El Amor de un Amigo (II Parte)

Por: Fuu-chan y Dana Daidouji.

Disclaimer: Card Captor Sakura no nos pertenece de ninguna forma y bajo ningún concepto, sino esto lo hubieran visto como OVA's especiales ^_^

Capítulo VII: ¿Quieres ser mi esposa?...

Cuatro días después…

Tomoyo se encontraba en la casa que una vez vivió Sakura, haciendo compañía a su tío, primo y Yukito, que ahora vivía con ellos…

- Que gusto es verte por aquí Tomoyo-chan, hacía mucho que no venías a acompañarnos – exclamó alegre Fujitaka mientras servía el té.

- Gracias, también me agrada mucho venir a visitarlos, son de las pocas personas en Tomoeda con las que aún puedo platicar tranquilamente – dijo mientras daba dos sorbos a su taza - ¿y qué ha hecho en este tiempo, Kinomoto-sama?

- Pues sigo en la Facultad, aunque ahora mi trabajo se ha reducido a la mitad, así tengo más tiempo para preparar bien mis clases y clasificar mejor la información que me traen sobre las excavaciones.

- Se ve que es muy interesente el trabajo – sonrió Tomoyo, Fujitaka sólo asintió sonriendo también – y a ti Touya-kun, ¿cómo te va en el hospital? Se ha corrido el rumor por todo el pueblo que eres el mejor doctor por estos rumbos.

Touya no pudo evitar que un leve sonrojo se pusiera sobre sus mejillas, pero antes de que pudiera contestar, Yukito se le adelantó – pese a que Touya lo niegue, así es – dijo sonriendo – todos sus esfuerzos han valido la pena, pues a logrado llegar a ser el director general.

- Eso es muy bueno, y tú Yukito-kun, ¿en qué estás trabajando? – Continuo la diseñadora mientras seguía bebiendo su té.

- Mi trabajo es realmente muy fácil, además de muy cómodo porque no necesito salir de casa si no quiero – dijo con una gran sonrisa – lo único que tengo que hacer es revisar y supervisar todos los proyectos de los socios de las empresas de mis abuelos para ver si se pueden hacer, además de ir revisando que todo funcione como debe, en realidad no es muy complicado, y me da mucho tiempo libre.

- Eso es… - la chica no pudo terminar su comentario porque se levantó corriendo al baño, los tres hombres se quedaron extrañados, al poco rato Tomoyo salió y volvió a ocupar su lugar – lo siento, pero parece que me enfermé del estómago, últimamente he tenido muchas náuseas… - se disculpó.

Touya se le quedo viendo mientras la conversación seguía su curso, analizando lo que les acababa de decir con lo sucedido hace unas cuantas noches – disculpa que sea tan directo Tomoyo-chan, pero… ¿no estarás embarazada? Según entiendo has tenido antojos, náuseas y vómito; y eso son algunos síntomas que tienen las mujeres embarazadas, aunque no todas, claro está, ¿no te has sentido mareada o te has desmayado? – Preguntó en todo médico Touya.

Tomoyo comenzó a recordar, de pronto le vino a la mente el desmayo que había tenido en la fiesta de Nadeishko, y también los mareos que le solían dar en las mañanas, junto con las náuseas, aunque ésta era la primera vez que vomitaba…

- Pues sí, últimamente me levantó algo mareada y con náuseas, aunque nunca había vomitado – respondió la diseñadora después de unos minutos de pensar.

- Yo te aconsejaría que te hicieras unos estudios médicos – comentó el Sr. Kinomoto – así sabrías con seguridad que es lo que tienes.

Tomoyo tembló ante el simple comentario de ir al médico, pero no dijo nada, al rato se despidió de los tres hombres y al dirigirse a su casa compró una prueba de embarazo en la primera farmacia que vio, entro a su casa y se encerró en su recámara, después de hacerse la prueba notó que si estaba embarazada… ¿ahora qué? ¿Cómo se lo diría a Eriol? Estas preguntas asaltaron su mente mientras tiraba la prueba a la basura.

Tres días después...

Los gritos y súplicas de una chica se escuchaban en todas y cada una de las habitaciones de la mansión que hace mucho tiempo fuera la residencia de Clow Reed durante su estadía en Japón.

- ¡¡¡No quiero, no, no, no!!! – repetía una y otra vez Tomoyo mientras se agarraba al marco de la puerta – De  aquí yo no me muevo, además, el aparato dice que sí estoy embarazada – continuó en su tono de niña pequeña.

- Lo sé Tomoyo, pero prefiero que un especialista lo confirme – contestó Eriol intentando separarla de la puerta.

- ¡¡¡Pues no voy, no, no, y no!!! – dijo ella agarrando más fuerte el marco de su tabla de salvación – de aquí no me sacas... ¡¡¡sabes que odio los hospitales!!!

- Pero es por tu bien, y lo sabes – repitió como por décima vez – así que vamos a ir.

- Ve tú si quieres... yo aquí te espero – dijo Tomoyo tratando de que desistiera.

