Negación. Todos los personajes y lugares conocidos mencionados en esta narración  pertenecen a J.R.R. Tolkien, y son usados sin fines de lucro, Minya, Altadil, Ascar  y demás personajes ajenos a esta historia son de mi propiedad.

CAPITULO 16

El cuerpo triste de Legolas se enfilo por los caminos que una vez recorrió en sus momentos de felicidad, ahora lleno de tristeza, de desolación y con el corazón disuelto, embargado en profunda pena, los transitaba como en un sueño, como en una terrible pesadilla de la cual quería despertar. Su vida, sus anhelos, sus dulces quimeras que alimentaban el alma en sus momentos de mayor peligro, habían sido desechaos en un solo minuto, en una cruel realidad, sus pocas lágrimas derramadas habían sido el amargo elixir que tragaba mientras salía del bosque, la luz en su mirada era fuego a los demás, el despecho que había sufrido, la idea de que Minya hubiera tenido conocimiento de su secuestro le estremecía el alma, ¿como sería posible?

Se dirigía a su hogar sin hacer caso de nadie en ese momento, simplemente era un cuerpo sin vida ni conocimiento de la realidad, tal como un autómata entro al palacio, sin percatarse de que sus pasos eran seguidos por dos pares de ojos, unos, tristes y sombríos, afligidos por el desolamiento y la vergüenza, sin poder creer aquellas palabras que le habían llenado de rencor el alma que anteriormente palpitaba de felicidad y placer con cada día que pasaba, los otros en cambio, le miraban con triunfo y soberbia, sentimientos nuevos e inesperados que recientemente habían florecido en su alma a causa de la ventura de otros.

Se le vio llegar a su habitación por sus compañeros de viaje, quien haciendo una seña el uno a otro empezaron a sospechar que algo no marchaba bien, su cambio tan repentino era como el día a la noche en tan solo unos instantes, recordaban que había salido sin despedirse, tan solo disculpándose por retomar un asunto que dejaba pendiente cuando sus amigos estaban con el rey.

Altadil también había salido y solo el podría haberles explicado en ese momento, la razón que hacía el príncipe actuar en esa manera, pues a sus oídos recién llegaban noticias dolorosas, que encogían su corazón como si al él mismo le atáñase.

- ¡Ascar! ¿que dices?

- La verdad simplemente y mis compañeros aquí presentes no me dejaran mentir sobre el asunto.

- Pero no lo creo, no de ella.

- Pero tan es así, que creo que el mismo Legolas habrá comprobado ahora mismo, por sus propios ojos el objeto del engaño sobre el cual fue hecho.

- Pero Minya...

- ¿Tu le conoces?

- Claro, fue por mi que se hizo el cambio entre Rair y Legolas, ella me pareció la criatura mas adorable del reino la primera vez que le conocí, digna de todo del amor de mi hermano.

- Pero.. ¿Tu has sido el cupido que ha reunido esos dos corazones?

- No puedo merecerme un crédito cuando el mayor regalo que pudo darme mi fraterno se ha desvanecido en tan poco tiempo. ¿sabes tu que ha pasado?

- Por lo que he podido investigar, algo ocurrió en Minya que le hizo cambiar de opinión con respecto a Legolas.

- He de averiguar que ocurrió, gracias Ascar por tu confianza.

Altadil salió de la cámara de centinelas para dirigirse a tomar noticias sobre la joven dama con cierta prima que le conocía.

*****************************

Minya después de que Legolas le dejará para partir en su viaje, se comportaba como la dama mas feliz sobre la tierra, su corazón hinchado de felicidad y esperanza, le palpitaba como cien caballos a todo carrera, su dicha era inmensa y nada en el mundo podía ensombrecer tan claro porvenir. Buscaba en su cabeza las palabras correctas para presentarle a su madre y hermana, toda la dicha de su amor; aun no daba la noticia a su prima Denn´ya, aun no contaba sus ilusiones a nadie en el reino, quería esperar el momento adecuado, no trastocar los planes que había trazado su prometido, aun quedaba tiempo, aun faltaban una semana para la llegada de su amado, quería preparar bien el camino que debía de seguir su futuro, consultar con su prima sobre algunas cuestiones, pues la relación de los jóvenes no le era desconocida, mas aun ignoraban que habían unido sus almas en un lazo invisible que ataba la alegría de ambos.

