Negacion. Todos los personajes y lugares mencionados en este relato pertenecen a J.R.R. Tolkien, todos los desconocidos a la historia original demas son mios.
CAPITULO 18
- ¿Es aquí donde habita la joven? – interrogó Aragorn al príncipe que se detenía junto a una puerta blanca.
- Aquí es donde vive su prima y donde es probable que le hallemos.
Llamó el heredero con golpes firmes al cabo de unos instantes Denn´ya respondió al llamado.
- ¡Príncipe Altadil! – exclamó al ver a Altadil y reconociéndole.
- Saludos Denn´ya, ¿se encuentra Minya aquí?
La joven vio al heredero acompañado de un mortal desconocido que le intimidaba con regia mirada.
- Ella no desea ver a nadie.. Su alteza. – respondió la joven elfa evitando su mirada
- ¿Te ha dicho el porque?
- ¡Tenemos que hablar con ella! ¡Un malentendido ocurre aquí!
- El señor me disculpara pero no le conozco y no ventilare asuntos de mi familia delante de extraños.
- Los elfos me llaman en Estel y vengo de las tierras de Rivendel ¿eso le basta?
Denn´ya hizo una gentil reverencia mas no cambio su parecer
- Por favor, dama mía, es necesario que hable con ella. – insistió Altadil haciendo por entrar
- ¿Usaran la fuerza para lograrlo? – preguntó sorprendida impidiendoles el paso.
- No, nunca violaremos espacio en que no somos bienvenidos, mas por lo mismo le suplicamos nos de el consentimiento de hablarle.
- Le ha hecho usted mucho daño, su alteza.
- Tal vez lo hice, mas no fue mi intención, y mucho menos la de mi hermano Legolas
Al escuchar este nombre, Minya quien se encontraba a unos metros de allí volvió la cabeza al reconocer la voz.
- Por favor, si no quiere hablar con Altadil, por lo menos permita que yo le hablé ella, no me conoce y no tendrá por que dudar de mi
- Tampoco tiene razón para confiar en usted.
- Mas no tiene conocimiento de mi, no puede juzgarme, yo he sido testigo del amor que Legolas le ha profesado en este viaje.
- Eso no es suficiente, el pudo enviarle a usted para seguir el juego de ellos dos – sugirió la joven elfa mirándoles alternativamente.
- Eso no es verdad, el no sabe que estoy aquí, yo he visto como el amor de Legolas por esa dama, le salvó de la muerte a manos de.. mas ese no es mi secreto, solo a ella podría confiárselo.
- ¡Déjale pasar Denn´ya! –exclamó una voz desde la habitación - ... Sólo a él. – añadió
Aragorn hizo una seña al príncipe para que le esperara fuera, y así lo hizo. Conducido por Denn´ya, llegó hasta la parte trasera de aquel lugar, encontrándose con un bello jardín lleno de varios tipos de flores multicolor, Minya, si se suponía que era ella, le esperaba sentada en una linda silla color marfil, otra vacía le esperaba en frente de ella, la dama elfa le hizo seña de que tomara asiento despidiendo a su prima con una señal.
Los ojos de Aragorn no podían creer lo hermosa y dulce que lucía la joven bañada por una tibia luz del sol, que en vano trataba de traspasar aquellas nubes grisáceos. Sus ojos verdes reflejaban su tristeza, sus manos retorciéndose su nerviosidad y sus labios encarnados y temblorosos, las ganas de hablar mas también de callar.
- Debo suponer que es usted la dama de quien Legolas hablaba – expresó el mortal tomando asiento después de saludarle.
- ¿Ha hablado de mi? – preguntó tratando en vano en no mostrar ninguna emoción
- No mucho.
- Es lo que suponía. ¿cómo es que dice que mi recuerdo esta presente en el si no le ha hablado de mi?
- Sería mucho tiempo para contarle el viaje completo, yo mismo desconozco algunos detalles que no me fueron revelados, mas he escuchado a Legolas llamarla en su momento de enfermedad.
- Debe saber que un elfo no enferma, señor..
- Estel..
- ¿Esperanza? Enigmático nombre.. En fin decía que si usted es entendido de nuestra raza..
- Sabré que no enferman, mas si han sido heridos con un arma envenenada es posible que tengan fiebre y lleguen a morir.
