Cap.4 "A oscuras"

Yoh se detuvo a observar la fachada bañada por el sol de la casa de su amigo. Jadeaba por la carrera; definitivamente eso de levantarse tan temprano y salir corriendo de casa sin desayunar no era lo suyo. Y no quería imaginarse lo que le esperaba al volver. Seguramente Anna estaría furiosa, y lo que es peor: hambrienta. Pero si no hacía esto ahora, no lo haría nunca.

Tomó aire. Avanzó unos pasos, alargó la mano y tocó al timbre. Dos pitidos cortos.

Pasó un rato, y nada sucedía. Yoh volvió a llamar, pero la puerta seguía sin abrirse. Rodeó la casa y llamó a la trasera con el mismo resultado.

¿Habrán salido? pensó el chamán mientras volvía a la entrada principal.

-¡Hola, Yoh! -exclamó la voz de Manta de repente. Éste levantó la vista de sus pies y encontró a su amigo delante de él. Sus padres estaban sacando las llaves en ese momento y lo miraban extrañados.

-¡Manta! ¿Dónde estabas? -preguntó.

-Es que fuimos a buscar a mi madre al aeropuerto, volvía hoy de viaje. ¿Y tú qué haces aquí?

-Tengo que decirte una cosa -contestó Yoh muy bajito, mirando significativamente a los padres de Manta.

-Ah, vale, ahora vuelvo -dijo él, poniéndose rojo. Acto seguido se metió en la casa detrás de sus progenitores y dejó la puerta entreabierta.

Yoh caminó lentamente hacia la escalinata de mármol y se sentó en ella, haciéndose sombra en los ojos con la mano. El calor del sol hormigueaba en su piel, las cigarras comenzaban a cantar su monótona letanía y los árboles se ondulaban por el bochorno. Por un instante Yoh olvidó lo que venía a hacer y cerró los ojos a la luz, dejando que el aire caliente se colara por entre sus cabellos y su ropa.

Durante unos cinco minutos estuvo así, sin pensar en nada, hasta que Manta bajó corriendo las escaleras y se sentó a su lado, entonces recordó lo que le había traído hasta allí y se puso nervioso. Su amigo también lo estaba, a juzgar por la manera en que se retorcía las manos.

-Bueno... -trató de romper el silencio incómodo que se había formado.

-Ya decidí con quién me quedo -interrumpió Yoh. Manta se quedó cortado.

-Ah... Eh... Bien, ¿y quién es? -preguntó mirando de reojo las cortinas de la sala de estar, vigilando que nadie les estuviera espiando.

Yoh no contestó. Vaciló unos instantes antes de agacharse y plantarle un beso en los labios. Un beso triste.

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Anna tardó unos instantes en habituarse a la luz. Llevaba todo el día esperando a su prometido en el recibidor de la casa, y al final había terminado por dormirse e ir resbalando por la pared hasta llegar al suelo. Por eso el repentino destello de claridad la había despertado. Se frotó los ojos.

-¿...Yoh?

-Ya apago la luz -contestó éste a modo de saludo. El recibidor volvió a sumirse en la oscuridad. Una venita apareció en la frente de Anna.

-Déjala como estaba -ordenó encendiéndola de nuevo.

-No, da lo mismo, puedo ver por dónde camino -replicó Yoh dándole al interruptor.

-Pero yo no puedo verte a ti -volvió a prenderla.

-¿Qué más da? -apagada.

-Sí que da -encendida.

Apagada. Encendida. Apagada. Encendida. Apagada-encendida-apagada-encendida- apagada... Apagada y punto. Los dos miraron hacia arriba.

-Se fundió la bombilla -musitó Yoh en medio de la oscuridad.

-Por tu culpa -rezongó Anna.

-¿Cómo que mi culpa? ¡Tú también le estuviste dando! -dijo molesto.

-Ya, pero si no fueras tan cabezota esto no habría pasado. ¡Tauro tenías que ser!

-¡Y tú tenías que ser Anna! -exclamó el chamán desde algún punto de la penumbra que los envolvía. Inmediatamente se arrepintió de lo que había dicho.

-...

-Anna...

-...

-Annita...

-¡No me llames así! -la voz de la muchacha resonó en la estancia cargada de rencor.

Yoh estiró los brazos hacia donde creía que estaba la sacerdotisa. Una de sus manos rozó la de ella, todavía en el interruptor. Sintió un cosquilleo.

Continuó su camino hasta llegar a sus hombros. Los rodeó con sus brazos tratando de acercarla a su cuerpo. Anna se resistió un poco pero acabó dejándose abrazar por el chamán, aunque no hizo nada por devolvérselo.