Desgraciadamente, una oscura nube se cruzo por su camino, Rair le había encontrado al dirigirse al reino, y su rostro no le causo gran simpatía mas aun así le saludo, tan solo por agradecimiento, por cortesía, mas no así por la amistad que alguna vez les unió.

- Es una hermosa mañana para pasear, mi bella dama. – dijo arreglando su paso al de la dama.

- En verdad que el sol pinta hermoso, mas es un día nublado si se le compara con el que brilla en mi corazón – agregó ella sonriendo desdeñosamente

- ¿Y puede saber, este humilde servidor tuyo, a que se debe tan grato amanecer en tu vida? – preguntó Rair ocultando sus manos por detrás.

- Mi felicidad aun no es completa, aun espero el día en que mi sol ilumine aquel hermoso espacio donde habitara por la eternidad. No puedo apresurar aun el medio día.

- Espero muy en lo hondo, que no hallas caído en la ilusión de ese mundo de sueños.

- ¿Puedo saber a que te refieres? – interrogó ella deteniendo su paso.

- Digo que tu corazón es demasiado sagaz y precavido para verter toda su dicha en un sueño fallido. – manifestó Rair mostrando una simple sonrisa

- Explícate Rair, no me gusta el amargo sabor que tienen tus palabras, no empañes mi felicidad.

- ¿No te has dado cuenta de que juegan con tus sentimientos, ese par de hermanos a quienes llamas amigos?

- No sé de que me hablas, considero tanto a Legolas como a su hermano, señores honrados incapaces de cometer tal crueldad con mi corazón.

Rair tomó la mano de la joven y notó que empezaba a temblar, la besó delicadamente antes de que ella la retirará con frialdad.

- Te engañas, y lamento ser yo quien quite esa venda de tus ojos – expresó Rair dando un poco de tristeza a sus crueles ojos -  mas me duele mucho que jueguen con los sentimientos de las personas a quien estimo, yo mismo estaba por prevenirte, mas has decidido separarte de mi acercándote a él, aprovecho pues la ocasión de que su ausencia y te hago saber la verdad.

- Habla ya, explícate.

- Que desde el principio ambos han jugado contigo y tu no te has dado cuenta.

- ¿Que quieres decir? – cuestionó Minya palideciendo un poco

- ¿Sabes quien ha hecho el cambio de guardias? ¿ Quien ha cambiado mi guardia que tan celosamente llevé yo por mas de 150 años en ese lugar, tan solo por cumplir un capricho de hermanos?

- ¿Quien?

- Altadil

- Eso no me dice nada.

- Creo, dama mía, que tienes la gracia de conocerle, mucho antes que a su hermano, ¿cierto?.

Minya guardo silencio, ese punto era cierto, la joven había conocido al heredero, el día aquel que se presentó  a si mismo en la fiesta de su prima, habiendo sido recomendada al príncipe, para que confeccionara el vestido mas hermoso que alguna vez soñó realizar para una de las pretendidas de Alta, como le conoció.

En esa ocasión, le pareció el caballero mas brillante y apuesto que pudo conocer, serio gallardo y animoso, todo un gran señor elfo. Mas no le comentó ninguna palabra de su posición, ni su nombre por completo, argumentando que tenía la intención de que no se supiera por la agraciada, la fuente que había vertido tan hermoso presente. Nunca comento palabra alguna con su prima, pues esa orden del señor elfo, terminado su trabajo toda relación con el había sido simples y cordiales saludos cuando se le encontraba

Durante la confección de tan bello traje, tanto él como Minya habían tenido una comunicación directa, escuchaba con entusiasmo las ideas tan sublimes del príncipe, alguna vez le oyó decir que sería la delicia de cualquier elfo que cruzara su destino y que en verdad debería conocer a uno que ciertamente llevaba en la mente. Aquella palabras que le parecían simples halagos en aquel momento cobraron sentido en su corazón.

- ¡Eso no lo creo, no es posible!.- declaró Minya volviendo su cara a otro lado para no mostrar su sufrimiento

- Minya, reflexiona un momento, por favor, ¿crees que un príncipe como él se hubiera fijado en ti teniendo a tan bellas damas elfas a su lado?- demandó el centinela poniendo su manos sobre sus hombros obligándola a mirarlo.

- ¡Me insultas Rair! – dijo ella mostrando furia en su mirada.

- No te insulto, para mi vales mas que todo el reinado completo, entiende Minya, el quiere jugar, el quiere experimentar algo nuevo, quiere pasar un buen tiempo contigo haciéndote creer que eres la preferida de su corazón..