Los ojos de la joven brillaron y sus labios vacilaron un distante al escuchar la noticia, mas consiguió decir:
- ¿Le han herido?.. Me pareció verlo en perfecto estado.
- La ayuda de la Dama Galadriel y su recuerdo le han ayudado a salir de tal trance, del que él mismo un momento dudo en salir.
- Eso me tranquiliza pues no le deseo mal alguno. Pero eso no es razón para que yo me olvide de la ofensa hecha a mi persona.
- Podría preguntarle, ¿De cual ofensa me esta hablando?
- ¿Se esta burlando de mi?
- No, dama mía, deseo saber su parecer, pues yo solo he visto una parte del juicio, al acusado mas no quien le acusa y el motivo de tal.
- El príncipe Altadil cambio los lugares de los centinelas, para que su hermano tuviera oportunidad de jugar conmigo.
- ¿Es eso? – preguntó el montaraz asombrado por semejante idea - Suena muy tonto a mi parecer, no sabía nada de eso.
- Altadil.. ¿el príncipe no le ha comentado nada? – inquirió ella
- Me ha dicho simplemente que le conoció a usted antes que su hermano y que esa casualidad le dio la idea de que era usted la dama elfa mas bella y dulce de quizás todo el reino y deseaba tomar el lugar de cupido uniendo sus corazones.
- Es lo mismo que pienso yo, jugó a ser un cupido sin tomar en cuenta mi corazón.
- Legolas tampoco sabía de ese supuesto juego y fueron ustedes quienes aceptaron las flechas del querubín.
- ¿quiere decir que solo fue una casualidad el que nosotros..?
- Simplemente siguieron sus corazones.
- Pero el se marchó, me prometió que..
- ¿Rompió su promesa?¿Acaso no regreso como lo tenía planeado? ¿Le falto en algo? – interrogaba Aragorn a la pobre elfa que le miraba con temor y culpabilidad
- No..creo que no..
- Pienso, dama mía, que sus sentimientos por él aun no están bien asentados – dijo poniéndose en pie, pues le disgustaba la poca fe que demostraba Minya en el amor que sentía Legolas por ella - y tal vez haga yo mal en tratar de remediar su ruptura, tal vez su amor aun no es lo suficiente maduro para seguir.
- ¡No! No diga eso- exclamó ella poniéndose también de pie - me han metido muchas ideas en la cabeza, y el que Altadil.. el príncipe Altadil no me halla dicho su verdadero nombre cuando le conocí y el cambio de guardias tan oportuno, me pareció todo..
- ¿Todo tramado en su contra?- preguntó Aragorn mirándola directamente a los ojos expresándole su enojo ante la actitud tomada por ella.
- ¡Oh! Por favor, ¿acaso he sido una tonta y ni imaginación voló demasiado?
- Legolas no merece tal duda respecto a su palabra.
Aragorn se hallaba totalmente disgustado con la joven, ¿cómo era posible creer semejante estupidez? ¿cómo se atrevió a desconfiar del amor de Legolas? "Ella no se merece semejante cariño, alguien mas debería tener él a su lado..." No queriendo buscar la respuesta a semejante pensamiento continua con la joven elfa.
- ¿Y bien? Por fin, ¿hablaré usted con él ofreciéndole una disculpa?
- Antes debo saber de sus intenciones
- ¿Duda de nuevo? Eso no me gusta para nada.
- No, no es eso, deseo averiguar que pensaba el príncipe Altadil al respecto como para cambiar de manera tan significativa mi destino
- Si eso es todo, rápido se puede solucionar el problema, ya que el esta aquí afuera, esperando para hablar con usted.
- ¡Ah! – exclamó la joven al ver que Aragorn se dirigía a la entrada y no le quedo mas remedio que seguirle.
Denn´ya se puso en pie una vez que los vio acercarse, Aragorn no le puso atención y abrió la puerta presentando al príncipe a ambas damas elfas. Minya hizo una reverencia al recibirle, Altadil se acercó a ella y le tomo la suave mano mientras sus hermosos ojos miraban tristemente los de ella.
- Lamento haber sido yo la causa de semejante enredo, pero le confieso que la primera vez que le vi y le conocí, no pensé en mejor compañera para mi hermano.
Semejante altruismo le impresionaba al heredero de Isildur quien no comprendía como es que Altadil no la hubiera tomada para ella.
