The Sword of Darkness



Capitulo XIV: "Revelaciones"



El teatro era una estructura maravillosa, con la fachada de una catedral, pero con un escenario en su interior. Estaba labrado en piedra finamente, con esculturas de hombres y mujeres, de ojos tristes, desplegando hermosas alas de ángel. Se mantenían siempre vigilantes, ante todas las personas que los miraban.

A la entrada se alzaban dos puertas enormes bañadas de oro, y con ligeras incrustaciones de plata, simulando símbolos antiguos y enredaderas relucientes.

Ese lugar era sin duda, solo para la alta sociedad, por los costosos aposentos, la entrada debía valer una fortuna.

Todos los pasillos y habitaciones estaban tapizadas de alfombras rojas con dorado en sus orillas, las paredes se adornaban de amplios cuadros de hermosos paisajes, retratados de lejanos países con la suerte de esta rodeados de maravillosos bosques y lagos.

El salón principal estaba recubierto de butacas, espaciosas y cómodas, dirigiendo la atención a un escenario enorme, cubierto en esos momentos por una gruesa cortina roja.

El rey de Nimrondel habia reservado el palco principal para el, y sus invitados, desde el se podía apreciar el teatro en su totalidad, y la obra en todo su esplendor.

Varios carruajes dorados se habían detenido en la entrada de la estructura, y los distinguidos personajes que ocupaban sus interiores, comenzaron a desfilar hacia la puerta, mientras eras seguidos por miradas curiosas.

La atención del salón entero, fue captada por los recién llegados, iban elegantemente vestidos, e irradiaban belleza y gracia en cada uno de sus movimientos. Además de que dos de ellos ya eran conocidos casi en su totalidad.

El rey de Nimrondel y el de Argorlad encabezaban la compañía, seguidos por Yamatto Ishida y Mimi Tachikawa, y al final, pero no menos importantes, charlando animadamente, se encontraban Taichi Yagami y Sora Takenouchi.

Todos inclinaron su cabeza saludándolos cordialmente, para después crearse murmullos enriquecedores, a su paso.

Sin más contratiempos que unos cuantos encuentros, llegaron a su palco y tomaron asiento, uno al lado de otro, esperando a que la obra comenzara.

-¡Que hermoso lugar!- exclamo Taichi viendo emocionado cada uno de los rincones del espacioso recinto.

-Tienes razón...el teatro de Argorlad no es tan espacioso- dijo Mimi, poniéndose cómoda en su asiento.

-Nunca había estado en un lugar así...- Yamatto estaba tan sorprendido como su compañero.

-¿En serio?-

-Si, he estado en muchos lugares del mundo, pero nunca me detuve a visitar algo así...-

-¿Porque?- pregunto Sora un poco incrédula.

-Porque no teníamos dinero...-dijo Tai, poniendo sus manos detrás de la cabeza.

-¡Tai!- regaño Matt.

-¡Es cierto!...además de que las obras generalmente son muy aburridas...-

-Bueno, esta no lo es...se a representado en este lugar desde hace mucho tiempo, y siempre deja maravillados a los espectadores...-

-He visto muchas cosas Sora, ya no soy tan fácil de asombrar...- En ese momento, las luces se apagaron, y enormes reflectores iluminaron la cortina roja. El telón principal se abrió de par en par, causando un silencio general.

La orquesta comenzó a tocar inmediatamente una suave melodía dirigida por violines. En el centro del escenario, apareció una hermosa mujer de cabellos de oro, vistiendo un largo vestido color perla. Abrió sus ojos, y comenzó a cantar, con una voz suave y melodiosa, mientras comenzaba a bailar suavemente al compás de la música.

-¿Que obra vamos a ver?- pregunto Yamatto en voz baja, sin quitar los ojos del escenario.

-Es llamada "reniad nuithannen"-

El titulo de la obra le pareció algo atrayente por lo inusual de el, se acomodo en su butaca, y contemplo sin distracciones los dulces movimientos de la mujer, siendo embelesado por su belleza.

