Nota: siento la tardanza para este capítulo pero he tenido millones de tarea, sin contar el hecho de que un rollo de foto se me echó a perder y tuve que repetirlo. Sé que este capítulo era para hace una semana o más, así que voy a compensar a la gente que lee esto y voy a continuarla sólo compaginando con "La sangre del Lord", así que a partir de este, actualizaré cada semana, aún no sé si en lunes o viernes. Y discúlpenme de nuevo.
CAPÍTULO V: En los establos.
La copa cayó haciendo un estruendo horrible y partiéndose en mil pedazos. El líquido se esparció sin más consuelo, por todo el piso. Guliat se acercó hasta ella y recogió rápidamente los trozos, agachando la cabeza lo más que podía por temor a ser golpeado de repente. Cuando terminó alzó la vista medrosamente.
- Amo... está usted bien?
Pero no hubo respuesta, sólo un gemido que hizo erizar los cabellos. Guliat decidió retirarse, pero antes de llegar a la puerta escuchó lo que no quería.
- Es hora de comenzar, Guliat... hora ya es.
El sirviente regresó hasta los pies de su amo, hincado y entregado como siempre.
- Usted dirá, mi señor, qué es lo que se debe hacer.
El Amo viró la cabeza se acomodó mejor en el asiento, parecía violentamente emocionado. Alzó una mano de huesos y señaló a su sirviente.
- Serás tu...
Guliat tragó saliva, asintió con la cabeza y salió de la habitación. Entonces, todos sus sentidos volvieron a él en un santiamén y pudo apreciar que su mano estaba sangrando y que punzadas de dolor la atravesaban. La decisión de su Amo le había apartado del mundo real y los cristales rotos incrustados en su palma lo habían regresado.
- No querrá hacerlo, Gimli...
- Claro que sí, si vos se lo pides.
Aragorn se quedó pensando por un momento, después miró al enano y asintió quedamente.
Annaní estaba sentada en una cerca de uno de los establos observando a la gente que pasaba por detrás de éste, le gustaba estar en silencio sólo mirando, dejando que sus pensamientos fluyeran libremente en su cabeza y salieran cuando quisieran sin que ella pusiera impedimentos, todo mientras sus pies descalzos eran acariciados por la hierba fresca de la mañana. Naín sabía esto y por eso, cuando llegó hasta su lado, no profirió palabra alguna hasta que Annaní lo quiso.
- Esta vez la venciste? – preguntó quedamente.
- No... – Naín sonrió – me aventó las almohadas...
Annaní también sonrió, Lirimariel se había vuelto el centro de conversación en las mañanas, ya que Naín siempre intentaba ganarle a arreglar, por lo menos, su camastro... sin embargo, parecía que la anciana tenía un sexto sentido y no había logrado vencerla en las tres semanas que ya llevaban en la Marca. Sirithcam entrecerró los ojos, dejando que el aire le refrescara el perfil.
- Habéis pensado en la partida? – preguntó casi sin querer.
- Si... aunque...
- Hay algo que os detiene aquí, no es cierto? A mí también...
- Habéis descubierto que es?
- No.
- Yo tampoco.
Los dos mantuvieron la mirada en el vacío, hundidos en sus propios pensamientos, cuando un caballo negro hermoso cruzó a gran velocidad a lo largo del establo. Ambos se quedaron impactados ante la belleza de tal animal y el orgullo que procuraba. El jinete parecía hablar con él, y el corcel obedientemente proveía sus deseos.
- Tampa, Malin!! (Alto, Malin!!)
El montador bajó del caballo y sonrió al ver la mirada de admiración que tanto Annaní como Naín daban al jamelgo.
- Precioso ejemplar, no?
Naín asintió, Aragorn condujo a Malin por las riendas hasta quedar enfrente de los Asëa, Sirithcam trató de tocarle la testa pero Malin dio un relinchido y echó hacia atrás la cabeza. Los tres se sorprendieron de la actitud del corcel, sin embargo, Gimli, que estaba cerca, se rió con ganas.
- Disculpe, maese enano, pero qué es lo que os causa tanta alegría?
El enano se fue acercando hasta acariciar la crin de Malin.
- El orgulloso Malin sigue siendo igual que siempre... jamás aceptará que alguien lo toque siquiera si su dueño antes no lo autoriza.
Naín miró a Aragorn.
