LA LLEGADA A HOGWARTS

Por fin llegó el momento, Hogwarts está frente a mí, un extraño y enorme hombre nos ha dado la bienvenida, otra vez el tumulto ha rodeado a Harry Potter, en realidad no veo por qué lo hacen, no hay razón para ello...

Hubo un barullo en el tren, al parecer los alumnos reñían y era una costumbre sobre todo en ellos... no supe quien fue, realmente estoy nerviosa, gracias a Merlín, hay una chica oriental en la escuela y parece que le va muy bien, se llama Cho Chang, no es Japonesa, pero es oriental, además ella está en otra casa... no recuerdo el nombre, me hace mucha falta estar en contacto con el mundo mágico, y espero que Hogwarts me ayude a lograr mis propósitos.

-Aiko- gritó una voz que arrastraba las palabras -pensé que no vendrías, solo vengo a desearte suerte, y no te acerques mucho a Hagrid, es un Semigigante- decía delante de mí un apurado chico rubio platinado y ojos fríos que me era extrañamente familiar... -Malfoy- llamé al ver que se iba -realmente no sé nada de su mundo...- -no te preocupes- respondió -no faltará quien te guíe. Y volvió a perderse entre la multitud.

El Semigigante llamó a todos los de primer grado, era extraño, yo no conocía a nadie, en realidad me sentía como una completa extraña, todos me miraban como si nunca hubieran visto a alguien de oriente... crucé un gran lago, la tormenta era tan fuerte que el agua se agitaba como si miles de monstruos marinos se movieran por debajo de la superficie queriendo voltear la pequeña embarcación.

Cuando llegamos, estaba tan mareada que mi piel en vez de tener el pálido natural del oriental tenía un verde limón que preocupó a todos. Cinco minutos después de haber bajado y de haberme recuperado entramos a un enorme castillo, recorrimos un pasillo de mármol lustrosamente limpiado. Por encima de nosotros volaba un pequeño fantasma que se burlaba de todos los que lo miraban.

-¡ah!- exclamó al verme -Una oliental entle los de plimer glado- dijo en tono burlón. -¿Quién eres?- pregunté intrigada -¿por qué te burlas de los demás? -¡¿Qué?! ¡¿No sabes?!- me dijo en igual tono -Soy el gran Peeves, el único, el más grande, el más famoso y el mejor, a quien todos temen y a quien deben de obedecer... -¡PEEVES!- se escuchó una voz melosa delante de todos que me heló la sangre y me hizo sentir escalofríos. -¡deja de molestar a los alumnos! -¡Pero profesor Snape!- musitó el poltergeist -Yo solo me presentaba... -Escuché tus tonterías, ahora déjalos tranquilos que ya tienen que entrar a la ceremonia... todos detrás de mí en dos hileras, una de hombres y otra de mujeres.

Entramos al gran salón, estaba repleto de alumnos, logré divisar a Malfoy entre la multitud, estaba sentado rodeado de dos enormes tipos y una chica muy fea por cierto que nos miraban con morbo. Nuestros ojos se encontraron un momento, él solo hizo una discreta mueca con la cabeza, yo respondí con una discreta sonrisa. Sentí al instante una mirada detrás de mí, el tal Harry Potter me miraba intrigado.

El discurso del director y la ceremonia de selección transcurrieron rápidamente, cuando tocó mi turno de sentarme en el banquillo y poner en mi cabeza el sombrero mi mente quedó en blanco, solo escuchaba el murmullo de los presentes y sin más la voz del sombrero gritó:

-¡SLYTHERIN!-

Todos aplaudieron, los de Gryffindor se quedaron a la expectativa, Malfoy empujó a la chica que estaba junto a él y con una sonrisa de oreja a oreja me dijo que me sentara junto a él, me abrazó y me deseó suerte; poco después comenzó la cena, la chica que él había empujado estaba enfadada y me miraba de manera cruel y dura, Malfoy me presentó a sus amigos y a la chica, Crabbe, Goyle y Pansy Parkinson, me dijo que el Profesor Snape era el Jefe de la casa y que si tenía problemas solo tenía que decirle a él, me explicó las jerarquías, me dijo que Pansy era Prefecta de casa y me susurró al oído que si tenía problemas con ella él me defendería.

Las miradas de cuatro chicos de Gryffindor estaban sobre nosotros, las sentí pero en vez de darme miedo me dieron risa, al voltear las expresiones eran tan cómicas que pude adivinar que se preguntaban quién diablos era yo.

-Malfoy- llamé -¿quiénes son ellos? -Llámame Draco- me dijo -ellos son los amigos de Harry Potter, Hermione Granger, una sangre sucia sabelotodo; Ronald Weasley, un pobretón de familia de fracasados y su pequeña hermana Ginny Weasley, está loquita por Potter, y de vez en cuando me hace ojitos pero no deja de ser una Weasley. -Eso quiere decir que no te caen muy bien- comenté. -En realidad no... ya sabrás por qué- me dijo y continuó comiendo.

Cuándo terminó la cena, nos llevaban a la sala común, Draco se despidió por un momento, me dijo que no debería de temerle a Snape, que era un gran maestro, y que mi secreto estaría seguro con él. En realidad él era el único que sabía que ninguno de mis padres eran magos.