El tiempo pasaba, y la historia dejaba ver su verdadera trama. Dos reinos habían estado luchando por mucho tiempo, las guerras constantes, se habían sucedido durante largos años sin parar. El objetivo de cada uno de ellos, era alcanzar un poder militar superior, para así poder someter a los demás reinos bajo su mandato. Dos jóvenes caballeros, se habían cansado de la pelea. Abandonaron cada quien su reino, y emprendieron una larga búsqueda, en espera de una vida mejor. Sin embargo, aun seguirán siendo fieles a su rey, por ello, habían prometido nunca entablar ningún tipo de relación con alguien proveniente de el país de su oponente. Sus caminos se habían cruzado en algún punto de su viaje, y habían decidido viajar juntos al verse con un mismo objetivo, pero sin saber que los dos eran enemigos a muerte, gracias a sus orígenes. Pasaron grandes peligros, pelearon con feroces dragones, ogros enormes, plantas gigantes y orcos monstruosos. Atravesaron espantosos pantanos y extensos desiertos, hermosos paisajes y montañas nevadas, saliendo siempre adelante, gracias al apoyo mutuo que existía. Su mala suerte los llevo a el lugar en donde se desarrollaba una batalla feroz entre sus dos reinos. Los reyes de ambos se encontraban en ese lugar en esos momentos. Los dos fueron llamados por sus respectivos, para combatir en la pelea. Lo hicieron valientemente por su reino, por largo tiempo, hasta que se encontraron frente a frente, empuñando una espada.

Ese era el clímax de la historia, todos los presentes estaban extasiados con el desarrollo de la obra, incluyendo a Yamatto. Sentado en su butaca, observaba un poco nervioso el escenario, cuestionándose por el resultado final. Aferró sus manos temblorosas a los descansos, mientras era invadido en todo su ser por un presentimiento horrible e inexplicable.

-Matt ¿estas bien?- preguntó Mimi, al ver a su compañero en ese estado.

-No..no me siento muy bien- dijo intentando disimular un poco su nerviosismo.

-Ven, necesitas un poco de aire fresco.-

Mimi se levantó de su asiento dando una pequeña disculpa a Sora en voz baja, y después salió del palco, guiando a Matt mientras lo tomaba de la mano.

Se dirigieron a uno de los balcones descubiertos, en donde corría el aire frío de la noche. Yamatto se recargo en el barandal, perdiendo su mirada en la larga oscuridad de la ciudad.

-¿Ya estas mejor?- pregunto Mimi, tomando su mano para llamar su atención.

-Creo que si- respondió después de un largo suspiro. Había sido bueno que lo sacaran de ese lugar, no quería saber la conclusión de la obra.

-¿Quieres regresar?-

-No, quisiera quedarme aquí...pero si quieres puedo guiarte de nuevo al palco.-

-No, no te preocupes, puedo quedarme a hacerte compañía un rato...-

-Perdóname, no quise que te perdieras el final de la obra...-

-No te preocupes, e leído esa historia, y se en lo que termina...-

Una curiosidad enorme lo invadió al instante, había salido para no ver el final, y sin embargo, el poder conocerlo se convirtió en un deseo enorme.

-¿E-En que termina?-

-...Los dos caballeros se enfrentan, y uno de ellos es derrotado por su compañero. Su rey ordena que lo mate, prometiéndole grandes riquezas y un buen puesto a su lado... el chico recuerda todos los momentos que compartió con su amigo, pero después piensa en todo lo que podría ganar si lo hiciera...-

-¿Que elige?- el corazón de Yamatto se había acelerado.

-La avaricia poseyó su corazón en ese momento, dándole la muerte sin titubeos... no le importo lo sagrado de su amistad, prefiriendo el poder, comprado por la sangre de uno de sus seres queridos...Cuando se dio cuenta de su error fue demasiado tarde, solo le pidió perdón entre lagrimas, terminando con su propia vida, con la espada de su amigo...- Matt agachó la mirada, esa no era una de las historias que tenían un final feliz como todas las demás, por ello pensó que se acercaba mucho más a la realidad.

