Negación. Todos los personajes y lugares conocidos mencionados en esta narración  pertenecen a J.R.R. Tolkien, y son usados sin fines de lucro, Minya, Pirre, Ascar y Rair, y todos los que desconozcan nombrados aquí son de mi invención. Escrito simplemente con la finalidad de entretener.

CAPITULO 9

Este fue el escenario que Aragorn encontró en su entrada, un hombre robusto y desconocido casi desnudo tirado cerca de la entrada, un puñal atravesado en su frente y una nariz fracturada, con el rostro enteramente cubierto de sangre. Muerto.

A su derecha vio a un joven que no reconoció al principio, una bata azul le envolvía, sus pies se encontraban aún encadenados a la cama y sus manos que estaban bajó su cabeza estaban casi desechas, como si les hubieran arrancado la piel a pedacitos, el cabello le ocultaba el rostro, un cabello familiar a el mas de otro color, descubriéndole el rostro su sangre se congeló.

- ¡Legolas! – exclamó tomándole en brazos - ¿qué te hicieron? ¡Contesta por favor!

Aragorn observó que la sangre emanaba de su cuerpo, y que la herida era cercana al corazón.

Aun consiente Legolas le miró, y pareció no reconocerle por las ropas que llevaba pues  al principio por que le alejaba desesperado.

- ¡No, calma!¡Legolas!  ¡Soy yo Aragorn!

- ¡Aragorn! ¡El! ¿Esta muerto? – preguntó el elfo temblando a su pesar

- Sí.

- ¿Estas seguro? - insistió

- Sí..

- ¡Oh!  -exclamó el elfo llevándose las manos al costado para después caer en un sueño profundo.

- ¡Legolas!

Procedió Aragorn a liberarlo de las cadenas, bien sabía que no estarían a salvo mientras estuvieran en ese castillo, los guardias podrían venir, podrían atacarlos y el no se encontraba en condición de dejar a su compañero solo y herido mientras el luchaba, la puerta había sido desecha y la gente debió haber escuchado los golpes, no estaba seguro de que tan rudo sería ese hombre en sus sesiones pero esperaba que fuera lo suficiente para que los guardias no encontraran nada extraño ante tales golpes.

Los grilletes no cedían a su esfuerzo, su presión no era lo suficiente para abrirles, lo mejor sería tener la llave o en ultima instancia cortar el pedazo grueso de madera que sujetaba la cadena al pie de la cama, colocó al príncipe en el suelo con delicadeza, fue hasta Pirre y buscó entre sus asquerosas carnes las llaves, no les encontró, fue hasta sus ropas y en un bolsillo de su saco encontró varias llaves que esperaba fueran las que el necesitaba.

Después de unos minutos de probar varias llaves, la cuarta abrió los grilletes que el elfo llevaba en sus pies, si hubiera llegado antes, si hubiera corrido un poco más rápido hubiera evitado el daño que tenían sus manos y la herida que llevaba en el costado.

Rompió una de las sábanas que cubrían la cama y vendó al elfo lo más rápido que pudo, tratando de para la hemorragia, le cubrió con la bata para después tomarlo en brazos, su peso sorprendentemente era ligero para alguien de su estatura y de su edad, las manos también fueron vendadas y puestas sobre su pecho para no lastimarlas mas, sus pies protegidos de mas daños.

En la puerta Ni´Lin y su esposo le miraban asustados.

- ¡Dame desu yo! ¡Es imposible! - exclamó Bhored dando un paso hacia delante, acercándose al cadáver del Pirre, una sonrisa se dibujo en su rostro

- ¿Kono otoko, doo shimasu ka? ¿Que hacemos con este hombre? preguntó Ni´Lin sin dejar de observar a Aragorn y al elfo que llevaba en brazos.

- ¿Chotto sumimasen? ¿Podrían ayudarme? – preguntó Aragorn aferrándose a la idea de que la gente de ese pueblo parecía no querer a su líder.

Los dos le miraron extrañados, aun Bhored llevaba la espada en mano, mas no parecía tener intención de atacarlo.

