The Sword of Darkness



Capitulo XIII: "El retorno del ángel del pasado"



Taichi Yagami había estado confinado en una cama por varios días a las ordenes de la princesa Sora, pasaba las tardes en compañía de sus amigos, otras veces viendo la oscura ciudad sentado en un balcón mientras tomaba el té, y casi siempre descansando todo el día. Su herida estaba empezando a recuperarse por completo, no había daño permanente, solo unos cuantos días de inmovilidad. La hemorragia había pasado rápidamente, y los mejores médicos del reino lo habían atendido por varios días, administrándole toda clase de hierbas medicinales. Su brazo empezaba a moverse con la mayor libertad, empuñaba todo lo que encontraba a su paso, y lo blandía en el aire semejando a una espada. Después de las protestas de Sora, el volvía a acostarse, haciendo antes un berrinche de niño pequeño. Estaba en verdad fastidiado de estar encerrado, le gustaba leer historias de aventura, pero en el castillo abundaban más los libros históricos, sin que ninguno de ellos despertara su interés. Jugar con Izumi al ajedrez empezaba a aburrirlo, jamás había podido ganarle en una sola partida, el chico era demasiado inteligente y calculador. Tai se preguntaba muchas veces el porque no era un servidor del ejercito, sus estrategias tendrían un resultado sorprendente al estar en la batalla... Lo único que alegraba su existencia, era estar al lado de Sora, ella lo cuidaba día y noche incansablemente, cambiaba sus vendajes, y le llevaba de comer lo que el gustara. Había descubierto en esos pocos días, que la princesa era una persona muy inteligente y de gran imaginación, en sus ratos libres, escribía historias románticas y de aventuras, en donde el verdadero amor triunfaba al final. Cada tarde le leía un capitulo completo, entreteniéndolo por más de una hora. Taichi disfrutaba mucho de esas historias, había en ellas algo mágico, algo que le decía que al final, podría tener siempre la esperanza, de que lo bueno y lo honesto siempre triunfa... Era mejor tener la ideología de esa inocente princesa en la cabeza, que la verdad...

