The Sword of Darkness



Capítulo XI: "La leyenda del honor"



La torre negra despedía un aspecto fantasmal esa noche, mientras era iluminada desde los lejos por el pálido brillo lunar. Las ventanas que daban a la ciudad despedían tenues destellos que apenas escapaban a esa penetrante oscuridad. Mientras en el pueblo se daban grandes fiestas y banquetes, por las victorias que se habían suscitado ese día, el castillo estaba silencioso, siendo perturbado únicamente por los débiles y lejanos lamentos de moribundos, por los rezos de los aun devotos y por los ruegos de los hambrientos. El calabozo estaba húmedo y mohoso, los prisioneros que habían tenido la fortuna de sobrevivir a la batalla, habían muerto en ese lugar con penosa agonía. Era un lugar inmundo aun para los animales, jamás era visitado por nadie, excepto por los desdichados que caían en manos enemigas. El rey jamás ponía un pie en ese lugar, no por miedo, sino por protección. Una sombra escurridiza y casi invisible se deslizaba cuidadosamente por los pasillos, sin hacer el más mínimo ruido, y sin poner atención a su alrededor. Caminaba en la oscuridad, sin tropiezo en su travesía, parecía poder ver a través de esa nube de tinieblas. Sus pasos lo llevaron hasta lo mas profundo de el calabozo, a la celda más apartada de la salida. Vio a su alrededor, revisando una y otra vez todos los rincones, antes de tocar a la puerta. No hubo contestación, solo un débil ruido de algo que caía al suelo. -Estoy aquí en nombre del rey- pronuncio la figura, una voz que parecía la de un joven De un momento a otro, como quien a dicho las palabras mágicas, la puerta se abrió, con un escandaloso chillido. -Entra...te esperábamos.- Un anciano encapuchado había recibido al misterioso invitado, cerrando la puerta tras de si. Aquella persona de tan avanzada edad, guió a el muchacho a través de una celda enorme, al parecer sin ningún ocupante en ella. Una palanca escondida en un candelabro los libro de el callejón sin salida con el que se habían topado. Detrás de la gran pared, en una espaciosa habitación circular, apenas conocida por unos pocos, se encontraba una numerosa legión de hombres, la mayoría ancianos, de las más diversas razas humanas conocidas. Sentados en circulo, cubrían toda la habitación, una sola silla quedaba desocupada en uno de los extremos. El chico tomo asiento, y la reunión al fin dio comienzo. -Amigos míos, han sido convocados de tierras lejanas, por un hecho sin precedentes que esta apunto de ocurrir en nuestro mundo, y que afectara sin distinción alguna, a todas las razas existentes en la tierra. Las profecías antiguas nos han hablado durante mucho tiempo acerca de la llegada de una nueva maldad, que destruirá por completo, la vida como la conocemos hasta ahora. Los escritos de nuestros antepasados, nos han revelado que hace exactamente doce mil años existió una era de oscuridad y maldad, en donde los demonios deambulaban por las ciudades dejando solo destrucción y desolación a su paso, la era en la que el mismo rey de las tinieblas dejo su trono en el inframundo, e inicio su reinado en el mundo de los hombres. Afortunadamente, la maldad fue vencida, demostrándonos a todos, que aunque la avaricia exista en la tierra, la fe, el amor y la esperanza siempre prevalecen y vencen al final. Es nuestro turno, los héroes pasados no nos ayudaran esta vez, lo que hagamos ahora, será lo que decida nuestro destino y el de las generaciones futuras.- Todos los presentes guardaron silencio por mucho tiempo, las palabras del Sr.Gennai habían tenido en cada uno de ellos un significado profundo, un sentido oculto de protección para con los de su pueblo había nacido a raíz de ese momento. -Nuestra única esperanza en estos momentos, es encontrar a la persona que podría acarrear nuestra desgracia... y destruirla.- -¿No hay algún otro método?- pregunto súbitamente uno de los pocos jóvenes que se encontraban escuchando. -Ninguno de más confianza Joe Kido...no podemos arriesgarnos a fracasar, no podemos permitir que la segunda oscuridad venga- -Pero si es un ser humano...- insistió -Si es un ser humano, con mucha más razón, el corazón de un hombre se corrompe fácilmente, no podemos confiar en que el mismo milagro de hace doce mil años vuelva a ocurrir, porque no sucederá, la mejor forma de hacer desaparecer a la oscuridad, es terminarla antes de que empiece...- El rostro del joven se entristeció, el era un hechicero poderoso, y de gran sabiduría, y sin embargo, aun poseía el corazón de un joven bondadoso. -Sabemos que el elegido esta en este reino, y aun tenemos que averiguar quien es...cada uno de ustedes vigilara a los caballeros de su reino, informen a la legión de cualquier sospecha que adquieran. Ahora vayan, esta reunión a terminado...- Todos se levantaron sin hablar entre si, y caminaron en pequeños grupos, hacia diferentes salidas. El joven que había llegado al final, se había quedado sentado en su lugar, su mirada era la más fría, ya que no expresaba sentimiento alguno. Gennai se levanto de su asiento y se acerco lentamente al chico. - Se que puedo contar contigo Ken Ichijouji...- dijo poniendo su mano en el hombro del nombrado. -No se preocupe maestro...no lo defraudare- respondió el chico, con una sonrisa malévola en su rostro.

