~*~ The Sakura Files ~*~

FINAL

Episodio XX

"The Angel"

Por Rainy
NOTAS DEL AUTOR -- Bueno, ya llegamos al final de la Jornada. Comienzo este episodio cuando son las 2:25 pm de un 16 de Febrero del año 2003, un año después de comenzada la historia. Espero que hayan estado disfrutando de esta historia tanto como yo lo he estado escribiéndola. Usualmente siempre digo que comenzaré un proyecto de fanfic y nunca termino (valga la redundancia) terminándolo. Así que The Sakura Files es el primer fic que termino realmente. Existe cierta tristeza al decir esto, pero creo que he hecho un buen trabajo. Espero que ustedes piensen lo mismo.

Quisiera agradecerles todas las atenciones, los reviews y las porras que me han estado echando. Son los mejores lectores del mundo. Los quiero un chingo. Y ya le voy a parar porque me voy a soltar chillando...

DISCLAIMER -- CCS pertenece a CLAMP. MEDIANOCHE pertenece a Pandathieve Ent. 03.

ADVERTENCIA-- Este fic puede contener material no apto para menores de edad.

**************************************************************************** **********************************

Gaiev se quedó helado ante aquello. Illusion había repudiado convertirse en una de las cartas nuevas y ahora ayudaba a Syaoran. En esto, se volvió justo en el momento en que Syaoran atacaba y entonces de dio cuenta de todo. Illusion no sólo había creado la ilusión de Syaoran, sino que todo el escenario había sido recreado por la carta, pues ni Rati ni Sean estaban donde antes. Rati ahora peleaba contra los ángeles de Gaiev apoyado por Cronos y Sean entretenía a Keroberos y a Yue en el cielo. Poco tiempo tuvo Gaiev para reaccionar y bloquear el ataque de espada de Syaoran. La fuerza del joven era mayor, con el emblema del hexágono brillando en su mano izquierda de una forma tenue a la vez que ambos se entrelazaban en una lucha de fuerza.

"No... puede...ser... ¡posible!" exclamaba Gaiev furioso, "¿Cómo...?"

"No todos estamos de acuerdo contigo, Gaiev..." dijo Syaoran y con un movimiento de la espada logró desarmar a Gaiev y hacer que Sword volara a varios metros del lugar. Syaoran apuntó a Gaiev con su espada, directamente a la garganta, "Ahora, entrégame el resto de las cartas antes de que convierta tu cuello en una fuente..."

"Hazlo," dijo Gaiev sonriente, "La forma de Yukito nunca volverá si lo haces..."

Mientras tanto, al ver que la ilusión se vino abajo, Yue y Keroberos quisieron ir en auxilio de Gaiev, pero fueron interceptados por Sean, quien dijo, "¿A dónde vamos, querubines?"

Por su parte, Rati y Cronos estaban defendiendo contra los seguidores de Gaiev, ambos luchando espalda contra espalda, con movimientos casi sincronizados. Ambos notaron con asombro que cuando sus armas atravezaban a los de Gaiev, estos se convertían en arena y caían al piso para luego re- edificarse y seguir combatiendo. "¡Se trata de un conjuro!" exclamó Rati, "¡La única forma de romperlo es derrotando a Gaiev!"

"¿Ponemos en marcha el plan?" preguntó Cronos.

"No," dijo Rati mirando hacia arriba, en donde Keroberos y Yue peleaban contra Sean en su intento por ayudar a Gaiev lo antes posible, "Todavía no es tiempo..."

"Curioso la forma en que lo dices," dijo Cronos sonriendo de manera sospechosa.

Keroberos fue el primero en atacar, lanzando sus grandes llamaradas contra Sean, pero este creó una poderosa barrera a su alrededor y las llamas rebotaron, igual que los ataques de Yue. Sean, con los brazos en forma de cruz al frente, dijo, "Es necesario que regresen a su forma original..." y separando sus brazos a manera de abrazo, exclamó, "¡DIVISION!" quedando dividido en dos Seans.