-No te enfades... -susurró él.

-No me enfado, estoy celosa -dijo secamente- Celosa de que te pases todo el día con Manta, celosa de que te lleves mejor con él que conmigo, celosa de que... -comenzó a temblar- de que... le quieras más que a mí.

-Anna, yo os quiero a los dos por igual -el abrazo se hizo más fuerte-, pero solo estoy enamorado de uno...

La sacerdotisa contuvo la respiración. ¿Se atrevería a preguntar? Es más, ¿quería saber la respuesta?

-...De... ¿De quién? -murmuró finalmente.

Pasó un rato en que la tensión se podía cortar con un cuchillo. Anna notó los nervios que de repente se apoderaron del chamán. Harta de esperar, se apartó bruscamente de Yoh, buscando sus ojos en la negrura.

-¿Y bien? -preguntó enfadada.

-¿Tengo que decirlo? -se quejó él- Me da vergüenza...

-Dilo o demuéstralo, pero hazlo ya -contestó Anna- Vas a acabar con mi paciencia.

-Está bien -dijo con voz quejumbrosa- Pero luego no me mates...

La rubia suspiró. Ya está, se acabó. Ahora sí que se le habían terminado las oportunidades. Esperó en silencio el fin del abrazo y el adiós que vendría detrás. Intentó disfrutar por última vez del calor corporal de su prometido, que en unos instantes dejaría de serlo, y una lágrima brilló en sus ojos.

Tal y como esperaba, las manos de Yoh abandonaron sus hombros. Pero contra toda expectativa se posaron en sus mejillas y de pronto sintió la respiración del joven muy cerca de su cara. Tan cerca, tan cálida, tan dulce, como el roce de sus labios contra los suyos. Anna no abrió los ojos. No hizo nada. Dejó que la lengua de su prometido entrara torpemente en su boca y la acariciara, notó sus manos temblorosas deslizarse por su espalda hasta la cintura y sus rodillas que empezaban a flojear. Ambos se dejaron caer al suelo, y allí sentados, por fin Anna le devolvió el beso que durante tanto tiempo y con tantas ganas habían deseado...

FIN

N. de la A: ¡Dios, qué CUTRE! _ Y es muy corto, pero es que la versión que tenía en mi libreta era, cómo decirlo, HORRENDA, VOMITIVA, PENOSA _ Así que tuve que improvisar directamente en el ordenador... y he aquí los resultados ^^U

Ah, sí, no conozco a los padres de Manta, así que obviamente me lo inventé todo ^^U Tampoco sé si las escaleras de su casa son de mármol o qué, pero sinceramente, ¿importa? ^^U

Qué más... Oh, el estúpido comportamiento de los personajes ¬¬U Eso es fruto de mi falta de inspiración y del hecho de que los GILIPOLLAS de Cartoon Network me están poniendo nerviosa con los líos que se traen. Me explico: empezaron a poner la serie en noviembre de 2002, ¿no? Bueno, pues en Navidad hicieron una pausa justo después de que apareciera Lyserg (léase cuando empieza lo realmente interesante (léase cuando sale Hao)) y con la excusa de que cambiaron de horario la serie van y la ponen desde el principio T_T Y precisamente el lunes será el último capítulo de los que ya vi. Es decir, que el martes me dará un infarto, bien sea porque los repiten o porque los continúan. Así que me puse a terminar esta historia por si no sobrevivía y por culpa de la sobrecarga de nervios me salió esta... esta... cosa -_-U Así que gomen nasai por la tardanza y por el caótico final, pero es que no se me ocurría nada _ (Y si lo hubiera terminado con YohxManta me habrían linchado XD)

Muchas gracias por vuestra paciencia, vuestros reviews y por leer mis incongruencias ^_^ A continuación mención especial a todos los que enviaron reviews (es una estupidez, lo sé, pero a mí me hace mucha ilusión leer mi nombre (en este caso nick) escrito en los fics XD así que supongo que a muchos les pasará lo mismo):

Mi Koushiro Yamato Cait-kun Ginkawa Nezha Anna Asakura Txellchan Dark-Shaman y Sakura Himura Sarah Kerrigan Akane Luna Hana-chan Jockerita Uriko HaRry + HeRmIoNe-85 Yuta Paula

A todos ellos, a los que lo leyeron sin dejar review y a los que lo dejen después de terminado, ¡¡MUCHAS GRACIAS!! ^*^ Nos vemos en el próximo fic si no he muerto para entonces. Muchos besitos,

Rally

PD: ¿Alguien quiere un epílogo? ¿O que se cambie la historia? ^^U