- Su alteza.. ¿Usted fue quien realizo el cambio de guardias?
- Si, he sido yo, mas mi hermano no estaba enterado de eso, pues recién había regresado de un largo viaje.
- Me dice usted que ¿no hubo ningún deseo de burlarse de mi persona? ¿Que el amor que nos profesamos Legolas y yo es verdadero?
- Así es, todo lo que él le halla manifestado en cuanto a sus sentimientos es verdad, nunca acostumbra a decir mentira de ninguna especie.
Los ojos de Minya se humedecieron y pintaron de visible alegría, y no pudiendo ocultar su emoción sin pensarlo se tiro en brazos del príncipe.
- ¡Oh! Gracias, gracias por aclárame todo esto, ¡Oh! ¡No sé como podré agradecerle – exclamó la joven abrazando fuertemente al príncipe.
- Tan solo haga la felicidad de ese hermano mío que no ha pasado un día sin recordarle a usted - exclamó Altadil recibiéndola en sus brazos con sorpresa.
- ¿Dónde podré encontrarle después de ese mal recibimiento que le di? - alejándose y componiendo su postura.
- El se encontraba en el palacio la ultima vez que le dejamos...- respondió el montaraz sonriendo - se quedo con Haldir.. – agregó borrándosele casi instantáneamente la sonrisa.
- Denn´ya, prima mía, tu que has sido testigo de mis lagrimas, ¿me perdonaras que deje tan abruptamente tu hogar?
La prima que en todo este diálogo había permanecido muda, le sonrió y asintió con la cabeza. Aragorn, Altadil y Minya salieron de la casa de Denn´ya animosos de encontrar a ese joven príncipe. Saliendo del pasillo los tres observaron por las escaleras por donde deberían de proseguir, para encontrarse dos figuras conocidas llevando a otra persona en brazos subiendo presurosas por ellas.
- ¡Haldir! – exclamó Altadil – ¡Aragorn! Me equivoco ¿o en verdad llevaba Haldir en sus brazos a Legolas?
- Me pareció que si... inconsciente
- ¡Legolas! Oh, no..¿qué habrá pasado? ¡Vamos por favor! – agregó la joven adelantándose al paso de los demás.
Haldir y Ascar llegaban a puertas de palacio, buscando a un sanador para que atendiera a Legolas.
- ¡Ascar! Tu que conoces mejor a la gente de aquí, ve a buscar a un sanador..
- Si, de inmediato.
Partió el elfo de cabellos oscuros por la planta baja atravesando por todo el salón y llegó hasta la cocina donde encontró a un guardia hablando con la joven cocinera quien viendo a Ascar llegar se separó del centinela.
- Dime, Trina, ¿dónde se encuentra el sanador de palacio? ¡Es urgente que venga!
- Lo siento, Ascar – interrumpió el centinela – Se ha librado un encuentro con un regimiento de Orcos en los límites sur del reino, y han partido para ese rumbo los tres sanadores de palacio.
- ¡No puede ser! ¿Habrá alguno por allí que pueda venir? ¿Alguien del reino?
- El único que conozco vive relativamente cerca, pero tardaré quince minutos en ir y en..
- ¡Parte pronto! Y no regreses sin el..
Así lo hizo el centinela.
- ¿Puedo ayudar en algo? – preguntó la cocinera
- No creo que ayuden en mucho, pero haz hervir agua, trae mantas y paños limpios y..
- ¿Alguien va a dar a luz?
- No, que Legolas esta herido y... Adiós..
Ascar salió de aquellas cocinas para dirigirse hacia las habitaciones del segundo piso donde estaba Haldir con Legolas, mas un grito le detuvo.
- ¡Ascar! – gritó Altadil
- ¡Su alteza! ¿qué alegría me da el verle! Mas..
- ¿Legolas? ¿dónde esta él? ¿Que ha pasado? – preguntó Aragorn
- Ha sido herido en una batalla con Rair. – respondió el guardia elfo mirando con desconfianza al mortal que así le hablaba
- ¡imposible que mi hermano pierda en un duelo!
- No perdió, su alteza, mas sin embargo antes de morir Rair ha lanzado un petardo envenenado que le llegó al cuello. He buscado un sanador mas todos han salido a atender a los guardias en una batalla.