Uno de esos días sin sol, sentado en una silla al lado del balcón, en la más completa calma de la tarde, escucho, a las afueras de su habitación, el débil ruido de unas pisadas, que se acercaban a su habitación sigilosamente. Alerta a sus instintos, se levanto rápidamente del sillón en el que estaba, y tomo el objeto que le quedaba más cerca en ese momento, con el objetivo de defenderse. Se quedo parado en el lugar en donde estaba, contuvo la respiración en el momento en que giro la perilla dorada de la puerta... Un chico rubio asomo su cabeza por la pequeña abertura que se había formado en la puerta... parecía un joven de entre veinte y treinta años, de hermosos ojos verdes, y labios carmines. Tai se quedo extrañado, dejando a un lado el candelabro que había tomado de la mesa, sabia que conocía a ese joven de algún lado, pero no recordaba exactamente de donde... El rubio entró a la habitación, y busco a alguien que estuviera en ella...cuando vio a Taichi, su cara se ilumino con una bella sonrisa. -¡Tai!- exclamo sumamente emocionado- ¡Cuanto tiempo sin vernos!- Se acerco a el, y le dio al confundido Yagami un gran abrazo fraternal. -¡Hombre no has cambiado nada! Jamás pensé que te vería aquí, fue una agradable sorpresa cuando me entere que estabas participando en el torneo...me lamento mucho el no haber asistido a tu combate, se a dicho que fue uno de los más espectaculares de todos...- El castaño solo sonreía y asentía, trataba de encontrar en sus palabras, algo que le ayudara a recordar la identidad de aquel joven, que parecía lo conocía perfectamente. Lo vio, de pies a cabeza, y se dio cuenta que no era un caballero ordinario, llevaba todos los elementos de la nobleza... Sus sospechas se confirmaron, al ver el gran anillo que descansaba en su dedo, uno de los símbolos de la realeza...por la inscripción que traía grabada, se dio cuenta de que venia de Nimrondel... ...Nimrondel...era un pueblo cerca de las montañas, un lugar aislado del mundo, ya que a todo su alrededor se extendía un frondoso bosque por el que apenas penetraba la luz del sol. A pesar de su lejanía con otros reinos era uno de los más poderosos. Su fuerza militar era extraordinaria, era uno de los pocos reinos que podía hacer frente a Argorlad en una lucha cuerpo a cuerpo. Era además, un país poseedor de una de las razas más bellas del mundo, de hermosos rostros de marfil, y larga cabellera rubia que resplandecía al sol... de personas fuertes y leales a su país hasta la muerte... No lo sabia con exactitud, pero recordaba que Matt era descendiente directo de los de esa raza por parte de su madre, lo que se ajustaba perfectamente a su descripción. Taichi exploro en sus recuerdos, encontrando esos momentos en el que estuvo en esos bosques, rodeado de enormes árboles, frondosos y majestuosos, al lado de su compañero de viajes Yamatto... Miro de nuevo con detenimiento al chico que tenía frente a si, vislumbrando en el algo conocido, algo que le parecía familiar... algo en sus hermosos ojos esmeraldas... Un recuerdo llego a su mente de repente, sabia que había visto esos ojos antes, pero en ellos se reflejaba un gesto de terror... se veía a si mismo reflejado en ellos, con el bosque a su espalda. -¿Kein?- El rubio asintió con una sonrisa de aprobación. -¡Amigo, que gusto me da verte!, deberás disculparme pero no te había reconocido. ¡Has cambiado tanto en estos años!- -Tu no has cambiado nada, eres el mismo de antes...- -De aspecto talvez, uno crece solo con respecto a la sabiduría que se obtiene con los años.- -Ya lo creo- bromeo Tai estaba muy complacido de haberse encontrado con un viejo amigo, de sus días de viajero... Al ver sus ojos lo había recordado, su nombre era Kein Hidaka sin embargo el estaba tan cambiado a como lo habían encontrado... Hacia mucho tiempo, cuando el estaba aun en uno de sus viajes con su compañero, sus pasos los habían llevado, por azares del destino, al bosque de Nimrondel. Estaban perdidos en medio de la noche, con los pies sumergidos en la bruma y con solo una pequeña luz de una lámpara de aceite, cuando, a unos pocos metros de ellos, se escucho un débil sonido de algo que se movía, cayeron en la sospecha de que se trataba de una serpiente o algún animal rastrero, pero una corazonada los guiaba a investigar. Avanzaron cautelosamente obedeciendo a sus oídos, no podían ver a más de tres pasos de distancia... La niebla se disipo un poco frente a ellos, y alcanzaron a ver, tirado en el suelo, a un pequeño bulto, cubierto por una manta marrón descolorida. -Déjalo- dijo Yamatto, no le importaba saber de que se trataba. -Solo vamos a echar un vistazo, podría ser dinero ó comida o algo...- Taichi se acerco con cuidado, y levanto un poco la manta por uno de los extremos. -Que...- fue lo único que dijo al ver de lo que se trataba. Un chico de alrededor de quince años, yacía inmóvil, acostado en el suelo. Su cabello rubio estaba despeinado, y sus párpados entreabiertos, pero sin ningún signo de conciencia, dejaban ver unos ojos de esmeralda. El chico se veía en un muy mal estado, tenía una profunda herida (producida por una espada) en su costado derecho, a la altura del abdomen. No se había tratado desde el momento en el que había sido herido, así que no se veía nada bien. No había probado bocado de comida en varios días, y su cuerpo estaba frío como una roca. Sin embargo, aun presentaba débiles signos de vida, si se daban prisa talvez podrían ayudarlo. Habían cargado con el a sus espaldas por más de dos noches, antes de llegar a un pueblo en donde lo atendieran médicos especializados, ellos le habían proporcionado lo que tenían, pero sus conocimientos no habían sido suficientes. Nadie conocía la identidad de aquel joven, y a nadie parecía importarle en lo más mínimo. Taichi y Yamatto habían decidido quedarse en aquel lugar, hasta que el chico despertara, o averiguaran de donde venia y quien era. Los días pasaban lentamente en aquel lugar, personas de baja estatura y de carácter poco amigable habitaban el pequeño e incivilizado pueblo. Por suerte una anciana de buen corazón les había hospedado amablemente en su humilde choza. El rubio despertó uno de los días en que Taichi estaba de guardia, al lado de su cama...y fue entonces cuando se aclaro el misterio de su identidad. Su nombre era Kein y el venia de el reino de Nimrodel, hacia como un mes que unos hombres lo habían secuestrado, y lo habían llevado lejos de su hogar, le habían apuñalado en el estomago, y después lo habían abandonado a su suerte en el bosque solitario con solo una manta encima de el, con la certeza de que ahí jamás lo encontrarían, al menos con vida, ya que era uno de los lugares menos visitados. Además de eso, no quiso decir a que familia pertenecía, o porque lo habían secuestrado. Confiaba en los dos chicos, más no en las demás personas de su alrededor. Cuando el joven Hidaka se hubo recuperado, los tres jóvenes iniciaron su viaje hacia Nimrodel. No habían pasado ni dos días cuando ya se encontraban en sus territorios. Estaban dispuestos a acompañarlo hasta el final, a no ser porque el mismo les pidió lo dejaran cuando vio a una manada de caballos con jinetes de estandarte real acercándose. Los chicos obedecieron, al saber la verdadera identidad de el pequeño caballero. Era el heredero al trono de Nimrodel, después de ser secuestrado, estar con el podría convertirse en un peligro. Vieron como los jinetes lo montaban a un caballo, y después de lanzar un grito de alegría, lo transportaban de nuevo hacia el castillo, recibiendo como única recompensa la mirada agradecida del muchacho. Pronto se escucharon los rumores sobre el nuevo rey de Nimrondel, buscaba por todos los medios a sus salvadores, para premiarlos debidamente. Ellos no asistieron al llamado, estando felices solo con el cumplimiento de su deber...