Ambos atacaron al mismo tiempo, de frente, tomando a Yue y a Keroberos por sorpresa, y en vez de chocar contra los guardianes, ambos los abrazaron y al hacer esto, las dos parejas comenzaron a brillar de manera espectacular. Sean (en ambas partes) parecía meter a Keroberos y a Yue en sí, como si los absorviera, con resitencia por parte de ambos guardianes, pero al final cediendo ante el poder que emanaba del joven. Pasaron por el cuerpo y al cruzar por la espalda de Sean, Yue y Keroberos salían como solían ser, guardianes de Clow, de Sakura. Al atravezar por completo. Sean se volvió a unificar, pero pareciera como si sus adentros le ardieran, pues estaba doblado con los brazos alrededor de su estómago y una clara expresión de dolor, brillando de un color violeta/negruzco. Por su parte, Yue y Keroberos cayeron pesadamente al piso, completamente inconscientes. Cronos vio esto y creó un colchón de viento para que ambos cayeran sin lastimarse.

Gaiev se levantó confiado mientras Syaoran sólo seguía sus movimientos sin quitarle la vista de fiera de encima, "Es inútil," decía Gaiev, "Las huestes divinas se encuentran de mi parte. Tú y los tuyos serán condenados por ponerse en contra del cielo..."

Syaoran vio por encima del hombro de Gaiev cómo Sean aterrizaba, su mirada fija ahora en Gaiev, pero algo definitivamente no andaba bien: el aura de Sean brillaba de un color violeta oscuro, emitiendo vibraciones que no iban con él. El cabello le flotaba con suave vientecillo mágico y sus pasos eran pausados, sin prisa. De pronto, Syaoran pudo escuchar mantras en diversos idiomas en su cabeza y su mirada se volvió a ver a Gaiev, quien movía sus labios repitiendo estos mantras, su mirada clavada en la de Syaoran, quien comenzó a bajar sus armas. Syaroan sentía que perdía lentamente control de su cuerpo y justo cuando levantó la mirada para ver a Sean tomar a Gaiev, Rati se volvió a Cronos y gritó, "¡AHORA!"

Cronos formó un reloj de arena entre sus manos y realizó el conjuro, resistiendo la energía que este emanaba, deteniendo el tiempo para todos con la excepción de Syaoran, Gaiev, Sean y él mismo. Cronos apretaba los dientes y resistía el dolor que el hechizo provocaba, pues era un ángel de segunda categoría y el hechizo que trataba de realizar era algo digno de un Arkángel Supremo. Abrió los ojos trabajosamente para ver el reloj creado entre sus manos y pudo ver claramente que el hechizo no sería lo suficientemente poderoso para resistir tanto tiempo cuando sintió unas manos sobre las de él y su mirada se abrió con sorpresa al ver a quien le sostenía el hechizo.

Cuando Cronos creó el hechizo del tiempo, Sean separó a Gaiev de Syaoran y lo tomó por los brazos, apretándolo contra su cuerpo. Gaiev lo miraba furioso, "¿Qué demonios crees que haces?" exclamó furioso, tratando desesperadamente de deshacerse del abrazo de Sean.

"Lo correcto," dijo Sean con una voz que no era la de él, "¿Creías que no me daría cuenta?"

Sean comenzó a absorber a Gaiev dentro de su cuerpo, causando una emanación de luz blanca realmente impresionante y gritos de dolor por parte de ambos - Sean y Gaiev. Syaoran entoces sacó las cartas que poseía y gritó estirando sus brazos hacia ellos, "¡CARTAS CREADAS POR SAKURA, ABANDONEN ESTA VIEJA FORMA Y TRANSFORMENSE PARA SERVIR A SU NUEVO DUEÑO, HAGANLO POR EL NOMBRE DE SYAORAN!!"

Las cartas en manos de Syaoran comenzaron a cambiar esta vez de verdad. Luego, Syaoran gritó, "¡¡CARTAS POSEIDAS POR GAIEV, LIBERENSE DEL HECHIZO Y TRANSFORMENSE PARA SERVIR A SU VERDADERO DUEÑO. HAGANLO POR EL NOMBRE DE SYAORAN!!"

Las cartas en posesión de Gaiev salieron de su escondite y flotaron alrededor de Syaoran, tranformándose una por una mientras el joven sostenía el conjuro con su espada, sintiendo que las fuerzas lo abandonarían en cualquier momento, pues las cartas requerían de energía para ser tranformadas.

"¡NO!" gritó Gaiev resistiendo a Sean, "¡NO SERE DERROTADO POR MORTALES!"

