Disclaimer : los personajes de Gatchaman pertenecen a Tatsunoko Producciones, los demas son puros inventos míos
Aunque no era su intención hacerlo, llamaron la atención de los ciudadanos por la forma en que vestían, es que eran pocas las personas que se daban el lujo en tener la ropa en excelentes condiciones y además aún no era temporada para los turistas, su única fuente de ingresos.
Jinpei caminaba entre Joe y Jun, asustado por los rostros de aquellos niños desnutridos y ansiosos de recoger alguna moneda o regalo que le pudieran brindar los forasteros, niños y niñas corriendo de un lugar hacia otro, emocionados por tratar de realizar algún favor que les mereciera recompensa de los recién llegados. Jin pensó en su suerte, en la fortuna que tuvo de que su hermana mayor lo adoptará a tan temprana edad y no tener que vivir tan triste realidad, aunque sabía que su trabajo era riesgoso e incluso podría perder la vida en él, sabía que contaba con el cariño y respeto de todo el equipo.
- ¡Dios! Jin pregunta a ese niño donde podemos encontrar esta dirección sino nunca llegaremos.
- ¿tienes alguna moneda que pueda darle, Jun?
- Solo tengo este chocolate
Jin se acercó a un niño que les venía siguiendo el paso casi desde que llegaron, el jovencito se asustó al principio, pero al ver la sonrisa en el rostro de Jin, mostró sus dientes grandes y amarillentos.
- ¡Hola! Oye, sabes donde podríamos encontrar esta dirección? – preguntó G4 mostrándole un trozo de papel a su interlocutor.
El niño pareció no entender lo escrito en el papel así que Jinpei leyó en voz alta. Al reconocer el lugar, el chico se ofreció a guiarlos a cambio de unas monedas, cosa que Joe aceptó. Pasando entre callejones próximos a la dirección buscada por el equipo Joe se dio cuenta de que una sombra les seguía muy cerca.
- ¡Oye, niño! Hasta aquí llegas tu, sí es allí donde nos dirigimos – señaló Joe apuntando al lugar cerca de la colina – si es allí, sabremos llegar, toma y gracias.
Joe dio unas cuantas monedas al niño, que tomó con mucho gusto y partió corriendo al poblado a mostrar a su familia el fruto de su poco esfuerzo
Siguieron caminando en silencio una cuadras más hasta que Joe se detuvo cerca de un contenedor de basura para arreglar su agujetas.
- Adelántense ya los alcanzó – sugirió Joe al sentir una presencia aproximándose hacia el.
- Ya hace unos segundos estuvieras muerto muchacho.
- ¡Impulso! Ya sabía yo que alguien nos seguía desde que salimos del pueblo.
- ¡Hey! Equipo...
- ¡Silencio, Idiota! Contigo basta para informarte, después les dirás a los demás, escucha cuidadosamente, esta noche traerán a Ken hasta aquí
- ¿qué? ¿El no se encuentra aquí? ¿Entonces que hacemos aquí si no esta? ¡Vamos a donde se encuentra!
- El caso es que no sé donde esta, inútil, no he logrado averiguarlo
- ¿Qué pasa, Joe?... ¡Impulso! – exclamó Jun al acercarse a su compañero.
- Que tal preciosa..
Jun hizo una mueca y cruzo los brazos
- ¿Ya encontró a Ken? ¿Esta con usted? – preguntó Jinpei
- No, no lo he encontrado, le decía a este imprudente que tienen por líder que lo traerán a este lugar hoy en la noche
- ¿y por que no vamos a buscarle a donde se encuentra?, tal vez sea tarde cuando llegue aquí – sugirió Ryu
- ¡Otro! Les digo que es mejor esperarlos aquí – dijo Impulso un poco desesperado - además, por lo que escuché, el se encuentra bien y con vida, de hecho no quieren que le suceda nada, pues es muy importante para una sesión.