Minya a todo esto se encontraba detrás de Aragorn y Altadil, y el centinela no pudo observar cuanto dolor causaba esta noticia a la dama, primeramente, que Legolas estuviera gravemente herido cuando ella venía a ratificarle su amor, no podía perderle ahora que todo había sido aclarado, y segundo la desilusión que le había causado Rair al utilizar sus conocimientos para tal fin, pena y lástima sintió por él al llegar a usar algo tan bajo en su batalla.
- ¡Minya! – exclamó Ascar al verla con lágrimas en los ojos - ¿Estas tu aquí? ¿Después de lo que le me dijiste en la mañana?
- ¡Ascar! ¿Dónde esta? ¡quiero verle!
- Vamos Ascar, tal vez yo pueda ayudarle – afirmo el mortal con seguridad
- Tal vez no sea el momento para presentaciones, mas si usted puede salvar a mi amigo le estaría eternamente agradecido. Siganme por favor
En las habitaciones de Legolas, Haldir se ocupaba en atender a Legolas quien en momentos abría los ojos con desesperación tratando de respirar. Lo había recostado en su cama, cuando su desmayo lo permitió.
- ¡Legolas! ¡calma, amigo! Ascar ya a salido a buscar ayuda, resiste por favor.
- Aaahh.. no... puedo..
- Respira, tranquilo, no te agites..
-
Legolas le tomaba de la ropilla atrayéndolo hacia el, como buscando su apoyo, su palidez asustaba a Haldir, quien recordaba lo cerca que estuvo de perderle en Lorien y no quería que ahora aquí en su hogar le perdiera de forma tan dramática.
- No.. respirar...- decía Legolas con voz entrecortada.
- Legolas.. ¡Por favor! – exclamó Haldir.
El príncipe volvió a caer en el desmayo, el Loriende solo sostenía un cuerpo inerte, su respiración era muy débil y apenas podía observar el movimiento que realizaban hacer sus pulmones. El corazón de Haldir se estremecía al verlo así, sin ningún animo, sin ninguna respuesta. Desabotono sus camisas y le dejo con el pecho desnudo como si eso pudiera ayudarle en algo.
Altadil, Aragorn y Minya siguieron presurosos a Ascar quien les precedía. La puerta de la habitación del príncipe elfo permanecía abierta, y al fondo se observaba a un rubio elfo de rodillas junto a la cama del joven, tratando de reanimarle.
Altadil y Ascar entraron enseguida mas Aragorn detuvo a la joven al franquear el umbral.
- Será mejor que espere aquí afuera, Minya.
- No, ¡yo quiero verle!, ¡quiero estar con él!
- Aún no sé como se sienta Legolas al respecto, pero su presencia en lugar de ayudarle puede empeorar su condición.
- No, Estel, no me deje aquí con esta angustia.
- Espera aquí.
- ¡No! Si el muere..
- Tu estarás allí mas no deseo que se apresure a andar por esos caminos, así que espera..
Aragorn cerró la puerta dejando a la joven palidecer detrás de ella.
Mientras el Loriende sostenía a Legolas por un lado de la cama, Aragorn se acercó por la otra, de manera que pudiera observar bien la herida provocada en su cuello.
- No sé cuanto pueda hacer yo por el, no sé si el veneno a envenenado toda su sangre, lo primero será remover esa punta. Ascar, toma tu cuchillo mas fino y pequeño y ponlo sobre fuego hasta que este al rojo vivo.
- Aragorn, respira con dificultad, cada vez le es mas difícil.
Legolas volvió a abrir sus ojos con premura, el aliento le faltaba y se aferraba fuertemente a las ropas de Haldir como si deseara no entregarse a los brazos de la desesperación y de la muerte.
- No.. no.. no puedo..
La joven cocinera llamó en ese momento, para después entrar a la habitación, mostró los paños limpios y el agua hervida a Altadil, quién pidió que se lo pasara al montaraz el cual limpió la entrada del petardo cuidadosamente. Dio unas hierbas al joven Ascar y salió de allí.
Había olvidado Trina cerrar la puerta detrás de ella y Minya pudo ver como el mortal y otro elfo trataban en vano de reanimarlo y aplicarle los primeros auxilios, se asusto de ver aquella escena, de mirar como su amado trataba en vano de tomar aire y se aferraba a su compañero.
