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¡Saludos a todos!

Esta es mi primer historia, acerca del quinto libro de Harry Potter.

Creo que algunas de las cosas aquí citadas pueden ser realidad. Hay un par de grandes revelaciones; un gran secreto se va a revelar.

Espero que les guste.

Yo no poseo ninguno de estos personajes, todos son de J.K. Rowling, excepto Ralph y Samantha Astrot, el prorritipus y el botrirus.

Este es el primer capitulo, ya tengo la historia casi terminada, pero mas o menos diario subiré un capitulo.

Bueno. Ahora lean y déjenme su opinión en el review.

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1

Un cumpleaños extraño

     En el numero 4 de Privet Drive, como casi la mayoría de las veces, habia una discusión.

El señor Vernon Dursley le gritaba a su sobrino, Harry.

     – ¡Jamás!, ¿lo oyes? –gritaba furioso, en la mesa del desayuno –. ¡Jamás volveré a permitir que esa... que esa gente vuelva a poner un solo pie en mi casa!

     – Pero ustedes estarán en Mallorca  – replico Harry  –.No creo que tenga nada de malo que yo pase lo que queda del verano con mi compañero de Hog... quiero decir del colegio.

     – ¡No! –grito tío Vernon, cada vez mas molesto y colorado –.Pasaras el resto del verano con la señora Figg, te guste o no.

     – Pero...

     – ¡YA TE DIJE QUE NO! –grito el tío Vernon, salpicando de trocitos de lechuga la mesa –. Ahora, ¡sube a tu habitación!. ¡Pero ya!

Sin decir una palabra, Harry Potter se levanto de su silla y se dirigió hacia las escaleras. Miro hacia la cocina, mientras el tío Vernon se secaba la frente.

     – Siempre lo mismo... – pensó Harry, cuando se tiro en su cama.

De hecho era verdad. Siempre ocurría lo mismo. Tío Vernon y tía Petunia no soportaban que Harry diera muestras de lo que ellos llamaban "anormalidad".

Pero en cierto modo, parecían tener razon, ya que Harry no era muy normal. Harry Potter, de hecho era un mago, que acababa de finalizar su cuarto curso, en el Colegio Hogwarts, de Magia y Hechicería.

     Harry miro hacia su escritorio, donde se encontraba su lechuza; Hedwig. Tomo un pequeño pedazo de pergamino, que se encontraba a un lado de la jaula y escribió un mensaje.

  

     Querido Ron:

          Espero que te encuentres bien. Lamento tener que decirte que no voy a poder

     pasar el verano en tu casa. No me lo permitieron y tampoco quiere que ustedes se

    acerquen a menos de diez metros de aquí.

    En lugar de eso tendré que pasar, a partir de mañana, que es mi cumpleaños, lo que    

    queda del verano con la señora Figg.

 

   Dale mis saludos a toda tu familia.

                                                                                                                 Con cariño:

                                                                                                                        Harry

Abrió la jaula, saco a Hedwig y le coloco el mensaje a su pata.

     – Entrégasela a Ron, lo antes posible.

Entonces abrió la ventana y Hedwig salió volando, hasta desaparecer en el horizonte.

Harry tomo todas sus cosas del colegio y las empaco en su baúl. Cuando termino, se recostó en su cama, tratando de no pensar que en mas o menos veinticuatro horas estaría pasando el peor verano de toda su vida.

Ese día paso rápidamente, tal y como sucede cuando uno no quiere que llegue el momento.

A la mañana siguiente Harry se levanto con los golpes de tío Vernon en su puerta.

     – ¡Es hora! –gritaba –. ¡Levántate ya!

     – ¿Qué ocurre? –pregunto Harry, abriendo la puerta.

     – Alista tus cosas –contesto tío Vernon –te llevare con la señora Figg.

     – ¿Tan temprano?

     – ¡SI! –bramo tío Vernon, haciendo resonar el vidrio de la ventana –. Baja en cinco minutos, con todas tus... tus pertenencias.

Harry cerro la puerta y espero cuatro minutos. Entonces tomo su baúl y bajo las escaleras.

Tío Vernon ya estaba ahí. Tomo las llaves y abrió la puerta.

     – Anda... –murmuro Tío Vernon y Harry tomo el baúl y salió por la puerta, con su tío tras el –. Muévete.

