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El campeonato de Quidditch

El mes restante de vacaciones transcurrió rápidamente. No podía dejar de sentirse un poco de tristeza por el fin de las vacaciones, pero por otro lado todos estaban impacientes por regresar a Hogwarts.

A las diez de la mañana la señora Weasley se apresuro a levantar a todos, ya que se habían quedado dormidos.

Desayunaron muy rápidamente mientras la señora Weasley iba a la oficina de correos del pueblo y llamaba a un taxi muggle.

Esta vez no fue tan difícil la ida a King Cross, ya que lo habían hecho el año pasado, pero de todas maneras no dejaron de llamar la atención, pues no todos los días se veia a tantas personas cargando baúles pesados, con jaulas de lechuzas bastante gritonas y tratando de entrar en un solo taxi.

A las diez cuarenta llegaron a la estación, bajando apresuradamente del taxi, tirando los baúles, en fin, provocando todo un alboroto, pero llegando a tiempo.

Corrieron apresuradamente hasta los andenes. Para entrar al anden nueve y tres cuartos que era donde se tomaba el tren, habia que pasar entre la barrera de los andenes nueve y diez, sin miedo y sin pensar en chocar.

Harry ya estaba acostumbrado, llevaba haciéndolo varios años. Primero entraron los gemelos, luego Ginny y finalmente Ron y Harry.

La locomotora roja que conducía a Hogwarts estaba ahí: El expreso de Hogwarts.

Mucha gente estaba ahí, despidiendo a sus hijos, niños nerviosos de primer grado y una muchacha con cabellera castaña espesa.

– ¿Hermione? –grito Harry, entre la multitud.

– ¡Harry! –contesto Hermione, corriendo hacia el. –Acabo de dejar mis cosas, los estaba esperando... Feliz Cumpleaños...

– Gracias Hermione... –murmuro Harry, tomando el paquete –. ¿Qué...?

– Vaya... vaya... –lo interrumpió una voz. Ron se acercaba hacia ellos –. Aquí esta la aparecida... ¿o debería decir, la desaparecida?

– Gracias por esa... "bienvenida" –repuso Hermione –. Yo también tuve un muy buen verano, Ron... –añadió sarcásticamente, levantando una ceja.

– Claro... fue un excelente verano... ¿Qué tal se porta, Vicky?

– ¡No lo llames asi! –grito Hermione, furiosa –. Se llama Víktor... Ronnie.

– ¡Basta los dos! –intervino Harry –. ¿Es asi como se saludan, luego de no verse en dos meses?

– El empezó...

– Y tu continuaste... –siseo Ron, cruzándose de brazos y dándole la espalda a Hermione.

– ¡Bien! –repuso Hermione, haciendo lo mismo que Ron.

– ¡Ya! –grito Harry, tomándolos de los hombros y dándoles la vuelta. Hermione y Ron se fulminaban con la mirada.

– Que tengas un lindo viaje, Harry –murmuro Hermione, caminando hacia el tren –. Me cambiare de camarote... no es posible que...

– Vamos a abordar, ¿quieres? –dijo Ron rápidamente, mirando a Hermione.

Ambos se dirigieron hacia la locomotora, arrastrando sus baúles. Se instalaron en su camarote y esperaron a que la locomotora iniciara la marcha.

A las once en punto, un ruido de vapor se dejo escuchar. Las ruedas de la locomotora comenzaron a moverse; primero lentamente y cada vez mas rápido.

– Espero que este sea un buen año... –murmuro Harry, mirando el pasto pasar a gran velocidad por la ventana.

– Lo será –confirmo Ron.

Unos minutos después, paso el carrito de comida del expreso. Habia café, agua, tostadas, cerezas, pepas de todos los sabores de Bertie Botts, en fin, todo para un buen entremés.

– ¿Qué Weasley? –murmuro una voz arrastrada. Draco Malfoy estaba recargado en el marco de la entrada, acompañado de sus grandulones guardaespaldas –. ¿Estas estafando a Potter para comer, al menos una vez al mes?

– ¡Vete a molestar a otro lado, Malfoy?

– Potter, Potter... –dijo Malfoy, moviendo la cabeza –. Trate de advertírtelo, pero parece que no te entra en la cabeza... –se toco la cabeza con el dedo –, sigues con la misma chusma de siempre...–miro alrededor –, ¿dónde esta la sangre sucia Granger?

– ¡No te importa! –grito Ron, levantándose del asiento, tan tojo como un tomate.

– Seguro se dio cuenta que no encaja en la sociedad mágica... ¿a que si? –murmuro Malfoy, acercándose a Ron –. ¿Por qué no haces lo mismo, Weasley? Los pobres tampoco pueden encajar en un lugar como este.

Harry se levanto rápidamente y sujeto a Ron de la túnica, ya que se habia abalanzado sobre Malfoy. Crabbe y Goyle hicieron lo mismo. Malfoy se puso de pie y se sacudió la túnica.