- ¿sesión?¿qué clase de sesión? – preguntó Jun
- Aún no lo sé con exactitud, el caso es que deben de esperarlo, la sesión esta prevista para las 7 de la noche, tienen montado todo un equipo sofisticado de transmisión que apunta a un lugar remoto en la galaxia y hace enlace hasta este pueblo, a esa residencia,...Quisiera averiguar de que se trata.
- ¡destruyamos todo el complejo de una vez! - exclamó Jin
- No, tonto, ¿no ves que si hacemos eso no traerán a Ken hasta aquí? – dijo Joe seriamente
- ¡Yo no aguanto más! ¿tendremos que esperarlo entonces?
- No queda mas remedio, cariño – Jun frunció el ceño levemente – yo tengo que volver a la residencia, ya que tome el lugar de uno de los hombres que trabajan en la instalación del transmisor de señal.
- ¿y nosotros? ¿tendremos que volver hasta el Fénix?
- Busquen a una chica llamada Suay, ella podrá ayudarlos, adiós y buena suerte, me pondré en contacto cuando llegue el momento.
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Ken despertó después de 1 hora de pasado el intento de escape, atado con mas fuerza a su habitual cama, se encontraba rodeado de guardias apostados en cada esquina de su habitación. Su costado le dolía de manera particular, y se debía a la presión que había ejercido el aparato que le implantaron quirúrgicamente. Debía ser muy fuerte el dolor para que hubiera logrado que perdiera la conciencia.
Cubierto enteramente de piel negra ceñida al cuerpo, no sabía ni quién o cuando, pero esa ropa no le parecía adecuada para un preso.
- Sería toda una lástima mi querido Ken... –dijo una voz entrando a la habitación
- ¡Kaste!
- ¿me conoces? Eso confirma mis sospechas.
- ¿Sospechas? No entiendo, no entiendo que es lo que quieren de mí, si van a matarme háganlo ya o déjenme ir.
- No, no lo haré. Eso sería una perdida irreparable para mi.
- ¿Irreparable? No lo creo, hay muchos chicos allá afuera con los que puedas reemplazarme.
- Ninguno, tu eres único, y sabes porque.
Ken enmudeció de repente, había palidecido un poco y Katse se dio cuenta de ello. Aprovecho ese momento de silencio para ordenar a sus guardias que lo esperaran fuera.
- ¿único? – dijo después de recobrar la confianza - No, no soy único, soy un chico normal como cualquier otro...
- ¡Mientes!, y sabes bien a que me refiero, pero no hay tiempo debes de ser trasladado.
- ¿Ahora? ¿a donde me llevan?
- A tu destino final, mi querido Gatchaman
Ken palideció más y Katse rió estrepitosamente al ver la reacción del joven.
- ¿Gatchaman? Creo que me confundes
- ¿Crees que te confundo? – dijo Katse acercándose lentamente al joven - De eso no estoy seguro, pero si tus compañeros se aparecen, daré por cierta mi observación, y sería una lástima, por que en verdad eres mas guapo de lo que me imaginaba...
Ken agitó la cabeza en señal de reprobación.
- ¿y eso que tiene que ver? Aún así tendré el mismo final ¿no? Sea o no Gatchaman, igual terminaras conmigo.
- Te equivocas, si lo eres, me servirán tus habilidades para mi propósito.. – señaló Katse pasando sus finos dedos por la orilla de la cama. – y no morirás
- ¿Y si no lo soy?
- Entonces me servirás por lo que eres y tampoco morirás... – dijo el villano perdiéndose en esos enormes ojos azules que lo miraban con tanto odio.
- ¡Demonios! ¿Me dirás que es lo que pretendes, maldito ? – exclamó Ken furioso
- Aún no, aún no, mi pequeño desconocido, guardo lo mejor para el final...
Katse tomó a Ken por las mejillas y el joven cerró los ojos con desprecio.
- Aún no, todavía no eres mío...– susurró Katse cerca de los labios del joven.
