FAIRY TALES
1. EL CAPERUCITO ROJO:
Había una vez, en una pequeña cabaña en medio del bosque oscuro, dónde vivían un enorme gigante de nombre Hagrid, con su sobrino, el caperucito de nombre Harry, un chico de 11 años, muy bajito y flaco para su edad, de piel muy clara, unos preciosos ojos de color verde esmeralda, con una curiosa cicatriz en la frente en forma de rayo. Un día, Hagrid, llamó a su sobrino para que llevara una cesta con comida a su abuelo, que vivía en la otra punta del bosque oscuro, en un gran castillo, ya que éste se encontraba mal.
-Caperucito!! Caperucito!! –llamaba el gigante
-Dime tío –contestó el niño con una sonrisa
-Deberías llevar esta cesta a tu abuelo
-Le pasa algo de malo? –preguntó preocupado
-Si, se encuentra un poco mal –intentó tranquilizar mas al chico- aunque solo es un resfriado
-Ah! Que susto –sonrió- claro que iré a traerle el cesto
Su tío le dio el cesto, donde había unas magdalenas caseras, echas por Hagrid, por lo que Harry tuvo bien cuidado de no comer, y un pote de miel. Le preguntó si se podía llevar a Fang, el enorme perro de su tío, pero éste se negó diciendo que se lo tenía que llevar al bosque, a buscar unicornios.
Por lo que el caperucito, se puso su túnica con capucha roja, y salió corriendo con el cesto colgado de su brazo. El chico iba cantando por el bosque, mientras daba pequeños saltitos. Se encontró con centauros que le hablaron sobre las estrellas, unicornios que se escondían a su paso, y algún que otro extraño pájaro de plumas rojizas y pico de color oro.
Se estaba haciendo tarde, y el chico aun no había llegado a la casa de su abuelo. Ya habían salido las primeras estrellas, además de una enorme y resplandeciente luna llena, que lo bañaba todo con su luz plateada. El caperucito estaba un poco asustado, ya que creía que se había perdido en medio del enorme bosque. De repente un aullido lo hizo detener en seco. Miro en todas direcciones, pero no veía al responsable de tal ruido, hasta que en un cruce de caminos, encontró un lobo. Era muy lindo, de un suave color marrón, aunque al caperucito le pareció ver algunas canas en su pelo. Tenía los ojos de un bello color avellana.
-Tu eres el caperucito rojo, verdad? –preguntó el lobo con curiosidad
-Si… pero tengo prisa
-Y a donde vas con tanta prisa? –el lobo se estaba acercando al caperucito
-Voy a llevar éste cesto a mi abuelo que está resfriado –pensó por un momento- Uy! No lo debería haber dicho… no debo hablar con lobos –se decía para si mismo, mientras se pegó con la palma de la mano en la frente
-Me parece que si coges éste camino –dijo levantando una de sus patas hacia el sendero de la derecha- llegaras antes
-De verdad?
-Claro… tu abuelo vive en el gran castillo, no?
El caperucito asintió, mientras se dirigía hacia el camino indicado, cuando la voz del lobo se dejó escuchar de nuevo.
-Y a tu abuelo no le gustaría que le llevaras algunas flores también
El caperucito se fijó en las flores que le enseñaba el lobo. Eran de un lindo color rojo y dorado, y parecía que en el centro había un león. Sonrió al pensar la expresión de su abuelo cuando las viese. Empezó a recoger un pequeño ramo. El caperucito no se dio cuenta que el lobo, yendo por el camino de la izquierda, se alejaba a toda velocidad.
Cuando el caperucito se dio cuenta que era tan tarde, empezó a correr por el camino de la derecha. Dio algunos rodeos, y por fin llegó al castillo. Ya empezaba a clarear un poco, aunque la luna aun brillaba con fuerza.
Entró rápidamente, y después de pasar por muchos tapices y corredores secretos que le hacían el camino mas corto, llegó a la fea gárgola que daba a la habitación de su querido abuelo.
-Miel de mil flores –dijo en voz alta el chico
La fea estatua de piedra, empezó a girar suavemente, mientras aparecían unas escaleras que también iban subiendo con la gárgola. El caperucito subió en una y se dejó llevar.
Pronto estuvo delante de la puerta del dormitorio. Llamó con voz suave, temiendo despertar a su abuelo.
-Abuelo… abuelo… estás despierto? –decía mientras empezaba a abrir la puerta
-Si hijo… pasa –una voz ronca contestó a la pregunta
El caperucito se acercó hasta la gran cama con dosel de su abuelo, de la que colgaban unas cortinas de un claro color púrpura. La habitación de su abuelo era muy grande y bonita. Circular, estaba llena de libros, aunque había un enorme armario en una de las esquinas. Entre los libros, había lo que parecía un sombrero muy viejo y remendado, que a parecer del caperucito cada vez que entraba en la habitación lo miraba.