Pudo soltarse un brazo y lanzar un rayo poderoso contra Syaoran, quien sólo lo vio venir...

... pero el rayo chocó contra algo más...

Syaoran se quedó en shock a la vez que el cuerpo caía herido. "¡KEROBEROS!" gritó, pero desistió de separarse de su tarea. Yue llegó instantes después para protegerlos, acercándose a Keroberos para ver qué se podía hacer. Sostuvo al león mientras protegía a Syaoran, quien continuaba tranformando cartas, en un intento desesperado por salir vivo de esta. De pronto, Gaiev fue absorvido totalmente por Sean, quien permaneció quieto por un instante, para luego abrir sus brazos y piernas en posición de estrella y gritar, liberando una gran cantidad de energía hacia el cielo. Cuando hizo esto, todas las cartas se transformaron y formaron un aro brillando alrededor de Syaoran, Yue y Keroberos, cuya herida fue sanada. Sean cayó del cielo, desde una altura no muy alta. A su lado, el cuerpo de Yukito, sin vida, inanimado.

Todo regresaba a la normalidad. Las cartas en manos de Syaoran eran ahora Cartas Syaoran. Yue y Keroberos lo miraban con triunfo. Syaoran estaba de rodillas, las cartas entre sus manos, respirando agitadamente y sudando a chorros. Miraba a las cartas y pensaba miles de cosas a la vez.

Lo que pasó después fue como en cámara lenta...

... el primero en caer fue Keroberos....

.... luego fue Yue....

... Syaoran sólo escuchó el rápido sonido de muerte de ambos guardianes.

Dirigió su mirada sorprendida hacia enfrente y vio a Sean con una sonrisa triunfante y la mano humeante luego de disparar el certero rayo que partió el corazón de Yue en dos. "Te lo dije, mortal," dijo en tono despectivo, "No podrás derrotarme..."

Era Gaiev, en el cuerpo de Sean, con el poder de Sean, con el poder del Hexágono que ya había abandonado a Syaoran. El muchacho se sintió súbitamente perdido: su poder mágico no se comparaba ahora con Gaiev. Yue y Keroberos estaban muertos. No vió respuesta del resto. De pronto, Syaoran recordó las palabras de Sean...

"Seré tu guardián y te ayudaré a recuperar las cartas para poder ayudar a Sakura, pero una vez que las cartas sean recuperadas, mi poder regresará a mi y debo pedirte un favor..."

"¿Qué favor?"

"Cuando el momento llegue, sabrás qué hacer,"

..... y el momento había llegado....

....... Syaoran sabía exactamente lo que debía hacer.....

Empuño su espada con fuerza y sólo los dioses saben de dónde sacó las fuerzas para generar la energía que su cuerpo requirió para tener la velocidad que tuvo al atravezar a Sean con la espada antes de que otra cosa pasara. Gaiev miraba todo asombrado. Syaoran lo miraba con determinación. "Maldito.... mocoso...." dijo Gaiev con hilos de sangre corriendo por sus labios. Syaoran clavó más la espada y escuchó el sonido de dolor por parte de Gaiev, quien cayó de rodillas al piso, la espada todavía clavada.

"No subestimes al enemigo," dijo Syaoran, "Nunca sabes cuándo puede sorprenderte..."

Y entonces Gaiev levantó la mirada. No, no era Gaiev: era Sean.

"Gra--cias..." dijo trabajosamente antes de caer al suelo. Syaoran sacó la espada y dió unos pasos hacia atrás, arrastrando su arma y dejando un rastro de delgada sangre. Cayó nuevamente de rodillas, apoyándose sobre la espada, no creyendo lo que acababa de pasar. Se volvió a ver a Yue y a Keroberos, sus cuerpos en un charco de su plateada sangre. De pronto, una energía lo hizo regresar su atención hacia el cuerpo de Sean y pudo ver que este brillaba ténuemente, formando delgadas líneas de energía que se unían a pocos metros del cuerpo, arriba. La figura que se fue formando de esta energía era la de un ángel con ojos brillantes. Poco a poco fue adquiriendo figura, forma, detalle. Syaoran vio la figura de un joven ángel con largo cabello negro y ojos de mar que miraban con compasión y dulzura a su alrededor, pero cuando vio a Syaoran, su mirada se volvió sorprendida.

