recordará todo. Yo le daré el privilegio de recordar, pues quiero que se dé cuenta de todo antes de que nos marchemos por fin... que sepa lo del accidente, lo del hospital... que siempre hemos sido almas gemelas, que yo me ligué a él, para darle una vida, una vida que pudiera valorar. Y si, incluso quiero decirle lo de mis sentimientos, pues sé que se hará millones de preguntas a la vez, pero lo que más estará dentro de su mente, estallando, será el "por qué".

Quiero que lo sepa todo... y ya es hora.

Pero también hay preguntas que yo no conozco, que creo que jamás nadie - ni siquiera él - me va a responder.

Quisiera saber... quisiera saber si alguna vez en su vida - en sus dos vidas, no me importa - me ha correspondido. Si por algún segundo, aunque sólo fuera uno, me ha amado como yo a él. Quisiera saber qué, sintió cuando yo fallecí, cuando nadie más supo el por qué, sólo él... creo que sí supo el por qué, tiene que saber que yo quería que viviera, que jamás lo dejaría morir, como tantas veces se lo prometí.

"Si te dejara ir ahora y no regresaras... lo voy a lamentar el resto de mi vida".

Espero que lo recuerde, porque sigue siendo mi verdad, es toda la verdad de mi vida. Mi razón de muerte hace años atrás... la razón por la que estoy aquí. Me quedé con cuestiones pendientes, como todos ellos, me quedé con las ganas de mirarlo a la cara y decirle lo que sentía por él, porque es algo que jamás ha sabido... y tal vez sabrá cuando me vea. Tiene que preguntarse por qué me aparezco en sus sueños, por qué lo sostengo en mis brazos toda la noche, como si fuera parte de mí.

Por eso digo que esta vez, toda la realidad saldrá a la luz. Desde el día en que a ambos nos separó la muerte, pasando por el día en el que nuestros demás amigos murieron tratando de salvar el mundo, hasta todos y cada uno de estos días en este nuevo mundo, un mundo tan infame, tan echado a perder, que le ha quitado a las energías a mi Ken. Ya no quiere vivir, ya no quiere vivir en la vida que yo le regalé... y me pregunto si es por el mundo, o si es por otra cosa...

A veces quisiera la razón por la que sufre fuera porque quiere estar conmigo, así como yo sufro tanto por estar con él.

Hoy necesito decirle que lo amo, que necesito abrazarlo una vez más. Una sola y última vez más, un solo abrazo... porque sé que no me corresponde. Sólo quiero verlo y despedirme, aunque sea la última vez.

Creo que no creerá lo que le voy a decir. Pues para todos siempre fui el tonto, el Daisuke pretendiendo ser el líder. Para él he sido más tonto aún. Ante él no quiero ser nada, sólo soy un pobre muerto enamorado. Que haga lo que quiera conmigo.

Siento que se acerca. Viene subiendo los escalones.

Y me encuentro aguardándolo, flotando por el aire y alrededor, sin respirar, detrás de la pared de cristal. He llegado, he salido de sus sueños para venir aquí a marcar el fin de nuestros días como espíritus. Es nuestro momento de irnos, es momento de que los humanos se queden solos... de que Ken se quede solo. Que sepa vivir su vida... por mucho que sufra por ella.

Dios. No puedo soportar que tengo que dejarlo sufriendo, sufriendo... pero es todo lo que hay que hacer. No hay manera de que yo me quede aquí con él. No la hay. Sólo está aquel camino de regreso que es el vínculo entre nuestras almas... tal vez si él anhelara tanto estar conmigo, podría regresar. Pero... no lo creo.

El jamás me correspondería.

Mis pensamientos se acortan, mis pupilas se dilatan... lo he visto llegar hasta arriba, finalizar el recorrido por las escaleras. Camina corriendo y con la respiración agitada. Este último piso es el más destrozado de todos y la luz se cuela por falta de cemento en varias partes del techo. Aquella luz sin vida que apenas nos llega. Pero Ken... Ken hace brillar el día, a mis ojos, hace que la pared de cristal se derrita.

Se encuentra tal y como lo recuerdo. Esta vez tiene la piel un poco colorada, y me supongo que es porque subió corriendo. Puedo distinguir un poco de sudor en su frente. El cabello le cae por la cara, indigo-negro...a veces púrpura, dependiendo del ángulo. Sus ojos reflejan exactamente lo mismo; una emoción muerta y con ganas de llorar en las pupilas de un azul índigo, púrpura, lo que sea, que me parte el alma, que me ocasiona tener ganas de acercarme y besarle los párpados.

Hay algo roto en él... como si se hubiera quebrado.

No puedo evitar mirarlo con los ojos empañados, con la mirada perdida en él, mirándolo con pasión, con dolor, con realización... con tantas ilusiones y anhelos.

Ya no puedo ocultarme más.

Ante él, yo... yo simplemente me doy por vencido.

ken

Creo que he llegado a donde quería estar. Miyako me ha dicho que tenía que venir aquí, al último piso, que aquí terminaba todo.

Tiene razón.

Estoy aquí parado frente a Daisuke. Si, ahora recuerdo su nombre. Daisuke. El Daisuke de mis sueños. Daisuke Motomiya. Daisuke-kun. Suke-chan. Mi Daisuke.

Mi Daisuke... mi Dai es un espíritu. Está muerto.

Y yo sigo vivo. Por él. Porque él me lo permitió.

Le debo toda la vida...

Dios mío... ahora más que nunca deseo decirle que quiero morir para estar con él. Quiero que me abrace, quiero que... quiero tantas cosas. Quiero que vivamos juntos. Estar con él, sentir con él. Que sea mi vida, no mi dolor, ni mi tristeza, ni mi anhelo imposible.

Daisuke, si tan sólo pudieras saber que te amo. Si tan sólo lo supieras. Ya nada me importa, ¿sabes? Nada, ya no me importa que no haya esperanza en esta condenada vida infeliz, ni siquiera me importa que los espíritus se vayan. Al diablo con ellos, yo te quiero conmigo, te quiero como a nadie, como a nada, como nunca más te he querido.

Quiero saber muchas cosas de ti. Quiero que me las respondas. Quiero que me digas que te quieres quedar conmigo. Quiero que sepas que te quiero, demonios.

Pero hay algo que nos separa. Hay muchas cosas que nos separan. Nos separa la muerte y la vida. Nos separa la ignorancia y ... la amistad. Porque sé que no puedo confesarte que te quiero... porque eso terminaría con todo. Te marcharías para siempre y me dejarías desdichado... ¿serías capaz de hacerlo, Dai, serías capaz de abandonarme si yo te dijera que no te quiero como amigo, te quiero como un amante fiel que nunca te he sido?

Quisiera que te quedaras conmigo... Pero la muerte nos separa. La muerte siempre... nos separará. Así que hoy necesito despedirme.

Si tan sólo pudieras verme muy de cerca, muy dentro de mí, te diría todo lo que quiero decirte aunque me odies por siempre... pero no puedo soportar que me odies... no quiero que me odies.

Así que háblame. Respóndeme tu primero.

Hazme trizas cuando me hagas darme cuenta de que hoy es el primer día que finalmente te veo, y de nuevo... te vas de mí.

Si, esta mini-serie todavía continúa. El siguiente capítulo es el tercero y el último de la trilogía. POR FAVOR DEJEN SUS REVIEWS!!! Díganme que les pareció todo mi esfuerzo. MUCHAS GRACIAS POR LEER!! -Anairb B.