- ¡Guardias! ¡Pueden entrar! – gritó el despreciable a sus vigías soltando la cabeza de Ken y añadió para su joven apresado – Pronto vendrán a prepararte para el viaje, ya no nos veremos más, sino hasta que dé inició la sesión.
Katse partió y Ken quedo de nuevo sumergido en sus pensamientos vigilado de forma estricta por sus guardianes. Pensabe en que era lo que pretendía Katse y como es que se entero de que el era Gatchaman, aunque de esto ni el mismo estaba seguro si era cierto o no. No encontraba ni una salida y no veía el como sus compañeros pudieran rescatarle, estaba sumido en una profunda depresión, había tomado la decisión de que antes de llegar a realizarse esa sesión de la que tanto hablaba Katse se suicidaría. Antes morir que servir a Katse. Pero aún no estaba listo, aún no se sentía lo suficientemente preparado para tomar esa decisión, que había aceptado de antemano desde que había sido Gatchaman. Pero no habiendo otra salida, acepto con resignación la última misión. Pero si merecía sacrificar su vida al menos pensaba en llevarse a Katse con él, el momento de la sesión sería crucial.
Esperaba que al no presentarse el equipo, Katse diera por asentado que él no era Gatchaman y con eso se mantuvieran protegidas las identidades de sus compañeros, pero al no presentarse su equipo, él se encontraría sólo y dudaba mucho poder escapar en las condiciones que se encontraba.
Aún le quedaba mucho por que vivir, por quién vivir y esperaba con mucha suerte poder mostrar sus sentimientos a esa persona, aunque sabía que una vez pasado el peligro y de vuelta a la normalidad con sus compañeros de equipo, de nuevo sería incapaz de expresarse en esos términos hacia Jun. Pero esta vez no sería así, esta vez no veía el como poder escapar de ese lugar, que ni siquiera sabía en donde se encontraba y bajo que condiciones. Sólo estaba seguro de una cosa, preferiría morir antes de servir a Berg Katse.
- Bien, muchachos es por aquí. – dijo la enfermera Betty entrando por la puerta seguida de cuatro hombres altos y fornidos que llevaban el uniforme de las fuerzas Galactor – Este es el joven, el Señor Katse ha ordenado que se le trate con mucho cuidado o sufrirán las consecuencias. Denme un minuto nada más.
Betty saco una jeringa que traía en su bolsillo derecho y lo insertó en un pequeño frasco que llevaba en su otro bolsillo, y sonriendo amablemente se acercó a un pálido Ken .
- no te preocupes cariño, no te va a doler, solo te pondrá a dormir un poco hasta que lleguemos a la Isla. – decía la mujer mientras aplicaba la dosis al joven. – Bien, muchachos en cinco minutos mas, pueden llevárselo.
Ken trató de fingir que dormía, trató de luchar contra el sueño, pero no pudo vencerlo, pasados cinco minutos ya no tuvo por que fingir, se encontraba totalmente dormido e indefenso.
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- hemos caminado por esta misma calle ya cuatro veces y nos empiezan a mirar con desconfianza – dijo Jun acercándose a Joe.
- No lo logre ver al niño que nos llevó a la colina, tal vez el nos pueda decir quién es Suay. – agregó Jinpei volteando para todos lados de cuando en cuando – ya me cansé de caminar y tengo sed.
- Yo tengo hambre, que daría yo por una hamburguesa – declaró Ryu frotando su abultado estómago - ¿No habría por aquí alguna Big Mac?
- No creo que allá aquí ni siquiera los ingredientes necesarios para hacer una Big Mac – dijo Joe recargándose en la pared de una casa que parecía deshabitada mientras que Jinpei frotaba sus cansados pies sobre la orilla de una vieja jardinera.
- ¿quién será esa chica llamada Suay?
- ¿Me buscaban? – preguntó la voz de una niña que salía de la ventana tapiada de la casa.
- ¿quién eres? – preguntó Joe desconfiado hasta no ver el verdadero rostro de sus interlocutora. -¿por qué no te presentas?