     Durante el trayecto ninguno de los dos profirió una palabra, solo se escuchaba el jadeo de Harry, por cargar su pesado baúl.

En la entrada de la puerta, tío Vernon tomo a Harry del brazo.

     – Escucha muchacho –dijo –. Una sola queja... por pequeña que sea...

     – No voy a convertirla en rana...

     – Eso espero...–murmuro tío Vernon, alzo su gorda mano y toco la puerta.

Unos segundos después se oyeron unos pasos y la puerta se abrió, para revelar a una mujer, algo anciana, con lentes cuadrados, unas canas en su cabello negro y un vestido floreado.

     – ¡Harry! –chillo la señora Figg –¡que alegría de verte!

     – Toma tus cosas... –gruño tío Vernon –. Gracias por cuidarlo.

     –¡Para mi es un placer! – chillo la señora Figg –. Pasa Harry, para que saludes a "Miny".

Tío Vernon se alejo con una expresión que parecía decir "vieja loca", mientras Harry se preguntaba quien demonios seria "Miny".

Su pregunta quedo contestada, cuando llegaron a la sala y Harry vio a una mujer sentada en el sofá. Su cabello negro estaba recogido en un moño.

     – ¿Profesora McGonagall? –exclamo Harry, con la boca abierta.

     – Si, Potter –contesto ella, levantándose y dirigiéndose hacia el –. Soy yo.

     – Pero... pero usted... ella es... –balbuceo Harry, mirándolas rápidamente – ¿Qué hace usted aquí?

     – No veo nada de malo en venir a visitar a mi madre, Potter.

     – ¿Qué? –grito Harry –Usted no puede ser... ella no es... ¿o si?

     – Asi es, Harry – dijo la señora Figg –Soy una bruja

     – No puedo creerlo...

     – Aprovechando que estoy aquí – dijo la profesora –.Te entrego esto. Feliz Cumpleaños.

     – Gracias... –dijo Harry, confundido.

     – Bien... debo irme. –murmuro la profesora, dándole a Harry una palmada en el hombro.

     – Pero Miny... ¿no puedes quedarte mas tiempo?

     – Lo siento mama – contesto la profesora, dirigiéndose hacia la puerta, tomado su capa y colocándosela –Asuntos de Hogwarts... tengo muchas cosas que atender –añadió dirigiéndose a Harry –. Casi me olvidaba.

Entonces revolvió su capa y saco un sobre, escrito con tinta verde esmeralda y se lo entrego a Harry.

     –Es la carta del Colegio –explico –. Preferí dártela personalmente. Hasta pronto, Harry.

Dicho esto hizo un pequeño estallido y en su lugar aparecio un gato negro atigrado.

La señora Figg abrió la puerta y el gato salió de la casa, corriendo rápidamente.

     – Bien, Harry – murmuro la señora Figg –¿no vas a abrirlo?

     – Si... si claro –farfullo Harry, mientras sostenía el regalo y desprendía la envoltura. Destapo la caja, para revelar un brillante tablero de ajedrez, con unas piezas magníficamente talladas y pulidas.

     – ¡Oh! –exclamo la señora Figg – ¡Miny siempre ha adorado el ajedrez!

     – Si... –murmuro Harry, contemplando el juego y recordando la ocasión, en primer año, que él, Ron y Hermione, pasaron por el ajedrez gigante, que la profesora McGonagall habia hechizado –. Es magnifico.

     – Bien... –dijo la señora Figg, tomando de la mesa un paquete –. Este es mi regalo

     – Gracias... –murmuro Harry, tomando el paquete.

     – No lo abras aún –puntualizo la señora Figg –. Ábrelo cuando estés en tu habitación.

     – De acuerdo... –acepto Harry, poniéndolo junto a su baúl.

     – ¿Ya desayunaste?

     – Aun no.

     – Entonces –dijo la señora Figg –Ven conmigo, Harry.

Harry siguió a la señora Figg, hasta la cocina, que estaba enseguida de la sala.

     – Siéntate, Harry. –le indico la señora Figg, apuntando una silla -¿Qué te gustaría para desayunar?

     – Ehhh...

     – ¡Casi me olvidaba! –chillo la señora Figg, dirigiéndose al refrigerador, sacando un enorme pastel redondo –. Ayer hornee esto para ti, espero te guste el chocolate.