- ¡Es falso ese testimonio, no puede ser!

- Por favor Minya, me duele decirte que ha hecho lo mismo a tantas mas, y luego las deja para irse a buscar aventuras, tal y como paso contigo, entiéndelo.

- ¡Mientes! No quiero escucharte. – gritó la joven marchándose de su lado.

- ¡Ya ha pasado Minya, tu sabes muy dentro de ti que es cierto. Eres un juego para ambos!

Minyawethiel corría por todo el camino, corría triste y confusa, las palabras de Rair empezaban a roerle el alma, empezaban a crearle conflictos con sus sentimientos, no podía creer eso de Legolas, no de él, sus manos se buscaban una aotra, su pecho se sofocaba con cada paso, su palidez era extrema, mas intentaba reflexionar, ¿cuántas veces le había visto antes?, muy pocas, a decir verdad no recordaba, ¿cuál era la razón? Siempre estaba de viajes y aventuras, en encomiendas de su padre para volver después de un largo tiempo, ¿sería lo mismo esta ocasión? ¿estarían el y Altadil en ese momento hablando de ella? ¿Burlándose de ella? Riéndose de lo tonta que Minya había creído en las palabras del joven príncipe, ¿pero por que había entonces jurado? ¿era parte del juego ilusionar para después romper cruelmente un corazón? ¿era un favor el que Rair le hacía quitando tan cruelmente la venda a sus ojos antes de morir de tristeza?

Minya no entendía, sus miembros se agitaban, ya caminaba mas lentamente, su dolor era grande, su pena mayor, no era momento para ir con su prima, no era momento para volver a casa, quería estar sola, así que decidió en ir a aquel lugar que tanto le ilusionaba en el pasado, tomo asiento donde antes su amado le había besado y amado tanto, acariciaba el pasto a su alrededor, su mirada entristecida quería verter una lágrima, querían encenderse en cólera, mas su corazón la apaciguaba.

" En mi vida he caído en una trampa tan sucia y cruel, ¿cómo es posible que Legolas..? No, no puede ser, debe haber alguna explicación, Alta.. Altadil tampoco creo que.. Pero él a fin de cuentas es quien hace los programas de guardias, y aquella frase que me refirió..¿Ya habría hablado en ese momento con él? ¿Me habría conocido por casualidad? No lo creo, debe haber algún error.. Pero, he visto las damas elfas de la corte, todas tan bellas, luciendo trajes que alguna vez yo confeccioné, tan hermosas y espléndidas, tan jóvenes y dulces.. ¿Y yo? ¿qué tengo yo de especial? Una pobre madre que no hace sino dedicarse por completo al cuidado de una joven hermana mortal, un trabajo que no es mas que mi vida misma.. Y esa casualidad, esa casualidad maldita de que hallan cambiado los turnos, de que Altadil sea el príncipe, y yo sin saberlo, ¿por qué no habré yo averiguado en ese momento? Sería por que en ese tiempo Elenia estaba muy enferma y necesitaba yo del trabajo para poder atenderle.

Pero Legolas me preguntó si yo le conocía aquel día en el palacio.. ¿será tan buena su trampa que lo dijo tramándola con astucia para confundirme? No.. "

Tantas ideas pasaban por la idea de la joven, tan confundida estaba, recordando momentos con Altadil, con Legolas, los días en que confeccionaba ese traje, el día que topó con Legolas muy a propósito cayendo de aquel árbol, el día en que le atacaron los orcos y que le vio con Ascar, el primer beso, la imagen de Altadil en el salón de los grandes retratos...

Rair no se había separado mucho de ella y le siguió hasta aquel lugar observándola de lejos, veía que acariciaba el césped donde yacía, el árbol en que a veces tomaban descanso, debía ser un lugar muy frecuentado por ambos, ya que una camino se empezaba a trazar en el bosque. No dijo nada ni se acercó, volvió por el mismo sendero por donde había llegado, tomó la ruta hacia el palacio esbozando una maliciosa sonrisa en su rostro.

**************************

Haldir caminaban por los pasillos de un segundo piso, Aragorn le seguía de cerca, ambos deseaban saber cual era el problema que aquejaba a Legolas a su llegada a ese hogar que tanto anhelaba, la servidumbre de Thranduil les había mostrado sus habitaciones, próximas a las de sus hijos, así que no tuvieron mucho problema en encontrar la que debía de ser de Legolas, pues en una encontraron el equipaje de Altadil, y la otra, como lo suponían, se encontraba con la puerta cerrada.