"... ¿Clow?" susurró. Syaoran le escuchó y se sorprendió a sí mismo invadiendo los recuerdos de este ángel. De pronto se encontraba en el antigüo Japón, en casa del mago más famoso de todos los tiempos. Era de noche y sólo los murmullos nocturnos se escuchaban. Syaoran veía todo color sepia, de pie, en medio del jardín. La brisa del verano era suave y delicada. De pronto, una estrella se vio en el cielo, haciéndose más grande y más grande y antes de que pudiera hacer algo, hubo un gran resplandor y alguien se había estrellado contra el piso, quebrando una rama del árbol de cerezo que crecía a medio jardín. Syaoran se acercó para ver lo que era - un ángel. Un ángel con alas rotas y herido de gravedad. Trataba de levantarse aún después del golpe, pero su cuerpo ya no le respondió. De pronto, unas sombras cayendo a unos metros de donde el ángel se encontraba. Syaoran lo adivinó bien; se trataba de demonios cuyas intenciones eran la de cazar al ángel ahora indefenso. Pero algo inesperado ocurrió, y es que los demonios no sospecharon que el dueño de la cara era Clow Reed, dueño de la magia más poderosa de esos lados de la tierra. Pero algo más había ahí, dos guardianes. Y la magia de Clow tenía algo, un algo que hizo temblar a los demonios. Luego de espantados de ahí, Keroberos se acercó al ángel.

"Se trata de alguien como Yue," dijo. Yue se acercó, tentado por la curiosidad de ver a un semejante. Clow hizo lo mismo, pero para ver las condiciones del ser.

"Llevémoslo adentro," dijo el mago apartando el cabello del rostro del ángel y tocando su frente, "Está herido y ardiendo en fiebre..."

Con sumo cuidado lo llevaron dentro....

... y entonces....

Las hojas del otoño comenzaron a caer. Clow leía en voz alta a sus guardianes y al ángel sentado frente a él, quien lo miraba con completa devoción. Nunca tuve a nadie que se preocupara por mí tanto como este mortal lo hace ahora, escuchó Syaoran que el ángel pensaba, Un mortal que sin pensarlo dos veces puso en riesgo su vida para salvar la mía y por eso le estoy agradecido; porque gracias a este mortal estoy convencido que no todos los mortales son tan malos y que existe el amor y la bondad verdaderos en sus corazones...

.... y entonces...

De pronto se vio dentro de una habitación. No tenía muebles, simplemente era. El ángel estaba ahí, caminando de un lado para otro, como si el tiempo estuviese contado para él. Había una lámpara de aceite iluminando ténuemente la habitación, la cual estaba hecha de madera, sin ventanas, sin nada mas que la puerta que se abrió para dar lugar a la entrada de otro ángel con dos escoltas. El primer ángel se puso en posición de firmes, mirando fijamente al que acababa de entrar.

"Gaiev..." dijo el otro estrechando la mano del primer ángel. Las escoltas permanecieron afuera, cerrando la puerta.

"Dijiste que se trataba de algo urgente, ¿qué pasa Micael?" dijo Gaiev ansioso. Micael abrió su gabardina para sacar una carta mientras hablaba:

"Hace un par de meses estuvimos detectando una fuerte actividad de magia en la zona. Envieé a mi mejor equipo a investigar de lo que se trataba y me dieron noticias perturbantes - se trata de un mortal. El..." dijo creando la imagen sobre la palma de su mano. Gaiev tuvo que contener su shock al ver a Clow Reed ahí, "Clow Reed, un mago cuyos poderes son extraordinarios... Un mortal con semejante poder debe ser considerado como algo peligroso; los mortales son vulnerables a los efectos demoníacos. Toma," dijo entregando la carta, "tu autorización. Quiero que viajes a este lugar y elimines a este mortal."

"¿¡QUE!?" gritó Gaiev.

"Es imperativo que lo hagas. Nadie fuera del coro angelical o de las huestes demoníacas puede ser poosedor de tal poder, mucho menos un mortal. Irás a Osaka y te harás cargo, ¿entendido? Eres el mejor asesino que tenemos..."

"Haré... haré lo mejor..." dijo Gaiev tomando la carta. Micael sonrió y salió, dejando a Gaiev solo con sus pensamientos. El ángel miraba angustiado su orden...

