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Contra maldiciones y un boggart misterioso

– Pasen –contesto la voz que debía ser del profesor Lupin.

Todos pasaron al aula, sentándose en sus respectivos lugares. Fleur estaba detrás de el, sacando unas cajas del escritorio.

– Bueno... –comenzó a decir Lupin, en su rostro se apreciaba la felicidad que lo invadía –. No se imaginan lo feliz que estoy de haber regresado. Seguro que Dumbledore ya se los informo; la señorita Fleur Delacour, nos estará acompañando, ya que quiere prepararse para ser profesora, y por este año, estará aquí ayudándome.

Fleur dio un paso adelante, moviendo su magnifica cabellera y le sonrió al grupo.

– Supongo que el año pasado Moody les hablo de las Maldiciones Imperdonables –continuo Lupin. Algunos asintieron –. Bien, ustedes sabrán que estas tres maldiciones que son la Imperius, la Cruciatus y la Avada Kedabra están prohibidas por el Ministerio; Sin embargo, muchos magos tenebrosos no se inhiben al usarlas, por lo que deben estar prevenidos. Ya sabrán que pueden resistirse a la Imperius, aunque sea requerida mucha fuerza de voluntad... pero ¿qué hay de Avada Kedavra; la maldición asesina? Una persona no puede salvarse de ella, pero sin embargo otra persona puede salvarla. ¿Alguien sabe como?

Nadie levanto la mano esta ocasión y Ron no pudo evitar sonreír ante la primera cosa que Hermione parecía no saber.

– Solo hay una manera de salvar a una persona –explico Lupin –. Señorita Delacour... ¿quisiera usted explicarlo?

– Pog supuesto pgofesor Lupin. Existe una contga maldición; pego no cualquieg pegsona puede hacegla . Paga que esto ocugga es necesagio que la pegsona que haga el hechizo, que tagda unos dos segundos en hacegse , ame a esa pegsona . Pero no un amog cualquiega , sino un amog vegdadego y sincego ; que no tenga limites y que se este dispuesto a dag todo por esa pegsona , aun sin seg coggespondido . Pog eso no toda la gente es capaz de haceglo .

– ¿Y cual es el hechizo? –pregunto Seamus.

– Es bastante complicado –explico Lupin –. El hechizo no tiene palabras; se debe pensar en lo mucho que se ama a la persona, pero debe ser un pensamiento profundo y de amor verdadero y dirigir la varita hacia la persona. Si no se ama verdaderamente el hechizo no resultara.

– ¿Qué ocurre si resulta? –pregunto Hermione.

– Aparecerá una especie de barrera invisible que absorberá la maldición, protegiendo a ala persona en una extensión de mas o menos dos metros en todas las direcciones. Por ahora no están preparados para realizarlo, por que no creo que nadie de aquí se ame ¿o si?

Todos rieron en una carcajada general.

– Por lo que, simplemente les enseñare a concentrarse y cuando llegue el momento, ya sabrán como hacerla....

Algo lo interrumpió, el armario que estaba en el salón comenzó a agitarse.

– ¿Qué... que es eso profesor? – pregunto Neville asustado.

– Ahh... lo había olvidado – respondió Lupin –: es un boggart, lo traje por que hoy tengo clase con terceros también, de hecho en la hora siguiente. Bien... nos quedan solo unos minutos, no les dejare tarea... asi que pueden retirarse.

Cuando todos salieron y Fleur se puso a ordenar el escritorio el profesor Lupin le pidió a Harry hablar con él por un minuto.

– Harry... tengo que pedirte algo – dijo Lupin en voz baja, un poco nervioso.

– ¿Qué es, profesor?

– ¿Podrías prestarme el mapa del merodeador por un tiempo? – contesto Lupin.

– Por supuesto, profesor, de hecho lo tengo aquí en la maleta – dijo Harry, sacando el mapa y dándoselo al profesor.

– Gracias, Harry.

Entonces Harry se despidió del profesor Lupin y se dirigió a su clase de Transformaciones impartida por la profesora McGonagall. Tardo unos minutos en llegar, lo que sorprendió mucho a todos pues ella se caracterizaba por ser muy estricta.

– Abran sus libros en la pagina trece –dijo la profesora cuando llego –, hoy vamos a ver a...

De repente la puerta se abrió de golpe y Lupin entro corriendo.

– Profesora... necesito... necesito ayuda –dijo, casi sin aliento.

– ¿ Que ocurre, profesor Lupin? –pregunto la profesora McGonagall.

– Un... boggart... se me escapo –contesto Lupin, jadeando, aun sostenía la caja donde iba a meterlo –: un muchacho...que...que llego tarde abrió... la puerta y...y el boggart salió volando...