Haldir tocó con fuerza mas nadie respondía a su llamado.

- ¡Legolas! – exclamó Aragorn llamando a su vez con mas vehemencia - ¡Abre! ¿qué sucede?

No escucharon mas respuesta, volvieron a llamar una vez mas decididos a echar abajo la puerta si no respondía esta vez a sus golpes.

- ¡Legolas! ¡Abre! ¡Queremos hablar contigo!

- Retírense, deseo estar solo

- No es bueno que estés a solas en tu estado, abre por favor – agregó Haldir con voz mas dulce pero firme

- No es asunto que les atañe, vayan a descansar.

La voz del joven elfo se escuchaba apagada, entrecortada y como forzada a salir con naturalidad.

- ¿Quieres que echemos abajo esta puerta? - -preguntó el montaraz casi gritando, su eco llego a escucharse traspasar por entero el salón y los pasillos. - ¡sabes que lo haremos si no...

- ¡Ya!, esta, ¡entren antes de que todo el reino se entere!

La puerta cedió a su resistencia y se abrió fácilmente. Encontraban al príncipe ensombrecido, pálido y con humor muy disparejo, el enojo afloraba en sus ojos y sus palabras salían con tristeza.

- Hemos deseado saber que es lo que te ocurre, ¿a que se debió tal cambio tan repentino?

- Ya les he dicho, hijo de Arathorn, que no es asunto de su incumbencia.

Haldir se acercó, mientras Aragorn usaba la fuerza, el podía utilizar la delicadeza que solo un elfo podía mostrar.

- Nos ha preocupado mucho el verte en este animo, tu que has llegado aquí con la mayor euforia del mundo, tu que has sido el primero en despertar y animarnos a llegar,  algo aquí debió atormentar tu corazón.

Las palabras del elfo le recordaban sus vanas esperanzas, su feliz llegada, y les volvió el rostro primero para después darles la espalda, encaminándose a un gran ventanal por donde se veía el cielo nublado y triste.

- Mi alegría se ha desvanecido, he llegado para no ser el mismo, ya no mas ilusiones que alimenten mi existir.

- ¿qué dices?

- Que ella me ha traicionado y a unido su amor a otro.

- ¿cómo es posible? – preguntó Haldir poniendo su mano en el hombro haciendo que le mirara.

El elfo se hallaba abatido, no sabía como había sucedido, ella no le había dado mas explicación que la escena que atestiguo y las palabras que recibió.

- ¡Es una ..!

- ¡Silencio, Estel! No toleraría que la insultaras estando tan reciente mi herida...

- Algo debe haber pasado, ¿preguntaste? Tal vez alguien mas la convenció, esa persona con la que esta, ¿le conoces? – interrogó el Loriende tratando de que le mirara

- Si.

- ¿Tienes alguna referencia? ¿ Habrá influido en ella?

- No lo sé, ella pareció...estar de acuerdo...ella..¡Estel! ¿a dónde vas?

- Iré a buscarla, una razón debe de tener – respondió el montaraz dirigiendo sus pasos a la salida.

- Te prohíbo que entres en esa materia que no te incumbe, no soy una jovencita para que intercedan por mi.. ¡Haldir! ¿a dónde vas?

El Loriende iba a seguir a Aragorn mas el príncipe le detuvo firmemente. El elfo mayor no pudo mas que pensar "una ultima oportunidad, un consuelo, un elfo!.."

- ¿Tienes necesidad de mi?

- ¿Que dices?

- Deseas hablar respecto al asunto, eso te podría ayudar, pero me gustaría mas que..

- Di.

Haldir expresaba una mirada de preocupación, no sabía como actuar ante Legolas ni que palabras expresar, nunca le había tocado ser el consejero en semejantes caso, el mismo nunca había tenido semejante experiencia con corazones rotos y abatidos.

- Me gustaría que hablaras con ella. Si su amor es tan grande como el que tu profesabas a ella, no debe de haber muerto, algún suceso debió pasar en tu ausencia que la hizo cambiar de opinión.

- Parecía muy resuelta, me aclaro que seguiría con nuestro compromiso si yo así..

- ¡¿Estas comprometido?! – exclamó Haldir asombrado

- Si, mas bien lo estaba, ella ha sido liberada de esa promesa..

- ¡Oh! Lo siento mucho, en verdad espero que pueda arreglarse.