Eriol suspiró, esto sería más difícil de lo que él creía, sabía que Tomoyo odiaba los hospitales, pero esto ya rebasa lo extraordinario, tenía que idear algo y pronto, pues no creía que una simple prueba de farmacia podría ser lo suficientemente exacta, él quería estar 100% seguro.

- Está bien, tú ganas – le dio por su lado esperando que resultara.

Tomoyo lo miró entre extrañada y sospechosa, sabía que era demasiado fácil, pero decidió confiar alejándose del marco y entrando a su recámara, Eriol alegó que tenía que ver unas cosas y salió de la casa...

- ¡Eriol! ¡no quiero ir al hospital! – Gritaba Tomoyo desde el asiento trasero, donde Nakuru y la verdadera forma de Spinel la tenían 'atrapada'.

Eriol manejaba haciendo caso omiso a los reclamos de su novia mientras sus guardianes hacían hasta lo imposible por mantenerla quieta, incluso consideró utilizar un hechizo de sueño pero desechó la idea ya que podía traerle desagradables consecuencias. Lo más penoso era cuando tenía que parar en algún semáforo ya que los gritos de Tomoyo hacían pensar a los demás conductores y peatones que 'aquello' era un secuestro perpetrado contra una pobre, hermosa, e indefensa mujer por aquel despiadado y malévolo hombre, sin embargo, nadie se atrevió a hacer nada.

Una vez en el hospital, entre Nakuru y Eriol la llevaron al consultorio de un especialista, la pobre estaba muda y pálida, pues esto era lo que le provocaba entrar a un lugar así.

Después de pleito y medio con lo de la prueba de orina, y el hecho de que no soporta ver las agujas, le hicieron todos los exámenes necesarios y los resultados los tendrían en dos días. Mientras que en el auto...

- Ves Tomoyo, no fue tan grave, ¿o sí? – Preguntó  Nakuru, a lo que no recibió respuesta.

- Vamos, no te comportes como niña pequeña y contesta – le reprendió Eriol, pero sólo pudo escuchar al aire.

Y así estuvo todo el viaje, ya que Tomoyo no se dignó a dirigirle la palabra a ninguno de sus acompañantes.

Una semana después...

Eriol se encuentra frente a la puerta de su casa con una caja en manos, pero aún no se decide a entrar, aunque su rostro es el de siempre, su mirada se muestra algo nerviosa y sus manos tiemblan ligeramente... ésta no es la manera en que él quería hacer eso, quería que fuera más romántico, en una cena con velas... pero desde la noticia Tomoyo no había querido salir a ningún lado, más que al trabajo... y eso le preocupaba, al fin decidió entrar.

Tomoyo está sentada sobre su cama, pensando en el bebé que esperaba, se siente muy feliz, pero al mismo tiempo tiene miedo, realmente lo quiere y el simple hecho de saber que una vida está creciendo dentro de ella la llena de felicidad y de un sentimiento indefinido, pero teme lo que venga a pasar, después de todo el niño no fue planeado...

- ¡Pasa! – contestó al escuchar unos toques en su puerta, Eriol abrió lentamente la puerta e ingresó al cuarto.

- ¿Cómo te fue hoy? – preguntó  comenzando la conversación.

- Bien – respondió mientras le sonreía –  aunque algo exhaustivo, ¿qué tal tú?

- Me imagino, también me fue muy bien –  comentó mientras se sentaba en la cama frente a ella – Tomoyo-chan, quiero pedirte algo –  en su tono se notaba seriedad y un poco de nerviosismo.

- Dime –  lo invitó a continuar, aunque en el fondo comenzaba a imaginarse de qué se trataba.

- Sabes que te amo, y que eres todo para mí, y bueno, pues tenía imaginado que esto sería de otra forma... –  empezó algo nervioso – lo que yo quería pedirte es... ¿quieres ser mi esposa?  – finalizó mientras abría ante los ojos de ella un elegante estuche forrado en terciopelo negro con un hermoso anillo de platino en cuyo centro se erguía un hermoso y distinguido diamante.

- Eriol, quiero que entiendas algo – respondió Tomoyo mientras lo miraba directo a los ojos, permitiéndole notar que había confusión en ellos – no quiero que te cases conmigo sólo por el bebé que estoy esperando, no sería justo para ti.

- No me caso contigo sólo por lo del bebé – dice mientras le sonríe tiernamente – sino porque te amo, el bebé sólo adelanta mis planes, pero en verdad quiero compartir el resto de mi vida contigo.

- ¡Oh Eriol, no sabes lo feliz que me hace escucharte decir eso! – Contestó mientras lo abrazaba fuertemente – ¿pero estás seguro?, ¿realmente te quieres meter en esto? – Preguntó algo insegura mientras se separaba un poco de él.

- ¡Claro! – Contestó mientras tomaba el rostro de la chica entre sus manos – hablas como si esto fuera una tortura china y para mi sería maravilloso tenerte como esposa... ¿te casarás conmigo? – Preguntó nuevamente.

- Nada me haría más feliz que eso –  respondió antes de besarlo, una vez que se separaron, él le puso el anillo en su delicado dedo anular.

Fuu-chan: ¡Ya están comprometidos! ^^ Ojalá les haya gustado el capítulo como nosotras disfrutamos escribiendolo, y por favor, dejen reviews.