- ¡Aquí estoy, aquí estoy! ¿contento? – dijo Suay saliendo de la casa – ustedes deben de ser los amigos de Ken, ¿cierto?
- ¿Tu lo conoces?
- Sí, también a su padre. ¿Vienen a buscarlo?
- Sí, el dijo que tu podrías ayudarnos – respondió Jun acercándose para ver mejor los ojos de la niña que eran muy dulces y grandes.
- Por favor podrías darnos un poco de agua, tengo sed...
- Sí, claro pasen.
- ¿aquí? – preguntó Jinpei al ver que la niña les invitaba a pasar a la casa abandonada - ¿aquí es donde vives?
- ¡Jinpei! – exclamó Jun dándole una pequeña palmada en la espalda a su hermano menor.
- No te preocupes, Jun, aquí no tengo muchos lujos pero estoy a gusto y nadie me molesta.
- ¿Cómo sabes mi nombre?
- Ken me lo dijo, ¿te gusto el regalo que te llevó?
- ¿regalo? No, yo aún no lo he visto.
- ¡Ah! Entonces no diré nada.. Allí hay unas sillas, Jinpei, solo tengo tres, no muy buenas pero sirven, no acostumbro a tener muchos invitados. – dijo la jovencita con una suave sonrisa - ¿tienen hambre? ¿quieren algo de comer?
- ¡Si! – exclamó Ryu – estoy famélico, no he comido nada desde anoche.
- ¡Ryu! – exclamó Jun mirándolo con ojos amenazadores
- Jun, no te preocupes, mientras no acabe con todo mis reservas no hay problema.
Jinpei se encontraba contento de descansar al mecerse en una vieja mecedora de madera que todavía se encontraba muy resistente. Un gato pequeño de color gris se acercó a sus pies y Jinpei lo recibió con los brazos abiertos.
- ¡Que lindo! ¿es tuyo Suay?
- Sí, mas bien yo soy de él, por que el ya vivía aquí cuando yo llegue, creo que su mamá lo dejo aquí y desde entonces no se separa de mí.
- ¿cómo se llama?
- Michu
- ¿Michu? Raro nombre pero le queda bien a este gato.
Ryu tomó asiento en un pequeño banco de madera que amenazaba con caerse con tan tremendo peso, mientras que Jun trataba de mantener el equilibrio en una silla muy alta y angosta, tal parecía que era ideal para un bebé.
Joe miraba desde la ventana a la gente pasar por entre las tapias que ocultaban su rostro, desde allí podía verse con certeza a toda la gente que se dirigiera a la colina, incluso se podría ver cuando un cargamento o escuadrón llegarán a la entrada de la residencia. Suay sacaba agua de un pequeño cántaro que estaba acostumbrada a usar, un poco de pan y queso se podían ver sobre la vieja mesa del centro.
- Tienes muy buena vista aquí.
- ¿Sí?, no me había fijado en eso. Toma Jinpei, un poco de agua fresca.
- ¡Gracias! Me moría de sed – contestó Jin llevándose el vaso a la boca y no soltarlo hasta beber de la última gota de agua, mientras el gato se frotaba contra su camisa.
- Tu... disculpa, ¿cuál es tu nombre?
- Ryu
- Bueno, Ryu sólo tengo pan y queso que ofrecerte, espero que sea suficiente para ti.
- ¡Gracias! En este momento podría comer piedras si les pusieras un poco de queso encima.
Jun se acercó a Joe que no quitaba la vista de la colina.
- ¿tu crees que Ken esté bien? ¿no deberíamos entrar y esperarlo desde dentro?
- Sí ellos se dan cuenta de que estamos aquí antes de que lo trasladen, se perderá todo y no volveremos a ver a Ken.
- ¡Pero esta espera!... Es demasiado... – dijo Jun conteniendo una lágrima.
Joe se acercó a ella y la abrazó, Jun sollozaba entre sus brazos y pudo sentir el calor del cuerpo de su compañero.