*****************

Después de que Minya recibió tan cruel noticia por parte de Rair, aún se encontraba confundida, decidió hablar primero con Ascar el mejor amigo del príncipe, quien debía de tener una idea de los sentimientos de él con respecto a ella, sabía muy bien donde encontrarle.

- ¡Ascar! – decía ella acercándose a los árboles donde hacían sus rondas- ¿te encuentras por aquí?

Ascar escuchó su hermoso nombre en voz de una joven dama elfa, prestó todo oído para reconocerle, "Merien tal vez", pensaba, mas al ver a la compañera de su amigo, sonrió cortésmente

- ¡Ascar!

- ¡Ah! Dama Minya, ¿cómo se encuentra usted? Que gusto el poder saludarle de nuevo. – contestó besando cortésmente su mano

- Ascar, conozco que posees el titulo de mejor amigo de Legolas y a ti acudo en esta hora triste.

- Ese titulo llevo, y espero que por mucho tiempo aún. – decía el joven mientras hacia una sencilla reverencia – ¿Podría yo lograr que su rostro me iluminara con una sonrisa al hacerle algun favor?

Minya sonrió tristemente

- He tenido noticias muy crueles de los sentimientos que tiene el para conmigo, ¿podrías decirme si su amor por mi es verdadero?

- ¿Noticias crueles? No podría hablar por el, mas me parece que Legolas le ha expresado a usted sus sentimientos, a menos que me equivoque.

- ¿Te ha hablado de mi? ¿ te ha dicho algo sobre algún compromiso conmigo?

Ascar dudaba a donde quería llegar la joven, ¿acaso quería, como tantas otras forzar al joven príncipe al matrimonio? Legolas no le había aun confiado su secreto, aun no sabía que se había comprometido, tan poco tiempo había pasado entre su compromiso y partida que dejó a su amigo sin las buenas nuevas.

- Es muy reservado al respecto, mas solo sé que lleva una relación con su persona.

- ¿No le ha hablado de mi? – volvió a insistir ella aferrándose a una esperanza

- Muy poco.

- ¿Esa es su manera de comportase para con sus antiguas.. relaciones?

El elfo se encontraba en un aprieto, no sabía si sus palabras ayudaban o no a la relación, y tampoco las intenciones que tenía la joven al respecto a su compañero.

- A decir verdad no, el ha tenido para conmigo la amabilidad de expresar una o dos observaciones de las damas que alguna vez frecuentó, expresándose en los mejores términos, mas de usted...

- ¿Si?

- No he tenido la oportunidad de escucharle comentario alguno, mas lo que por fuerza he logrado averiguar.

- ¿Por fuerza?

- ¡Perdonadme! Pero como fiel amigo y compañero, que me considero, deseo la mejor suerte en el amor, así que trato de que me ilustre en las materias que atañen a su corazón, no deseo que algún sentimiento salga herido.

Minya dudo en ese momento, las palabras de Ascar le reafirmaban su sospecha, Legolas no había sido sincero con su amigo si no le pareciera que tramara algo ruin a sus ojos, no podía confiarle el juego que llevaba con ella por ser algo tan bajo y cruel.

- ¿Sabes que objeto tiene sus viaje?

- Me ha informado muy poco ya que en ese momento me encontraba yo indispuesto para acompañarle.

- Gracias Ascar, te agradezco mucho que me hallas abierto los ojos.

- No entiendo, dama mía, ¿sería tan amable de informarme que beneficio le he hecho a ustedes?

- A nosotros no, a mi si.

Y diciendo esto Minya camino cabizbaja hacia su hogar, retirándose a pensar y verter muchas lágrimas sobre su almohada. Ascar se quedó allí en medio del bosque sin saber si sus palabras habían ayudado o debilitado la relación de los jóvenes, comprendió el amor que debía sentir la joven por Legolas, y viendo la belleza y sencillez de la dama, sabía que su compañero era digno de tan hermosa joven elfa, sonrió cuando un pensamiento cruzo su cabeza, "si la he conocido antes que el.."dio un fuerte suspiro, murmuró "Merien" y de unos cuantos saltos subió al árbol mas cercano para seguir con su guardia.

