Capítulo 3. Está en tus manos.



Una mano enlazando a la otra en un cariñoso abrazo casi infantil. Manta apretó fuertemente la cálida mano de su amigo. El contacto de las yemas de sus dedos contra la palma le hizo suspirar. Yoh sonrió ante esta reacción.

-Eh, Manta, ¿a dónde quieres que vayamos? -preguntó.

-No sé... ¿al cine? -sugirió el muchacho.

-¡Sí, hombre, para que hagáis vete tú a saber qué en la oscuridad! -dijo una voz femenina a la izquierda de Yoh. Los dos miraron hacia allí.

-¿Y tú para qué vienes con nosotros si te vas a estar quejando todo el rato? -preguntó Manta con fastidio.

-Para controlaros -contestó Anna con su habitual malhumor- ¿O te crees que me voy a quedar sentadita en casa esperando a que este cabezahueca decida con cuál se queda?

-Bueno, eso vale -admitió a regañadientes- ¿¡PERO POR QUÉ TAMBIÉN TENÉIS QUE IR AGARRADOS!?

Yoh y Anna miraron a la vez sus manos entrelazadas antes de contestar.

-Porque no voy a dejar que te lo lleves por la cara, enano cabezón. Yo también voy a luchar por él. Y como vuelvas a levantarme la voz te vas a acordar.

Aunque la última frase la dijo amenazadora, lo cierto es que era bastante difícil tomársela en serio con la cara como un tomate.

-Entonces -interrumpió Yoh alegremente-, ¿esto se ha convertido en una competición por ver quién se gana mi afecto? -mirada asesina de su prometida- ¡No os peleéis por mí, tengo de sobra para los dos! ¡Venga, vamos al acuario! ¡Go, go! -alzó el puño con aire divertido, riéndose entre dientes.

Si es que hasta disfruta con esto... pensaron Anna y Manta con sendos goterones sobre sus cabezas.

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Anna jadeó terriblemente, estrujando con ira el tiburón de peluche que compraron en el acuario. Se echó las mantas por encima de la cabeza tratando de sofocar el ruido, pero era francamente difícil ya que se moría de ganas de chillar. Algo húmedo cayó en su mano y bajó asombrada la vista para descubrir que eran sus propias lágrimas. Se retorció una vez más dentro del futón.

Mierda, cómo odio los celos

-¡Anna! -llamó la voz de Yoh desde el pasillo.

Levantó la cabeza y miró la puerta corredera. Hizo un esfuerzo por hablar sin que se le notara la rabia.

-¿Qué quieres?

-Nada, solo que si bajas a cenar -respondió él.

-No.

-¿No? ¿Estás bien? -su tono se volvió preocupado. Anna frunció el ceño.

-No me pasa nada. Lárgate.

La puerta se abrió un poco justo para ver el interior. La sacerdotisa volvió a jadear bajo la colcha.

-¿Seguro? ¿No estarás enferma o algo?

-No.

-¿Quieres que te traiga alguna cosa?

-No -Anna ya se empezaba a desesperar.

-¿Entonces qué hago?

-¡Nada!

-¿Nada?

-¡Solo vete ya! ¿¡De acuerdo!? -gritó de pronto- ¡No necesito nada que tú puedas ofrecerme y aunque así fuera no lo querría! ¡Lárgate y déjame en paz de una jodida vez! ¡Fuera!

Comenzó a llorar a gritos, y cuando Yoh intentó acercarse le lanzó lo primero que tuvo a mano; el peluche rebotó y cayó en suelo, a sus pies. Ella seguía llorando hecha un ovillo en la cama, pero pese a sus gemidos pudo oír la puerta cerrarse y el crujido de pasos alejándose por la tarima. Vio lo vacía y oscura que parecí su habitación sin la presencia del chamán, recostada como estaba con todo el pelo por la cara.

-Soy una idiota... -sollozó. Siguió con la llantina hasta quedarse dormida.

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-Gracias por la comida... -murmuró Yoh sin muchas ganas.

La tele estaba encendida, pero sin la sacerdotisa delante mirándola aburrida parecía totalmente fuera de lugar. Suspirando, el chamán apretó el botón de off del mando.