- No quiero que me vea Jin...
- No te preocupes él esta ocupado jugando con el gato.
- ¿Ryu?
- Esta comiendo y ya sabes cuando come no le hace caso a nada ni a nadie.
Jun esbozó una triste sonrisa y Joe la abrazó mas fuerte.
- Joe... Tengo miedo, Ken esta solo y no se lo que Katse pueda llegar a hacerle...
- No te preocupes, ya hemos estado en situaciones así, todo saldrá bien...
- Hueles bien
- ¿Qué? Ah, gracias. ¿te gusta la colonia?
- Sí...Me gusta
Jun tenía la cabeza recostada en el pecho de Joe y su mano izquierda sobre su hombro, Joe rodeaba gentilmente la cintura de Jun con ambos brazos.
- Jun...
- ¿Sí?
- ¿Alguna vez has pensado en nosotros?...
- ¡Joe! – exclamó ella apartándose un poco de él – no me malentiendas.
- Jun, solo quisiera saber si hay alguna oportunidad ... Alguna oportunidad...¡Diablos!
- Joe, ¿que pasa? – preguntó Jun al ver que Joe se separaba repentinamente de ella. Suay los había visto y parecía no comprender lo que sucedía.
- ¿Necesitan algo más? Tengo que salir para el hangar a terminar un trabajo que tengo allí, pero regresare para las 6.
- ¿Trabajas en el hangar?
- Sí, ¿necesitan algo?
- ¿Podrías avisarnos? Si por favor ves algún cargamento o embarque extraño que llegue...
- Sí, seguro que es por avión, no hay otro medio para llegar aquí ¿o sí?
- Bueno, esta el embarcadero, pero para llegar hasta el pueblo, necesitarían mucho tiempo, además creo que llegarán por avión por que así lo han hecho anteriormente.
- ¿tu sabes de lo que estamos hablando? ¿sabes a que nos referimos? – preguntó Joe desconfiando de ella.
- Creo saber de lo que se trata, por lo que supe por el padre de Ken, y lo que he escuchado de ustedes, deben esperar a que llegue algo a la residencia de la colina, ¿no es cierto?
- Sí, esperamos que traigan a Ken
- ¡Jinpei!
- Me lo supuse, no se preocupen, yo les avisaré...
- ¡espera! – exclamó Joe sujetándola del brazo ante el asombro de todos - ¡no podemos confiar en ti!
- ¡Joe!
- Jun, ella sabe que estamos aquí y que esperamos a Ken, ¿quién nos dice que no irá a avisarles a ellos de nuestro paradero? ¿cómo sabemos que ella no es una de ellos?
- Tiene razón – señaló Ryu – ella sabe demasiado.
- Ryu, ella nos ha ayudado, ella no puede ser una de ellos. – dijo Jinpei defendiéndola – además Kentaro confió en ella y Ken también.
- Tal vez ese fue su error y por eso no damos con él.
- ¿Crees que Kentaro se halla equivocado?
- No lo sé Jun, pero no quiero cometer ningún error.
- ¿quieres que me quede aquí? Si eso quieres lo haré, pero creo que les sería de mas utilidad si estoy en el hangar ¿no creen?
- ¿Joe?
- Tal vez alguien pueda ir en su lugar.
- No lo creo, a mi ya me conocen de hace tiempo, si alguien mas va y ellos no lo conozcan, levantaran sospechas, ya mucho hicieron al llegar hasta aquí, ¿no creen? Tienen suerte de que ninguno de los grupos de hombres que llegan los halla visto. Ustedes no lucen como gente de este pueblo.
- ¿crees que notarán nuestra presencia?
- Tal vez, tal vez no. Pero yo no me arriesgaría, se acerca la noche y es cuando esta gente hace su trabajo y se le puede ver andando por las calles en grupos de 10.
- Que Jinpei te acompañe.
- No lo dejarán entrar, desde que esos grupos empezaron a llegar, se han vuelto más desconfiados. Así que no te queda más que confiar en mi.