No puedo.... no puedo traicionar a quien me ha dado tanto... ¿Acaso son tan ciegos que no ven que existe la bondad en los corazones mortales? ... No puedo...

... y entonces...

Se vio en el centro de un bosque. Era de noche y pudo ver perfectamente que Gaiev estaba rodeado por jinetes en dragones, todos ellos vistiendo una armadura distintiva. Aquel que parecía ser el jefe bajaba del dragón más grande y hermoso y caminaba con paso firme hacia Gaiev. Era un demonio hermoso, con largos cabellos rubios y ojos de mirada fiera de un color azul celeste. Se detuvo a unos pies de Gaiev y sonrió.

"Vaya, vaya, vaya... uno de los mejores agentes de Micael, aquí, en Atlián, pidiendo verme... ¿A qué debo semejante honor?"

"Aramis... quisiera pedirte un favor..."

"¿Un favor?" dijo Aramis en son de burla, "¿Un ángel del Señor Divino viene aquí a pedirme a mi, un Dios pagano un favor?"

"Es importante... muy importante..."

"Veamos..."

"Necesito proteger a un mortal, en la tierra..."

Aramis se quedó viendo fijamente los ojos del ángel y sonrió maliciosamente, "¿De verdad?" dijo, "Y, este mortal... es alguien importante, ¿no es cierto? De lo contrario Micael no querría tenerlo muerto..."

"Estoy dispuesto a pagar lo que sea..."

"¿Lo que sea? ¡Vaya! ¡Sí que debe ser alguien importante!" rió el demonio, "De acuerdo, angelito... Daré la protección que pides... pero a cambio quiero algo que valga la pena el esfuerzo..."

"Lo que sea..."

"Tu alma, tu vida, tu lealtad, en otras palabras... TU..."

"Me entregaré a cambio de que protejas a esa persona..."

"Bien..." y volviéndose hacia la comitiva, exclamó, "¡ION!"

Un ángel bajó de uno de los dragones. Su aspecto era de alguien que no está realmente en el cuerpo. "Tengo que ir a un encargo a la Tierra," dijo Aramis, "Asegúrate de que todos lleguen a salvo y que los dragones descancen bien... "

"Se hará, Lord Aramis," dijo el ángel haciendo reverencia.

Aramis se volvió a Gaiev, "Bien... vamos..."

... y entonces...

Osaka de noche. Las calles calladas y tranquilas. Gaiev y Aramis estaban de pie, a las afueras de la ciudad. Aramis hizo aparecer un báculo de oro con centro de cristal y lo elevó, pronunciado algunas palabras que ni Gaiev ni Syaoran entendieron. El báculo lanzó un rayo delgado hacia el cielo y lo abrió. Momentos después, comenzó a llover.

"La lluvia caerá sobre todo Japón," dijo Aramis a Gaiev, "Protegerá la zona contra cualquiera de los enviados de Micael... En cuanto a mis gentes... Te puedo asegurar que ninguno de ellos lastimará a esta persona... Ese es el pacto que te puedo ofrecer a cambio de que tú te conviertas en mi esclavo... por toda la eternidad...."

Gaiev se volvió hacia la ciudad y movió afirmativamente la cabeza mientras el frío del agua comenzaba a recorrer su cuerpo. De pronto...

Las hojas de cerezo caían por la tarde y Clow reed, en su estudio, abrazaba a Yue y lo besaba con ternura, recibiendo elmismo amor de parte del ángel. Sin embargo, parado frente a ellos estaba Gaiev, o la sombra de algo parecido. Ni Clow ni Yue se percataban de su presencia... ¿Por qué no puedes verme ahora? Yo, que todo lo he dado por tí... Yo, que te protegí y me entregué para poder protegerte.... Que perdí todo... ¿Qué te ha dado ese ángel de la luna? Nada... nada te ha dado... Y sin embargo, tus labios prueban los de él cada noche... tus sonrisas son para él todos los días... Y yo... yo no he hecho nada mas que volverme el esclavo de un dios demoniaco; un esclavo que bebe sangre de niños y ofrece placeres a cambio de tu protección.... ¿y eso no puedes verlo? ... ¡¿Por qué no puedes verme?!