-Caperucito… hijo, acércate un poco –decía el abuelo tapado hasta los ojos con la sabana
-Abuelo… como es que tienes esta voz tan ronca? –preguntó el chico mientras se acercaba
-Es que estoy… resfriado
-Claro –una nuevo pregunta vino a la cabeza al caperucito- Y como es que tienes estas orejas tan grandes?
-Son para oírte mejor –dijo mientras las intentaba esconder
-Ya veo… y como es que tienes la nariz tan grande? –preguntó de nuevo curioso el chico
-Es para olerte mejor –contestaba el abuelo
-Y estos ojos tan grandes?
-Son para verte mejor, hijo
-Y esa boca tan enorme?
-Ésta –dijo destapándose de golpe el abuelo- ES PARA COMERTE MEJOR!!
El lobo salió de la cama, mientras el caperucito caía al suelo de espaldas, gritando. Un rayo de sol entró entonces por la ventana, y ante el asombro del chico, el lobo fue cambiando de forma, transformándose en un hombre! Su pelo era del mismo color que el del lobo, de un suave color marrón, aunque con canas, y sus ojos eran del precioso color avellana.
-Lo siento caperucito! Yo no te quería hacer nada –estaba sollozando en la cama
-Como te llamas? –preguntó sentándose en la cama
-Remus Lupin –dijo éste aun sin mirarlo
-Y como es que puedes ser un lobo? –preguntó sorprendido el chico de ojos verdes
-Porque soy un licántropo
-Un li… que? –preguntó confundido el caperucito
-Un hombre-lobo… me mordieron cuando era muy pequeño…
-Tranquilo –dijo poniendo una mano con cariño en el hombro del hombre- Seguro que mi abuelo te puede ayudar… es un gran mago –dijo con orgullo, aunque de repente se acordó por lo que había ido al castillo- Donde esta mi abuelo?? –preguntó con miedo
-Se resistía mucho… y… –dijo el hombre aun con lágrimas
-No me digas que te lo has comido!? –exclamó asustado
-Lo intenté… pero me dijo que era mejor que lo metiera en ese armario –dijo señalando el susodicho armario- Y que lo dejara ahí
El caperucito se acercó al armario, y al abrirlo, encontró a su abuelo, que no era ni mas ni menos que Albus Dumbledore, sentado en el suelo, con su largo cabello y larga barba blanco-plateados arrastrados por el suelo, mientras jugaba al ajedrez mágico. En su hombro había el pájaro de pumas rojas y doradas que el chico había visto en el bosque.
-Hola Harry! –lo saludó alegremente
-Abuelo!! –dijo lanzándose en sus brazos el chico- Creí que se te había comido!!
-Quien? Remus? –dijo mirando incrédulo hacia el hombre que lloraba en la cama- pero si lo envié para saber donde estabas –dijo levantándose- Oh! No me digas que hay luna llena? –ante los sollozos mas fuertes del hombre, Albus supuso que si – No te preocupes –habló de nuevo, con el chico abrazado a su cintura (y arrastrándolo), mientras se acercaba a la cama- Mi experto en pociones, te preparará una que hará tus transformaciones menos dolorosas
-Tienes un experto en pociones? –preguntó el caperucito, levantando la cabeza hacia su abuelo
-Pues claro que si –sonrió- Es Severus
-Snape? –dijo con asco el chico
-Severus Snape, si hijo –sonrió mirando la puerta
De repente la puerta se abrió, revelando a un alto hombre de nariz ganchuda y pelo hasta los hombros de aspecto grasoso. Llevaba una humeante y burbujeante copa con un líquido azuloso, y en su cara había una mueca de triunfo, aunque cambió a asco cuando vio el nieto de Albus, y luego se posó en el hombre que estaba encima de la cama, a quien también miro con aversión.
-Aquí tienes la poción, Albus
El abuelo Dumbledore, se tomó la poción y no se murió. Todos vivieron felices, pero no comieron perdices, porque les daban asco.
**Fin**
Soy Silverstar!! Uooolaaaaaaaa!! ^O^
XDDDDDDDDD
DioX como me he reído con esto!! XDD Y pensar que solo es el primero!!
Weno… lo que quería decir… que hay muchos cuentos populares… si queréis alguna adaptación en especial… solo hay que dejarme un review!!!
En el siguiente capítulo… El Ceniciento
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Kiss, Silver