- ¡Legolas! – exclamó aterrorizada acercándose al lecho.
El joven príncipe le escuchó y la vio acercarse, tomó a Haldir mas cerca de él y le susurró al oído.
- No quiero.. verla.. ella..no...
- Bien, descuida.
- ¡Minya! Sal de aquí por favor. – ordenó Aragorn al darse cuenta de la presencia de ella.
- ¡No! ¡Yo quiero verle! No deseo dejarle.. ¡Legolas!
Legolas le veía con tristeza y con mucha pena y desesperación volvió a decir a Haldir
- Ella... fuera.. no..
Haldir en tono mas duro que el del mismo Aragorn, volteo su cabeza y con fría mirada y grave voz dijo a la joven:
- Salga de una vez de aquí, ¿no ve que esta haciendo esto mas difícil?
Minya cubrió su rostro con ambas manos y Altadil la rodeo con un brazo para indicarle el camino de salida. Una vez fuera enjugó las lagrimas de la joven con su pañuelo y tomándole de la barbilla le dijo:
- Por favor, deja que mi hermano se recupere, ya tendrás tiempo para hablar con él.
- Pero si el muere.. si no consigo su perdón..
- No te preocupes, creo que debe encontrarse en las mejores manos del mundo. Así que ten fe y espera aquí.
Aragorn había tomado el cuchillo que le ofreció Ascar y ahora se encontraba a punto de abrir una pequeña incisión en el cuello de Legolas.
- Va a ser un poco doloroso
Legolas no respondió y mostró su piel delicada a Estel dispuesto a sufrir la intervención, Haldir sostenía su mano la cual sentía apretarse mas con cada milímetro que el montaraz cortaba.
- No dejes que se mueva, solo quiero sacar el petardo y no causarle una hemorragia mayor.
- No te preocupes sigue, el no se moverá.
Puso entonces el capitán de Lorien su mano sobre el rostro de Legolas evitando así cualquier movimiento. Aragorn trabajó delicadamente, abriendo un ligero surco sobre la herida, brotaba sangre de ella, coloreada de negro, indicando que se hallaba contaminada, rogaba el mortal por que no hubiera contaminado toda su torrente sanguíneo al grado de no poder reponerle con sus cuidados.
Al fin extrajo el petardo, limpió nuevamente la herida, mas observaba que Legolas no se movía, una explicita mirada le indico a Haldir que verificara el estado del elfo. Respiraba aún, mas muy débilmente, casi no podía sentirse su aliento, sus ojos plenamente cerrados.
Ascar ofreció hierbas medicinales a Aragorn quien las tomó y puso en el agua hervida y aun caliente. después de unos minutos remojo un paño en aquella agua y paso la franela sobre el cuello de Legolas, para después hacer lo mismo con su pecho. Deseaba el montaraz extraer lo toxico del veneno si no por la sangre por el sudor que le causara aquel calor.
- No sé si hago bien, pues he visto esta practica antes en humanos mas no se si es efectiva a los elfos.
- ¿Qué es lo que necesitas? – preguntó Ascar acercándose un poco al montaraz
- Cubrir a Legolas enteramente, proveerle el mayor calor posible
- ¿Eso de que servirá? Si no puede respirar bien podríamos asfixiarle. – observó el elfo de Lothlorien
- Su cabeza quedara descubierta mas lo demás.. debe de estar lo mas caliente posible. Ascar..
- Dime
- Trae baldes con agua caliente, lo mas que se pueda, los dejaras aquí y el vapor hará el demás trabajo. Altadil cierra toda ventana o abertura.
Altadil hizo lo pedido y cerró ventanas y cualquier abertura que se encontrará en la habitación mientras Ascar abandonaba el cuarto, quien sonrió débilmente a Minya brindándole una esperanza y sin decir mas palabra se dirigió a donde Trina se encontraba.
- Yo me quedare para cuidarle –añadió Haldir sin soltar a Legolas.
- No es necesario, yo puedo ayudar a sanar su herida mas su cuerpo hará lo demás.
- Su cuerpo necesita calor. Yo se lo daré.
Aragorn se encontró en una situación que no esperaba, quería brindarle caricias sanadoras a Legolas que a la vez le infundieran calor y ternura, dos elementos muy necesarios en cualquier curación, mas con el elfo allí no podría concentrarse, tampoco podía despedirle diciendo que el mismo se encargaría de tal tarea pues no podía cambiar los paños curativos ni darle calor al mismo tiempo.