Te odio... te odio Clow Reed. Te odio porque no puedes ver todo lo que yo he hecho por tí. Te odio porque no me ves, porque no me sonríes, porque no me besas, porque no me tocas. Te odio porque prefieres la compañía de alguien que nada ha dado por tí. Te odio porque todo lo perdí por tí, todo: mi casa, mi familia, mi trabajo, mi dignidad, mi voluntad... mi vida... mi alma... mi libertad... Y pagarás... Te destruiré en donde más duele - destruiré a ese ángel y después acabaré con todos aquellos a los que más amas y proteges. A todos los destruiré; de todos beberé sangre.

.... y entonces....

"Gracias," dijo una voz. Syaoran volvió al presente y vio que el ángel le sonreía. Era Gaiev.

"Gaiev..."

"Gracias por liberarme del hechizo que me tenía prisionero durante tanto tiempo... Gracias por devolverme la libertad... Pero me temo que ahora el pacto se ha roto..."

El ángel extendió sus brazos y chispitas de luces comenzaron a caer sobre todos. Poco a poco, las lucecitas hicieron que las heridas en los cuerpos sanaran y que la vida regresara a ellos. Yue fue el primero en abrir los ojos, seguido momentos después por Keroberos. Gaiev entonces se volvió humo y este humo comenzó a concentrarse en un punto central, formando una carta, misma que fue a parar a las manos de Syaoran. Al dejar de brillar, Syaoran la vio: era la figura de un ángel atado con cadenas y los ojos cerrados.

"The Angel," leyó Syaoran. Justo en ese momento, Cronos liberó el hechizo y todos recuperaron el tiempo. Los seguidores de Gaiev se transformaron en arena y cayeron para no volverse a edificar. Yue y Keroberos se acercaron a Syaoran.

"Una nueva carta," dijo Keroberos. Syaoran los vio y sonrió. Nunca antes le daba tanto gusto el verlos con vida.

"¿The Angel?" preguntó Yue tomando la carta y observándola detenidamente.

"El poder de proteger en grande," dijo una voz. Todos se volvieron a ver. Cronos y Rati se acercaban con otra persona, un joven de largo cabello rubio recogido en una trenza que caía pesadamente por su espalda, vistiendo una toga alrededor de su cintura, con un chaleco sin abrochar, todo de blanco. Sus ojos azules se posaron sobre los de Syaoran.

"¿Quién eres tú?" dijo Keroberos amenazador, ambos él y Yue protegieron a Syaoran.

"Mi nombre es Kat-Wa, Dios Absoluto del Tiempo. Esa carta que tienes en tus manos tiene el poder de proteger y destruir cualquier conjuro, por más fuerte que sea. Es un ángel que sacrificó todo por proteger al amor que sentía... The Angel..."

"Entonces... todo ha terminado.." dijo Yue. Kat-Wa movió afirmativamente la cabeza.

"Todo. Las cartas han sido transformadas nuevamente y se encuentran fuera de peligro..."

"Pronto vendrán más," dijo Rati, "Puedo sentir que la barrera que protegía la zona se ha desmaterializado... Los enviados de Micael podrán venir sin problemas ahora..."

Kat-Wa hizo aparecer su báculo, uno dorado en forma de llave antigua y la clavó en el piso, generando una gran onda de energía que cubrió todo el territorio. Hubo un fuerte pero momentáneo viento y alc esar, el conjuro estaba hecho. "Hay un nuevo pacto," dijo Kat-Wa, "Las cartas y su portador quedarán protegidos de hoy en delante, y ninguno de los enemigos de Clow podrá entrar a este lugar... nunca... Este pacto se destruye cuando el tiempo llegue a su fin... En cuanto a Sean," dijo volviéndose a ver el cuerpo de Sean, "Creo que dormirá por el resto de la noche... Ahora... creo todavía existe un pequeño detalle que debes cumplir," dijo dirigiéndose a Syaoran. El Dios del Tiempo levantó su báculo y recitó unas palabras extrañas que lo hicieron brillar. Hubo una luz cegadora que pasó casi inmediatamente y cuando lo hizo, el cuerpo de Sakura estaba flotando frente a Syaoran.

La herida se volvió a abrir.

"Sakura..." dijo Syaoran con voz ahogada.