" ¡Es un cruel elfo! ¿Cómo se ha atrevido a jugar con mis sentimientos? ¿Cómo ha podido atreverse a tanto? ¿Cómo es que ellos dos pueden tener paz en sus sueños si su comportamiento es de lo peor? Debe haber sentido que su conducta no era del todo correcta, puesto que no le ha dicho a su compañero la verdad acerca de nosotros, puesto que calla nuestra relación mas no habla de ella con respeto, mas tampoco.. tampoco para mal, pero, ¿por qué? Y si su viaje no tiene tiempo estimado de regreso..¿Pasara conmigo como a las demás? ¿Se marchó para no regresar en muchísimo tiempo dejando mi corazón desangrado?.. Mi alma me pesa, me duele y siente que la eternidad no durará mucho, me cuesta respirar el mismo aire viciado que el, mi amor ha sido mancillado, mis sueños han sido burlados, mi porvenir es tan oscuro y negro, que no vale la pena en pensar mas en ello, ¿dónde esta aquel orco que estuvo a punto de terminar con mi existir? Agradecería infinitamente el favor que aquella vez se le impidió concretar... "

La joven llegó a su casa desecha, su rostro pálido, su semblante afligido, sus manos nerviosas y el pesado caminar que llevaba, su madre preguntó la razón, mas por toda respuesta excusó un dolor, producto de una caída. Silotriel no le creyó, mas dejo que su hija se retirara a su habitación sin probar bocado.

Tirose Minyawethiel en su lecho, boca abajo trataba de contener los sollozos que exhalaba su cuerpo, con sus brazos trataba de ocultar las húmedas heridas que salían de su alma, su pecho se comprímia en fuerte compas, su mirada expresaba la tierna expresion del abandono y soledad, brillaban en sus luceros el final de sus ilusiones, se abrazó a su almohada para contener los debiles gemidos que salían de su boca.

************************

Aragorn había salido de palacio sin saber que ruta tomar, no sabía que preguntar ni a quien, solo recordaba el nombre de la joven y alguien debía conocerle.

Los pasillos cercanos a palacio estaban muy frecuentados de guardias, quien le miraban con un poco de desconfianza, contadas ocasiones habían tenido la oportunidad de ver a un mortal caminado entre ellos.

Preguntó a varias personas por ella, nadie pudo darle razón de la joven elfa, Rair había observado al mortal y con sospecha en su corazón se acercó al montaraz con aire desenfadado.

- He escuchado que busca a una joven en particular, ¿podría repetirme el nombre? acaso podría ayudarle en su encuentro.

Aragorn observó detenidamente de quien le había llamado por detrás. Su aspecto era galante y noble, mas en sus ojos había cierto brillo que no alcanzaba aun a comprender

- Gracias, he preguntado por la joven dama Minya, ¿le conoce usted? ¿sabe donde podría encontrarla? Tengo necesidad de hablarle

- ¿Podía saber quien le busca? – solicitó Rair repararando en la nobleza y grandeza que se reflejaba en los ojos del Heredero de Isildur

- Estel, de Rivendel

- ¡Un nombre es elfico!, ¿procede usted de ese lugar? – preguntó el asombrado centinela

- Así es, mas no tengo tiempo para explicarle mis generales, ¿dónde puedo encontrar a esa dama?

- ¿Cuál es el motivo de su búsqueda?

- No creo que usted tenga derecho a saber los asuntos que me atañen con ella. – expresó Aragorn desesperando un poco ante la conducta tan particular del guardia.

- Disculpe, mas ella me ha brindado el honor de compartir nuestra eternidad con ella, y deseo que no se le moleste en lo mas mínimo.

- ¡Eso no puede ser! Su corazón pertenece a Legolas, o al menos así lo manifestaba.

- Ya no es así, ha reconocido su error y ha vuelto a mi.- respondió el elfo haciendo un sencilla reverencia, para luego agregar seriamente -  Deje por favor de hacer tantas preguntas, que su corazón esta lo suficientemente dañado para sufrir mas por quien se aprovecha de ella.

Aragorn estalló en furia al escuchar tan terrible ofensa a su amigo.

- ¡Retire usted esas palabras, si no desea que sentir la caricia de mi puño sobre su rostro!

- No le temo a usted ni a ese.. príncipe que envía a sus emisarios a hacer el trabajo que a él le corresponde!

Rair desenvaino su espada, mientras Aragorn mostraba la suya, un cuerpo de guardias les cercó y el líder de ellos se interpuso en su camino.

- ¡Rair, la espada a su sitio!, señor, este es un reino pacífico, donde no se permite el duelo, ¿cuál es su nombre?

- Lo he dicho una vez, Estel proveniente de las tierras de Rivendel

- Mas ese es un país elfico y no creo que usted..