- ¿ Go shussin wa dochira desu ka?z¿De donde eres? – preguntó el esposo de Ni´Lin dando un paso hacia el montaraz.

- Rivendel. ¿Supein-go wakarimasu ka? ¿Hablas español[Jun1] ?

- Hai, sukoshi...Si, un poco – contestó Bhored guardando su espada al escuchar ese lugar, que para él significaba libertad y esplendor

- ¿Me ayudarán? Necesito ayuda para mi amigo, esta gravemente herido y debo llegar a Lorién para que lo sanen

- ¿Moo ichido, onegai shimasu? ¿Puede repetir, por favor?

Aragorn se desesperó, pero ellos eran la única ayuda pensaba que podría encontrar en ese territorio.

- Amigo... herido.. Necesita.. Sanador.. Lorien... caballos.. carreta.. – dijo apretando suavemente a Legolas y mirándole para darle significado a sus palabras.

- Seguir.

Ni´Lin le miraba asombrada y no daba cuenta de lo que pasaba, pero muerto el jefe su corazón descanso como de una terrible carga, volverían a ser el pueblo minero que eran antes, hacía ya tanto tiempo de eso que parecía confundirse con sus sueños, volverían a elegir a su líder por votación como antes, todo sería mejor ahora que Pirre se había ido.

Pero aun quedaban pocos seguidores del muerto, el pueblo podría hacerse cargo de ellos pero ahora todo estaba muy reciente para poder confiar en la reacción de su comunidad. Podrían cometer un error que después lamentarían.

Aragorn salió en pos de Bhored seguido de una Ni´Lin confundida. Le guió de nuevo por la escalera por donde había subido, mas no atravesaron esta vez el comedor, tomaron por la puerta de la derecha, la cual les condujo a través de lo que el montaraz reconoció  a pesar de la oscuridad, como una cocina, por las grandes estufas y recipientes que se encontraban allí.

A la salida de la cocina, Bhored hizo una señal de espera, la noche era oscura pero Aragorn temía que la luna saldría para descubrirle, el viento soplaba aun helado y dudaba que dejara a las nubes en paz. Podían verle alguien, podía interferir con su escape.

Si en su caso el se encontrara solo no tendría que haber pedido la ayuda de nadie mas, si Legolas se hubiera encontrado en optimas condiciones hacía ya tiempo que hubieran abandonado ese lugar, pero no podía arriesgarse, ya mucho se jugaba en creerle a ese desconocido, pero pensaba que si estando en la habitación, hallándole indefenso, llevando a herido en los brazos, con la furia de encontrar a su jefe muerto, no le mató, dudaba que lo hiciera en otro lugar, aun así desconfiaba, esa gente tenía ideas raras, podrían emboscarlo y torturarlo a él y Legolas, y sabía que el elfo no resistiría mas.

- ¡Diablos! – exclamó Aragorn al ver que un par de minutos habían pasado y no había respuesta del hombre que se había alejado a una pequeña choza. Dio dos pasos en otra dirección mas la mano de Ni´Lin le detuvo.

- ¡Chotto matte kudasai! ¡Espere un poco por favor!

Aragorn entendió y aguardo unos minutos mas hasta que vio a Bhored acercarse entre la oscuridad.

- ¡Kotchi da, .. Kotchi! Por aquí, por aquí!

El montaraz no entendió lo que decía mas viendo las señas le siguió. El desconocido entro al establo y salió con la rienda en la mano conduciendo a unos caballos, una pequeña carreta venía detrás de el, Aragorn sonrió y su rostro se iluminó con esperanza.

- Doomo arigatoo godzaimashita – expresó colocando a Legolas en la carreta, Ni´Lin le trajo una de las mantas con que se cubría su esposo estando de guardia

- Iie, doo itashimashite ¡De nada!

- ¿Lorién wa tooi desu ka? ¿Esta lejos Lorién ? - preguntó cubriendo al elfo de pies a cabeza.