El pasillo se inundo con la presencia de los hombres, para que después se fueran separando en pequeños grupos de dos. Cada pareja se adentro por un camino diferente, dejando al descubierto varios pasajes secretos. Joe Kido se adentro con su compañero, caminando por un rato en silencio a través de los oscuros y húmedos pasillos, siendo solo iluminados por una antorcha. -Te vez muy preocupado...- menciono la sombra más pequeña, sin apartar sus ojos del suelo. -Y lo estoy...- respondió Joe, sin que sus antiguos pensamientos se esfumaran de su mente. El otro hombre aparto su capucha, dejando al descubierto su cabellera que resplandecía con el mismo tono que el del fuego. -Tienes alguna sospecha ¿o me equivoco?- Koushiro había conocido al mago hacia solo unos cuanto días. -No estoy seguro- la incertidumbre y la duda se hacían notar en su voz varonil. -Lo dices por los antecedentes de tus caballeros ¿o no?- -Supongo que esa historia se conoce en todos lados...- -Conocen una de ellas..- -¿A que te refieres?- Kido había levantado su mirada, sus ojos brillaron por la curiosidad. -El padre de Taichi Yagami, considerado como traidor a su pueblo...y el padre de Yamatto Ishida, gran héroe reconocido en los lugares más lejanos...- Joe sonrió...la historia era igual a la falsa que el conocía. -Sin embargo...no hay que dejarse llevar fácilmente por las leyendas que otros cuentan ¿no crees?- -¿Que es lo que sabes?- ahora Kido empezaba a desconfiar del pelirrojo. Los dos se detuvieron en seco. - ¿Sabes Joe?, un hechicero no se deja llevar tan fácilmente por lo que los demás dicen, la persona que posee un don especial, sabe muy bien como utilizarlo...Se muchas cosas de esa historia, que solo unos cuantos conocen. La avaricia es algo de lo que no puedes escapar tan fácilmente, cualquier persona que no tiene nada que perder, o que lo arriesga todo en un solo momento, es la más propensa a este pecado. Ishida era el capitán de su ejercito, el hombre que se encargaba de la seguridad de su reino, al verse derrotado en su propio juego, uno toma cualquier medida para continuar... La avaricia de poder regresar victorioso como muchas otras veces y de poner su nombre más en alto, son suficientes para hacer lo que sea... El sabia a que se enfrentaba, sabia que poseyendo la legendaria espada, los limites dejarían de existir. La maldad fue llenando su cuerpo, y envenenando su mente poco a poco, el gran deseo del corazón del poseído da fuerzas a la espada, expandiendo su maldad a todos aquellos que caen en sus redes...- Izumi se detuvo un momento, observando a un atónito Joe, que lo miraba con ojos desorbitados. -Esa vez los dioses nos acompañaron, demostrándonos que a pesar de toda la oscuridad, el débil rayo de la esperanza se filtra entre las tinieblas. La guerra terminó con el triunfo de Argorlad, el caballero Ishida regresó victorioso, con esclavos, tierras, y riquezas inimaginables, concediéndoselas a su señor. El rey estuvo sumamente agradecido, lo lleno de honores, y lo nombro, ante todo su hombre de más confianza...El caballero hubiera sido feliz ese momento si la maldad no hubiera reinado en su corazón en esos momentos, silenciosamente empezó a fraguar planes en contra de su propio reino, su ambición en esos momentos era conquistar Argorlad, convertirse en gobernante, y destruir lentamente a los reinos vecinos, así la oscuridad se extendería por cada uno de los rincones del mundo. El rey de las tinieblas comenzaba a colocarse en su puesto...sin embargo no todas las personas son ciegas. El caballero Yagami descubrió muchos cambios en su amigo desde la guerra, ya no era el de antes, solo la avaricia parecía reinar en su corazón. El fue nuestro héroe, el termino con la maldad, por el bien de la humanidad y no por su propio bienestar. Al ser encontrado en una de las habitaciones, con espada en mano, y con su amigo frente a el, ya sin vida, fue juzgado como el más bajo de los criminales, como la persona que había traicionado no solo a su mejor amigo, sino al mismísimo rey, en lugar de argumentar por su defensa, se declaro culpable, no porque no quisiera revelar lo que había sucedido, sino por mantener el alto honor de su amigo. Fue desterrado, ya que antes servia al rey, y no se le podía aplicar la pena máxima a sus caballeros. Sin embargo el mismo dicto su sentencia...fue encontrado poco tiempo después muerto en el desierto...con una herida de espada en su corazón... Lo más extraño es que fue despojado de cualquier arma, y no se encontró alguna en el lugar donde había conocido a la muerte. La espada de la oscuridad se vengó, y desaparecería de toda existencia hasta que su tiempo llegara de nuevo...- Izzy tomo aire después de su larga explicación y guardo silencio, esperando alguna palabra de su oyente. -Mi temor es que la misma debilidad se transmita a su primogénito...- dijo Joe al fin. -Estamos aquí para detenerlo...- -Yo no estoy aquí para eso, estoy aquí para ayudarlo... el no merece morir...- -Lo se...- -¿Alguien más sabe de esto?- -Solo yo tengo esa habilidad...nadie más sabe...- -Por favor Izumi, guarda este secreto, haré todo lo posible para ayudarlo, pero necesito que nadie más sepa- -No te preocupes, tu secreto esta a salvo conmigo.- -Gracias- Joe Kido sonrió, pocas veces se había encontrado en la vida con una persona tan noble como aquella, el no decepcionaría a Izumi...