- Bien, pero tendrás que soportar el calor que hará aquí al igual que yo
- Todo lo soportare, deseo que Legolas se restablezca pronto.
Altadil no entendía bien la conversación que llevaban elfo y mortal mas creyendo hacer lo propio por su hermano dijo:
- ¿Desean que mi cuerpo les provea también de calor?
El mortal y el elfo de Lorien se ruborizaron al vislumbrar en sus mentes la misma escena pecaminosa, Aragorn estuvo a punto de gritar que si, Haldir solo abrió la boca sin decir nada, mas detuvieron sus ansias y recobraron la compostura. Entre ambos se entendían y no querían mezclar a nadie mas en sus asuntos privados.
- No.. no es necesario Altadil
- Nosotros podremos atenderle.
- Bien, entonces iré a ayudar a Ascar con el agua
Salió Altadil de la habitación, ahora mostrando una mejor sonrisa a la pobre Minya que sollozaba en una silla del pasillo.
- ¿Cómo se encuentra? Por favor dígame su alteza que me muero de inquietud.
- Espero que se reestablezca, mas necesita de reposo. Espera, y confía.
Minya se sentó, suspiró, espero y confió.
Haldir y Aragorn se quedaron por fin con un desmayado Legolas, el montaraz cubría su cuerpo con las mantas de la cama mientras Haldir se apretaba contra él frotándole acogedoramente los brazos infundiéndole calor.
- Pocas veces he visto a un elfo transpirar, mas sé que si es posible.
- Es necesario mucho calor para lograrlo ¿ se recuperará?
- Ya que el dardo productor del veneno ha sido removido confío en que la cantidad que absorbió su sangre sea muy poca y pueda recuperarse por si mismo, además puede liberar tóxicos mediante la transpiración.
Así continuaron por horas, Ascar entraba y salía cada hora para cambiar las cubetas y vigilar a ese par de "amigos" cuya actitud le había parecido un poco sospechosa con tanto cariño y atención prestada a su amigo.
Con tanto calor en la habitación, Aragorn se despojo de sus camisas dejando al descubierto su febril pecho a un elfo hambriento de caricias, mas el aspecto del mortal no removían mucho sus pensamientos e ilusiones, en cambio cuando el capitán de guardias de Lorien cedió su lugar al mortal, otros ojos brillaron en el montaraz, de espaldas a el y cercano al ventanal de la habitación, Haldir esperaba arrebatar una ligera brisa fresca por las fisuras de la cerradura.
Descubrió enteramente su dorso, mostrando a Aragorn lo firme de sus pectorales así como unos bien torneados abdominales. Sujeto su cabello suelto con un lazo para luego tomar algunos paños limpios y remojarlos en el agua inundada de hierbas y reemplazar la curación de Legolas.
Pasaba su mano acariciando el cuello de Legolas, apenas y tocando la herida mas que con el paño, Aragorn quitó los cabellos del príncipe que ya empezaba a surcar en su frente gruesas gotas de sudor, sus manos se cruzaron un momento por encima del rostro del joven elfo inerte, Haldir retiro la suya que se hallaba bajo la del montaraz, quien no la apartaba.
El elfo miró a Aragorn sin afectación, mas el mortal transpiraba además de sudor, gruesas gotas de excitación, el Loriende adivino tales pensamientos mientras agitaba levemente su cabeza para remover tales ideas.
- ¿Tu también sufres por él? – preguntó Aragorn
- Sufro por que le estimo y por tercera vez te repito que deseo lo mejor para él.
- ¿Aunque no sea a tu lado?
- El es libre de decidir y yo respeto eso.
- Eres digno de admiración – declaró Aragorn retirando los cabellos de las sienes del elfo, acarició su mejilla y sus dedos se deslizaron por su cuello.
- Me confundes, no deseo tus caricias.
Legolas se encontraba en un punto entre el sueño y la realidad, no podía abrir sus ojos, los párpados le pesaban demasiado, mas no era ajeno a lo que pasaba en la habitación. Rezó para que sus mejillas no mostraran lo que sentía al escuchar tal conversación.
- ¿Has sentido alguna vez las caricias de algún mortal?
- Solo de las mujeres mortales.