- Esta bien, pero si algo le llega pasar a Ken o a cualquiera de nosotros por tu culpa, yo te sabré buscar hasta en el mismo infierno si posible.
- No te preocupes, Joe, en cuanto llegué un cargamento que me parezca... un momento... – exclamó Suay rascándose la cabeza de manera singular - ¿qué es lo que estoy buscando?
Todo el equipo volteo la mirada evitando reírse de la pregunta de Suay.
- Oigan, yo también arriesgo mi cabeza en esto, ¿no creen?, con esos tipos no se juega, ¿saben?
- Lo siento Suay, tienes razón, no había pensado en el peligro que corres si saben que nos estas ayudando.
- Joe, ¿no crees que debamos de decirle la verdad?, tal vez corramos un riesgo, pero nosotros lo elegimos, en cambio ella, no tiene por que correrlo.
- ¡Jun! Si el doctor se entera que alguien sabe de nosotros, ¡nos despelleja vivos!
Suay no se daba por entendida y mostraba una sonrisa franca y sincera, Jinpei seguía acariciando al gato que estaba en sus piernas y Ryu frotaba su estómago con placer como reposando la comida. Jun y Joe parecían tener una discusión en un cuarto aparte.
- No Jun, ella no debe saber quienes somos nosotros, y quien es Ken.
- Si tienen a Ken, y saben quien es él, por lógica pronto sabrán quienes somos los demás.
- Pero no por nosotros.
- ¿Entonces esa niña ira a ciegas a hacer un trabajo que nos corresponde a nosotros?
- ¡Jun!
- ¡Joe! Ella tiene derecho a saber por que se arriesga, si no, no la enviaremos, y se quedará aquí...
- ¡Bien! Eso es lo que yo digo.
- ¿Entonces prefieres esperar a que esa gente llegue hasta la colina y ponga en peligro a la gente del pueblo? ¿vamos esperar aquí hasta entonces?
- ¡Jun! Sólo quiero hacer lo correcto.
- Entonces, déjala ir al hangar y una vez que ellos lleguen ella nos avisará.
- Pero tendríamos decirle que es lo que tiene que esperar, tendríamos que decirle que es a Ken a quien transportan hasta aquí. Y ella se preguntará por que él, y por que nosotros y tendríamos que decirle quienes somos.
- Yo me arriesgaría, no sé que tiene esa chica pero confió en ella, algo me dice que podemos contar con ella.
- ¡Jun!
- ¡Dios! Vas a gastar mi nombre, es tu decisión Joe, yo solo te aconsejó como lo haría con Ken. – exclamó Jun cruzando los brazos y recargándose cerca de la ventana.
- ¿A el si lo aconsejas? – preguntó Joe acorralándola al apoyarse en su brazo izquierdo y poniéndola a ella entre la pared y su brazo.
La cara de Jun parecía mas suave y tersa al darle los rayos del atardecer sobre su rostro, la tibia brisa del viento que se colaba por las tapias de la ventana movía casi rítmicamente sus largos cabellos.
- ¡Joe! – exclamó apenada.
- Tu puedes acabarte mi nombre si quieres, tu puedes hacer lo que quieras conmigo...
- ¡Joe! – volvió a exclamar Jun sonrojando sus mejillas
- Te ves tan hermosa, ¡Diablos! Quisiera...
Los labios de ambos se encontraban muy cerca, el los miraba de manera que ella sentía su corazón latir de manera desenfrenada, y le hizo desear por un momento, tan solo un momento...
Joe la beso tiernamente, Jun no hizo nada por alejarlo ni atraerlo, sus labios eran tan cálidos, su beso fue largo, demasiado para ella, demasiado para él que no esperaba una oportunidad como esa y menos en esas circunstancias.
- No, Joe, por favor... – dijo ella saliéndose por debajo del brazo
- Jun ¿acaso tu y Ken?... Suay...
- Disculpen no quise interrumpirlos, pero si me voy a ir es mejor que sea ahora, así que espero su decisión.