"Tienes una carta poderosa," dijo Kat-Wa, "Creo que es el momento de usarla..."

Syaoran vio a The Angel. Se volvió a ver luego a Keroberos y a Yue. "Tal vez debas intentarlo," dijo el guardián del sol, "nada se pierde...."

Syaoran miró decidido a la carta y la lanzó hacia el aire. Con su espada la señaló, "¡ANGEL!" gritó y la carta liberó su poder...

El ángel extendió sus brazos y una luz cegadora inundó todo. Al abrir sus ojos, Syaoran vio cómo el ángel se fue acercando a Sakura, tocando a la joven con sus manos y dándole un tierno beso en la frente. Syaoran simplemente estaba a la defensiva. Cuando los labios etéreos del ángel tocaron a la joven, esta comenzó a reaccionar...

¡Sakura estaba viva!

"Sa... ¿Sakura?" dijo Syaoran con voz entrecortada por la emoción y las lagrimillas que comenzaron a salir de sus ojos. Sakura parpadeó un par de veces antes de levantarse y dirigir su mirada a Syaoran.

"Gracias", sonrió, "Sabía que lo lograrías..."

Syaoran movió afirmativamente la cabeza y se abrazó de ella, temiendo que si la soltaba todo aquello se convertiría en un sueño. La carta volvió a la normalidad.

"Sakura..." dijo Keroberos acercándose. La joven rió y se dejó abrazar por el guardián del sol y de pronto se sintió abrumada: Yue la abrazaba con fuerza, ocultando su rostro entre sus cabellos, y Sakura pudo sentir que lloraba como un niño y sintió una enorme simpatía por el helado guardián de la luna.

"Creo que es momento de despedirnos. La misión ha terminado... " dijo Kat- Wa, atrayendo la atención de regreso hacia él. Abrió una puerta dimensional, por donde pasaron él y Cronos, sin decir adiós ni hasta luego, ambos se fueron.

"Ahora que todo ha terminado," dijo Keroberos, "esto quiere decir que... ¿Esto quiere decir que tenemos nuevo dueño?" ambos, él y Yue, se volvieron a ver a Syaoran, quien miró detenidamente a las cartas y se hizo la misma pregunta, pero luego vio a Sakura y los ojos de la muchacha lo hicieron olvidar todo en un segundo.

* * * * * * * * * * * *

Aeropuerto de Tokio...

Sakura y Syaoran estaban ahí. Sean se iba en el primer vuelo hacia Nueva York.

"Cualquier cosa," dijo Sean entregando un papel a ambos, "pueden encontrarme en esta dirección... No confío en el S.I.A., pero tampoco puedo traicionarlos de buenas a primeras... Aunque... no dudo que pronto quieran explicaciones... Trataré de mentir lo mejor posible..."

"Gracias," dijo Sakura antes de darle un tierno beso en la mejilla, cosa que hizo que Sean se ruborizara.

"Sí," dijo Syaoran, "Gracias... y disculpa... lo de la herida..."

"Fue algo que tuviste que hacer, no hay nada que perdonar."

PASAJEROS CON DESTINO A NUEVA YORK, FAVOR DE ABORDAR EN GARITA 10...

"Creo que ese es mi avión..."

Sean tomó sus maletas y se dispuso a irse. "Nos veremos luego," dijo con una sonrisa.

Se dio la vuelta. Le dolía abandonar a la chica de los ojos verdes, pero no podía darse el valor como para decidirse a entregarle el corazón. Ella no lo necesitaba - ella tenía a Syaoran de su lado y sabía perfectamente que Syaoran nunca la abandonaría...

"Crees... ¿crees que lo volveremos a ver?" preguntó Sakura angustiada.

"Tal vez.. no lo sé..." dijo Syaoran abrazándola.

El avión despegó momentos después. Desde lo alto de la torre de Tokio, Kat- Wa observaba todo detenidamente con una sonrisa sigilosa.

"Lo siento," dijo para sí, "pero no podemos arriesgarnos a mayores consecuencias..."

Levantó su llave del tiempo y exclamó en su idioma...

"¡Tempus Aeternum! ¡EDAX!"

La luz envolvió la ciudad.

* * * * * * * * * * * *

Epílogo

Lo dije antes, a veces las cosas que menos tomamos en cuenta son las más importantes en la vida de las personas.