- '¿se atreve usted a dudar de mi palabra?' – preguntó Aragorn en elfico apuntando su punta al pecho del jefe de grupo

Altadil oportunamente pasaba por el lugar reconociendo al montaraz y observando el dilema en que se encontraba.

- ¡Alto! ¡Trancos!..

- ¡Su alteza! – exclamó el líder de la guardia mientras volviendo a guardar la espada para saludarle.

- Dejadle libre, yo respondo de él

El jefe de regimiento volvió a saludar e hizo una seña a Rair, para que le siguiese, una vez mas una reprimenda escucharía el centinela.

- Acompáñame, creo que nuestros caminos nos dirigen a donde mismo,...  – declaró el príncipe guiando a Aragorn lejos del centro de guardias que le cercaba.

Había creído adivinar el motivo de la pelea del montaraz, se alejaron mientras Aragorn le dirigía una intimidante mirada al guardia del reino.

- ¿Pero que es lo que pensabas al enfrentarte con un regimiento de guardias? – preguntó Altadil mientras le llevaba a parte.

- He buscado respuestas y no me las han querido ofrecer, ese Rair es una mala persona, mi corazón me lo dice, algo debió suceder para que Minya se halla decidido por el.

- ¿Qué has dicho?

- ¿No lo sabías? El mismo ha declaro que ella le ha elegido.

- ¿Legolas lo sabe?

- Lo debe de saber, ya que esta encerrado en su habitación después de hablar con ella.

- ¡Oh, No! .. – respondió el príncipe sintiendo gran pena en su corazón  - ¿qué buscabas tu con el? ¿Le conocías acaso?

- No, he preguntado por Minya, el se detuvo al escucharme, ¿sabes donde puede encontrarla?

- Me dirijo al lugar de una pariente de ella, debe encontrarse allí.. Acompañadme.

- ¿cómo es que sabes que Minya y Legolas terminaron?

- Me he enterado en la cámara de centinelas, donde he ido a arreglar unos asuntos pendientes.

- ¿sabes que le ha hecho cambiar de parecer? ¿Ha unido su vida a alguien mas? ¿A ese tipo?

- No, aun no..creo..vamos.

Ambos tomaron rumbo hasta la casa de Denn´ya.

********************

- ¡No puedo quedarme aquí! Antes no tuve el valor para preguntarle mas, mi corazón se encontraba destrozado, mas es necesario saber la verdad.

- ¿Qué has decidido? – interrogó Haldir levantándose de su asiento al ver la reacción de su amigo.

- Debo hablar con ella, esto no puede estar pasando debe haber una reacción.

- Te sigo..

- No, deseo hablar con ella a solas.

- así lo harás, pero no deseo que estés solo en el regreso, aún si este es feliz o desgraciado.

Legolas le miro y advirtió que la mirada de Haldir era pura y sincera, no dijo mas y se pusieron en camino. Salieron de palacio sin reparar que una turba de guardias se alejaban llevando a un guardia furioso entre ellos, quien hubiera con gusto regresado al enterarse de la presencia del recién llegado mas se enfilaba por otra dirección a su mismo destino.

- ¿Será necesario conseguir caballos?

- No, podemos ir por este camino, sígueme por favor.

Aun cansados por el viaje que habían hecho, aun con las nubes oscuras sobre sus cabezas su pies andaban tan ligeros como siempre, mas sus facciones eran tristes y meditabundas. Los dos hermosos elfos rubios pasaban por el camino que tantas veces había recorrido Legolas para encontrar a Minya en su trayectoria.

"¿Habrá sido enterada de mi paso por las minas que explotaban los Merkang del sur? ¿sabrá de lo que he pasado allí, de mi cabello, de mis heridas? No lo creo, mas las noticias malas corren con la velocidad del viento, y llevan lengua de fuego.. ¿Podría el amor que sentía por mi haber cambiado en tampoco tiempo? Mi alma se declara en agonía, aun mas grande que la que he sentido antes, si ella ha decidido cambiar de parecer, si su amor por mi fue una ilusión, confieso que no tendría el suficiente valor para seguir viviendo, que ella ha sido lo único que me ha traído con vida hasta aquí, que ella ha sido la única luz que ha iluminado mi tortuoso camino desde las minas.. Desearía haber muerto en aquél lugar, desearía haber encontrado mi fin con aquellas heridas en Rivendel o en otra parte, mi corazón sufriría menos por eso, aun llevaría su grato recuerdo en mi alma, aún saborearía la miel de sus labios en los míos, aun exclamaría al llegar mi hora su nombre, su hermoso nombre que es lo primero [Jun1] que a mi alma enaltecía, con gusto cambiaría en este momento mi ultimo suspiro por mi cruel agonía en este momento...."