- ¡Ah!Ee, chotto tooi kedo, atchi da! Si, un poco, ¡es por allá!- contestó Bhored señalando el camino en oscuridad.

- Doomo arigato – volvió a repetir Aragorn haciendo una breve reverencia para luego tomar las riendas e iniciar el camino – Sayoonara

- ¡Ki o tsukete! ¡Cuídese!– le dijo Bhored.

Ambos vieron a un hombre y un elfo alejarse, ambos vieron la luna aparecer de entre las sombras, ambos sabían que de ahora en adelante todo sería mejor, podrían manejar los problemas con los aun renegados al cambio, todo sería como antes pero ahora con esa terrible experiencia, nunca mas dejarían que alguien les atormentara y se aprovechara de su bondad. Seguirían excavando entre la suciedad mas nunca mas dejaría que esta entrara en sus corazones.

Aragorn llevaba el corazón acongojado de tristeza y desesperación, arreciaba el paso de los caballos y si hubiera estado en su poder los podría haber hecho volar, mas cansar y hacer explotar los caballos no sería la respuesta, debían durarle un buen trayecto, en él ultimo de los recursos hacer un breve descanso y tomar los caballos sin la carreta para acelerar el paso.

Mas no sabía si el elfo resistiría tanto movimiento, por lo que poco que pudo observar de la herida no parecía mortal, mas si muy cerca del corazón y temía que hubiera algún tipo de veneno que infectara su sangre, haciendo debilitar su sistema de saneamiento. Otra cosa que le preocupaba eran las reservas, al salir del campamento tan solo tuvo oportunidad de llevar pocas provisiones con él, lo demás lo había dejado en la cueva junto con el agua de reserva de ambos, sin embargo reconoció un trayecto del camino que había tomado al llegar allí y  supo que tendrían que pasar de nuevo por ese punto, esperaba encontrar las bolsas de viaje aun allí, curar a Legolas con alguna hierba que encontrara en su bolsa o en Lorién, y oraba con gran devoción por que la voluntad de Legolas no se hubiera dañado con este terrible encuentro, un elfo no moría mas que asesinado o de tristeza, o simplemente cuando ya no deseaban vivir. La fuerza de voluntad del príncipe era determinante para que quisiera seguir viviendo.

Minyawethiel venía caminando, cargaba un morral en la espalda y la cabeza agachada, como pensativa, ambos guardias no la veían muy bien, parecía, joven y bonita, alta y esbelta como la mayoría de las elfas, usaba un vestido verde oscuro, su rostro lo ocultaba con una capucha de color café, llevaba algo en las manos que cuidaba profundamente.

- ¡Vamos a ver quien es! – exclamó Ascas haciendo por bajarse.

- ¡Espera!

- ¿Y si se trata de un espía? ¿Alguna clase de bruja?

- No lo creo..

- ¡¿La vamos a dejar pasar así nomás?!

- ¡Silencio!.. Te escuchará,... ya se acerca, veamos como es y luego resolvamos..

- Te podría hechizar con una mirada, alguna especie de encanto, tal vez..

- ¡Sssshh!

Minya se acercaba mas y más al árbol donde se encontraban ambos centinelas, el príncipe pudo observar la belleza de su rostro, el fulgor de sus ojos verdes reflejaban la luz de la mañana, su boca era pequeña y risueña, acostumbrada a reír, de un color cereza muy hermoso, el cabello rojizo le caía en hermosas cascadas sobre sus hombros. El arco de sus delineadas cejas enmarcaban la mirada mas dulce y cándida que atrapaban el pensamiento..

Sus manos espléndidamente cuidadas parecían pertenecer a alguna princesa, manos parecidas solo había visto en Arwen, y en la Dama Galadriel, su piel era blanca y tersa, iluminada en el rostro con destellos rosados en las mejillas. Así era la dama elfa que había atrapado el corazón del príncipe elfo. Si emitía algún tipo de hechizo, él había caído.

- ¿ Rair? – preguntó la joven deteniéndose en el árbol después de ellos. - ¿estas allí?

Ascas le iba a contestar mas Legolas no le dejo.