Jinpei y Ryu también entraron a la habitación contigua y el mas joven se dio cuenta de la última frase dicha por Joe y al ver a su hermana en un rincón del cuarto con ambas manos en el rostro entendió lo que había pasado y frunció el ceño al ver a Joe.
- Joe, Jinpei y yo hablamos, y confiamos en ella, pero respetamos tu decisión.
- Sí, en ella sí se puede confiar, no espera cualquier ocasión para traicionar a un amigo. – agregó Jinpei cruzando seriamente los brazos y apoyándose en el marco de la puerta.
El joven miraba con recelo a su compañero y mordía levemente su labio superior
- ¿Jinpei? – preguntó su hermana - ¿te sucede algo?
- Nada, onechan... Ya quiero que Ken aniki, vuelva, será todo mejor aquí cuando el este con nosotros.
- Bien, en visto de que todos están en contra mía, ella tendrá que saber la verdad.
- Sí es problema para ustedes de que yo me enteré de algo confidencial, mejor no me lo digan, y sólo díganme que es lo que voy a esperar al hangar. Supongo que es a Ken...
- Bueno, será mejor que te explique. Tu sabes que vinimos a buscar a nuestro compañero, ¿verdad? –empezó Jun
- Cierto, y después vino su padre también.
- Sí, creemos que el cargamento que llegue al hangar se trata de él. – continuo Ryu – Pero no sabemos bajo que condiciones llegué.
- ¿Ken?
- Sí, ellos lo tienen y lo queremos rescatar, no sabemos si viene en una caja, una cápsula de contención o como lo cierto es que.. Nosotros somos G Force – terminó Joe
- ¿G force?
- ¿no conoces de G Force? ¿El phoenix? – preguntó Jinpei con incredulidad.
- No, no sé nada de eso, ¿son acaso una banda de rock o algo así?
- No, somos un equipo que... bueno el caso es que nosotros somos los buenos y ellos los malos, ellos tienen a nuestro líder y creemos que le quieren hacer daño.
- ¿Líder? ¿Se trata de una pelea entre ustedes y esos hombres?
- Mira, Suay, ellos pertenecen al clan Galactor, que tratan de conquistar este planeta por cualquier medio y es lo que nosotros tratamos de evitar, creemos que ellos han descubierto la identidad de Ken y deben salvarlo a como de lugar, por eso es tan importante para nosotros el que nos ayudes.
- ¿Galactor? He visto su emblema en varios paquetes que descargan al llegar al hangar.
- ¿Si no sabes de G Force, como sabes de Galactor? – preguntó Joe desconfiadamente
- Por que unos chicos de por aquí vieron el emblema y me dijeron, pero no sabía a que se referían mas que no son gente muy agradable. Bueno, chicos, al final ¿van a confiar en mí?, lo único que debo de vigilar es que llegue Ken en uno de sus aviones, ¿no?
- ¡Sí!
- Por favor Suay, ten cuidado, queremos que Ken regrese con bien pero también nos preocupamos por ti. Si crees que no puedas llevar a cabo el trabajo dínoslo y te entenderemos ¿correcto? – aclaró Jun poniendo su mano en su hombro derecho.
- ¡Ja! ¿Que no puedo con el trabajo? Yo soy la que me estoy ofreciendo, no se preocupen, solo les quiero pedir algo.
- Suay en esto no hay recompensa de ninguna especie pero..
- No, no quiero eso Joe, solo quisiera ir con ustedes cuando termine todo esto.
- Bien Suay creo que no hay problema por eso. ¿Tienes con que comunicarte para acá?
- Sí, mira aquí dejaré este radio, tengo otro allá en el casillero del hangar, yo me comunicaré por si veo algo sospechoso.
- No te arriesgues Suay, si ves que no puedes comunicarte no te preocupes, ellos tienen que llegar hasta aquí y los estaremos esperando.
- ¿qué haré después de que allá pasado todo? ¿dónde nos encontraremos?