En el fondo, entendía a Anna. Durante todo el día había estado a su lado casi sin rechistar y él no le había hecho apenas caso. Incluso se había arreglado para salir, pero hablar con su mejor amigo era mucho más fácil y entretenido que con ella.

...Tampoco fue toda mi culpa... Ella también podría haber puesto un poco de interés.... pensó. No pretenderá que esté todo el rato con ella y a Manta lo deje tirado...

Claro que...

-También podría haberle prestado un poco más de atención -concluyó en voz alta.

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A la mañana siguiente un sol esplendoroso relucía en un inmenso cielo azul, tiempo que parecía querer llevarle la contraria al estado de ánimo de Anna. Fuera donde fuera, era como si arrastrase consigo un fragmento de tormenta. Entró al baño, se lavó la cara, y seguía teniendo la misma mirada cenicienta.

Abajo se oía movimiento. Demasiado temprano para ser Yoh, pensó. Se acercó a las escaleras.

-¡Buenos días, Anna!

Su prometido pasó corriendo por el piso de abajo, todavía a medio vestir y comiéndose un bocadillo. La sacerdotisa se frotó los ojos.

-¿Qué haces ya despierto? ¡Y a dónde vas con tanta prisa? -preguntó.

-Quedé con Manta para dar una vuelta, si quieres luego vamos tú y yo al cine. ¿Y cómo que "ya"? ¡Si son más de las dos de la tarde!

Nada más acabar la última frase salió pitando de la casa. Anna tardó unos instantes en procesar toda la información.

-¿...Que se va con Manta? ¿Y luego al cine conmigo?

...

-¿¡¡¡QUÉÉÉÉÉÉÉÉ!!!? ¡Pero-pero-pero-pero...! ¿¡¡Y yo qué me pongo!!?

Se quedó unos instantes descolocada.

-¿Pero qué digo? ¡Contrólate, Anna!

...

Esteeeeeeee...

-¿¡¡¡¡¡¡QUÉ HORA DIJO QUE ERAAAAA!!!!!!?

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-¡Toma esto! ¡Ja! -el chamán saltó entusiasmado sobre la alfombra, golpeando salvajemente los botones del mando.

-Yoh, que te cargas mi Play... -lloriqueó Manta.

-Ah, perdona.

Apretó el botón de pausa. Desde el sofá, su amigo suspiró.

-¿Qué te pasa? -preguntó Yoh girándose hacia él.

-Nada... Sólo que vienes a verme y te pasas todo el rato con los videojuegos.. Parece como si ahora te pusiera nervioso mirarme...

-¿Qué? ¡No! Manta, eso son tonterías -Yoh corrió a sentarse al lado de su compañero- ¿Cómo me vas a poner nervioso si eres mi mejor amigo?

-Tú lo has dicho -suspiró Manta- Tu mejor amigo... y nada más.

Yoh se quedó sin habla.

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Anna dejó de dar vueltas por la casa, ya desesperada, y se tiró sobre un sillón.

-Yoh, llegas tarde...

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Justo en ese momento él abrió los ojos. Los dos chicos estaban sentados en el sofá, Manta con la espalda apoyada en el pecho de Yoh, y los brazos de éste sobre sus hombros. Las persianas estaban bajadas, así que la habitación estaba medio en penumbra.

¿Qué hora será? pensó el chamán. Como si respondiera a su pregunta, el reloj digital de Manta se escurrió de su muñeca y cayó a su lado. "05:01" mostró la pantalla luminosa.

-Aún es temprano...

El joven apoyó la barbilla en el hombro de su amigo y acarició su mejilla con la suya. Manta se frotó los ojos.

-Hola... -sonrió adormilado.

-Hola -dijo devolviéndole la sonrisa.

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¡Esto se acabó!

Anna se levantó con ojos brillantes, arrojó el periódico arrugado donde había estado mirando la cartelera sobre la mesa del salón; disgustada, se arrancó la goma del pelo. El bonito peinado se deshizo al instante, cayendo desordenados sus cabellos.

-Se acabó -repitió.

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-Oye, Yoh -llamó de pronto Manta.

-¿Mmm?