Ahora que volvía a verlo, como un rey majestuoso e impresionante, se alegraba mucho de no haber seguido el consejo de Yamatto, y haberlo abandonado en medio del bosque, habitado por lobos, no habrían tardado mucho en encontrarlo. -Pero discúlpame, que modales los míos- exclamo Yagami haciendo una reverencia al joven rey. -Tai, no hagas eso- exclamo Kein mientras levantaba a su compañero. -¿Que?- -¿Porque te inclinas ante mi? Yo te veo como antes, ¿Porque no me ves de la misma forma?- -Bueno, es que...- -Tai, tu me salvaste de morir aquella vez...te debo mucho más respeto del que tu deseas darme...- Los dos se sonrieron mutuamente, y guardaron silencio un momento. Unos pequeños golpecitos se escucharon en la puerta, abriéndose en seguida. Un fresco olor a rosas inundo la habitación, la princesa Tachikawa había entrado distraídamente. Al ver que su amigo estaba acompañado por alguien más, no pudo hacer más que sonreír. -L-Lo siento, no quería interrumpir Tai, mejor vuelvo en otro momento...- -No espere...- exclamó el joven rey mientras veía a la chica detenidamente -Estaba a punto de retirarme, no se moleste en salir...- se volteo hacia Tai, y hablo unos momentos a solas con el.. -Que amigos tan distinguidos tienes Tai...- -Je,je,je...- -Acabo de recordar que hoy hay una hermosa obra en el gran teatro de este reino, me la han recomendado ampliamente, y tengo muchos deseos de ir a verla... espero que puedas acompañarme, tu y una hermosa invitada por supuesto, me encargare de avisarle a Yamatto...¿Que te parece?- -Me encantaría poder acompañarte- -Muy bien, enviare mis carruajes por ustedes, a las diez, espero que no se retrasen...- -No te preocupes...- El rubio se dirigió a la salida, deteniéndose frente a la princesa. -Espero también poder contar con su exquisita presencia...- decía mientras besaba su mano. -Seria un placer su majestad...- -Entonces los espero... hasta luego...- Kein salió de la habitación apresuradamente, erguido y con la cabeza en alto. -¿El rey de Nimrondel es tu amigo?- pregunto Mimi en cuanto el nombrado cerro la puerta tras de si. -Podría decirse...- respondió el castaño mientras se sentaba nuevamente en una de las sillas del balcón, y miraba distraídamente a lo lejos. -Acabas de prometerle que iras...pero Sora no te deja salir...- -¡Por eso voy a invitarla!- exclamo con un nuevo arranque de energía. -Ja...- -Ja ¿que?- -¿Tu crees que va a aceptar ir contigo?, ni siquiera te deja salir de este cuarto...- -Utilizare mi encanto- -No creo que tu "encanto sirva esta vez Tai".- -Entonces ¿Que hago?- -Bueno, podría darte algunos consejos, es mi amiga, y se como convencerla...- dijo Mimi con una sonrisa maliciosa. -¡Entonces dímelo!- -En este mundo toda información cuesta...- -Ya decía yo...era demasiado bueno que me dijeras algo gratis...- -Cállate, no te va a costar mucho trabajo..- -Esta bien...- Mimi se acerca a el, y comienza a susurrarle algo al oído, mientras, Tai solo sonríe...