-Mimi- dijo- ¿Tu crees que ese seria el final de una historia de verdad?-

-...No todos los finales son felices...mucho depende de los sentimientos de sus protagonistas...-

Matt no respondió, pero se notaba, que algún pensamiento lo atormentaba.

-Matt ¿Que sucede?-

Volteo a verla, y noto la preocupación en sus ojos, había pensado demasiado sobre ese asunto.

-No me pasa nada, no te preocupes.- puso una linda sonrisa, tranquilizando un poco a la princesa.

Miro a su alrededor, un escalofrío recorrió su espina, notando por fin lo fría y oscura que estaba la noche.

-Que desconsiderado e sido...yo aquí pensando en asuntos sin importancia, y tu esperándome bajo este espantoso clima-

Mimi miro a su alrededor, y también se dio cuenta de esa situación, cubriendo sus hombros con el pequeño manto transparente que llevaba en brazos. El la miró, y por primera vez en toda la noche, noto lo hermosa que se veía. Un vestido color nácar de hombros y brazos desnudos llamo su atención, tenía encajes exquisitos por todos lados, y varias caídas en los costados, era ajustado de la parte superior, resaltando la bella figura de la joven. Su cabello estaba recogido en un sofisticado arreglo, adornado de una pequeña corona de perlas. Sostenía entre sus manos un pequeño manto transparente que brillaba a la luz, con el cual intentaba protegerse del frío de la noche.

Ella noto como la miraba, y sintiéndose un poco intimidada, rehusó sus ojos, dándole la espalda.

Matt sonrió, y se acerco sigilosamente a ella, rodeo con sus largos brazos su delgada cintura, y apoyo su barbilla en la curva de su pálido cuello.

-Matt por favor...-

-Mimi...¿Recuerdas cuando estábamos en aquel festival?-

-...Si lo recuerdo...-

-Me dijiste que había una persona que ya ocupaba tu corazón...¿aun tengo esperanza contra ella?-

-Matt yo...-

-Contéstame por favor, necesito saberlo...-

-...No puedes cambiar lo que siento...-

La mirada de el joven Ishida se torno triste, pero puso una sonrisa de resignación. Se aparto de la chica, y le dio la espalda, tratando de ocultar su decepción. Cerro los ojos fuertemente y apretó los puños.

-...Tu sabes que mi corazón a estado siempre abierto para ti...-

El abrió los ojos ante esa contestación, esas palabras revolotearon en su mente por largo rato, intentando descifrar su significado, un poco incrédulo de lo que había llegado a su mente en primera instancia... Mimi no podía creer lo que acababa de decir...en pocas palabras le había confesado sus verdaderos sentimientos, en ese momento, no había marcha atrás. Espero con una nube de incertidumbre y ansia a su alrededor, por la contestación del chico.

Yamatto volteo a ver a la princesa con mirada asombrada... encontrando frente a el, a un dulce rostro sonriente, que aguardaba pacientemente por su respuesta...

-Pero en el festival tu dijiste...-

-Jamás dije ningún nombre...tu solo sacaste tus conclusiones, como yo también lo hice al principio...-

Matt se acercó lentamente a su princesa, y tomo sus manos, viéndola directamente a los ojos.

-Había estado esperando este momento desde la primera vez que te vi, había deseado con todo mi corazón el poder estar a tu lado de esta forma...-

Se acerco a ella y tomo su cara entre sus manos.

-...Te amo...-

Por primera vez en toda su vida estaba siendo sincero con alguien y consigo mismo, estaba confesando sus sentimientos más profundos, porque el así lo deseaba.

Mimi sonrió tiernamente, de todas las veces que había oído esas palabras de muchos otros pretendientes, esa había sido la única que se oía sincera, sin ningún interés por poseer la corona, ni por ser el dueño de las tierras más vastas y del ejercito más grande de la región, en su corazón, supo que el la quería de verdad. La princesa alzo su mirada, encontrándose con unos anhelantes ojos azules, frente a ella. Sus sentimientos pudieron más que sus pensamientos en esos momentos, dejándose llevar por el momento.