- Entonces que su jinete lo haga como un favor a nuevos aliados que lo desean admirar de más cerca.
- Oh!...- Aragorn abrió los ojos – lo haría con mucho gusto, maese Sirithcam, si Malin fuera de mi propiedad, pero no lo es.
- Llamaré al que debe ser llamado.
Gimli se alejó, casi dando saltitos. Annaní lo observó mientras desaparecía por entre las casas de Rohan.
- El señor enano es bastante alegre, verdad, mi lord?
- Sí... – Aragorn frunció en entrecejo divertidamente – aunque la mayoría de las veces que está así es porque está tramando algo...
Gimli llegó hasta la casa de oro, donde ni siquiera saludó a los guardias de puerta y cuando se topó con la dama Eowyn se excusó lo mejor que pudo para no perder más tiempo.
- Lo siento, mi señora pero estoy de mucha prisa...
Y apresurando el paso se introdujo en el pasillo de habitaciones de invitados, hasta entrar velozmente en la tercera puerta... Legolas estaba escribiendo algo en un pergamino sobre la mesa y había dos elfas de Mirkwood también, una de ellas estaba trenzando el cabello del príncipe mientras la otra hilvanaba las orillas de una extensa manta. El enano no dijo nada, simplemente aclaró su garganta, tomó un brazo del elfo y lo sacó del cuarto.
- Qué es lo que ocurre, Gimli?
- Qué es lo que ocurre con vos?? – de repente dijo, exacerbado su amigo.
- No comprendo... – Legolas empezaba a confundirse.
- Qué hacían esas dos elfas ahí?
Legolas, sin dejar de caminar por que el enano no se lo permitía, ensanchó los ojos.
- Son sirvientes de mi padre...
- Vos lo habéis dicho, de vuestro padre... no de vos!! Por qué habéis permitido que os trenzaran el cabello, si vos siempre decís que preferís hacerlo por vuestra propia mano??
- Ella insistió... no sé que les ha dado por trenzar cosas a las elfas de Mirkwood...
Gimli hizo un gesto que Legolas no supo interpretar. Llegaron a las caballerizas y, aunque el elfo inquirió muchas veces a dónde se le llevaba, el enano sólo sonreía. Legolas alcanzó a ver, ya en el establo, que Aragorn sostenía las cuerdas de Malin, lo cual no le sorprendió puesto que lo había autorizado de madrugada por petición del Rey, pero parecía estar hablando con alguien a quien el cuerpo del corcel impedía ver.
- He aquí al propietario del jaco, beneméritos señores!! – anunció Gimli al llegar.
Eowyn fue la primera en voltear, le había parecido muy extraña la prisa del enano y había preguntado a los guardias de dónde venía antes de entrar en la Casa de Oro, ellos contestaron que venía de la dirección de los establos. Ahí había encontrado a Aragorn platicando animadamente con dos de los Asëa Aranion, el capitán y el segundo al mando. Minutos después Gimli había regresado con Legolas Hojaverde de la mano.
- Legolas!! Que bueno que llegáis... – dijo, Elessar – tenemos un problema aquí del cual vos tenéis la solución.
El elfo frunció el entrecejo casi imperceptiblemente, dio un vistazo a los presentes y posó la mirada de nuevo en el Rey.
- Te referís a Malin?
- Así es, mi estimado amigo... – Aragorn extendió la mano hacia Naín y Annaní – ya conocéis a los dirigentes de los montaraces de Forodwaith, ellos quisieran conocer mejor al corcel, claro, si vos lo permitís.
Legolas observó de nuevo y mucho más despacio a los susodichos. Gimli hacía esfuerzos por mantener el semblante serio.
- Veo que vuestro caballo está muy bien educado, maese Legolas. Pareciera ser que tiene desconfianza de todos menos de vos – comentó Eowyn.
El elfo no contestó, pero tomó la mano de Annaikwen y la puso rápidamente sobre la testa de Malin. El corcel no se hizo para atrás ni tampoco protestó con ningún relinchido. Legolas se separó inmediatamente de la doncella y miró a Aragorn.
- No entiendo por qué solicitabais mi presencia... Malin parece estar de acuerdo en ser montado.
Y sin esperar respuesta regresó el camino andado, no sin antes mandar una mirada enojada a Gimli.
