Capítulo 1.

Es imposible, pero no podían negarlo. El día tan temido, había llegado. el tiempo en el que padre e hija midieran fuerzas por el dominio de la tierra. Me refiero, por supuesto, a los caballeros de Athena contra Zeus. Pero no voy a contar toda la historia, es inútil el contar algo que nunca fue, ya que más que batalla, sirvió para unir dos corazones que sufrían en silencio, por un amor que consideraban imposible, culposo, pecaminoso. Y es que era tan doloroso, eran tan crueles sus lamentos, que los mismos dioses pidieron intervenir, aun cuando supieran que se adentraban a los dominios de la diosa guerrera. Tantos y tan tormentosos eran sus sollozos, sus súplicas, sus ruegos, tan amargos, no podían pasar desapercibidos ni mucho menos por Eros, que cada día sentía más pesada aquello que consideraba su responsabilidad. No. Esto debía acabar y terminaría ahora. Decidido, habló con la hermosa Venus, su madre (si ya habrán adivinado por que no la llamé Afrodita ¬¬U), quien entendiendo la complejidad de la situación, causó una pequeña confusión, que terminó en guerra contra la tierra, y es que, para que mentirnos. Todas las cruentas batallas que la humanidad ha tenido que padecer, ha sido a causa de pequeños malentendidos, nunca hablados a tiempo. esto lo sabía Venus muy bien.

Pero sigamos en la historia. Los caballeros, por consejo de Nikke, diosa de la victoria, deciden aceptar la invitación de Mercurio y entran al Olimpo, lugar de dioses. Una batalla en la tierra con los poderes titánicos de estos seres, sería simplemente mortal para la misma. Y aún cuando se les fuese prohibida la entrada a humanos, por ésta ocasión, única y exclusivamente, los 5 santos de bronce se les permite pasar junto con su diosa protectora.

Así que éste es el olimpo. vaya, si no lo hubiera visto, nunca lo hubiera creído - Seiya se veía realmente felíz, corriendo como un pequeño por lo que parecía una pradera llena de flores. Por favor Seiya tranquilo - pidió en vano Shiryu.- Recuerda que estamos en territorio enemigo. No sabemos cuando nos vayan a atacar o. Te equivocas Shiryu. Los dioses somos muy orgullosos como para atacar por la espalda. Es muy serio todo éste asunto. Pero hasta que no hable con papá y se decida algo en el consejo de dioses, no se puede hacer nada, más que esperar. Ves Shiryu? La misma Sahori acaba de decirlo. De nada sirve preocuparnos en vano. Mas bien, disfrutemos del espectáculo, que ningún otro mortal podrá contemplar jamás. ahhhhhh. - decía Seiya mientras se tumbaba entre el pastizal. - tanta paz. lugar de dioses, al fin y al cabo. Me alegra mucho que hayas aceptado mi invitación, Athena.

Todos toman posición de ataque. Hermes parece divertido. Los humanos siempre son así de temerosos? Bueno, no podía culparlos, estaban a entrada de una posible guerra, y en territorio enemigo.

Ya empezó el consejo Hermes? Vengo a decirte que está a punto de dar inicio. - y cuando los caballeros se disponían a seguir a su diosa - no obstante, mortales no tienen voz ni voto, ni pueden acompañarla, señora mía. Insisto en que deban esperar en éste lugar hasta que el consejo haya terminado. Pero que has dicho? Tanto camino para nada? Somos los caballeros de Atenea, y no vamos a permitir que se vaya a algún lado. Seiya tiene razón. Además para qué nos dejaron entrar si era para perder el tiempo? - Fénix lucía realmente furioso. No podemos dejar a Athena sola. Si ella entra nos gustaría participar, como habitantes de la tierra. - Shiryu trataba de sonar lo más razonable posible. Estoy de acuerdo con todos. Si nos dejaron entrar, sería para algo no? No nos salgan con protocolos, y explícanos de una vez por todas de qué se trata todo este asunto?

Todos los caballeros estaban extrañados, furiosos meno uno. Andrómeda lucía calmado. Su cadena, no mostraba ningún tipo de hostilidad. Sabía que Athena no estaría bien, pero necesitaba estar seguro:

Señor. Nos promete que nada le pasará a Athena, nadie levantará su mano contra ella, mientras esté dentro de esos aposentos. Respetarán su vida, y luego del consejo, sea cual sea el fallo nos dejarán ir en paz con nuestra diosa hasta tomar nuestra decisión?

Todos estaban sorprendidos. Nadie, ni siquiera Ikki, imaginaba que Shun saliera con tal discurso. Hermes estaba más que sorprendido, ni hablar de la diosa, que empezaba a pensar cuán orgullosa se sentía de sus caballeros, que siempre se preocupaban y cuidaban de ella.

Shun, no creo que. No. Está bien Athena. Si de algo les sirve caballeros, les doy mi palabra de que tan pronto termine el consejo, podrán regresar a su hogar, todos, sanos y salvos. Y si me permiten agregar, vivos. Su diosa está en buenas manos. Eso si. Deben prometerme que no se moverán de éste sitio. Están en zona de tolerancia. Si llegasen a cruzar más allá de lo que cubra ésta pradera, serán considerados intrusos del olimpo y como tal castigados, y ni siquiera Athena podrá hacer algo por ellos, entendido?

Todos los caballeros asintieron, algunos con menos ganas que otros, en especial cierta fierecilla de fuego que no le gustaba que le impusieran órdenes. Y fue así como los caballeros vieron cómo su diosa, la que siempre cuidaba de ellos, desaparecía junto con el hombre de pies alados, de quién se decía, era el más rápido en todo el universo.