Yamatto encontró, por fin, los labios de la princesa, rozándolos suavemente, admirando su textura, aspirando su dulce esencia. Los dos se fundieron en un apasionado beso, que parecía no tener fin. El frío a su alrededor había desaparecido para ellos, creando sin saberlo, una atmósfera de calidez, representando los sentimientos de los dos amantes.

Los aplausos del auditorio se hicieron escuchar por todo el lugar, los presentes habían dejado sus asientos, alabando al arte que acababan de presentar.

El palco principal no era la excepción. Incluso Taichi, que nunca había visto algo como aquello, empezaba a notarse un poco conmovido. La obra le había parecido espléndida, el escenario era simplemente hermoso, el vestuario impresionante, y los actores...ellos le habían dado la verdadera belleza a la historia, que si talvez no era la mejor, en esos momentos, siendo representada de una forma majestuosa, se había convertido en una verdadera obra de arte... Los presentes comenzaron a retirarse lentamente, viéndose ya en los asientos de abajo, algunos lugares vacíos.

El rey de Argorlad y de Nimrondel, se levantaron de sus asientos, dirigiéndose a una de las puertas, mientras conversaban de una manera muy animada, sobre algunos de los aspectos más atrayentes de la historia.

Sora y Taichi, empezaron a buscar a sus compañeros entre la multitud, pasando por todos los pasillos que podían sin resultado alguno.

-¿En donde estarán? Los carruajes llegaran muy pronto...- dijo Tai a Sora en voz baja, para no alarmar a sus guías.

-Mimi dijo que acompañaría a Matt unos momentos, parece que no se sentía muy bien.-

-Ojala y no sea nada grave, mañana es su siguiente combate...-

-No te preocupes, talvez solo necesitaba un poco de aire...-

En ese momento, alcanzo a ver un rostro conocido...era un hombre, con traje de caballero y larga cabellera negra sobre sus hombros. No lo sabía muy bien, pero creía haber visto a ese chico como uno de los participantes del torneo. A su lado, tomada de uno de sus brazos, caminaba una joven de paso seguro y gracioso. Tenía largo cabello violeta, que cubría toda la extensión de su espalda. Esbozaba una sonrisa juvenil a todos lo que la veían pasar, dejando mucho que desear de su compañero... se mantenía siempre rígido y con una mirada fría y aterradora. ¿Que tipo de pareja era aquella? Ella con toda la alegría de sus ya pasados años adolescentes, y el, joven y gallardo, con una mirada de sabiduría ancestral. Los dos se detuvieron en una de las esquinas, y comenzaron a hablar en voz baja. Taichi noto como la mirada del chico cambiaba, pasando de ser una fría y retraída, a una tierna y confiable. La chica hablaba sin parar de varios asuntos, y el solo asentía y sonreía al mismo tiempo, interesado más en ella misma, que en sus temas.

El rey de Nimrondel noto como examinaba su amigo a aquella pareja. Se acerco a el, mostrándose muy interesado en su opinión.

-¿Haz notado como alguien puede influir incluso en el corazón más oscuro?- pregunto a Taichi, dirigiendo su mirada al mismo lugar que el.

-He visto a ese joven antes, en el castillo, es uno de los participantes del torneo...y tienes razón, jamás había visto un cambio tan súbito en una mirada como esa, y esa transición entre la frialdad y la calidez de una forma tan notable...-

-Lo conocí hace mucho tiempo, su nombre es Ken Ichijouji, y viene del reino de Ethrong...-

-¿Lo conociste?-

-Si, creo que tenía diecisiete en ese entonces...recuerdo que el era el caballero más joven de la compañía del rey de aquel lugar, y por eso me hice un buen amigo de el...generalmente entrenábamos juntos, ó paseábamos por los jardines, hablando de cualquier cosa...créeme Tai, el no era así, en sus ojos aun existía esa ilusión de la juventud, aun existía un deseo por vivir... no se que paso con el durante estos años...toda la inocencia que tenía a desaparecido, ya no tiene sueños, ni esperanza por nada. Esta ligado solamente a un destino oscuro e incierto, ya no sabe que hacer y ve su futuro entre tinieblas. Era una persona realmente maravillosa...-

-Una persona puede cambiar mucho en poco tiempo...-

-Y por desgracia muchas pierden el buen camino...-

El rubio movió la cabeza negativamente, y se alejo del lugar, acompañando de nuevo al rey de Argorlad. En ese momento, entre risas y alboroto, la pareja perdida, por fin apareció de nuevo.