-¿Te vas a quedar a cenar?

-¿Eh? No creo, ¿por?

-Porque ya son más de las once...

Yoh se sobresaltó.

-¿¡QUÉ!? ¿¡LAS ONCE!? -gritó.

-S-sí -dijo Manta asustado- Son y diez.

-¡Pero si hace nada miré tu reloj y eran las cinco y poco!

-¿Eh? Imposible -dijo perplejo- Oh, un momento... ¡debiste de verlo al revés!

-¿Al revés?

-¡Seguramente traía las 10:50 y tú leerías las 05:01!

-¡Mierda!

Yoh se puso en pie rápidamente. Su amigo lo miró asombrado.

-¿Por qué tanta prisa? -preguntó.

-Quedé con Anna hace una hora.

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Yoh jadeaba al abrir la puerta de su casa, había recorrido todo el trayecto desde casa de Manta a toda velocidad y sin parar ni en los semáforos (era un milagro que no lo hubieran atropellado).

El interior de la casa estaba oscuro. No tenía ni idea de qué hora podría ser, pero desde luego sabía que era demasiado tarde para ir al cine. Olvidó quitarse las sandalias.

-¿Anna? -su nombre resonó vacilante en el pasillo.

La casa parecía abandonada. A Yoh le entró miedo y comenzó a abrir violentamente todas las estancias del hogar, llamando desesperadamente a su prometida, pero ella no aparecía. Se dejó caer en el sofá con lágrimas en los ojos.

-¿Dónde se habrá metido? -sollozó.

-No te tires así en los muebles -dijo de pronto una voz muy cercana. Yoh dejó momentáneamente de respirar.

-¿Anna...?

-Estoy aquí.

El sonido parecía venir de detrás del sofá. La itako se encontraba allí sentada, con las rodillas pegadas al pecho y la cara enterrada en ellas. Parecía que lloraba, pero su voz no temblaba en absoluto. El chamán se sentó rápidamente a su lado con cara de preocupación.

-Lo siento mucho -murmuró pasando el brazo sobre sus hombros. Ella lo apartó de un golpe- Perdóname, no me di cuenta de la hora, y...

-Mira, Yoh -Anna levantó la cabeza y le miró fijamente -Si no quieres venir conmigo al cine, no me invites. No hacía falta que me tuvieras aquí esperando como una idiota -dijo furiosa.

Él pasó un dedo por los oscuros cercos alrededor de sus ojos.

-¿Has estado llorando? -preguntó.

-No -contestó ella frotándoselos y causando graves desperfectos con el rímel.

-¡En serio que quería salir contigo! Pero me despisté con Manta, y entonces...

Anna bajó la cabeza pensativa.

-¿Qué te pasa?

-No creo que pueda mantener lo que dije, Yoh. No podría vivir contigo sabiendo que amas a otra persona -lágrimas y más lágrimas comenzaron a fluir como ríos por sus mejillas.

-¿Qué? -exclamó asustado.

-Si no te decides pronto no vas a tener más opción que Manta, porque me iré. La elección está en tus manos.

TU BI CONTINUID....

Notas de la Autora: Perdón por la tardanzaaaaaaaaaaaaa!!!! Es que mi profesora de Plástica me mandó hacer un cómic para entregarlo este martes (que por cierto, aún tengo que acabar) _ Lo bueno es que no tuve que pensar el argumento porque ¡sorpresa! es prácticamente el mismo que el de este fic XD Cuando lo termine lo publicaré en mi web de Shaman King, que aún está por subir ^^U

Muchas gracias a tod@s los que me habéis mandado reviews!!! Los agradezco mucho, animan a seguir escribiendo! *ojitos brillantes* Seguid haciéndolo, porfa!

Ah, por cierto, lo del reloj... Sé que suena un poco raro, pero es verdad XD Teniendo en cuenta que es digital y que los cincos y unos y ceros se ven igual si le das la vuelta, ya se entiende XD ¡Probadlo! Se me ocurrió estando en la bañera XDDD Con todo el vapor que emanaba el agua caliente, no me extraña haber escrito tantas chorradas XD

Pronto (espero) el siguiente capítulo ^^