     – ¡Mucho! –exclamo Harry –. Muchas gracias.

La señora Figg sonrió y abrió un cajón, sacando un cuchillo. Harry miro el pastel. Con letras verdes tenia escrito "Feliz Cumpleaños, Harry", con letra cursiva.

     – Si... –dijo de repente la señora Figg –recordé el color de tus ojos, los mismos de tu madre, pero tu cabello negro es idéntico al de James.

     – ¿Usted conoció a mis padres? –pregunto Harry, cuando los ojos de la señora Figg se llenaron de lagrimas.

     – Si, por supuesto –murmuro con tristeza, cortando un trozo de pastel y poniéndoselo a Harry en plato –. Desde que eran unos niños.

     – ¿En verdad? –pregunto Harry, sonriendo.

     – Si –contesto ella, sonriendo –. Yo era maestra de ambos.

     – ¿Su maestra? –pregunto Harry, engullendo un pequeño trozo del pastel –. ¿De que?

     – De transformaciones –murmuro, sacando leche del refrigerador, sirviéndole a Harry en un vaso y se sentó en su silla –. Además era jefa de Gryffindor. Y también subdirectora.

     – Igual que la profesora McGonagall –comento Harry, sorbiendo un poco de leche.

     – Asi es. Supongo que Miny decidió seguir mis pasos... luego de... –de repente se callo, limpiándose una lagrima, que caía por su mejilla.

     – ¿Luego de que? –pregunto Harry, dejando el tenedor en el plato.

     – Nada. –contesto rápidamente –. Olvídalo.

Harry miro su plato vació. Se preguntaba que era lo que habia ocurrido, pero entonces un sonoro ulular, proveniente de la ventana, lo saco de sus reflexiones.

     –¡Hedwig! –grito Harry, levantándose rápidamente de la mesa y acercándose a la lechuza, que llevaba en su pata varios sobres –. ¡Al fin! –añadió, quitándole los sobres.

En el primero, vio la letra de Ron. Emocionado tomo la carta y la leyó.

    Querido Harry:

 

       ¡Feliz cumpleaños!

    Espero que estés pasando bien tu cumpleaños.

    Supongo que ya sabrás lo de la señora Figg . Mi papá me lo dijo.

    Cuando mi papá arregle un asunto pendiente ¡me llevara a visitarte! Mantente atento,

    pronto te enviare un mensaje para avisarte cuando será.

                                                                                                                                       Ron

   Posdata: Hermione esta en Bulgaria, con Víctor Krum. Me mando una lechuza para  

   informarme, pero supongo que debe estarse divirtiendo mucho porque ya no ha escrito.

   Espero que no haya olvidado tu cumpleaños.

Harry cerro la carta, sonriendo, pensando que tal vez Ron estuviera celoso. Tomo la que identifico con la letra de Hermione. La abrió impaciente y comenzó a leerla.

   

    Querido Harry:

      ¡Felicidades!

   Ojala que estés pasando un excelente día. Te mande la carta calculando el tiempo que       

   tardaría en llegarte. Espero que la estés leyendo en tu cumpleaños.

   Estoy en Bulgaria. ¡Es genial! He aprendido muchas cosas y los papas de Víktor son

    muy buenas personas.

   Hemos visitado todos los monumentos y lugares históricos que hemos podido.

   También he aprendido muchas cosas de la cultura de Bulgaria. ¡Víktor tiene una enorme

   biblioteca! Claro que todo esta en búlgaro, pero él puede usar magia y lanzo un hechizo

   para cambiar el idioma de los libros.

  Ya estoy contando los días para el regreso a clases. Espero verte pronto.

                                                                                                                                       Besos

                                                                                                                                Hermione

  Posdata: Te daré tu regalo cuando nos veamos, el peso puede cansar a Hedwig.

Harry esbozo una gran sonrisa y tomo un sobre con letra garabateada, que Harry reconoció como la de Hagrid. Emocionado abrió la carta.

   Querido Harry:

       ¡Feliz cumpleaños!

  Espero que te estés divirtiendo. Yo, por mi parte estoy ni mas ni menos que de viaje.

 ¿No adivinas donde estoy? ¡En Francia!