-¿En donde habían estado?- preguntó Sora, con algo de preocupación en su mirada.

-Los habíamos estado buscando por todo el lugar...- excuso Matt, exponiendo su carácter más natural.

-Se perdieron el final de la obra-

-No importa, ya la veremos en otra ocasión.-

Ninguno de los presentes tenía intenciones de marcharse en esos momentos, levantándose en todo su alrededor, el bullicio de la concurrida habitación. Los magnates de la ciudad, los nobles, las baronesas y vizcondesas, los señores y los condes se paseaban por el lugar, derrochando arrogancia y divulgando sus títulos nobiliarios en todos los rincones, haciendo de esa reunión, más bien un lugar para los negocios y disputas, que para un grupo de jóvenes, sin más deseo que divertirse. Los cuatro chicos se retiraron a un lugar más calmado, para iniciar ahí su propia conversación.

Miyako Inoue reía constantemente, con una gracia impresionante, despertando las sonrisas de su compañero de vez en cuando. Los dos habían pasado una noche maravillosa, en compañía mutua, se habían conocido apenas una semana atrás, en el bar que ella administraba. El carisma de la bella chica había despertado de inmediato la curiosidad de el joven Ichijouji, empezando una amistad que jamás había tenido.

El rey de Ethrong se acerco a su subordinado, susurrándole unas palabras al oído. El joven recupero rápidamente su frío semblante, y se retiro unos momentos al lado de su señor, después de dar una rápida excusa a la joven Inoue. La chica de cabellos violetas de paseo por los pasillos, mirando a la gente de su alrededor, y suponiendo el como seria llevar una vida llena de lujos como aquellos.

Se detuvo frente a uno de los balcones, y observo un pequeño grupo de jóvenes conversando. Dándole la espalda, se encontraban dos hermosas damas, de caros atuendos, y espléndidas joyas en sus largos cabellos. Frente a ellas, se encontraban dos apuestos caballeros, uno de ellos rubio de hermosos ojos azules, y el otro de cabello castaño alborotado. Los dos sonreían tiernamente, al mirar a sus acompañantes.

Miyako recordaba esos rostros de algún lado, sabía que los había conocido de algún lado... los miro intensamente durante algunos minutos, tratando de hacer memoria.

Taichi miro más allá de sus acompañantes, y distinguió una silueta femenina bien formada, que los observaba detenidamente. Se le hizo conocido aquel rostro.

-Matt mira...- en voz baja había avisado a su amigo, señalando discretamente en aquella dirección. -¿No se te hace conocida?-

Enfoco su mirada a aquella mujer, tratando de encontrar algún rasgo que se le hiciera conocido. La chica busco en su bolso, y sonrió al dar con su objetivo...saco unas gafas redondas, y las coloco sobre sus ojos...

-No puede ser...-exclamo Matt al reconocer a la joven.

Sora y Mimi voltearon a ver en aquella dirección, fijando su mirada en una chica de un vestido morado, sencillo pero encantador.

-¡Miyako!- gritó Taichi, echándose a andar hacia la chica que había oído su llamado y había esbozado una calurosa sonrisa.

Ella corrió hacia el castaño y se hecho a sus brazos, con los ojos arrasados en lagrimas.

-¡Tai!- grito ella muy emocionada y conmovida, no pensaba encontrarse con sus antiguos amigos en ese lugar.

Los otros tres jóvenes observaban aquella escena, a poca distancia, escuchando todas las preguntas que se hacían mutuamente, en medio de un gran alboroto.