- ¿Rair? – pregunto de nuevo Minya sin obtener respuesta alguna.

Después de unos momentos en que pareció observar los árboles a su alrededor con mas detenimiento, Legolas tropezó con su mirada, sentía que le traspasaban el corazón, el flechazo había llegado directamente a él, mas no hubo respuesta de ella, pareció no verle, no haberle reconocido entre las ramas de aquel árbol, Minya continuó con su camino.

- ¿Qué te pasa, Legolas? ¿Olvidaste la consigna?

- No.

- ¿Entonces? ¿Por qué me impediste contestarle? ¿Por qué no la interrogamos?

- No es necesario.

- ¿Cómo que no es necesario?

- Ella conoce a Rair, y él estuvo aquí antes que nosotros, así que la joven debe de ser de confiar.

- ¿Confías en Rair?

En verdad que el príncipe no conocía esa respuesta, muy poco fue el trato que él tuvo con Rair, un elfo mayor que él por 352 años, edad de su hermano mayor. Escuchaba los comentarios que varias personas hacían de él, las damas opinaban que era muy apuesto, todo un caballero, un elfo digno de cualquier princesa, su cabello negro y ojos verdes eran el objetivo de muchas elfas, mas algo les inquietaba desde hace un tiempo pues por mas que le llamaban, o le invitaban a sus reuniones, parecía inmune al encanto de las damas presentes, sonreía con todas y a todas atendía, mas nunca se le conoció algún amorío, de los caballeros en cambio, escuchaba que era un elfo de cuidado, no muy sociable y con un carácter fuerte, posesivo; a su vista simplemente fue un compañero de entrenamientos y buen competidor en los torneos de arco, donde Legolas alcanzaba el 1er lugar Rair obtenía por poco margen el 2do.

- Sólo sé que él esta de nuestro lado y no creo ninguna traición de su parte.

- ¡Bah! Aun así debíamos interrogarla.

- Mañana pasará por aquí, y si no es mañana será el siguiente.

- ¿Cómo lo sabes?

- Pues debe conocer muy bien a Rair, y por lo mismo lo busca por que sabe que esta aquí.

- ¿Será su pareja? ¿Su esposa?

El príncipe no lo había pensado, no vio si llevaba alguna sortija, creyó recordar que no, nada llevaba en sus manos. Mas la duda le asaltó. ¿Sería este el amor secreto que tenía Rair?.

Por su paso por la cueva Aragorn había tomado todos los víveres que aún encontró, así como las bolsas de viajes que ambos llevaban, casi sin daño alguno, pues los hombres de Pirré solo habían tomado las armas y los objetos de valor que encontraron a su paso.

Colocó las pertenencias al lado de su amigo y se detuvo un momento para observarle, su respiración era fatigosa, y su palidez era extrema, sus labios temblaban, mas no sabía a ciencia cierta si se trataba del aire helado que soplaba o por el veneno que poco a poco actuaba en sus venas. Busco entre sus pertenencias, y las encontró dentro de un pequeño morral, unas cuantas hojas de athelas podrían retrasar la acción de la poción, hizo nuevas vendas de una camisa que él llevaba y protegió la herida del elfo con ellas, le levantó un poco para darle agua a sus labios resecos.

- ¿Legolas? ¿Me escuchas?

El príncipe no respondía, su garganta le molestaba y batallaba para respirar, su debilidad era mucha, mas miro a Aragorn como despertando de un sueño.

- ¿Puedes pasar agua? Toma, bebe.

Aragorn sostuvo la bota en sus labios y le dio de beber poco a poco, sorbo a sorbo, el agua de Rivendel le hacía recobrar un poco el animo, un poco las fuerzas. El montaraz se preocupo, si antes había visto la preocupación en los hermosos ojos azules de Legolas, ahora lo que miraba no le gustaba nada, una tristeza profunda, una depresión total reflejaban  en apariencia la mirada de aquel elfo.


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'"  [Jun1] Bueno, es que no pude encontrar la palabra ingles..ya saben...^_^