Sora se acercaba cuidadosamente a la habitación de Tai con bandeja en mano, ella misma le había preparado un suculento platillo. Además llevaba un nuevo, libro, que iba a empezar a leer con Taichi. Intentaba abrir la puerta del lugar, sin derramar nada en la alfombra, con esfuerzas vanos. Iba a pedir ayuda a uno de los guardias, pero antes de poder hacerlo, la puerta frente a ella se abrió. -¡Hola Sora!- exclamo Mimi, observando detenidamente la bandeja que llevaba en manos. -Nunca he visto que tu cocinero haga eso...- -E-El no lo hizo...- contesto Sora sumamente apenada. -Fui yo...- -Ah...vamos no tienes porque apenarte, Tai es un chico encantador, no me sorprendería que muchas chicas estuvieran en su siguiente combate apoyándolo con muchas pancartas con su rostro y gritando su nombre (idea de Tai) , dio una gran pelea la otra vez, en estos momentos debe tener muchas admiradoras...¿sabes? me parece que hace un rato vino una de ellas a invitarlo al teatro...Sora, es mejor que te apresures, o podrían quitártelo en cualquier momento, Tai no es de despreciarse...- ella le guiño un ojo, se dio media vuelta y se retiro lentamente del lugar. Sin perder tiempo, Sora entro a la habitación, -Oye Tai...- Fue lo ultimo que alcanzo a oír Mimi, antes de que cerraran la puerta. -Tai, más te vale que cumplas con tu parte del trato...- susurro Tachikawa, perdiéndose entre las sombras de los pasillos.

Después de hablar con el rey de Nimrondel por un largo tiempo, Yamatto se había despedido y había entrado a su habitación, se sentó en un cómodo sillón y se sumió en la lectura de uno de los libros de Sora, a la tenue luz del atardecer. Estaba tan interesado en la obra, que se había olvidado completamente de lo que pasaba a su alrededor. Unos toquecitos en la puerta se escucharon levemente. Mimi esperaba afuera de su habitación, había tocado varias veces sin obtener una contestación. Abrió la puerta lentamente...y lo encontró ahí, sentado, embelesado con la lectura. Cerro la puerta tras de si, y se acerco sigilosamente, sentándose en la silla en frente de el. Se quedo quieta, callada, sin decir ni una sola palabra...viéndo solo su perfil perfecto a la luz del atardecer... Matt había terminado de leer el sexto capitulo, casi después de una hora de haber empezado, el libro se ponía cada vez más interesante, con el, no notaba el paso del tiempo, ni veía o escuchaba nada de lo que pasaba a su alrededor. Dejo el libro a un lado sobre una pequeña mesa, y se tallo los ojos con aire perezoso. -Por fin terminaste- dijo una linda voz al otro lado de la habitación. Abrió los ojos rápidamente, y vio a todo su alrededor...ahí, sentada en un sillón de terciopelo rojo, se encontraba sentada la princesa, los guantes blancos sobre su regazo, y sus manos desnudas reposando sobre los descansos carmines, se había quitado la corona, y la había puesto a un lado, dejando a su cabellera color miel descansar placidamente sobre sus hombros... Yamatto quedo boquiabierto, sin saber que decir... -Parece que ese libro es muy bueno, tendrás que prestármelo cuando termines- terminó con una linda sonrisa. -¿D-Desde cuando estas aquí?- -Has estado leyendo sin descanso casi una hora...- -No me di cuenta en el momento que llegaste...- -No quise interrumpirte...- Yamatto se quedó pensativo unos momentos, estaba a solas con la princesa, no era la primera vez, pero si era una de esas buenas oportunidades, que el nunca desaprovechaba. El acerco una pequeña silla de madera, y la coloco frente a Mimi, muy cerca de ella... -Pensé que había sido mi imaginación. Cuando empecé a captar esa dulce fragancia de rosas, mis pensamientos se desviaron de la atención del libro, para encontrar una hermosa imagen tuya, bañada por la luz de la mañana, en los majestuosos jardines de Argorlad...- Matt se arrodillo delante de ella , y tomo las manos de la princesa delicadamente entre las suyas, sin encontrar más resistencia que un pequeño estremecimiento. La vio detenidamente a los ojos, perdiéndose momentáneamente en su brillo encantador. Acaricio su cabello, pasando sus dedos entre la cascada de suavidad que cubría sus hombros desnudos. Ella evitaba su mirada, era tan reveladora, secretos que ella no quería recibir aun, le fueron mostrados en un instante... sabía que ella estaba enamorada, pero que su padre jamás la dejaría continuar con esa relación, que el llamaría caprichosa. -¿A que le temes?- -¿Que?- preguntó ella, asombrada acerca de esa pregunta inesperada. -¿Porque no abres tu corazón a los demás?- -Bueno...yo...- se quedo callada, el comportamiento de una princesa no deberia de ser ese, no debía dejarse llevar por sus sentimientos, no podía ser insensata, empezaba a pensar lo que más le convenia a su reino, después de todo, la persona que ella escogiera para pasar el resto de su vida, seria el padre de sus hijos, y el futuro rey de Argorlad... -No creo que exista alguien en el mundo que desee lastimarte... la persona que te conoce aprende a amarte con el tiempo...- Al oir esa palabra, los pensamientos de la princesa se esfumaron completamente, renaciendo en ella de nuevo, ese sentimiento hacia el caballero. -¿Amarme?...Tu...¿me amas?- un ligero rubor coloreo sus mejillas. Yamatto sonrió. -Mimi yo...- En ese momento la puerta se abrió estrepitosamente, descubriendo tras de si, a un sonriente Taichi. Los dos chicos se soltaron las manos, y sonrieron ante el recien llegado como si nada hubiera sucedido. Sin embargo el joven Yagami no era tan tonto. -¡Hola chicos!- -Hola Tai...- contesto Mimi, sin mostrar su molestia ante aquella interrupción. -Sora ya te dejo salir ¿eh?- se burlo Matt. -Claro, incluso hoy vamos a ir al teatro...Ah, por cierto, ¿Ya invitaste a Mimi?- -No...iba a hacerlo cuando tu interrumpiste...- -Ah, lo siento...bueno, apresúrate, se hace tarde, y los carruajes de Kein vendrán por nosotros muy pronto., no podemos retrasarnos...- -Ahora voy...- Taichi salió de la habitación, cerrando la puerta de caoba tras de el. Los dos chicos se quedaron solos de nuevo. -Entonces ya que lo sabes ¿Vendrás conmigo?- -No te sentirás obligado solo porque Taichi lo menciono frente a mi ¿o si?- -Claro que no, hubiera ido a buscarte solo para pedírtelo, sino hubieras venido tu primero... además, sabes muy bien que mi estancia en el teatro seria muy aburrida sino estuvieras conmigo...- -Bueno, si tu lo vez de esa forma...estaré encantada de acompañarte...- -Excelente...ahora, estábamos en algo muy importante ¿no?- le lanzo una mirada seductora, y tomo sus manos de nuevo, acercando su rostro al de ella. Mimi estaba a punto de dejarse guiar por sus instintos, pero algo se lo impidió. Volteo su cabeza a un lado, y separo sus manos de las de el. -Creo que debo ir a prepararme, al rey de Nimrodel no le agradan los retrasos...- Matt sonrió, lanzando después un largo suspiro, comprendio un poco sus sentimientos, y se aparto, dejándole el paso libre. -Tienes razón...- coloco la silla que había utilizado en su lugar, y se acerco a la puerta, abriéndola para ella. Mimi se levanto, tomo sus accesorios y los acomodo de nuevo en su persona. Entonces se dirigió a la puerta. Cuando estaba a punto de salir, Yamatto la tomo de la mano, deteniéndola un momento. -No iré a ningún lado, estaré aquí para ti...esperare el tiempo que sea...- Ella salió, cerrándose la puerta tras de si... se sonrió a si misma, por primera vez en su vida, había sentido, quemando su corazón, el cálido aliento del amor...