Yamatto se acerco también a los dos chicos, mirando con una sonrisa la tierna escena.

Mimi y Sora se miraron extrañadas, interrogándose mutuamente sobre aquella misteriosa mujer, que parecía conocer perfectamente a los chicos.

Miyako pasó de Tai, a Matt ofreciéndole también un gran abrazo, mientras saltaba emocionada. Por la mirada de Mimi se vio un leve destello de celos.

-Yolei ¿Como has estado?- pregunto el rubio sumamente conmovido.

-Muy bien gracias Matt, todo a a mejorado mucho en estos últimos años.-

-Me alegra mucho.-

-¿Vienes sola?- dijo Tai.

-No, me invito un chico, es uno de los caballeros que han venido a participar en el torneo.-

-Mas vale que te este tratando bien..-

-Por supuesto, es muy educado, y me parece un joven encantador.-

-No has cambiado nada por lo que veo...-

Los tres chicos rieron al instante, llamando la atención de su alrededor. Taichi de callo, y observo a sus antiguas acompañantes, que los miraban interesadas.

-¡Que mala educación la nuestra!-

Los tres se acercaron a las dos chicas.

-Su majestad..- Miyako se inclino ante Sora Takenouchi, la conocía muy bien, por lo menos de vista. La admiraba mucho, ya que había demostrado ser una mujer independiente y valiente. La pelirroja sonrió, e hizo un gesto con la cabeza, desapareciendo su enojo anterior.

Volvió su mirada hacia la otra persona, y quedo maravillada. Jamás había visto a una mujer de tal belleza. Era casi como toparse con uno de esos poemas líricos que tanto le gustaba leer.

-La princesa Mimi Tachikawa del reino de Argorlad...- anuncio Yamatto, con un notable tono de orgullo en su voz.

Yolei se inclino en una profunda reverencia, sintiéndose un poco fuera de lugar, en un sitio que ella llamaba de alta categoría.

-Mi nombre es Miyako Inoue, a su disposición su majestad.-

-Mucho gusto Miyako, es un placer el poder conocerte...-

-No saben el honor que me infunde el poder estar ante su presencia, digo, no soy una persona de altas posibilidades, y no me siento digna de estar en este lugar, y...-

-No te preocupes- interrumpió Sora - somos personas como tu, y nos da mucho gusto el poder contar con tu buen humor y excelente compañía...-

Miyako se sonrojo, el oír esas palabras de la persona que admiraba.

Mimi volteo rápidamente al sentir una presencia tras de ella. En la entrada del balcón, en un rincón oscuro, se encontraba aquella sombra que antes había visto en el castillo, en una comida lejana a esos momentos.

Miyako volteo a ver hacia aquel rincón , dejando escapar una sonrisa involuntaria.

-¡Ken! Ven aquí, te quiero presentar a unos amigos...-

El joven Ichijouji salió de detrás de las sombras, dejando relucir sus ojos con destellos violetas a la luz. Sin ningún cambio de expresión, se acerco al lugar, parándose a un lado de su invitada.

Yolei hizo las presentaciones correspondientes, sin que los demás le pusieran mucha atención. Los cuatro jóvenes, miraban con detenimiento al caballero, sintiéndose un poco incómodos ante su presencia. Estrecharon sus manos con la de el, sintiendo un escalofrío en su espina al contacto con su fría piel.

Ichijouji sabia el efecto que causaba ante los demás, y se había acostumbrado a ello hacia muchos años. Se había aislado de la vida social por muchas razones...una de ellas era ese raro presentimiento que despertaba en sus apenas conocidos, nadie lo conocía, y sin embargo, todos le tenían miedo, dejándolo solo siempre.

Al estrechar su mano contra la de Yamatto, fue el quien tuvo un extraño sentimiento.

El ojiazul lo miro algo extrañado, ante su reacción. Ichijouji solo acertó a proferir una disculpa cordial, mirando al rubio con un gesto en el que se dibujo su compasión, por primera vez en su vida no por el mismo, sino por aquella alma condenada.