– Tendré que lavarla... –murmuro –. De nuevo te aconsejo lo mismo, Potter. Escoge mas selectamente a tus amistades... o te puedes arrepentir... –añadió mientras salía del cuarto.

– Solo dice tonterías, Ron –aseguro Harry, jalando a Ron de la túnica para sentarlo de nuevo.

– Si..., claro.

Un tiempo después el tren de Hogwarts aminoro la marcha hasta llegar a la estación de Hogsmeade. Las puertas del tren se abrieron ruidosamente y todo el alumnado comenzó a salir del tren. Caminaron por el oscuro anden y a la salida de la estación los esperaban al menos cien carruajes sin caballos.

Todos abordaron los carruajes y comenzó la traqueteada entrada a Hogwarts.

Los carruajes atravesaron la verja que estaba flanqueada por estatuas de cerdos con alas. El castillo de Hogwarts se veia cada vez mas cerca, imponente ante la vista.

Los carruajes se detuvieron frente a la escalinata de piedra, sobre la que se alzaba la gran puerta de roble en la entrada.

Todos bajaron de los carruajes y caminaron rápidamente hasta formar una fila enfrente de la puerta.

Desde adentro del castillo de oyeron unos pasos apresurados y la puerta se abrió con un ruido. La profesora McGonagall estaba ahí.

– Pasen... –les indico haciendo un ademán con la mano –, vamos al Gran Comedor.

Todos la siguieron cruzando el vestíbulo. Ella abrió la puerta de roble de la derecha para revelar el Gran Comedor, que lucia magnifico, igual que siempre. Cientos de velas se encontraban flotando en el aire, el techo parecía abrirse directamente al cielo estrellado. Las cuatro mesas estaban puestas verticalmente y sobre ellas se hallaban los platos y vasos de oro, brillando magníficamente a la luz de las velas. Enfrente de ellos estaba la mesa de profesores, puesta horizontalmente, con Dumbledore sentado en el centro con los profesores a su lado, mirando a los alumnos.

Se sentaron en su mesa correspondiente, mientras que las otras casas seguían conversando.

– Me da gusto verlo de nuevo, señor Potter.

Harry miro a su lado y vio a Nick casi Decapitado, el fantasma residente de la casa Gryffindor.

– Hola, Nick –dijo –. ¿Esta esperando la selección, cierto?

– Sí –repuso Nick, acomodándose la gorguera –. Siempre es un placer recibir a nuevos jóvenes que se integran cada año a nuestra Honorable Casa.

– ¿Quién será el nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras? –pregunto Hermione, mirando hacia la mesa de profesores.

– Quiza sea una momia o un vampiro –comento Ron, con una risita.

En efecto, lo que habia distinguido a ese puesto, era el factor extraño. Ningún profesor duraba mas de un curso y siempre tenían que ser extraños, vinculados con el mal o cualquier cosa que pudiera salir del orden normal de las cosas.

En ese preciso momento la profesora McGonagall, entro al Gran Comedor, seguida de los alumnos de primer ingreso; la Selección se iba a llevar a cabo.

Los guió a través del salón, hasta quedar enfrente de la mesa de profesores. Salió un segundo y volvió al otro, cargando un taburete y coloco un sombrero deshilachado, sucio y remendado: El Sombrero Seleccionador.

En el Sombrero se abrió un rasgón, y ante la sorpresa de los primer año comenzó a cantar:

Tu primer año en Hogwarts este es

Tienes mucho que aprender

Pero no lo puedes hacer

Sin una casa a la cual pertenecer

Gryffindor podrías ser

O a Ravenclaw pertenecer

Diría que a Hufflepuff quiza

Pero un Slytherin también

Inténtalo solo una vez

Te aseguro que aquí yo no errare

Te voy a decir sin tardanza

En que casa debes estar

Cada casa noble es

Tiene propia historia también

Diferentes características tendrán

Pero todas te ayudaran

Si un Gryffindor quieres ser

Valor tendrás que poseer

Ante nada mostrar temor

Es el mayor clamor

Un Ravenclaw tal cual es

Inteligencia debe tener

Problemas que necesiten resolver

Con mente rápida atender

Hufflepuff especial es también

Justicia debes contener

Lealtad podrás poseer

Pero al trabajo no le debes temer

En Slytherin solo algo es obligación

Ese algo es ambición

Siempre querer tener mas

Y lo deseado conseguir sin parar

Asi que ponme en tu cabeza

Hazlo ahora sin dudar

Sin pizca de temor

Yo te diré donde debes estar

El Gran Comedor prorrumpió en aplausos cuando el Sombrero Seleccionador termino su canción. La profesora McGonagall se adelanto y desenrolló un pergamino largo.

– Cuando yo diga su nombre deben venir acá, ponerse el sombrero y sentarse en el taburete –les indico a los de primero –. Cuando el Sombrero los haya seleccionado deberán sentarse en la mesa que les corresponde. ¡Arcot, Thomas!

Un muchacho rubio paso nerviosamente, se coloco el sombrero y se sentó tembloroso en el taburete.

– ¡Ravenclaw! –grito el sombrero.