Continuara...

Ahhhhh....esta vez le tocaba a mi pareja favorita, el mimato!! (que obvio ¬_¬), este va dedicado a los fans incansables de matt y mimi (alguno quedara ¿no? ¿verdad??) de ahora en adelante abra más de esta pareja. jurl, jurl... Quisiera hacer unas cuantas aclaraciones, o comentarios: *El cap. anterior fue muy reducido, espero compensarlo un poco con esta parte... *El nombre de Kein Hidaka, es solo como un tributo, para uno de los chicos mas lindos del anime: (a mi parecer, no se enojen ^_^) Ken Hidaka, de Kreuz Weib...( con el debido perdón de mi cosa bella Omi Tsukinoyo, el si es el mejor...jejeje) *Creo que este es uno de los últimos capítulos de tranquilidad, por fin va a empezar la verdadera trama (después de 13 capítulos je) así que abra unos cuantos combates más (no se desesperen, no duraran uno capitulo entero...no me inspiro mucho) y después la verdadera prueba.... *Ojala y la historia no les este decepcionando, estoy poniendo mucho empeño en ella, es la primera que hago, de tan larga duración...

Y recuerden, un escritor escribe solo por el placer de escribir, para revelar a los ojos de sus lectores, mundos maravillosos, concebidos solo en las profundidades de la imaginación...

Atte: Tiffany Dincht