– Eso es terrible... –dijo la profesora –; podria transformarse en...

– En Lord Voldemort –termino Lupin.

– ¡Escúchenme! – dijo la profesora, cuando todos comenzaron a cuchichear –. Necesito que se queden aquí... nadie debe salir –luego se dirigió a Hermione –. No permitas que nadie lo haga...

Hermione asintió y los profesores salieron apresuradamente del aula.

– Si se transformara en quien-ustedes-saben... –dijo Ron preocupado

– Aterrorizaría a toda el colegio –dijo Hermione.

– No puede hacernos nada... es solo un reflejo de nuestros temores –dijo Harry.

De repente unos gritos que parecían ser de la profesora McGonagall dejaron fríos a todos:

– ¡No! ¡No! ¡Déjame!

– ¡Te odio! –gritaba una segunda voz –. ¡Te odio!

Harry se dirigió hacia la puerta seguido de Ron y Hermione.

– Harry, la profesora McGonagall dijo que no... –comenzó decir Hermione.

– Esa cosa puede estarla matando –grito Harry –. Solo voy a ver si esta bien...

Harry abrió la puerta y se asomo. La profesora McGonagall se tapaba los oídos con las manos, su varita estaba tirada y el boggart había adquirido la forma de...

– ¡Hermione! –grito Ron impresionado –. El boggart se ha transformado en... ¡en ti!

– ¡Te odio!, ¡Nunca te perdonare! –seguía gritando el boggart-Hermione –. ¡Nunca!

– ¡No!, ¡Dejame en paz! ¡Alejate! –sollozaba la profesora McGonagall, que aun tenia los oidos tapados y estaba hincada en el piso –. ¡Callate!

Entonces el profesor Lupin llego, sin duda habia oido a la profesora y se puso delante de ella, empuño su varita y grito el hechizo para vencer a un boggart:

¡Riddikulo! –grito Lupin, y el boggart se tropezó haciendo un estallido al caer. Entonces Lupin tomo al boggart convertido en un gusarajo y lo metió a la caja que llevaba.

Lupin levanto a la profesora McGonagall y la llevo al salón. Cuando entraron todos parecían preocupados y extrañados a la vez.

La ayudo a sentarse en la silla y con el semblante preocupado le pregunto amablemente:

– Profesora... ¿se encuentra bien?

– Si... si –contesto la profesora, respirando con dificultad – .Estoy bien, gracias.

– Mejor la llevo a la enfermería – dijo Lupin, tomándola de la mano –. Venga...

– No... –dijo la profesora McGonagall con dificultad –. No es necesario... ya me siento mejor...

– A mi no me lo parece –observo amablemente Lupin –. Por favor... déjeme acompañarla...

– De acuerdo... –acepto ella –. Vayan todos a la sala común de Gryffindor y luego a su próxima clase –añadió mientras se incorporaba con la ayuda de Lupin. Ambos salieron lentamente del aula.

Todos salieron ordenadamente dirigiéndose a la sala común.

– No sabia que la profesora McGonagall te tuviera miedo, Hermione –dijo Ron.

– No se lo tiene a ella –dijo Harry –: Tiene miedo que le grite.

– ¿Por qué tendría miedo de que yo le gritara? –pregunto Hermione contrariada.

– Tal vez tiene miedo de no agradarle a su nueva prefecta –dijo Ron burlonamente –. Y a su alumna consentida.

– Nadie te preguntó tu opinión Ron –dijo Hermione desafiante, entrando por el agujero del retrato y subiendo a su habitación.

Sorpresivamente el profesor Dumbledore entro a la sala común y se dirigió hacia Harry.

– ¿Han visto a Minerva? –pregunto preocupado –. No esta por ningún lado...

– Es que... –comenzó a decir Harry –: esta en la enfermería...

– ¿Cómo? –pregunto asustado Dumbledore –.¿Le ha pasado algo? ¿Cómo esta?

Entonces Harry le contó todo lo que habia sucedido con el boggart.

– ...entonces el profesor Lupin la llevo a la enfermería y...

–¿Cómo? –pregunto Dumbledore, de su semblante habia desaparecido la preocupación, y ahora se mostraba visiblemente enfadado –. ¿Lupin?, la llevo a la... la...

– enfermería... –termino Harry.

– ¿Por qué nadie me aviso de esto? –grito Dumbledore, clavándoles sus ojos azules.

– Lo sentimos profesor... no lo pensamos... –dijo Ron.

– Quédense aquí, no salgan –les ordeno Dumbledore, dando la vuelta y saliendo por el agujero del retrato.

– ¿Qué le pasa? –pregunto Ron cuando Dumbledore salió a toda prisa.

– No lo sé –contesto Harry –, es muy extraño.