Los de Ravenclaw estallaron en vivas cuando Thomas Arcot se dirigió hacia ellos. Harry miro a Cho, que sonriente y aplaudiendo recibía al nuevo Ravenclaw.

– ¡Bream, Phillip!

– ¡Slytherin!

La mesa del extremo también estallo en aplausos. El muchacho se levanto y tomo asiento.

– Criden, Louis

– ¡Gryffindor!

Harry aplaudió junto con los demás y el muchacho paso sonriente a sentarse.

– Espero tengamos buenos alumnos este año –comento Nick Casi Decapitado, mientras que "Dergal, Sarife" era declarada Gryffindor. La muchacha se sentó sonriente en un asiento vació, en el centro de la mesa –. Queremos seguir ganando el Campeonato ¿no?

– Por supuesto –corroboro Harry

– Nick, ¿quién será el nuevo profesor? –pregunto Ron, muerto de curiosidad.

– Esa es una sorpresa, señor Weasley –contesto Nick, al tiempo que "Garc, Leobas" se unía a Ravenclaw.

– Espero que la sorpresa pueda durar mas de un año en el puesto –dijo Hermione, aplaudiendo cuando "Martz, Rubria", una muchacha rubia se sentaba en la mesa de Hufflepuff.

– Oh, no podemos reprocharles nada. Al menos Dumbledore pudo conseguir a alguien –replico Nick, cuando "Medran, Ilian" se convertía en miembro de Gryffindor.

– Díganos quien es, Nick... –insistió Ron.

– Lo sabrán –contesto Nick –, a su debido tiempo.

– Ya no puedo esperar para saberlo –murmuro Harry.

– Ya tengo hambre... –gruño Ron –. Mi estomago no deja de protestar.

– Pronto podrá comer, señor Weasley –dijo Nick, severamente mientras que Prickles, Albert se unía a Slytherin –.La selección casi termina.

– Rodman, Christian

– ¡Ravenclaw!

– Troms, Thimothy

Al final, la selección llegó a su termino cuando "Walls, Diana" se unió a Hufflepuff. La profesora McGonagall tomo el taburete y el sombrero y se los llevo.

– Ya va siendo hora... –susurraba Ron, moviendo su tenedor.

Dumbledore se puso de pie con una gran sonrisa.

–Otro año que comienza –dijo a los alumnos –. Y tengo dos grandes noticias para todos ustedes.

Rápidamente se oyeron murmullos a lo largo de todo el comedor.

– ¿No mas escregutos de cola explosiva? –corearon los de Slytherin.

– ¿Snape se retira? –gritaron los gemelos Weasley. Snape miro rápidamente al Gran Comedor para ver quien habia dicho aquello.

– ¡ No, no, no...! –gritó Dumbledore, aclarándose sonoramente la garganta –. Este año el Departamento de Deportes y Juegos Mágicos ha decidido inaugurar una especie de "Mundial de Quidditch Juvenil"–los murmullos de alegría resonaron en todo el comedor–. Podrán participar alumnos de cuarto grado en adelante –unos sonidos de desaprobación provenientes de los primeros grados se dejaron escuchar–. ¡Lo siento mucho! Esto es un asunto sumamente serio, consideramos que de catorce años en adelante ya no son niños, sino jóvenes, lo suficiente maduros como para tomar en serio este asunto, porque realmente lo es –dijo Dumbledore, mientras dirigía una severa mirada a los alumnos de los tres primeros cursos. –Bien, volviendo al tema, la próxima semana tendrán lugar unas pruebas, tendremos que escoger a nuevos jugadores, ya que varios han acabado ya el curso y por lo tanto no podrán acompañarnos –en la mesa de Gryffindor todos recordaron a Oliver Wood, el antiguo capitán. –. Así que todos los de cuarto grado en adelante tienen oportunidad de entrar en el equipo. Se competirá entre todos para elegir a un equipo que ira por Hogwarts, con jugadores de todas las casas, la profesora Hooch les hará las pruebas, todos deberán usar escobas iguales, las del colegio, nadie tendrá una mejor escoba. –Harry pensó en que no podria usar su Saeta de Fuego –. Una vez seleccionados los que representaran al colegio, y luego de que hayan entrenado irán a participar al estadio de Londres, saldrán el primero de Noviembre, luego de un baile en Halloween para despedirlos. Los cuatro jefes de las casas los acompañaran y cada uno estará a cargo de sus alumnos. El equipo que resulte ganador de la competencia con los diversos colegios se llevara, además de mil galeones en metálico, el honor de ser los mejores jugadores. Los que deseen participar, hagan el favor de anotarse en la lista que esta colocada en la pared afuera del comedor.

Todos prorrumpieron en aplausos, pero Dumbledore hizo la señal de que guardaran silencio.

– Aun hay otra excelente noticia –añadió, sentándose de nuevo cuando el silencio regresó –. Tenemos nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras, de hecho es nueva profesora, pero como ella es aun muy joven tendrá asesoria de un profesor que ya todos conocemos...