-Miyako, es hora de marcharnos...- Ken se inclino ante los presentes, y les dio la espalda, echándose a andar hacia la salida.

-Es un chico muy extraño- confió Sora, sin saber exactamente que había ocurrido hacia algunos momentos.

-Es una buena persona cuando lo tratas bien- defendió Miyako -Bueno chicos, es hora de que me vaya, espero encontrarlos en otra ocasión, para poder hablar con ustedes de todos los años que no nos hemos visto...-

-Así será...-

Yolei se acomodo las gafas, y se inclino de nuevo ante las chicas, para despedirse.

-Miyako- la detuvo Sora antes de que esta se marchara -Ojala y puedas visitarnos alguna vez en el castillo...-

-¿En serio?-

-Si- dijo Mimi- seria un verdadero placer el poder platicar contigo más a menudo...-

-Muchas gracias princesa, estaré eternamente agradecida, al poder estar en su compañía...con su permiso...-

Inoue apresuro su paso para alcanzar a su compañía, desapareciendo en poco tiempo entre los pasillos ya casi desiertos.

-Es una buena chica- dijo Mimi.

-Si, creo que nos va a caer muy bien...-

Siguieron con su conversación, mientras caminaban hacia adentro, para encontrarse con los dos reyes.

-Fue un extraño encuentro ¿no crees?- observo Taichi, dirigiéndose al joven a su lado.

-Si...- Yamatto aun tenía la mirada fija en el pasillo en el que Ichijouji había desaparecido.

-Ese chico me produce escalofríos.- Tai se alejo del lugar reuniéndose con su grupo, que ya iba de salida.

Matt se quedo pensando unos momentos...Había notado la reacción que ese chico de cabello de carbón les había causado a los demás, y sin embargo había notado que en el no había ocurrido ninguna reacción a su toque...no le tenia miedo, ni siquiera se sentía un poco intimidado, incluso se había sentido en cierto punto superior a el...

Ken Ichijouji subió a su carruaje al lado de Miyako. Cuando este emprendió su marcha, la chica como siempre, empezó a hablar de diversos temas, para hacer el viaje más ameno. Se detuvo después de que vio no obtenía ninguna contestación...

-¿Ken? ¿Estas bien?-

El chico salió de sus pensamientos, la volteo a ver y asintió sin mostrar mucho interés. Fue cuando Yolei pudo observarlo a la pálida luz de la luna...su rostro estaba extremadamente pálido, y una espesa capa de sudor rodeaba su frente, empapando sus largos cabellos negros.

Tomo su mano, y noto que esta estaba fría, y temblaba en espasmos constantes. Parecía que estaba sufriendo un ataque de nervios.

Ella no sabia que hacer, el único método que se le ocurría para tranquilizarlo, era el mismo que utilizaba con sus hermanos pequeños. Hecho sus brazos sobre los hombros del chico, y se fundió con el en un cálido abrazo maternal.

Ken se sintió mucho mejor al sentir esa muestra inmejorable de cariño, y logro tranquilizarse un poco, correspondiendo al abrazo de la mejor manera que pudo.

El carruaje se detuvo frente a la casa de Miyako, Ken la guió hasta la puerta, y regresó a su transporte, después de asegurarse que ella entrara a salvo.

Se acomodo en su sillón, y hundió su cabeza en su pecho, mientras cruzaba los brazos.

Abrió una de las ventanillas, dejando que el aire helado jugara con sus cabellos mojados. Fijo sus ojos en la impenetrable oscuridad de la noche, bajo el débil resplandor de la luna pálida, quedando solo de nuevo con sus pensamientos.

-Es él...-termino diciendo, mientras esas ultimas palabras eran borradas por el silencio de la noche...

Continuara...

Me tarde demasiado...bueno, de todos modos gracias por los consejos, me están siendo de mucha ayuda, y ya saben acepto todos los que quieran...ya salí de exámenes, así que espero poder actualizar pronto... Hasta el próximo capitulo!!!!

Tiffany Dincht