Y el momento más importante en mi vida fue justamente ese, cuando leí el telegrama de Li Syaoran. Había pasado más de un mes desde que había regresado de Japón. Me despedí de mis compañeros e hice jurar a Rati que me avisaría si pasaba cualquier cosa. Necesitaba poner las cosas en orden para volver a casa, mi verdadera casa, en Khoriean y ver si quedaba algo de mi familia...

Cuando recibí el telegrama me quedé helado... Pensé miles de cosas a la vez, pero lo más urgente era comunicarme al número que venía ahí, así que bajé corriendo al teléfono público más cercano...

* * *

Sean marcó los número a una velocidad impresionante. Luego del primer timbrazo, la voz del otro lado del auricular le hizo saber que no se trataba de nadie conocido. Colgó dudosamente para luego sentir mucho sueño y caer pesadamente...

... no hubo dolor alguno...

Despertó un indeterminado tiempo después, dentro de un cuarto sin ventanas, de madera, con sólo una lámpara de aceite y la puerta por la que Micael había atravezado seguido de sus escoltas. Sean estaba sentado en una silla, atado perfectamente.

"¿Qué....?" dijo algo somnoliento, pero luego recuperó la conciencia, "¡Micael! ¿Qué significa esto?"

Micael lo miró sonriente, "Vamos vamos... no debes tratarme con tanta amabilidad. Después de todo, sé que tienes completo uso de memoria..."

"Bastardo..." dijo Sean apretando los dientes.

"No puedo pasar por alto que gracias a tí perdimos el poder mágico de uno de los seres más poderosos que haya existido... No... Lo siento, Sean... pero me sirves más como eras antes que como eres ahora..."

"Eres un maldito bastardo," dijo Sean con furia, "No mereces siquiera el título que ostentas... los demonios son mejores que tú.... eres... un escupitajo de algo que quiere ser digno de llamarse ángel..."

En esto entraron varios ángeles. Sean supo de lo que se trataba. "Lo siento," dijo Micael mientras los otros colocaban los utencilios sobre la mesa replegable que cargaban y dos de ellos hacían manejo de Sean de tal forma que bajaban su cabeza y descubrían la parte posterior de su cuello, "pero así deben ser las cosas... no te preoupes," rió mientras otro de los ángeles preparaba largas agujas de metal y se disponía a insertarla en el cuello, "es sólo un momento de desconfort... no recordarás nada después...."

Los gritos pudieron escucharse hasta afuera, pero nadie movió un dedo para ayudarle....

* * * * * * * * * * * *

Sakura despertó luego de que el despertador le hizo saber que ya era hora de levantarse para ir al colegio. Abajo, podía escuchar la voz de su hermano y de su padre. Kero estaba dormido en su cajón. Se quedó pensativa por un buen rato. Tenía la extraña sensación de que había pasado algo, ALGO pero no recordaba exactamente qué. Se miró al espejo luego de ponerse el uniforme. Había tenido un sueño muy extraño - temeroso, pero un sueño. Había soñado con su madre y con Syaoran... y Keroberos había estado ahí, y Yue... y su hermano y su padre habían muerto... y había otras personas, pero no recordaba sus nombres...

¿Un sueño?

Sakura lentamente abrió el cajón donde las cartas se encontraban y sacó el libro. Abrió sus páginas y dentro estaban las cartas sakura, tranquilas y apacibles. Una a una las fue viendo, convenciéndose cada vez más de que se había tratado de un sueño...

... pero entonces...

... si todo había sido un sueño....
................. ¿de dónde había salido esa carta?

................... ¿The Angel?................
FIN

NOTAS DEL AUTOR

Finalmente. Son las 7:44 de un primero de marzo del 2003 cuando luego de 20 episodios llega a su fin The Sakura Files. Quisiera agradecer a miles de gentes, pero todos ustedes saben quiénes son y por ello los aprecio. Quisiera también decirles que, como todo, reconozco que este fic deje muchas interrogantes pero, ¿qué les puedo decir? Soy especialista en dejar ese tipo de dudas. Lo que por hoy queda claro es que The Sakura Files ha llegado a su fin.

Se siente bien....

muy bien....

Ja né, minna-chan!!!

Rainy

al36662@alumnos.uacj.mx