 Olympe me invito a pasar las vacaciones con ella. Ay Harry, creo que...creo que estoy

 enamorado. Nunca me habia pasado. Cada vez que la veo siento dragones revoloteando

 en mi estomago. No me atrevo a preguntárselo. Pero en fin, las cosas están bien.

                                                                                                                                    Hagrid

 Posdata: El regalo te lo daré cuando te vea. No se nada de geografía, pero supongo que

 Francia debe estar muy lejos de Inglaterra. No quería matar a Hedwig con el viaje.

 Espero que todo este bien por allá.

     –Parece que nadie se olvido de la fecha importante –murmuro la señora Figg, retirando los platos de la mesa.

     – ¿Podria contarme de mis padres? –murmuro Harry, sentándose en una silla.

     – Bueno... James se parecía extraordinariamente a ti –dijo la señora Figg, sentándose también en una silla –era un gran muchacho. Claro que tuve que reñirlo un centenar de veces... era muy inquieto. Pero jugaba muy bien el Quidditch.

En cambio, tu madre, Lily, era sumamente dedicada a sus tareas. Muy inteligente. Incluso fue prefecta y también Premio Anual. Era muy linda... su cabello era largo y rojo... y en tus ojos me parece que puedo verla de nuevo... –suspiro profundamente y añadió –eran muy diferentes... pero dicen que polos opuestos se atraen... eran una excelente pareja.

El día paso rápidamente. La señora Figg le platico muchas cosas sobre sus padres, anécdotas muy divertidas.

     – ¿Te gustaría cenar, Harry? –pregunto la señora Figg.

     – No...no gracias –dijo Harry, habia sido un día muy emocionante para tener hambre.

     – Bien... supongo que estarás cansado –dijo la señora Figg –.Ya es tarde.

     – Si, un poco.

     – De acuerdo. Ven conmigo, te enseñare tu habitación.

Harry tomo su baúl y la señora Figg llevo el regalo. Subieron las escaleras y la señora Figg le indico la puerta que estaba a la izquierda.

     – Es aquí –dijo la señora Figg, abriendo el cuarto.

El cuarto estaba muy ordenado, con su cama a la izquierda, un escritorio enfrente de esta  y una ventana con balcón.

     – Bien, Harry... –murmuro la señora Figg, entregándole el paquete, cuando él puso el baúl contra la pared –. Espero que te guste. Mañana podremos seguir conversando.

     – Gracias... Buenas noches.

La señora Figg sonrió y cerro la puerta alejándose. Muerto de curiosidad, Harry tomo el paquete y se sentó en su cama. Lo sacudió, pero no habia nada móvil en su interior. Entonces desprendió cuidadosamente la envoltura, revelando un libro con tapas negras de piel brillante. Harry abrió el libro. En su interior habia muchas fotos de sus padres. Una de ellas era de su padre, con el uniforme de Hogwarts. En su chaleco se veia el brillante escudo de Gryffindor. En otra foto, aparecía junto a sus tres mejores amigos: Sirius Black, Remus Lupin y Peter Pettigrew.

Harry desvió la mirada de la foto, tratando de no pensar en Peter, que habia traicionado a sus padres. Cambio rápidamente de pagina y vio otra foto, donde aparecía su padre, junto a otros seis muchachos. Cada uno sostenía en su mano derecha una brillante escoba; era el equipo de Quidditch de Gryffindor. Su padre era el buscador.

Cambio de pagina y en la ultima foto estaban sus padres, abrazados. Ambos sonreían felices y Harry sonrió también.

Cerro el álbum, colocándolo en el buró que estaba a un lado de su cama. Abrió su baúl y saco una pijama que se puso rápidamente.

Prendió la  pequeña lámpara que estaba sobre el buró y apago la luz del cuarto. Se metió en la cama, quitándose los lentes y colocándolos sobre el álbum.

Durante unos minutos, a la tenue luz ámbar de aquella lámpara, Harry pensó en sus padres, en sus amigos, la alegría de que no olvidaron su cumpleaños y en lo que no pudo decirle la señora Figg a la hora del desayuno.

Cuando sus ojos comenzaron a cerrarse a causa del sueño, apago la lámpara y se quedo dormido, tranquilo y feliz, en el día que él creía que habia sido el mejor cumpleaños de toda su vida.