- ¡Legolas!- exclamó Ascar al verle pasar tan cerca y no saludarle, iba acompañado de una  hermosa dama elfa que fijo instintivamente sus ojos verdes en el Loriende.

- Ascar, disculpa, tan absorto estoy en mis pensamientos. Haldir, capitán de guardias de Lorien, Ascacirithion hijo de Voronwë, mi mas fiel amigo y compañero.

Haldir y Ascar troncaron saludos, en los ojos de Haldir había un poco de envidia la persona de Ascar, en los ojos de Ascar el asombró llegaba al escuchar tan bello lugar, a los ojos de Merien solo Haldir existía en ese momento.

- Merien hija de Merendil.. – dijo Ascar presentando a su compañera, la cual no tardo en acercarse al Loriende y le mostró la mas coqueta reverencia que pudo realizar, sin dejar de sonreírle.

Legolas a nada atendía y no pudo enterarse de la semblante tan cautivador que expresó la joven dama y el nuevo color que había tomado las mejillas del centinela de Lorien, sin embargo, alguien mas estaba allí para atestiguar esas miradas y esas mejillas y no le agradaba lo que sus ojos observaban

- Síguenos, si así lo deseas.- declaró el príncipe empezando a tomar camino, Haldir le siguió mas Ascar vaciló al ver a Merien dar un pasó hacia ellos.

- Espera un momento,... Merien

La joven detuvo su marcha.

- Dime. – respondió ella con encantadora sonrisa

- Hazme el favor de regresar, este es un asunto delicado y no me agradaría disgustar a Legolas.

- No creo que mi presencia le desanime... – contestó ella sin apartar la mirada de aquel gallardo guardia de Lorien – incluso podría animar el animo de alguien mas..

- ¡Merien!

- Esta bien, como gustes, me retiro, discúlpame por favor con el..llos

- Lo haré, no te preocupes.

Merien suspiro sin percatarse de que sus ilusiones se apreciaban por la luz de sus ojos por aquel quien le acompañaba. Tomó camino de regreso balanceándose de un lado a otro coquetamente, como si acaso caminara entre nubes y sueños coloridos.

Ascar unió su paso a la pareja que ya le llevaba ventaja y poniéndose a un lado de Legolas le observó mientras caminaba y declaró:

- ¿Vas en su busca, no es así?

- Si

- ¿No es suficiente el daño?

- Debo saber la verdad de sus actos, ¿sabes a que se debe su cambio?

- No

Los tres avanzaban en silencio, habían tomado ya el camino hacia el hogar de la elfa, esperaban encontrarla por la ruta, ya después de mediodía era la hora en que acostumbraba ella regresar a su hogar después de pasar un tiempo con Denn´ya.

Mas no estaba en sus planes encontrarse con aquel centinela elfo que desbordaba ira y furia por las pupilas de sus ojos, quien después de un fallido encuentro con el montaraz, al darse cuenta del regreso de Legolas, deseaba ver satisfecha su cólera con el objeto de su desprecio, su porción de sangre humana le gobernaba en ese momento, envenenaba sus venas con celos y odio.

- ¡Rair!

- ¿Rair? – preguntó el Loriende deteniendo su paso

- ¿A que debo el honor de tan grato encuentro..su alteza? – saludo el centinela haciendo una hipócrita reverencia ante el paso de los elfos.

- No es asunto que te atañe, déjanos libre el paso.

- Es asunto que me atañe ya que vas en busca de una persona que no desea que la molestes mas.

- Mi problema es con ella, retírate.

- ¡No me retiro! Si deseas el paso debes pedírselo primero a mi espada

Tanto Haldir como Ascar se disponían a desenvainar.

- ¡Oh! ¿eres tan cobarde que dejaras que estos .. señores elfos hagan el trabajo que tus delicadas manos no pueden? ¿es justo dos contra uno?

Legolas alzó la mano e impidió que Haldir contestará con acciones a las palabras del medio elfo.

- Estos señores no interferirán en nuestro asunto, disponte a servirme de oponente. - anunció

Legolas desenvainando su espada con rapidez


PAGE \# "'Página: '#'
'"   [Jun1] Minya significa asi en su corta expresion "primero", confieso que no lo sabía, fue una casualidad. Ella se llama Minyawethiel que quiere decir "Yamira" pero ella es otra historia mia.