-¿Como supiste la forma para vencerlo?- La princesa Sora se encontraba con Yamatto y Mimi, tomando un poco de té, y hablando acerca del encuentro que se había realizado esa mañana. -No quisiera admitirlo pero...- se acerco a ellas para decirles algo en secreto- fue una técnica de Taichi- -¡Lo sabía!- una sombra había saltado de detrás de la puerta, con una gran sonrisa de satisfacción en el rostro. -Demonios...- Yamatto cubrió su rostro con las dos manos, al ver a su amigo en ese lugar. -Sabía que tarde o temprano ibas a admitir que mis técnicas son buenas- Taichi se había sentado en la mesa junto a el. -Tienes que admitirlo- continuo el castaño mientras tomaba un racimo de uvas y lo engullía de un solo bocado.-Sin mi técnica, no hubieras salido victorioso de esa batalla.- -Eres un engreído...- Las dos chicas miraban divertidas aquel espectáculo. Pocas veces había caballeros que las hicieran reír. -Se nota que son buenos amigos- comento Sora, mientras escuchaba atentamente lo que los dos jóvenes decían. -Los mejores...-respondió Mimi al comentario de la chica. Ellas se habían hecho grandes amigas, ya que eran las únicas jóvenes que habían asistido al evento, se la pasaban casi todo el día juntas, en compañía de los muchachos. Su vida había cambiado desde el momento en que los habían conocido y no sabían que cambiaría aun más, poniendo en prueba sus verdaderos sentimientos hacia ellos...

Mientras tanto, en una taberna no muy lejana al castillo, una joven se paseaba por el lugar, atendiendo a los clientes a veces algo groseros, la bandeja que traía en mano, iba y venia de un lado a otro, sirviendo las bebidas embriagantes a todos los hombres. Cuando hubo terminado de su labor, se acerco a la barra unos momentos a descansar. -Miyako- le dijo el joven que estaba detrás de la larga mesa -Deberías tomar un descanso.- -No puedo...- contesto la chica de largos cabellos morados.-Necesitamos el dinero, o perderemos el lugar...además hoy es muy buena noche, los clientes no dejan de llegar- Apunto con su dedo a la entrada, un chico de cabellos negros acababa de entrar al lugar, buscaba con la mirada un lugar para acomodarse. -Mira eso- exclamo Miyako -El es nuevo, nunca lo había visto por aquí- -Debe de ser uno de esos caballeros que vinieron al torneo.- -Si es nuevo por aquí, debemos atenderlo adecuadamente- Puso una picara sonrisa y se marcho, hacia donde se había acomodado el chico. -Buen pretexto.- dijo el joven, mientras servia otros tragos. Ken Ichijouji se había sentado en una mesa apartada del bullicio, en un rincón del establecimiento, tenía muchas cosas que pensar. -¿Te sirvo algo?- Una voz femenina había interrumpido sus pensamientos. Levanto la vista y se encontró con la poseedora de aquella... Miyako Inoue era una mujer que no rebasaba los veinticinco años, alta y delgada, de largo cabello morado, expresivos ojos marrones cubiertos por unas delgadas gafas, y una bandeja en mano, se hallaba frente a el, con una linda sonrisa en su rostro. -¿Eres nuevo por aquí?- Ken solo asintió. -Entonces ¡Bienvenido a Ephel Dúath y a la taberna de Eriador! Soy Miyako Inoue...- -...Ken Ichijouji- -No eres de los tipos comunicativos por lo que veo...¿sabes que mientras más callados son más interesantes?, a mi me gustan mucho esa clase de chicos...¿Que te parece si te invito algo de tomar y hablamos un rato?- Ken se quedó callado, no siempre se acercaba alguien a platicar con el tan amablemente, y ¿saben algo? era una sensación agradable...tal vez en su corazón no reinaba solamente el rencor y la venganza, podría llegar a perdonar, si tan solo tuviera una mano amiga que lo apoyara...

Continuara...

Otro capitulo después de vacaciones...regreso a clases...¡¡¡¡¡¡BUAAAAAAAAAAAAAA!!!!!...ojala y no me tarde tanto en poner a continuación...¡Ah! y gracias por haber seguido la historia hasta este punto!!!. Adiós!!!

Tiffany Dincht