- ¿Por qué dices que no deseas mis atenciones si no has experimentado tal sensación?
- No siento alguna atracción por el heredero de Isildur.
- ¿En verdad? ¿No podría hacerte cambiar de parecer?
- ¿Deseas ponerme a prueba? – retó el elfo con mirada suspicaz.
El príncipe deseaba despertar, ansiaba no encontrarse allí para ser mudo testigo de las ansias de estos dos, no quería tales proezas en su habitación, no sería capaz de volver a descansar en ella.
Por encima de él, Aragorn sin dejar de abrazar a Legolas, atrajo a Haldir suavemente. Cruzaron los labios del elfo mayor una sonrisa incrédula antes de toparse con los del mortal que le esperaban con ansias. Se envolvieron en un abrazo varonil, sin dejar ningún momento de atender al desvalido, los labios del mortal eran salados y ásperos para el gusto de Haldir, mas había en ellos un total sabor a pasión y lujuria que el loriende nunca había degustado, en cambio para el mortal, la suculenta boca de Haldir presentaba un exquisito bocado.
Débiles gemidos de gusto y placer en el encuentro, ponían en seria desventaja al elfo que estaba entre ellos, apresado por dos orgullosos guerreros, su respiración se iba agitando un poco mas. "¡oh! ¡Que no se olviden de mi presencia! ¿sería posible salir de aquí? ¿Cómo escapar ante esta asfixia inminente?¡Aragorn!¡Haldir!¡dejen de una vez sus juegos y libérenme de esta tortura!¿cómo escapar?"
Aragorn libero a Legolas inconscientemente, Haldir ya no apresaba las compresas en su cuello, ambos se encontraban sobre la cama, el elfo de rodillas y el mortal sentado, recibiendo y dando caricias.
Entrada la noche Thranduil regreso con sus guardias y sanadores en una marcha triunfal sobre el batallón de orcos que habían entrado por los límites del sur del reino, encontraron a Altadil, Ascar y Minya conversando en la antesala al salón principal, su actitud era preocupante así que despidió el soberano rey a sus seguidores para hablar a solas con ellos.
- Tienen rostros tristes y cabizbajos, ¿qué es lo que ha pasado Altadil y por que no los he visto encabezar las filas de carga? – preguntó el monarca enfurecido por no ver a ninguno de sus hijos dirigir las marchas ontra los orcos.
- Padre, Legolas ha sido herido y le hemos traído para que le atiendan, arriba están dos personas que pueden ayudarle.
- ¿Herido?¿Orcos le atacaron?¿Cómo se encuentra? Ascar..
- Su majestad, el estuvo en una pelea con..con otro guardia y resulto herido.
- ¿Perdió un duelo un hijo mío? ¡Inconcebible!, mas le valdría a haber muerto que perdido su reputación.
- No, padre, el ganó el duelo mas una sucia jugada le hicieron, viendo su rival su próxima muerte, lanzo contra Legolas un dardo envenenado
- ¡Ah! Eso es otra cosa, y muestra la verdadera naturaleza de nuestra sangre que no usa ese tipo de armas tan deshonrosas y crueles. En fin, ¿cuál es su estado?.. – preguntó el rey mas viendo a la joven elfa entre ellos dos agregó - ¿qué hace esta dama aquí? No es la primera vez que le veo..
- Su alteza, mi nombre es Minyawethiel y yo..
- ¿Si?
Altadil salió en ayuda de la dama y decidió explicar la relación que llevaban su hermano y la joven y el fin que esperaban de esa relación.
- Padre, creo entender que ella es la prometida de mi hermano y desean llegar al matrimonio.
- ¿Matrimonio? ¿Qué mi palabra no cuenta en este asunto? ¿No eres tu el heredero al reino una vez que yo surque los mares? ¿No eres tu el que primero debe tomar ese paso? – preguntó Thranduil enfureciéndose
- Padre, tu no entiendes..
- Claro que entiendo y una vez que Legolas se recupere tendré unas cuantas palabras que decirle. Mas en este momento me ocupa la llegada de los invitados.
Y diciendo esto el rey se marchó a sus habitaciones si ni siquiera despedirse de ellos. Minya quedo muy confundida, Ascar muy pensativo y Altadil no se sorprendió con la reacción de su padre pues bien conocía el carácter del soberano.