El equipo se miró el uno al otro y le dejaron la palabra a Joe.
- Llévate el radio cuando salgas de allí, ve hacia la playa del norte y nosotros pasaremos por ti.
- Bien. Suerte chicos nos vemos luego.
- ¿no te llevaras nada para el viaje?
- No tengo mucho que llevarme, Jinpei, sería un estorbo, todo lo que necesito se encuentra aquí, en esta mochila. Adiós
Suay salió de la casa con una sonrisa en el rostro como siempre lo hacía y recogiendo su cabello con una cinta como acostumbraba. El equipo la vio alejarse desde la ventana y perderse entra las calles desoladas del pueblo. Las 4 de la tarde estaban dando y los jóvenes no sabían si podría esperar hasta las 7 de la noche por su compañero, no sabían a ciencia cierta si fue lo mejor al confiarle tan delicado trabajo a una adolescente pero tal vez su juventud y nobleza fue su mejor carta de recomendación.
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Berg Katse se encontraba solo y pensativo en sus habitaciones, tratando de conservar la mayor sangre fría para su comunicación con Sosai X antes de la sesión, se arrodilló ante una gran pantalla en negro en la pared y meditó.
Una gran luz incandescente se presentó en la pantalla, Sosai X había hecho su aparición respondiendo al llamado de Berg Katse.
- Berg Katse... – llamó la voz computarizada.
- Mi señor Sosai – respondió Katse bajando la cabeza con sumo respeto
- ¿Acaso no sabes que debo descansar antes de la sesión?
- Lo siento, mi señor, le pido mil disculpas por haberle interrumpido, pero lo que necesito decirle es de suma importancia.
- Habla
- Quisiera saber si es posible que la sesión se llevé a cabo en otro individuo destinado a ser el portador de su poder, señor.
- ¿Otra persona, que no seas tu? No entiendo Katse, explícate.
- Si mi señor, verá, hemos encontrado al niño aquél que se había preparado en el proyecto génesis, ¿recuerda señor?, ahora es un joven saludable que cumple con los requisitos de manera satisfactoria, y esta listo para ser el nuevo portador de su poder.
- ¿Te refieres al hijo de esa mujer? ¿A tu hijo?
- Sí, señor.
- ¿el esta preparado? ¿Desea tomar tu lugar?
- Aun no esta consciente del poder y responsabilidad que llevará hacia usted señor, aún no sabe que será el próximo regidor del planeta señor, claro, con el consentimiento de mi señor. Pero estoy seguro que no habrá problema de asimilación, tal como ocurrió en mi, ocurrirá en el.
- Katse, no puede haber dos portadores en el planeta, al ser él el único portador tu deberás renunciar a tu poder para entregárselo a él.
- Lo sé señor. Es por eso que pido a usted, mi señor, me de la oportunidad de realizar la sesión primero con el y una vez realizado esto pueda usted proceder a realizar el resto de la transferencia.
- Quiero presenciarlo todo. ¿Estas seguro de que puede llevarse a cabo?
- Sí mi señor, una vez que mi poder este en el, usted podrá efectuar la transformación total en su pensamiento para que sea fiel en todo momento a la causa Galactor, señor.
- Bien Katse, tu transferirás tu poder al joven, después yo me encargare de su mente y voluntad, y será él próximo dirigente de las fuerzas Galactor. Has sido un buen sirviente, es por eso que no perderás de todo el poder que llevas ahora, guiarás al joven en sus primeros pasos y te sabré recompensar.
- Gracias mi señor, se lo agradezco mucho. Me retiró pues a cumplir mis deberes.
- Bien, en unas horas te verás libre de un gran peso y responsabilidad.
- Me retiro señor, y nuevamente gracias.
Así se dio por concluida la transmisión entre Katse y su señor Sosai X. Katse al fin levantó la cabeza, su rostro revelaba una extraña sonrisa y sus labios pronunciaron una sola palabra. "Libertad".