Tanto los Aranion como Eowyn miraron como el elfo se alejaba por el camino, por sus miradas parecían algo molestos. Aragorn no comprendía bien por qué su amigo había actuado así y decidió romper aquél instante incómodo.
- Hummm... me gustaría mucho poder apreciar a un Asëa Aranion montando.
Eowyn comprendió el objetivo de Aragorn.
- Claro, sería muy agradable conocer sus habilidades.
Annaní miró al elfo hasta que desapareció a lo lejos, y respondió.
- No son diferentes a las de los Dunedaín.
- Pero nos gustaría conocerlas – repitió Eowyn – por lo menos a mí sí... debo deciros que no es muy común ver cabalgar a una doncella al estilo del montaraz.
Naín miró a Annaní y le sonrió, entonces el capitán se levantó.
- Como vosotros queráis... – miró a Malin – debo montarlo a él?
- Si vos queréis, mi lady – respondió, Gimli.
Annaní se acercó hasta el corcel, lo acarició de nuevo y montó en él. Cabalgó un poco por las orillas del establo, tratando, más que nada, de alejarse un poco de los oídos de los otros.
- Lle naa vanima, Malin (eres hermoso, Malin) – dijo, acariciando la crin del animal con cariño – Ar amin irma lle naa quelpel i lle'tur (Y espero que seas mejor que tu amo).
La doncella cabalgó con el corcel dando vueltas por el establo, saltando y sorteando obstáculos como muy poca gente había visto, inclusive en los lindes de la Marca.
Gimli se había separado de los demás en cuanto Annaní había empezado su demostración, excusando tener que ir a cumplir deberes con su gente, pero en realidad quería ir a ver a su amigo elfo... sin embargo, al llegar a la puerta de sus aposentos, el guardia le dijo que no podía pasar y que el príncipe de Mirkwood no había regresado desde que había partido con él.
El enano se sintió confuso y apenado, estaba seguro de que su plan funcionaría, pero no había contado con que Malin dejara montarse por la doncella cuando no había aceptado ser tocado por el segundo al mando... y ahora, seguramente, Legolas estaba molesto... aunque, aún no sabía por qué, por qué a su amigo le molestaba tanto tener o querer enamorarse?
- Señor.. mi señor, Aragorn, dónde está mi señor Aragorn!!!
Gimli levantó la vista y salió un poco de sus pensamientos, una anciana encorvada venía corriendo por el pasillo principal, parecía muy nerviosa, incluso asustada y gritaba a mil voces por Aragorn. El enano se acercó.
- Eh!! Calma vieja!! Que sucede??
Elessar entró en la casa en ese momento y la anciana se le acercó, en los ojos del Rey había pregunta pero la mujer no pudo responder nada, sólo lo condujo a sus habitaciones. Gimli ya estaba preocupado, porque reconoció a Ioreth, una de las curanderas de Gondor, y los siguió.
Cuando llegaron hasta la habitación de Elessar hubo un grito de horror por parte de las doncellas de Arwen Undómiel, quienes también habían seguido a su majestad. Ioreth se apresuró y sacó algo de las bolsas de su vestimenta depositándolo en las manos de Elessar.
- Encontré la habitación así, mi señor... y luego lo encontré en el piso.
Gimli alcanzó a ver que Aragorn apretaba contra su pecho algo brillante y diminuto, después se abrió paso entre las doncellas y pudo observar que el lugar estaba lleno de plumas, provenientes de las almohadas desgarradas, y algunas mantas estaban salpicadas de sangre.
* Comentarios en los reviews.
ANARIEL: Siento por la demora... pero ya expliqué arriba. Gracias por tus comentarios.
NUVARDARIEL: hi,... pequeña... gracias por todo. Mm bueno tus sospechas van mas o menos, sólo te falló en una...ah! pero no te voy a decir cuál!! Jajajaja.. hay me saludas a tus alter egos...
UMI UNGALAD: Bueno, en realidad Legolas no está enamorado, sólo... se siente atraído por eso le molestan los comentarios de Gimli.
VILNYA: que bueno que te gustó... bueno, antes tenía un desorden total con las actualizaciones pero, como ya dije arriba, desde ahora van a ser cada semana.
EVA: hey!! Te llamas igual que mi abuelita y que mi próxima sobrina!! Jejeje... y si... pobrecito Legolas, pero más pobre todavía va a ser por lo que le espera...
